Portafolio Los Delfines

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 Ada cabrera 2020-0009


 Geovanna Lopez 2020-0060
 Isabella Hernandez 2020-0010
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 Introducción
 Los delfines
 Aprendizaje de los delfines
 Cognición en los delfines
 Atracción y cortejo en los delfines
 Sistemas de apareamiento en los delfines
 Cuidados parentales en los delfines
 Comunicación y cooperación en los delfines
 Competencia, agresión y conciliación en los delfines
 Relaciones sociales entre especies distintas en los delfines
 Migración y orientación en los delfines
 Emigración, selección de hábitat y regulación de la población en los delfines
 Conclusión
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Dentro de este portafolio podemos encontrar la recopilación de una serie de datos,


acerca de los delfines y su desarrollo dentro del ámbito de la psicología animal.
Este sirve de evidencia para dejar claro nuestros conocimientos adquiridos durante
el curso y cómo podemos relatar las diferentes formas en que se desenvuelve el
delfín respecto a los contenidos impartidos en clases.
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Los delfines son un grupo de animales que pertenecen al orden de las 80 especies
de cetáceos que existen en el mundo. Corresponden al suborden de los odontocetos,
son cetáceos con dientes. Existen dos tipos de delfines, los que viven en ríos y los
que viven en el ambiente marino.
Los delfines se caracterizan por tener una aleta en el dorso, dos aletas pectorales
(para maniobrar y dirigir el movimiento del cuerpo) y una aleta caudal, la cual es
aplanada dorsoventralmente y funciona como el principal “motor” de impulso de estos
organismos durante el nado mediante movimientos verticales. Su cuerpo es muy
hidrodinámico, lo cual disminuye la resistencia del agua durante el desplazamiento.
Lo más fascinante de estos animales es un sistema de ecolocalización que les
permite emitir sonidos e interpretar el eco resultante para: 1) ubicarse en el espacio
marino en todas las dimensiones, 2) localizar a sus presas y 3) comunicarse con
otros individuos.
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Básicamente la conducta es la respuesta a ciertos estímulos, para que esta se pueda


alterar el animal ha de ser capaz de retener su pasada experiencia, dicho en otras
palabras de aprender, y así al repetir la acción perfeccionarla; en ambientes naturales
se da por medio de la madre la cual trasmite a su cría todas las habilidades
necesarias para vivir en el océano, a medida que los delfines crecen se vuelven más
independientes posiblemente debido a los factores anatómicos e hidrodinámicos,
como lo planteó Gubbins quien analizó aspectos comparables en las relaciones
espaciales de madre e hijo entre delfines nariz de botella salvajes y cautivos, a
medida que este proceso ocurre los juveniles mejoran y aprenden otras técnicas
como las de bucear, saltar, moverse entre las olas y comunicarse, a través de la
observación y la mímica de los comportamientos de otros delfines en el grupo. En
cautiverio los delfines demuestran su capacidad de aprendizaje debido a su gran
adaptabilidad, poseen un cerebro anatómicamente bien desarrollado con el cual se
les facilita aprender rápidamente los trucos enseñados.
El aprendizaje social es una de las habilidades presentes en los delfines que define
la manera en que se transfiere la cultura entre los miembros de la especie. Los
delfines tienen la capacidad de aprender habilidades no solo de sus madres sino
también de sus compañeros, lo que quiere decir que tienen aprendizaje social. En
este contexto, los delfines descubren de qué manera utilizar las conchas vacías para
capturar peces y alimentarse. Los delfines poseen un aprendizaje social entre
compañeros muy próximos, una de las habilidades fundamentales de la evolución
humana.
Las habilidades de aprendizaje social de los delfines se realizan dentro de
generaciones y no entre generaciones, lo que quiere decir que este aprendizaje social,
relacionado a la forma de alimentarse, no se aprende de las madres, sino de sus
pares. El aprendizaje social de los delfines y de las demás especies que son capaces
de adquirir habilidades de esta forma “permite una rápida expansión de
comportamientos en las poblaciones, así que se ha sugerido que las especies con
estas capacidades tienen más facilidad para sobrevivir.
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Los delfines tienen un cerebro muy grande y una vida social compleja. En un
experimento se instruyó a una hembra de delfín común (Delphinus delphis) llamada
Phoenix para que respondiera a señales acústicas -sonidos generados por ordenador
difundidos en una piscina llena de agua de mar-. Las señales eran de tipo silbido,
parecidas a los sonidos que los delfines utilizan espontáneamente para comunicarse.
También se instruyó a otra hembra, llamada Ake, en un lenguaje de tipo gestual. En
este caso, los signos eran movimientos de brazos y manos que hacía el instructor,
similares a las señales de un semáforo.

Los delfines pudieron recibir diversas


instrucciones (por ejemplo, traer, agitar,
nadar debajo) relacionadas con los
objetos que había en la piscina.
Asimismo, se les podía pedir que
desempañaran un papel activo o pasivo.
Por ejemplo, la instrucción “Ake bajo
Phoenix” significaba que Ake tenía que
nadar debajo de Phoenix. Inversamente,
“Phoenix bajo Ake” significaba que
Phoenix tenía que nadar debajo de Ake.
Después de la instrucción, se comprobó que la comprensión de los delfines era muy
buena. Phoenix y Ake no tenían ningún problema a la hora de entender instrucciones
como las arriba especificadas y generalmente entendían inmediatamente hasta
instrucciones que nunca se les había dado antes. Asimismo, los dos delfines
respondían correctamente a preguntas sobre objetos que no estaban a la vista.
Además, Ake también desarrolló la vertiente productiva del lenguaje. Por ejemplo,
podía asignar etiquetas correctamente a cada uno de los cinco objetos que le
presentaban.
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Cuando los delfines quieren procrear, los machos nadan y se aparean repetidamente
con las hembras mientras dura un intenso cortejo. Pero al mismo tiempo, estos
mamíferos marinos siguen practicando "mucho sexo social", dice Connor, quien lleva
30 años estudiando los delfines. Con esta frase se refiere a "montones de relaciones
sexuales entre machos, y entre individuos no adultos". Y se refiere también a sexo
por placer, que practican en las posturas más diversas: vientre con vientre, montas
desde cualquier ángulo imaginable o mediante el contacto "bucogenital". Más de un
delfín en cautividad ha intentado insinuarse a otras especies con las que comparte
piscina, humanos incluidos.
Estos animales basan su vida sexual en la realización de regalos hacia las hembras.
El motivo de todo esto se basa en la época de celo y el momento en el que los
delfines quieren aparearse con mayor
intensidad. Para ello, estos mamíferos son
capaces de arrancar las esponjas del fondo
marino como ofrenda para una hembra no
muy convencida de aparearse. Sin
olvidarnos de un curioso ritual de cortejo
con el que los delfines machos adquieren
una postura curva similar a la de un plátano.
Cabe destacar que este proceso conlleva algunos peligros para los delfines, ya que,
debido a la ausencia de manos, estos animales tienen que arrancar las esponjas con
la boca. Una práctica arriesgada que suele generar algunos cortes en el hocico de
los animales o la continua irritación que las esporas de las esponjas pueden generar
en su piel. Eso sí, todo esto forma parte de una estrategia en la que los delfines
machos quieren mostrar su resistencia y fortaleza para acabar de convencer a las
hembras.
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¿Cómo se aparean los delfines? Antes de permitir que el macho se acerque, es


necesario que se realice un cortejo. Este cortejo consiste en llevar a cabo distintas
formas de nado alrededor de la hembra, las cuales, a primera vista, podrían parecer
juegos bajo el agua. Durante este cortejo, es habitual que varios machos compitan
por una misma hembra, llegando a agredirse para demostrar, también, su fuerza.
Cuando la hembra acepta aparearse con el macho, acerca a ella su órgano sexual, ya
que cuentan con pene y testículos, mientras que las hembras poseen un orificio
vaginal. Luego, unen sus vientres para llevar a cabo el acto sexual y realizar la
fecundación; este proceso toma pocos segundos y puede repetirse varias veces con
la misma hembra.
Por lo general, los delfines se aparean durante las épocas más cálidas (primavera-
verano), por lo que migran hacia las zonas más templadas para ello. No obstante, no
existe una única época de celo de las hembras delfín, sino que pueden ovular de dos
a siete veces al año, dependiendo de la especie. Son poliéstricas estacionales, por lo
que su época reproductiva acostumbra a ocurrir entre la primavera y el otoño.
Los delfines son polígamos y los machos pueden aparearse con varias hembras
durante el mismo día. Además, mantienen relaciones sexuales por placer.
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Un grupo de investigadores ha observado por primera vez que las hembras adultas
forman grupos "tipo guarderías" cuando dan a luz para proteger y cuidar a sus crías
de depredadores. Este hallazgo significa que los delfines pueden crear entre ellos
estrechos vínculos no solo para alimentarse, también para amamantar y resguardar
a los recién nacidos.

Las madres delfines tienen hábitos de enseñanza muy complejos. En un principio,


sus crías dependen totalmente de ellas para desarrollarse y aprender todo lo que
necesitan.
Las madres humanas conocen la entereza que se requiere para enseñar a su hijo a
caminar. Aunque los delfines nacen sabiendo nadar, al principio pueden llegar a ser
un poco inseguros y es importante que tengan la crianza de su madre para desarrollar
confianza.
Una vez que enseñan a sus crías las reglas básicas para la supervivencia, las madres
delfín se aseguran de que siempre exista una comunicación eficaz para que puedan
crecer saludables y tengan éxito una vez que se integren en sus grupos sociales.
Mientras eso pasa, madres y crías pasan cada momento juntos, aunque de vez en
cuando su grupo social interviene para ayudar en el proceso de crianza.
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Los delfines son como un niño que no se calla, hacen constantemente sonidos de
comunicación o de navegación. Dichos sonidos se realizan de diferentes maneras.
Los sonidos de ecolocalización se producen en las fosas nasales justo por debajo de
sus orificios nasales, y se denominan clics. Se producen a veces en una sucesión tan
rápida que suenan como zumbidos. Estos sonidos se producen justo detrás del
¨mellon¨, un aceite, un poco fuera del centro de la masa que podríamos llamar la
frente del delfín.
Los delfines se comunican como la mayoría de otros animales, sus chillidos y silbidos
comunican estados emocionales y a menudo, la presencia del peligro y la comida en
la zona. También pueden ayudarles a coordinar los procesos en “manada”, sin embargo
¿se comunican lingüísticamente?
Hay algo de evidencia de ello. Los delfines tienden a permanecer dentro de sus
propias manadas y pueden tener problemas para entender a los delfines “extranjeros”.
En estudios realizados cerca de Escocia, los individuos parecían tener nombres, o al
menos, otros delfines utilizaban silbidos específicos y únicos sólo en presencia de
ciertos delfines, como si los llamaran por su nombre. Como los seres humanos, los
delfines muestran una gran tendencia a tomar turnos al vocalizar, haciendo que sus
sonidos luzcan como una conversación.
La cooperación es una de las habilidades más importantes para cualquier especie
social. Desde la caza, la cría y crianza de niños ha permitido que muchos animales,
incluidos los humanos, sobrevivan y prosperen. A medida que entendemos mejor los
detalles sobre cómo los animales trabajan juntos, los investigadores se han centrado
en el grado de cooperación y las habilidades cognitivas requeridas para dicha
actividad.
Pero gran parte de los estudios provienen de las observaciones de los animales
terrestres, con datos comparativamente escasos sobre especies acuáticas. Un ejemplo
notable es el delfín. Son bien conocidos por operar en grupos sociales, un grupo de
delfines es una manada, en una “sociedad de fusión-fisión”, donde los grupos se
fusionan y se dividen con el tiempo.
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Los delfines cuello de botella asesinan sin piedad, atacando a otros de menor tamaño
y lo hacen de manera brutal. También se ha comprobado que los machos asesinan a
sus crías: saben que al matarlas, la hembra querrá volver a embarazarse.
Son crueles además, porque matan a crías de otros animales marinos o a especies
más pequeñas y lo hacen por placer, no por hambre. Los delfines machos participan
en actos de agresión por la competencia de las hembras. Estos animales pueden
pasar días en vela para estar observando todo lo que pasa a su alrededor y así
aprovecharse de otras especies o de los suyos, dispuestos a atacar en cualquier
momento. Estos seres amistosos y alegres, de sonrisa permanente, en realidad actúan
como unos psicópatas, disfrazados de inocencia.

Los delfines son considerados uno de los animales más inteligentes del planeta. Viven
en grupos y se encuentran normalmente en lugares en los que abunda el alimento.
Pueden establecer fuertes lazos sociales, se cuidan entre sí y protegen a alguno que
se encuentre herido o enfermo, lo ayudan a respirar y lo auxilian para llegar a la
superficie en caso necesario. Los seres humanos no somos los únicos que
consumimos drogas, también lo hacen los delfines. Siempre andan en grupos que
superan los mil integrantes. Siendo estos animales tan inteligentes, utilizan su ingenio
para narcotizarse consumiendo con cautela e ingenio la toxina del pez globo, según
los resultados de los estudios realizados por Rob Pilley. Los delfines saben lo que
están haciendo y consumen lo necesario de esta poderosa sustancia, más potente
que el cianuro, para su diversión.
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Ballenas y delfines viven en grupos sociales estrechamente unidos, tienen relaciones


complejas, hablan entre sí e, incluso, tienen dialectos regionales, al igual que las
sociedades humanas.

Sabemos que los delfines y las ballenas tienen cerebros excepcionalmente grandes
y anatómicamente sofisticados y, por lo tanto, han creado una cultura similar basada
en el mar". Según la investigadora, significa que "la aparente co-volución del
cerebro, la estructura social y la riqueza conductual de los mamíferos marinos
proporciona un paralelismo único y llamativo con los grandes cerebros y la hiper-
socialidad de los humanos y otros primates en la tierra". "Desafortunadamente, no.
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- ¿A dónde van los delfines nariz de botella en los meses de verano?


Aunque los delfines no migran en verano, tienden a moverse debido a las
temperaturas del agua. En el verano los delfines nariz de botella no tienen un lugar
específico a donde ir, tienden a viajar y moverse de un lugar a otro en busca de
comida. Sin embargo, es importante mencionar que viajan mucho, cubriendo
distancias de más de 4.000 kilómetros en un mes.
- ¿A dónde van los delfines nariz de botella en los meses de invierno?
Los delfines nariz de botella no tienen un patrón de migración definido que los lleve
de un lugar a otro cada año. Sin embargo, durante el invierno los delfines podrían
viajar hacia el sur en busca de aguas templadas. Por lo general, cubren grandes
distancias por razones aún desconocidas para los científicos, pero no van hacia un
lugar en especial durante el invierno.

Los sonidos que emiten los delfines no sólo les sirven para comunicarse, sino también
para orientarse: los ecos de la emisión de sonidos de frecuencia baja les sirven para
orientarse, y los producidos por frecuencias más altas les dan información, con una
precisión asombrosa, acerca de los posibles obstáculos que puedan encontrar.
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Los delfines presentan una


distribución global, es decir, que
están por todo el mundo, desde el
Ecuador hasta regiones subpolares
evitando aguas extremadamente
frías, aunque la mayoría de las
especies se centren en zonas
temperadas y áreas tropicales.
Normalmente, habitan mares poco
profundos en zonas de plataformas
continentales y, aunque la mayoría de
las especies de delfines son marinos,
también hay algunas que viven en aguas dulces. La distribución y el hábitat de los
delfines es diferente para cada especie, aunque todos serán capaces de cambiar su
hábitat cuando sea necesario para sobrevivir.

La población del diminuto delfín de Héctor, que habita solo en las aguas de Nueva
Zelanda, ha disminuido en un 80% en los últimos 50 años, alerta la organización
ecologista Sea Shepherd.
Se calcula que en la actualidad existen unos 9.000 delfines de Héctor
(Cephalorhynchus hectori) y su drástica disminución de población, que totalizaba
unos 50.000 ejemplares en 1970, lo ha colocado en la lista de especies en peligro
de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
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Como conclusión podemos decir que, este trabajo nos permitió obtener nuevos
conocimientos y aprendizajes no solo de los delfines sino también de demás seres
vivos del reino animal, luego de concluir este trabajo nos sentimos capaz de hablar
acerca de este animal y su manera de desenvolverse. Reconocemos que
desconocíamos mucha información acerca del ámbito psicológico en el delfín y
demás animales.
En cuanto a este portafolio este nos permitió plasmar bastante información la cual
es realmente importante para nosotras como psicólogas poder llegar a comparar
dicha información con nosotros mismos como humanos.

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