07 - Diez Tesis Sobre La Aparente Utilidad de Las Competencias
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Introducción 5
Por
Traducción de
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pag3-6.qxp:PRIMERAS.QXD 6/3/09 15:27 Página 6
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Título capítulo 15
CAPÍTULO PRIMERO
1nTesis:
Conclusión, proposición que se mantiene con razonamientos.
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Los informes de este tipo suelen tener una finalidad educativa de cara a la
opinión pública, para los interesados más directamente en la educación y para los
expertos. Mueven a la reflexión sobre los problemas e insuficiencias de los siste-
mas educativos y sugieren las orientaciones que se deberían seguir, propician la
adquisición de una visión globalizada de los diagnósticos sobre los sistemas y
favorecen la homogeneidad de las posibles soluciones, cuando las realidades
son tan diversas. Aunque suelen denunciar los desfases de los currícula, la forma-
ción del profesorado, las insuficiencias de la educación, como mucho dan orien-
taciones generales, pero nunca descienden a proponer o dar prescripciones
concretas ni inciden en las prácticas escolares, como es lógico. Suelen aludir a la
importancia de responder a las necesidades del desarrollo económico, pero den-
tro de un planteamiento donde cuentan también consideraciones acerca de la
cultura, el sujeto y el bienestar social. En el caso de los informes patrocinados por
la UNESCO no podía ser de otra forma, al ser una organización de las Naciones
Unidas para la educación y la cultura; organismo que hoy languidece y viene per-
diendo protagonismo y capacidad en el liderazgo sobre el discurso acerca de la
educación, mientras que ese liderazgo lo toman organizaciones como el Banco
Mundial o la OCDE. Este cambio no va a ser inocente, como veremos. Supone
una inflexión en el discurso y en las prácticas educativas.
Proponemos dos ejemplos de esa nueva forma de ver los problemas desde el
nivel macro. En 1983 el gobierno federal de los Estados Unidos, partiendo de un
informe realizado por la National Commission on Excellence in Education, que tie-
ne el significativo nombre de A nation at risk (Una nación en peligro), lanzó un deba-
te sobre la deficiente calidad del sistema educativo estadounidense, acerca de los
pobres resultados que se obtienen, manifestando el temor a la pérdida del lideraz-
go económico, científico y tecnológico de ese país. En 1981 había comenzado la
etapa de gobierno conservador del presidente Ronald Reagan, que duró hasta
1989. Bajo su mandato triunfaron las políticas económicas neoliberales, restrictivas
con los gastos sociales, favorecedoras de la privatización de los servicios y que pro-
ponían la necesidad del control de los resultados del alumnado. Esta visión econo-
micista liberal se impuso envuelta de mentalidad conservadora que afectó
decisivamente a la política educativa. En Europa esas banderas las toman en el
Reino Unido los sucesivos gobiernos de Margaret Thacher (1979 a 1990) y de su
continuador John Mayor. En general toda la política —la educativa también— se
contaminó de lo que vino a denominarse pensamiento único, teniendo en cuenta
que el bloque de los países del Este se desmoronó entre 1989 y 1991.
Aunque dirigido al público estadounidense, el informe desbordó las fronteras y
se convirtió en una referencia para el pensamiento y las políticas conservadores;
cuyos promotores vieron la razón de la falta de eficacia de una escolaridad tan cos-
tosa en la ausencia de un control riguroso sobre el para qué sirve la educación que
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2nNo olvidemos el significado de las siglas: Organización para la Cooperación y Desarrollo Eco-
nómico.
3nProgram International for Student Assessment (Programa Internacional para la Evaluación de
Estudiantes).
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si, en el cuestionario que se les aplica a los directores, éstos declaren que el pro-
fesorado trabaja en equipo o no). La información proporcionada por los informes
PISA tiene una funcionalidad que delimita y limita su poder de uso para conocer
y mejorar un sistema educativo y sus prácticas. Extralimitarse en asignarle más
capacidad de informar de la que tiene, no es correcto desde el punto de vista téc-
nico, intelectual y moral.
Una evaluación externa facilita, a partir de los resultados que proporciona el
debate sobre la estructura, flujos, dimensiones y rasgos generales de los siste-
mas educativos; pero no sirve para abordar las relaciones didácticas con el alum-
no que aprende mejor o peor, ni sobre los métodos empleados.
Es cierto que existe una preocupación por la utilización de sistemas de indi-
cadores progresivamente cada vez más complejos, centrados en los procesos
educativos, contemplando incluso 4 la organización y funcionamiento de los cen-
i
4nVéase, por ejemplo, Sistema estatal de indicadores de la educación. 2004. Ministerio de Edu-
cación. http://www.ince.mec.es/Indicadores%20Publicos/indice.html
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5nDefinition
and Selection of Competencies.
6nKey
competencies for a successful life and well-functioning Society (Definition and Selection of
Competencies: Theoretical and Conceptual Foundations).
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competencias básicas la norma universal a seguir por todos los países y para
todas las edades (life, long learning). Esta extrapolación convierte a las compe-
tencias en instrumentos normativos, a partir de las cuales se busca la conver-
gencia de los sistemas escolares, tomando las competencias como referente
de la estructuración de los contenidos de un currículum globalizado. Así, las
competencias serán fines, contenidos, guías para elegir procedimientos y pro-
puesta para la evaluación.
Sin despreciar lo que de positivo puedan tener la elaboración de competen-
cias para hacer una educación de más calidad, adjudicarles la finalidad de contri-
buir a una vida exitosa y al buen funcionamiento social, como se afirma en el
proyecto DeSeCo 9, quizá sea esperar demasiado.
i
7nTraducidos
al castellano por la editorial Santillana con el título Panorámica de la educación.
8
nNo debe ser casual que esa regulación se haya realizado siendo A. TIANA Secretario General
del Ministerio de Educación (2004-2008), quien ha desempeñado puestos de responsabilidad en ins-
tituciones relacionadas con la evaluación de sistemas educativos, como el haber sido Presidente de
la IEA (International Association for the Evaluation of Educational Achievement) (1999 y 2004), miem-
bro honorífico y representante de España de la misma, Director del Instituto Nacional de Calidad y
Evaluación (1989-1986) de España, colaborador de la OCDE, así como miembro del directorio inter-
nacional de IDEA (Instituto de evaluación y asesoramiento educativo), entre cuyos servicios ofertados
figura la contratación de la evaluación de centros y de sistemas educativos, tanto en España como en
Latinoamérica.
9nEn el programa DeSeCo están implicados muchos países de la OCDE, el Departamento
(Ministerio) de Educatión de los EE.UU., el National Center for Education Statistics con el soporte de
Statistics Canadá.
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En el último informe DeSeCo se dice que “es importante hacer explícito que
(las competencias) se asumen como algo que es posible de aprender y ser ense-
ñado (pág. 49).
Es indudable que la elección del concepto de competencia supone un paso
interesante en el camino de la búsqueda de indicadores más completos y acep-
tables, más precisos, que reflejen efectos educativos de relevancia. Esa elección
supone un giro muy decisivo en las evaluaciones externas de los sistemas edu-
cativos. En primer lugar, los diagnósticos tienen más valor informativo sobre los
procesos, sólo que éstos tienen que someterse a su operacionalización. En
segundo lugar, al tratarse de cualidades o rasgos que se convierten en cualida-
des de los sujetos, no son observables directamente; lo cual hace más problemá-
tica la elaboración de pruebas y la aplicación de las encuestas generales sobre
los sistemas educativos. Aparece la contradicción de querer ganar complejidad
de los planteamientos para responder a la complejidad real, pero sin abandonar
los supuestos positivistas de “sólo vale lo que es cuantificable”. El ejemplo de la
escritura aclarará y fundamentará estas suposiciones. ¿Nos imaginamos una
competencia más importante, decisiva y valiosa desde cualquier punto de vista,
dentro y fuera de la escolaridad, que la de saber escribir con soltura, saber expre-
sar pensamientos, deseos, emociones, etc.? La lectura es un proceso de asimi-
lación, hablando en términos generales, desde fuera hacia dentro del sujeto. La
escritura es un proceso productivo y expresivo, desde el interior hacia fuera, así
como también le ocurre a la competencia de saber hablar o dibujar. Pues bien, el
informe PISA no la tiene en cuenta. ¿La razón? Sencilla. El ejercicio de escribir es
difícil de someterlo a las pruebas externas (salvo la ortografía y poco más), por la
dificultad de la corrección, de tipificar una expresión escrita y puntuarla. ¿Se es
más competente produciendo prosa o poesía? La no evaluabilidad de la compe-
tencia lleva a su exclusión. Si atendemos a la viabilidad de la evaluación, perde-
remos significados de lo que representa la educación. No todo lo más deseable
puede ser sometido a evaluaciones partiendo de indicadores. Al menos no será
fácil hacerlo.
A la exclusión de la escritura se le pueden añadir otras competencias funda-
mentales: saber valorar argumentos, ser capaces de expresarlos, razonar con
coherencia, ser solidarios, etc.
Resumiendo, como alguien dijo: se puede evaluar lo que es reducido y cono-
cerlo por dentro (al alumnado en un grupo pequeño, por ejemplo), podemos saber
acerca de un sistema educativo en la medida que nos lo permite el examinar a
sus alumnos y alumnas por medio de pruebas o tests externos. A los organismos
internacionales sólo les cabe hacer estadística de sistemas escolares. Para que
se entienda mejor lo que queremos decir: conocemos el dato preciso del fracaso
en secundaria obligatoria, ¿qué explicación nos pueden facilitar los datos que
proporciona PISA? Salvo el saber que es un problema, que nuestra situación es
preocupante, no nos puede ofrecer un entendimiento de cómo se produce el pro-
blema y, menos, atisbar las vías de solución. Sí podría impulsarnos a abordarlo
decididamente.
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Desde la lógica que guía estos informes acerca del sistema educativo utilizan-
do indicadores, la mejora del diagnóstico (su capacidad analítica y su carácter
exhaustivo) es fundamental para la comprensión de la realidad de la educación en
los sistemas escolares. Mejorar los diagnósticos requiere perfeccionar, sustituir o
añadir indicadores. La pretensión de ganar rigor y precisión en éstos —ahora
denominados competencias—, acotando y reduciendo el significado general de la
educación de calidad, es contradictorio con el hecho de que, al mismo tiempo, se
quiere que las competencias básicas contengan la complejidad de significados
que se les asignan, aspirando a que en ellas se contengan los significados de la
educación del ciudadano competente, cuya formulación desborda al contenido
comprendido en los indicadores más al uso. La contradicción, inherente al cons-
tructo competencias en el lenguaje educativo, el que utilizan las administraciones
educativas y en el auspiciado por la OCDE 10, reside en querer concretar criterios
i
observables al tiempo que el conjunto de éstos cubre lo que se entenderá por edu-
cación. El nuevo lenguaje se ha hecho presente en los discursos de los acadé-
micos, porque a veces se prefiere la novedad, en vez de denunciar lo que en
realidad es importante.
El proyecto DeSeCo dentro de la OCDE trata, muy fundamentalmente, de
mejorar los indicadores para que, siendo contrastables, sirvan para diagnosticar
más sutil y acertadamente los aspectos más penetrantes de la realidad de las
prácticas, de los usos y costumbres de los sistemas escolares. Como declara
explícitamente el Director para educación de la OCDE en la introducción al libro
de RYCHEN y SALGANIT (2003), la última elaboración de los trabajos del proyecto:
Más adelante insiste: “El marco que proporciona DeSeCo servirá a la OCDE
como guía para la planificación y desarrollo de una estrategia coherente y a largo
plazo para la evaluación y obtención de indicadores de las competencias básicas
en los jóvenes y adultos” de cara a poder utilizarlas en las evaluaciones interna-
cionales (pág. VIII). Los indicadores tradicionales, relacionados con los resultados
10
nSe da la circunstancia que una de las bases teóricas citada, sustentadora de la justificación
para introducir el discurso acerca de las competencias, es el trabajo de RYCHEN y TIANA (2004). Este
lenguaje se comienza a utilizar en la política del currículum en España, precisamente, cuando éste úl-
timo autor es el Secretario General de Educación del Ministerio de Educación entre 2004 y 2008 con
el gobierno del PSOE.
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mos o que deberían poder realizarse y contando con la acción profesional de los
docentes.
c)NUtilizar el saber hacer, fruto de la sabiduría práctica acumulada proceden-
te de la aplicación de la investigación y de la creatividad, para armonizar todo eso
en una estrategia coherente que dé sentido a la acción.
d)NSuponemos que si los pasos y procesos seguidos son correctos, los indi-
viduos habrán ganado en su capacitación en los ámbitos intelectual, cultural,
social, moral, dominio de habilidades, sensibilidad…
e)NDisponer de algunos criterios que al evaluar puedan proporcionar alguna
evidencia de si todo este edificio lógico funciona, si los estudiantes ganan o no,
utilizando para esto puntos de vista informales las percepciones de los sujetos,
siguiendo sus trabajos, poniéndoles pruebas o a través de metodologías más
rigurosas, aunque no siempre tienen validez.
Hacemos la evaluación que es posible, si es que hay que hacerla, como últi-
mo paso del esquema. Decimos posible porque, como diría HABERMAS, la educa-
ción pertenece al mundo de la vida y del espíritu y, si bien todo puede ser
valorado, no todo es posible someterlo a la valoración cuantitativa, que es inevi-
table en las comparaciones de sistemas educativos.
Este esquema tiene un defecto del cual podemos hacer virtud. El defecto
—que es constitutivo e inherente al modelo— reside en la imprecisión con que
nos tenemos que mover en cada uno de los apartados (fines, métodos, resulta-
dos, etc.), algo que resulta inadmisible para quienes consideran que “lo que se
interpreta y no se mide no cuenta” y podemos asegurarles que, después de tan-
to cualitativismo, relatividad y postmodernismo, hay bastantes. Las relaciones
entre los apartados, por otro lado, no son algorítmicas, unidireccionales ni segu-
ras. No sabemos cuándo hemos conseguido un objetivo y si podemos evaluar
con seguridad su consecución. En educación los logros no representan estados
terminales completos o definitivos ajustados a los objetivos, en correspondencia
con ellos. La educación, como dice BAUMAN (2007, pág. 24), no es un producto
que se consigue y ahí queda como un añadido terminado y acabado, sino que
es un proceso dinámico. Las competencias no pueden entenderse como algo que se
tiene o no se tiene, no representan estados o logros terminados, sino estados
en proceso de evolución.
Nos movemos en el marco de una causalidad borrosa, tentativa en lo que se
refiere a los procedimientos a seguir, donde se corren riesgos, se tienen aciertos
y se cosechan errores. ¿Acaso alguien puede decirnos en qué consiste exacta-
mente la competencia de ser emprendedor, cómo se logra y cómo sabremos si la
habremos logrado?
La virtud extraída de ese déficit reside en que, si no nos anula la fuerza de las
costumbres, estamos ante temas y problemas que presentan aspectos que hay que
discutir, sobre los que hay que dialogar, acerca de los cuales nadie está en pose-
sión de toda opción posible, que hemos de reconocer que se trata de aspectos
interpretables y que son adaptados por cuantos intervienen en el proceso. Todos
los puntos señalados son objeto de controversia: dudamos sobre qué currículum
responde mejor a valores de la multiculturalidad, qué podemos hacer con las TIC…
Con la propuesta de DeSeCo el esquema lógico descrito podría formalizar-
se considerando los mismos aspectos pero secuenciados en sentido contrario.
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Deja en el aire más dudas que las que se planteaban en el paradigma anterior.
Éste, a fin de cuentas, está inmerso en la cultura, forma parte de nuestra mane-
ra de mirar a la realidad, estamos socializados en sus prácticas, etc. El nuevo
enfoque ha convertido a la competencia en algo pretendidamente clarificador
de qué queremos lograr y la sitúa en el lugar de guía de los sistemas o progra-
mas educativos, de la organización y de las prácticas didácticas. El indicador
denota lo que se considera evaluable y lo que es merecedor de ser evaluado.
Es decir, es un criterio para valorar aquello que se aprecia como valioso. Lo eva-
luable y lo evaluado pasa a convertirse en la finalidad apetecible a la que mirar
cuando se planifique y desarrolle el currículum, cuando se seleccionen las
experiencias y la evaluación. La competencia a ganar como resultado previsto
es la finalidad de la evaluación.
El objetivo de DeSeCo es evaluar competencias, lo cual es algo más modes-
to que instaurar una nueva cultura de hacer educación por la vía jerárquica,
siguiendo un modelo de implantación-imposición burocrático que sabemos que
es ineficaz, pero en esta ocasión se realiza de forma más globalizada por una
organización como la OCDE que tiene una determinada orientación, en la cual
son los representantes de los gobiernos quienes determinan sus trabajos, a los
que no se les podrá imputar los efectos de las políticas incorrectas, regresivas,
contrarias al bien público, cercenadoras de la participación…
No podemos olvidar que si el origen condiciona, tal como declara la OCDE 11, i
11nhttp://www.oecd.org/document/17/0,3343,en_2649_39263238_2669073_1_1_1_1,00.html
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greso llevada a cabo en el año 2007 de los indicadores y puntos de referencia del
programa 2010, se propone ahora referirlos a ocho ámbitos de intervención:
1) Mejorar la equidad en la educación y la formación, 2) fomentar la eficacia de la
educación y la formación, 3) convertir en realidad la formación permanente,
4) mejorar las competencias clave para los jóvenes, 5) modernizar la enseñanza
escolar, 6) modernizar la educación y formación profesionales, 7) modernizar la
enseñanza superior y 8) favorecer la empleabilidad.
En el programa “2010” se dice que es preciso actualizar la definición de las
capacidades 12 básicas para la sociedad del conocimiento
i
son aquellas que proporcionan al individuo una base sólida para la vida y el trabajo.
Comprenden, pues, tanto las de carácter profesional y técnico como las de carácter
personal y social, incluida la sensibilización ante el arte y la cultura, que permiten a la
persona trabajar en compañía de otras y ser un ciudadano activo. El ritmo creciente al
que cambian la sociedad y la economía y, en particular, la introducción de las TIC, exi-
gen revisar la definición de las capacidades pertinentes, adaptarla periódicamente a
los cambios que se producen, y asegurarse de que las personas que dejaron la edu-
cación o la formación formales antes de que se generalizara la enseñanza de las nue-
vas capacidades tengan más adelante la oportunidad de adquirirlas”.
competencias.
13nEl lenguaje de los informes titubea entre el empleo de los términos “destrezas básicas” (Basic
skills) y el de “competencias clave” (key competencies) y se ha optado por este último concepto, el
mismo que la OCDE; denominándolas entre nosotros competencias básicas.
14nRecomendación del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de diciembre de 2006 sobre las
competencias clave para el aprendizaje permanente. Diario Oficial de la Unión Europea, 30/12/2006.
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tenidas durante toda la vida. Ésta es una diferencia importante entre la vía de la
OCDE con el proyecto DeSeCo hacia la imposición del lenguaje de las compe-
tencias y la vía europea. Ésta introduce el tema como un instrumento para definir
la política curricular en la UE, tratando de integrar en la selección y organización
de los contenidos propios de los currícula el bagaje conceptual y el lenguaje del
proyecto DeSeCo. TIANA (en RYCHEN y TIANA, 2004) ha dicho que este proyecto
merecía la pena sacarlo del reducto de los especialistas en el que se había incu-
bado y que era necesario “reconocer la importancia de tomar en consideración
los contenidos de las materias y otros aprendizajes cuando se tratase de definir
las competencias básicas en los sistemas educativos” (pág. 75). Es decir, que tal
como se vienen desarrollando, adolecerían de un cierto formalismo, al concebir-
las al margen de los contenidos que inexcusablemente tiene que contemplar el
currículum escolar.
El que se diga que las competencias se pueden aprender no quiere decir que se
logren aprendiendo algo específicamente ni como consecuencia de tener una expe-
riencia delimitada. Su logro está en función de la condensación acumulada de apren-
der sobre determinados contenidos, haciéndolo de forma conveniente. Como afirma
BARNETT (2001), “Cuando hacemos alguna afirmación acerca de las competencias,
también estamos haciéndola acerca del currículum que deseamos” (pág. 112). De
ahí las dificultades que van a encontrarse cuando se quiera regularlo en razón de las
competencias y no a contenidos. Por eso, modestamente, creemos que intentos
como el proyecto DeSeCo tienen poco porvenir. El currículum no se puede estructu-
rar en torno a las competencias del modelo DeSeCo, pues carecemos del saber
cómo hacerlo, pero pueden iniciarse programas para intentar crearlo. En el caso de
la UE, la proximidad del concepto de competencias al contenido del currículum las
convierte en una llamada de atención para reorientar esos contenidos; algo que vie-
ne estando presente entre las preocupaciones de la tradición pedagógica renovado-
ra, crítica y progresista desde hace más de un siglo. Un legado que genera una
cultura desde la que los docentes entienden y diseñan sus prácticas; algo que la
OCDE, PISA o DeSeCo ignoran.
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contienda, lucha, rivalidad, por un lado, mientras que en una segunda significación
alude a capacidades humanas: incumbencia, poder o actividad que es propia de
alguien. Una tercera acepción del término, dada por el Diccionario de la RAE, es la
de tener pericia, aptitud para hacer algo o de intervenir en un asunto; es decir, ser
competente. Poseer competencias para algo convierte a los sujetos en competentes.
Tiene sinónimos o conceptos con los que comparte significados (ver Figura 2),
como los de aptitud (dotación de cualidades), capacidad o poder para… (talento,
cualidad que dispone a alguien para el buen ejercicio de algo) o el de habilidad
(capacidad y disposición para algo, gracia para ejecutar algo que sirve de adorno a
la persona, como bailar, montar a caballo, etc.), que tiene que ver con destreza (pe-
ricia para hacer cosas o resolver problemas prácticos). Aparenta ser una especie de
conocimiento práctico para hacer cosas, resolver situaciones… Y sugiere efectivi-
dad, acción que surte efectos. Cada una de las cosas que una persona ejecuta con
gracia y destreza. Todos estos términos aluden a pericia, posibilidad, estar dotado
para algo, realizar, llevar a cabo, ser capaz de responder a requerimientos a los que
responder con cierta pericia...
Las competencias se están proponiendo como un nuevo lenguaje, tratando
de sugerir e imponer un significado que no había tenido en el lenguaje común ni
tampoco en el especializado; donde tenía y sigue teniendo el sentido de habili-
dad, dotación y destreza (skills). Introducir en el lenguaje educativo lo que signifi-
ca la competencia no ofrece ninguna dificultad, pues de alguna manera se viene
haciendo desde hace tiempo. Ha tenido una presencia con tradición muy arraiga-
da en el mundo de la formación laboral para designar el tipo de acciones que
deben ejercerse en un determinado puesto de trabajo, acotar las responsabilida-
des de quien lo vaya a desempeñar, precisar las cualidades de quienes lo quieran
y puedan realizarlo, así como disponer de un criterio de valoración de la idonei-
dad de lo realizado respecto de lo exigido por la competencia de que se trate.
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