Ética Cristiana - Sílabo

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Sílabo de

ÉTICA CRISTIANA

Escuela de Teología

Universidad de Montemorelos

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CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN

I. GENERALIDADES

1. Ética Cristiana

La ética cristiana y la fe, están indisolublemente unidas. Lo que uno debe ser es
el resultado inevitable de la clase de Dios que uno adora. La dimensión vertical de
nuestra relación con Dios determina la relación horizontal con nuestros semejantes.

La ética es, pues, la demostración de nuestra fe religiosa. Es por nuestra conducta


que ponemos en evidencia la calidad de nuestra fe en Dios.

2. La ética filosófica

Ésta se basa en la razón humana. Es una ciencia del conocimiento práctico, por
lo tanto, la ética es para practicarse. Tomando en cuenta lo anterior, la ética estudia no
lo que son los actos humanos, sino lo que deben ser. El hombre es el sujeto de la ética,
pero el hombre libre y racional. Los animales, y los seres humanos privados de razón no
son responsables por sus actos y por lo tanto la ética no se interesa en ellos. El “menú”
de la ética filosófica es muy surtido:

a) Ética empírica
b) Ética de fines o bienes
c) Ética formal (Kant)
d) Ética valorativa
e) Ética utilitarista
f) Ética existencialista
g) Ética pragmática
h) Ética marxista
i) Ética tomista (católica)
j) Ética profesional:
 Ética médica
 Ética pastoral, etc.

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3. En la ética cristiana hay también seis enfoques:

a) Antinomianismo
b) Situacionismo
c) Generalismo
d) Absolutismo no conflictivo
e) Absolutismo conflictivo o ideal
f) Jerarquismo

4. Definición de Ética Cristiana:


“Ciencia de la conducta humana que se determina por la conducta divina”. – Paul
Tillich.

5. Definición de ética según el tomismo:


“Ética es una ciencia práctica y normativa, que estudia racionalmente la bondad
o maldad de los actos humanos”.

II. LOS PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFÍA:

No es posible hablar de ética, sin mencionar la ciencia de la cual se originó. La ética


surge de la filosofía, he ahí que en algunos tratados se la presente como Filosofía Moral.

La filosofía, como disciplina seria y organizada, se desarrolla en Grecia. En un tiempo,


la filosofía abarcaba la totalidad del saber humano, pero con el correr del tiempo, se
fueron desmembrando en un gran número de disciplinas, todas ellas importantes. Hubo
así mismo un tiempo, en que sabio y filósofo eran términos equivalentes, sin embargo,
hoy no es así. Sabio y filósofo son personas muy distintas. Se puede ser un sabio en
matemáticas o en física, pero desconocer la sutileza de la metafísica; se puede ser un
médico famoso y no saber de las profundidades de la psicología o de la ontología.

Los problemas principales de la filosofía son tres:

a) El problema gnoseológico (posibilidad, naturaleza y verdad del conocimiento)


b) El problema ontológico (naturaleza de la realidad)
c) El problema moral (el valor de los actos humanos)

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El problema moral tiene tres aspectos:

a) La esencia de lo moral
b) A obligatoriedad de lo moral
c) La realización de la moralidad

El primer aspecto: La esencia de lo moral.

Hay muchas opiniones respecto a la esencia de lo moral. La opinión más


generalizada respecto a lo que constituye la esencia de lo moral, es que es el bien. Pero,
¿qué se entiende por bien?

El bien o lo correcto, sin embargo, es: lo conocido por la inteligencia y


querido por la voluntad.

El segundo aspecto: la obligatoriedad moral. ¿Qué nos obliga a hacer lo bueno o


el bien? Respuestas que se dan:
a) La religión
b) La costumbre o tradición
c) El Estado

El tercer aspecto: La realización de la moralidad. ¿Quién realiza la moral?


Respuestas:

a) El individuo
b) La familia
c) El Estado
d) La iglesia

El individuo debe realizar las cuatro dimensiones axiológicas de lo bueno que son:

a) La justicia que es: Dar a cada quien lo que por derecho le pertenece.
b) La fortaleza: Regula el miedo y la debilidad.
c) La templanza: Regula las tendencias.
d) La prudencia: Virtud por la cual el hombre juzga y ordena lo conveniente
a un fin.

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CAPÍTULO II

OPCIONES RESPECTO AL BIEN O LO CORRECTO

I. INTRODUCCIÓN

Al principio afirmamos que la ética tiene que ver con lo que es moralmente bueno o
malo. La Ética Cristiana estudia lo que es bueno y lo que es malo para el cristiano.

Puesto que los cristianos aceptamos la Biblia como la revelación de Dios, la Palabra
de Dios será citada como la autoridad final para las conclusiones a que se lleguen en un
curso de ética.

1. La primera opinión:

“Lo moralmente correcto se define en términos de quien tiene el poder”. Así


lo afirmaba Trisímaco en la antigua Grecia. Él lo decía así: “La justicia esté de parte del
grupo más poderoso”. Esta postura, muy bien representa la Ética anarquista de la
antigua Grecia. Pero la historia claramente enseña que no siempre el más fuerte es el
buen. Los tiranos desde Nerón hasta Stalin, son evidencia suficiente para refutar la teoría
de que lo bueno esta de lado de quien ejerce el poder. El testimonio de la historia es:
que el poder corrompe, y el poder absoluto, corrompe absolutamente.

2. La segunda opinión:

Esta corriente de pensamiento dice que lo que es moralmente correcto lo


determina el grupo al que uno pertenece. Si la comunidad dice que esto es bueno,
tiene razón, pues muchos no pueden estar equivocados. La verdad es que las guerras
entre los pueblos se han originado debido a que algunas sociedades han actuado
incorrectamente a juicio de otras. Eso indica que hay sobre toda sociedad principios
absolutos que determinan qué es lo correcto para todos.

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3. La tercera opinión:

Protágoras, filósofo griego decía: “El hombre es la medida de todas las cosas”.
Esto significa que cada individuo pone la norma para su bien hacer. Lo que a mí
me parece correcto, es lo correcto. La verdad es que lo que para mí pareciera ser
correcto, para otra persona no siempre lo es. Esta teoría está contra el orden y la unidad.
Si todo mundo hiciera lo que a él parece ser correcto, la sociedad sería un verdadero
caos.

4. La cuarta opinión:

La humanidad es la base de lo que es el bien o lo que es correcto. Esta posición


es contraria a la tercera opinión, pues sugiere que la humanidad es la medida de todas
las cosas. En respuesta a ello, diríamos que podría darse el caso en que toda la
humanidad esté equivocada. Casos como el de Jim Jones, o la práctica de la esclavitud
por parte de muchos países “civilizados” muestran que la humanidad no es digna de
confianza en lo a bien hacer se refiere.

5. La quinta opinión:

Lo correcto es la moderación. Aristóteles llamaba a esta idea el “medio de oro”.


Él decía que la temperancia es el término medio entre el ayuno (insensibilidad) y la
indulgencia (vicio); que el orgullo es el curso moderado entre la vanidad y la humildad;
que le valor es el término medio entre el miedo y la agresión.

Ciertamente, en algunos casos más vale ser moderado. Aún la Palabra de Dios dice:
“Que su moderación sea conocida por todos” (Fil. 4:5). Lo malo es que no hay común
acuerdo entre los pueblos de lo que es moderación o temperancia. Además, en tiempos
de guerra, cuando una nación invade a otra injustamente, no se puede matar
moderadamente en casos de defensa propia.

6. La sexta opinión:

Lo bueno o correcto es lo que causa placer, lo malo es aquello que causa


dolor o disgusto. Esto es hedonismo puro. Los filósofos epicúreos decían que el bien
es aquello que da el mayor placer y el menor dolor al mayor número de personas. Hay

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problemas con esto, no todos los placeres son buenos (sadismo), y no todos los dolores
son malos.

7. La séptima opinión:

Lo que es moralmente correcto o bueno, es lo que produce el mayor número


de bien al mayor número de personas (utilitarismo). Jeremías Bentham y John
Stuart Mili fueron representantes distinguidos de esta filosofía. El problema es que lo
que es bueno para unos, no lo es para otros. Para los nazis, bueno era acabar con los
judíos y otras razas menos favorecidas por la naturaleza, Bien sabemos que eso nunca
fue bueno, y de ahí la Segunda Guerra Mundial.

8. La octava opinión:

Lo bueno o correcto es aquello que es bueno por sí mismo. Aquí la moral es


un fin y no un medio. De este modo nunca sería deseable para lograr algo. Por ejemplo,
nadie practicaría el bien como medio de lograr la aprobación de otros. Kant decía que
hay que hacer el bien por el bien mismo, sin la intención de recibir recompensa. Todos
sabemos, sin embargo, que hay que hacer el bien para poder vivir bajo el orden y la
aprobación de la iglesia, la escuela, o cualquier otra sociedad de bien.

II. UNA COSMOVISIÓN CRISTIANA DE LA ÉTICA

Al haber visto los diversos puntos de vista humanos respecto a lo que es bueno y
correcto, estamos ahora en la plataforma adecuada para entender mejor el punto de
vista cristiano respecto a la ética. Como ya lo adelantamos, hay varias características
distintivas de la ética cristiana, las cuales se van a discutir brevemente en este capítulo.
Más adelante, se discutirán en forma más amplia cada una de ellas. Veamos, pues, las
características que distinguen a la ética cristiana:

1. La ética cristiana está basada en la voluntad de Dios.

Para el cristiano, un deber ético es algo que se debe hacer; es una orden divina.
Desde luego, los imperativos éticos que Dios da, están de acuerdo a su carácter moral

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inalterable. Dios dice: “Sed santos porque yo soy santo” (Lev. 11:45); “Sed perfectos
como vuestro padre que está en los cielos es perfecto” (Mat. 4:48).

2. La ética cristiana es un absoluto.

Puesto que el carácter de Dios es inalterable, se sigue que las obligaciones morales
del cristiano están basadas en absolutos. Esto es: siempre son obligatorias para todos
donde quiera. “No matarás” siempre será incorrecto hoy y siempre y para todas las
naciones. Las obligaciones morales como: santidad, justicia, amor, verdad y
misericordia, son inmortales pues provienen del carácter y la naturaleza de Dios. Están
fundadas en verdades absolutas. Hay otras órdenes que vienen de la voluntad de Dios,
pero que no son necesariamente parte de su naturaleza, son obligatorias para el
creyente, pero no son absolutas. Deben ser obedecidas porque Dios las prescribió, pero
no las prescribió para todos los pueblos, todo el tiempo y en todos los lugares. Los
deberes absolutos morales, por el contrario, son obligatorios para todas las naciones, en
todos los lugares y todo el tiempo.

3. La ética cristiana está basada en la revelación divina.

La revelación divina es general (Rom. 1:19 – 20) y especial (Rom 2:18; 3:2). La
revelación general contiene preceptos para todas las naciones; la revelación especial
contiene ordenanzas para el pueblo de Dios. En cualquier caso, las bases para la
responsabilidad ética del ser humano es la divina revelación. El fracaso en reconocer a
Dios como fuente de los deberes morales, no exonera a nadie (ya sean ateos o
creyentes) de su deber moral (Rom. 2:14,15). Esto es, que aún un incrédulo que no
posee la ley moral en su mente, la lleva en su corazón. Aunque no la conozcan por medio
de la razón, la conocen por causa de la inclinación natural.

4. La ética cristiana es prescriptiva.

La moral verdadera o correcta, es prescriptiva porque Dios la prescribió así. No hay


ley moral sin un dador de la ley. Y no hay legislación moral, sin un legislador. Así la ética
cristiana es prescriptiva, no meramente descriptiva. La ética trata de aquello que
debemos hacer, no lo que se hace.

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5. La ética cristiana es deontológica.

Los sistemas éticos pueden ser ampliamente divididos en dos categorías:

a) Deontológicos (centrados en el deber).


b) Teleológicos (centrados en el fin).

La ética cristiana es deontológica. El utilitarismo es un ejemplo de la ética cifrada


en el fin. Por ejemplo, un hombre intenta salvar a otro que se está ahogando, pero no
lo logra. De acuerdo a cierto punto de vista teológico, el acto no fue bueno, pues no tuvo
buenos resultados. El acto hubiera sido bueno si hubiera tenido buenos resultados. Por
el contrario, la ética deontológica juzgaría que algunos actos son buenos en sí mismos
aun cuando los resultados no sean los mejores. Algunos dicen: “Vale más haber amado
y perdido que nunca haber amado”.

Los cristianos creemos que el sacrificio de Cristo en la cruz no fue un fracaso


simplemente porque sólo algunos serán salvos, y no toda la humanidad. Tal sacrificio
fue suficiente para todos, pero sólo será eficiente para aquellos que crean.

Con todo, la ética cristiana no hace a un lado los resultados. Simplemente porque
los resultados no determinan qué es lo correcto, no significa que no es correcto tomar
en cuenta los resultados. En efecto, los resultados de los actos son importantes. Un
cristiano debiera calcular en qué dirección está apuntando con su rifle antes de jalar el
gatillo. Los que hacen uso de la palabra, también deben tomar en cuenta el efecto que
sus palabras tienen sobre otros. Los cristianos tienen el deber de anticipar los resultados
si no son inmunizados contra enfermedades graves. Así, mientras que la ética cristiana
permite la vacunación contra graves enfermedades, no permite el infanticidio a fin de
purificar la cepa genética de la raza humana.

SEIS ENFOQUES DISTINTOS PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LA MENTIRA


EN SITUACIONES ESPECIALES

Muchas veces el cristiano se verá confrontado con problemas morales sumamente


difíciles, especialmente cuando dos normas entran en conflicto. Corrie T. Boom nos
cuenta cómo ella tuvo que mentir para salvar a unos judíos de mano de los alemanes

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en la Gran Guerra. Oliver North en su defensa ante el Senado de los Estados Unidos dijo:
“Señores, llegó el momento en que tuve que decidir entre mentir o salvar vidas”.

El registro bíblico presenta varios casos cuando ciertos individuos tuvieron que
mentir a fin de salvar vidas humanas:

a) El caso de las parteras egipcias (Éxodo 1:15-19).


b) El caso de Rahab, la ramera de Jericó (Jos. 2).

Pero la pregunta que se antoja es: ¿es siempre correcto mentir para salvar vidas?
Veamos cómo se las arreglan cada uno de los seis diferentes sistemas éticos para dar
respuesta a esta interrogante.

1) El antinomianismo. Éste dice: “No hay leyes”. Así, pues, mentir para salvar
vidas no es ni bueno ni malo.
2) El generalismo. “Mentir generalmente es malo, pero no hay leyes universales
absolutas”. Como regla, mentir generalmente es malo, pero en casos específicos,
esta regla general puede ser transgredida. Hay que atenerse a los resultados de
la acción. Si los resultados son buenos, entonces mentir es correcto. Estos hasta
llegan a afirmar que un fin bueno justifica los medios.
3) El situacionismo. Este también dice: “Hay solamente una ley universal y
absoluta, la cual es el amor. Y cómo decir la verdad no es esta ley, por lo tanto,
mentir es correcto dependiendo de la situación”. Cualquier norma moral, excepto
la ley del amor, puede ser quebrantada en aras del amor.
4) El absolutismo no conflictivo. “Mentir es siempre malo”. Hay muchas leyes
morales absolutas que jamás entran en conflicto. Decir la verdad es una de estas
leyes, por lo tanto, jamás debe ser quebrantada. Así, el cristiano siempre debe
decir la verdad, no importa las consecuencias, Dios se va a encargar de los
resultados, o dará una tercera alternativa.
5) El absolutismo ideal o conflictivo. “Mentir es malo, pero es perdonable”. Hay
muchas normas absolutas que entran en conflicto, puesto que vivimos en un
mundo de maldad. En tal caso, hagamos el menor mal y no el mal mayor. Peco,
me arrepiento. Dios me perdona.
6) El jerarquismo. “Mentir algunas veces es correcto. No todas las normas tienen
la misma jerarquía”. Hay muchas leyes morales absolutas y algunas veces entran

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en conflicto inevitable. Lo que hay que hacer en este caso es cumplir la de mayor
rango o jerarquía.

A Norman Gisler, defensor apasionado del jerarquismo, se le preguntó: ¿cómo se


puede decidir cuál es la norma más alta? La respuesta fue la siguiente:

 Las personas son de más valor que las cosas.


 Las personas infinitas son de más valor que las finitas.
 Las personas completas son de más valor que las incompletas.
 Una persona completa es mejor que una potencial.
 Personas potenciales, mejor que cosas reales.
 Muchas personas son de más valor que una.
 Aquellos actos que promueven la personalidad, son mejores que los que no lo
hacen.
 Actos que promueven la mejor relación entre los hombres son mejores que los
que no lo hacen.
 Mentir para salvar la vida, es mejor que decir la verdad si se afecta la vida.

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CAPÍTULO III

EL ANTINOMIANISMO

INTRODUCCIÓN

En resumidas cuentas, los sistemas éticos caen en dos categorías: 1) No


absolutistas y 2) absolutistas. A la primera categoría pertenecen: el antinomianismo,
el situacionismo y el generalismo. En la segunda categoría están: el absolutismo no
conflictivo, el absolutismo conflictivo y el jerarquismo. Y puesto que la Ética Cristiana
está firmemente enraizada en el inmutable carácter de Dios (Lev. 11:45; Mal. 3:6), las
primeras tres opciones no son para cristianos. Sin embargo, puesto que estos tres
primeros desafían a la ética cristiana, deben ser estudiados.

I. Trasfondo histórico del antinomianismo.

1. El antinomianismo en el mundo antiguo.

El antinomianismo tiene una larga historia. Hubo a lo menos tres movimientos en el


mundo antiguo que influyeron para que esta ética se desarrollara. Estos fueron: el
procesismo, le hedonismo y el escepticismo.

a. El procesismo. Heráclito de Éfeso. “Nadie se baña dos veces en las


mismas aguas de un río”. Cratilo, otro filósofo griego, decía que todo en
la vida está un constante devenir, en un flujo permanente. Todo cambia
y cambia instantáneamente. Hasta llegó a dudar de su propia existencia.

Llevado esto al terreno de la ética, se llega la conclusión de que no hay


absolutos. No hay normas ni valores permanentes, cada valor ético
cambiará dependiendo de la situación.

b. El hedonismo. Epicúreo y sus seguidores propagaron este tipo de


filosofía que afectó a la ética. Epicúreo afirmaba que la esencia del bien
es el placer, y la esencia del mal el dolor. Pero en la realidad lo que para
uno es placentero, para otro es agonía (volar en avión).

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c. El escepticismo. La idea central de esta filosofía es juicio suspendido en
todo. Los escépticos afirman que todo tiene dos lados, como una moneda.
Puesto ninguna conclusión final se puede lograr, es mejor suspender el
juicio. EN ética, tal razonamiento nos lleva a afirmar que nada debiera ser
considerado absolutamente bueno o malo, correcto o incorrecto.

2. El antinomianismo en la Edad Media.

Aunque el mundo occidental en este periodo estuvo dominado por el pensamiento


cristiano, todavía se generaron corrientes de pensamiento que contribuyeron al
antinomianismo. Los más notables fueron: el intencionalismo, el voluntarismo y
nominalismo.

a. El intencionalismo. Pedro Abelardo en el siglo XII, argumentaba que una


acción es correcta si se hace con buena intención, y mala si se hace con una
mala intención. Por ejemplo, si uno mata a otro por accidente, el acto en sí
mismo es malo, pero no fue con intención mala, por lo tanto, no hay
culpabilidad. Pero si un acto bueno se hace con mala intención (para ser
alabado por los que lo vieron) entonces el acto se corrompe.

b. El voluntarismo. Guillermo de Ockham en el siglo XIV, alegaba que todos


los principios morales provienen de la voluntad de Dios. Algo es bueno –decía-
porque Dios lo quiere, no que Dios lo quiera porque es bueno. Si esto es así,
lo que es bueno hoy, podría ser malo mañana, dependerá de la voluntad de
Dios.

c. El nominalismo. Este niega los valores universales. Los filósofos de esta


escuela creen que no hay formas o esencias universales, que solo existen
cosas particulares. Dicen que los universales sólo existen en la mente, pero
no en la realidad. Si esto se aplica a la ética, entonces el concepto de justicia,
o bondad existe como concepto en la mente, pero no en la realidad.

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3. El antinomianismo en el mundo moderno.

El antinomianismo en el mundo moderno se ve en las corrientes éticas tales como el


utilitarismo, el existencialismo y el evolucionismo.

a. El utilitarismo. Fundamento en el antiguo hedonismo, Jeremías Bentham


(1748 – 1832), propuso que no debieran actuar sólo con el fin de producir la
mayor cantidad de bien para el mayor número de personas. Bentham decía:
“La bondad o maldad de una acción dependerá del bienestar o desdicha que
se derive de ella”.

b. El existencialismo. Sören Kierkegaard (1813 – 1855) es el padre del


existencialismo moderno. Este afirmaba que nuestro más elevado deber va
más allá que aún de la misma ley moral. Por ejemplo, el mandamiento de la
ley dice: “No matarás”, pero Dios le pidió a Abraham que sacrificara a su único
hijo, Isaac. Abraham cumpliendo ese deber, lo iba a inmolar. Esto quiere decir
que el deber trasciende a los mandamientos mediante un salto de fe (leap of
faith).

c. El evolucionismo. Después de Darwin, Charles Spencer, Julián Huxley y


Tomás Huxley conformaron una ética evolucionista. La tesis central es: “Es
bueno lo que contribuye al proceso evolucionado, y cualquier acto que la
denigra, es malo”. Hitler en su famoso libro Mi Lucha, aplica el principio de
selección natural a sus ideas políticas.

Según este principio, debe vivir el grupo étnico que esté mejor capacitado. Y
puesto que la raza aria (blanca) es más bonita, por lo tanto, ésta debería
vivir. Al matar a los judíos, los negros y todos los que no son arios, estaba
haciendo una cosa correcta, pues de esta manera estaba ayudando a que el
proceso evolutivo se consolidara.

4. El antinomianismo en el mundo contemporáneo.

Varios movimientos en el mundo contemporáneo contribuyeron a una moralidad sin


ley. Tres de estos movimientos se destacan: el emotivismo, el nihilismo y el
situacionismo.

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a. El emotivismo. A. J. Ayer (1910 – 1970) argumentaba que todas las
declaraciones éticas son emotivas. O sea, que son realmente expresiones de
nuestros sentimientos. Así el mandato: “No matarás”, significa: “no me
agrada matar”. No hay, así como imperativos divinos. Todo es relativo a los
sentimientos individuales. Por lo tanto, no hay leyes objetivas obligatorias
para todos en cualquier parte del mundo.

b. El nihilismo. El filósofo alemán Federico Nietzsche decía: “Dios ha muerto, y


nosotros los hombres lo hemos matado”. Cuando Dios murió, todos los
valores objetivos murieron con él, por lo tanto, el hombre debe crear sus
propios valores.

c. El situacionismo. De acuerdo a este punto de vista, todo es relativo a la


situación en la cual se halla uno mismo. Y aunque afirma que sólo hay una
norma universal y absoluta, no tiene ningún principio moral con contenido
sustantivo. J. Fletcher dice que nosotros nunca debiéramos decir: “nunca” o
“siempre”.

II. Creencias básicas del antinomianismo

1. No hay leyes morales dadas por Dios.

Estos señores ateos son teóricos y prácticos, pues no creen que haya ningún principio
moral y que tenga sanciones divinas.

2. No hay leyes morales objetivas.

La mayoría de los antinomianos niegan que las personas puedan escoger vivir de
acuerdo a las normas morales. No hay leyes morales objetivas obligatorias para todos
los seres humanos.

3. No hay tal cosa como leyes morales eternas.

Si existe cualquier ley moral, esta es temporal. La moral está basada en la costumbre
y las costumbres cambian de lugar y de tiempo en tiempo.

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4. No hay leyes contrarias a otras leyes.

La mayoría de los antinomianos no están en contra de la ley, sino que son personas
sin ley. No quiere decir esto que no se sujetan a las leyes civiles, o a las reglas familiares.
Ellos están conscientes que, sin ninguna clase de norma o ley, la sociedad no podría
funcionar. Pero mientras acepan las leyes de carácter positivo, niegan que haya alguna
ley divina o natural que sea obligatoria en su observancia.

III. Contribución positiva del antinomianismo.

En verdad pocas posturas éticas son totalmente sin mérito. Usualmente tienen
alguna verdad. El antinomianismo tiene algunas fracciones de verdad. Veamos algunas
de estas:

a. Enfatiza la responsabilidad individual.

Al tratar de eliminar lo universal, ponen énfasis en lo individual. Esto nos


lleva a pensar que, al fin de cuentas, la ética es un asunto de responsabilidad
individual. Ninguna referencia a Dios como la fuente de toda norma moral, puede
ser usada para excusar al hombre de la responsabilidad de sus hechos. No se
puede culpar a la colectividad por nuestro mal proceder. Esto tiene de verdad el
antinomianismo.

b. Reconoce el elemento emotivo de la ética.

Algunos antinomianos correctamente señalan una dimensión emotiva en


mucho de lo que se toma como una prescripción moral. No todas las prohibiciones
son imperativos divinos. Algunos son meramente expresiones del sentimiento
individual.

c. Enfatiza las relaciones personales.

El existencialismo, por ejemplo, enfatiza las relaciones personales en lugar


de meras regulaciones prescriptivas. Jesús mismo dijo: “El sábado se hizo por
causa del hombre y no el hombre por causa del sábado” (Mar. 2:27). Las
personas son fines, no medios para llegar a un fin.

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IV. El antinomianismo bajo la crítica.

Aunque muchos antinomianos no son necesariamente irresponsables en sus acciones


hay, sin embargo, algunas dificultades irredentas con esta filosofía moral como un todo.

a. Es autodestructivo.

La negación a todo valor moral es autodestructiva. Uno no puede negar


todos los valores sin presuponer algún valor. Los antinomianistas dicen que nunca
debiéramos usar la palabra “nunca”. Que siempre debiéramos evitar la palabra
“siempre”. Al negar todo valor absoluto, se cae en el terreno del relativismo.

b. Muy subjetivo.

Es claro que en toda ética debiera haber un elemento subjetivo, pero eso
no quiere decir que toda la ética debe estar basada en el subjetivismo. Una ética
puramente subjetiva es como un juego sin reglas, que al fin de cuentas no es
juego alguno.

c. Es demasiado individualista.

En esta ética cada persona hace lo que es correcto de acuerdo a su propia


óptica o modo de ver las cosas. No hay nada que todos debieran hacer.

d. No es efectiva.

Mientras que haya más de dos personas en el mundo, siempre habrá


conflictos. Pero si no existen leyes morales objetivas, no hay manera de juzgar
quién tiene o no la razón. Las leyes morales objetivas regulan la manera como
una persona se relaciona con otra. Por lo tanto, el antinomianismo es inefectivo.

e. Es irracional.

Si la bondad hacia los niños es correcta en una cultura, la crueldad hacia


ellos no puede ser correcta en otra. No pueden ser buenas ambas, pues son

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contradictorias, como el antinomianismo pretende enseñar con su acendrado
relativismo ético.

RESUMEN Y CONCLUSIÓN

El antinomianismo es una forma radical de relativismo ético. No solamente niega


que haya cualquier absoluto ético válido, sino que afirma no haber alguna ley moral
obligatoria para alguien. Tal como su mismo nombre lo indica es: “sin ley”. Por lo tanto,
es un sistema inadecuado de ética para el cristiano.

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CAPÍTULO IV

EL SITUACIONISMO

INTRODUCCIÓN

Contrario a lo que la palabra misma pareciera implicar, el situacionismo no es


una ética sin normas. De acuerdo a uno de los más esclarecidos defensores, José
Fletcher, el situacionismo está ubicado entre los extremos del legalismo y el
antinomianismo.

Fletcher dice: “Los antinomianos no tienen ninguna ley; y los legalistas tienen ley
para todo. El situacionismo tiene sólo una ley”. Fletcher tiene miedo tanto de la extrema
derecha en ética, como de la extrema izquierda. Entre estos dos polos el trata de
establecer firmemente una sola norma absoluta, y es el amor.

A los legalistas él los compara con los fariseos del tiempo de Cristo que tenían
613 leyes (mitzvot). Considera a los judíos, a los católicos y a los protestantes como
legalistas consumados. “Los judíos” –dice- “apedreaban a los homosexuales, y los
católicos los quemaban”. Ambos anteponían la ley al amor. Según Fletcher, los legalistas
creen en el amor al deber, mientras que los situacionistas mantienen el deber del amor.
Por otro lado, Fletcher critica a los antinomianistas. Los considera libertinos rematados,
sin ley alguna.

Sólo el mandamiento del amor es categóricamente bueno. Haz esto o aquello si


es amoroso. Estamos obligados, dice Fletcher, a decir la verdad, sólo si la situación lo
permite. Si un asesino en potencia nos pregunta el paradero de su víctima, nuestro
deber moral es mentir. Mentir por amor, nada más que por amor. Respecto a otras
normas morales, estas son buenas, pero no son inquebrantables.

LAS CUATRO PRESUPOSICIONES BÁSICAS DEL SITUACIONISMO

Fletcher afirma que hay cuatro principios operacionales en la ética de situación.


Estos son: el pragmatismo, el relativismo, el positivismo y el personalismo.

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1. El pragmatismo

Según Fletcher, lo correcto es lo único conveniente en nuestra manera de actuar. Es


lo que funciona y satisface en aras del amor. Los problemas éticos exigen soluciones
prácticas y no soluciones verbales.

2. El relativismo

Sólo hay un absoluto, todo lo demás es relativo. El mandato divino del amor es
inmutable en su “porqué”, pero contingente en su “qué” y “cómo”. Los situacionistas
evitarán a toda costa expresiones como: “nunc”, “siempre”, “perfecto”, “completo”.

3. El positivismo

Las declaraciones éticas no reclaman verificación, reclaman justificación. Por lo tanto,


los valores se derivan voluntariamente, no racionalmente.

4. El personalismo

Para el situacionismo no hay cosas inherentemente buenas; sólo las personas son
inherentemente valiosas. Las cosas han de ser usadas, las personas deben ser
amadas.

EXPLICANDO LAS PRESUPOSICIONES BÁSICAS

a) Sólo una cosa es intrínsecamente buena, y esta es el amor y nada más


que el amor.

El amor es una actitud, no un atributo. El amor es algo que las personas


dan y algo que las personas reciben, pues sólo las personas tienen valor
intrínseco. EN efecto, según Fletcher, la imagen de Dios en el hombre no es la
razón, sino el amor. Lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia. El odio
es una forma pervertida del amor.

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b) La norma rectora de una decisión cristiana es el amor, y nada más que el
amor.

El amor reemplaza a la ley. El espíritu toma el lugar de la letra. Si cumplimos la


ley alguna vez es por causa del amor. Tradicionalmente los hombres creyeron que,
obedeciendo la ley, estaban en amor, pues los dos eran idénticos. Pero el amor y la
ley algunas veces entran en conflicto. No es el amor de la ley que uno debe seguir,
sino la ley del amor.

c) Amor y justicia es lo mismo, pues la justicia es el amor distribuido, nada


más.

La justicia se define como el dar a otros lo que por derecho les pertenece, y lo
que por derecho les pertenece es el amor. Algunas veces, uno por responsabilidad
puede desobedecer una ley civil injusta. A veces el amor exigirá una revolución en
contra del Estado, si este ha rebasado los límites del amor.

d) El amor querrá el bien del prójimo, nos caiga bien o no.

En esta presuposición, Fletcher enfatiza que el amor es una actitud, no un


sentimiento. Al ponerlo así, enfatiza las características distintivas del amor cristiano.
Identifica tres tipos de amor: Eros = amor egoísta. Fileo = amor mutualista. Ágape
= amor altruista.

e) Sólo el fin justifica los medios y nada más.

Si esto no fuera cierto, dice Fletcher, ningún acto sería justificable. No quiere
decir esto que cualquier fin justifica a cualquier medio, sino sólo un fin amoroso
justificará cualquier medio. Así, será una acción buena y amorosa, sería robarle a un
presunto asesino su arma.

f) Las decisiones motivadas por el amor son situaciones, no son


prescriptivas.

El amor opera independientemente de un sistema prefabricado de normas


morales. El amor funciona circunstancialmente. Bajo esta presuposición, los “qué” y

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los “porqué” se diría que son absolutos, pero el “cómo” es relativo. El amor es lo
último, pero cómo va uno a amar depende de las circunstancias inmediatas.

APLICANDO LA NORMA DEL AMOR A SITUACIONES CONCRETAS

a) Un adulterio altruista.

El caso de la señora Bergmeier, una dama alemana que fue capturada por los
rusos cerca ya del fin de la Segunda Guerra mundial. Las reglas de las prisiones en
Ucrania permitían la liberación de las mujeres sólo en el caso de que la mujer
estuviera embarazada. En tal caso, era regresada por causa de su impedimento. Esta
dama, dándose cuenta de esta ley, sedujo a un guardia a tener relaciones con ella,
lo cual dio como resultado un embarazo. Las autoridades rusas la regresaron a
Alemania y de esta manera ella pudo unirse a sus dos pequeños y a su esposo. Dio
a luz y el niño fue parte de la familia.

¿Es este adulterio justificable? Fletcher parece no responder afirmativamente a


esta pregunta, pero este caso lo considera como un “adulterio sacrificial”. Aquí y allá
en su libro, Fletcher parece aprobar algunos casos tales como el de una mujer adulta
seduzca a un hombre a tener relaciones sexuales con ella a fin de distraer la atención
de este, quien está patológicamente atraído sexualmente por una niña pequeña.

b) Prostitución patriótica.

El servicio de inteligencia de los Estados Unidos le pidió a una dama joven de


origen coreano, que servía a su país durante la guerra de Corea, a que sedujera
sexualmente a un enemigo espía mediante chantaje sexual. Disfrazada de una
secretaria, fornicaría con este hombre a fin de ayudar a su país, obteniendo
información logística del enemigo. Cuando se le presentó la oferta, la muchacha
protestó, pues no quería vender así su integridad. Se le dijo que no había otra forma
de ayudar a su país que haciendo lo que se le pedía. ¿Es correcta esta conducta en
casos de guerra? La ética situacionista dice que sí.

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c) Suicidio sacrificial.

¿Es moralmente incorrecto quitarse la vida? La ética de situación dice que no, si
el suicidio se hace por amor. Fletcher dice que si un hombre enfermo tiene sólo dos
alternativas: a) lo médicos le dicen que cuando más puede vivir tres años si toma
una medicina cara. En el curso de tres años va a acabar con su patrimonio y va a
dejar a su mujer e hijos en la calle. Lo otro es b) si no la toma, tendrá que morir. El
enfermo, por amor a los que quedan con vida y necesitan recursos, no compra la
medicina y muere. Lo hizo por amor y eso es lo que cuenta.

d) Aborto aceptable.

Aun cuando Fletcher favorece el control de la natalidad sobre el aborto, a fin de


controlar la población, hay circunstancias en que él no tendría ningún reparo en
aceptar el aborto. Él da el ejemplo de una paciente esquizofrénica, quien después de
ser raptada quedó embarazada. Su padre exigía que abortara, pero el personal del
hospital se rehusó a hacerlo. Fletcher tildó esta decisión como legalista. Fletcher
aprueba la decisión de un judío romano quien hizo abortar a tres mil madres judías
que se hallaban en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
Si los alemanes se daban cuenta de que estas mujeres estaban embarazadas,
inmediatamente serían incineradas. Este médico al matar tres mil embriones, salvó
a tres mil, si no lo hubiera hecho, se hubieran perdido seis mil vidas. Todo por amor,
dice Fletcher.

e) Asesinato misericordioso.

Fletcher presenta varios casos donde, según su ética, es correcto asesinar o matar a
unos por el bien de los demás. Cuenta el caso del primer oficial William Broilin quien,
en 1841 durante un naufragio, ordenó que algunos hombres fueran lanzados al mar
a fin de que el salvavidas no se hundiera y perecieran mujeres y niños ahogados. A
este oficial se le hizo un juicio y fue condenado por homicidio. De acuerdo a Fletcher
tal decisión fue injusta, pues si él cometió este asesinato, lo hizo por el bien de la
mayoría. Este fue un acto amoroso y, por lo tanto, correcto. Así mismo acepta como
correcto que una madre asfixie a su hijo llorón cuando todo el grupo acorralado y
escondido es buscado por una tribu salvaje de indios.

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EVALUANDO EL SITUACIONISMO

1. Lo positivo:

a. Enfatiza el amor y el valor de las personas.


b. Da valor a las diferentes circunstancias de la lista.
c. Resuelve las normas en conflicto, al establecer una sola norma absoluta.

2. Lo negativo:

a. Tener una sola norma es demasiado general.


b. La situación no determina el significado del amor.
c. La posibilidad de muchas normas universales.
d. Una norma universal diferente es posible.
e. Una norma ética múltiple es defendible.
f. Aunque no lo quiera, Fletcher es un utilitarista.

CONCLUSIÓN

El situacionismo pretende ser un absolutismo de una sola norma: el amor. Cree


que todo debe ser juzgado por una ley moral absoluta. Pero resulta que este único
principio moral es realmente formal y vacío. No tiene contenido que pueda ser conocido
de antemano y aparte de la situación. Así, en un análisis final, una sola ley moral llega
a ser inmoral.

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UN DESAFÍO A LA ÉTICA DE SITUACIÓN

El Amor y la Nueva Moralidad

“Dios es amor”. Juan 4:8. La palabra griega para amor es ágape. El amor de Dios,
el ágape, ¿qué es? Hay quienes hoy usan esta palabra, hombres y mujeres religiosos,
quienes afirman que la palabra amor es la clave de la ética situacional. Quisiera que
juntamente conmigo confrontemos este desafío hoy, porque como saben, estamos
viviendo en un mundo donde la “nueva moralidad” aparentemente ha triunfado. Hemos
llegado a un tiempo cuando los antiguos moldes se están desmoronando y estamos
enfrentando problemas reales por doquier en el afán de abrirnos paso, y de saber dónde
realmente estamos.

La Necesidad de un Balance Objetivo Subjetivo

Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Hace unos días decíamos
que uno de los problemas reales en teología era que no hay un equilibrio entre lo
subjetivo y lo objetivo. Esto es debido al desarrollo de la idea de que la existencia
precede a la esencia. Esto también cierto con el asunto del que nos ocupamos en este
artículo. Notemos una vez más la pequeña frase: “Si me amáis”. Esta es la parte
subjetiva. Luego, “guardad mis mandamientos”. Esta es la parte objetiva. Estas dos van
juntas en las Escrituras. Éste, para nosotros, es el único curso seguro a seguir.

Premisas Básicas de la Ética Situacional

La nueva moralidad, o ética de situación, se basa en las siguientes


presuposiciones:

 El pragmatismo,
 Relativismo,
 Decisión y
 Personalismo.

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Por pragmatismo se entiende que debe responder afirmativamente a la pregunta
¿funciona? Esta nueva moralidad se dice estar fundamentada sobre su propia
funcionalidad, teniendo como única norma el ágape. Esto la expone a ser catalogada
como predominantemente subjetiva. Por relativismo e entiende que hay un rechazo
a una autoridad subjetiva como lo es la Biblia. Esta también es una premisa muy
peligrosa. Por decisión se entiende el decidir por uno mismo qué es la verdad digna
de fe, más bien que aceptar por fe una verdad revelada. Esto también es
inconsistente con la creencia en las Sagradas Escrituras. Por personalismo, se
entiende en ética, que la persona no es solamente el único factor importante, sino
que nada es intrínsecamente bueno o malo, excepto la ética del amor.

El cristiano creyente en la Biblia, no puede aceptar estas premisas como


verdaderas, pues las Escrituras dicen que el hombre caído es incapaz de dirigir sus
propios pasos o conocer su propio corazón.

Deberá siempre haber un balance entre la autoridad objetiva de las Escrituras y


la respuesta subjetiva de las personas. Las dos van de la mano. No son mutuamente
exclusivas, sino complementarias. En caso de conflicto, las Escrituras siempre tendrán
la prioridad.

El Gran Inquisidor

Recientemente leí una historia que se encuentra en "La Leyenda del Gran
Inquisidor" por Dostoievski, un existencialista. La historia era acerca de Jesús, y de
cómo retornó a la tierra y de cómo fue hecho prisionero por el gran inquisidor. El
inquisidor acusó a Jesús de haber traído a los hombres el don de la libertad. La
libertad, un don demasiado peligroso, demasiado demandante para poder existir. La
iglesia, por tanto, había revisado las enseñanzas de Jesús, todo por interés de la
felicidad humana. Por lo tanto, la iglesia mantuvo a los hombres bajo la norma de la
ley, prohibiéndoles aventurarse al ámbito de la libertad. Las masas jamás deberán ser
inquietadas, dijo el Gran Inquisidor, por ninguna predicación sobre el amor, o ágape,
que los haga libres. Cuando el Gran Inquisidor terminó su diatriba, dice la historia,
Jesús no arguyó con el inquisidor, sino que suavemente lo besó. El inquisidor lo
despidió diciéndole que no volviese jamás.

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Supuestamente, esta historia revela un aspecto de Cristo que por milenios ha
sido desconocida y jamás vista. Es una historia muy vivaz, pero, ¿es Cristo así de veras?
Cuando Cristo venga, ¿besará simplemente al Gran Inquisidor quien quiere deshacerse
de Él? ¿Es esta nueva perspectiva una imagen verdadera del carácter de Cristo?
¿Colmará de besos a aquellos que han perseguido y mantenido en esclavitud a los
hombres? Esta es una noción equivocada acerca del amor de Cristo. Es una prevaricación
sentimental. Es una caricatura falsa que queda corta respecto a la verdad completa
acerca de Jesús, tal como se revela en la gran controversia entre Cristo y Satanás. La
mansedumbre de Cristo hacia sus perseguidores cuando estuvo en la tierra, tiene que
estar en equilibrio con el juicio final de aquellos mismos hombres. Pues debemos
recordar la parábola que el mismo Jesús pronunció acerca de los labradores malvados.
El clímax de la parábola es la pregunta: cuando el Señor de la viña viniere, ¿qué pensáis
que hará con estos labradores? Aquí nuevamente vemos el énfasis de Jesús de que
exista un equilibrio entre el amor y la mansedumbre, y entre el juicio y la ley.

Esta historia también trata de igualar por implicación que lo que la iglesia y Jesús
enseñan no son realmente lo mismo. Pero eso en modo alguno es así. La historia en
realidad evade la realidad de lo que las Escrituras y Cristo enseñan respecto a la ética.
Lo que hace en verdad es construir un hombre de paja y luego lo destruye.

Esta historia del Gran Inquisidor, por Dostoievski, existencial en tono, levanta
algunas preguntas éticas importantes. Esto es materia de estudio en las disciplinas
varias en las distintas universidades de este país. El problema de tales novelas que
tratan verdades a medias. Apelan al corazón humano, carnal, pues son una constante
excusa para el estilo de vida y la conducta que hasta ahora pareciera estar en
desarmonía con las normas de la sociedad.

Algunos Interrogantes y sus Respuestas

Esta historia tiene que ver con tres asuntos de importancia en discusiones de
actualidad respecto a la nueva moralidad y la ética situacional. Primero, el don de la
libertad es enfatizado, el cual Cristo supuestamente apoya, hasta el punto de quebrantar
la ley. Segundo, la norma o regla de la ley es la que la iglesia ha puesto por su propia
iniciativa. Tercero, el principio del amor, que Cristo instituye en lugar de la ley, al besar
en la mejilla al Gran Inquisidor y luego partir para no volver jamás.

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Veamos esto brevemente. La libertad es muy importante para todos. Es el
fundamento de la economía celestial y para la economía de la iglesia en la tierra. No
olvidemos que Dios valora tanto la libertad, que se las dio a sus criaturas cuando las
creó, y que si no hubiese habido libertad, no hubiese habido pecado. Pero,
¿concluiríamos que el pecado es bueno por ser hijo de la libertad? Obviamente no. El
situacionista reconoce lo absurdo de este razonamiento, por supuesto. Afirma que la
libertad debe estar acompañada de la responsabilidad (otro término existencialista), y
esto es cierto también. Pero ¿es esto suficiente? ¿Qué es responsabilidad? ¿Cómo puede
ser conocida con seguridad? Si los ángeles puros y santos tropezaron y cayeron en la
libertad y bajo la responsabilidad, ¿cómo puede el hombre pecador saber manejar
acertadamente y sin peligro estos dos dones de Dios?

Guías para el uso de la Responsabilidad

¿Cuáles son los parámetros para actuar responsablemente? Una vez más
insistimos en lo que hemos hablado antes: debe haber una norma exterior por la cual el
amor y la responsabilidad sean guiados. ¿Cuáles son esos parámetros? ¿Nos vamos a
guiar por una compulsión exterior o por una dinámica interior? ¿Estaba el Gran Inquisidor
en lo correcto al mantener a los hombres bajo el arbitrio de la ley, prohibiéndoles
aventurarse al disfrute de la libertad? El beso de Cristo al Gran Inquisidor, ¿fue la
respuesta real indicando con esto que el amor y sólo el amor es única ética? O ¿es
nuestra responsabilidad conocida más bien por una feliz combinación de una norma
objetiva y una dinámica subjetiva? Como podemos ver, la historia no considera esta
posibilidad; sólo presenta medias verdades.

Joseph Fletcher en su libro Ética Situacional propone tres posiciones éticas


posibles. Primero, el legalismo; segundo, el antinomianismo, y tercero, situacionismo o
amor. Según él, el legalismo es malo, el antinomianismo lo mismo, pero el situacionismo
es lo correcto, porque el amor tiene su propia responsabilidad. Si éstas fueran las únicas
alternativas, yo diría que Fletcher está en lo correcto, porque yo odio el legalismo con
toda mi alma y al antinomianismo no lo puedo soportar. Así ¿qué me queda?
Situacionismo. Pero yo presento una cuarta alternativa posible. Esta es la feliz
combinación contenida en las palabras de Jesús: "Si me amáis, guardad mis
mandamientos". Aquí es donde la controversia desemboca y llega a su fin. El cristiano
debe tener el amor y también la ley.

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El don precioso de la libertad es nuestro hoy, podemos escoger cuál será la
filosofía de nuestra vida, pero nunca olvidemos que somos responsables no sólo de la
elección, sino que cuando nuestro Señor venga, seremos también responsables de
aquello que hayamos escogido. Debemos tener cuidado de ejercer nuestra libertad para
escoger la filosofía para nuestra vida, si no, seremos culpables ante Dios por ello. Creo
que hemos hablado suficiente sobre la libertad.

La Ley y el Amor no son Enemigos

Los otros dos asuntos en la historia conciernen a la relación que debe haber entre
la norma de la ley y el principio del amor. Si hemos de ser tenidos como responsables
delante de Dios por el uso de nuestra libertad, entonces debemos conocer cuál es nuestra
responsabilidad, y recordemos por siempre, que la ley y el amor no son enemigos. La
libertad no es incompatible con una norma exterior. Hay algunos elementos de la historia
del Gran Inquisidor, si esta se aplica a las tradiciones de los hombres, las cuales vician
tanto a los mandamientos de Dios como al amor de Dios. Cristo dijo que los hombres en
sus días invalidaban la ley de Dios, con sus tradiciones estaban pervirtiendo lo que era
el amor de Dios. Esto echó por la borda tanto el amor como la libertad. Lo mismo sucedió
en la Edad Media, y no puedo culpar al escritor de la historia del Gran Inquisidor por
señalar esto, pues no está realmente hablando de temas bíblicos. El meollo de la historia
del Gran Inquisidor, es que el amor y sólo el amor son suficiente para decidir todas las
cuestiones éticas. Esto, me parece, es una posición que uno que cree en la filosofía de
la Biblia nunca puede aceptar ni enseñar.

El legalismo tiene también sus deficiencias. No me gusta el legalismo.


Demasiados adventistas, creo yo, se inclinan hacia el legalismo. Una de las razones por
las cuales uno se siente confundido y a veces se inclina por aceptar los postulados de la
nueva moralidad con su ética de "el amor y sólo el amor", es por la prominencia del
legalismo en nuestro medio. Pero, ¿qué es legalismo? Déjenme darles una definición.
Veamos si están de acuerdo conmigo o no. "El legalismo es un sistema de moral y ética
basado en la estricta obediencia a reglas, regulaciones, y leyes, establecidas por
principios bíblicos, por los padres o por las autoridades". ¿Es esta la clase de código por
el cual rige su vida? Permítanme repetirlo de nuevo, ¿regulan su vida por un sistema de
moral, de ética que está basado en la estricta obediencia a reglas, regulaciones, y leyes
establecidos por principios bíblicos, por los padres u otras autoridades? Porque ese es

29
simplemente un sistema de moralidad basado en reglas, regulaciones que carecen de
amor. No tienen relación con Cristo, y esto nos hace recordar de nuevo el texto: "Si me
amáis". Como pueden ver, aquí se ve lo subjetivo que tiene que combinarse con lo
objetivo: "guardad mis mandamientos". Si quieren tener una experiencia cristiana feliz,
tienen que unir los dos polos que hasta ahora se repelen: subjetivo con lo objetivo. Sólo
entonces podrán decir como David: "¡Cuánto amo yo la ley. Todo el día es ella mi
meditación!". Sólo así podremos declarar con el apóstol Santiago: "Así hablad y así orad,
como los que habéis de ser juzgados por la ley de libertad". Esta es verdadera libertad.

La ley no es contraria a la libertad, a pesar de lo que el Inquisidor de las edades


pueda sugerir. Nunca olvidaré la primera vez que caminé cerca del edificio del F.B.I. en
la ciudad de Washington. Junta al arco de la entrada estaba esta inscripción grabada
sobre piedra, y ¡cómo quedó también grabada en mi mente!

Simplemente era: "No puede haber libertad sin ley". Y yo añadiría, no puede
haber libertad sin ley y sin amor. Esta es la enseñanza bíblica auténtica. Esto hizo una
profunda impresión en mí cuando leí esto. Yo siendo un observador del sábado -me dije
a mí mismo- ¡Qué espléndida ilustración es esta acerca de la ley de Dios!

No siento ninguna carga por los requerimientos de Dios respecto al sábado, o


cualquier otro. No hallo que los mandamientos sean penosos, cuando someto mi juicio
a la voluntad revelada de Dios en sus mandamientos y sobre todo le amo a Él con amor
supremo. Esto fue el caso de José, cuando la mujer de Potifar le dijo: "Ven duerme
conmigo". Saben, hay algo en ese relato que yo no había percibido y quizá ustedes
tampoco. No dice nada de lo que José sintió en su interior. José era un hombre normal.
Era un hombre pecador, y pienso que fue provocado hacia el mal por la invitación hecha,
tal como cada hombre lo sería en tales circunstancias. Pero su apelación era falsa. Ella
le dijo: "Ven ámame". Pero ese no era amor en verdad, pues quebrantaría uno de los
mandamientos de la ley de Dios y destruiría la relación que él tenía con su Dios. Noten
la respuesta de José: "¿Cómo podría yo?". Como ven, humanamente él hubiera querido
dormir con ella, pero "¿Cómo podría yo"? ¿Cuál era la razón de no poder? La razón era
pecar contra Dios. De esta manera vemos que toda su vida estaba en armonía, por el
equilibrio que existía entre una norma exterior y el amor que lo unía a Dios. Por eso el
apóstol Juan dice: 'Y este es el amor de Dios que guardemos sus mandamientos y sus
mandamientos no son gravosos' (Un. 5:3). Los mandamientos de Dios son libertad real,
son luz, felicidad y gozo. De ellos mana la felicidad. David lo entendió así. Por eso en el

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Salmo 19:8, 10, declara: "Los mandamientos de Jehová son rectos que alegran el
corazón... dulces más que la miel y que la que destila el panal".

Lo que es cierto acerca de la libertad y de la ley es también cierto acerca de la


ley y del amor. Jesús dijo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos". Juan dice: "El
que dice yo le he conocido y no guarda sus mandamientos, es mentiroso y no hay verdad
en él". Estas son palabras muy fuertes dichas por el apóstol del amor, el que reclinaba
su cabeza en el pecho del Salvador.

La Ética de Situación y el Antinomianismo

Queremos ser honestos al presentar el punto de vista de los situacionistas. Sin


embargo, queremos ser claros en señalar dónde la Ética de Situación y la posición bíblica
difieren, y sobre todo recalcar que lo que hemos dicho es absolutamente básico. Fletcher
es cauteloso en insistir que la ética de "sólo el amor" no es antinomianismo. No rechaza
todos los patrones de conducta aceptados, los cuales llamamos leyes. Sin embargo,
pretende que ninguna ley, aun la de los diez mandamientos, es el árbitro final que nos
obliga ante cualquier situación. Dice también que esta nueva ética no es sentimental,
que dependa meramente de sentimientos de amor. Enfatiza que el amor simplemente
debe usar su cabeza y al hacerlo, llega a ser lo mismo que la justicia. No es un asunto
de sentimentalismo, hay que usar su propia cabeza. Las cosas deben pensarse al
hacerse, así se llega a una feliz solución. El amor busca, escoge lo que es más útil para
el mayor número de personas. Esto suena bien cuando se le ve de primera vista, pero
hay algunas cosas que están mal en la Ética Situacional. Ya señalamos que hay más de
tres alternativas; hay cuatro. Hay varias cosas más que están mal, por eso quiero
compartir mis puntos de vista con ustedes.

Fletcher usa varias situaciones que sorprenden en su libro, para probar que no
podemos guiar nuestra conducta por ninguna ley, aun la ley de Dios.

Un ejemplo que da en su libro es el de aquella mujer que estaba prisionera en la


Alemania Democrática, y que la única manera de salir de la prisión y volver a su vida
normal para cuidar a sus hijos y vivir con el esposo, era dejarse embarazar por un
guardián en la cárcel. La ley del país decía que era prohibido tener bajo prisión a una
mujer embarazada. Así logró su libertad. Fletcher alaba esta acción. Ahora, realmente

31
¿no fue en verdad buena la acción realizada, la cual le permitió ir a vivir con su familia,
pues de otra manera moriría de hambre y de frío durante el invierno? Responsabilidad,
no sólo sentimiento se ve aquí, como alega Fletcher. Obvió las reglas de conducta que
penden siempre sobre la gente. Esta dama fue la señora Bergmeier, por cierto, fue una
situación especial. ¿Será que los motivos: ir a casa, estar con los suyos haría de su acto
(adulterio sacrificial), elogiable y correcto? ¿Anuló el mandamiento que dice: "No
cometerás adulterio", por el amor a sus hijos?

Consideremos esto, veámoslo desde diferentes ángulos o puntos de vista de una


manera fría, y calmada. En primer lugar, la señora Bergmeier astutamente se valió de
un ser humano para lograr su propósito. Usó al guarda como un objeto. No lo amó como
persona. Para empezar, violó uno de los principios cardinales de la ética en cuestión.
Hay algunas otras cuestiones que no se tratan en la historia. Por ejemplo: ¿estaba este
hombre casado? ¿tenía una familia e hijos? En el interés de su propia familia, la señora
Bergmeier, perdió de vista el amor y el interés por la familia del guardia.

Adentrémonos más en el terreno de lo posible, y veamos lo absurdo de esta forma


de pensar, si llevamos el caso hasta sus últimas consecuencias. Esta es la dificultad que
presenta esta nueva teología, una vez que uno sigue la pista de sus razonamientos. No
hay donde detenerse, sino hasta el hecho de que Dios ha muerto. Sigamos con el
razonamiento. Especulemos sobre algo que no se halla en su libro. Claro, son
suposiciones. Pero él también especula. Imagínese que la señora Bergmeier, quien
resultó embarazada, y cuyo embarazo la hizo salir libre, saliera rumbo a su casa que
está a 200 millas, y el frío la congela, pues al libertarla no le dieron nada para cubrirse.
El frío la mataría y su acto (adulterio sacrificial), sería en vano. Pero al ir caminando
llega a una casa en el campo cuyo dueño está sólo y la invita a pasar, le ofrece alimentos
y cama donde dormir. Ella razona como antes y hace otro "sacrificio" a fin de conseguir
abrigo y comida. Esto desde luego hace posible que logre por fin llegar con vida a su
casa y ver a su familia. El ranchero, no sólo la alimenta, sino que le da comida para el
camino. Camina luego en el frío invierno, llega por fin a una carretera, pero el frío es
cruel, y llueve. Está cansada, siente entumirse de pies a cabeza. Va a perecer si no
sucede algo pronto.

De pronto es alcanzada por un tráiler que va en la misma dirección que ella. El


chofer se detiene y le ofrece llevarla, pero a condición de "algo". Bueno, ahora es tiempo

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de sacar a relucir lo del "adulterio sacrificial" de nuevo. ¿Por qué no ahora con el chofer?
Si fue correcto con el guardia y con el ranchero ¿por qué no ahora con el chofer?

Finalmente llega al pueblecito donde está su casa, donde viven sus hijos solos y
abandonados. Para ella ha sido un gran sacrificio llegar por fin a este lugar. De pronto
se da cuenta que no tiene como sostener a sus hijos aun cuando los halló con vida.
Ahora habrá una boca más que alimentar. Será muy duro luchar para lograr que no
mueran de hambre. Pero hay en el poblado algunos hombres quienes se interesarían en
usar de ella por dinero. De esta manera podría vivir y hasta ahorrar algo en el Banco. Al
ver que su cuenta aumenta, se convence de que le conviene seguir este patrón de
conducta. Así demuestra amor por sus hijos, pues no los ha dejado morir de hambre y
de frío. Así razona y decide que la cosa más amorosa que puede hacer en favor de sus
hijos, es dedicarse a esta "nueva profesión" como prostituta y enviarles a sus niños el
dinero logrado por su nuevo "trabajo".

Esto es llevar la historia al absurdo, ¿no es cierto? Pero díganme, ¿en qué punto
la historia comenzó a ser absurda? ¿con el ranchero, con el camionero o con los hombres
de la villa donde vivía? ¿o sería cuando como prisionera le comenzó a coquetear al
guardia? ¿qué con las declaraciones de la señora White cuando dice que "debemos
preferir la muerte que cometer un acto malo?". Permítanme decirles que de la manera
cómo piensan y actúan los defensores de la Ética de Situación, jamás entre ellos habrá
un mártir cristiano. No habrá uno solo, jamás. Imagínense la situación de José ante la
mujer de Potifar. ¡Qué situación la suya! El no acceder lo llevó a la prisión por catorce
años. ¿No hubiera sido mayor bien el escoger el estar en la casa de Potifar que en la
cárcel? ¿No hubiera sido mayor bien para Juan Bautista cerrar la boca y no denunciar
los pecados de Herodes, que ir a la cárcel y luego de ahí no salir jamás sino sólo su
cabeza en un plato? Piensen en todo el bien que podría haber hecho predicando en lugar
de estar confinado en una oscura y húmeda celda. Los mártires en los días de la Roma
pagana, ¿fueron tan tontos en no dejar caer unas gotitas de incienso en el altar de los
dioses en lugar de ser lanzados a las fieras o sufrir la espada del verdugo? ¿Cómo se
conducirá el pueblo de Dios en el tiempo de angustia? ¿Se mantendrán sus pies firmes
sobre la cáscara del plátano o de mango de la Ética de Situación en esos días aciagos?
Jesús estuvo dispuesto a ir a la cruz por su firme convicción de la dignidad de la ley. Sí,
estas experiencias arrojan luz sobre la débil base en la que se apoya la ética de "el amor
y el amor sólo".

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Siete fallas de la Ética de Situación

Las ocho deficiencias de la Ética Situacional que anotamos aquí dejan ver a las
claras, por qué no podemos guiar nuestros actos por principios aparentemente lógicos,
pero que relativizan el carácter absoluto de los mandamientos de la ley de Dios.

Veamos una a una sus fallas:

1. El hecho de relativizar el bien y el mal, se ve como motivado por la conveniencia,


y esto es realmente una gran falla.

2. La ética del "amor y nada más" comete el error de tomar las excepciones,
aferrarse a ellas, haciéndolas reglas de conducta general. Cuánto más razonable,
sería dejar que las reglas generales de moralidad, los diez mandamientos
normaran la conducta y que se relativizaran las pocas excepciones según tuviese
lugar.

3. La ética situacional, al hacer una dicotomía entre el amor y la ley, de lo cual la


Biblia no sabe ni dice nada, rechaza la regulación por leyes, por lo mismo actúa
lo subjetivo en la conciencia del hombre. Si creemos lo que la Biblia dice,
sabremos que el corazón humano es depravado y malo, incapaz aun de juzgar
sus propios motivos. De ser así, el hombre ciertamente necesita ser guiado por
la moralidad revelada en los diez mandamientos. A menos que exista esta norma
objetiva que juzga lo subjetivo, estamos condenados a naufragar en un mar de
conveniencias, engaño propio, lo que es peor aún, de interés propio. Esto es nada
menos que lo opuesto al amor.

4. La ética de situación, es vulnerable a que se la acuse de generalizar lo concreto.


Es una fórmula demasiado simplificada. No resuelve realmente las situaciones
concretas como pretende. Decir que el amor, por ejemplo, es la norma por la cual
el presidente Truman quedaría exonerado de haber calcinado dos ciudades
japonesas es algo descabellado y no viene al caso. Sabemos que todas las
decisiones en política internacional están basadas en el interés nacional, no en el
amor, sino en la supervivencia, y punto. Este es el principal objetivo de las
naciones. El objetivo final al alimentar a las naciones pobres y prestar ayuda a
los países que necesitan ayuda para su desarrollo es en interés de la

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supervivencia como nación. No somos tan altruistas como pareciera. No puede
haber discusiones éticas, internacionales, o en cualquier otro lugar, a menos que
estén apoyadas por la dignidad de la ley.

5. La ética de "el amor y el amor solo" cae en el error de postular un valor de


mayoría. Sin embargo, no podemos legislar sobre moralidad. Pero la ética de
situación opera sobre el principio del mayor bien para la mayoría. Afirma que uno
debería ser bondadoso con sus enemigos, a menos que esto resultara en daño
para muchos amigos. Los amigos son la gente buena, por supuesto. Sobre este
principio es que Cristo fue crucificado. Por conveniencia, dijo el príncipe de los
sacerdotes, es mejor que un hombre muera y no que toda la nación se pierda.
Es más, este mismo razonamiento desatará la crisis sobre el pueblo de Dios
durante el tiempo de angustia. Pues, por causa de su obstinada renuencia a
unirse con la mayoría, y por el bien de la mayoría, serán barridos sin misericordia
de la faz de la tierra.

6. Si el sentimiento puede decidir sobre cualquier situación, como lo asegura


Fletcher, entonces se puede justificar cualquier cosa y la ley se puede hacer a un
lado si es necesario, y concebiblemente puede resultar en la justificación de la
tiranía. Un caso que podría haber sucedido si la guerra hubiera terminado en otra
forma como terminó, es la creación de un departamento de estado llamado
Ministerio de Amor, el cual funcionaría como una policía secreta para beneficio de
la hermandad perfecta, de la nación victoriosa. La aniquilación de los judíos por
parte de los alemanes en Belsen, Auschwitz, si ellos hubieran ganado la guerra,
podría muy bien ser defendido sobre la base del amor a la patria y a sus
ciudadanos. Esto hubiera estado basado sobre la inteligencia y no sobre el
sentimiento, diría Fletcher. Podría fundamentarse como: El amor en acción,
simple y sencillamente. No, la ley de la mayoría jamás puede convertirse en la
tiranía de la minoría.

7. Y de nuevo, la ética de "el amor solo" es vulnerable a la trama del hombre


tratando de jugar con Dios. Los situacionistas dicen que su novísima ética, es
universal en enfoque, esto es amor sin reserva hacia nuestro prójimo, y que fue
personificado en la vida de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Ah!, si esto fuera cierto en
hombres imperfectos como somos nosotros. Pero para exhibir realmente al amor
de Cristo, para realmente amar en tal forma que pudiéramos hacer del amor la

35
única norma, significaría que nosotros seríamos Dios, quien ordena todas las
cosas de acuerdo a su voluntad amorosa. Pero no somos Dios.

Defendamos los Valores

No pienso que los Adventistas del Séptimo Día, con una sana experiencia
cristiana, están dispuestos a caer en esta arena movediza de falsos valores, e ir por la
vida tambaleándose como borrachos, dando bandazos aquí y allá en cada situación que
se les presente. Esta filosofía ciertamente no suena bien.

Genuinamente, deseo que los jóvenes piensen en la importancia de los problemas


de la vida. No deseo jamás que ustedes acepten sin pensar que la Biblia es la autoridad
en todas estas cuestiones importantes, sólo porque la iglesia o sus padres dicen que ella
es tal autoridad. Deseo que ustedes piensen por sí mismos.

Quiero que mediten y piensen por qué la ética de situación está basada sobre el
concepto que les permite a ustedes tomar la Biblia y hacer con ella como les plazca, de
tal manera que ustedes mismos lleguen a ser la autoridad final, en lugar del mensaje
que Dios les da en Su libro. La pregunta permanece: ¿Creen ustedes como jóvenes que
son, que pueden tomar la posición de que la Biblia es lo que realmente dice ser? Es muy
simple. ¿O piensan que de algún modo su experiencia es de mayor autoridad que la
norma y la autoridad que proviene del libro de Dios? Creo que este es el meollo del
asunto. Debemos trazar una clara línea demarcatoria y saber de qué lado estamos.

36
CAPÍTULO V

GENERALISMO

INTRODUCCIÓN

Las posturas éticas pueden ser clasificadas o divididas en dos clases amplias: Las
que creen en las reglas éticas obligatorias y las que creen que tales reglas no existen.
El primer grupo puede ser subdividido en aquellos eticistas que creen que hay leyes
éticas universales y obligatorias, y el segundo grupo, aquellos que creen que sólo hay
leyes generales. A esta última posición se le llama generalismo y que, tradicionalmente,
incluye a los utilitaristas.

I. EXPLICANDO EL GENERALISMO

Los utilitaristas no son antinomianistas, puesto que creen en el valor de las leyes
éticas como medio para ayudar a los individuos a determinar cuál acción probablemente
les acarreará mayor bien para el mayor número de personas. Por otro lado, los
generalistas no son absolutistas, puesto que niegan que haya normas éticas universales
obligatorias que representan valores intrínsecos. Es cierto que algunos utilitaristas dicen
que las normas no debieran ser transgredidas, pero no es por causa del valor intrínseco
de las normas, sino por el valor intrínseco de los buenos resultados que provienen por
guardar las reglas. En otras palabras, el acto no es juzgado por su valor intrínseco
universal, sino por sus resultados. No significa esto que los utilitaristas no tengan ningún
absoluto, pues dicen no tener normas absolutas, pero sí fines absolutos. Mediante estos
resultados absolutos se juzgan todas las acciones.

II. SUS MÁS IMPORTANTES REPRESENTANTES SON:

a) Jeremías Bentham: El placer calculado.


b) John Stuart Mili: Utilitarismo cualitativo.
c) G.E. More: Las reglas generales y la obediencia universal.

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G.E. More dice que: “Las normas no debieran ser transgredidas a menos que
entren en conflicto”. “Algunas normas generales no debieran jamás ser
quebrantadas”.
d) John Austin. Este autor va más allá cuando afirma: “Ninguna norma general debe
ser quebrantada”.

III. EL GENERALISMO EVALUADO

Hay algunos valores positivos en el generalismo, así como serias dificultades.


Veamos los aspectos positivos de esta orientación ética.

a) Afirma la necesidad de las normas.


Los generalistas no son antinomianistas. Reconocen la necesidad de las normas.
b) Proponen una solución al dilema cuando dos normas entran en conflicto.
Dicen que no hay normas universales, sólo hay normas generales y que se
pueden quebrantar si la ocasión lo ordena. Así, mentir para salvar una vida puede
ser correcto, aunque mentir es generalmente malo.

IV. ASPECTOS INADECUADOS DEL GENERALISMO

a) El fin no justifica los medios. El utilitarismo cree que el fin justifica los medios.
b) El generalismo no tiene normas universales.
c) Los actos, según el utilitarismo, no tienen valor intrínseco.
d) El fin es un término ambiguo, hay que definirlo mejor.
e) La necesidad de normas éticas, que regulen sus relaciones interpersonales.
f) La necesidad de una norma absoluta, la cual no tienen.

CONCLUSIÓN

El generalismo, en contraste con el antinomianismo, arguye que hay algunos


principios morales obligatorios. Pero en contraste con el absolutismo, el generalismo
insiste que ninguna de estas leyes morales es realmente absoluta. Y puesto que cada
principio moral admite excepciones, los generalistas tienen una solución fácil para los

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conflictos morales. Sin embargo, puesto que no tiene un principio moral absoluto, sus
puntos de vista tienden a ser reducibles al antinomianismo. A menos que haya
prescripciones morales objetivas, de contenido sustantivo que sean obligatorias para
todas las personas, entonces en cualquier momento es posible que cualquier acción sea
justificada.

39
CAPÍTULO VI

ABSOLUTISMO NO CONFLICTIVO

INTRDUCCIÓN

Básicamente hay sólo dos puntos de vista éticos: el absolutismo y el relativismo.


Quizás el punto de vista más común e influyente entre los cristianos es el absolutismo
no conflictivo. La presentación clásica de este punto de vista ético la hallamos en S:
Agustín, y en los tiempos modernos, en el filósofo alemán Emmanuel Kant. Teólogos
como John Murray y Charles Hodge militan bajo esta bandera.

1. En qué consiste el absolutismo no conflictivo.

La premisa básica, como ya la vimos al principio de este curso, es que todos los
conflictos morales son aparentes y no reales. El pecado es evitable, afirma. Hay
absolutos morales que no admiten excepciones y estos nunca entran en conflicto entre
sí. Respecto a la pregunta clásica de si debemos mentir alguna vez para salvar una vida,
este enfoque ético responde: NO. La importancia de este tajante no, hunde sus raíces
en la tesis de San Agustín hallada en sus libros “Contra la Mentira” y “Respecto a la
Mentira”. A veces se ha catalogado a Agustín entre los situacionistas por su frase célebre:
“Ama y haz lo que quieras”. Agustín creía que el amor es la consumación de todas las
virtudes, pero no las consume a estas. Más bien, la caridad implica las otras virtudes.

1. Argumentos de S. Agustín en contra de la Mentira.


Para Agustín, el decir la verdad es un absoluto, y los absolutos no pueden
ser quebrantados. Sin embargo, es presto en señalar que no todas las
falsificaciones son mentiras. Son mentira sólo aquellas falsificaciones con
intención de engañar. Una persona debe ser juzgada como mentirosa o no
mentirosa, de acuerdo a su intención, y no por la veracidad o falsedad de sus
expresiones. Por ejemplo, si un hombre quiere llegar a cierta ciudad, y le
pregunta cómo a un amigo que sabe que es un mentiroso de marca registrada,
éste amigo falso, le daría las indicaciones de ruta que lo llevarían por una zona
infestada de bandidos. En este caso el amigo viajero tomaría la ruta opuesta y

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evitaría que los ladrones lo asaltaran y lo mataran. Esto no es mentir, dice
Agustín.

Mentir para evitar un rapto, o aun para salvar una vida, es estrictamente
prohibido, según San Agustín. Este razonamiento lo hereda de Platón, pues este
decía que uno debiera esforzarse en preservar la castidad tanto del alma como
del cuerpo. Pero cuando no se pueden proteger ambas, insistía en que hay que
preservar la primera, pues todos sabemos intuitivamente que el alma debe ser
preferida al cuerpo. En este caso la única alternativa es permitirse uno el pecar
o permitir que otro peque. En pocas palabras, cometer un pecado para evitar otro
pecado, todavía es pecado. Agustín decía que el mentir es como una telaraña que
enreda más y más, pues el mentir lleva a otras mentiras y así sucesivamente.

Agustín en su libro cita el Salmo 5:5-6, donde el salmista dice: "Destruirás


a los que hablan mentira". Así el gran sabio de Hipona concluye diciendo que
"puesto que la vida eterna se destruye por mentir, no debiéramos decir una
mentira a fin de preservar la vida temporal de otra persona. ¿Por qué perder la
vida eterna por preservar esta vida pasajera y temporal?

¿Cómo explicaba Agustín algunos pasajes difíciles de la Biblia: Por


ejemplo: a) El caso de las parteras egipcias, b) El Caso de Rahab la Ramera c) El
caso de Lot con sus hijas en Sodoma d) Las mentiras de Abraham en Egipto y en
Gerar?

En el caso de las parteras, Agustín dice que Dios no bendijo a las parteras
por su mentira sino por su misericordia hacia los niños. No fue recompensada su
falsedad, sino su misericordia. Y en el caso de Lot, Agustín afirma que uno jamás
debiera cometer un gran crimen a fin de evitar que otro cometa un crimen mayor.

2. Emmanuel Kant y su absolutismo no conflictivo.


Kant afirma que hay un deber moral universal. El llama a este deber
“Imperativo categórico”. Los deberes son deberes, sin importar las
consecuencias. Kant aconseja que debiéramos tratar a otros como fines no como
medios. También dice: que "debiéramos actuar de tal modo que nuestras
acciones pudieran constituirse como reglas universales para todos".

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Dios no tolera el quebrantar ninguna de sus leyes sean éticas o naturales.
Los deberes morales no admiten excepciones. Por lo tanto, mentir para salvar
una vida siempre será malo.

3. John Murray
John Murray es uno de los militantes modernos del absolutismo no
conflictivo. Este autor elabora cuidadosamente cómo él le haría para mantener
la "santidad de la verdad", aun en situaciones las cuales parecería justificable el
mentir. Ofrece dos razones y son: 1) Dios es la verdad absoluta, 2) La verdad
es la esencia de Dios. Y puesto que el mandamiento de decir la verdad es ley
absoluta de Dios, no se permiten las excepciones.

UN RESUMEN DEL ABSOLUTISMO NO CONFLICTIVO

Las principales premisas en las cuales se basan los absolutistas no conflictivos


son:
 El carácter inmutable de Dios es la base de la moral absoluta.
 Dios ha expresado su carácter inmutable a través de su ley.
 Dios no se puede contradecir a sí mismo.
 Por lo mismo, dos leyes morales absolutas no pueden jamás entrar en conflicto.
 Todos los conflictos morales son sólo aparentes.

Lo positivo del absolutismo no conflictivo.

El absolutismo no conflictivo tiene mucho de bueno para los cristianos. Enfatiza


el inmutable carácter de Dios. Su naturaleza es deontológica y cree en la providencia de
Dios. Cree que siempre habrá una manera de evitar el pecado. Por lo tanto, es contrario
a todo relativismo ético. No contemporiza con el antinomianismo y menos con la ética
de situación o con el generalismo. Enfatiza las reglas sobre los resultados. Un acto es
bueno por su propia naturaleza, sin tomar en cuenta los resultados.

Los aspectos negativos del absolutismo no conflictivo.

Examinemos algunas premisas falsas y disputables. La primera interrogante que


se antoja es: ¿Son los pecados del alma mayores que los del cuerpo? Esta postura es

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platónica, pagana y cristianizada por S. Agustín. El afirmaba, además, que Dios bendice
el acto misericordioso, pero la mentira no. Sin embargo, fue la mentira de Rahab la que
salvó a los espías en Jericó.

Tenemos que ser realistas:

1. Dios en ninguna parte promete que siempre intervendrá para salvarnos de los
conflictos morales.
2. Los tres hebreos ante el horno de fuego, no esperaban que Dios los iba a salvar
del tremendo dilema en que se hallaban.
3. Una tercera alternativa no siempre es posible. (Caso de Abraham e Isaac).
4. El silencio no siempre es posible. (Caso de Samuel cuando fue a Belén a ofrecer
sacrificio en casa de Isaí).

Tenemos que aceptar que muchos de los absolutistas no conflictivos son


inconsistentes ellos mismos en su vida privada. Mientras condenan la mentira por salvar
a una persona, ellos se enfrascan en engaños intencionales. Cuando salen, dejan la luz
prendida en su casa, a fin de engañar al ladrón potencial. Se ve en esta gente demasiada
tendencia hacia el legalismo. Pero recordemos que la letra de la ley mata, pero el espíritu
vivifica. En el caso del sábado, éste fue hecho para el hombre, no el hombre por causa
del sábado (Mar. 2:27).

RESUMEN Y CONCLUSIÓN

A pesar de sus aspectos positivos, hay algunas diferencias serias en esta posición.
No es realista, es inmisericorde y no tiene éxito en evitar la modificación inevitable de
sus absolutos a fin de dar una respuesta adecuada a los numerosos conflictos reales
hallados en la Biblia. No hay duda que estos conflictos morales que registra la Biblia, no
son el ideal de Dios, pues vivimos en un mundo caído, y, si la ética cristiana se adecúa
al mundo real en que vivimos, no debemos basarnos en absolutos no conflictivos. Habría
que hallar una manera aceptable para preservar los absolutos, mientras que también
hallamos una respuesta adecuada para cada situación moral.

43
CAPÍTULO VII

ABSOLUTISMO CONFLICTIVO

INTRODUCCIÓN

Los evangélicos generalmente se han identificado de alguna forma con la ética


absolutista. En contraste con el situacionismo, sostienen que hay muchas leyes morales
absolutas. Dentro del ámbito de aquellos que se aferran a dos o más absolutos, surgen
un problema especial y es: ¿qué de los conflictos morales? ¿Qué debemos hacer cuando
dos o más obligaciones absolutas llegan a entrar en un conflicto inevitable?

Básicamente hay tres respuestas a esta pregunta: Primero, el absolutismo no


conflictivo afirma que tales conflictos son sólo aparentes y que no son reales. En otras
palabras, dos obligaciones absolutas, jamás deberían entrar en un conflicto inevitable.
Segundo, el absolutismo conflictivo admite que hay conflictos morales porque dos
normas entran en conflicto y que el cristiano es culpable cuando escoge obedecer
cualquiera de las normas. Tercero, el jerarquismo está de acuerdo con el anterior punto
de vista, en cuanto a que algunas veces existen conflictos morales reales, pero sostiene
el cristiano es sin culpa cuando escoge hacer el mayor bien y cometer el menor pecado.
En este capítulo se tratará el segundo punto de vista.

Una explicación de lo que es el absolutismo conflictivo

El meollo de la postura ética del absolutismo conflictivo es que vivimos en un


mundo caído, y en un mundo tal. los conflictos morales tienen lugar. La premisa
correlativa de esta postura es que cuando dos deberes entran en conflicto, el hombre es
moralmente responsable de ambos deberes. La ley de Dios jamás se puede quebrantar
sin culpa. En tal caso, uno debe escoger hacer el mal menor y evitar el mal mayor. Desde
luego habrá que pedir perdón a Dios y seguir adelante.

Las raíces históricas del absolutismo conflictivo.

Este tipo de ética tiene su origen en la antigua Grecia (las tragedias de Sófocles
y Eurípides), y fue incorporado a la teología por los reformadores. Halla expresión ahora
en el pensamiento existencialista moderno. La frase: "El menor de los males" es una

44
expresión característica. Los reformadores decían: "El pecado es inevitable, pero ha sido
conquistado por lo que pasó en la cruz".

Quizás la exposición más abarcante del absolutismo conflictivo es la que hace


Helmut Thielicke. El afirma que la depravación moral es la causa de los dilemas morales
que el hombre confronta. En un mundo ideal, sin pecado, no habría conflictos morales.
En el cielo no los habrá. Existen debido a nuestra situación caída. Por lo tanto, habrá
ocasiones en que no podremos evitar el mal.

Cuando tengamos que hacer decisiones en situaciones en que hay conflictos


morales, hay que escoger el mal menor. Tanto el mal menor como un mal mayor, ambos
son pecados, pero el uno tiene menor peso que el otro. Thielicke hace bien claro que no
hay justificación por cometer un pecado menor, pero sí hay perdón de parte de Dios.

Hay cuatro premisas básicas en el absolutismo conflictivo. Estas son:

a. La ley de Dios es absoluta e inquebrantable (Sal. 19:7, Mat. 5:48).


b. Los conflictos morales son inevitables.
c. Cuando nos confrontamos ante un dilema moral, hay que hacer el mal
menor y evitar el mal mayor (Jn. 19:11).
d. El perdón está disponible de parte de Dios (1 Jn. 1:9).

Algunas contribuciones positivas del absolutismo conflictivo.

No hay que negar que este tipo de ética tiene sus méritos, pero se le hacen serias
objeciones. Primero veamos los aspectos positivos, para después considerar los aspectos
negativos de esta postura ética.

a. Preserva los absolutos morales.


Cualesquiera que fueren sus debilidades, el absolutismo conflictivo
preserva y deja intactos los absolutos morales. Para ellos, la ley de Dios es
absoluta, y no hay ocasión alguna moralmente justificable para quebrantarla.
Hacerlo, sería un ataque frontal en contra de Dios, quien es su autor.

45
b. Concibe un realismo moral insoslayable.
A pesar que defienden en forma tenaz los valores morales absolutos, los
absolutistas conflictivos saben que viven en un mundo real donde tienen lugar
los conflictos morales y que no todo es blanco y negro; hay zonas grises. Esto es
encomiable, pues no desconocen esta realidad.

c. Ve los conflictos morales desde la perspectiva de la condición caída del ser


humano.
Este enfoque ético afirma que algunos dilemas morales surgen como
resultado del pecado de Adán. Otros pecados son consecuencia de los pecados
ajenos y algunos de nuestros propios pecados y yerros. Dice que, en un mundo
caído, los conflictos morales son inevitables.

Algunas críticas que se le hacen al absolutismo conflictivo.

a. Es moralmente absurdo el tener que pecar.


De acuerdo al absolutismo conflictivo, en los conflictos morales reales,
nuestro deber es cometer el menor de los pecados o males. Esto es, que el
individuo está obligado moralmente a pecar. ¿Pero cómo puede haber una
obligación a hacer lo que es inmoral? Esto pareciera ser moralmente absurdo,
¿no es cierto?

b. Jesús debió haber pecado.


Según el absolutismo conflictivo, el pecado es inevitable cuando hay
conflictos morales reales. Sin embargo, la Biblia afirma que Jesús fue tentado en
todo, pero sin pecado (Heb.4:15). Así, si los dilemas morales son reales, Jesús
tuvo que enfrentarlos o no. Si los enfrentó según la teoría del tener que hacer el
menor de los males porque el pecado es inevitable, Jesús tuvo que pecar. Pero
la Biblia es clara al decir que Cristo nunca cometió pecado. Aquí la única
alternativa sería que Jesús nunca enfrentó un conflicto moral real. Pero
asumiendo que existen estos conflictos, se ofrecen algunas explicaciones a este
dilema.
Primero, quizás el punto de vista del menor de los males es incorrecto, y
Jesús nunca pecó cuando tuvo que enfrentar conflictos morales reales, pues nadie
es considerado pecador cuando hace el mayor bien en un conflicto moral. Quizá
el robar pan del templo para dar de comer a un siervo de Dios muerto de hambre

46
no es moralmente pecaminoso. ¿No fue esto acaso a lo que Jesús se refirió en
Mateo 12: 3-8?
Segundo, será que Jesús nunca pecó porque Dios no le permitió confrontar
ningún conflicto moral a fin de conservarlo libre de pecado. En efecto, esto es lo
que los absolutistas no conflictivos alegan y dicen que Dios tiene una tercera
alternativa. El caso de Daniel y de los tres hebreos es un ejemplo, dicen.

c. Cristo debió confrontar conflictos morales.


Esta tercera objeción implica otro problema cristológico con el así llamado
"mal menor". Si Cristo es nuestro ejemplo perfecto en el aspecto moral, debió
haber enfrentado situaciones moralmente conflictivas en las cuales cualquier
curso de acción que tomara sería pecaminosa. Pero si nunca pecó, como lo afirma
la Biblia, entonces jamás las confrontó. Por lo tanto, Cristo no sería un ejemplo
a seguir en algunas decisiones moralmente difíciles que tenemos que enfrentar
en la vida. Algunos defensores del absolutismo conflictivo, francamente dicen que
Cristo no puede ser nuestro total ejemplo en asuntos morales, pero esto es
inaceptable para los cristianos.

RESUMEN Y CONCLUSION

El absolutismo conflictivo cree que hay muchos absolutos morales y que a veces
estos entran en conflicto. Este punto de vista está enraizado en la premisa de que las
leyes de Dios son absolutas y por lo tanto no pueden ser violadas. Por otra parte,
reconoce que nuestro mundo es un mundo caído. En un mundo tal, los dilemas morales
tienen lugar. Cuando esto sucede, los conflictos inevitables tienen lugar y es nuestra
obligación hacer el menor mal de los dos. Sin embargo, debemos reconocer un acto tal
como pecaminoso. Lo que hay que hacer en este caso es, confesar nuestros pecados a
Dios, pedir perdón y aceptarlo.

El absolutismo conflictivo tiene el mérito de reconocer los absolutos y retenerlos.


También es loable el que reconozca que estamos viviendo en un mundo caído, no
perfecto. Sin embargo, no parece defendible su postura respecto a Cristo. Pues si Cristo
fue tentado en todo, debió haber confrontado algún dilema o conflicto moral. Si así fue,
tuvo que pecar al escoger hacer el "mal menor". Si no tuvo conflictos morales, no puede
ser nuestro ejemplo en todo.

47
CAPÍTULO VIII

EL JERARQUISMO

El relativismo ético total no es una opción para los evangélicos. El carácter de


Dios es inmutable, y su ley refleja su carácter. De las opciones dentro del absolutismo
ético, los evangélicos deben escoger entre el absolutismo conflictivo, el absolutismo no
conflictivo y el jerarquismo. Nuestro análisis previo, sin embargo, ha notado serios
problemas con los dos primeros. Ahora sólo queda una alternativa a discutir y es el
llamado jerarquismo.

1. Las raíces históricas del jerarquismo

De las tres formas de absolutismo defendidas por los evangélicos, el absolutismo no


conflictivo se identifica con la tradición anabaptista; el absolutismo conflictivo con los
luteranos, y, el jerarquismo con la tradición reformada. Veamos las raíces históricas del
último.

a. San Agustín

El jerarquismo hunde sus raíces en San Agustín. Aunque San Agustín


defiende la posición del absolutismo no conflictivo en el tema de la mentira, a
veces sus respuestas a situaciones conflictivas son similares a las que presenta
el jerarquismo. Por ejemplo, ambos puntos de vista sostienen que hay una
jerarquía en las virtudes; que a veces algunos deberes morales llegan a estar en
conflicto, y que no llegamos a ser culpables cuando obedecemos la norma más
elevada. Así mismo, Agustín cree que existe una jerarquía de pecados, siendo
unos peores que los otros. Y siendo que la ética agustiniana está centrada en al
amor, él afirma que Dios, por supuesto debe ser el más amado. Debe ser amado
más que cualquier hombre, y el hombre a su vez debe ser amado más que
cualquier cosa. Así, se forma una especie de pirámide, en la cual Dios está en la
cima y las cosas en la base.
Agustín también cree que los deberes morales a veces entran en conflicto.
Él ve conflictos en algunas situaciones donde la vida y la muerte se correlacionan.
Aun cuando juzga al suicidio como moralmente malo, Agustín, sin embargo,

48
califica el suicidio de Sansón como moralmente justificable. El también afirma
que los casos de Abraham y Jephté fueron correctos, ya que obedecen a un voto
o a una orden de parte de Dios. En armonía, pues, con el jerarquismo actual,
Agustín cree que es el mayor bien y no el menor mal hay que hacer, cuando
confrontamos situaciones de normas en conflicto. En otras palabras, cuando dos
deberes morales chocan, el creyente está exento del deber de realizar el menor,
por virtud de dar obediencia al deber mayor.

b. Charles Hodge

En tiempos contemporáneos, Charles Hodge, en su Teología Sistemática


defiende el jerarquismo, cuando discute el hecho de decir mentira
intencionalmente. A pesar que este teólogo dice que la verdad es absoluta por
estar basada en la naturaleza misma de Dios, él cree que algunas veces es
correcto mentir intencionalmente. Textualmente dice: "La verdad siempre será
sagrada, pues es uno de los atributos de Dios. Así, cualquiera que dice lo
contrario, está en contra y es hostil a la verdad y se opone a la naturaleza misma
de Dios, sin embargo, hay ocasiones en que uno queda justificado al engañar
intencionalmente a otro." Cita el caso de las parteras egipcias, y el caso de
Samuel cuando fue a sacrificar a Belén en casa de Isaí. Pone el ejemplo hipotético
de que una madre tiene todo el derecho y por todos los medios posibles de
engañar a un asesino que pregunta insistentemente y con malas intenciones por
el hijo menor de la madre. De acuerdo a Hodge, esta madre en este caso especial,
su obligación mayor es la de proteger a su hijo. Esta obligación la absuelve de
transgredir una norma más baja como sería la de mentirle al asesino. Mientras
que rechaza el principio de que siempre es correcto hacer el mal, afirma que
cuando uno subordina un deber moral bajo a uno más alto, no comete pecado.

2. Elementos esenciales del jerarquismo

a) Hay leyes morales de más jerarquía que otras.


Cristo mismo usó la siguiente fraseología: "el más pequeño mandamiento"
"El mayor mandamiento" o la frase: "mayor pecado tiene". También Pablo habla
de la más grande virtud: el amor.

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b) Hay conflictos morales inevitables en la vida.
Hay ocasiones en que el cristiano se ve confrontado ante graves conflictos
morales. En tal caso, no puede tomar las dos alternativas; sólo una. En el caso
de Abraham quien recibió la orden de sacrificar a su hijo, pero el mandamiento
estipula: “no matarás". Si no lo sacrificaba, desobedecía un mandato de Dios; si
lo hacía, transgredía un mandamiento de la santa Ley de Dios. El hecho de que
Dios intervino milagrosamente, y se hizo una excepción, indica que el hombre no
puede cumplir los dos requerimientos a la vez.

c) No se imputa culpa por lo inevitable.


Dios no tiene por responsable al hombre por los conflictos morales
inevitables, si es que peca por guardar la norma más elevada. Hay un buen
número de formas de ver la verdad de esta afirmación. La lógica nos enseña que
Dios no tendrá por responsable a un individuo por realizar lo realmente imposible.
En la Biblia hay muchos ejemplos acerca de esto. El caso de Abraham (Gen. 22),
el caso de las parteras de Egipto (Éxodo. 1), El caso de David (Mat. 12:3-4), etc.
Geisler dice que el jerarquismo es verdadero absolutismo, pues en un
conflicto moral real, Dios no tiene por culpable a una persona por no guardar una
norma moral inferior mientras trata de observar la superior. Por lo tanto, cuando
una persona se confronta a una intersección ética, donde dos leyes colisionarían,
es evidente que una norma debe dar el paso a la otra.

3. Elaborando más sobre el jerarquismo

a) Una elaboración del jerarquismo


Lo más obvio y básico de todas las divisiones o niveles de deberes es el
mandamiento de amar a Dios y amar al prójimo. El primero tiene el derecho y el
segundo debe conceder el paso al primero. Jesús claramente indicó que el
primero es el primer y más grande mandamiento.

b) Obedecer a Dios antes que al gobierno


Dios instituyó los gobiernos humanos y ordena que los hombres los
obedezcan. Debemos obedecer a la autoridad civil. Pero cuando el gobierno
quiere interferir entre mi lealtad a Dios y lealtad a las leyes de los hombres,
entonces es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. El caso de los
apóstoles y el caso de los tres hebreos ilustra muy bien el punto.

50
c) Misericordia sobre veracidad
Es cierto que la Biblia condena el engaño y la mentira. Por otro lado, es
claro que la Biblia registra casos en que se justifica el mentir a fin de salvar vidas.
El caso de Rahab la ramera de Jericó (Jos.6:17). También el caso de las parteras
de Egipto (Éxodo. 1). No es lo mismo o igual mentir para salvar joyas que mentir
para salvar vidas.

4. Objeciones al jerarquismo

Como las otras orientaciones, el jerarquismo también recibe ciertas críticas. Las
objeciones se hacen a este punto de vista ético son las siguientes:

a) ¿En qué pues es diferente el jerarquismo al situacionismo?


En primer lugar, el situacionismo de José Fletcher afirma que no hay
absolutos de contenidos sustantivos. El jerarquismo por su parte, dice que la
blasfemia, la idolatría, el adulterio el asesinato, la mentira y otros pecados son
prohibidos por la Biblia a todos los hombres y en todos los lugares. Esto es, que
ningún cristiano debiera practicar estos pecados. Luego, el jerarquismo sostiene
que hay pues más de un absoluto, a diferencia de Fletcher que aboga por un sólo
absoluto: el amor. En tercer lugar, Fletcher sostiene que la situación determina
lo que uno debiera hacer en un caso dado. El jerarquismo afirma que los factores
situacionales sólo nos ayudan a descubrir qué ha determinado Dios que nosotros
hagamos frente a un conflicto moral.

b) ¿Están de acuerdo el situacionismo y el jerarquismo en la práctica?


Los críticos del jerarquismo dicen que en teoría el situacionismo y el
jerarquismo difieren, pero en la práctica no. Esto es falso. Si hubiese una similitud
entre ambos, esta sería accidental, aunque no esencial. Por ejemplo, el
situacionismo aprueba el adulterio sacrificial, pero el jerarquismo no.

c) ¿Es el jerarquismo una forma del subjetivismo?


Los críticos dicen: ¿Acaso no cada persona tiene que decidir por sí mismo
cuál es el mayor bien? Si esto es así, ¿no es esto subjetivismo? En respuesta a
esta pregunta, dos cosas debieran tomarse en cuenta: Primero, si alguien hace

51
su propia jerarquía de valores basado en sus propios y particulares preferencias,
entonces sí, esto es subjetivismo. Pero esto no es lo que el jerarquismo enseña.
Segundo, en el jerarquismo el cristiano no decide por sí mismo cuáles son las
prioridades éticas, es Dios quien establece la pirámide de valores de acuerdo a
su propia naturaleza.

d) ¿En qué sentido el jerarquismo es un absoluto?


Los críticos cuestionan y dicen: Si obedecer una norma o mandamiento
más bajo en la escala jerárquica, a veces es necesario, ¿en qué sentido entonces
es propio llamar a este punto de vista ético un absoluto? En respuesta a este
cuestionamiento dos cosas debieran tomarse en cuenta. Para empezar, hay tres
maneras en las cuales el jerarquismo involucra absolutos. Primero, es absoluto
en su origen. Es absoluto en su esfera y es absoluto en el orden de sus
prioridades. Cada precepto moral es absoluto como tal. Es solamente cuando hay
conflicto entre dos normas que se debe observar la norma más elevada, en
detrimento de la más baja, a fin de resolver el conflicto. Segundo. Por supuesto,
hay una excepción por la cual el jerarquismo no es un absolutismo no conflictivo.
El jerarquismo no puede ser llamado absolutismo no conflictivo o absolutismo
contextual, como algunos lo hacen. Sin embargo, no es impropio designarlo como
una forma de absolutismo, porque en contraste con el situacionismo mantiene
que las leyes morales son absolutas en su origen, en su esfera y en el orden de
sus prioridades.

e) Si Dios es uno, ¿cómo puede haber muchas leyes o normas morales?


Si Dios es uno esencialmente, ¿cómo es que puede haber muchas leyes
morales basadas todas en su naturaleza? Sí, Dios es uno en esencia, pero tiene
muchos atributos. Sus atributos se compararían a los rayos de las ruedas de una
bicicleta. Muchos, pero todos proceden de una masa central. Por ejemplo, Dios
es amor inmutable, pero al mismo tiempo es inmutablemente santo. Amor y
santidad son atributos morales distintos, pero ambos son ciertos de un Dios
esencialmente único.

f) ¿Confrontó Jesús conflictos morales reales?


La Biblia enseña que Jesús fue tentado en todo, así como nosotros somos
tentados, y por eso es nuestro ejemplo. Ciertamente, faltaría algo a los
fundamentos de la ética cristiana si nuestro modelo de moralidad no hubiese

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confrontado las más difíciles situaciones que nosotros como sus seguidores
tenemos que confrontar. Sí, Jesús enfrentó conflictos morales reales. San Pablo
dice que Cristo "fue tentado en todo" (Heb. 4:15). He aquí unos ejemplos: 1)
Regulaciones respecto al sábado, 2) problemas con asuntos del gobierno y los
tributos (Mat. 22). Pero el mayor conflicto que Jesús tuvo que afrontar fue la
cruz. Tuvo que morir injustamente. El conflicto se desarrolló entre la misericordia
y la justicia, dos normas que chocaban.

g) ¿Creamos nosotros nuestros propios conflictos morales?


Es cierto que a veces nosotros mismos creamos nuestros propios conflictos
y en este caso, nosotros resultamos ser culpables. Muchos conflictos humanos se
pueden evitar, y cuando no, entonces somos responsables por el dilema
resultante. Y si algunos conflictos morales son evitables, es un error suponer que
todos ellos son el resultado de nuestro mal proceder. A propósito, en muchos
casos, es la virtud, no la maldad la que da origen a un conflicto. Ejemplos: a) Las
parteras egipcias, b) los tres hebreos y c) Daniel en el foso de los leones.

h) ¿Cómo puede la mentira proceder de la naturaleza de Dios como verdad?


Si todas las leyes están enraizadas en Dios, ¿cómo puede la mentira ser
correcta, puesto que Dios es la verdad absoluta? Esto es muy simple. La mentira
como tal, no procede de la naturaleza de Dios. Una mentira nunca puede ser
justificable sólo por apelar a Dios quien es la verdad. Sin embargo, mentir por
salvar una vida es un acto de misericordia, y entonces es justificable. Otro
ejemplo sería que cortarle a alguien una pierna como tal no es correcto, y
entonces este acto se llama mutilación. Pero cortarle a alguien una pierna para
salvarle la vida, esto se llama amputación y esto es un acto de misericordia. Así,
mentir no se basa en Dios como verdad, sino se basa en Dios como
misericordioso. Salvar una vida es un acto de misericordia, aun si el engaño se
usa para lograrlo.

5. Los valores del jerarquismo

a. Evita el relativismo
En contraste con el antinomianismo, el situacionismo y el generalismo, el
jerarquismo evita el caer en el pantano del relativismo. Se mantiene firme en los
principios morales basados en el absoluto e inmutable carácter de Dios. Estos

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principios morales son absolutos en su origen, en su esfera y en sus prioridades.
Son objetivos, proposicionales y de contenido sustantivo. Más aun, no exenta a
nadie; se aplican a todos en todos los lugares y ocasiones.

b. Responde acertadamente a los conflictos morales.


No cierra los ojos a la realidad de los conflictos morales, y no culpa al
individuo porque estos sean inevitables. Considera con franqueza cada
circunstancia, y actúa responsablemente sin desdeñar la naturaleza absoluta de
los principios morales y éticos.

c. Para el jerarquismo, la cruz tiene sentido.


Aparte del jerarquismo, es muy difícil que la cruz tenga sentido. Desde el
punto de vista del absolutismo no conflictivo, la cruz es una injusticia moral, pues
en la cruz el justo murió por el injusto (1 Ped.3:18). No hay ninguna justificación
moral para esto, a menos que haya una norma más alta que rebase a una norma
más baja. En este caso, la misericordia tomó precedencia sobre la justicia. Cristo
sufrió por muchos para que estos sean salvos. La cruz pues tiene sentido, sólo si
las demandas de la justicia están subordinadas a los deseos de la misericordia.

CONCLUSION Y RESUMEN

El jerarquismo, pues, es distinto del antinomianismo, del situacionismo y del


generalismo. Cree en absolutos morales, en leyes morales y en sus orígenes. Además,
cree en lo absolutos de sus prioridades. Pero a diferencia del absolutismo no conflictivo,
el jerarquismo cree que hay conflictos reales. Se distingue, también del absolutismo
conflictivo, en que sostiene en que en tales circunstancias nadie es culpable por
subordinar una norma más baja a una más alta.

Los principios esenciales del jerarquismo son:

 Hay muchos principios morales enraizados en el absoluto carácter moral


de Dios.
 Hay deberes morales elevados y deberes morales menos elevados (amor
a Dios y amor al hombre).
 Estos deberes a veces entran en conflictos inevitables.

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 En tales conflictos, estamos obligados a seguir la más alta de las normas
morales.
 Cuando seguimos la ley, norma, o principio más alto, no somos
responsables por no observar la ley, norma, o principio más bajo en la
escala moral que el mismo Dios ha puesto.

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