Egipto A Canaán

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De Egipto a la Tierra Prometida

TODO el mundo ha oído hablar del éxodo de Egipto. Pero ¿qué les esperaba a Moisés y al
pueblo de Dios después de cruzar el mar Rojo? ¿Hacia dónde se dirigieron, y cómo
llegaron al río Jordán para entrar en la Tierra Prometida?

Su destino era la tierra de Canaán, pero


Moisés no tomó la ruta más corta, la
que extendiéndose unos
400 kilómetros a lo largo de la arenosa
costa mediterránea pasaba justo por
Filistea, territorio enemigo de Israel.
Tampoco atravesó la vasta región
central de la península del Sinaí, con su
pedregosa meseta abrasada por el sol.
Más bien, condujo al pueblo hacia el
sur por la angosta llanura litoral.
Erigieron el primer campamento en
Marah, donde Jehová convirtió agua
amarga en dulce.* Después de partir de
Elim, murmuraron por causa del
alimento, y Dios les dio codornices y
luego maná. En Refidim volvieron a
quejarse por el agua, derrotaron a los
amalequitas que los atacaban, y el
suegro de Moisés instó a este a
apoyarse en hombres capaces.

Moisés llevó a los israelitas a las montañas que se alzaban más al sur y los hizo acampar al
pie del monte Sinaí. Allí el pueblo recibió la Ley, construyó el tabernáculo y ofreció
sacrificios. En el segundo año se dirigieron al norte a través de un “desierto grande e
inspirador de temor”, y parece que les tomó once días llegar a la zona de Qadés (Qadés-
barnea). Por ceder al temor que les infundió el informe negativo de diez espías, vagaron
treinta y ocho años. Entre otros lugares, se detuvieron en Abroná y Ezión-guéber, y luego
regresaron a Qadés.
Cuando por fin llegó el momento de que se encaminaran a la Tierra Prometida,
no marcharon directamente al norte, sino que rodearon el corazón de Edom para subir
por “el camino del rey”. Para toda una nación que llevaba consigo niños, animales y
tiendas, no fue una senda fácil de recorrer, pues su trazado descendía serpenteando hasta
el fondo de imponentes desfiladeros como los de Zered y Arnón (cuya profundidad supera
los 500 metros), para luego ascender por el lado opuesto.
Finalmente alcanzaron el monte Nebo. Míriam había muerto en Qadés; Aarón, en el
monte Hor, y ahora moría Moisés teniendo a la vista la tierra en la que había deseado
entrar. Le correspondió a Josué introducir a Israel en ella, y así llegó a su fin una travesía
que había comenzado cuarenta años atrás.

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