Ap1315 2021 (56917)

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN PENAL

Magistrada Ponente
PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

AP1315-2021
Radicación N° 56917

Acta 84

Bogotá D. C., catorce (14) de abril de dos mil veintiuno


(2021).

VISTOS

Resuelve la Corte el recurso de apelación interpuesto


por el representante de quienes se postulan como víctimas,
contra el auto proferido el 9 de diciembre de 2019 por la
Segunda Nº 56917
Luis Ernesto Guevara López

Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de


Tunja, en el cual fue decretada, a favor de LUIS ERNESTO
GUEVARA LÓPEZ -Juez Cuarto Civil del Circuito de la
misma ciudad-, la preclusión de la indagación adelantada
por los posibles delitos de prevaricato por acción y falsedad
ideológica en documento público.

I. DESCRIPCIÓN FÁCTICA OBJETO DEL


PRONUNCIAMIENTO

1.1. Yasmín Yanet Pulido Walteros, en calidad de


copropietaria del predio denominado “El Consuelo” -identificado
con el folio de matricula inmobiliaria 0702383 y ubicado en el

municipio de Turmequé-, a través de apoderado interpuso

demanda divisoria contra los demás comuneros “Efrén,


Rafael, María del Rosario, Alirio, Carlos, María Herminia, Jorge Alonso

Bernal y Flor María del Carmen Alonso de Camelo”.

El abogado de la parte activa, en el libelo introductorio


manifestó pretender la división “material” del inmueble
mediante la venta de la cosa común en pública subasta.

Del proceso conoció el Juez Cuarto Civil del Circuito


de Oralidad de Tunja, LUIS ERNESTO GUEVARA LÓPEZ,
dentro del radicado 2017-034-00, quien profirió auto
admisorio el “treinta (30) de marzo de dos mil diecisiete (2017)” .

El mismo funcionario decretó “la división en la modalidad


de venta en pública subasta (ad valorem)” el 15 de marzo de 2018,

en cuyas consideraciones indicó que “(…) los comuneros

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Luis Ernesto Guevara López

demandados fueron notificados personalmente (…), contestaron la

demanda -y- (…) se allanaron a la división en la modalidad de venta

en pública subasta”.

1.2. La indagación se centró en que en el auto con el


cual se admitió la demanda no se cumplió lo establecido en
el art. 90 del Código General del Proceso, el cual dispone
que el juez declarará su inadmisibilidad, entre otros eventos
cuando “no reúna los requisitos formales” o “las pretensiones
acumuladas no reúnan los requisitos legales” , situación que, en

opinión del denunciante, se configuró en el asunto atrás


mencionado debido a que no son acumulables las
pretensiones de división “material” y la división “ad valorem”.

Adicionalmene, si bien en la contestación hubo


allanamiento, lo fue expresamente para que se adelantara
la división material del bien, no para la división por venta
en pública subasta, como falsamente se indicó en la
providencia del 15 de marzo de 2018.

II. ACTUACIÓN RELEVANTE

En consideración de la notitia críminis la Fiscalía


adelantó indagación contra LUIS ERNESTO GUEVARA
LÓPEZ por posible prevaricato por acción y falsedad
ideológica en documento público. Concluida esta fase
preprocesal, solicitó la preclusión por “atipicidad del hecho
investigado” en audiencia llevada a cabo el 8 de noviembre de

2019.

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El Tribunal Superior de Tunja decretó la preclusión el


9 de diciembre ídem.

Contra ese auto el apoderado de quien intervino como


víctima interpuso recurso de apelación, el cual, una vez
concedido, el expediente fue remitido a la Corte Suprema de
Justicia para su resolución.

III. DECISIÓN APELADA

3.1. En relación con el delito de prevaricato por acción,


el Tribunal resolvió “acceder a la solicitud de preclusión” por
cuanto consideró demostrada la causal invocada - atipicidad
del hecho investigado-, por ausencia tanto de dolo como de

contrariedad con el ordenamiento jurídico. Esto por cuanto


en el proceso civil objeto de la indagación, se advirtió
acreditado el cumplimiento de los artículos 82, 406 y
siguientes del Código General del Proceso para la admisión
de la demanda y la resolución del asunto, por las siguientes
razones:

(i) En el libelo con el cual se promovió el proceso


divisorio conocido por el juez GUEVARA LÓPEZ, se
manifestó demandar la división “material” del predio del cual
eran propietarios, en común y proindiviso, Yasmín Yanet
Pulido Walteros y los demandados; pero en el acápite de las
pretensiones se precisó que dicha división “material” debía
surtirse “mediante la venta en subasta del bien inmueble

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denominado El Consuelo, distinguido con matricula inmobiliaria

numero No. 070-2383”;

(ii) Adicionalmente, con la demanda se aportaron tanto


los documentos requeridos por la ley, como el dictamen
pericial rendido el 5 de diciembre de 2016 por Edgar
Hernán Escandón, donde se determinó la ubicación del
predio y la imposibilidad de la división material del mismo
al tenor de lo establecido en el Plan de Ordenamiento
Territorial (POT) del municipio de Turmequé y la
certificación expedida por el Secretario de Planeación y
Desarrollo Económico de la misma entidad territorial;

(iii) Acorde con lo anterior, el juez decretó la división


en la única modalidad posible, esto es, mediante venta en
pública subasta; reconoció mejoras a favor del demandado
Jorge Alonso Bernal; dispuso el secuestro del inmueble
objeto de división, según lo indicado en los artículos 410 y
411 del Código General del Proceso. Además, adelantó la
licitación y el remate del inmueble en cumplimiento de los
arts. 406 a 418 del mismo Código.

También precisó el Tribunal que: (i) el juez está


facultado para interpretar la demanda y los anexos con el
fin de admitirla, tal y como se hizo en el asunto investigado,
cuyo proceder estuvo ajustado a la ley, al punto que los
demandados no propusieron excepciones previas; (ii) en lo
referente al control de legalidad señalado en el artículo 132 1

1 Artículo 132. Control de legalidad. Agotada cada etapa del proceso el juez deberá realizar
control de legalidad para corregir o sanear los vicios que configuren nulidades u otras
irregularidades del proceso, las cuales, salvo que se trate de hechos nuevos, no se podrán
alegar en las etapas siguientes, sin perjuicio de lo previsto para los recursos de revisión y

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del C.G.P., en auto del 9 de noviembre de 2017 el juez


dispuso la corrección de la fecha de la providencia visible a
folio 252, única irregularidad por éste advertida; y (iii) en
cuanto al control de legalidad solicitado por el abogado de
los demandados, fue debidamente denegado dada su
impertinencia y extemporaneidad, acorde con la precitada
disposición legal.

3.2. Frente a la solicitud de preclusión por falsedad


ideológica en la providencia proferida el 15 de marzo de
2018, el Tribunal advirtió que el hecho investigado es
atípico, pues si bien fue equivocado lo consignado en su
acápite de antecedentes, en relación con lo literalmente
indicado por los demandados, ese hecho no alteró los
fundamentos de la resolución adoptada, la cual se sujetó a
lo establecido en los artículos 406, 418 del Código General
del Proceso, 2.340 del Código Civil y a lo evidenciado en el
dictamen pericial rendido por Edgar Hernán Escandón, el
cual no fue objetado por alguno de los interesados.

La mencionada experticia indica cómo, de acuerdo con


la Oficina de la Secretaría de Planeación de Turmequé, los
predios rurales de este municipio no pueden fraccionarse
en áreas inferiores a 3,5 hectáreas (35.000 metros
cuadrados); y el inmueble El Consuelo tiene un área de
44.841,4 metros cuadrados, de donde resulta imposible su
división material.

casación. (subrayado fuera de texto).

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En el trámite, además, se había logrado establecer la


existencia de una comunidad y la no existencia de pacto
que impidiera la división. Por tanto, dado que no existía
nada que imposibilitara la actuación se accedió a la
pretensión de la venta en pública subasta del bien,
tomando como referencia el valor que respecto del mismo se
consignó en el dictamen pericial atrás mencionado; suma a
la cual se agregó la reportada por el demandado Jorge
Alonso Bernal mediante dictamen pericial rendido por
Eduardo Rojas Garavito.

Consecuencia de lo anterior, el Tribunal advirtió clara


la existencia de una falsedad inocua, que carece de
antijuridicidad material, pues no lesiona ni pone en peligro
el bien tutelado, acorde con lo indicado por la Corte
Suprema de Justicia en providencias del 21 de abril de
2004, radicación 19930; SP15490 del 27 de septiembre de
2017, radicación 47862; y SP4710 del 31 de octubre de
2018, radicación 48907.

IV. LA APELACIÓN

Fue promovida por el representante de víctimas, en


punto del acceso a la preclusión de la investigación por
prevaricato por acción y falsedad ideológica en documento
público.

Asegura que los hechos que conforman la


investigación por el delito de prevaricato por acción fueron
admitidos mediante confesión por el indiciado en

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declaración libre que rindió ante el ente investigador


designado por la Fiscalía. Por tanto, es un hecho probado
que existió una indebida acumulación de pretensiones lo
que, al tenor de lo consagrado por la legislación procesal
civil, es causal de inadmisión.

Entonces, está claro que el juez GUEVARA LÓPEZ


admitió una demanda que debió inadmitir, cuya ilegalidad
no desaparece ni puede minimizarse por el hecho de que no
fueron propuestas las excepciones previas por parte de los
demandados.

Adicionalmente, aun cuando hubo desconocimiento


del derecho procesal por parte del abogado de la parte
demandada, contestó la demanda con la pretensión de
allanarse a la división material y no a la división ad
valorem.

Afirma que hay jurisprudencia tanto del Consejo de


Estado como de la Corte Suprema de Justicia en el sentido
de que el juez no puede interpretar la demanda al punto de
cambiar las pretensiones de las partes, pues ello derivaría
en grave transgresión a la imparcialidad que cobija toda
actuación judicial.

El prevaricato por acción atribuible al juez GUEVARA


LÓPEZ, lo complementa la falsedad ideológica en la que
incurrió al tergiversar lo expresado en la contestación de la
demanda, cuya disparidad no puede ser demeritada y
calificada como “falsedad inocua”, pues está escrita y no se

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puede borrar. En el mismo sentido no se puede hablar de


un error involuntario cuando este fue corregido y
reconocido tanto en providencia posterior como en una de
las declaraciones que hizo el funcionario ante la Fiscalía al
indicar que “en verdad algunos sí se allanaron a la división material,
pero hubo otros que lo hicieron a la división ad valorem” .

Alega que la prueba pericial presentada por la parte


demandante en el proceso divisorio, no es idónea por
cuanto (i) de ninguna manera se refiere concretamente al
predio “El Consuelo”, sino en general a los predios del
municipio; (ii) no tuvo en cuenta la “Ley 160”, la cual, para
decretar la división material, contiene como excepción al
POT la unidad agrícola familiar, misma que en el asunto
examinado de tiempo atrás la tenían constituida los
hermanos involucrados en el proceso junto con sus padres,
pues trabajaban todos en armonía; y (iii) el 90% de los
predios rurales tienen menos de 1.000 metros cuadrados.

V. INTERVENCIÓN DE LOS NO RECURRENTES.

5.1. La Fiscalía solicita la confirmación de la decisión


impugnada por las razones que se pasan a ver:

(i) El Tribunal acertó cuando dijo que el


comportamiento del indiciado fue atípico, pues realmente la
decisión que adoptó el Juez Cuarto Civil del Circuito el 30
de marzo de 2017, por medio de la cual admitió la
demanda, resultó ajustada a derecho, pues simplemente

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correspondió a los presupuestos que se habían probado


dentro del proceso y que estaban dados por el artículo 406
del Código General del Proceso.

En cuanto a los presupuestos que se requerían para


admitir la demanda divisoria, ciertamente se actualizaban,
porque (a) se había acreditado por el demandante que
existía una decisión previa que los hacía condueños tanto al
demandante como a los demandados (b) se había
presentado el certificado expedido por el registrador sobre la
situación jurídica del bien y su tradición y (c) lo más
importante, se había acompañado un dictamen pericial que
señalaba cuál era el tipo de división que era procedente en
este caso, teniendo en cuenta además una certificación
expedida por el arquitecto Javier Moreno, Secretario de
Planeación de Turmequé, que señala cómo el cálculo de la
unidad agrícola familiar para ese municipio era de 3,5
hectáreas.

(ii) El representante de víctimas afirma que la


precitada premisa es incorrecta porque la mayoría de los
predios de turmequé ostentan una extensión inferior a 3.5
hectáreas y que, por ende, el perito había llegado a una
conclusión errónea. Esa alegación, sin embargo, hace
referencia a un hecho novedoso que no aparece en ninguna
parte del proceso civil y que solo viene a ser expuesto en
esta audiencia, sin elemento material probatorio que
realmente lo acredite. Por tanto, no puede tenerse como
válida para que fuera considerada por el indiciado.

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(iii) Es un elemento estructural del delito de


prevaricato por acción que se esté frente a una decisión que
contraríe grotesca y manifiestamente el derecho aplicable o
los medios de prueba allegados al proceso. Habida
consideración de los medios de conocimiento que tuvo a
disposición el juez GUEVARA LÓPEZ, su determinación
aparece producto de una interpretación razonable.

(iv) Para pregonar falsedad ideológica en documento


público, debe concurrir un elemento esencial que es la
antijuridicidad tanto formal como material. Si bien no
resultó cierto lo manifestado por el juez en el sentido de que
todos los demandados se allanaron a la división del
inmueble en pública subasta, porque varios de estos
indicaron allanarse a la división material, la Fiscalía se
ocupó de hacer un análisis de cuál era la incidencia que ese
hecho tenía en la situación jurídica que se debatía y señaló
que esa falsedad se consignó en el acápite de los
antecedentes y no tuvo trascendencia alguna en la decisión
judicial, toda vez que el juez simplemente aplicó las normas
que correspondía tener en cuenta al momento de decidir,
contenidas en los artículos 406 a 418 del Código General
del Proceso.

De allí que plasmar en los antecedentes de la decisión


una afirmación contraria a la realidad, no causó ningún
perjuicio real o potencial en la situación jurídica materia de
debate. Por eso el Tribunal, con acierto y siguiendo
estrictamente la jurisprudencia de la Corte Suprema de
Justicia, indicó que no se actualizaba uno de los elementos

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estructurales del delito de falsedad ideológica en documento


público, cuál es la concurrencia de un perjuicio real o
potencial. En ese sentido, retomando los precedentes de la
Corte Suprema de Justicia acogidos por el Tribunal, la
decisión en derecho es la confirmación de la preclusión.

5.2. El representante del Ministerio Público, tras


señalar que la preclusión es un mecanismo a través del
cual se da por terminado anticipadamente el proceso penal
cuando se demuestran las causales que han sido invocadas
por el titular de la acción penal y que el numeral 5 del
artículo 250 constitucional faculta a la Fiscalía para
solicitar la preclusión cuando no hay mérito para acusar o
para continuar con el adelantamiento de la investigación
penal, estimó que el Tribunal Superior de Tunja hizo un
adecuado análisis, acorde con jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia acerca de los dispositivos que integran
los tipos penales de prevaricato por acción y falsedad
ideológica en documento público, cuya corrección impone la
confirmación de la decisión apelada.

5.3. El defensor del indiciado se adhirió al alegato de


la Fiscalía y precisó que en el proceso divisorio la parte
demandada no propuso excepciones previas en la
contestación ni en el recurso de reposición, oportunidad
esta para formularlas, de conformidad con el inciso 2 del
artículo 402 del Código General del Proceso, el cual
dispone:

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Los hechos que constituyen excepciones previas, la cosa juzgada


y la transacción, solo podrán alegarse como fundamento del
recurso de reposición contra el auto admisorio de la demanda.

Esta situación dio lugar a la aplicación de lo


establecido en el artículo 102 ídem, el cual establece lo
siguiente:

Los hechos que configuran excepciones previas no podrán ser


alegados como causal de nulidad por el demandante, ni por el
demandado que tuvo oportunidad de proponer dichas
excepciones.

VI. CONSIDERACIONES

6.1. La Sala es competente para resolver este asunto de


conformidad con lo dispuesto en el artículo 32-3 de la Ley
906 de 2004, por tratarse de la apelación contra la decisión
adoptada, en primera instancia, por un Tribunal Superior
de Distrito Judicial en el curso de actuación penal contra
un juez de la República.

6.2. De acuerdo con el artículo 250 de la Constitución


Política, la Fiscalía General de la Nación está obligada a
ejercitar la acción penal y a adelantar las investigaciones de
los hechos que lleguen a su conocimiento que tengan las
características de un delito, sin que pueda renunciar,
interrumpir o suspender la persecución penal, salvo en los
casos que la ley establece para la aplicación del principio de
oportunidad. También, en ejercicio de sus funciones, el
fiscal puede solicitar al juez de conocimiento la preclusión
de la investigación.

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Por su parte, los artículos 331 y 332 prevén dos


oportunidades para realizar tal solicitud: (i) en los periodos
de indagación o investigación, únicamente el representante
del ente acusador está facultado para pedir al juez de
conocimiento la preclusión de la investigación por
cualquiera de las causales previstas en la referida norma; y
(ii) en la etapa de juzgamiento, fase procesal en la que la
petición puede ser elevada por la Fiscalía, el Ministerio
Público y el defensor, pero sólo cuando se trate de las
causales previstas en los numerales 1° y 3° del artículo 332
de la Ley 906 de 2004.

El artículo 331 de la Ley 906 de 2004 -después de


proferida la sentencia C-591 de 2005 por la cual fue declarada

inexequible la expresión “a partir de la formulación de imputación”-,

dispone que “en cualquier momento, el fiscal solicitará al juez de


conocimiento la preclusión, si no existiere mérito para acusar” , lo cual

habilitó la posibilidad de formularla en la fase de


indagación.

A su turno, el artículo 332 de la norma en cita, señala


las siguientes causales que, estando acreditadas, permiten
la preclusión de la investigación:

1. Imposibilidad de iniciar o continuar el ejercicio de la acción


penal.
2. Existencia de una causal que excluya la responsabilidad, de
acuerdo con el Código Penal.
3. Inexistencia del hecho investigado.
4. Atipicidad del hecho investigado.
5. Ausencia de intervención del imputado en el hecho investigado.
6. Imposibilidad de desvirtuar la presunción de inocencia.
7. Vencimiento del término máximo previsto en el inciso segundo
del artículo 294 de este código.

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PARÁGRAFO. Durante el juzgamiento, de sobrevenir las causales


contempladas en los numerales 1 y 3, el fiscal, el Ministerio
Público o la defensa, podrán solicitar al juez de conocimiento la
preclusión.

Dada la trascendencia del decreto de la preclusión de la


investigación, en el sentido de que hace tránsito a cosa
juzgada, el órgano competente para proferirla es el juez de
conocimiento (sentencias C-872 de 2003, C-591 de 2005 y C-920
de 2007 emitidas por la Corte Constitucional), y su
pronunciamiento debe restringirse a la causal invocada por
la Fiscalía, el Ministerio Público o la defensa, según la
etapa procesal donde se presente la solicitud. De manera
que, por regla general, el juez no debe adoptar decisión
alguna en relación con causales no alegadas, so pena de
vulnerar el debido proceso establecido en la Ley 906 de
2004 para ese instituto jurídico.

En este sentido, si la causal alegada se encuentra


probada, el juez debe disponer la preclusión, aun cuando
considere que la terminación del proceso también procede
por motivo diferente. Por el contrario, si la decisión consiste
en negar la existencia de la causal propuesta “no pueden los
jueces entrar a hacer juicios de valor sobre otras causales que no le
han sido puestas de presente, porque en tal caso se estaría
desbordando la actividad judicial al entrar a resolver cuestiones que
no le han sido planteadas y tampoco debatidas”. (CSJ AP 8 de febrero
de 2008, Rad. 28908; AP 15 de julio de 2009, Rad. 31780; AP 18 de mayo
de 2011, Rad. 35826 y AP 5 de octubre de 2016, Rad. 45851, entre otras
providencias).

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Por excepción, cuando los elementos de conocimiento


base de la solicitud permiten establecer la procedencia de la
preclusión por algún motivo diferente al invocado, por
economía procesal debe decretarse, siempre que “sus
componentes estructurales (…) así lo determinen”. 2

6.3. Estructura jurídica de la conducta prevaricato


por acción.

El artículo 413 del Código Penal señala:

“El servidor público que profiera resolución, dictamen o concepto


manifiestamente contrario a la ley, incurrirá en prisión (…)”.

El presupuesto fáctico objetivo de la norma transcrita,


como se ve, se encuentra constituido por tres elementos, a
saber: (i) un sujeto activo calificado, es decir, que se trate de
servidor público; (ii) que el mismo profiera resolución,
dictamen o concepto; y (iii) que alguno de estos
pronunciamientos sea manifiestamente contrario a la ley,
esto es, no basta que la providencia sea ilegal -por razón
sustancial (directa o indirecta) o de procedimiento- sino que
la disparidad del acto respecto de la comprensión de los
textos o enunciados contentivos del derecho positivo
llamado a imperar no admite justificación razonable alguna.
(CSJ AP 29 Jul. 2015, Rad. 44131; AP 9 Sep. 2015, Rad.
44686; SP 16 Dic. 2015, Rad. 44178; AP 20 Ene. 2016,
Rad. 46806; AP 23 Jul. 2016, Rad. 47806, entre otros).
2 CSJ AP, 6 de diciembre de 2012, Rad. 37370 y AP, 19 de agosto de 2015, Rad. 45891.

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Para la configuración del ingrediente subjetivo en el


delito de prevaricato por acción, se requiere en el servidor
público: (i) entendimiento de la manifiesta ilegalidad de la
resolución, dictamen o concepto proferido, según sea el
caso, y (ii) consciencia de que con tal acto se vulnera el bien
jurídico de la recta y equilibrada definición del asunto
sometido a su juicio para que su producto esté ajustado al
Ordenamiento.

6.4 Estructura jurídica de la conducta falsedad


ideológica en documento público.

El artículo 286 del Código Penal establece:

El servidor público que en ejercicio de sus funciones, al extender


documento público que pueda servir de prueba, consigne una
falsedad o calle total o parcialmente la verdad, incurrirá en prisión
(…).

El supuesto de hecho objetivo de esta norma está


conformado por los siguientes elementos: (1) un sujeto
activo calificado y (2) un documento público expedido por
aquél. En el primero debe concurrir sincrónicamente dos
presupuestos: (i) la calidad de servidor público y (ii) la
facultad o función legal o reglada para crear el documento.
El segundo, exige dos condiciones: (i) que pueda servir de
prueba en el tráfico jurídico y (ii) plasme alguna original
falsedad -proveniente de su legítimo creador-, ya sea porque
contiene descripciones no correspondientes con la realidad,
o porque calla total o parcialmente la verdad.

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En relación con el marco funcional dentro del cual


debe realizarse la conducta típica, la Sala tiene decantado
(en SP571 de 27 de febrero de 2019, Radicación 49144),
que no siempre que un servidor público falta a la verdad en
un documento, incurre en el delito de falsedad ideológica,
pues el ámbito de protección de la norma que tipifica esta
conducta sólo se extiende a las actuaciones que el
funcionario realiza en ejercicio de la función certificadora o
documentadora de la verdad, que el Estado le delega en
desarrollo de la política de protección del bien jurídico de la
fe pública.

Existen servidores públicos que cumplen funciones


distintas de la simplemente certificadora de la verdad, y
porque cuando se está frente a esta clase de funcionarios,
la actualización de la conducta delictiva de falsedad
ideológica no sólo dependerá de que falten a la verdad en
un documento público, sino que lo hagan en el marco del
deber de certificación de la verdad que el Estado les ha
delegado (ídem).

“Es lo que ocurre con los jueces de la República, quienes además


de la función certificadora propiamente dicha, cumplen otras funciones,
como tomar decisiones, en las que realizan valoraciones de índole
fáctico, probatorio y jurídico, que nada tienen que ver con la función
documentadora, en cuanto no se orientan a dar fe de un hecho, sino a
declarar un estado de cosas y aplicar una consecuencia jurídica, en
ejercicio de la actividad jurisdiccional de impartición del derecho.

“Cuando el juez, en cumplimiento del deber de resolver casos y


aplicar el derecho, o de pronunciarse sobre la existencia de un
determinado supuesto fáctico que lo inhabilita para conocer del asunto,

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hace afirmaciones mentirosas, no comete falsedad ideológica en


documento público, porque para la realización de esta conducta se
requiere, como viene de ser visto, que la afirmación mendaz se haga en
ejercicio específico de la función certificadora de la verdad, y en los
supuestos que se enuncian no se estaría dentro de este marco
funcional.

“Podría dar lugar a la comisión de otro delito, por ejemplo,


prevaricato por acción, si la fundamentación mendaz del servidor
público se orienta a dar apariencia de legalidad a una decisión
contraria a la ley, tesis que la Sala ya ha acogido en casos similares,
no a partir desde luego del criterio de atipicidad objetiva de la falsedad
ideológica que hoy la Sala privilegia, sino desde la perspectiva de
aplicación del principio de consunción (CSJ SP11015-2016, 10 de

agosto de 2016, segunda instancia 47660)”.

Ahora, para la estructuración del ingrediente


subjetivo, se requiere dolo, única modalidad prevista para la
mencionada conducta (CSJ SP, 31 oct. 2018, rad. 48.907)-.
Por tanto, debe coexistir en el sujeto activo conocimiento de
la ilegalidad de la conducta y decidida voluntad de generar
un documento demostrativo de la realidad, que falta a la
verdad o la omite.

6.5. Respuesta a la apelación.

6.5.1. Alega el impugnante que los hechos


constitutivos de prevaricato por acción fueron admitidos por
el investigado. Por tanto, es un hecho probado que existió
una indebida acumulación de pretensiones en la demanda
conocida por éste, lo que, al tenor de lo consagrado por la

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legislación procesal civil, le imponía decretar la inadmisión,


lo cual no hizo.

La acumulación de pretensiones en la demanda, de


acuerdo con el artículo 88 del Código General de Proceso,
requiere, entre otras exigencias, que “no se excluyan entre sí,
salvo que se propongan como principales y subsidiarias”.

Examinados los elementos de conocimiento


recaudados en la indagación, se advierte que en la demanda
promovida por Yasmín Yanet Pulido Walteros contra “Efrén,
Rafael, María del Rosario, Alirio, Carlos, María Herminia, José Alonso

Bernal y Flor María del Carmen Alonso de Camelo”, las pretensiones

fueron formuladas de la siguiente manera:

“PRETENSIONES

“Primera: Decretar la división material del inmueble, propiedad de


mi mandante (…) en comunidad con los demandados (…)
mediante la venta en pública subasta del bien denominado el
Consuelo, distinguido con la matrícula inmobiliaria Nº 0702338 de
la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Tunja, ubicado
en la vereda Chitará del municipio de Turmequé, comprendido
dentro de los siguientes linderos (…).

“Segunda: Tener como avalúo comercial del bien común, el que se


anexa a la presente demanda.

“Tercera: Ordenar la venta del bien inmueble en subasta pública,


a fin de lograr el mejor precio.

“Cuarta: Condenar en costas a la parte demandada, si se llegare


a oponer a las pretensiones incoadas en la demanda”.
(subrayado fuera de texto).

Ciertamente, en el primero de los párrafos transcritos


hay un defecto técnico o lingüístico –al incorporar la
palabra “material”-, sin embargo, de su lectura integral se

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advierte que el juez indiciado no estuvo frente alguna


acumulación indebida de pretensiones, sino frente a un
lapsus calami, toda vez que (i) el mismo inciso señala la
manera en que debe adelantarse la división, cual es
“mediante venta en pública subasta” ; (ii) en el tercer párrafo se

reitera la pretensión al pedir que se ordene “la venta del bien


inmueble en subasta pública, a fin de lograr el mejor precio” ; (iii) el

libelo fue referenciado como “demanda divisoria mediante venta


de la cosa común de Yasmín Yanet Pulido Walteros contra Efrén Alonso

Bernal y otros”3; (iv) en el acápite de pruebas la demandante

pidió decretar y tener como prueba “el dictamen pericial


realizado al predio por el perito Edgar Hernán Escandón Cortes ”,

allegado con la demanda en cumplimiento del último inciso


del artículo 406 del Código General del Proceso, el cual
impone, entre otras exigencias, la indicación del tipo de
división que fuere procedente, así:

“Todo comunero puede pedir la división material de la cosa común


o su venta para que se distribuya el producto.

“(…)

“En todo caso el demandante deberá acompañar un dictamen


pericial que determine el valor del bien, el tipo de división que
fuere procedente, la partición, si fuere el caso, y el valor de las
mejoras si las reclama”. (subrayado fuera de texto).

Examinado los elementos de conocimiento contentivos


del dictamen pericial allegado con la demanda civil, se
advierte lo observado por el Tribunal, esto es, que la única
modalidad de división dictaminada fue la venta de la cosa
común.

3 Folio 110 de la carpeta de los elementos de conocimiento allegados por la Fiscalía


(folio 1 del libelo de la demanda civil).

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Luis Ernesto Guevara López

El informe pericial respecto del predio denominado El


Consuelo -apto para cultivos, ubicado en la vereda Chitará del
municipio de Turmequé y de común propiedad de la demandante y

los demandados en el proceso civil-, señala cómo (i) este tiene un

área de 44.841,5 metros cuadrados; y (ii) que la Oficina de


Planeación Municipal dio cuenta que no es viable divisiones
inferiores a 3.5 hectáreas (35.000 metros cuadrados),
acorde con lo normado en el Plan de Ordenamiento
Territorial.

Por tanto, nada le indicaba al juez GUEVARA LÓPEZ


que la demanda pretendiera la división material del
inmueble El Consuelo, pues, como viene de verse, de
llevarse a cabo implicaría la constitución de predios para
uso agrícola con área inferior a la mínima autorizada por la
autoridad administrativa, de acuerdo con el POT del
municipio donde aquel se encuentra ubicado.

En este orden de ideas, el apelante plantea la existencia


de una ilegalidad que no estructura el elemento normativo
del tipo. Cabe recordar cómo, para que se configure una
manifiesta disconformidad con el ordenamiento jurídico, no
basta que la providencia denunciada sea ilegal -por razón
sustancial (directa o indirecta) o de procedimiento-, sino
que la disparidad con el derecho positivo llamado a imperar,
debe ser de aquellas que no admite justificación razonable
alguna.

Al margen de que la Corte esté o no de acuerdo con el


auto admisorio proferido por el juez GUEVARA LÓPEZ, o de

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Segunda Nº 56917
Luis Ernesto Guevara López

que existan en el apelante respetables motivos para


discrepar del mismo, lo que al presente trámite interesa es
verificar si el mismo se observa manifiestamente contrario a
la ley.

Y lo advertido por la Sala, según lo analizado, es que la


decisión denunciada resultó razonablemente ajustada al
ordenamiento, a la luz de lo evidenciado en los elementos de
conocimiento contentivos de la demanda civil y sus anexos.

6.5.2. Señala el recurrente que la interpretación de la


demanda, no habilita al funcionario a modificar sus
pretensiones.

Como viene de verse, el juez GUEVARA LÓPEZ sólo


actuó a partir del único sentido posible y razonable
contenido en la demanda, el cual no fue producto de su
cosecha o inventiva, pues ya estaba inmerso en el libelo.

Por tanto, a juicio de la Corte, las pretensiones


realmente no fueron mutadas, cambiadas o modificadas,
sólo cabalmente comprendidas.

6.5.3. Afirma el impugnante que la prueba pericial


presentada por la parte demandante en el proceso divisorio,
no es idónea por cuanto (i) de ninguna manera se refiere
concretamente al predio “El Consuelo”, sino en general a los
predios del municipio; (ii) no tuvo en cuenta la “Ley 160”, la
cual, para efectos de decretar la división material, contiene
como excepción a lo establecido en el POT la denominada

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Segunda Nº 56917
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unidad agrícola familiar, misma que en el asunto examinado


de tiempo atrás la tenían constituida los hermanos con sus
padres, pues trabajaban todos en armonía; y (iii) el 90% de
los predios rurales en el municipio de Turmequé tienen
menos de 1.000 metros cuadrados.

En la demanda interpuesta por Yasmín Yanet Pulido


Walteros contra “Efrén, Rafael, María del Rosario, Alirio, Carlos,
María Herminia, Jorge Alonso Bernal y Flor María del Carmen Alonso

de Camelo”, aquélla pretendió la división del predio “El


Consuelo distinguido con matrícula inmobiliaria número 070-2383 de la
Oficina de Instrumentos Públicos de Tunja, ubicado en la vereda
Chiratá del municipio de Turmequé”.

Examinado el elemento de convicción contentivo del


peritaje rendido por el auxiliar de la justicia Edgar Hernán
Escandón Cortés el 5 de diciembre de 2016, se observa que
el mismo se surtió sobre el predio “El Consuelo, ubicado en la
vereda Chiratá del municipio de Turmequé”, identificado con

matrícula inmobiliaria número “070-2383”.

En consecuencia, no le asiste razón al apelante, pues


como se evidencia, tanto la demanda como la prueba
pericial se refieren al mismo predio “El Consuelo”.

Ahora, en punto del área mínima de 3,5 hectáreas


indicada en el informe pericial para predios con vocación
agrícola en el municipio de Turmequé, ciertamente alude a
un parámetro de carácter general certificado por la Oficina

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de Planeación Municipal, acorde con el Plan de


Ordenamiento Territorial.

Sin embargo, lo expuesto no constituye ninguna


irregularidad, toda vez que a partir de esa premisa, aunada
al área del inmueble objeto del peritaje, establecida en
44.841,5 metros cuadrados, el perito concluyó - en el acápite
denominado “El tipo de división que fuere procedente” -, que “el predio

(…) El Consuelo, de acuerdo al área, no es divisible” 4, razón por la

que además indicó que “no se efectúa partición”.

Por consiguiente, ninguna duda tiene la Sala respecto


de que el informe pericial en punto de la indivisibilidad del
inmueble, hace referencia concretamente al predio El
Consuelo objeto de la demanda.

De otra parte, la unidad agrícola familiar (UAF) exige un


área mínima para los predios rurales, sin la cual no es
posible la remuneración del trabajo para el sostenimiento
familiar y un excedente capitalizable 5, motivo por el que,
conforme con el artículo 446 de la Ley 160 de 1994, por
regla general dichos predios no pueden fraccionarse por
debajo de la extensión determinada como UAF para el
respectivo municipio o zona.

4 Folio 77 de la carpeta.
5 Ley 160 de 1994. Artículo 38, literal b, inciso 2. “Se entiende por Unidad Agrícola
Familiar (UAF), la empresa básica de producción agrícola, pecuaria, acuícola o
forestal cuya extensión, conforme a las condiciones agroecológicas de la zona y con
tecnología adecuada, permite a la familia remunerar su trabajo y disponer de un
excedente capitalizable que coadyuve a la formación de su patrimonio”. (Subrayado
fuera de texto).
6 “(…) Los predios rurales no podrán fraccionarse por debajo de la extensión
determinada por el INCORA –ahora Agencia Nacional de Tierras- como Unidad
Agrícola Familiar para el respectivo municipio o zona.

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De manera que si, como lo indica el apelante, el predio


El Consuelo constituía unidad agrícola familiar, esta
aseveración reafirma lo dictaminado en el peritaje, esto es,
que el inmueble no es divisible.

Adicionalmente, el alegato del impugnante según el


cual, el 90% de los predios rurales en el municipio de
Turmequé tienen área inferior a 1.000 metros cuadrados,
constituye una descripción fáctica, no jurídica y, por lo
mismo, resulta inocua tanto para desvirtuar que el predio
El Consuelo es materialmente indivisible en razón de la
restricción normativa que rige a los predios rurales del
municipio de Turmequé, como para demostrar alguna
ilegalidad en el auto proferido por el juez GUEVARA LÓPEZ
el 15 de marzo de 2018, por el cual dispuso la división de
su valor, esto es, “en la modalidad de venta en pública subasta (ad
valorem)”, pues esa decisión se sustenta en la precitada

situación jurídico administrativa de ordenamiento territorial


acreditada con el dictamen pericial - como lo dispone el artículo
406 del Código General del Proceso -, respecto del cual, no sobra

indicar, los accionados no propusieron objeción alguna en


la contestación de la demanda.

6.5.4. Dice el apelante que el prevaricato por acción que


le atribuye al juez GUEVARA LÓPEZ, lo complementa la
falsedad ideológica en la que incurrió en el auto del 15 de
marzo de 2018, al tergiversar lo expresado en la
contestación de la demanda, cuyo error incluso fue
corregido por el mismo funcionario en providencia posterior.

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El auto al cual hace referencia la impugnación, es una


especie de providencia o resolución constitutiva de la
voluntad jurisdiccional del Estado, la cual en rigor no es
posible juzgarla de verdadera o de falsa, pues estas
estimaciones aluden a la correspondencia -o no- entre el
significado de los enunciados lingüísticos -que cumple función
descriptiva- con la realidad, en un contexto determinado;

mientras que, contrariamente, las resoluciones o decisiones


jurisdiccionales por regla general están conformadas por
enunciados -tales como decretar, condenar, disponer, mandar,
denegar, conceder, ordenar o prohibir-, cuya función lingüística

es prescriptiva, es decir, pertenecientes al universo lógico


del deber ser y por lo mismo, susceptibles de ser
enjuiciadas de (a) válidas o inválidas – según provengan o no de
una autoridad competente y mediante el procedimiento jurídicamente

establecido-, de (b) justas o injustas –si se advierten compatibles

o no con el sistema de valores que rige en una comunidad jurídica -;

(c) eficaces o ineficaces –si lo dispuesto se cumple oportunamente


o no-; o (d) legales o ilegales - según se adviertan ajustadas o no al

derecho procesal o sustancial aplicable-; pero no de verdaderas o

falsas.

Ahora, las premisas que edifican las providencias


judiciales, en cuanto constituyan afirmaciones y negaciones
de algunos aspectos de la realidad - la actuación antecedente,
las pruebas y los textos contentivos del derecho -, cumplen función

descriptiva y pueden ser enjuiciadas de verdaderas o de


falsas a partir de criterios que imperan en una comunidad y
en un contexto determinado. No obstante, cabe recordar,

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Segunda Nº 56917
Luis Ernesto Guevara López

que al ser esas descripciones parte estructural de las


providencias, las mismas están destinadas a construir la
decisión y demostrar su legalidad, no a certificar algún
aspecto de la realidad observada por el fallador.

Al juez, cuando profiere la resolución, le corresponde


exteriorizar y plasmar en medio documental sus
fundamentos, cuales quiera que ellos sean, precisamente
para posibilitar que los interesados los confronten con la
actuación, las pruebas y el derecho, y de esa manera
verificar su corrección o legalidad, para, si lo tienen a bien y
dentro del marco procesal, puedan propender su
invalidación, modificación, revocatoria o confirmación.

Por ello, la Corte tiene precisado, como se adelantó en


el numeral 6.3. de esta providencia, que cuando el juez, en
cumplimiento del deber de resolver casos y aplicar el
derecho, hace afirmaciones mentirosas, no comete falsedad
ideológica en documento público, porque para la realización
de esta conducta se requiere que la afirmación falsa se haga
en ejercicio específico de la función certificadora de la
verdad, y “en los supuestos que se enuncian no se estaría dentro de
este marco funcional”.

Así las cosas, cualquier irreal descripción que integra


algún componente estructural de la providencia, solo
resulta trascedente cuando la disparidad afecta la legalidad
de la resolución, orden, auto o sentencia. Situación que en
la justicia penal se juzga a la luz del delito de prevaricato
por acción. Contrario sensu, cuando la disparidad referida

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en nada afecta la legalidad de lo resuelto, resulta


intrascendente y por lo mismo, carece de total interés para
el derecho penal.

Ahora, no desconoce la Sala que los documentos


contentivos de providencias judiciales, podrían abarcar
-además de la decisión propiamente dicha y sus elementos
estructurales que, se insiste, solo interesan y trascienden para la
legalidad de la decisión, cuya situación es ajena al delito de falsedad

ideológica- algunos datos o constancias contrarias a la

verdad, que pueden servir de prueba para efectos jurídicos


diferentes a la legalidad misma de la decisión, cual es el
caso, por ejemplo, cuando registran falsa fecha o lugar de
pronunciamiento para acreditar, contrario a la verdad, que
el funcionario laboró un día determinado o concurrió a una
ciudad, audiencia o diligencia especifica.

En el asunto puesto a consideración de la Sala, el


Tribunal advirtió que el hecho investigado es atípico de
falsedad ideológica en documento público, porque si bien
fue equivocado lo consignado en el acápite de antecedentes
del auto proferido por el indiciado el 15 de marzo de 2018,
en relación con lo literalmente indicado por los demandados
en la contestación de la demanda, esa disparidad no alteró
los fundamentos de la resolución adoptada, la cual se
sujetó a lo establecido en los artículos 406 a 418 del Código
General del Proceso, 2.340 del Código Civil y a lo
evidenciado en el dictamen pericial rendido por Edgar
Hernán Escandón, el cual no fue objetado por alguno de los
interesados.

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Ese argumento, sin embargo, está encaminado a


sustentar la atipicidad del auto, más a la luz del delito de
prevaricato por acción que el de falsedad ideológica de
documento público, pues se apoya en que la descripción
irreal es intrascendente para la decisión, por que la misma
permanece legal con base en otros fundamentos.

Pese a lo anterior, la Sala confirmará la preclusión por


el delito de falsedad ideológica en documento público, acorde
con lo pedido por la Fiscalía, pero por razón diferente, cual
es que la mendaz afirmación que el apelante le atribuye al
juez GUEVARA LÓPEZ, no constituye una constancia o
certificado, ni fue registrada en documento en ejercicio de
su función certificadora, sino que se trata de un
componente estructural de la providencia judicial, que al
juez le corresponde exteriorizar en cumplimiento de su
deber de edificar decisiones para desatar asuntos
jurisdiccionales.

Hecho que, como viene de demostrarse, no configura el


tipo de falsedad ideológica de documento público. Razón
suficiente para declarar estructurada la causal de
preclusión invocada.

Consecuencia de lo anterior, la decisión que se impone


es la confirmación del auto recurrido.

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Penal de


la Corte Suprema de Justicia,

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RESUELVE

Confirmar la decisión apelada.

Contra el presente auto no procede recurso alguno.

Comuníquese y cúmplase.

GERSON CHAVERRA CASTRO

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

DIEGO EUGENIO CORREDOR BELTRÁN

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

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FABIO OSPITIA GARZÓN

EYDER PATIÑO CABRERA

HUGO QUINTERO BERNATE

PATRICIA SALAZAR CUÈLLAR

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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