TesisDocBesteiro-Entrega Finalmodificada
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Tesis doctoral
DOCTORANDO:
DIRECTOR:
CODIRECTOR:
HOJA
SIMBOLOGÍA v
ABREVIATURAS ix
TABLAS x
FIGURAS xiv
GRÁFICOS xvi
AGRADECIMIENTOS xx
DEDICATORIA xxi
RESUMEN xxii
ABSTRACT xxv
Capítulo 1. Introducción
2.1 INTRODUCCIÓN 28
2.1.1 Antecedentes 29
a) Forestaciones juveniles 31
b) Forestaciones adultas 32
Página | i
c) Pinus vs. Eucalyptus 33
d) Forestación vs. Bosque nativo 34
e) Forestación vs. Pastizales 35
2.2 MATERIALES Y MÉTODOS
2.2.1 Área de estudio
2.2.1.1 Estancia el Centauro (EEC) 37
a. Clima 37
b. Hidrología 39
c. Uso y cobertura del suelo 40
2.2.1.2 Predio Forestal Dolores (PFD) 44
a. Clima 45
b. Hidrología 45
c. Uso y cobertura del suelo 46
2.2.2 Precipitación 51
2.2.3 Intercepción 56
2.3 RESULTADOS
2.3.1 Precipitación 60
2.3.2 Intercepción 67
2.4 DISCUSIÓN 81
3.1 INTRODUCCIÓN 87
3.1.1 Sistemas hidrológicos atípicos 88
3.1.2 Escurrimiento bajo forestaciones 89
3.2 MATERIALES Y MÉTODOS
3.2.1 Morfometría 91
3.2.2 Escurrimiento superficial 96
3.3 RESULTADOS
3.3.1 Morfometría de la Estancia El Centauro (EEC) 100
3.3.2 Morfometría del Predio Forestal Dolores (PFD) 103
3.3.3 Escurrimiento superficial 106
3.4 DISCUSIÓN 111
Página | ii
Capítulo 4. Infiltración y aguas subterráneas
4.1 INTRODUCCIÓN
4.1.1 Infiltración y recarga freática 115
4.1.2 Métodos de estimación 118
4.1.3 Aguas subterráneas y las forestaciones 119
4.2 MATERIALES Y MÉTODOS
4.2.1 Área de estudio
4.2.1.1 Estancia El Centauro (EEC)
a. Características edáficas 124
b. Descripción de series de suelos 127
c. Características geológicas 127
d. Variables de interés 128
4.2.1.2 Predio Forestal Dolores (PFD)
a. Características edáficas 130
b. Descripción de series de suelos 132
c. Características geológicas 132
d. Variables de interés 134
4.2.2 Infiltración 135
4.2.3 Flujos subterráneos 138
4.3 RESULTADOS
4.3.1 Infiltración 141
4.3.2 Flujos subterráneos 152
4.4 DISCUSIÓN 158
Capítulo 5. Evapotranspiración
5.1 INTRODUCCIÓN
5.1.1 Concepto de evapotranspiración 163
5.1.2 Evapotranspiración potencial, real y de referencia 164
5.1.3 Metodologías de cálculo 166
5.1.4 Evapotranspiración en plantaciones de pino y eucalipto 168
5.2 MATERIALES Y MÉTODOS
5.2.1 Cálculo de por el método de FAO Penman-Monteith 173
Página | iii
5.2.2 Determinación de para vegetación atípica 174
5.3 RESULTADOS
5.3.1 Valores de por desarrollo de método FAO 56 181
5.4 DISCUSIÓN 195
Capítulo 7. Conclusiones
Bibliografía
BIBLIOGRAFÍA 211
Anexos
ANEXOS 237
Página | iv
Simbología
A Área de la cuenca
Área basal
Almacenaje
Coeficiente de Inconsistencia
Coeficiente de Consistencia
Déficit
Evaporación
Evapotranspiración
Evapotranspiración Potencial
Evapotranspiración Real
Evapotranspiración de referencia
Página | v
Excesos hídricos
Número de pixeles de una imagen plana ortogonal con vista libre del cielo
H Diferencia de altura entre el punto más alto y más bajo de una cuenca
Intercepción
Día juliano
Conductividad hidráulica
Coeficiente de cultivo
Página | vi
Coeficiente de transpiración del cultivo para la etapa media de desarrollo
P Perímetro de la cuenca
Precipitación total
Precipitación efectiva
Precipitación neta
Percolación profunda
Escurrimiento total
Latitud en radianes
Escurrimiento superficial
Rh Relación hipsométrica
Escurrimiento subsuperficial
Escurrimiento subterráneo
S Coeficiente de almacenamiento
Porosidad eficaz
Transpiración
Tc Tiempo de concentración
Página | vii
Variación de almacenaje
Varianza de la muestra
Varianza de la muestra
Página | viii
Abreviaturas
Grupos Hidrológicos GH
Número de Curva NC
Página | ix
Índice de tablas
II.4. Precipitación anual media para la serie histórica (53 años) y serie de
muestreos (3 años). 65
Página | x
III.1. Cuadro de clases de formas correspondientes a distintos rangos del índice
de compacidad adaptado de Mármol (2006) 92
III.2. Valores de número de curva para suelos con diferentes usos. Adaptado de
Gaspari et al. (2009). 98
IV.6. Red de monitoreo freático de las áreas de estudio, indicando los códigos,
profundidad y cota. 135
IV.7. Variaciones máximas y medias del nivel de capa freática entre los distintos
usos/coberturas del suelo en EEC. 144
IV.8. Variaciones máximas y medias del nivel de capa freática entre los distintos
usos/coberturas del suelo en PFD. 145
Página | xi
IV.13. Variaciones de contenido de agua freática por aporte horizontal a nivel
predial, expresadas como láminas acumuladas anuales. Parámetros para
el cálculo de los caudales subterráneos de entrada y salida modales en los
predios EEC y PFD. 157
V.5. Valores mínimos (mín), medios (med) y máximos (máx) mensuales de los
coeficientes únicos de cultivo ( ) correspondientes a las plantaciones
forestales y situación natural de la Estancia El Centauro (EEC). 182
V.6. Valores mínimos (mín), medios (med) y máximos (máx) mensuales de los
coeficientes únicos de cultivo ( ) correspondientes a las plantaciones
forestales y situación natural del Predio Forestal Dolores (PFD). 183
Página | xii
V.13. Balance hidrológico mensual de Thornthwaite ajustado en función de un
factor de cultivo diario, calculado para una plantación de E. camaldulensis
de la pampa deprimida (Parcela 3) y un valor de retención de agua útil del
suelo de 841,2mm. 189
V.16. Principales componentes del balance hidrológico anual para los tres años
de estudio en EEC y PFD. 197
Página | xiii
Índice de figuras
I.1. Distribución porcentual de los componentes del balance hídrico junto con el
tiempo de permanencia general indicada para cuencas hidrográficas
pequeñas en buenas condiciones de cobertura forestal y en condiciones de
clima templado. Extraído de Giraldo López (2002) 5
II.7. Localización geográfica del Predio Forestal Dolores (PFD), con caminos de
acceso e hidrografía característica. 44
II.9. Plano del loteo del campo, con los rodales donde se colocó el instrumental
de muestreo. 48
Página | xiv
II.13. Secuencia de imágenes (de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo)
indicando la instalación de un colector de escurrimiento fustal en un árbol
de pino. 57
III.3. Localización de la Cuenca del Arroyo Langueyú. Adaptado del Atlas 2010
de Cuencas y Regiones Hídricas la República Argentina. 104
III.5. Mapas base de usos del suelo para las áreas de estudio, correspondientes
a la EEC (izquierda) y PFD (derecha). 108
IV.2. Mapa de suelos del Predio Forestal Dolores. Adaptado de INTA (2011). 131
IV.5. Cinta métrica adaptada para medición de los niveles de capa freática. 137
Página | xv
Índice de gráficos
II.2. Análisis de doble masa para una serie de 53 años (período 1959-2011),
correspondiente a las estaciones EEJH y EMAD. 61
Página | xvi
II.13. Distribución de los componentes precipitación neta ( ), trascolación ( ) y
escurrimiento fustal ( ) en relación de la precipitación que incide sobre
una plantación de E. camaldulensis en el PFD (Parcela 3). Regresiones
lineales junto a funciones y coeficientes de ajuste. 69
Página | xvii
IV.1. Curva de infiltración potencial instantánea en un suelo encharcado. Fuente:
Muñoz y Ritter (2005). 116
IV.2. Evolución de los niveles de capa freática bajo cuatro coberturas vegetales
de la pampa ondulada. Niveles de capa freática expresados en metros
sobre el nivel del mar (msnm). 141
IV.3. Evolución de los niveles de capa freática bajo tres coberturas vegetales de
la pampa deprimida. Niveles de capa freática expresados en metros sobre
el nivel del mar (msnm). 142
Página | xviii
V.8. Comportamiento de la , y (expresados en mm de lámina) para
un ciclo hidrológico promedio de una plantación de E. camaldulensis de la
pampa deprimida (Parcela 3). 190
Página | xix
Agradecimientos
Quiero agradecer a CONICET por haber hecho posible la ejecución de mis estudios
doctorales a través de su sistema de becas y a la Facultad de Ciencias Agrarias y
Forestales de La Plata por ser el lugar donde he logrado formarme como profesional, tanto
de grado como de postgrado, y donde siempre me he sentido muy cómodo en el
desempeño de mis actividades.
Por último, pero no por eso menos importante, agradezco a mis padres, hermanos y
amigos que han sabido soportar todas mis ausencias haciéndome sentir todo su apoyo y
confianza, y especialmente a mi señora, hijo e hija en viaje -los amores de mi vida-, cuya
existencia y compañía valoro por sobre todas las cosas.
Página | xx
Dedicatoria
Página | xxi
Resumen
Página | xxii
coeficientes de cultivo de las especies forestales a fin de cuantificar la evapotranspiración
de los distintos cultivos evaluados.
Se concluye finalmente que las forestaciones realizan un uso más exhaustivo del
agua frente a las coberturas herbáceas. Sus canopeas determinan altos porcentajes de
intercepción que reducen el agua que alcanza el suelo, y una vez que lo hace, se
encuentra con un mantillo que reduce la posibilidad de escurrir superficialmente y facilita su
infiltración en el suelo. Esta infiltración, facilitada por un aumento de la porosidad y la
hidrofobicidad de la materia orgánica, es rápidamente absorbida por la forestación y
Página | xxiii
liberada al ambiente. La existencia de un acuífero libre a menos de 6m de la superficie del
suelo constituye un aporte de agua extra para las forestaciones, que la utilizan activamente
cuando las condiciones ambientales son propicias, al punto de generar depresiones de
más de 2m de profundidad y convertir sitios naturales de recarga en sitios de descarga
neta. Uno de los problemas más alarmantes del consumo de agua por parte de las plantas
esta dado por la posibilidad de salinización de los suelos y napas, cuestión que ha sido
abordada intensamente por estudios locales y es necesario seguir profundizando.
Página | xxiv
Abstract
Since the XIXth Century the importance of including afforestation in the Argentinean
Pampas has been highlighted because of its unique capacity to modify the water dynamics
of these environments. The low slopes, the saline-sodic soils and the shallow water table
constitute a very fragile environment threatened by the progressive advance of agriculture
and intense animal use. All these characteristics determine long periods of drought followed
by floods with severe consequences to the livestock production. Under these conditions
erosive processes depend largely on changes in land use and productive activities.
Worldwide demand for forest products as well as fiscal support has turned the attention
towards these environments for the development of afforestation. Nevertheless, the effect
of afforestation is not clearly evident due to the fact that it has been introduced in farms in a
circumscribed and isolated way. A proper understanding of the effect of afforestation in the
water system can help to find ways to improve the management of water, and hence, to
improve the productive activities that are very often affected by floods and droughts.
The aim of the present study is to evaluate the hydrological effects of fast growing
afforestation in two localities of the pampean prairie in order to identify criteria for the
management of water in plain environments. During a three year period the different
components of the water balance were determined and analyzed in afforestation of Pinus
radiata Don and Eucalyptus viminalis Labill in the rolling pampa and in Eucalyptus
camaldulensis Dehnh and Eucalyptus viminalis Labill in the flooding pampa. With this
purpose the following specific objectives were established: 1) To analyze the rain
distribution under adult afforestation of Pinus radiata Don, Eucalyptus viminalis Labill and
Eucalyptus camaldulensis Dehnh in two localities of the pampean prairie; 2) To model the
runoff under current land use conditions and simulate possible scenarios considering a
change in land use (conversion from pasture to afforestation); 3) To evaluate fluctuations in
the water table at farm level to determine relationships of charge/discharge under the land
uses considered in each studied site, and 4) To establish a simple methodology to estimate
the crop coefficient in order to quantify the evapotranspiration of the considered
afforestation.
The results obtained in relation to rainfall indicate that pines have a higher
interception capacity than eucalyptus, which is directly related to the age of the stands.
Página | xxv
Using the methodology of the curve number by means of the hydrological model L-THIA
NPS, an important reduction of the annual runoff in the conversion of pasture to
afforestation was established. This model proved to be a powerful tool for the diagnosis of
superficial water runoff behavior in hypothetical situations of land use. At an underground
level, it was confirmed that the afforestation studied in the flooding pampa increased
infiltration processes in periods with excess water, and also increased water deficit in
periods with low rainfall because of increased phreatic water discharge. In contrast the
afforestation of the rolling pampa decreased water discharge during dry seasons or low
rainfall and increased infiltration processes in periods of excess water. It was observed that
while some stands acted as preferential sites for discharge, others were able to facilitate or
interrupt recharge when compared with other land uses or coverage. Finally, the
methodology developed to calculate the evapotranspiration demonstrated that the
conversion from pasture to fast growing afforestation generated an increase of the
evapotranspiration of 51-87% when compared to the natural situation and turned the hydric
performance from positive to strongly negative for most of the time. This represented an
extra contribution of 35-67% above the median annual precipitation, establishing that the
pine stand has a minor water yield (groundwater discharge) than eucalyptus, and within the
latter, that the stands of E. viminalis have a higher water yield than E. camaldulensis.
Finally it is concluded that afforestation make a more exhaustive use of water when
compared with pastures. The canopy intercepts more water and reduces the amount that
reaches the soil, the water that reaches the soil does not drain superficially so easily
because of the litter and tends to infiltrate in the soil. This infiltration, facilitated by an
increase of the porosity and hydrophobicity of organic matter, is quickly absorbed by
afforestation and released to the environment. The existence of a phreatic aquifer at less
than 6m from the surface constitutes an extra supply of water for afforestation that is used
when needed, generating depressions of more than 2m deep and turning natural sites of
recharge in sites of net discharge. One of the main problems related to water consumption
by plants is the possibility of the salinization of soil and water tables. This issue has been
treated in local studies and there is a clear need to keep on studying this matter.
Página | xxvi
Capítulo 1
Introducción
1.1 INTRODUCCIÓN GENERAL
Página | 2
24% está destinado a usos múltiples, sin una actividad predominante; el 12% está
dedicado a la conservación de la biodiversidad; el 8% tiene funciones de protección del
suelo y el agua; el 4% se destina a funciones sociales y el resto presenta funciones
desconocidas (FAO, 2010a).
Página | 3
1.1.2 El ciclo del agua y las forestaciones
Página | 4
Figura I.1. Distribución porcentual de los componentes del balance hídrico junto con el
tiempo de permanencia general indicada para cuencas hidrográficas pequeñas en buenas
condiciones de cobertura forestal y en condiciones de clima templado. Extraído de Giraldo
López (2002)
Página | 5
Figura I.2. Componentes del ciclo hidrológico para un árbol individual de la llanura
pampeana tomado como sistema objetivo.
1
es el agua subterránea que fluye directamente al océano y evita, de esta manera, las aguas
superficiales.
2
La descarga natural corresponde al agua subterránea que alcanza la superficie (emerge por
exfiltración) para conformar el flujo base.
3
Término proveniente del inglés “Canopy” y esta del latín “Canopus” (famosa ciudad egipcia
conocida por sus grandes lujos), que sirve para indicar el hábitat que se encuentra en el dosel forestal. La
canopea de un árbol individual se refiere a la capa superior de sus hojas (Colaboradores de Wikipedia,
2013a).
Página | 6
atraviesa libremente el dosel forestal4 (trascolación), es interceptada por ramas y hojas y
eventualmente se pierde a la atmósfera como vapor de agua (intercepción) o, superada la
capacidad de retención de la planta, escurre por hojas y ramas hasta el suelo
(escurrimiento fustal). Del conjunto de agua que alcanza el suelo -precipitación neta5-, una
parte escurre por la superficie (escurrimiento superficial), otra parte se evapora
(evaporación) y el resto penetra en el suelo para humedecerlo (infiltración), drena hasta la
zona saturada (recarga o infiltración efectiva), o se pierde hacia capas más profundas
(percolación profunda) fuera del alcance de las raíces donde no puede ser utilizada por el
metabolismo del árbol (transpiración).
Otras vías de entrada de los sistemas forestales están dados por: la precipitación
horizontal6 y el escurrimiento superficial ( ). De estos, el primero constituye un fenómeno
significativo en el caso de los bosques nublados de América central (FAO, 1995) o de
Tenerife (España), donde ya los aborígenes hacían uso de él (Suárez, 2009), y el segundo
es sumamente bajo en los sistemas llanos y, de ocurrir, es de tipo mantiforme, con largos
períodos de permanencia en las depresiones del terreno (Fuschini Mejía, 1994; Usunoff et
al., 1999).
4
Capa aérea vegetal. Se define por el conglomerado de tallos, hojas, ramas, flores y frutos de las
diferentes especies que crecen y se ubican en la parte aérea del bosque o copas de los árboles.
5
Agua que efectivamente llega al suelo forestal (trascolación + escurrimiento fustal) y abastece al
ciclo hídrico de un bosque (Huber y Oyarzún, 1983).
6
En el interior de un bosque hay un aumento de precipitación que se escapa al pluviómetro corriente,
pero que se comprueba directamente, por las gotitas de agua de la niebla condensada, que se mueven
horizontalmente, se depositan en las copas y forman gotas que escurren al suelo. Este fenómeno ha sido
llamado “precipitación horizontal y condensación oculta” (Giraldo López, 2002)
Página | 7
plantas se ubican en el siguiente orden, de acuerdo a las cantidades de agua que
interceptan: pinos > eucaliptos > otros árboles latifoliados > rastrojo > pastizales. Esta
mayor demanda de agua por parte de las forestaciones, se debe a que, en general,
presentan mayor área foliar, una mayor rugosidad de dosel y acceso a fuentes de agua
más profundas que los pastos (Kelliher et al., 1993; Canadell et al., 1996; Calder, 1998;
Jackson, 1999; Schenk y Jackson, 2002).
Página | 8
desfavorables de humedad edáfica se observan picos de 6-8mm/día (Kallarackal, 1992;
Waterloo 1994). En el caso de plantaciones maduras, con defoliación estacional o con
estrés hídrico, los valores usualmente decaen a 1-3mm/día (Monteny et al., 1985;
Waterloo, 1994) o menos, bajo condiciones muy estacionales (Roberts y Rosier, 1993).
La magnitud que toman todos estos flujos bajo las distintas condiciones climáticas,
tipos de suelos y especies vegetales reviste gran importancia en la dinámica hídrica de los
sistemas llanos. El estudio de estos flujos bajo plantaciones forestales, resulta entonces
necesario para anticipar tanto sus efectos deletéreos como beneficios ecosistémicos.
Página | 9
1.1.3 Efecto de las forestaciones en el ciclo hidrológico
La cobertura vegetal de los bosques influye sobre todos los procesos hidrológicos:
intercepción de la lluvia (Huber y Oyarzun, 1984), variación en la evapotranspiración
(Nosetto et al. 2008), retardo del escurrimiento y el aumento de la infiltración (Bruijnzeel,
1997). La acción de los sucesivos estratos sobre la circulación del agua, se evidencia en
una modificación en las vías de escurrimiento hacia los cursos de agua o en su infiltración
hacia el subsuelo (Mármol, 2006). Wooldridge (1970), por su parte, considera que el
mantillo forestal es especialmente importante para mantener las tasas de infiltración
rápidas y por lo tanto tiene influencia en las variaciones de los niveles freáticos. Por otra
parte, la incorporación de la materia orgánica en los suelos minerales, de manera artificial
o por medios naturales, aumenta su permeabilidad como resultado de una mayor
porosidad (Pritchet, 1991).
Jackson et al. (2005), a partir del estudio de más de 600 observaciones alrededor
del mundo, afirman que las plantaciones provocan una disminución en el caudal de los
cursos de agua equivalente a 227mm por año globalmente (52%), lo cual significa que un
13% de éstos permanezcan completamente secos por al menos un año.
Página | 10
clima húmedo y un relieve muy plano con pobres redes de escurrimiento superficial, puede
brindar un aporte adicional de agua para los cultivos y, en ciertas circunstancias, tornarse
perjudicial cuando causa anegamiento y anoxia al cultivo (Jobbágy et al., 2007a).
Página | 11
En lo que refiere a los bosques nativos, se puede nombrar el estudio llevado a cabo
en Tierra del Fuego por Frangi y Richter (1994), donde se concluye que el agua no
representaba una limitante para los bosques basales de Nothofagus y los componentes del
ciclo hidrológico están asociados a variables de sitio como: regímenes de precipitación,
relieve y suelos, y a factores estructurales de los bosques, como ser: estructura, fenofases
foliares, biomasa, índice de área foliar y arquitectura, entre otras.
Página | 12
En provincia de Buenos Aires Jobbágy y colaboradores (Jobbágy et al., 2006b,
2008; Jobbágy y Jackson, 2004, 2007; Engel et al., 2005) han estudiado el ciclo hidrológico
de las plantaciones forestales con especial atención en el uso de agua subterránea y su
relación con los pastizales. Estos autores observaron que las forestaciones hacen uso de
las aguas subterráneas, para suplementar en un 25-50% a las precipitaciones (~67% del
consumo anual en E. camaldulensis), a la vez que ocasionan la salinización local de los
suelos de porosidad intermedia (6kg/m-2 de sales bajo E camaldulensis), al impedir la
recarga de napas y lixiviación de sales. Esto se atribuye al mayor consumo de agua que
hacen las especies forestales frente a los pastizales, que se traducen en aumentos del 40-
80% de las pérdidas por evapotranspiración (Nosetto et al., 2005). Por otro lado, no
descartan el uso de forestaciones para revertir el ascenso de napas freáticas (Jobbágy et
al., 2006b; Jobbágy, 2011), problema severo en Australia, donde se sugiere un cubrimiento
del 70% de las cuencas (George et al., 1999).
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profundidad del nivel freático (Laurencena et al., 2005; Rojo et al., 2008; Jobbágy et al.,
2007a; Vázquez et al., 2011). Esta situación conforma un área de suma fragilidad ante
eventos hidrológicos extremos, de déficit o de excedentes hídricos (Montico, 2004), que
genera un alto grado de incertidumbre frente a las consecuencias de estos cambios sobre
el ambiente natural y su capacidad productiva a largo plazo.
Por más de un siglo, los árboles han sido introducidos en chacras y estancias, y se
han mantenido circunscriptos a sectores reducidos y aislados entre sí. Su efecto como
reguladores de los problemas ocasionados por las secas e inundaciones a través de su
incidencia en la carga y descarga de napas, control del escurrimiento hacia los arroyos,
elevado consumo de agua y alto poder evapotranspirante, no ha sido dilucidado aún, lo
que hace incipiente el estado de conocimiento al respecto.
El común acuerdo, indica que los ambientes planos como la llanura pampeana
argentina, están caracterizados por escasas pendientes y capas subterráneas de agua
muy superficiales y en ocasiones aflorantes (Laurencena et al., 2002; Vázquez, 2003; Auge
et al., 2006; Jobbágy et al., 2007b; Nuñez et al., 2007). Constituyen, de esta manera, un
ambiente afectado por largos períodos de sequías seguidos de inundaciones con severas
consecuencias en la producción pecuaria, donde los procesos erosivos se encuentran
relegados, en gran medida, a los cambios de uso del suelo y actividades productivas (Sala
et al., 1981; León y Burkart, 1998; Vázquez et al., 2011).
Página | 14
interrelación aguas superficiales-aguas subterráneas, y que impulsen, ulteriormente, a la
actividad forestal como una nueva actividad, complementaria a la actual y que es
reconocida a nivel mundial por sus cualidades para modificar la dinámica hídrica de estos
ambientes (Ameghino, 1884; Pritchet, 1991; Gottle y Sène, 1997; Mármol, 2006; Besteiro,
2010).
Página | 15
1.2 FUNDAMENTOS DE LA ELECCIÓN DEL TEMA
En el último siglo, los problemas vinculados con los excesos hídricos son
enfrentados por medio del desarrollo de infraestructura hidráulica que, a pesar de ser
necesaria en ciertos casos, no es suficiente para garantizar el uso sustentable del agua, la
salud humana y el desarrollo económico.
Por estos motivos, se debe avanzar en el estudio del impacto hidrológico de las
forestaciones de rápido crecimiento en la llanura pampeana, para lograr una correcta
gestión del recurso agua.
Página | 16
1.3 ELECCIÓN DE LAS ÁREAS DE ESTUDIO
Página | 17
Los sitios experimentales dentro de estas subregiones, poseen un carácter predial
debido, básicamente, a la escasez de áreas amplias y densamente forestadas,
suficientemente representativas de estas regiones. Éstos, serán referidos bajo la
denominación de ‘’Estancia El Centauro’’ (EEC) y ‘’Predio Forestal Dolores7’’ (PFD) (Figura
I.3).
Figura I.3. Ubicación geográfica de los sitios experimentales utilizados como áreas de
estudio y señalados como EEC (Estancia El Centauro) y PFD (Predio Forestal Dolores)
dentro de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Se indican además las cuencas, regiones
y subregiones a las cuales pertenecen estas áreas de estudio.
7
Para trabajar en PFD se realizó un convenio marco entre la empresa Alto Paraná S.A., ex-Faplac,
bajo el expediente N° 200-820/09
Página | 18
1.3.1 Sistemas llanos en la pampa ondulada
La pampa ondulada ocupa una angosta franja a lo largo del margen derecho de los
ríos Paraná y de la Plata, con una suave ondulación del terreno resultante de la erosión
fluvial (Pérez et al., 2009). Se encuentra limitada al norte con la Provincia de Santa Fe y al
sudoeste con la pampa arenosa, y abarca una superficie del orden de los 3.200.000Ha
(PROSAP, 2010). Es considerada como uno de los territorios agroproductivos más ricos
del mundo, con suelos fértiles, producto del depósito de las cenizas volcánicas del
cuaternario, relieve suave, y la existencia general de abundante agua subterránea que solo
hace poco comenzó a explotarse intensivamente para riego (Morello et al., 2000). Esta
subregión se caracteriza por un régimen subhúmedo-húmedo (PROSAP, 2010), con
precipitaciones anuales de 850mm-1000mm anuales, distribuidas en forma más o menos
uniforme en las cuatro estaciones (Morello et al., 2000), las medias anuales son de
900mm, con mayor incidencia en el verano y menor en el invierno. Las temperaturas
extremas alcanzan -9ºC en julio y 41,5ºC en enero, con un período de heladas que
comienza a fines de mayo y finaliza a principios de setiembre (PROSAP, 2010).
Página | 19
principal factor de degradación de los suelos. Su consecuencia es una marcada
disminución del porcentaje de materia orgánica en la capa arable, producto de excesivas
labores (pulverización de los agregados) en las etapas de preparación de camas de
siembra de los diferentes cultivos (manejo-monocultivo trigo-soja). Estos factores, sumados
a las características de los suelos y las del paisaje, han determinado que una de las zonas
potencialmente más productivas se encuentre actualmente con más del 75% de su
superficie total afectada por diferentes problemas de degradación (PROSAP, 2010).
Página | 20
Se encuentra caracterizada por un clima sub-húmedo mesotérmico, con un régimen
pluviométrico isohigro de lluvias distribuidas a lo largo de todo el año que oscilan entre
750mm y 1000mm, con frecuentes períodos de inundaciones invernales o primaverales y
de déficit hídrico estival (León y Burkart, 1998; Batista et al, 2005). Sus suelos son
hidrohalomórficos del suborden Natracuoles y Natracualfes (Miaczynski, 1995; Soil Survey
Staff, 2006), con un horizonte arcilloso, baja permeabilidad y alto contenido de sales
sódicas (Salazar y Moscatelli, 1989; Lavado, 1992). La capacidad de infiltración de un
horizonte Bt sódico típico alcanza valores de 0,001mm/día, con un techo cercano a los 10-
20cm de profundidad, inferior a 17mm/h de infiltración básica (INTA, 1977; Vázquez et al.,
2001). Esta situación explica el porqué varios autores (Sala et al., 1981; Lavado y
Taboada, 1988), hayan desestimado la existencia de relaciones entre la altura del nivel
freático y el agua acumulada en superficie, al detectar que en momentos húmedos y de
nivel freático alto, la calidad del agua de la parte superior del acuífero ubicada a unos 40cm
de profundidad posee una composición química totalmente distinta a la superficial.
El relieve sumamente llano, con una pendiente promedio inferior al 0,1%, llega en
sectores próximos a la costa a valores cercanos al 0,001% (Batista et al., 2005). Esto
conforma un área de concentración de escurrimientos superficiales y subsuperficiales por
excelencia (Vázquez et al., 2011), donde las aguas se estancan y forman lagunas y
bañados (Pérez et al., 2009). El agua de escurrimiento no alcanza a modelar una red de
drenaje desarrollada y por eso los sistemas fluviales son muy escasos (Etchevehere, 1961;
Tricart, 1973). Los excesos de lluvia invernales y los déficits estivales, el drenaje lento, y el
carácter salino sódico de los suelos determinan que, en gran parte de la pampa deprimida,
sea frecuente la alternancia de anegamiento y sequía de variada intensidad (Sala et al.,
1981; Batista et al., 2005). Esta situación se agrava por el diseño de la red vial,
frecuentemente en dirección transversal al del flujo de agua y la construcción de
numerosos canales clandestinos, sin un criterio integral sobre el funcionamiento hidrológico
regional (Vázquez, 2003).
Más del 70% de las grandes inundaciones se han observado con eventos
extraordinarios de otoño-invierno, con una duración media del período anegado de cinco
meses (Vázquez et al., 2011). El resto ocurrieron durante la primavera, debido a una mayor
demanda de la , con una duración media de tres meses o menos (Posadas, 1934;
Barbagallo, 1983), lo que refuerza la idea que el principal componente vertical que controla
el volumen de agua superficial es la (Vázquez et al., 2011).
Página | 21
En virtud de los impedimentos que presentan estos ambientes para la agricultura, se
reconocen extensos pastizales semi-naturales (León y Burkart, 1998) sujetos a situaciones
de estrés periódico asociados a sequías e inundaciones, donde la dinámica del agua
superficial y profunda responde, salvo en los períodos de inundación, a diferentes procesos
y funcionan independientemente (Sala et al., 1981). En este escenario, los problemas
vinculados al agua no sólo se refieren a ésta como recurso sino como peligro (Andrade y
Scarpati, 2008). La actividad productiva de cría de ganado, regulada por la propia dinámica
estacional, productividad y calidad de los pastizales naturales, se encuentra actualmente
amenazada por cambios productivos y de uso de tierra que atentan contra el sostenimiento
del sistema. Durante la última década la región registró un notable aumento de la carga
animal por hectárea ganadera (Vázquez et al., 2008), acompañada por un avance de la
frontera agrícola equivalente al 10% de la superficie ocupada por ganadería (Maresca,
2010), lo cual se traduce en el aumento y concentración de la actividad ganadera por el
avance de la frontera agrícola sobre los suelos más productivos de la región y un aumento
en la intensidad y concentración de la actividad ganadera.
Página | 22
1.4 ORGANIZACIÓN DE LA TESIS
Página | 23
disminución de la superficie forestada. El Capítulo 4, titulado Infiltración y aguas
subterráneas, trata del drenaje vertical de agua en el suelo con especial atención en la
infiltración efectiva (recarga freática). Se inicia con la determinación de la infiltración bajo
los distintos usos/coberturas del suelo y se concluye con el análisis de la dinámica de
aguas subterráneas y la conformación de diagramas de flujo. Con esto se busca interpretar
la incidencia de las forestaciones en la carga/descarga del acuífero libre inmediato
(freática) e individualizar el componente de infiltración del balance. Finalmente, en el
capítulo 5 se atiende el componente de evapotranspiración de referencia y de cultivo para
cada una de las situaciones contempladas. Para esto se aplicó el método de la FAO
Penman-Monteith y los procedimientos y recomendaciones estandarizados para la
estimación de los datos climáticos faltantes. Se individualizan los componentes de
evaporación y transpiración, por medio del cálculo de los coeficientes de cultivo ( y ),
y la evapotranspiración del cultivo ( ) correspondiente a cada especie, cobertura y
densidad considerada. En estos capítulos se trabajan los objetivos específicos de la tesis
(apartado 1.5).
Capítulo 7. Agrupa las discusiones parciales de cada capítulo para ser presentadas
de forma integrada para una mejor comprensión de la dinámica hídrica de las plantaciones
forestales en distintos ambientes la llanura pampeana. Se destacan los aspectos más
importantes de la tesis para volcarlos en las conclusiones finales
Página | 24
1.5 OBJETIVOS
3. Evaluar las fluctuaciones del nivel de capa freática a nivel predial, como base
para determinar las relaciones de recarga/descarga bajo los usos/coberturas
considerados en cada sitio de estudio.
Página | 25
estos, que el rendimiento hídrico de los rodales de E. viminalis superará a los de E.
camaldulensis.
Página | 26
Capítulo 2
Intercepción de las
precipitaciones
2.1 INTRODUCCIÓN
8
Los eventos de tipo convectivo, si bien pueden ser menos frecuentes, traen asociada una mayor
cantidad de precipitación, por lo que es muy razonable afirmar que estos fenómenos son responsables de
una mayor proporción de los excesos de precipitación que se registran (Sarochar et al., 2005). Por el
contrario, los eventos de tipo estratiformes afectan áreas más extensas y tienden a ser débiles y de larga
duración.
Página | 28
La intercepción, por su parte, constituye la porción de la precipitación que incide
sobre el dosel forestal y queda retenido en él. En esta redistribución, la parte del agua de
lluvia que no es retenida, alcanza el suelo del bosque en forma de precipitación neta. A su
vez, la precipitación neta se compone de dos vías: del agua que atraviesa libremente el
dosel o gotea desde hojas y ramas en forma de precipitación directa (trascolación), y la
que utiliza como senda de fluidos el fuste de los árboles para alcanzar la superficie el suelo
o escurrimiento fustal (Huber, 2003). El valor de escurrimiento fustal representa una
proporción muy baja de la precipitación total y adquiere relevancia al alcanzar la base de
los troncos, donde se concentra la mayor cantidad de raíces de los árboles (Huber y
Trecaman, 2000; Donoso et al., 2002), y donde muy seguramente se infiltrará más rápida y
efectivamente (Poore y Fries, 1987).
2.1.1 Antecedentes
Con respecto a esto, puede señalarse un estudio llevado a cabo por la FAO, sobre
los efectos ecológicos de los eucaliptos (Poore y Fries, 1987). En este estudio se exponen
una serie de ensayos con eucaliptos (Lima, 1976; Smith, 1974; George, 1978; Dabral y
Subba Rao, 1968, 1969), donde se observa que mantienen menores tasas de intercepción
frente a otros tipos vegetales (10,9-11,65% frente a 18,7% en P. radiata; 27,0% en P.
roxburghii, 20,8% en Tectona grandis, 38,2% en Shorea robusta y 28,5% en Acacia
catechu).
Página | 29
de que no existen evidencias para afirmar que el consumo de agua por las plantaciones
excede al de los bosques naturales, si las hay para afirmar que las plantaciones de rápido
crecimiento, establecidas en potreros, disminuyen fuertemente el flujo superficial al
cerrarse las copas, particularmente en la estación seca. A su vez, este autor indica que los
valores de intercepción adoptan valores cercanos al 12% para eucaliptos, 20% para
latifoliadas y menores del 25% para coníferas. Esto último concuerda con lo observado por
Poore y Fries (1987) al decir que los valores de intercepción tienden generalmente a ser
mayores para pinos y quizás más bajos para árboles latifoliados, diferentes a los
eucaliptos.
Del mismo modo, de Paula Lima (2008) realizó una presentación de distintos
estudios sobre la intercepción de las lluvias por las forestaciones, e indicó intercepciones
de 17 a 28% de en plantaciones adultas de P. canariensis; =19 y 25% en bosques de
pino y eucaliptos de Estados Unidos (Voigt, 1960); =32% y 12% en rodales de P. sylvestris
y latifoliadas mixtas de Inglaterra (Rutter, 1963; Dewalle y Pausell, 1969); =38% en
forestaciones subtropicales de Brasil (Geiger,1966); =14,6% en plantaciones homogéneas
de E. camaldulensis en Israel (Karschon y Heth, 1967), e intercepciones de 12,2 y 6,6%
para plantaciones jóvenes de E. saligna y P. caribaea de Brasil (Lima, 1976).
Página | 30
Se observa que a lo largo de los años se han desarrollado numerosas experiencias
y obtenido una respuesta muy variable con respecto al componente de intercepción para
cada especie y lugar. Tal vez, un mejor enfoque puede ser tomado al ordenar estos
antecedentes según la etapa de desarrollo de las especies forestales (juveniles, adultas)
para luego volcarnos en la comparación directa de los pinos frente a los eucaliptos, y a las
sustituciones de estas por especies nativas y praderas:
a) Forestaciones juveniles
Pareciera que los montos de intercepción en rodales juveniles son altos, como así
también la capacidad de exploración de sus raíces. Esto condiciona fuertemente la
disponibilidad hídrica de los suelos e indirectamente la recarga freática. Una posible
explicación a los elevados valores de en esta etapa puede encontrarse en las
características de las lluvias. Los estudios presentados aquí, se situaron en sitios donde
las precipitaciones anuales rondaron los 950mm (con excepción del desarrollado en Murcia
donde ≤250mm/año) y seguramente que han prevalecido aquellas de baja intensidad y
corta duración.
Página | 31
b) Forestaciones adultas
Huber y Oyarzún (1984), sobre el mismo rodal anterior, identificaron una serie de
factores que condicionan a la intercepción. Determinaron una correlación directa entre la
intercepción y la intensidad y duración de las lluvias, mientras que la velocidad del viento
impactó significativamente pero de forma inversa. Esto indica que velocidades altas del
viento condicionan reducciones importantes en la intercepción, debido principalmente a
que el viento sacude las copas de los árboles y el agua adherida a las acículas es
removida de ellas y se reduce, de esta manera, el tiempo de exposición para una potencial
evaporación.
Página | 32
bosque de encino como mejor recurso para la conservación de los recursos hídricos en
regiones semiáridas.
Las magnitudes que adoptan los componentes son variadas: 10,3% de , 78% de
y 11,7% de para un bosque de Pinus radiata D. Don (Huber y Oyarzún, 1983); valores
de 6,5% de , 91,2% de y 2,3% de en plantaciones de Eucalyptus globulus Labill, y de
22,8, 77 y 0,15%, respectivamente, para plantaciones de Pinus pinea L. (González et al.,
1993); y valores de intercepción de 11-20% para un monte adulto de Eucalyptus (Leite et
al., 1997).
Página | 33
Por otro lado, en su etapa adulta del desarrollo, Huber et al. (2010) identificaron
intercepciones superiores en rodales de P. radiata (16,5% de ) frente a los de E. globulus
(10,5% de ), mientras que los valores de de los eucaliptos (73% de ) superaron a la
de los pinos (64,5% de ), lo que resulta de la mayor humedad edáfica que poseen los
eucaliptos como consecuencia de poseer menores pérdidas por intercepción. Según estos
autores, la menor cantidad de agua que involucran las plantaciones de pino en la
evapotranspiración, influyen de forma inversa en los montos de escurrimiento superficial de
estas cuencas, y por lo tanto en la carga de sedimentos.
Por otro lado, Iroume y Huber (2000) hallaron disminuciones potenciales en los
caudales de crecida por la intercepción de las lluvias por parte de los bosques nativos de
Roble-Raulí-Coihue y plantaciones adultas de pino Oregón ( =26 y 34% de ,
respectivamente). Mientras que Pizarro et al. (2005), al estudiar el cambio masivo de
vegetación nativa por plantaciones de Pinus radiata en Chile, no observaron diferencias
significativas en el comportamiento hidrológico de los dos tipos de bosques.
De estos antecedentes no es posible obtener más que la noción de que las especies
nativas presentan un aparente estado de equilibrio hidrológico y que las especies
forestales de rápido crecimiento, a pesar que muchas veces no se manifieste
taxativamente, no parecen respetarlo. Al tratarse de una conversión entre especies del
Página | 34
mismo tipo forestal (Por ejemplo: reemplazo de coníferas por coníferas o de latifoliadas por
latifoliadas), puede esperarse que las variaciones en los consumos hídricos ( ) sean
liderados por cambios el componente más que por . Sin embargo, al tratarse de
situaciones más complejas (bosques mixtos y/o varios estratos vegetales, condiciones
ambientales heterogéneas o extremas), la dificultad de mantener y realizar mediciones
hidrológicas confiables bajo los sistemas forestales naturales se tornan aun más complejas
que en las plantaciones forestaciones, y no es posible acertar ninguna generalización
particular. Resulta necesario entonces, continuar los trabajos en este campo, en la medida
que continúe la presión sobre los bosques nativos y su reemplazo por especies de rápido
crecimiento.
Página | 35
En Uruguay, al comparar microcuencas con cobertura forestal (plantación adulta de
E. globulus sp. Maidenni) de 895árb/ha frente a pasturas naturales de uso ganadero
(Silveira et al., 2011), se observó que la intercepción de las masas forestales decrecían
con el aumento de la precipitación y formaban una asíntota algo superior al 10% en
términos diarios. En términos medios, el valor de adoptado para las forestaciones fue del
17%, por ello, los autores interpretaron que el incremento de , verificado entre las
distintas cobertura, puede ser asignado en gran parte a la intercepción.
Página | 36
2.2 MATERIALES Y MÉTODOS
La EEC se encuentra situada sobre la Ruta Provincial Nro. 36, entre los kilómetros
65 y 66, a 20km al Sur de la Ciudad de La Plata, partido al cual pertenece.
Hidrológicamente, se la puede ubicar dentro del área de influencia del Arroyo La Paloma,
tributario de tercer orden del Arroyo El Pescado. (Figura II.1).
a. Clima (EEC)
Página | 37
siendo marzo el mes más lluvioso (111mm) y junio el menos lluvioso (63mm). Así mismo,
la distribución estacional de las lluvias fue caracterizada como regular (Tabla II.1).
Tabla II.1. Distribución estacional de las lluvias, en valores medios, para el período 1909-
2005, partido de La Plata. Adaptado de (Hurtado et al., 2006)
Tabla II.2. Balance hídrico medio mensual (1909-2005) para el partido de La Plata.
Adaptado de Hurtado et al. (2006)
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic Año
101 94 111 95 83 63 66 67 77 93 96 94 1040
129 103 92 56 40 25 23 28 42 64 88 116 806
-28 -9 19 39 43 38 43 39 35 29 8 -22
125 101 92 56 40 25 23 28 42 64 88 115 799
155 148 167 200 200 200 200 200 200 200 200 179
-24 -7 19 33 0 0 0 0 0 0 0 -21
4 2 1 7
6 43 38 43 39 35 29 8 241
Página | 38
Para completar la caracterización climática, Hurtado et al. (2006) señalan que la
temperatura media anual alcanza los 16,2°C, reconocen a enero como el mes más cálido
(22,8°C de media) y a julio como el más frío (9,9°C de media). Además, indican la
existencia de vientos predominantes del Este, con una velocidad media anual de 12km/h.
b. Hidrología (EEC)
Figura II.2. Límites de la Estancia El Centauro junto con la red hidrográfica correspondiente
al Arroyo La Paloma, montada sobre una imagen del Google Earth© como fondo.
Página | 39
c. Uso y cobertura del suelo (EEC)
El predio posee una superficie de 300ha, de las cuales 6,5ha están ocupadas por
plantaciones de Pinus radiata Don; 91ha de Eucalyptus viminalis Labill y 3ha de Salix sp.
Además, dispone de 57ha que están destinadas a la rotación de especies forrajeras
(avena, maíz, sorgo), y el resto de la superficie corresponde a pastizal natural modificado
(Figura II.3).
Página | 40
silvícolas como podas y raleos, y posee un 5% de los individuos (árboles) suprimidos
(muerto y/o caídos) por competencia. El diámetro a altura de pecho (DAP) promedio, al
inicio de las experiencias, fue de 28,9cm y la canopea se distribuye en un solo estrato de
copas con una altura media de 22m, sin desarrollo de un estrato vegetal inferior.
9
Formato de imágenes ráster nativo del programa ArcGis de Esri. Se trata de un mapa de
distribución espacial en el que cada píxel posee un valor atributivo (Besteiro y Delgado, 2011)
10
Acrónimo del inglés “picture element” (elemento de imagen). Representa la menor unidad
homogénea en color que forma parte de una imagen digital (Colaboradores de Wikipedia, 2013b).
Página | 41
49,7%
Parcela 1
57,2%
Parcela 2
Figura II.4. Imágenes originales y procesadas para el cálculo de cobertura forestal de pino.
Página | 42
39,6%
Parcela 1
33,7%
Parcela 2
Pastizal modificado: La
denominación de pastizal natural
modificado, responde a zonas cubiertas
espontáneamente por pastizal y
relegadas a la actividad ganadera
extensiva. Esta cobertura se vincula con
zonas bajas, imperfectamente drenadas
y/o empobrecidas, que requieren grandes
inversiones a fin de tornarlas productivas
Figura II.6. Detalle fotográfico del
para otros usos. (Figura II.6) pastizal natural modificado de la EEC.
Página | 43
agropecuario extensivo, involucra cultivos extensivos (soja, trigo, maíz, girasol, lino),
pasturas artificiales para ganadería, tambo, haras y cabañas; incluye además, el uso
ganadero extensivo y los terrenos incultos a causa de antiguas decapitaciones con mínima
recuperación, suelos degradados y planicies de inundación de arroyos. El uso forestal, por
su parte, se encuentra poco desarrollado por falta de promoción e incentivos, pudiendo ser
una alternativa para los suelos degradados o con limitaciones. El uso agrícola intensivo,
incluye a la horticultura, floricultura, fruticultura, avicultura, apicultura y granja de pequeños
animales. La horticultura es la actividad más importante en este último uso y, a pesar de
que no es muy representativa en el área de estudio, el partido de La Plata constituye uno
de los grandes centros horticultores del país.
Figura II.7. Localización geográfica del Predio Forestal Dolores (PFD), con caminos de
acceso e hidrografía característica.
Página | 44
a. Clima (PFD)
Los inviernos son húmedos con excesos hídricos del orden de los 0 a 250mm/año
(Auge, 2006) y anegamientos frecuentes como consecuencia de la baja evapotranspiración
(Laprida, 2006). Estos excesos disminuyen hacia el oeste y suroeste (Vega et al., 1995).
En los veranos, si bien la precipitación suele ser mayor, hay un pronunciado déficit
de humedad del suelo como consecuencia de la mayor evapotranspiración y, en ciertos
períodos, como consecuencia de las sequías (Laprida, 2006).
Más del 70% de las grandes inundaciones se han observado con eventos
extraordinarios de otoño-invierno, con una duración media del período anegado de cinco
meses (Vázquez et al., 2011). El resto ocurrieron durante la primavera, debido a una mayor
demanda de la , con una duración media de tres meses o menos (Posadas, 1934;
Barbagallo, 1983). Esto refuerza la idea que el principal componente vertical que controla
el volumen de agua superficial es la (Vázquez et al., 2011).
b. Hidrología (PFD)
Página | 45
imágenes satelitales y mapa de suelos a nivel del Predio Forestal Dolores y su área de
influencia.
Página | 46
Figura II.8. Predio Forestal Dolores y tipos de coberturas y usos del suelo.
En la figura II.9 se muestra un mapa realizado por la empresa Alto Paraná, donde se
indican con color verde, los lotes elegidos para la realización de las experiencias junto a
una breve descripción de los mismos.
Página | 47
Lote 4: (parcela 5) 5,5ha de E.
camaldulensis, plantado en 1979. Densidad
total ( ) de 666pl/ha. Diámetro a la altura
de pecho medio ( ) de 23,3cm y altura
máxima promedio ( ) de 23,9m.
Página | 48
60%
Parcela 1
(lote
30)
31%
Parcela 2
(lote 16)
42,2%
Parcela 3
(lote 14)
26,2%
Parcela 4
(lote 9)
47,1%
Parcela 5
(lote
4)
Figura II.10. Imágenes de la cobertura forestal en el PFD, ordenada de a pares por parcela
de muestreo. Se muestra la imagen no procesada en color junto a la procesada en banco y
gris.
Página | 49
de pastos, hierbas y arbustos. Los árboles nativos, en cambio, son muy escasos y su
distribución restringida. Desde fines del siglo XIX, los pastizales de la pampa deprimida
están subdivididos por alambrados y sometidos a un intenso pastoreo por ganado
doméstico que mantiene su fisonomía notablemente homogénea a través del paisaje
(Batista et al., 2005).
Página | 50
2.2.2 Precipitación
Página | 51
En el PFD (Figura II.12), se instaló una estación meteorológica de registro continuo
(estación testigo) y se contó con los datos de un pluviómetro perteneciente a la empresa
Alto Paraná (pluviómetro campo) y con los registros de lluvias corregidas de la estación
meteorológica del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) denominada Aeródromo
Dolores.
Página | 52
Tabla II.3. Fuente de datos pluviométricos, ubicación, frecuencia de datos y distancia de las
estaciones meteorológicas de los sitios de estudio.
El análisis estadístico para esta primera comparación (EEJH vs. EMAD), se realizó
en las escalas anual y mensual, para los 53 años que estas series comparten (1959-2011),
y diaria, para el período 1998-2011 (15 años completos). Se procedió a la evaluación
gráfica de las precipitaciones acumuladas anuales de ambos sitios (EEJH y EMAD) y luego
a la valoración analítica de los datos anuales, mensuales y diarios por medio de análisis de
doble masa y la utilización de los coeficientes de consistencia e inconsistencia propuestos
por Colotti et al. (2003) y utilizados por Gattinoni et al. (2011). Luego, para complementar el
análisis gráfico, se evaluó la similaridad/disimilaridad de las series a través del coeficiente
de correlación de Pearson y, finalmente, la significancia de las diferencias entre las
precipitaciones medias anuales, mensuales y diarias por medio de la prueba U de Mann-
Whitney (Zar, 1999), consistente en una prueba no paramétrica para muestras
independientes.
Página | 53
Se procedió a la realización de un análisis gráfico de cada uno de los pares de
series mensuales (pares “EEJH-Testigo EEC” y “EMAD-Testigo PFD”), para identificar las
tendencias y el grado de correlación de los mismos. Sin embargo, surge la necesidad de
preguntarse si es correcto utilizar indistintamente los registros de lluvia provenientes de las
estaciones meteorológicas y la de los testigos del campo y, de la misma manera, cuál sería
el error que se comete al hacerlo. Para responder estas inquietudes, se procedió con las
determinaciones analíticas, mediante la utilización de pruebas no paramétricas (U de
Mann-Whitney), donde se buscó verificar la existencia de diferencias significativas entre
valores medios mensuales de cada sitio de estudio. Luego, se realizaron análisis de doble
masa sobre los pares analizados, para establecer el grado de heterogeneidad de los datos
a lo largo de los tres años de mediciones y, finalmente, se determinaron los coeficientes de
consistencia e inconsistencia de Colotti et al. (2003), con el fin de mensurar cuan
consistentes son estos.
Página | 54
través de los datos acumulados diarios y mensuales de precipitación. La obtención de
estos coeficientes surge del desarrollo del error cuadrático medio ( ), al demostrarse
que , donde: , es la varianza de la razón entre
muestras; , es la varianza de la muestra ; , es la varianza de la muestra , y
, es la covarianza entre las muestras e . Luego, bajo el supuesto de que la
esperanza matemática de es igual a la de , se obtiene el Coeficiente de Inconsistencia
(Ecuación II.1).
II.1
II.2
Página | 55
2.2.3 Intercepción
II.3
II.4
Página | 56
(capacidad de 60lts en EEC y 200lts en PFD). A partir del año 2010, los collarines de
aluminio fueron reemplazados por unos de polipropileno y goma sellados con pegamento
siliconado (Figura II.14).
1 2 3 4
5 6 7 8
9 10 11 12 13
Figura II.13. Secuencia de imágenes (de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo)
indicando la instalación de un colector de escurrimiento fustal en un árbol de pino.
Página | 57
El cálculo de la proyección de las copas de los árboles ensayados fue utilizado para
los cálculos de la , presentados en el capítulo 5.
Página | 58
Figura II.14. Secuencia de imágenes mostrando el instrumental de fabricación y distintos
pluviómetros instalados bajo la canopea forestal.
Página | 59
2.3 RESULTADOS
2.3.1 Precipitación
Pp (mm)
2000 EEJH EMAD
Ppma EEJH = 1008,7 mm Ppma EMAD = 941,7 mm
1800
1600
1400
1200
1000
800
600
400
200
0
Del análisis gráfico II.1 resulta que los datos son consistentes y con una estrecha
relación que se manifiesta con frecuencias de 3 a 4 años entre valores máximos. Esto se
corrobora con el análisis de doble masa (Gráfico II.2), donde los valores acumulados
anuales de ambas estaciones representan una recta sin quiebres considerables y con un
ajuste muy elevado (R2>0,99, =0,61) y, por lo tanto, evidencia una buena homogeneidad
de los datos pluviométricos.
Página | 60
60000
40000
30000
y = 0,9419x - 903,77
20000 R² = 0,9991
n=53
10000
0
0 10000 20000 30000 40000 50000 60000
EEJH - P anual acumulada (mm)
Gráfico II.2. Análisis de doble masa para una serie de 53 años (período 1959-2011),
correspondiente a las estaciones EEJH y EMAD.
Página | 61
60000 15000
EMAD - P mensual acum. (mm)
40000 10000
30000
y = 0,9137x + 84,547 y = 0,9873x - 399,45
20000 R² = 0,9995 5000 R² = 0,9983
n=636 n=5113
10000
0 0
0 10000 20000 30000 40000 50000 60000 0 5000 10000 15000
EEJH - P mensual acumulada (mm) EEJH - P diaria acumulada (mm)
Gráfico II.3. Análisis de doble masa para Gráfico II.4. Análisis de doble masa para
las series de precipitaciones acumuladas una serie de precipitaciones diarias
mensuales de 53 años (1959-2011), acumuladas de 14 años (1998-2011),
correspondientes a la experimental Julio correspondientes a EEJH y EMAD.
Hirschhorn (EEJH) y el Aeródromo
Dolores (EMAD).
Por otro lado, la correlación entre las series mensuales es significativa (r=0,64;
α=0,05) y sin diferencias entre medias (EEJH:84,1mm±2,4mm; EMAD:78,5mm±2,2mm)
para un nivel de significación de α=0,05, mientras que los datos diarios arrojan bajos
valores de coeficiente de correlación de Pearson (0,33; α=0,05) y su comparación por la
prueba del U de Mann-Whitney indica que la diferencia entre las muestras es significativa
para un umbral de significancia de 0,05 (EEJH: 2,6mm±0,12mm; EMAD: 2,5mm±0,12mm).
Página | 62
P
EEJH
(mm)
250 Testigo EEC
200
150
100
50
Gráfico II.5. Precipitaciones mensuales registradas en la EEJH (azul) y testigo EEC (rojo),
para el período de tres años (36 meses).
P
(mm) EMAD
250
Testigo PFD
200
150
100
50
Gráfico II.6. Precipitaciones mensuales registradas en la EMAD (azul) y testigo PFD (rojo),
para el período de tres años (36 meses).
Página | 63
En los gráficos II.7 y II.8 se muestran los análisis de doble masa efectuados. De
ellos se puede interpretar que los datos se comportan de manera homogénea alrededor de
la línea de tendencia, con valores de R2 muy elevados que indican que las precipitaciones
mensuales tienden a variar de forma conjunta.
2000
1500
1000
500
0
0 500 1000 1500 2000 2500 3000
EEJH (mm)
Gráfico II.7. Análisis de dobles masas acumuladas de las lluvias mensuales registradas en
la EEJH y EEC, para el período de estudio de tres años (36 meses).
3000
y = 0,9665x + 106,06
2500 R² = 0,9965
n = 36
Testigo PFD (mm)
2000
1500
1000
500
0
0 500 1000 1500 2000 2500 3000
EMAD (mm)
Gráfico II. 8. Análisis de dobles masas acumuladas de las lluvias mensuales registradas en
la EMAD y PFD, para el período de estudio de tres años (36 meses).
Página | 64
Finalmente se determinaron los valores de los coeficientes de consistencia-
inconsistencia de los pares analizados. De los mismos, se desprenden valores de =0,19
y =0,81 para el par “EEJH-Testigo EEC”, y valores de =0,23 y =0,73 para el par
“EMAD-Testigo PFD”.
Para facilitar la interpretación de los datos obtenidos, en la tabla II.4 se muestran los
valores de precipitación media anual junto con sus máximos y mínimos, para la Estancia El
Centauro y Predio Forestal Dolores. Además, en la tabla II.5 se muestran los valores
acumulados de para los tres años de muestreo, junto con las precipitaciones mensuales
medias, máximas y mínimas.
Tabla II.4. Precipitación anual media para la serie histórica (53 años) y serie de muestreos
(3 años).
Página | 65
Tabla II.5. Precipitaciones acumuladas mensuales y estacionales para la serie de muestreos
(3 años), junto con el número de semanas con lluvia para el total de la serie de muestreos y
los valores de precipitación mensual media, máxima y mínima.
EEC PFD
P N Pmes(mm) P N Pmes(mm)
mm semana Med. Máx. Mín. mm semana Med. Máx. Mín.
Dic. 215,2 10 71,7 105,6 51,0 179,6 13 59,9 84,0 31,3
Ene. 253,0 12 84,3 136,4 18,4 259,9 12 86,6 115,3 55,4
Feb. 380,5 10 126,8 253,0 27,4 320,8 11 106,9 209,6 16,0
Verano 848,7 760,3
Mar. 239,8 14 79,9 117,2 35,2 316,9 10 105,6 138,7 43,2
Abr. 147,0 11 49,0 71,8 23,8 200,2 10 66,7 102,3 40,9
May. 169,2 11 56,4 87,2 40,4 149,3 9 49,8 69,9 10,8
Otoño 556,0 666,3
Jun. 207,4 12 69,1 129,8 23,0 242,8 11 80,9 107,3 31,0
Jul. 310,5 10 103,5 106,2 98,7 219,0 8 73,0 114,7 33,3
Ago. 121,8 11 40,6 56,0 26,8 262,1 8 87,4 224,6 14,2
Invierno 639,7 723,8
Sep. 229,8 9 76,6 111,0 21,4 178,5 10 59,5 98,2 20,0
Oct. 222,6 9 74,2 121,8 40,4 199,9 11 66,6 90,7 40,0
Nov. 270,8 13 90,3 161,0 28,0 400,8 13 133,6 166,2 111,7
Primavera 723,2 779,2
Total 2767,6 132 2929,6 126
Se debe notar, sin embargo, que los tres años de muestreo en cada sitio de estudio,
están desplazados unos 9 meses y comparten solo 28 meses de datos (Gráficos II.5 y II.6).
En ambos casos (EEJH y EMAD), fue necesario completar los datos faltantes de las
series mediante métodos autoregresivos. Estos arreglos corresponden al 1,2% de los
datos de la serie EEJH y al 1,8% de la EMAD. Algunos de estos arreglos, además, se
realizaron sobre datos consecutivos, por lo que resulta incierto el efecto de los mismos en
el análisis.
Página | 66
2.3.2 Intercepción
Del total de datos medidos a lo largo de los tres años de muestreo, solo fueron
considerados para el análisis aquellos que se presentaron completos ( , y ). Con la
base de datos así establecida, se continuó con la depuración al descartar los conjuntos [ ,
y ] con =0 y aquellos en el que alguno de sus componentes resultara evidentemente
dudoso por mal funcionamiento del instrumental, negligencia o vandalismo. Finalmente, de
un total de 98 semanas de medidas completas en PFD y 102 en EEC, se utilizaron para el
análisis un total de 254 conjuntos en el PFD y de 290 en EEC. Los datos descartados por
ausencia de precipitaciones ( =0) conforman el 25,6% en PFD y el 8,8% en EEC, respecto
al total de datos completos (490 en PFD y 408 en EEC), lo que equivale a 25 semanas sin
lluvia en PFD y 9 semanas en EEC. El resto de los datos descartados responden a
mediciones faltantes o anómalas por fallas del instrumental, vandalismo y/o negligencia
(22,6% = 111 datos en PFD y 20,1% = 82 datos en EEC).
En los gráficos II.9 al II.15 se muestran los análisis de regresión efectuados con los
componentes , y , resultantes de la redistribución de las precipitaciones sobre las
plantaciones de P. radiata y E. viminalis en EEC y de E. camaldulensis y E. viminalis en
PFD.
100
90
80
70
Pn, Tr, Ef (mm)
60
50
40
30
20
10
0
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
Página | 67
100
90
80
70
Pn, Tr, Ef (mm)
60
50
40
30
20
10
0
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
100
90
80
70
Pn, Tr, Ef (mm)
60
50
40
30
20
10
0
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
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100
90
80
70
Pn, Tr, Ef (mm)
60
50
40
30
20
10
0
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
100
90
80
70
Pn, Tr, Ef (mm)
60
50
40
30
20
10
0
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
Página | 69
100
90
80
70
Pn, Tr, Ef (mm)
60
50
40
30
20
10
0
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
100
90
80
70
Pn, Tr, Ef (mm)
60
50
40
30
20
10
0
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
Página | 70
Los datos analizados manifiestan altos grados de ajuste lineal (r>0,7) que se
traducen en una elevada correlación entre los componentes de trascolación ( ),
escurrimiento fustal ( ) y precipitación neta ( ).
mm mm % mm % mm %
Dic. 215,2 162,0 75,3 9,1 4,2 44,1 20,5
Ene. 253,0 191,4 75,7 11,0 4,4 50,6 20,0
Feb. 380,5 290,5 76,4 17,3 4,6 72,6 19,1
Verano 848,7 643,9 75,9 37,5 4,4 167,3 19,7
Mar. 239,8 181,1 75,5 10,4 4,3 48,3 20,1
Abr. 147,0 109,0 74,1 5,8 3,9 32,3 21,9
May. 169,2 126,2 74,6 6,9 4,1 36,1 21,3
Otoño 556,0 416,3 74,9 23,0 4,1 116,7 21,0
Jun. 207,4 155,9 75,2 8,8 4,2 42,7 20,6
Jul. 310,5 236,1 76,0 13,9 4,5 60,5 19,5
Ago. 121,8 89,4 73,4 4,5 3,7 27,9 22,9
Invierno 639,7 481,4 75,3 27,1 4,2 131,1 20,5
Sep. 229,8 173,4 75,4 9,9 4,3 46,6 20,3
Oct. 222,6 167,8 75,4 9,5 4,3 45,3 20,4
Nov. 270,8 205,2 75,8 11,9 4,4 53,7 19,8
Primavera 723,2 546,4 75,5 31,3 4,3 145,6 20,1
Total 2767,6 2088,0 75,4 118,9 4,3 560,7 20,3
Página | 71
Tabla II.7. Redistribución de las precipitaciones mensuales y estacionales sobre una
forestación de E. viminalis de la pampa ondulada para el período: ene.2009–dic.2011.
Adaptado de Besteiro y Rodríguez (2012).
mm mm % mm % mm %
Dic. 215,2 180,1 83,7 14,4 6,7 20,8 9,6
Ene. 253,0 212,5 84,0 17,0 6,7 23,5 9,3
Feb. 380,5 321,8 84,6 25,8 6,8 32,9 8,6
Verano 848,7 714,4 84,2 57,1 6,7 77,2 9,1
Mar. 239,8 201,2 83,9 16,1 6,7 22,6 9,4
Abr. 147,0 121,6 82,7 9,6 6,6 15,8 10,7
May. 169,2 140,6 83,1 11,2 6,6 17,4 10,3
Otoño 556,0 463,4 83,4 36,9 6,6 55,7 10,0
Jun. 207,4 173,4 83,6 13,8 6,7 20,2 9,7
Jul. 310,5 261,8 84,3 20,9 6,7 27,7 8,9
Ago. 121,8 100,0 82,1 7,9 6,5 13,9 11,4
Invierno 639,7 535,2 83,7 42,7 6,7 61,8 9,7
Sep. 229,8 192,6 83,8 15,4 6,7 21,8 9,5
Oct. 222,6 186,4 83,8 14,9 6,7 21,3 9,6
Nov. 270,8 227,8 84,1 18,2 6,7 24,8 9,2
Primavera 723,2 606,8 83,9 48,4 6,7 68,0 9,4
Total 2767,6 2319,9 83,8 185,1 6,7 262,6 9,5
[Parcela 1]
mm mm % mm % mm %
Dic. 179,6 123,7 68,9 13,6 7,6 42,2 23,5
Ene. 259,9 183,6 70,7 21,6 8,3 54,6 21,0
Feb. 320,8 229,1 71,4 27,7 8,6 64,0 20,0
Verano 760,3 536,5 70,6 63,0 8,3 160,8 21,2
Mar. 316,9 226,2 71,4 27,3 8,6 63,4 20,0
Abr. 200,2 139,1 69,5 15,7 7,8 45,4 22,7
May. 149,3 101,1 67,8 10,6 7,1 37,5 25,1
Otoño 666,3 466,4 70,0 53,6 8,0 146,3 22,0
Jun. 242,8 170,9 70,4 19,9 8,2 52,0 21,4
Jul. 219,0 153,1 69,9 17,6 8,0 48,3 22,1
Ago. 262,1 185,3 70,7 21,9 8,3 54,9 21,0
Invierno 723,8 509,3 70,4 59,3 8,2 155,2 21,4
Sep. 178,5 122,9 68,9 13,5 7,6 42,0 23,6
Oct. 199,9 138,9 69,5 15,7 7,8 45,3 22,7
Nov. 400,8 288,8 72,0 35,7 8,9 76,4 19,1
Primavera 779,2 550,6 70,7 64,9 8,3 163,7 21,0
Total 2929,6 2062,7 70,4 240,8 8,2 626,1 21,4
Página | 72
Tabla II.9. Redistribución de las precipitaciones mensuales y estacionales sobre una
forestación de E. camaldulensis de la pampa deprimida para el período: sep.09-ago.12.
[Parcela 2]
mm mm % mm % mm %
Dic. 179,6 111,4 62,0 12,9 7,20 55,2 30,8
Ene. 259,9 164,6 63,3 20,1 7,74 75,2 28,9
Feb. 320,8 205,0 63,9 25,6 7,97 90,3 28,1
Verano 760,3 480,9 63,3 58,6 7,71 220,7 29,0
Mar. 316,9 202,4 63,9 25,2 7,96 89,3 28,2
Abr. 200,2 125,0 62,5 14,8 7,38 60,4 30,2
May. 149,3 91,3 61,2 10,2 6,85 47,7 32,0
Otoño 666,3 418,7 62,8 50,2 7,54 197,4 29,6
Jun. 242,8 153,3 63,1 18,6 7,66 70,9 29,2
Jul. 219,0 137,5 62,8 16,5 7,52 65,0 29,7
Ago. 262,1 166,0 63,4 20,3 7,75 75,7 28,9
Invierno 723,8 456,8 63,1 55,4 7,65 211,7 29,2
Sep. 178,5 110,7 62,0 12,8 7,19 55,0 30,8
Oct. 199,9 124,8 62,5 14,7 7,38 60,3 30,2
Nov. 400,8 258,0 64,4 32,7 8,17 110,1 27,5
Primavera 779,2 493,5 63,3 60,3 7,74 225,4 28,9
Total 2929,6 1849,9 63,1 224,5 7,7 855,2 29,2
P Tr Ef I
[Parcela 3]
mm mm % mm % mm %
Dic. 179,6 119,6 66,6 12,7 7,1 47,3 26,3
Ene. 259,9 176,3 67,8 19,6 7,5 64,0 24,6
Feb. 320,8 219,4 68,4 24,8 7,7 76,6 23,9
Verano 760,3 515,3 67,8 57,1 7,5 187,9 24,7
Mar. 316,9 216,6 68,3 24,5 7,7 75,8 23,9
Abr. 200,2 134,2 67,0 14,4 7,2 51,6 25,8
May. 149,3 98,2 65,8 10,1 6,7 41,0 27,5
Otoño 666,3 448,9 67,4 49,0 7,4 168,4 25,3
Jun. 242,8 164,3 67,7 18,1 7,5 60,4 24,9
Jul. 219,0 147,4 67,3 16,1 7,3 55,5 25,3
Ago. 262,1 177,9 67,9 19,8 7,5 64,4 24,6
Invierno 723,8 489,5 67,6 53,9 7,5 180,3 24,9
Sep. 178,5 118,8 66,6 12,6 7,0 47,1 26,4
Oct. 199,9 134,0 67,0 14,4 7,2 51,5 25,8
Nov. 400,8 275,9 68,8 31,7 7,9 93,3 23,3
Primavera 779,2 528,7 67,8 58,7 7,5 191,8 24,6
Total 2929,6 1982,4 67,7 218,7 7,5 728,4 24,9
Página | 73
Tabla II.11. Redistribución de las precipitaciones mensuales y estacionales sobre una
forestación de E. camaldulensis de la pampa deprimida para el período: sep.09-ago.12.
P Tr Ef I
[Parcela 4]
mm mm % mm % mm %
Dic. 179,6 129,6 72,2 9,6 5,3 40,4 22,5
Ene. 259,9 191,6 73,7 14,9 5,7 53,4 20,6
Feb. 320,8 238,6 74,4 18,9 5,9 63,3 19,7
Verano 760,3 559,8 73,6 43,4 5,7 157,1 20,7
Mar. 316,9 235,5 74,3 18,6 5,9 62,7 19,8
Abr. 200,2 145,5 72,7 10,9 5,5 43,7 21,8
May. 149,3 106,2 71,2 7,6 5,1 35,4 23,7
Otoño 666,3 487,3 73,1 37,2 5,6 141,9 21,3
Jun. 242,8 178,4 73,5 13,8 5,7 50,7 20,9
Jul. 219,0 160,0 73,1 12,2 5,6 46,8 21,4
Ago. 262,1 193,2 73,7 15,0 5,7 53,8 20,5
Invierno 723,8 531,6 73,5 41,0 5,7 151,2 20,9
Sep. 178,5 128,8 72,2 9,5 5,3 40,2 22,5
Oct. 199,9 145,3 72,7 10,9 5,5 43,7 21,8
Nov. 400,8 300,3 74,9 24,2 6,0 76,4 19,0
Primavera 779,2 574,4 73,7 44,6 5,7 160,2 20,6
Total 2929,6 2153,1 73,5 166,1 5,7 610,4 20,8
P Tr Ef I
[Parcela 5]
mm mm % mm % mm %
Dic. 179,6 103,4 57,6 6,0 3,3 70,2 39,1
Ene. 259,9 151,8 58,4 8,9 3,4 99,1 38,1
Feb. 320,8 188,6 58,8 11,1 3,5 121,1 37,7
Verano 760,3 443,8 58,4 26,0 3,4 290,4 38,2
Mar. 316,9 186,2 58,8 11,0 3,5 119,7 37,8
Abr. 200,2 115,9 57,9 6,7 3,4 77,6 38,8
May. 149,3 85,1 57,0 4,9 3,3 59,2 39,7
Otoño 666,3 387,2 58,1 22,6 3,4 256,5 38,5
Jun. 242,8 141,5 58,3 8,3 3,4 93,0 38,3
Jul. 219,0 127,2 58,1 7,4 3,4 84,4 38,5
Ago. 262,1 153,2 58,4 9,0 3,4 99,9 38,1
Invierno 723,8 421,9 58,3 24,7 3,4 277,2 38,3
Sep. 178,5 102,8 57,6 5,9 3,3 69,8 39,1
Oct. 199,9 115,7 57,9 6,7 3,4 77,5 38,8
Nov. 400,8 236,8 59,1 14,0 3,5 150,0 37,4
Primavera 779,2 455,3 58,4 26,7 3,4 297,2 38,1
Total 2929,6 1708,2 58,3 100,1 3,4 1121,3 38,3
Página | 74
La precipitación neta o agua que alcanza el suelo bajo las forestaciones de ambos
sitios, se encuentra constituida principalmente por la trascolación, cuyos montos
mensuales varían en relación a la precipitación total mensual. El rango de variación de este
componente es inferior al 3,0% y 2,5% en las plantaciones de pino y eucalipto de EEC
(Tabla II.6 y II.7) y no superan el 4,3% en los rodales de eucalipto de PFD (Tablas II.8 a
II.12). Además, es posible verificar que los porcentajes máximos y mínimos de hallados
en EEC ocurren a fines de verano e invierno respectivamente, mientras que en PFD se
ubican a fines de otoño y primavera. Es interesante notar, sin embargo, que la proporción
de los componentes - - se mantienen prácticamente invariables a nivel estacional y
mensual en ambas áreas de estudio (Tablas II.6 a II.12). Esto permite marcar que, tanto a
nivel anual como mensual, la intercepción observada en el lote de pinos en EEC duplica a
la del lote eucaliptos (Tablas II.6 y II.7). Al mismo tiempo, en PFD, los valores de en E.
viminalis duplican a los encontrados en EEC para la misma especie (Tablas II.7 y II.8), y es
posible distinguir un amplio rango de variación de en los rodales de E. camaldulensis (de
20,8% a 38,3%), que no parecerían estar directamente relacionados con la densidad de
árboles por hectárea, el DAP, la altura o el porcentaje de cobertura de los mismos (Tablas
II.9 a II.12).
Por otro lado, se observa que las plantaciones de E. viminalis de ambos sitios de
estudio (EEC y PFD) comparten similares valores de , superiores a los encontrados en el
lote de pinos, mientras que los distintos rodales de E. camaldulensis manifiestan amplias
variaciones respecto a este componente que guardan relación con la densidad de árboles
por hectárea.
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100%
90%
80%
70%
Trascolación
60%
50%
40%
30%
20%
Intercepción
10% Escurrimiento fustal
0%
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
Gráfico II.16. Redistribución porcentual de las distintas láminas de lluvia acumulada que
inciden sobre en una plantación de P. radiata de la pampa ondulada.
100%
90%
80%
70%
60% Trascolación
50%
40%
30%
20%
Intercepción
10%
Escurrimiento fustal
0%
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
Gráfico II.17. Redistribución porcentual de las distintas láminas de lluvia acumulada que
inciden sobre en una plantación de E. viminalis de la pampa ondulada.
Página | 76
100%
90%
80%
Trascolación
70%
60%
50%
40%
30%
Intercepción
20%
10%
Escurrimiento fustal
0%
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
Gráfico II.18. Redistribución porcentual de las distintas láminas de lluvia acumulada que
inciden sobre en una plantación de E. viminalis de la pampa deprimida (Parcela 1).
100%
90%
80%
70% Trascolación
60%
50%
40%
30% Intercepción
20%
10%
Escurrimiento fustal
0%
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
Gráfico II.19. Redistribución porcentual de las distintas láminas de lluvia acumulada que
inciden sobre en una plantación de E. camaldulensis de la pampa deprimida (Parcela 2).
Página | 77
100%
90%
80%
70% Trascolación
60%
50%
40%
30%
Intercepción
20%
10%
Escurrimiento fustal
0%
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
Gráfico II.20. Redistribución porcentual de las distintas láminas de lluvia acumulada que
inciden sobre en una plantación de E. camaldulensis de la pampa deprimida (Parcela 3).
100%
90%
80%
70%
Trascolación
60%
50%
40%
30%
20% Intercepción
10%
0% Escurrimiento fustal
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
Gráfico II.21. Redistribución porcentual de las distintas láminas de lluvia acumulada que
inciden sobre en una plantación de E. camaldulensis de la pampa deprimida (Parcela 4).
Página | 78
100%
90%
80%
Trascolación
70%
60%
50%
40%
30%
Intercepción
20%
10% Escurrimiento fustal
0%
0 20 40 60 80 100
Precipitación (mm)
Gráfico II.22. Redistribución porcentual de las distintas láminas de lluvia acumulada que
inciden sobre en una plantación de E. camaldulensis de la pampa deprimida (Parcela 5).
Página | 79
Tabla II.13. Características dasométricas de los rodales estudiados, junto a los
componentes porcentuales de la redistribución de las lluvias que inciden sobre ellos y
capacidad máxima de retención de agua en troncos y dosel forestal.
Edad
Sitio Sp . (%) (%)
(árb/ha) (años) (m) (cm) (m2/ha) (%) (%) (mm) (mm)
P. rad. 1120 33 22,0 28,9 73,47 53,5 75,4 4,3 20,3 6,1 2,6
EEC
E. vim. 1440 33 (13)* 20,0 8,85 8,86 36,7 83,8 6,7 9,5 0,7 1,6
E. vim1 822 17 22,0 12,2 9,61 60,0 70,4 8,2 21,4 7,3 5,0
E. cam2 1200 24 22,2 24,0 54,29 31,0 63,1 7,7 29,2 5,2 3,6
PFD E. cam3 1200 17 22,5 14,1 18,74 42,2 67,7 7,5 24,9 5,2 3,7
E. cam4 650 15 21,5 14,5 10,73 26,2 73,5 5,7 20,8 5,8 4,0
E. cam5 666 34 23,9 23,3 28,40 47,1 58,3 3,4 38,3 1,4 2,6
Donde: Sp.=especie; P. rad.=P. radiata; E. vim.=E. viminalis; =densidad total del rodal;
=altura máxima promedio; =diámetro a 1,3m de altura, =área basal del rodal,
=cobertura forestal; =trascolación; =escurrimiento fustal; =intercepción; =cantidad
de lluvia por encima de la cual comienza el escurrimiento fustal, y =cantidad de lluvia
necesaria para saturar la capacidad de retención del dosel forestal. Los subíndices 1,2,…5,
representan las parcelas de muestreo en PFD y 33 (13)* indica que los pies son de 33 años
con rebrotes de 13 años. Los valores porcentuales son función de
Página | 80
2.4 DISCUSIÓN
Del análisis de las distintas series de datos pluviográficos se corrobora una buena
correlación entre los valores anuales y mensuales correspondientes a las estaciones
meteorológicas Julio Hirschhorn y Aeródromo Dolores (EEJH y EMAD). Los valores de
precipitación anual son similares a los presentados por Hurtado et al. (2006) y Batista et al.
(2005), sin embargo, el análisis de la consistencia de los datos mensuales y diarios indican
diferencias entre las lluvias. Esto sugiere que la semejanza entre ambas series, a pesar de
la distancia a la que se hallan las estaciones, se debe a que comparten las mismas
isohietas regionales, con valores acumulados anuales de precipitación muy similares. A
medida que se reducen los intervalos de análisis (intervalos mensuales y diarios), es
posible verificar diferencias en la intensidad y duración de las lluvias, donde la correlación
entre series se reduce gradualmente y la diferencia entre medias resulta significativa. Esta
primera aproximación, tiene un carácter comparativo y busca obtener una visión regional
de la situación hidrológica entre ambos sitios de estudio (EEC y PFD), sustentado en
registros diarios reconocidos y extensamente utilizados.
Del contraste entre los registros de lluvias mensuales de las estaciones (EEJH y
EMAD) frente a los pluviómetros testigo de EEC y PFD (Gráficos II.5 y II.6), se observa un
elevado grado de correlación para cada uno de los pares (“EEJH-Testigo EEC” y “EMAD-
Testigo PFD”). El análisis de doble masa sobre los pares analizados, por otro lado,
demuestra una buena homogeneidad de los datos. La valoración de estas relaciones se
concreta con el cálculo de los coeficientes de consistencia de Colotti et al. (2003) y el
análisis de medias, que indican que cada par analizado posee una buena consistencia
entre series y no presenta diferencias significativas entre medias. Esto habilita a utilizar
indistintamente tanto los datos pluviométricos de las estaciones meteorológicas, como los
de los pluviómetros testigo, a fin de posibilitar extrapolaciones temporales. El no encontrar
datos perfectamente consistentes o linealmente dependientes al utilizar los coeficientes de
consistencia-inconsistencia ( =0 o =1) es esperable y se justifica por el distanciamiento
existente entre las estaciones meteorológicas y los pluviómetros testigos. Así, se cuenta
con valores más elevados en el par “EEJH-Testigo EEC” ( =0,81) frente al par “EMAD-
Testigo PFD” ( =0,73), que como puede verse en la figura II.11 y II.12 (Tabla II.3) difieren
en el distanciamiento de los pares. Este razonamiento se verifica al calcular el coeficiente
de consistencia entre las lluvias mensuales registradas en los pluviómetros testigo de los
predios EEC y PFD, con valores de =0,5 y donde los distanciamientos son aún mayores.
Página | 81
En lo que respecta al análisis de la redistribución de las lluvias en los componentes
de trascolación, escurrimiento fustal (Gráficos II.6 al II.12), pueden observarse altos grados
de ajuste lineal (r>0,7) que expresan una elevada correlación entre los componentes de
trascolación ( ), escurrimiento fustal ( ) y precipitación neta ( ) tal como lo presenta
Huber y Oyarzún (1983). Es posible distinguir, además, la importancia parcial de los
componentes y con respecto a la precipitación neta, considerada como la principal
fuente que abastece de agua al ciclo hidrológico en un bosque (Chu-san Lin, 1968 y
Schmaltz, 1969, en: Huber y Oyarzún, 1983). Así, el aporte de agua por predomina
ampliamente sobre el , en coincidencia con lo expuesto por numerosos autores del
mundo (Leite et al., 1997 en Brasil; Oyarzún y Huber, 1999 en Chile y Rodríguez et al.,
2010 en España), mientras que el , en principio despreciable, cobra importancia en
períodos de escasas precipitaciones por tratarse de un flujo concentrado alrededor del
tronco donde se localiza la mayor densidad de raíces (Giordano, 1969 y Poupon, 1972, en:
Poore y Fries, 1987). A este respecto, es oportuno mencionar el concepto de agua
fácilmente aprovechable o AFA, que involucra a la fracción total de agua que las plantas
pueden extraer del suelo sin experimentar estrés hídrico (Allen et al., 2006). Esta
concepción surge de que el suelo húmedo es capaz de satisfacer los requerimientos de
agua de las plantas en función de la demanda atmosférica, sin embargo, esta capacidad
disminuye en la medida que el suelo pierde humedad y el agua en él es retenida más
fuertemente. De esta manera, la posibilidad que tendrían las plantas de utilizar el agua del
suelo hasta su punto de marchitez permanente, solo es posible a través de una reducción
sustancial en la cantidad consumida.
Página | 82
eucaliptos. Esta diferencia resulta esperable, sin embargo, por la arquitectura característica
de esta especie, rugosidad de corteza, y tipo y disposición de ramas y hojas y confirma la
hipótesis de que la capacidad de intercepción de los pinos estudiados supera a la de los
eucaliptos.
Los resultados obtenidos para el PFD (Tablas II.8 a II.12), al igual que en el caso de
EEC, se presentan sin grandes variaciones a nivel mensual y estacional, sin embargo
evidencian un considerable aumento en el porcentaje de agua interceptada muy por
encima de los valores informados para este género y aún también para los pinos (Poore y
Fries, 1987; Bruijnzeel, 1997; Le Maitre et al., 1999; Giraldo, 2002; de Paula Lima, 2008).
Esto representa un conflicto frente a la aceptación de la hipótesis formulada de que los
pinos interceptan más agua de lluvia que los eucaliptos. La explicación que se encuentra
para este comportamiento podría estar relacionada con alguna de las siguientes
reflexiones:
Página | 83
minucioso al respecto. No obstante, es posible establecer que el rango de intercepción
determinado en PFD para E. camaldulensis no presenta una relación directa con la
densidad de árboles por hectárea, el , la altura máxima promedio, el porcentaje de
cobertura o el área basal de los rodales; en contradicción a lo expuesto por Hofstede
(1998), quien sostiene que el área basal es una de las características estructurales de
mayor importancia en las pérdidas de agua por intercepción. En cambio, es posible
establecer, tanto para los rodales de E. camaldulensis como para los otros rodales del
mismo género, una relación directa entre el porcentaje anual de intercepción y la edad de
los rodales. Así, a mayor edad de los rodales se estableció un mayor porcentaje anual de
intercepción del agua de lluvia. Esta evidencia coincide con lo expresado por FAO (1962) y
habilita a rechazar la hipótesis de que la capacidad de intercepción de estos rodales
aumente con la densidad de los mismos.
Al igual que lo expuesto por Huber y Oyarzún (1983), el inicio del escurrimiento
fustal en pino se manifiesta superados los 6,1mm de precipitación (Gráfico II.16, Tabla
II.13), debido en parte a las características de absorción y rugosidad de su corteza,
mientras que en los eucaliptos lo hace al superar un rango de precipitaciones acumuladas
de 0,7 a 7,3mm (Gráficos II.17 a II.22, Tabla II.13).
Página | 84
En el caso de los eucaliptos, es necesario diferenciar al E. viminalis de EEC del
resto, ya que el valor de saturación (0,7mm) se puede explicar por el estado más bien
juvenil de los rebrotes y/o el tipo de variedad, caracterizados por un tallo muy liso sin restos
de corteza adheridos donde el agua escurre fácilmente prácticamente desde el inició de las
precipitaciones. En PFD, donde los rodales son más viejos y además existe un manejo
silvícola que promueve la existencia de individuos monopodiales y de mayor diámetro, los
fustes mantienen las cortezas adheridas por largo tiempo, al punto de generar una gran
rugosidad en los troncos que justificaría en parte los valores presentados de 1,4 a 7,3mm
de .
Página | 85
Besteiro Sebastián I.
Capítulo 3
Escurrimiento superficial
3.1 INTRODUCCIÓN
El camino que sigue el agua una vez que cae en la superficie terrestre (descontando
el agua interceptada y evaporada), hasta que alcanza el cauce es muy variable y se puede
separar en tres componentes: escurrimiento superficial, escurrimiento subsuperficial y
escurrimiento subterráneo.
El valor real de la escorrentía superficial directa que circula hacia los cauces solo
puede determinarse de forma experimental, mediante la instalación de una red de
pluviómetros y aforos en la red de drenaje. Estos datos son raros en cuencas pequeñas e
inexistentes a nivel predial, por lo que es habitual recurrir a métodos paramétricos o al
método analítico del número de curva, para la determinación de escorrentías anuales con
cierta rigurosidad (López Cadenas de Llano, 1998).
Página | 87
3.1.1 Sistemas hidrológicos atípicos
Las cuencas de llanura poseen características particulares que las distinguen de las
que tradicionalmente se ocupa la hidrología clásica.
Mientras que el concepto clásico reconoce a la cuenca como una unidad física
delimitada por las divisorias de agua, donde los excedentes hídricos drenan siempre por un
determinado punto (Chow et al., 1994), las cuencas de llanura se desarrollan sobre rocas
sedimentarias de estructura aclinal (Gaspari et al., 2009), donde la escasa energía
morfogenética hace que los excesos hídricos no estén necesariamente encausados ni
drenando hacia un mismo sitio. Inclusive, ante excesos hídricos prolongados, pueden
acumularse grandes volúmenes de agua capases de desbordar por sobre las divisorias de
aguas pobremente definidas (Giraut, 2006).
1) Predominan los movimientos verticales del agua por no tener el terreno suficiente
pendiente (menor del 1%).
Página | 88
3) No se puede relacionar en forma estrecha la precipitación con el caudal de los
cursos.
5) Los arroyos son interrumpidos por lagunas y llevan agua de la napa en general
muy cercana a la superficie.
Página | 89
1976); y 3) la obtención de menores porcentajes de flujo base total y coeficientes de
escorrentía (4-19%), y de mayores caudales de inundación (21% más altos) en
microcuencas forestadas con E. robusta frente a una con bosque nativo de montaña y dos
con bosque secundario (Bailly et al., 1974).
Casos extremos, como el presentado por Scott y Lesch (1997) para pastizales de
Sudáfrica, muestran que cuencas cuyo escurrimiento natural era de 236mm presentaban
un descenso significativo de este flujo al tercer año de ser forestadas con eucaliptos y que
al noveno año se secaban completamente los arroyos. Otro tanto ocurrió en cuencas
forestadas con pinos, donde escurrimientos de 217mm sufrieron una reducción significativa
al cuarto año de instalada la plantación y el secado de arroyos en el doceavo año.
Valores generales ampliamente aceptados, son los obtenidos por Farley et al.
(2005) como resultado del estudio de datos recopilados de 26 cuencas alrededor del
mundo. Estos autores coincidieron en que la instalación de forestaciones sobre pastizales
y matorrales reduce en un 31 y 44% el escurrimiento superficial -efecto que se manifiesta
con mayor intensidad en eucaliptos (75%) que en plantaciones de pino (40%)-. Además,
indicaron que el efecto de estas conversiones es similar e incluso más intenso a nivel de
los flujos subterráneos y sugieren que las regiones con valores de escurrimiento inferiores
al 10% de la precipitación media anual, pueden manifestar una interrupción total de este
flujo al forestar.
En el caso de cuencas atípicas como los sitios de estudio (EEC y PFD), y en función
de lo antedicho, los escasos porcentajes de escurrimiento podrían ser anulados tras la
instalación de forestaciones. Sin embargo, es necesario mensurar este fenómeno al punto
de poder integrarlo al modelo de comportamiento de las forestaciones y su incidencia
hidrológica.
Página | 90
3.2 MATERIALES Y MÉTODOS
3.2.1 Morfometría
A continuación se listan los parámetros calculados junto con una breve explicación
extraída mayormente de Gaspari et al. (2009):
Página | 91
III.1
Donde: la longitud axial (La) representa la longitud, expresada en km, desde el punto más
alejado de la cuenca (coincidente con el punto más alto del cauce principal) hasta la
desembocadura, y el ancho promedio (Ap), es igual a la razón entre la superficie de la
cuenca (A) y la longitud axial de la misma (La).
III.2
Tabla III.1. Cuadro de clases de formas correspondientes a distintos rangos del índice de
compacidad adaptado de Mármol (2006)
Kc Clase de forma
1-1,25 Casi redonda a oval redonda (compacta)
1,25-1,50 a oval oblonga
1,50-1,75 a rectangular oblonga
>1,75 a casi rectangular (alargada)
11
Representación gráfica de las descargas instantáneas de un curso de agua en función del tiempo.
Chow et al. (1994) los consideran como gráficos o tablas que muestran la tasa de flujo como función del
tiempo en un lugar dado de la corriente. De la misma manera, indican que se trata de una expresión integral
de las características fisiográficas y climáticas que rigen las relaciones entre la lluvia y el escurrimiento en
una cuenca de drenaje particular.
Página | 92
cuenca, que representa gráficamente la distribución de la cuenca vertiente por tramos de
altura. Se expresa a través de una curva de doble eje de coordenadas, donde la ordenada
es la cota de altura expresada en metros sobre el nivel del mar (msnm) y la abscisa es el
área por encima de una cota dada (% - km2).
Gráfico III.1 Curvas hipsométricas características del ciclo de erosión de Strahler. Adaptado
de Gaspari et al., 2009
Página | 93
III.3
9) Altura media (Hm). Es un factor físico que facilita el estudio del movimiento de
agua en la cuenca, a través del estudio de la distribución de las alturas en el terreno. Para
su determinación se toma como referencia el nivel medio del mar.
III.4
Donde: Hm es la altitud media (m); ai, el área entre par de cotas (m 2); hi, la altitud media
entre dicho par (m) y A, el área de la cuenca (m2). (Mármol, 2006)
11) Pendiente media (PM). Se define como la media de las pendientes de las
superficies elementales del terreno, o más exactamente, el promedio ponderado de las
superficies elementales en las que la línea de máxima pendiente es constante. Se trata de
un valor importante ya que incide directamente en la velocidad que toman las corrientes y
la consecuente capacidad de erosión y arrastre de sedimentos (Mármol, 2006).
III.5
Donde: PM, es la pendiente media (%); H, la equidistancia entre las curvas de nivel (km); L,
la longitud total de las curvas de nivel (km) y A, el área de la cuenca (km2).
Página | 94
III.6
13) Densidad de drenaje (Dd). Determina cuán rápido será el tiempo de respuesta
de una cuenca ante una tormenta. Densidades altas estarán asociadas con una
evacuación más rápida del agua de lluvia, debido a que una gota deberá recorrer una
longitud de ladera pequeña para terminar su recorrido sobre los cauces, donde la velocidad
del escurrimiento es mayor, lo cual condiciona hidrogramas con un tiempo de
concentración más corto.
Se define como la relación entre la suma de las longitudes de todos los cursos de
agua que drenan en la cuenca con respecto al área de la misma (López Cadenas de Llano,
1998) y su determinación, permite caracterizar cuantitativamente la red hidrográfica de la
cuenca y definir el grado de relación entre el tipo de red y la clase de material
predominante -condicionantes del escurrimiento- (Henaos, 1988; López Cadenas de Llano,
1998; Gaspari, 2002).
III.7
14) Pendiente media del cauce (J). La pendiente media del cauce se deduce a partir
del desnivel topográfico sobre el cauce principal y la longitud del mismo. Se expresa en
porcentaje, según la siguiente fórmula:
III.8
Donde: J es la pendiente media del cauce (%), Hmáx, es la cota máxima sobre el curso de
agua (m); Hmín, es la cota mínima sobre el curso de agua (m), y L, es la longitud del río
más largo (m).
Página | 95
15) Tiempo de concentración (Tc). Es el tiempo que toma la partícula,
hidráulicamente más lejana, en viajar hasta el punto emisor. Para ello se supone que el
tiempo de duración de la lluvia es por lo menos igual al tiempo de concentración y que se
distribuye uniformemente en toda la cuenca. Su estimación empírica posee varias
expresiones, pero la más completa se expresa en la siguiente ecuación:
III.9
16) Número de orden de los cursos de agua. Es un número que tiene una relación
estrecha con el número de ramificaciones de la red de drenaje. A mayor número de orden,
es mayor el potencial erosivo, mayor el transporte de sedimentos y por tanto mayor
también el componente de escurrimiento directo que en otra cuenca de similar área.
Existen dos metodologías para determinar el orden de una cuenca, el criterio de Schumn y
el criterio de Horton. El primero se determina al asignar el primer orden 1 a todos los
cauces que no tienen tributarios y, en general, la unión de dos cauces de igual orden
determinan o dan origen a otro de orden inmediatamente superior y dos de diferente orden
dan origen a otro de igual orden que el de orden mayor y así sucesivamente hasta llegar al
orden de la cuenca. El cauce principal tiene el orden más elevado, que es el orden de la
cuenca. El criterio de Horton, sin embargo, sólo permite asignar el orden 1 a uno de los
tributarios simples confluyentes, por lo que el orden inmediatamente superior conforma un
menor ángulo con la dirección del flujo en el punto de confluencia. Luego, se siguen los
pasos de la ley anterior hasta obtener el número de orden de la cuenca.
Página | 96
cuantificar el escurrimiento superficial mediante la transformación de la precipitación total
en precipitación efectiva. Se considera como una herramienta de gran valor para la
práctica hidrológica y su aplicación requiere del conocimiento del tipo y uso de suelo, de
las características edáficas del lugar de estudio y de los registros de precipitación diaria.
Las series de lluvias diarias utilizadas para la confección del mapa de escurrimiento,
provinieron de la Estación Experimental J. Hirschhorn (EEJH) y la Estación Meteorológica
del Aeródromo Dolores (EMAD) y corresponden a los tres años de toma de muestras
(ene09-dic11 para EEC y sep09-ago12 para PFD). El mapa de grupos hidrológicos, se
obtuvo de la digitalización de los mapas de suelos 1:50000 del INTA (INTA, 2010; INTA,
2011), cuyas características se encuentran en el apartado 4.2.1.1 y 4.2.1.2.
El método del número de curva (NC) o curva número, fue desarrollado por el
Servicio de Conservación de Suelos de los Estados Unidos en 1972 (Mintegui Aguirre y
López Unzú, 1990) como un método sencillo para calcular la lluvia efectiva (escurrimiento
superficial) en aquellos casos en los que no se tienen datos de aforo. Es función de la
lluvia acumulada, la cobertura del suelo, el uso del suelo y las condiciones de humedad
antecedente y establece, en función de sus condiciones texturales y comportamiento frente
a la infiltración, cuatro complejos denominados grupos hidrológicos (GH). Además,
considera las distintas coberturas vegetales, los usos del suelo y los tratamientos
culturales. Finalmente, la integración de las características edáficas y las de cobertura
vegetal, generan los denominados complejos suelo-vegetación. Estos complejos, en
relación a las condiciones de humedad antecedente del suelo, permiten asignar distintos
valores de número de curva (NC) como se indica en la tabla III.2.
Página | 97
Tabla III.2. Valores de número de curva para suelos con diferentes usos. Adaptado de
Gaspari et al. (2009).
Condición Humedad antecedente del suelo Lluvia antecedente total de 5 días (mm)
I Suelo seco 0-12,7
II Suelo medio 12,7-38,1
Suelo húmedo (saturado debido a lluvias
III >38,1
antecedentes)
III.10
III.11
Página | 98
III.12
III.13
III.14
III.15
III.16
Página | 99
3.3 RESULTADOS
Página | 100
movimiento y captación del agua de lluvia. Estos resultados indican una concentración del
escurrimiento característico de una cuenca oval-oblonga, con sus tributarios dispuestos
radialmente y que desembocan en un punto central.
1
0.9
25
0.8
Altura relativa (m/m)
20 0.7
Cota (msnm)
0.6
15 0.5
0.4
10 0.3
0.2
5
0.1
0 0
0 20 40 60 80 100 0 0.2 0.4 0.6 0.8 1
Area acumulada (%) Area relativa por encima de la altura (ha/ha)
Página | 101
atribuible a un paisaje de tipo plano a muy plano según López Cadenas de Llano (1998), al
cual se le suma un bajo Coeficiente de rugosidad (Ra) igual a 0,32.
Página | 102
3.3.2 Morfometría del Predio Forestal Dolores (PFD)
Página | 103
Figura III.3. Localización de la Cuenca del Arroyo Langueyú. Adaptado del Atlas 2010 de
Cuencas y Regiones Hídricas la República Argentina.
Página | 104
una cuenca muy plana (López Cadenas de Llano, 1998), con pendiente natural hacia el
mar. La relación hipsométrica da cuenta de una cuenca que se encuentra lejana al
equilibrio morfológico (Rh=1), por lo que resulta necesario complementar estos parámetros
con la curva hipsométrica (Gráfico III.5) e hipsométrica relativa (Gráfico III.6) para un mejor
entendimiento de su relieve.
550
500
450
400
350
Cota (msnm)
300
250
200
150
100
50
0
0 20 40 60 80 100
Área acumulada (%)
La forma particular de estas curvas se debe a que la cuenca del Arroyo Langueyú
desemboca hacia el mar en la cota cero. La lectura de la curva hipsométrica permite
establecer que menos del 20% de la superficie de la cuenca se desarrolla en cotas
superiores a los 100msnm (zona de cabecera con pendientes elevadas) y solo el 44% de
la cuenca se desarrolla sobre los 30m de cota. Esto determina que el resto de la cuenca
mantenga un desnivel cercano al 0,003%, coincidente con la parte baja de la misma (zona
canalizada). A su vez, la relación hipsométrica (Rh) que deriva de esta curva, arroja un
valor de 0,1 y por tanto un elevado estado de fragilidad o desequilibrio de la misma.
Página | 105
1.0
0.9
0.8
Página | 106
Al analizar la situación edáfica (apartado 4.2.1) para la obtención de los mapas de
Grupos Hidrológicos (Figura III.4), se vislumbra una situación hidrológica comprometida
para la actividad agrícola ganadera. Esto se verifica por el deficiente escurrimiento y la
disminuida capacidad de infiltración que presentan los suelos, debido a la presencia de
alcalinidad sódica, horizontes Bt sódicos a menos de 50cm de profundidad y un paisaje de
escasas pendientes que facilita situaciones de anegamientos prolongados (INTA, 1989,
2010, 2011). Esta situación se encuentra agravada en el PFD, donde el paisaje posee
pendientes inferiores al 0,1% (Vázquez, 2003), mientras que en la EEC no superan el 1%
(Laurencena et al., 2002). La cubeta de deflación en la que se halla el PFD (Movia y
Burkart, 1976), define un paisaje en extremo plano, sin una dirección de flujo evidente, y
donde los problemas de anegamiento por impermeabilización del suelo son intensificados,
donde prevalece un ambiente típicamente lacunar.
En relación a los mapas de uso del suelo (Figura III.5), es posible distinguir que la
EEC se ubica a la salida de la Microcuenca del Arroyo La Paloma y que las plantaciones
Página | 107
están concentradas donde se perciben los mayores problemas de impermeabilidad del
suelo (coincidente con el Grupo Hidrológico D). Esta disposición responde a un esfuerzo
de reducir los excesos hídricos y permitir que la actividad agrícola cubra la mayor cantidad
de superficie sobre zonas de baja productividad, ocupadas por pastizal natural modificado.
Esto no ocurre en el PFD, donde la actividad forestal es la predominante y solo queda sin
forestar los lugares que se encuentran anegados gran parte del año y admiten únicamente
el desarrollo de pastizal natural.
Figura III.5. Mapas base de usos del suelo para las áreas de estudio, correspondientes a la
EEC (izquierda) y PFD (derecha).
Página | 108
Figura III.6. Mapa de NC y precipitación efectiva o escurrimiento superficial en mm ( ),
obtenido por procesamiento automático con L-THIA, de la base de datos vectorial y lluvias
diarias, correspondientes a la EEC (izquierda) y PFD (derecha).
La interacción entre los distintos usos del suelo y las características edáficas queda
reflejada en la magnitud de los números de curva, muy variables para las situaciones que
se contemplan (de 76 a 84). Estos valores de NC representan escurrimientos superficiales
que varían de 64,8 a 145,8mm en EEC y de 91,9 a 180,8mm anuales en PFD, para una
precipitación promedio anual de 922,5mm en EEC y de 976,6mm en PFD. Los valores 0,
se corresponden con áreas tomadas como “sin dato”, equivalentes a lagunas y cauces.
Página | 109
Tabla III.4. Porcentajes de ocupación de los valores de NC y escurrimiento superficial en los
sitios de estudio.
Página | 110
3.4 DISCUSIÓN
Los valores de escurrimiento obtenidos por esta metodología son superiores a los
publicados por Sallies (1999) y Auge (2005) para la llanura pampeana (5-6%),
especialmente en PFD, donde se evidencia una menor pendiente topográfica que supone
valores aun más bajos que en EEC. Una posible explicación se hallaría en que el modelo
del Número de Curva, a pesar de estar ajustado para esta zona y ser ampliamente
utilizado, requiere de calibraciones que no han sido realizadas y por tanto puede resultar
en sobreestimaciones. En este sentido, es importante recordar que los tres años
analizados presentaron una pluviometría atípica con un período muy seco en 2008 y uno
muy lluvioso a fines de 2009 y principios de 2010. Esto dificulta mucho las comparaciones
con otras investigaciones ya que no es posible discernir hasta qué punto tienen influencia
las condiciones climáticas particulares y las debidas a la falta de calibración del modelo.
En el caso de EEC, se encuentra una capa superficial de hojas y ramas que recubre
el suelo bajo la forestación de pino, que genera reducciones del escurrimiento y podría
llegar a anular este componente, en coincidencia con lo mencionado por Wooldridge
(1970). Esta situación, se presenta también en las forestaciones de eucalipto aunque no de
forma tan homogénea. Sin embargo, las reducciones máximas del escurrimiento obtenidas
para la conversión de pastizales por forestaciones no superaron los 25,9mm del
escurrimiento superficial anual en EEC y los 27,9mm en PFD. En suma, las reducciones
del escurrimiento superficial, calculadas en la conversión de pastizales por plantaciones
forestales de rápido crecimiento en los sitios de estudio, fueron insuficientes para anular
este componente. Estos productos hacen imposible aceptar la hipótesis de que las
forestaciones anulan el componente de escurrimiento superficial, pero permiten identificar
una clara reducción del mismo.
Página | 111
Pese a las dudas que pueden existir a la hora de optar por la utilización de esta
metodología, resulta indiscutible su practicidad como primera aproximación en el estudio
del escurrimiento superficial y se constituye en una poderosa herramienta para la
modelización de situaciones hipotéticas. Por ejemplo: si se quiere saber el efecto de
reemplazar las superficies forestadas por la actividad dominante (pastura-pastizal), se
podrían diferenciar incrementos del escurrimiento superficial a nivel predial. Esto se logra
al contrastar la situación actual (parcialmente forestado) con una hipotética (sin
forestaciones). Estos incrementos en el escurrimiento superficial anual, por el reemplazo
de la forestación a nivel predial, alcanzarían valores absolutos de +10,6mm en la EEC y
+20,3mm en el PFD (Tabla III.5).
Página | 112
Tabla III.6. Porcentajes de ocupación de los valores de NC y escurrimiento superficial en los
sitios de estudio, para una situación hipotética donde los pastizales son reemplazados por
forestaciones de rápido crecimiento.
Página | 113
Besteiro Sebastián I.
Capítulo 4
Infiltración y aguas
subterráneas
4.1 INTRODUCCIÓN
12
Infiltración instantánea real (f). Se define como el flujo de agua que entra en el suelo por unidad
de superficie. Es por tanto el valor que q, flujo en medio poroso, alcanza en la superficie del suelo (f=q) y sus
-1
dimensiones son de velocidad [LT ]. La Infiltración acumulada real (F) tiene unidades de longitud [L].
(Muñoz y Ritter, 2005)
13
Infiltración potencial o capacidad de infiltración (fp). Velocidad de infiltración que se produce
-1
cuando el suelo esta encharcado con una lámina de agua pequeña en superficie [LT ]. La Infiltración
acumulada bajo encharcamiento (Fp) tiene unidades de longitud [L]. (Muñoz y Ritter, 2005)
Página | 115
infiltración acumulada bajo encharcamiento), tienen unidades de longitud (Muñoz y Ritter,
2005).
Mijares (1994) indica que los factores que condicionan la capacidad de infiltración
son numerosos y expone una lista de los que más se destacan en este sentido: textura del
suelo, contenido de humedad inicial, contenido de humedad de saturación, cobertura
vegetal, usos del suelo, aire atrapado en el suelo, lavado del material fino, compactación,
14
Magnitud vectorial determinada por el incremento de potencial de agua por unidad de distancia. Es
igual a la pendiente de la superficie piezométrica entre dos puntos de un acuífero.
15
Concepto común que indica la facilidad que un cuerpo ofrece a ser atravesado por un fluido
(Permeabilidad). En hidrogeología, la permeabilidad o conductividad hidráulica es la constante de
proporcionalidad lineal entre el caudal y el gradiente hidráulico (Sánchez, 2012)
Página | 116
temperatura, sus cambios y diferencias. Por su parte, Linsley et al. (1993), consignan que
de aquellas características del suelo que afectan a la infiltración, la porosidad16 es
posiblemente la más importante, ya que determina la capacidad de almacenamiento y
también afecta la resistencia al flujo. De esta manera, a mayor porosidad corresponde un
aumento de la infiltración. A la vez, argumenta que el aumento en el contenido de materia
orgánica también tiende a aumentar la capacidad de infiltración, debido en gran parte al
aumento de la porosidad.
Es importante recordar que los suelos de las áreas de estudio están afectados por
inundaciones periódicas, acompañadas con problemas de salinidad-sodicidad. Estas
características, propias de los sistemas llanos, hacen que la calidad de los excesos de
agua sean los que dictan las características del proceso de salinización.
16
Variable adimensional que expresa el volumen de huecos (poros) sobre el volumen total de un
material poroso (porosidad total), o bien, el volumen de agua drenada por gravedad (poros vaciados) sobre
el volumen total del material poroso (porosidad eficaz). La diferencia entre estos dos parámetros es la
retención específica (Sánchez, 2012)
17
técnica que utiliza la vegetación para manejar el flujo de agua subterránea en un paisaje, mediante
la evapotranspiración, con buen resultado en diversos países para el control de: inundación, salinización del
suelo y elevación de la superficie freática (Alconada et al., 2009).
Página | 117
4.1.2 Métodos de estimación
Los instrumentos utilizados para medir el volumen o flujo de agua que ingresa al
suelo se denominan infiltrómetros y se los puede hallar de distintos tipos según sean de
tensión, aspersión, surcos, de alturas variables o de anillo.
Modelo Autores
Green y Ampt, 1911
Kostiakov, 1932
Horton, 1933
Philip, 1957
Holtan, 1961
Página | 118
Un ejemplo de estas funciones, con resultados satisfactorios en la pampa húmeda
(Landini et al., 2007), es el programa “Soil Water Characteristics” de Saxton y Rawls
(2006), cuyo manejo es sumamente sencillo y solo precisa datos de textura, contenido de
materia orgánica, salinidad y grado de compactación para obtener las relaciones del
contenido hídrico y tensión (punto de marchitez, capacidad de campo y saturación) y
conductividad hidráulica saturada y no saturada.
Página | 119
de la sustitución de pastos por forestaciones, estarán vinculados a un mayor consumo de
agua por parte de las forestaciones y a su capacidad de acceder a fuentes de agua más
profundas.
Por su parte, Kelliher et al. (1993) realizaron una revisión bibliográfica que concluyó
que las raíces de coníferas en pastizales de Norte América se hallaban
predominantemente en los primeros 3m de profundidad (Sims et al. 1978), mientras que
otros estudios observaron profundidades de 5m (Whitehead y Jarvis, 1981; Schulze et al.,
1987; Whitehead et al., 1993) y 6m (Eastham et al., 1988). Además, explicaron que el 40%
del agua absorbida por raíces proviene del 20% más superficial de la zona radicular,
mientras que el 33, 20 y 7% restante proviene de raíces más profundas. Estas relaciones
remarcan el hecho de que la demanda hídrica de las forestaciones se encuentra vinculada
al balance entre la demanda atmosférica y la capacidad de absorción de agua por parte de
las raíces.
Página | 120
napas desde el centro de los rodales hacia afuera), mientras que las variaciones diarias
son atribuidas a un aporte horizontal de agua desde las áreas circundantes a la forestación
(pastizal).
Página | 121
En relación a esto existe un estudio realizado por Vertessy et al., (2000) en la región
centro-norte de Victoria (Australia), caracterizada por una topografía plana y una capa
freática poco profunda (2m), donde se concluyó que cuando la densidad de las
plantaciones era suficiente alta (al punto que la demanda evapotranspirativa excede la
infiltración del agua de lluvia en el suelo), los árboles utilizaban agua de la napa freática.
Estos autores, indicaron que en estas condiciones, hay una acumulación de sales en la
zona radicular de las plantaciones, cuya magnitud está en relación directa con la descarga
neta de aguas subterráneas (diferencia entre la transpiración y la infiltración) y la
concentración de sales del agua freática. A su vez, señalaron que la captación de aguas
subterráneas disminuiría en la medida que aumenta la acumulación de sales, a menos que
procesos como la lixiviación y difusión de sales sean capaces de equilibrar este
incremento. Por otro lado, afirman que aún en las condiciones en que la plantación ya no
haga uso del agua subterránea por acumulación de sales, logran negar efectivamente la
recarga freática.
Por otro lado, Poore y Fries (1987) señalan estudios en la Planicie Costera Central
de Israel donde se hizo la comparación de una plantación de E. camaldulensis (de 11m. de
altura) con un terreno descubierto (Karschon y Heth, 1967). En este estudio, los eucaliptos
utilizaron toda el agua disponible durante la estación húmeda, mientras que en la estación
seca, disminuyeron el consumo. Esto generó reducciones del 20% en la producción de
agua frente a un terreno descubierto y, aunque se estableció que la plantación nunca
permitió un sobrante de agua de lluvia para escurrimiento o drenaje, la disminución de
consumo detectada fue atribuida únicamente a la imposibilidad de los eucaliptos para
Página | 122
acceder a fuentes de agua subterránea. Si bien no se hicieron experiencias con otras
especies, Karschon y Heth (1967) señalaron que valores y comportamientos similares
fueron registrados para pinos.
Por último, Silveira et al. (2006), determinaron que el contenido de agua del suelo
bajo plantaciones de eucalipto era inferior al de una pastura natural durante el invierno.
Estas diferencias, sin embargo, no se atribuyeron al mayor consumo de las plantaciones
sino a una menor capacidad de retención de agua bajo el suelo forestal (fruto de un mayor
porcentaje de macro-mesoporos) y al efecto de hidrofobicidad de la materia orgánica
(producida por los Eucaliptos). Esto llevó a la conclusión de que en invierno, es esperable
que las plantaciones de eucalipto promuevan el drenaje profundo y la recarga de acuíferos,
dado que causan la disminución de la retención y el escurrimiento.
Todos los antecedentes mencionados hasta este punto del capítulo, permiten
suponer que ante la existencia de períodos con excesos hídricos, las forestaciones
estudiadas favorecerán la infiltración y recarga freática bajo estas coberturas. Por el
contrario, acentuarán los procesos de descarga freática ante períodos con baja
pluviometría.
Página | 123
4.2 MATERIALES Y MÉTODOS
El principal factor de degradación que afecta a los suelos de esta región, y por tanto
a la actividad agrícola-ganadera, está dado por la pérdida de estabilidad estructural del
horizonte superficial del suelo. Esto provoca una importante disminución del porcentaje de
materia orgánica en la capa arable y se encuentra vinculado a excesivas labores
productivas (pulverización de los agregados) de un proceso originado en 1970 y conocido
como agriculturización (PROSAP, 2010).
Página | 124
Figura IV.1. Mapa de unidades cartográficas de suelos en la EEC y área de influencia.
Adaptado de INTA (2010).
Página | 125
forestación. Finalmente la clase VIII no tiene aplicación agrícola ni ganadera; sólo sirve
para la recreación o para conservación de la fauna silvestre. Las subclases “e”, “w”, “s” o
“c” indican los principales riegos o limitaciones de los suelos, siendo: “e”= susceptibilidad a
la erosión; “w”= exceso de agua por drenaje pobre, humedad excesiva, capa de agua alta
(freática o suspendida) y anegabilidad; “s”= limitaciones del suelo dentro de la zona radical
por escasa profundidad, baja capacidad de retención de humedad, salinidad o alcalinidad y
bajo nivel de fertilidad difícil de corregir; y por último la subclase “c”= limitaciones
climáticas.
Página | 126
b. Descripción de series de suelos (EEC)
Los suelos se presentan, en la gran mayoría de los casos (67,9%), como suelos con
moderadas limitaciones para el uso agrícola, con texturas finas, imperfectamente drenados
y ubicados en vías de escurrimiento incipiente o depresiones que permanecen anegadas
durante períodos significativos. El resto de estos suelos, se presentan como no aptos para
cultivos, siendo posible el uso pecuario y forestal (Hurtado et al., 2006).
De Francesco et al. (2001), indican que la geología superficial está integrada por
unidades litológicas de génesis fundamentalmente continental del Cenozoico Superior, que
incluyen a los "Sedimentos Pampeanos" (Fidalgo et al., 1975), Formación La Postrera,
Página | 127
Formación Luján y Aluvio (Fidalgo et al., 1973; De Francesco et al., 1999). A continuación
se presenta una breve caracterización de cada una de estas unidades:
- Formación Luján. Ubicada en los valles principales, está integrada por limos
arenosos a limos arcillosos, de color verde-verde grisáceo a castaño amarillento en su
base y gris castaño hacia el techo. Es cubierta por la Formación La Postrera y el Aluvio. La
edad de esta unidad es Pleistoceno Superior-Holoceno.
- Aluvio. Constituido por sedimentos areno arcillosos a arcillosos, de color gris a gris
verdosos, generados por acción fluvial y sedimentación en cuerpos de aguas estancadas,
que ocupan amplias áreas deprimidas.
Página | 128
Tabla IV.3. Variables edáficas e hidrogeológicas de la Estancia El Centauro y alrededores.
Es necesario recordar que la capa freática es un acuífero libre (sección superior del
Pampeano), compuesta de una superficie hidráulica que actúa como techo del mismo y
hace que la capa freática se encuentre en contacto directo con la atmósfera y por lo tanto a
la misma presión (Auge, 2005). Como consecuencia de esto, el coeficiente de
almacenamiento18 (S) de este acuífero es igual a la porosidad eficaz19 (Sy), a diferencia de
los acuíferos confinados, donde S varía entre 10-3 y 10-5.
18
Volumen de agua que puede liberar un prisma de sección unitaria del acuífero al descender en una
unidad el nivel piezométrico. Es igual al volumen de agua liberado por el volumen total que ha bajado la
superficie piezométrica. En el caso de los acuíferos libres, el valor de S es igual a la Porosidad eficaz (OMM,
2011).
19
Representa el volumen de agua contenido en una roca (suelo en este caso) que es liberada por la
acción de la gravedad. Es reconocida como agua libre o gravífica (Custodio y Llamas, 1996).
Página | 129
4.2.1.2 Predio Forestal Dolores (PFD)
Página | 130
Figura IV.2. Mapa de suelos del Predio Forestal Dolores. Adaptado de INTA (2011).
Tabla IV.4. Detalle de las unidades taxonómicas presentes en el Predio Forestal Dolores y
alrededores. Adaptado de INTA (2011).
Unidad
Unidad taxonómica
cartográfica
Grupo no diferenciado de Bañados (100%) en bajos. Paisaje de bajos cóncavos
Bñ anegados con o sin curso de agua, generalmente pantanosos con agua de poca
profundidad. Uso VIII. Productividad 1.
Asociación General Guido (70%) en tendidos altos y Ayacucho (30%) en lomas
GG10
bajas. Paisaje ligeramente ondulado. Uso VI ws. Productividad 25,0_B
Asociación General Guido, pobremente drenado (50%), en tendidos bajos y/o vías
de agua; General Guido (20%) en tendidos altos; Castelli, pobremente drenado
GG20 (15%), en tendidos bajos, y Suelos indiferenciados (15%) en bajos cóncavos.
Paisaje con áreas planas bajas que en ocasiones funcionan como vías de agua.
Uso VI ws. Productividad 14,8_B
Consociación General Guido (80%) en tendidos altos; Castelli (10%) en tendidos
GG21 bajos, y Ayacucho (10%) en lomas bajas. Paisaje de planicies. Uso VI ws.
Productividad 20,0_B
Página | 131
b. Descripción de series de suelos (PFD)
General Guido. Es un suelo gris muy oscuro, profundo, con aptitud ganadera que se
encuentran en los tendidos de la subregión pampa deprimida sector oriental, algo
pobremente drenado, con rasgos hidromórficos, desarrollado sobre sedimentos finos, no
salino a débilmente salino, con fuerte alcalinidad sódica desde los 14cm de profundidad
con pendientes que no superan el 0-0,5%.
Castelli. Es un suelo gris muy oscuro, profundo, con aptitud ganadera que se
encuentra en los tendidos de la subregión pampa deprimida sector oriental, en transición a
la llanura marina de la Bahía de Samborombón; algo pobremente drenado, desarrollado
sobre sedimentos eólicos finos, débilmente a moderadamente salino, con fuerte alcalinidad
sódica desde superficie, con pendientes que no superan el 0-0,5%.
Página | 132
Tricart, 1973). Estos agentes geomorfológicos dejaron formas residuales de relieve
costero, como cordones de conchilla y acantilados, y de relieve eólico, como médanos y
cubetas de deflación, que no corresponden a la humedad del clima actual (Tricart, 1973;
Movia Y Burkart, 1976).
En la figura IV.3 se muestra un perfil del área de estudio junto con la denominación
estratigráfica.
Página | 133
estructura es granular, la materia orgánica y la bioturbación es abundante, y carece de
carbonatos. Se le ha asignado la edad Holoceno tardío-tardío.
Tabla IV.5. Variables edáficas e hidrogeológicas del Predio Forestal Dolores y alrededores.
Página | 134
4.2.2 Infiltración
La estimación del almacenamiento del agua en el suelo, por medio del estudio de
las variaciones del nivel freático, es una práctica habitual en la confección de balances
hidrológicos y el estudio de la dinámica hídrica en tierras llanas con freática poco profunda
(Farrington et al., 1990; Laurencena et al., 2002, 2005; Nuñez et al., 2007; Aragón et al.,
2011). Los balances hídricos, sin embargo, adoptan expresiones variadas según el grado
de detalle que se quiera alcanzar o la disponibilidad de información obtenida.
Tabla IV.6. Red de monitoreo freático de las áreas de estudio, indicando los códigos,
profundidad y cota.
Página | 135
Figura IV.4. Ubicación de la red de monitoreo de niveles freáticos en la Estancia El
Centauro (izquierda) y Predio Forestal Dolores (derecha). De fondo de observa las cartas
topográficas correspondientes a la hojas Ignacio Correas (EEC) y Estancia El Sermón
(PFD).
Página | 136
La confección de los pozos fue realizada con una torre de perforación móvil
confeccionada para ese fin. La misma, cuenta con tramos de hierro huecos de 2m
acoplables entre sí, provista de una freza en la punta inferior para el trabajo de perforación.
Por el interior de esta mecha perforadora, se fuerza un flujo de agua a presión para la
extracción del material por recirculación de agua. Los pozos fueron encamisados con un
tubo de PVC de 63mm de diámetro, ranurado y engravado en la base, a los cuales se les
colocó una tapa en el extremo superior para evitar el ingreso de agua o suciedad.
Finalizada la red de freatímetros, se realizó una nivelación topográfica de los pozos
(nivelación geométrica) para que las mediciones -de recurrencia semanal- puedan ser
referidas tanto a la superficie topográfica (metros bajo nivel del terreno: mbnt) como al nivel
medio del mar (metros sobre el nivel del mar: msnm). Las medidas del pelo de agua,
correspondientes a la capa freática, se obtuvieron con una cinta métrica metálica provista
de una plomada en la punta (Figura IV.5).
Figura IV.5. Cinta métrica adaptada para medición de los niveles de capa freática.
Página | 137
resulta en que bajo una porosidad de 0,1; un aporte de agua hacia niveles profundos de
20mm equivale a un incremento del nivel de capa freática de 200mm.
IV.1
Para todos los cálculos se consideró como nulo el flujo horizontal a nivel
subterráneo, debido a que el gradiente hídrico presenta valores muy bajos y por lo tanto
despreciables (inferiores a 0,1%). A su vez, se adoptó un valor de porosidad eficaz de los
sedimentos del suelo igual a 0,07 en el PFD (Nuñez et al., 2007) y a 0,1 en la EEC. Este
último valor, responde a una media tomada de experiencias efectuadas en áreas
circundantes, con valores de 0,08 (Auge, 1995) a 0,11 (González et al., 1997).
Por último, se realizó el contraste entre la variación de los niveles de capa freática
de cada pozo y entre estos y los registros de precipitación (apartado 2.3.1). La finalidad de
este análisis es establecer algún patrón de comportamiento entre las distintas coberturas
vegetales y el grado de correlación con las precipitaciones, si es que existe. Las escalas
temporales empleadas para estos contrastes fueron tres (3): anual, estacional y mensual; a
fin de poder integrar este flujo al balance hidrológico del capítulo 5.
20
Traducción literal de Effective porosity, equivalente al término de Porosidad eficaz. Es también
conocida como rendimiento específico (traducción literal de Specific yield), pero no debe confundirse con
retención específica ya que son conceptos opuestos (Sánchez, 2012).
Página | 138
y de tipo libre-. Un mejor entendimiento de su dinámica y respuesta ante un cambio de uso,
resulta muy conveniente para la correcta gestión del recurso.
Para la confección de los mapas de flujo, fue preciso identificar aquellos momentos,
a lo largo del período de muestreo (EEC ene2009-dic2011; PFD sep2009-ago2012), en los
que por una elevada pluviometría, ausencia de la misma o grado particular de demanda
atmosférica, se originaron descensos o ascensos extremos de los niveles de napa freática.
Identificadas estas fechas, se elaboraron en base SIG los mapas de flujo. En ellos
se indicaron los límites prediales; designación de los pozos; posición topográfica de los
mismos (cota); profundidad del nivel de la capa freática, líneas de isofreáticas y direcciones
de flujo.
Página | 139
seleccionadas en base SIG y se aplicó la ecuación IV.2 para obtener los caudales de
ingreso (recarga horizontal) y salida (descarga horizontal) a nivel predial.
IV.2
Página | 140
4.3 RESULTADOS
4.3.1 Infiltración
may-10
may-11
may-09
mar-10
mar-09
mar-11
ene-09
ago-10
ago-09
ene-10
ene-11
ago-11
nov-10
nov-09
nov-11
sep-09
sep-10
sep-11
abr-09
abr-11
abr-10
feb-09
feb-11
feb-10
oct-09
oct-11
oct-10
jun-10
jun-09
jun-11
dic-09
dic-11
dic-10
jul-09
jul-11
jul-10
26
25
24
23
Capa freática (msnm)
22
21
20
19
18
Página | 141
may-11
may-12
may-10
mar-10
mar-11
mar-12
ago-10
ago-11
ene-12
ene-10
ene-11
ago-12
sep-09
nov-10
sep-11
nov-09
sep-10
nov-11
sep-12
abr-11
abr-10
abr-12
feb-10
feb-12
feb-11
oct-09
jun-10
jun-12
oct-10
jun-11
oct-11
dic-10
dic-11
dic-09
jul-10
jul-11
jul-12
19
18
17
Capa freática (msnm)
16
15
14
En estos gráficos (Gráficos IV.2 y IV.3) se visualizan los tipos de uso/cobertura por
sitio de estudio (EEC y PFD). En ellos, y para cada mes del período total considerado, se
indican los valores máximos y mínimos reales (medidos) y los valores medios del nivel de
capa freática (calculados). Debe tenerse en cuenta, que los valores individuales asignados
a la cobertura de pastizal, son el resultado de promediar los datos provenientes de los
pozos designados con ese uso/cobertura en el apartado 4.2.2.
En el caso del PFD, los pozos bajo pastizal muestran una elevada correlación lineal
(0,95≥r≥0,85; α=0,05). No obstante, el pozo 2 de la EEC demostró un comportamiento
diferencial respecto a los otros pozos en situación de pastizal, expresado por valores de
correlación lineal significativos pero bajos (0,62≥r≥0,56; α=0,05). Este comportamiento se
atribuyó al efecto de la rotación de cultivos que se desarrolla junto al pozo (a menos de
10m de distancia), por lo que se individualizó este último bajo el uso/cobertura de
“Cultivos”. El resto de los pozos de EEC situados sobre pastos, mostraron una elevada
correlación (0,97≥r≥0,88; α=0,05) y se promediaron en el uso “Pastizal”.
Página | 142
De los gráficos IV.2 y IV.3, se desprende que el comportamiento o evolución
temporal del nivel freático es similar para todos los usos/coberturas. Esto responde a que
cada uno de los pozos muestreados constituyen puntos de monitoreo de un sistema
subterráneo integrado, cuyo comportamiento regional es homogéneo y dependiente del
gradiente topográfico general, de las lluvias, de la demanda atmosférica y de las
características de los suelos. Resulta importante destacar que las diferencias halladas
entre la profundidad de la capa freática bajo cada uso, deben vincularse a la posición
topográfica de los pozos (Tabla IV.6, apartado 4.2.2), y es por eso que se eligió mostrar
los niveles freáticos como cotas (msnm) y no como profundidades.
Las diferencias observables entre las alturas de los niveles freáticos bajo cada
uso/cobertura en EEC permiten identificar gradientes hídricos entre estos usos (Gráficos
IV.2). Este comportamiento es aún más evidente en PFD (Gráfico IV.3), donde las
diferencias entre los usos/cobertura forestales y el pastizal llegan a superar los 2m, y
puede atribuirse a un consumo diferencial del recurso agua por parte de las distintas
coberturas. Sin embargo, al tratarse de un análisis entre pozos y no entre isofreáticas21, no
es correcto hablar de gradientes hídricos sino más bien de diferencias entre los niveles de
capa freática o desniveles. Aún así, es posible identificar la existencia de un consumo
irregular y dependiente del tipo de vegetación o uso del terreno.
En EEC, llama sensiblemente la atención los picos de ascenso de capa freática bajo
el rodal de E. viminalis y, ocasionalmente, bajo el uso de Cultivos (Gráfico IV.2). La causa
de este comportamiento no es del todo clara, sin embargo, es posible identificar que estos
picos ocurrieron luego de lluvias intensas y períodos prolongados sin ellas, donde el suelo
se encontraba aparentemente seco en superficie. El carácter extraordinario de estos
valores hizo que no sean considerados en los análisis y requerirán atención en futuras
investigaciones.
21
Curvas que unen puntos de igual nivel de capa freática
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Al margen de lo anterior, en EEC fue posible establecer un comportamiento similar
de nivel freático en los pares: E. viminalis-Pastizal (r=69; α=0,05), con una profundidad de
capa más superficial en comparación con el par: P. radiata-Cultivos (r=0,98; α=0,05). Este
último par presentó un nivel sistemáticamente más bajo de capa freática, lo que puede
atribuirse a un mayor consumo de agua por parte de estas coberturas. Las variaciones
máximas de nivel hallado en EEC se muestran en la tabla IV.7.
Tabla IV.7. Variaciones máximas y medias del nivel de capa freática entre los distintos
usos/coberturas del suelo en EEC.
Esta tabla (Tabla IV.7), permite distinguir las pendientes generadas por las
variaciones del nivel de capa freática entre los distintos usos. Así, se distinguen gradientes
de intensidad variable que muestran, por ejemplo, que los usos/coberturas de rotación de
cultivos y P. radiata generan interrupciones en la recarga freática más grandes y por ende
pendientes más pronunciadas hacia ellos. Se advierte además, que los sitios bajo pastizal
actúan como lugares de recarga preferenciales, mientras que bajo E. viminalis se
establecen las variaciones más extremas.
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capa freática. Pese a todo esto, es preciso tener en cuenta que, dado el distanciamiento
existente entre los pozos, las pendientes o gradientes mencionados adoptan valores muy
pequeños (<0,11%). Esto sugiere que las relaciones observadas pueden ser meramente
circunstanciales.
En PFD se observa que los niveles de capa freática son relativamente más
profundos bajo las forestaciones, particularmente bajo la de E. viminalis. Esto puede
responder a la existencia de gradientes hídricos hacia estos usos. Mientras que el par
Pastizal-E. viminalis muestra diferencias de nivel cercanas a 0,5m, durante gran parte del
período de estudio; las diferencias de nivel entre E. viminalis y los otros usos, se
mantienen cercanos al metro para el período completo. Esto ubica al E. viminalis como el
mayor consumidor del recurso (Tabla IV.8).
Tabla IV.8. Variaciones máximas y medias del nivel de capa freática entre los distintos
usos/coberturas del suelo en PFD.
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A continuación se presentan los valores de aporte (infiltración eficaz) o remoción de
agua subterránea (infiltración negativa) resultantes de vincular las variaciones del nivel de
capa freática bajo cada tipo de uso/cobertura, con la porosidad del suelo asignada a cada
sitio de estudio (Tablas IV.9 y IV.10).
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Tabla IV.10. Variaciones mensuales de las reservas de agua subterránea (freática) en el
PFD, producto del aporte o remoción de agua en el perfil.
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caracterizan por presentar capas freáticas a distintas profundidades: mientras que en PFD
se mantiene una capa freática superficial con fluctuaciones verticales que alcanzan los 5m
y un nivel promedio por encima de los 4 metros sobre el nivel del terreno (mbnt), en EEC
los niveles freáticos se hallan por debajo de los 5mbnt, con variaciones inferiores a los
2,8m. Con esto se quiere indicar que es esperable que en el balance general entre las
entradas y salidas del sistema freático, prevalezcan los balances negativos en EEC, con el
consecuente descenso o depresión del acuífero freático, y los balances positivos en PFD,
con asensos graduales del nivel freático que, como es sabido, en ocasiones alcanzan la
superficie terrestre y provocan las inundaciones características de la pampa deprimida.
En el caso de querer comparar los valores de variaciones del nivel de capa freática
por aporte (infiltración eficaz) o remoción de agua por absorción directa o movimiento
vertical en el perfil, se debe acotar los datos al período de tiempo que comparten
(septiembre de 2009–diciembre de 2011), obteniéndose los valores que muestra la tabla
IV.11.
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Tabla IV.11. Variaciones totales de las reservas de agua subterránea (freática) para el
período septiembre de 2009-diciembre de 2011 en EEC y PFD.
Donde: Δh, es igual a la infiltración eficaz ( ) cuando adopta valores positivos e igual a la
“infiltración negativa” (remoción de agua por absorción directa o movimiento vertical en el
perfil) cuando toma valores negativos.
Las diferencias entre estos predios, en los 16 meses que comparten, se explican en
parte por la mayor demanda atmosférica que presenta EEC frente a PFD, en forma de
(Tabla V.3; apartado 5.3). Esto disminuye las reservas superficiales de agua debiendo
recurrir a las del suelo y finalmente a las subterráneas (descarga) para satisfacer la
demanda. En cambio, en el caso de PFD, las reservas de agua en superficie se mantienen
más tiempo y se suman al contenido de agua del suelo. Completa esta demanda en forma
de ETR, el agua sobrenadante infiltra en el suelo saturándolo y finalmente constituye la
recarga del acuífero freático.
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Tabla IV.12. Variaciones totales de las reservas de agua subterránea (freática) para el
período septiembre de 2009-diciembre de 2011 en EEC y PFD.
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canopea forestal, y la capa de litter22 o mantillo que se deposita bajo las plantaciones,
condicionan un ambiente donde se reduce el consumo de agua en forma de transpiración,
a la vez que disminuye la evaporación de la humedad del suelo.
22
Capa superficial propia de los suelos forestales que consta de restos muertos no alterados de
plantas y animales (Hesselman, 1926). Se distingue de su capa inmediata inferior -Humus- porque a pesar de
hallarse en cierta etapa de descomposición, el litter es tomado como parte de la cubierta forestal (Pritchet,
1991).
Página | 151
4.3.2 Flujos subterráneos
En el gráfico IV.4 y IV.5 se muestra la evolución temporal del nivel de capa freática
en cada uno de los pozos de la red de monitoreo de EEC y PFD, durante el período enero
de 2009-diciembre de 2011 y septiembre de 2009-agosto de 2012, respectivamente. En el
eje de ordenadas están las fechas de toma de datos para los pozos (eje inferior). En el eje
de abscisas, se indica por un lado la profundidad del nivel de la capa freática en metros
bajo el nivel del terreno (mbnt) (eje izquierdo inferior), y los valores de lluvia acumulada en
mm (eje izquierdo superior) por el otro. El hietograma que se encuentra en la parte superior
del gráfico, representa la precipitación medida semanalmente, conjuntamente con la
medición de la capa freática y, por lo tanto, se trata de la precipitación acumulada semanal.
Gráfico IV.4. Precipitaciones acumuladas (mm) y niveles de capa freática (mbnt) de la red
de monitoreo de pozos en EEC, para un período de tres años de registros semanales.
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Gráfico IV.5. Precipitaciones acumuladas (mm) y niveles de capa freática (mbnt) de la red
de monitoreo de pozos de PFD, para un período de tres años de registros semanales.
En ambos gráficos se observa que la respuesta de la capa freática ante los eventos
de lluvia, aunque algo demorada, es evidente y se contrapone a la descripción de suelos
del INTA (1989) donde se menciona que estos suelos poseen un drenaje deficiente por
impermeabilidad. En efecto, estos ambientes constituyen zonas de recarga donde la
denominación de impermeabilidad resulta algo dura y es preferible pensar en que el
movimiento vertical de agua es deficiente y logra estos efectos de recarga y descarga
gracias a la existencia de sitios preferenciales de infiltración. La presencia de especies
forestales freatófitas en estos ambientes, posee una incidencia directa sobre estos
movimientos.
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El 2008 fue un año particularmente seco (balance hídrico negativo), con descensos
de la capa freática a niveles mínimos extremos hacia fines de junio del 2009. Los dos años
subsiguientes (2009 y 2010), revirtieron esta situación con aumentos progresivos del nivel
freático hasta alcanzar su máximo en junio-septiembre de 2010. En el caso del PFD, estos
aumentos hicieron que la capa freática alcance el nivel topográfico por un período no
menor a dos meses. Los años 2011 y 2012, en cambio, se presentaron con variaciones
normales de precipitación que no incurrieron en grandes desviaciones de la altura de capa
freática (<1m).
Página | 154
Gráfico IV.6. Isofreáticas y direcciones de flujo correspondientes para los puntos de inflexión
de los niveles de capa freática de EEC. Máximos a la izquierda y mínimos a la derecha
(Período: enero de 2009-diciembre de 2011).
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Gráfico IV.7. Isofreáticas y direcciones de flujo correspondientes para los puntos de inflexión
de los niveles de capa freática en PFD. Máximos a la izquierda y mínimos a la derecha
(Período: septiembre de 2009-agosto de 2012).
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En ambos sitios es posible distinguir un flujo subterráneo general en sentido Nord-
nordeste, que acompaña la pendiente topográfica regional. Si nos detenemos ahora en que
pasa bajo las forestaciones particulares, es posible percibir el consumo diferencial que
realizan las distintas especies en comparación con la situación de pastizal. Sin embargo,
dado que los años muestreados fueron muy variables en cuanto a su pluviometría, no fue
posible establecer un comportamiento de consumo específico u estacional. De esta
manera, sucede que mientras que el rodal de E. viminalis se comporta como una zona de
descarga neta a lo largo de prácticamente todo el período de muestréo en PFD, en EEC no
logra revertir el gradiente regional y solo actúa retrazando parcialmente este flujo. El rodal
de E. camaldulensis no es ajeno a este comportamiento, por lo que actúa como un lugar de
descarga neta a lo largo de prácticamente todo el 2011 y primera mitad del 2012, y el resto
del tiempo tampoco logra superar el gradiente regional. En EEC, durante el 2010, el rodal
de pino tambien actua como una zona de descarga neta, mientras que el resto del tiempo
retraza el flujo general sin lograr revertirlo. La intensidad de estos retrasos quedan
representados mediante mapas de isovariaciones, que no son más que aquellos en los que
se identifican rangos de igual variación vertical o desnivel de capa freática, generado entre
distintas fechas de observación. Sin embargo, estos mapas no permitieron identificar un
comportamiento diferencial por parte de las forestaciones y no justifica que sean
mostrados.
Tabla IV.13. Variaciones de contenido de agua freática por aporte horizontal a nivel predial,
expresadas como láminas acumuladas anuales. Parámetros para el cálculo de los caudales
subterráneos de entrada y salida modales en los predios EEC y PFD.
Página | 157
4.4 DISCUSIÓN
La capacidad de infiltración depende fuertemente de la porosidad de los suelos
(Mijares, 1994) y esta última del contenido de materia orgánica (Linsley et al., 1993). El
incremento de la infiltración observado en las forestaciones está directamente relacionado
a estos conceptos. Las forestaciones estudiadas no solo promueven la porosidad de los
suelos por el trabajo mecánico de su profundo sistema radicular, sino que aportan un
interesante volumen de materia orgánica al suelo, que se manifiesta a través de un mantillo
forestal de espesor variable que puede llegar a superar los 15cm (apartado 2.2.1).
Página | 158
de la materia orgánica que ellas aportan (Silveira et al., 2006). A esta situación, se suma la
presencia de arcillas expansibles en estos suelos, las cuales provocan la formación de
grietas en el suelo ante una disminución importante de la humedad del suelo. Esto
favorecería la existencia de sitios preferenciales de infiltración que se sierran rápidamente
al humedecerse el suelo.
En virtud de las variaciones de los niveles de capa freática, fue posible establecer
en EEC un mayor consumo de agua freática para las coberturas de P. radiata y rotación de
cultivos frente a las de E. viminalis y pastizal. En PFD en cambio, predominó el consumo
de la cobertura de E. viminalis frente al de E. camaldulensis y el de este último frente al de
pastizal. La extrapolación de estos efectos no es posible sin un sustento estadístico, sin
embargo es posible afirmar que la plantación de pino tuvo mayor disponibilidad de agua
freática que la plantación de E. viminalis, posiblemente por un sistema radical más extenso
en profundidad que el de eucalipto o simplemente por su alta capacidad de intercepción del
agua de lluvia que reduce el ingreso de agua al suelo. De la misma manera, es posible
indicar que a igual disponibilidad de agua, el E. viminalis superó en consumo a los rodales
de E. camaldulensis, lo cual podría responder a un crecimiento más acelerado de esta
especie pero que es necesario de constatar a campo. Finalmente, al confrontar los
pastizales con las forestaciones, se observaron variaciones de nivel que superan los 2m y
representan una evidencia clara del mayor consumo de agua por parte de las forestaciones
y de su capacidad de aprovechar el agua freática.
En términos de carga y descarga, fue posible establecer que mientras que los sitios
bajo coberturas de pastizal actuaron como lugares preferenciales de recarga en ambos
predios, las especies forestales presentaron comportamiento variables. En PFD, la
forestación de E. viminalis actuó como un lugar de descarga preferencial durante todo el
período de estudió mientras que la cobertura de E. camaldulensis mostró ser capaz de
facilitar o interrumpir la recarga al ser comparado con otros usos/coberturas. En EEC en
cambio, tanto los sitios bajo E. viminalis como los que se encuentran bajo P. radiata,
manifestaron una gran capacidad de infiltración en ciertos momentos y en otros, una
interrupción total de la recarga. Esto último podría estar asociado a las condiciones de
humedad antecedente del suelo, dado que en el caso de EEC la ocurrencia de
precipitaciones luego de un período prolongado sin ellas genera picos de infiltración y
ascensos extraordinarios del nivel de capa freática. Por otro lado, la profundidad a la que
se presenta la capa freática parece ser factor importante en el consumo de las
Página | 159
forestaciones de EEC, dado que al superar los 6m de profundidad, los arboles manifiestan
una aparente disminución en el consumo hídrico. Esto último se sustenta en el hecho de
que el nivel de capa freática bajo el lote de eucalipto en EEC, se encontró
mayoritariamente por debajo de esta profundidad (Gráfico IV.4), y en el capítulo siguiente
se verá que este lote presenta valores de evapotranspiración inferiores a los del lote de
pino y a los lotes de eucalipto de PFD (Gráficos V.11 a V.14). La interpretación de estos
resultados destacan que, a pesar de que existen antecedentes de que las raíces de las
especies estudiadas alcanzan profundidades de 10 o más metros (Le Maitre et al., 1999),
resulta factible adoptar como válido un límite de exploración de 6m de profundidad, en
coincidencia con lo expuesto por algunos autores (Kelliher et al., 1993; Jobbágy y Jackson,
2004).
Todo lo dicho hace posible verificar la hipótesis que menciona que las forestaciones
de PFD favorecen los procesos de infiltración ante períodos de excesos hídricos, mientras
que acentúan los períodos de déficits al incrementar la descarga del acuífero freático en
períodos con baja pluviometría. En EEC, en cambio, este supuesto se comprueba
parcialmente al observar que las forestaciones atenúan o disminuyen los procesos de
descarga en épocas secas o de baja pluviometría lo cual no parece estar de acuerdo con
los antecedentes locales (Poore y Fries, 1987; Farley et al., 2005; Jobbágy, 2011) y
encuentra explicación en que los árboles al no tener libre acceso a una fuente de agua
permanente restringen fuertemente su consumo a la vez que retienen humedad en el
mantillo forestal y disminuyen su evaporación por el sombreado del mismo con el dosel
arbóreo.
Página | 160
Al analizar los resultados obtenidos del aporte (infiltración eficaz) o remoción de
agua subterránea (infiltración negativa), resultantes de vincular las variaciones del nivel de
capa freática bajo cada tipo de uso/cobertura con la porosidad de los suelos estudiados, se
observa que el comportamiento o tendencia general de los pozos bajo los distintos usos es
semejante para cada sitio pero dejan en evidencia un proceso de descarga neta para el
caso de EEC y de recarga neta para PFD. A nivel de paisaje, esto se entiende porque PFD
presenta un acuífero libre más superficial en relación a EEC. Sin embargo, es probable que
estos valores respondan a las características particulares del período de estudio y a una
dinámica más compleja cuyo seguimiento debe ser superior al período de estudio
analizado.
Finalmente, es necesario traer a la memoria una característica que vincula los sitios
estudiados. Se trata de la existencia de un horizonte Bt que, como fuera señalado por
Nuñez et al. (2007), constituye una barrera que evita que el agua subterránea más cargada
en sales alcance la superficie de los suelos, deteriorándolos. Esta característica alerta
sobre una amenaza potencial en la conversión de pastizales por especies forestales de
rápido crecimiento, debido a que esta acción puede contribuir a romper esta barrera y
acentuar los problemas de salinidad documentados por Jobbágy y Jackson (2003, 2007) y
Nosetto et al. (2008), y constituye un aspecto muy importante en estos ambientes que
debe ser el objeto de estudio en futuras líneas de trabajo.
Página | 161
Besteiro Sebastián I.
Capítulo 5
Evapotranspiración
5.1 INTRODUCCIÓN
Del total de agua que llega a la superficie terrestre, un gran porcentaje regresa a la
atmosfera en forma de vapor por evaporación directa del agua acumulada en las capas
superficiales del suelo, en espejos de agua (ríos, lagos, mares, océanos), de la
interceptada por la vegetación, o por transpiración de las plantas. La influencia de la
evapotranspiración sobre el ciclo hidrológico es, por tanto, evidentemente importante si se
considera que en muchos lugares del mundo el 70% de la precipitación que llega a la tierra
es devuelta a la atmósfera por esta vía y en algunos otros alcanza un 90% (Custodio y
Llamas, 1996).
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Gráfico V.1. Repartición de la evapotranspiración en evaporación y transpiración durante el
período de crecimiento de un cultivo anual. Extraído de Allen et al. (2006)
Página | 164
(Smith et al., 1990) y finalmente al de evapotranspiración de referencia basada en la
ecuación de combinación de Penman-Monteith ( ) (Allen et al., 2006), correspondiente a
la tasa de de un cultivo hipotético con valores fijos de altura (12cm), resistencia de la
cubierta vegetal (70s/m) y albedo (0,23), que representa la de una superficie extensa
cubierta de gramíneas verdes, de altura uniforme y crecimiento activo, que cubre
completamente el terreno y no padece de falta de agua.
Página | 165
disponible23, déficit higrométrico de saturación24, temperatura del aire, velocidad y
turbulencia del viento y, naturaleza y estado de la superficie evaporante (Mármol, 2006).
En este sentido, Domingo et al. (2003) indican que los métodos e instrumentales
más usados para la medición de la no están exentos de problemas intrínsecos, al
requerir calibraciones periódicas, ausencia de lluvias al momento de su utilización,
concentraciones de agua superiores al umbral impuesto por su resolución, longitudes de
rodal suficiente para ser aplicados y, en definitiva, revela que su utilidad para validar
modelos se aplica únicamente en períodos y situaciones particulares.
23
Es aquella que proviene de la radiación solar y permite la vaporización del agua al movilizar sus
moléculas y desprenderlas de la superficie evaporante.
24
Cantidad de agua necesaria para producir la saturación de la atmosfera. Cuando mayor es su
valor, mayor es la capacidad de nuevas adiciones de humedad y por lo tanto mayor es la evaporación del
ambiente.
Página | 166
La FAO, a través de la División de Tierras y Aguas para el Desarrollo, ha sido
fundamental en el desarrollo de directrices para la predicción de las necesidades hídricas
de los cultivos a nivel mundial (Smith, 2000) al adoptar, en primera instancia, cuatro
métodos empíricos para la determinación de en la publicación FAO Riego y Drenaje
Nro. 24 (Smith et al., 1996) que fuera revisada en 1977 por Doorenbos y Pruitt (1977),
entre los que se destaca el de Penman y Blaney Criddle y en segunda instancia, el método
de Penman-Monteith.
Página | 167
Los métodos basados en el balance hídrico, por otro lado, son ampliamente
utilizados pudiendo llegar a ser muy precisos. Se trata de una metodología para la
estimación de la evapotranspiración ( ), que resulta muy útil en los casos en que es
posible medir o estimar la precipitación ( ), la escorrentía fluvial ( ), las infiltraciones
profundas ( ), y las variaciones del almacenamiento ( ). La ecuación propuesta por la
OMM (2011) es:
V.1
Esta ecuación puede ser presentada de una forma más sintética al tratarse de la
determinación de la anual a lo largo de años hidrológicos (Ecuación V.2). El año
hidrológico es aquel cuyo comienzo y fin coincide con la temporada seca y la cantidad de
agua almacenada es relativamente pequeña, al punto de que las variaciones del
almacenamiento de un año a otro son mínimas. Esto último representa el principio
universal de igualdad en el mínimo contenido de agua anual (Novoa, 1998; Giraldo, 2002),
y permitiría prescindir del término al tomar al año hidrológico como unidad temporal.
V.2
Página | 168
Acompañando esta idea, Calder (1992) indicó que los eucaliptos transpiran de forma
similar a otras especies de árboles pero aumentan enormemente sus tasas cuando tienen
acceso al agua freática. Este comportamiento responde a las estrategias estomáticas y al
patrón de sus raíces, y contribuye a la existencia de variadas tasas de transpiración entre
especies de eucalipto. Del mismo modo, los pinos presentan un significativo control
estomático, como resultado de su reducida resistencia aerodinámica (Allen et al., 2006), lo
cual los convierte junto con los eucaliptos en especies muy eficientes en el uso del agua.
Como regla general, Nisbet et al. (2011), mencionan que un aumento del 10% en la
cobertura forestal equivalen a una disminución en el rendimiento hídrico de 25-40mm
(Bosch y Hewlett, 1982) o de 1,5-2% (Calder y Newson, 1979) en tierras altas. Sin
embargo, estas relaciones no pueden mantenerse en tierras bajas y más secas, debido a
una ceñida correspondencia entre la precipitación y las pérdidas por evaporación de agua,
que condicionan rendimientos mucho más bajos. En estas condiciones, la reducción de
agua sería aún mayor, como lo demuestra Calder et al. (2003) en bosques de coníferas,
donde un aumento del 10% en la cobertura forestal condiciona descensos del 10,7% en la
producción de agua.
Página | 169
rendimiento hídrico en la estación seca (Mathur y Sajwan, 1978; Smith y Scott, 1992;
Waterloo, 1994). Esto ha sido documentado por Calder (1992) para el caso de los
eucaliptos, al observar que pueden mantener tasas de evaporación muy altas,
particularmente cuando la demanda atmosférica también lo hace. A su vez, en
plantaciones de pino (Pinus caribaea de 6 años) Waterloo (1994) ha obtenido valores de
total de 1.770mm, producto de una transpiración de 1.250mm y una intercepción de
520mm.
En Chile, Huber et al. (1998) obtuvieron una total de 861, 836 y 776mm para los
rodales de E. nitens de 8 años y 1560, 850 y 663 árboles/ha, respectivamente. Esto indica
una relación directa entre la pérdida de agua por del sistema y la densidad de los
rodales.
Del mismo modo, Oyarzún y Huber (1999) estimaron que el consumo de agua por
evapotranspiración, durante los dos primeros años de mediciones en plantaciones
juveniles de E. globulus (2 años) y P. radiata (4 años), alcanzaba valores cercanos al 30%
de la precipitación mientras que el tercer año llegaba al 58%. Los valores de de los
primeros dos años (431 a 639mm/año) se asemejan a los de una pradera natural, sin
embargo, la tendencia general en el consumo de agua, sugiere efectos negativos en las
reservas de agua del suelo (disminución de rendimiento hídrico) y un efecto es semejante
para ambas plantaciones.
Por su parte, Huber et al. (2010) estudiaron cuatro cuencas hidrográficas forestadas
de la región de Biobío, Chile. De ellas, dos presentaban plantaciones de P. radiata de 23
años y 32,3m2/ha de área basal y las otras dos, plantaciones de E. globulus de 9 años y
24,7m2/ha de área basal. Los resultados alcanzados en este estudio, manifestaron una
evapotranspiración total de 76 y 70% para las cuencas con E. globulus y de 65 y 64% en
las cuencas con P. radiata, mientras que la neta (la que proviene exclusivamente del
suelo o, que es igual a la transpiración más la evaporación desde el suelo) presentó
valores de 58 y 56% para pinos y de 73 y 66% para eucaliptos. Esto último daría cuenta de
que los eucaliptos posiblemente manifiestan mayores tasas de transpiración que los pinos.
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Bosch y Hewlett, 1982). Además, remarca que la mayor demanda evapotranspirativa que
caracteriza a las forestaciones (evapotranspiran más que la vegetación de raíces
superficiales o poco profundas), es resultado de su mayor porcentaje de intercepción,
rugosidad y altura de canopea, su menor albedo, y a su capacidad de acceder a fuentes de
agua más profundas (Holmes y Sinclair, 1986; Zhang et al., 1999). Estos autores (Benyon
et al., 2006), tras estudiar una serie de situaciones edáficas que van desde suelos
permeables, con freática profunda, baja salinidad a suelos arcillosos con freática superficial
(0-3m), alcalinos o alcalinos-sódicos, encontraron que el rango de evapotranspiración (415
a 1343mm/año) era sustancialmente mayor al de agua aplicada como lluvia y riego
complementario (362 a 784mm/año), sin embargo, las plantaciones estudiadas solo fueron
capases de hacer uso del agua freática bajo una combinación de suelos con texturas
medias y capa freática superficial y de baja salinidad.
En Argentina, Rébori (2004) estudió dos montes de E. dunnii (uno joven y otro
adulto), instalados en un paisaje plano de Santa Fe, y comprobó que no presentaban
diferencias evapotranspirativas entre ellos, ni con un doble cultivo de trigo/soja, aunque si
evidenciaban un mejor rendimiento con respecto a este y, por lo tanto, un uso más
eficiente del agua. Por otro lado, no se identificaron consumos de agua freática (de 13-15
metros de profundidad) ya que estas alcanzan solo los 10m de profundidad.
Página | 171
sometidos. Por tanto, si se reconoce que los sitios de estudio poseen características
climáticas comparables, se espera que el rodal de pino presente un menor rendimiento
hídrico (descarga freática) frente a los de eucalipto y, dentro de estos, que el rendimiento
hídrico de los rodales de E. viminalis supere al de E. camaldulensis.
Página | 172
5.2 MATERIALES Y MÉTODOS
Las funciones con las que cuenta este programa se listan a continuación:
2) JDIA, calcula el día juliano, considerando los años bisiestos, a partir del año, el
mes y el día calendario.
4) DDIAF56, devuelve la duración del día teórica (heliofanía teórica, horas de luz
entre la salida y puesta del sol sin nubosidad), computada por el método FAO 56 (Allen et
al., 1998). La salida y puesta del sol corresponden a una altura solar de 0° respecto del
horizonte. La duración del día devuelta es la utilizada para calcular RADAF56 (la radiación
astronómica o solar extraterrestre) y RADF56A (la radiación solar global o total).
Página | 173
6) PVTRF56 y PVHRF56, permiten calcular la presión de vapor actual (kPa) a partir
de la temperatura del punto de rocío (PVTRF56) o de las temperaturas y humedades
máximas y mínimas (PVHRF56).
7) PVSF56, calcula la presión de vapor saturado (kPa), en función del método FAO
56 (Allen et al., 1998).
Página | 174
La Evapotranspiración del cultivo ( ) finalmente se obtiene del producto entre el
valor de evapotranspiración de referencia ( ) y la suma de los coeficientes de
transpiración del cultivo ( ) y evaporación del suelo ( ) (Ecuación V.3).
V.3
V.4
Página | 175
forma iterativa en la ecuación universal de balance hidrológico, por medio de la curva de
evolución de un estimador determinado experimentalmente.
Especie Fuente
E. dunnii 0,6-0,9 Rébori, 2007
Eucaliptus 0,86-1 Díaz y Rébori, 2003
Coníferas 1 Allen et al., 2006
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1) Evapotranspiración del cultivo. En la ecuación V.5, se integra el valor calculado
de del apartado anterior y los coeficientes duales de transpiración del cultivo ( )y
evaporación del suelo ( ), que serán desarrollados consecutivamente:
V.5
V.6
V.7
V.8
Donde: , es la latitud expresada en radianes y con valor negativo para la latitud sur; , es
la declinación solar, también expresada en radianes
Página | 177
V.9
V.10
V.11
V.12
25
El valor de 1,2 representa un límite superior general de para vegetación alta que cubre
completamente el suelo y con IAF>3 bajo condiciones sub-húmedas y vientos suaves (Allen et al., 2006)
Página | 178
V.13
V.14
V.15
Donde: , es el valor máximo de los parámetros entre los paréntesis que están
separados por comas.
para V.16
V.17
Página | 179
método FAO56. La determinación de los tipos de suelos presentes en cada situación
estudiada, surge del análisis de las cartas de suelo 1:50000 de la provincia de Bs.As.
(INTA, 2010; INTA, 2011). Luego, con los tipos de suelos y superficies relativas de
ocupación, se obtuvieron los valores de AFE y AET correspondientes del cuadro 19 de la
publicación FAO56 (Allen et al., 2006).
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5.3 RESULTADOS
Tabla V.3. Valores medios mensuales de y expresados en mm, para cada sitio de
estudio, calculados por la metodología FAO Penman-Monteith
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
P 84,3 126,8 79,9 49,0 56,4 69,1 103,5 40,6 76,6 74,2 90,3 71,7 922,5
EEC
ET0 192,8 145,4 123,8 76,7 45,2 30,7 35,8 57,2 83,8 120,8 155,1 182,2 1249,3
P 86,6 106,9 105,6 66,7 49,8 80,9 73,0 87,4 59,5 66,6 133,6 59,9 976,6
PFD
ET0 195,4 147,5 121,4 73,3 43,2 27,1 33,2 49,2 83,1 120,4 155,5 186,1 1235,3
Tabla V.4. Valores medios mensuales expresados en mm, para distintos rodales y
situaciones de pastizal.
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic Total
ETPino 226,5 162,2 137,6 88,5 51,1 34,6 40,7 66,1 98,0 137,9 176,3 213,2 1432,9
EEC
ETEvim 209,1 146,8 124,2 78,6 44,9 30,1 35,5 58,3 88,9 125,5 160,7 199,5 1302,0
ETPast 134,9 101,8 86,6 53,7 31,6 21,5 25,0 40,1 58,7 84,6 108,5 127,5 874,5
ETEvim1 267,2 182,8 152,4 92,5 54,2 34,6 42,9 62,4 109,3 157,9 202,1 255,0 1613,5
ETEcam2 230,0 157,5 129,4 79,0 45,8 28,4 36,0 52,6 93,2 136,8 174,3 221,2 1384,3
ETEcam3 251,2 172,3 142,1 86,4 50,3 31,7 39,7 58,0 102,5 149,4 190,9 241,3 1515,9
PFD
ETEcam4 215,4 149,1 122,6 74,8 43,4 27,0 34,1 49,9 87,9 129,1 164,1 207,0 1304,4
ETEcam5 262,8 178,1 147,9 89,2 51,9 33,1 41,1 60,0 106,1 154,1 198,1 251,1 1573,7
ETPast 136,8 103,2 85,0 51,3 30,2 19,0 23,2 34,4 58,2 84,3 108,8 130,2 864,7
Donde: , es la correspondiente a la forestación de P. radiata; , es la de
la forestación de E. viminalis en EEC; , es la de la forestación de E. viminalis en
PFD (parcela 1); a , son las plantaciones de E. camaldulensis
correspondientes a las parcelas 2 a 5 del PFD, y , son las de los pastizales.
Página | 181
Los valores de utilizados para el cálculo de surgen de sumar los coeficientes
duales diarios ( + ). Los valores medios, máximos y mínimos de estos coeficientes, se
muestran en la tabla V.5 y V.6 para cada uno de los meses muestreados. En el caso
particular de los pastizales, tomados como condición natural de uso en cada uno de los
sitios estudiados, los valores de se fijaron en 0,7 para el total de los períodos
considerados, aunque en la bibliografía se indica variaciones de 0,3 a 0,75 según sea el
período de crecimiento que se considere (Allen et al., 2006).
Tabla V.5. Valores mínimos (mín), medios (med) y máximos (máx) mensuales de los
coeficientes únicos de cultivo ( ) correspondientes a las plantaciones forestales y situación
natural de la Estancia El Centauro (EEC).
EEC
Kc Pino Kc Evim Kc Evim Kc Pino
fecha fecha Kc Past
mín med máx mín med máx mín med máx mín med máx
ene09 0,9 1,2 1,7 0,8 1,2 1,5 jul10 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,1 0,7
feb09 1,0 1,1 1,2 0,9 1,0 1,1 ago10 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,1
mar09 0,8 1,1 1,2 0,7 1,0 1,1 sep10 1,0 1,1 1,3 0,9 1,0 1,1
abr09 1,1 1,2 1,4 1,0 1,1 1,2 oct10 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,3
may09 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,2 nov10 1,0 1,2 1,3 0,9 1,1 1,3
jun09 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,2 dic10 1,1 1,2 1,4 1,0 1,2 1,3
jul09 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,1 ene11 1,0 1,2 1,4 0,9 1,0 1,3
ago09 1,0 1,2 1,4 0,9 1,0 1,3 feb11 0,9 1,1 1,3 0,8 1,1 1,3
sep09 1,0 1,1 1,2 0,8 1,0 1,1 mar11 1,0 1,2 1,3 0,9 1,1 1,2
oct09 0,9 1,1 1,4 0,8 1,0 1,3 abr11 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,2
nov09 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,1 may11 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,1
dic09 0,9 1,1 1,2 0,8 1,0 1,2 jun11 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,1
ene10 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,3 jul11 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,1
feb10 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,1 ago11 0,8 1,1 1,2 0,7 1,0 1,1
mar10 0,9 1,1 1,3 0,9 1,0 1,2 sep11 1,0 1,2 1,4 0,9 1,2 1,3
abr10 0,8 1,1 1,3 0,7 1,0 1,1 oct11 0,9 1,1 1,3 0,8 1,0 1,3
may10 0,8 1,1 1,2 0,7 1,0 1,1 nov11 0,9 1,1 1,2 0,8 1,1 1,2
jun10 0,7 1,1 1,3 0,6 1,0 1,1 dic11 1,1 1,2 1,3 1,0 1,1 1,2
Página | 182
Tabla V.6. Valores mínimos (mín), medios (med) y máximos (máx) mensuales de los
coeficientes únicos de cultivo ( ) correspondientes a las plantaciones forestales y situación
natural del Predio Forestal Dolores (PFD).
PFD
Kc Evim1 Kc Ecam2 Kc Ecam3 Kc Ecam4 Kc Ecam5
fecha Kc Past
mín med máx mín med máx mín med máx mín med máx mín med máx
sep09 1,1 1,3 1,6 0,9 1,1 1,3 1,0 1,2 1,5 0,8 1,0 1,2 1,0 1,2 1,5 0,7
oct09 1,1 1,3 1,6 0,9 1,2 1,4 1,0 1,3 1,5 0,9 1,1 1,2 1,1 1,3 1,6
nov09 1,0 1,3 1,6 0,8 1,1 1,3 0,9 1,2 1,4 0,8 1,0 1,2 1,0 1,3 1,5
dic09 1,1 1,3 1,6 0,9 1,1 1,3 1,0 1,2 1,4 0,9 1,1 1,2 1,1 1,3 1,5
ene10 1,1 1,4 1,6 0,9 1,2 1,3 1,0 1,3 1,5 0,9 1,1 1,2 1,1 1,3 1,6
feb10 1,0 1,2 1,4 0,8 1,0 1,3 0,9 1,1 1,4 0,8 1,0 1,2 1,0 1,2 1,4
mar10 0,9 1,2 1,5 0,8 1,0 1,3 0,8 1,1 1,5 0,7 1,0 1,2 0,9 1,1 1,5
abr10 0,9 1,2 1,5 0,8 1,0 1,3 0,9 1,1 1,4 0,7 1,0 1,2 0,9 1,2 1,5
may10 0,8 1,2 1,3 0,7 1,0 1,2 0,7 1,1 1,3 0,7 0,9 1,1 0,8 1,1 1,3
jun10 0,9 1,2 1,5 0,7 1,0 1,2 0,8 1,1 1,4 0,7 1,0 1,2 0,8 1,2 1,4
jul10 0,9 1,2 1,5 0,7 1,0 1,3 0,8 1,1 1,4 0,7 1,0 1,2 0,8 1,2 1,5
ago10 1,1 1,2 1,5 0,9 1,0 1,3 1,0 1,1 1,4 0,8 1,0 1,2 1,0 1,2 1,5
sep10 1,1 1,3 1,6 0,9 1,1 1,3 1,0 1,2 1,5 0,9 1,0 1,3 1,0 1,2 1,6
oct10 1,0 1,3 1,7 0,9 1,1 1,4 1,0 1,2 1,5 0,9 1,1 1,3 1,0 1,3 1,6
nov10 1,1 1,3 1,7 1,0 1,1 1,4 1,0 1,2 1,6 0,9 1,1 1,3 1,1 1,3 1,6
dic10 1,2 1,4 1,7 1,0 1,2 1,4 1,1 1,3 1,5 1,0 1,1 1,3 1,2 1,4 1,7
ene11 1,2 1,3 1,5 1,0 1,1 1,3 1,1 1,2 1,5 0,9 1,1 1,2 1,1 1,3 1,6
feb11 1,0 1,3 1,5 0,9 1,1 1,3 1,0 1,2 1,4 0,8 1,0 1,2 1,0 1,2 1,5
mar11 1,2 1,3 1,7 1,0 1,1 1,4 1,1 1,2 1,6 1,0 1,1 1,3 1,1 1,3 1,7
abr11 1,1 1,3 1,6 0,9 1,1 1,4 1,0 1,2 1,5 0,8 1,0 1,3 1,0 1,3 1,6
may11 1,1 1,3 1,6 0,9 1,1 1,3 1,0 1,2 1,4 0,8 1,0 1,2 1,0 1,2 1,5
jun11 0,9 1,2 1,5 0,7 1,0 1,2 0,8 1,1 1,3 0,7 1,0 1,1 0,8 1,2 1,4
jul11 1,0 1,2 1,7 0,8 1,0 1,4 0,9 1,1 1,6 0,8 1,0 1,3 0,9 1,2 1,6
ago11 0,9 1,2 1,6 0,8 1,0 1,3 0,8 1,1 1,4 0,7 1,0 1,2 0,9 1,2 1,5
sep11 1,2 1,4 1,6 1,0 1,2 1,4 1,1 1,3 1,5 0,9 1,1 1,3 1,1 1,3 1,6
oct11 1,0 1,3 1,6 0,8 1,1 1,4 0,9 1,2 1,5 0,8 1,0 1,3 0,9 1,2 1,6
nov11 1,1 1,3 1,6 0,9 1,1 1,3 1,0 1,3 1,5 0,9 1,1 1,3 1,1 1,3 1,6
dic11 1,2 1,3 1,7 1,0 1,2 1,4 1,1 1,3 1,6 0,9 1,1 1,4 1,1 1,3 1,7
ene12 1,2 1,4 1,7 1,0 1,2 1,3 1,1 1,3 1,5 0,9 1,1 1,2 1,1 1,4 1,6
feb12 1,0 1,3 1,5 0,8 1,1 1,3 0,9 1,2 1,4 0,8 1,0 1,2 0,9 1,2 1,4
mar12 1,0 1,2 1,5 0,8 1,0 1,3 0,9 1,1 1,5 0,8 1,0 1,2 0,9 1,2 1,5
abr12 1,0 1,2 1,5 0,8 1,1 1,3 0,9 1,1 1,4 0,8 1,0 1,2 0,9 1,2 1,5
may12 0,9 1,2 1,5 0,8 1,0 1,3 0,8 1,1 1,5 0,7 1,0 1,2 0,9 1,2 1,5
jun12 1,0 1,3 1,6 0,8 1,0 1,3 0,9 1,2 1,5 0,8 1,0 1,3 1,0 1,2 1,6
jul12 1,0 1,3 1,6 0,8 1,1 1,4 0,9 1,2 1,5 0,8 1,0 1,3 1,0 1,2 1,6
ago12 1,1 1,3 1,7 0,9 1,1 1,4 1,0 1,2 1,5 0,9 1,0 1,3 1,1 1,2 1,6
A pesar de que los coeficientes de las Tablas V.5 y V.6 no se comportan de forma
normal (ya que el producto entre el coeficiente medio anual y la media anual, no es
igual a la media anual calculada de los diarios), los máximos y mínimos son
valores absolutos que se hallan entre los rangos 0,6-1,7 para EEC y 0,7-1,7 para PFD, y se
encuentran muy por encima de los correspondientes a las situaciones de pastizal en su
Página | 183
punto máximo de consumo ( =0,7). Esto da una noción de que las forestaciones
presentan un consumo superior del recurso frente a otros tipos vegetales.
Los valores así obtenidos fueron trabajados con balances seriados a nivel del suelo
(balance de thornthwaite) para observar el comportamiento temporal de las reservas del
suelo en cada uno de los sitios estudiados, y para cada uno de las condiciones de uso
consideradas. Además, para cada sitio se tomo una situación natural o de pastizal, con un
contenido de agua disponible en el suelo de 200mm para EEC (Hurtado et al., 2006) y de
180mm para el PFD (Nuñez et al., 2007), y una con forestación. En el caso de las
forestaciones, el agua disponible en el suelo se determinó por la aplicación del programa
“Soil Water Characteristics” (Saxton y Rawls, 2006), dado que ha tenido buenos resultados
en la región pampeana (Landini et al., 2007). Para ello, se asumió una profundidad de
raíces de 6m, por parte de las forestaciones de pino y eucalipto, y se utilizó información de
suelos provenientes de las cartas 1:50000 del INTA (2010, 2011) y observaciones
realizadas a campo. Los valores obtenidos de agua disponible en el suelo para EEC y PFD
fueron 838,8 y 841,2mm respectivamente, sin embargo, en los casos donde la freática se
mantuvo por encima de los 6m de profundidad, estos valores deberían ser mayores. Esto
se debe a que el agua disponible en el suelo se calcula como la existente entre los puntos
de marchitez permanente y capacidad de campo, y en el caso de la freática el suelo se
encuentra saturado y el contenido de agua es superior. Además, si bien la carga y
descarga del acuífero es básicamente vertical, existe un aporte horizontal que a nivel local
puede ser importante.
A continuación se exponen los balances obtenidos (Tablas V.7 a V.15) junto con los
gráficos de la evolución mensual de los componentes: , (= )y (Gráficos V.2 a
V.10). Cabe aclarar que en los balances no se han considerado los aportes de agua
horizontales por la presencia del acuífero freático. Esto sugiere que los balances solo
representan el rendimiento hídrico promedio mensual de cada situación analizada, y que
estos rendimientos constituyen la recarga del sistema, al mostrarse como excedentes
(balances positivos), o descargas, al manifestarse como déficits (balances negativos).
Página | 184
Tabla V.7. Balance hidrológico mensual de Thornthwaite, con un factor de cultivo general
correspondiente a un pastizal de la EEC (Kc=0,7) y un valor de retención de agua útil en el
suelo de 200mm.
EEC (Past) ene feb mar abr may jun jul ago sep Oct nov dic Total
P 84,3 126,8 79,9 49,0 56,4 69,1 103,5 40,6 76,6 74,2 90,3 71,7 922,5
ETP 134,9 101,8 86,6 53,7 31,6 21,5 25,0 40,1 58,7 84,6 108,5 127,5 874,5
P-ETP -50,6 25,0 -6,7 -4,7 24,8 47,7 78,5 0,5 17,9 -10,4 -18,3 -55,8 48,0
R 115,6 65,0 90,0 83,3 78,6 103,4 151,1 200,0 200,0 200,0 189,6 171,4 115,6
∆R -50,6 25,0 -6,7 -4,7 24,8 47,7 48,9 0,0 0,0 -10,4 -18,3 -55,8 0,0
ETR 134,9 101,8 86,6 53,7 31,6 21,5 25,0 40,1 58,7 84,6 108,5 127,5 874,5
Déf 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Exc 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 29,5 0,5 17,9 0,0 0,0 0,0 48,0
(mm)
200
EEC (Pastizal)
150
100
P
50
ETP
ETR
0
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
Tabla V.8. Balance hidrológico mensual de Thornthwaite, con un factor de cultivo general
correspondiente a un pastizal del PFD ( = 0,7) y un valor de retención de agua útil en el
suelo de 180mm.
PFD (Past) ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic Total
P 86,6 106,9 105,6 66,7 49,8 80,9 73,0 87,4 59,5 66,6 133,6 59,9 976,6
ETP 136,8 103,2 85,0 51,3 30,2 19,0 23,2 34,4 58,2 84,3 108,8 130,2 864,7
P-ETP -50,2 3,7 20,6 15,4 19,6 61,9 49,8 53,0 1,3 -17,7 24,8 -70,3 111,8
R 109,7 59,5 63,1 83,7 99,2 118,7 180,0 180,0 180,0 180,0 162,3 180,0 109,7
∆R -50,2 3,7 20,6 15,4 19,6 61,3 0,0 0,0 0,0 -17,7 17,7 -70,3 0,0
ETR 136,8 103,2 85,0 51,3 30,2 19,0 23,2 34,4 58,2 84,3 108,8 130,2 864,7
Déf 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Exc 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,6 49,8 53,0 1,3 0,0 7,1 0,0 111,8
Página | 185
(mm)
200
PFD (Pastizal)
150
100
P
50 ETP
ETR
0
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
Página | 186
Tabla V.9. Balance hidrológico mensual de Thornthwaite ajustado en función de un factor de
cultivo diario, calculado para una plantación de P. radiata de la pampa ondulada y un valor
de retención de agua útil del suelo de 838,8mm.
EEC (Pino) ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic Total
P 84,3 126,8 79,9 49,0 56,4 69,1 103,5 40,6 76,6 74,2 90,3 71,7 922,5
ETP 226,5 162,2 137,6 88,5 51,1 34,6 40,7 66,1 98,0 137,9 176,3 213,2 1432,9
P-ETP -142,2 -35,4 -57,7 -39,5 5,3 34,5 62,8 -25,5 -21,4 -63,7 -86,1 -141,5 -510,3
R 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 5,3 39,8 102,6 77,1 55,7 0,0 0,0 0,0
∆R 0,0 0,0 0,0 0,0 5,3 34,5 62,8 -25,5 -21,4 -55,7 0,0 0,0 0,0
ETR 84,3 126,8 79,9 49,0 51,1 34,6 40,7 66,1 98,0 129,9 90,3 71,7 922,5
Déf 142,2 35,4 57,7 39,5 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 8,0 86,1 141,5 510,3
Exc 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
(mm)
200
EEC (P. radiata)
150
100
P
50 ETP
ETR
0
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
EEC (E. vim) ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic Total
P 84,3 126,8 79,9 49,0 56,4 69,1 103,5 40,6 76,6 74,2 90,3 71,7 922,5
ETP 209,1 146,8 124,2 78,6 44,9 30,1 35,5 58,3 88,9 125,5 160,7 199,5 1302,0
P-ETP -124,8 -19,9 -44,3 -29,6 11,5 39,0 68,0 -17,7 -12,3 -51,3 -70,4 -127,7 -379,5
R 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 11,5 50,5 118,5 100,9 88,6 37,3 0,0 0,0
∆R 0,0 0,0 0,0 0,0 11,5 39,0 68,0 -17,7 -12,3 -51,3 -37,3 0,0 0,0
ETR 84,3 126,8 79,9 49,0 44,9 30,1 35,5 58,3 88,9 125,5 127,6 71,7 922,5
Déf 124,8 19,9 44,3 29,6 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 33,1 127,7 379,5
Exc 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Página | 187
(mm)
200
EEC (E. viminalis)
150
100
P
50 ETP
ETR
0
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
PFD (E. vim1) ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic Total
P 86,6 106,9 105,6 66,7 49,8 80,9 73,0 87,4 59,5 66,6 133,6 59,9 976,6
ETP 267,2 182,8 152,4 92,5 54,2 34,6 42,9 62,4 109,3 157,9 202,1 255,0 1613,5
P-ETP -180,6 -75,9 -46,8 -25,8 -4,4 46,3 30,1 25,0 -49,8 -91,3 -68,5 -195,1 -637,0
R 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 46,3 76,4 101,4 51,5 0,0 0,0 0,0
∆R 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 46,3 30,1 25,0 -49,8 -51,5 0,0 0,0 0,0
ETR 86,6 106,9 105,6 66,7 49,8 34,6 42,9 62,4 109,3 118,1 133,6 59,9 976,6
Déf 180,6 75,9 46,8 25,8 4,4 0,0 0,0 0,0 0,0 39,8 68,5 195,1 637,0
Exc 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
(mm)
250
PFD (E. viminalis1)
200
150
100 P
50 ETP
ETR
0
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
Página | 188
Tabla V.12. Balance hidrológico mensual de Thornthwaite ajustado en función de un factor
de cultivo diario, calculado para una plantación de E. camaldulensis de la pampa deprimida
(Parcela 2) y un valor de retención de agua útil del suelo de 841,2mm.
PFD (E. cam2) ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic Total
P 86,6 106,9 105,6 66,7 49,8 80,9 73,0 87,4 59,5 66,6 133,6 59,9 976,6
ETP 230,0 157,5 129,4 79,0 45,8 28,4 36,0 52,6 93,2 136,8 174,3 221,2 1384,3
P-ETP -143,4 -50,6 -23,8 -12,3 4,0 52,5 37,0 34,8 -33,7 -70,2 -40,7 -161,3 -407,8
R 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 4,0 56,5 93,5 128,2 94,6 24,3 0,0 0,0
∆R 0,0 0,0 0,0 0,0 4,0 52,5 37,0 34,8 -33,7 -70,2 -24,3 0,0 0,0
ETR 86,6 106,9 105,6 66,7 45,8 28,4 36,0 52,6 93,2 136,8 157,9 59,9 976,6
Déf 143,4 50,6 23,8 12,3 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 16,3 161,3 407,8
Exc 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
(mm)
200
PFD (E. camaldulensis2)
150
100
P
50 ETP
ETR
0
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
PFD (E. cam3) ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic Total
P 86,6 106,9 105,6 66,7 49,8 80,9 73,0 87,4 59,5 66,6 133,6 59,9 976,6
ETP 251,2 172,3 142,1 86,4 50,3 31,7 39,7 58,0 102,5 149,4 190,9 241,3 1515,9
P-ETP -164,6 -65,4 -36,5 -19,7 -0,5 49,2 33,3 29,4 -43,0 -82,8 -57,3 -181,4 -539,4
R 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 49,2 82,6 112,0 69,0 0,0 0,0 0,0
∆R 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 49,2 33,3 29,4 -43,0 -69,0 0,0 0,0 0,0
ETR 86,6 106,9 105,6 66,7 49,8 31,7 39,7 58,0 102,5 135,6 133,6 59,9 976,6
Déf 164,6 65,4 36,5 19,7 0,5 0,0 0,0 0,0 0,0 13,9 57,3 181,4 539,4
Exc 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Página | 189
(mm)
250
PFD (E. camaldulensis3)
200
150
100 P
50 ETP
ETR
0
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
PFD (E. cam4) ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic Total
P 86,6 106,9 105,6 66,7 49,8 80,9 73,0 87,4 59,5 66,6 133,6 59,9 976,6
ETP 215,4 149,1 122,6 74,8 43,4 27,0 34,1 49,9 87,9 129,1 164,1 207,0 1304,4
P-ETP -128,8 -42,2 -17,0 -8,1 6,4 53,9 38,9 37,5 -28,4 -62,5 -30,5 -147,1 -327,9
R 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 6,4 60,3 99,3 136,8 108,4 45,8 15,3 0,0
∆R 0,0 0,0 0,0 0,0 6,4 53,9 38,9 37,5 -28,4 -62,5 -30,5 -15,3 0,0
ETR 86,6 106,9 105,6 66,7 43,4 27,0 34,1 49,9 87,9 129,1 164,1 75,2 976,6
Déf 128,8 42,2 17,0 8,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 131,8 327,9
Exc 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
(mm)
250
PFD (E. camaldulensis4)
200
150
100 P
50 ETP
ETR
0
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
Página | 190
Tabla V.15. Balance hidrológico mensual de Thornthwaite ajustado en función de un factor
de cultivo diario, calculado para una plantación de E. camaldulensis de la pampa deprimida
(Parcela 5) y un valor de retención de agua útil del suelo de 841,2mm.
PFD (E. cam5) ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic Total
P 86,6 106,9 105,6 66,7 49,8 80,9 73,0 87,4 59,5 66,6 133,6 59,9 976,6
ETP 262,8 178,1 147,9 89,2 51,9 33,1 41,1 60,0 106,1 154,1 198,1 251,1 1573,7
P-ETP -176,2 -71,2 -42,3 -22,5 -2,1 47,8 31,9 27,4 -46,6 -87,5 -64,5 -191,2 -597,2
R 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 47,8 79,6 107,0 60,4 0,0 0,0 0,0
∆R 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 47,8 31,9 27,4 -46,6 -60,4 0,0 0,0 0,0
ETR 86,6 106,9 105,6 66,7 49,8 33,1 41,1 60,0 106,1 127,0 133,6 59,9 976,6
Déf 176,2 71,2 42,3 22,5 2,1 0,0 0,0 0,0 0,0 27,1 64,5 191,2 597,2
Exc 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
(mm)
250
PFD (E. camaldulensis5)
200
150
100 P
50 ETP
ETR
0
ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic
Página | 191
(mm) P
ETPino
ET0
ETEvim
EEC
250
ETPast
200
150
100
50
(mm)
EEC 4500
4000
P ET0 3500
ETPino ETEvim 3000
ETPast 2500
2000
1500
1000
500
0
Los Gráficos V.11 y V.12 permiten observar el comportamiento temporal del aporte
de agua por precipitación y el consumo por evapotranspiración de cada plantación
evaluada de la EEC ( , ), natural y de referencia ( y ). A simple vista se
observa que las forestaciones consumen más agua que el pastizal. Este consumo
diferencial condiciona balances positivos en el caso de los pastizales (+48mm) y negativos
en el de las forestaciones de pino y eucalipto (-510,3 y -379,5mm), lo cual provoca un
déficit que es suplido por el aporte de agua freática. Es interesante notar, que al existir un
Página | 192
aporte continuo de agua freática, las curvas de evapotranspiración no mantienen una
correlación con las precipitaciones sino más bien con las condiciones climáticas y
demuestran un comportamiento cíclico, con máximos en verano y mínimos en invierno.
Además, se puede diferenciar que el consumo de agua por parte de las forestaciones se
encuentra por encima del de referencia, y aun más, que el componente de
evapotranspiración en el rodal de pino es superior al del eucalipto.
(mm)
P
PFD
300 ET0
250 ETEvim1
ETEcam2
200 ETEcam3
ETEcam4
150 ETEcam5
100
50
0
(mm)
PFD 5000
P ET0 4500
ETEvim1 ETEcam2 4000
ETEcam3 ETEcam4 3500
ETEcam5 ETPast 3000
2500
2000
1500
1000
500
0
Página | 193
En los gráficos V.13 y V.14, al igual que en EEC, se evidencia un consumo
diferencial de agua entre el pastizal y las forestaciones que genera un balance promedio
anual positivo para el pastizal (+111,8mm) y balances negativos para las forestaciones (-
637,0; -407,8; -539,4; -327,9 y -597,2mm) que también serían suplidos por aporte de agua
freática. Esto nos demuestra un ranquin de consumo de agua ordenado de la siguiente
manera: > > > > , y que mantiene relación con las
coberturas determinadas para cada rodal (apartado 2.3.2, Tabla II.3).
Página | 194
5.4 DISCUSIÓN
Página | 195
V.18
De esta forma, se considera que del agua que ingresa al suelo como infiltración ( ),
parte es utilizada por las plantas ( ), parte se pierde por evaporación ( ) y parte se
almacena ( ) (FAO, 2000). Superada la capacidad de almacenamiento del suelo
(capacidad de campo), el agua percola a capas más profundas (infiltración eficaz, efectiva
o recarga: ) y alimenta los acuíferos ( ) (Soares y Almeida, 2001). Este
comportamiento puede observarse en un sencillo esquema (Figura V.2).
En este esquema se identifican los elementos primarios que han sido abordados en
esta tesis, con excepción de la variación del contenido de agua en el suelo ( ). Este
componente puede obtenerse de la ecuación V.18. En la tabla V.16 se observa el
desarrollo de los componentes de esta ecuación, para cada sitio y cobertura estudiado, y
bajo la consideración de que no existen limitaciones hídricas para las coberturas.
Página | 196
Tabla V.16. Principales componentes del balance hidrológico anual para los tres años de
estudio en EEC y PFD.
976,6 37,8
E. cam.4 203,1 976,6 -332,9
E. cam.5 374,0 976,6 -503,8
Pastizal 122,4 38,0 864,7 -48,5
Página | 197
En estas condiciones, si se considerara una sustitución a gran escala de la
vegetación herbácea por forestaciones de pino y eucalipto en la pampa húmeda, se
esperaría una profundización del nivel de capa freática. Esta especulación coincide con lo
expuesto por Jobbágy (2011), al indicar que situaciones de forestación masiva en la llanura
podrían generar descensos regionales del nivel freático y afectar humedales cercanos, sin
embargo no encuentra respaldo en los resultados de obtenidos en esta tesis (apartado
4.3.1). Por otra parte, resulta oportuno advertir que este aparente consumo masivo de
agua subterránea, contrariamente a lo expuesto por Poore y Fries (1987), no afectaría
gravemente a las poblaciones que se encuentran aguas abajo, en parte porque se
abastecen de aguas más profundas y menos salobres, y en parte porque la actividad
reinante en estas zonas son los cultivos de secano y el pastoreo de pastura natural, que no
hace uso del agua freática y podrían verse beneficiadas por un aumento de la capacidad
de infiltración de estos suelos y el consecuente lavado de sales y disminución de
anegamientos. En definitiva, uno de los problemas más alarmantes del consumo de agua
por parte de las plantas esta dado por la posibilidad de salinización de los suelos y napas,
cuestión que ha sido abordada intensamente por estudios locales (Jackson et al. 2005;
Jobbágy y Jackson 2003, 2007; Nosetto et al. 2007, 2008) y es necesario seguir
profundizando.
Página | 198
Besteiro Sebastián I.
Capítulo 6
Consideraciones finales
6.1 CONSIDERACIONES FINALES
Página | 200
las prácticas y obras más convenientes a las características y circunstancias locales y
regionales.
Puede observarse que estas medidas platean el uso de cortinas como el sistema
agroforestal más promisorio, consideradas un método de ordenamiento predial de alto
beneficio económico, ambiental y paisajístico, con o sin la integración de los negocios del
cultivo protegido y el aprovechamiento maderero de la cortina (Alarcón y Matzner, 2002).
Página | 201
La instalación de cortinas representa una medida recomendable, ya que reduce la
evapotranspiración de los cultivos por frenado del viento y sombra, y aumentaría
consecuentemente la humedad del suelo en el período estival de mayor demanda
evapotranspirativa y reduciría los excesos de invierno al evitar el ascenso freático por
consumo directo. Sin embargo, no es posible implementar estos sistemas en los casos
estudiados ya que se trata de forestaciones en macizo, de difícil conversión a cortinas, y
además, una de ellas tiene un destino netamente maderero. Aquí, el alto poder
evapotranspirante de las masas forestales condiciona balances mayormente negativos a
nivel anual, donde los déficit son grandes. En años secos esto se vuelve perjudicial y
podría ser regulado mediante la reducción de su capacidad de intercepción a través de
podas y raleos, y así evitar descensos locales pronunciados del nivel freático.
En el caso del Predio Forestal Dolores, se realiza manejo de rebrote para lograr una
homogeneidad en las dimensiones de madera a extraer y de esta manera estarían
trabajando sobre la capacidad evapotranspirativa de las forestaciones. Sin embargo, en
años secos, la densidad de estas forestaciones acentuaría el déficit hídrico de forma
alarmante. Facilitar el ingreso de los escurrimientos de predios vecinos y su infiltración por
medio de una reorganización de caminos sería recomendable, pero el anegamiento de
plantaciones no es algo buscado en la actividad forestal por lo que debería acompañarse
con obras de arte que permitan controlar estos flujos al momento de las intervenciones
silvícolas. Una de estas obras de arte puede ser el uso de compuertas en canales de
desagües.
Página | 202
cortinas puede significar entonces una medida recomendable por su efecto se sombreado
y barrera contra el viento. Esto aumentaría consecuentemente la humedad del suelo en el
período estival, de mayor demanda evapotranspirativa, y reduciría los excesos de invierno
a la vez que evita el ascenso freático por consumo directo.
Página | 203
Besteiro Sebastián I.
Capítulo 7
Conclusiones
7.1 CONCLUSIONES
Del análisis de los datos pluviográficos se obtuvo una buena correlación entre los
valores anuales y mensuales de las estaciones meteorológicas Julio Hirschhorn y
Aeródromo Dolores (EEJH y EMAD) junto con un elevado grado de correlación para cada
uno de los pares (“EEJH-Testigo EEC” y “EMAD-Testigo PFD”). Esto permitió utilizar
indistintamente tanto los datos pluviométricos de las estaciones meteorológicas como los
de los pluviómetros testigo. El consecuente estudio de la redistribución de estas lluvias
demostró la importancia parcial de cada uno de los flujos analizados (intercepción,
trascolación, escurrimiento fustal y precipitación neta), los cuales se mostraron altamente
correlacionados y en proporción constante a nivel mensual y estacional para cada una de
los rodales. Por tanto, se pudo definir que los valores de intercepción ( ) obtenidos en los
pinos duplica a la de los eucaliptos en EEC, mientras que los correspondientes a E.
viminalis en PFD duplican a los medidos para la misma especie en EEC. Dicho
Página | 205
comportamiento responde a un mejor estado fisiológico y crecimiento más activo de los
rodales de PFD, provocado por posibilidad de acceso ininterrumpido al agua freática, y
permite aceptar la hipótesis de que la capacidad de intercepción de los pinos estudiados
supera a la de los eucaliptos. La trascolación ( ), por otro lado, predominó ampliamente
sobre el escurrimiento fustal ( ) y manifestó ser el principal componente de la precipitación
neta. Por su parte , en principio despreciable, cobra importancia en períodos de escasas
precipitaciones por tratarse de un flujo concentrado alrededor del tronco donde se localiza
la mayor densidad de raíces. Se observa además que las plantaciones de E. viminalis de
ambos sitios de estudio comparten similares valores de , superiores a los encontrados en
pinos, mientras que los distintos rodales de E. camaldulensis manifiestan amplias
variaciones respecto a este componente, que guarda relación con la densidad de árboles
por hectárea.
Página | 206
La evolución del nivel freático bajo los distintos usos/coberturas y el análisis de
flujos, permitieron identificar un comportamiento integrado del acuífero, con un flujo
subterráneo que acompaña a la pendiente topográfica regional. Las forestaciones
intervienen sobre este flujo retardándolo y en ocasiones actúan como zonas de carga o
descarga neta del mismo. Este comportamiento se manifestó como un consumo diferencial
por parte de estas coberturas y permitió identificar variaciones de nivel que superan los 2m
al confrontar las coberturas de pastizal con las forestales, lo cual constituye una evidencia
clara del mayor consumo de agua por parte de las forestaciones y de su capacidad de
aprovechar el agua freática. Al profundizar el análisis, se estableció en EEC un mayor
consumo de agua freática bajo la cobertura de P. radiata frente a las de E. viminalis y
pastizal. En PFD en cambio, predominó el consumo de la cobertura de E. viminalis frente al
de E. camaldulensis y el de este último frente al de pastizal. Este análisis, permitió
establecer que la plantación de pino tuvo mayor disponibilidad de agua freática que la
plantación de E. viminalis, producto posiblemente de un sistema radical más extenso en
profundidad o su mayor capacidad de intercepción que reduce el ingreso de agua al suelo.
De la misma manera, se observó que a igual disponibilidad de agua, el E. viminalis superó
en consumo a los rodales de E. camaldulensis, lo cual podría responder a un crecimiento
más acelerado de esta especie o un uso más eficiente del recurso.
En términos de carga y descarga, fue posible establecer que mientras que los sitios
bajo coberturas de pastizal actuaron como lugares preferenciales de recarga en ambos
predios, las especies forestales presentaron comportamiento variables. En PFD, la
forestación de E. viminalis actuó como un lugar de descarga preferencial durante todo el
período de estudió mientras que la cobertura de E. camaldulensis mostró ser capaz de
facilitar o interrumpir la recarga al ser comparado con otros usos/coberturas. En EEC en
cambio, tanto los sitios bajo E. viminalis como los que se encuentran bajo P. radiata,
manifestaron una gran capacidad de infiltración en ciertos momentos y en otros, una
interrupción total de la recarga. Esto último se asoció a las condiciones de humedad
antecedente del suelo y a la profundidad que se presenta la capa freática, dado que al
superar los 6m de profundidad, los arboles manifiestan una aparente disminución en el
consumo hídrico.
Página | 207
acentúan los períodos de déficits al incrementar la descarga del acuífero freático en
períodos con baja pluviometría. En EEC, en cambio, este supuesto se comprueba
parcialmente al observar que las forestaciones atenúan o disminuyen los procesos de
descarga en épocas secas o de baja pluviometría. Dicho comportamiento, responde a que
los árboles, al no tener libre acceso a una fuente de agua permanente, restringen
fuertemente su consumo a la vez que retienen humedad en el mantillo forestal y
disminuyen su evaporación por el sombreado del mismo con el dosel arbóreo. Por otro
lado, los gradientes hallados entre los distintos usos/coberturas resultaron mínimos, al
igual que los valores calculados de flujo subterráneo horizontal, y permite corroborar el
supuesto de que los flujos subterráneos horizontales pueden despreciarse para el grado de
detalle abordado en este estudio.
Página | 208
valores a campo o un sustento estadístico fuerte, esta conclusión puede resultar
especulativa.
Se concluye finalmente que las forestaciones realizan un uso más exhaustivo del
agua frente a las coberturas herbáceas. Sus canopeas determinan altos porcentajes de
intercepción que reducen el agua que alcanza el suelo, y una vez que lo hace, se
encuentra con un mantillo que reduce la posibilidad de escurrir superficialmente y facilita su
infiltración en el suelo. Esta infiltración, facilitada por un aumento de la porosidad y la
hidrofobicidad de la materia orgánica, es rápidamente absorbida por la forestación y
liberada al ambiente. La existencia de un acuífero libre a menos de 6m de la superficie del
suelo constituye un aporte de agua extra para las forestaciones, que la utilizan activamente
cuando las condiciones ambientales son propicias, al punto de generar depresiones de
más de 2m de profundidad y convertir sitios naturales de recarga en sitios de descarga
neta. Uno de los problemas más alarmantes del consumo de agua por parte de las plantas
esta dado por la posibilidad de salinización de los suelos y napas, cuestión que ha sido
abordada intensamente por estudios locales y es necesario seguir profundizando.
Página | 209
Besteiro Sebastián I.
Bibliografía
BIBLIOGRAFÍA
Allen, R.G.; L.S. Pereira; D. Raes and M. Smith. 1998. Crop evapotranspiration -
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2
5
ANEXOS
6
7
Pluviómetro Medida Collarin Medida
Modelo de planilla usado para el registro semanal del nivel freático de la red de
Pino avena Pino avena
pozos de la EEC, junto con el de los pluviómetros de precipitación interna y escurrimiento
Pino Pino
fustal. LaEuc.
planilla
Calle
1 corresponde a la utilizada en EEC y la planilla 2 a la utilizada en el PFD.
Euc. Calle
Euc. Euc.
Planilla 1:
Pluviómetro del Campo Pluviómetro testigo Día:
7
Pluviómetro Medida Collarin Medida
Pino avena Pino avena
Pino Pino
Euc. Euc.
Planilla 2:
FECHA MEDICIONES C/CINTA METRICA
RESPONSABLE POZO er OBSERVACIONES
(día/mes/año) 1 medida* (m) 2da medida** (m)
1
2
3
4
5
6
7
FECHA MEDICION DE LOS NIVELES DE TANQUES
RESPONSABLE PARCELA OBSERVACIONES
(día/mes/año) CHICO (Lts) GRANDE
1
2
3
4
5
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