Examen Parcial Del Corpus Paulinum
Examen Parcial Del Corpus Paulinum
Examen Parcial Del Corpus Paulinum
“Hebreo, hijo de hebreos” (Flp 3,5), de la tribu de Benjamín (Flp 3,5; Rm 11,1),
fariseo en cuanto a la ley (Flp 3,5; Hch 23,6), de familia judía observante pues fue
circuncidado al octavo día (Flp 3,5) y en la diáspora los padres retrasaban la
circuncisión o renunciaban a ella. Hebreo de la diáspora, conoce la lengua griega y
elementos de filosofía estoica.
No es fácil comprobar sus estudios en Jerusalén a los pies de Gamaliel (Hch 22,3)
pues en Gál 1,21 dice que los cristianos de Judea no le conocían, lo cual es poco
compatible con una persona que entraba en las casas, arrastrando hombres y
mujeres, metiéndoles en la cárcel (cfr. Hch 8,3). Además, una larga estancia en Jerusalén le
habría permitido conocer a Jesús, lo cual hubiera dicho en sus escritos. No se excluye que
haya visitado Jerusalén, pero la intención de Lucas sería aproximar a Pablo a Esteban,
es decir, perseguía a los que piensan como Esteban. Sin embargo, este argumento exagera
la importancia de Jesús durante su vida. Herodes Antipas no le habría dejado en libertad si
no hubiera estado convencido de que su persona era irrelevante, todo lo contrario, al
Bautista, quien por eso había sido apresado y asesinado. Es posible que la ejecución de
Jesús haya sucedido sin mucho ruido en medio de una ciudad que estaba ocupada
preparando la pascua. Sin embargo, el apóstol nunca menciona en sus cartas este
periodo en Jerusalén durante su juventud. Ni menciona que Gamaliel fuese su maestro.
Sin embargo, algunos destacan que no hay testimonios de presencia de fariseos fuera de
Jerusalén de manera estable. Y menos en la diáspora. Su deseo de vivir la ley en el mejor
modo posible habría tenido un ambiente poco propicio en ambiente de gentiles.
Si Pablo se unió a un grupo de fariseos, y no hay motivo para dudar de su
afirmación (Flp 3,5), debe haber sido una decisión personal cumplida después de su
llegada a Jerusalén, pero ¿sería hacia el 15 d.C. recibiendo la influencia de Gamaliel? En
resumen, no significa que todo lo que dice Hch 22,3 sea históricamente exacto, porque
podría ser fruto de deducciones. Él dice: “en el judaísmo superaba a todos los compatriotas
de mi generación en mi celo ferviente por las tradiciones de mis antepasados” (Gál 1,14) La
expresión “tradiciones de mis padres” tiene acento fariseo y el tono combativo es una
característica de los grupos elitistas.
1.1.4 Su nombre
En Hch 13,9 encontramos “Saulo, llamado también Pablo”, es el paso del uso exclusivo
de
“Saulo” a “Pablo” de ahora en adelante. Evidentemente es un paso simbólico: un nombre
semítico hasta que trabaja con los judíos y un nombre gentil cuando inicia a trabajar
entre los gentiles.
El cambio de nombre indica un cambio de identidad (como en Abraham y Sara). Su
nombre pudo ser cambiado con sentido de humildad (Paulus significa pequeño y él se
considera el último de los apóstoles y además este término se compara con doulos:
esclavo, los esclavos no tienen nombre, lo reciben de sus dueños cuando son adquiridos,
así el nuevo nombre indicaría que es esclavo del Mesías, Saulus en cambio es nombre de
rey) o por Sergio Pablo (procónsul que convirtió, primer alto funcionario convertido, en
esa conversión ve un signo divino de su misión entre los gentiles, su familia tenía grandes
propiedades en Galacia y tal vez pudo darle cartas de recomendación para anunciar el
evangelio en ciudades como Éfeso, Filipos, Corinto, Tesalónica). O tal vez nunca cambió
su nombre, sino que Saulo era su nombre hebreo (utilizado ad intra) y Pablo el nombre
greco latino (utilizado ad extra). Muchos tenían doble nombre: Silas (Silvano), Juan
(Marcos). En Hch 9 Jesús no le cambia el nombre.
1.1.5 Perseguidor
1.1.6 Conversión
1.1.7 Misionero
El incidente de Antioquía. Poco después en Antioquía Pablo chocó con Pedro por
esta cuestión (Gal 2,11ss). Bajo la presión del grupo de Santiago, Pedro dejo de
compartir la mesa con los paganocristianos y su ejemplo contagió a Bernabé y a otros.
La intervención de Pablo consistió en oponerse a Pedro cara a cara y decirle delante de
todos que él, que estaba viviendo como gentil, estaba obligando a los gentiles a judaizar
(v.14).
Eso significaría que estaría desconociendo los acuerdos tomados en Jerusalén.
Por eso, otros creen que lo que ocurrió fue una separación de mesas que,
indudablemente era una separación en el culto, pues se celebraba en torno a una mesa
(cfr 1Cor 11, 23-
26). Eso es lo que Pablo no acepta y se lo recrimina a Pedro, pues los no judíos, al sentirse
solos y desamparados habrían corrido a cualquier precio a juntarse a la mesa de aquellos
que habían conocido a Jesús y contaban con la sabiduría del AT, los usos litúrgicos
(salmos, lecturas, oraciones). ¿A quién tenía miedo Pedro? ¿A la iglesia judeocristiana de
Jerusalén? ¿A los de Santiago? ¿O más bien los de Santiago le infundieron a Pedro un
miedo a los de la circuncisión, judíos no creyentes que habrían iniciado una nueva campaña
a causa de ciertas noticias procedentes de Antioquía?).
Es posible que Santiago cambiara de posición y en vez de la separación de mesas
propondría después del incidente de Antioquía, aquellas prescripciones que se conocen
como “decreto apostólico” (Hch 15,20-29; 21,25). Con ello resolvería el problema de la
convivencia sin faltar para nada a la Ley de Moisés.
Pablo se separa de Bernabé y se independiza de la Iglesia de Antioquía. Toma
consigo a Silas (Silvano) para visitar a las Iglesias del suroeste de Asia Menor (segundo
viaje 50-52) (Hch 15,36-16,1).
En Listra agrega a Timoteo (Hch 16,1-3). Evangeliza Galacia (Hch 16,6; 18,3), o sea la
región de Asia Menor. Y sigue a Europa, un macedonio le pide ir a Macedonia (16,9).
Evangeliza Filipos, Tesalónica, Berea y nacen comunidades ante la oposición de los judíos
de la diáspora. En Atenas no tiene mucho éxito, pero Lucas pone en sus labios un
discurso admirable dirigido a filósofos y hombres cultos (Hch 17,22-31). De Atenas va a
Corinto, capital de Acaya, donde permanece año y medio. Ahí escribe a los
tesalonicenses (50-51), primer escrito del NT.
La fecha es segura pues en Corinto es llamado frente al
tribunal del procónsul romano Galión (Hch 18,12). En una inscripción encontrada en
Delfos en 1905 leemos que Claudio, aclamado emperador por vigésima sexta vez, saluda
a la ciudad de Delfos y menciona a Galión. La fecha de ello es 51-52 y es la misma fecha
en que es citado frente al tribunal de Galión pues los gobernadores de las provincias
romanas duraban en el cargo un año. Por lo tanto, Pablo estuvo en Corinto 50-52.
1.1.8 Apóstol
En 1Cor 7,7 dice que habría querido que todos fuesen libres del vínculo
matrimonial, como él (7,7). Luego en 9,4-6 reivindica el derecho de que la comunidad lo
mantenga y de llevar la esposa cristiana como los otros apóstoles, pero afirma haber
renunciado a ello para no crear obstáculos en la aceptación del Evangelio (9,12).
Probablemente haya abandonado a la esposa o haya quedado viudo.
1.1.12 Confrontación con la Iglesia de Jerusalén y con los adversarios
En Gál 1 dice que ha ido sólo dos veces a Jerusalén, la primera por quince días
a visitar a Cefas, la segunda para el Concilio. Además, se pone a la par de Pedro: si éste
es jefe de la misión en el mundo de los circuncisos, él es líder de la evangelización de los
paganos (Gál 2,7-8). Pero acepta organizar en sus iglesias una colecta para los pobres de
Jerusalén (Gál 2,9), cuyo rol de Iglesia madre le reconoce, en el sentido de que el
evangelio ha llegado al mundo pagano partiendo de esta ciudad (cfr Rm 15,27). Por otro
lado Santiago, jefe de la Iglesia de Jerusalén después de la partida de Pedro, debía tener
más de
una duda sobre el apóstol que proclamaba que Cristo había venido a poner fin a la ley (Rm
10,4). Pablo combatió con sus adversarios en las Iglesias de Galacia, Corinto y Filipos,
ellos intentaban desacreditarlo como apóstol y su anuncio de la libertad de la ley de Moisés
y del escándalo de la cruz. En casi todas las cartas él está obligado a defenderse (apología).
1.1.13 El final
En la carta a los romanos Pablo dice estar listo para ir a Roma pero primero quiere
ir a Jerusalén a llevar la colecta (Rm 15,25ss). Está consciente de dos riesgos: el primero,
sus adversarios de Judea están dispuestos a eliminarlo con violencia; el segundo, que la
iglesia de Jerusalén no aceptara la colecta, signo de la comunión de sus iglesias con las
comunidades palestinas. Suplica a los romanos luchar con él en las oraciones para ser
liberado de los violentos y para que sea aceptada su obra misionera entre los paganos.
Algunos piensan que no se aceptó su colecta, eso explicaría que Hechos no hable de
ello. Pero en 21,24 se le pide que pague algo al Templo; en 24,17, se dice que ha hecho
algunas limosnas, lo que apunta a la aceptación de la colecta. Estas son las últimas
informaciones ciertas que Pablo da de sí mismo. Los Hechos nos ofrecen algunos datos más
(Hch 21-18). Dejando Corinto, donde se ha reconciliado con la comunidad, llega a
Jerusalén donde tiene trato con Santiago y los presbíteros de la iglesia madre. Acepta la
sugerencia de demostrar públicamente su adhesión a las tradiciones mosaicas pagando por
un voto hecho de cuatro cristianos de la iglesia local. Entrando con ellos al área del
santuario fue atacado por fanáticos judíos, pero por buena suerte fue salvado por la
intervención de la corte del tribunal romano, que lo hizo ir a la cárcel. Fue conducido a
Cesarea, sede del prefecto romano. Siendo ciudadano romano, apeló al tribunal
de Roma. El autor de los Hechos nos narra una pintoresca descripción del viaje marítimo y
de la aventura del naufragio. En la capital del imperio Pablo vivió dos años con arresto
domiciliario, pero con la posibilidad de anunciar el evangelio a un público de judíos de
venían a él para discutir de Jesucristo.
Ahí termina el libro porque de este modo el autor ha alcanzado su objetivo.
Permanece abierta la interrogación de cómo finalizó el proceso. Según la explicación
tradicional Pablo sería liberado y regresaría a oriente, donde continuaría su actividad
atestiguada por la Cartas Pastorales, después sería arrestado nuevamente y condenado a
muerte. Pero, Tm y Tt son pseudoepigráficas y seguramente el autor de Hechos conocía el
final dramático de Pablo en Roma, a donde había llegado en cadenas. Ello aparece
claramente del discurso de Mileto, en el que él dice a los presbíteros que no lo verían más
(20,25).
También la 2Tm, compuesta al final del siglo, atestigua el martirio “Yo estoy para
ser ofrecido en libación y ha llegado el tiempo de desatar las velas” (4,6). En el 96 la carta
de Clemente afirma que Pablo, después de haber llegado “hasta los extremos confines del
occidente”, es decir a España, “se separó del mundo y vino al lugar santo” (5,7). Visto
desde Roma el extremo de occidente no puede ser
otro que España. La misión en España debería comenzar en 63 y eso conlleva que tuvo
poca duración pues el incendio de Roma y la gran persecución de los cristianos empezó
al año siguiente, el 64. El ciudadano romano Pablo de Tarso debió ser detenido y enviado a
Roma, seguramente hacia una muerte
rápida. En el 200 aprox. Tertuliano precisa que fue decapitado, como el Bautista. La fecha
del martirio del 29 junio y la indicación de la via Ostinese como lugar de su sepultura es
afirmado de los Hechos apócrifos de Pedro y Pablo de Pseudo Marcelo, que no son
anteriores al IV siglo.
1.2.CRONOLOGÍA PAULINA
Las cartas protocanónicas son una fuente confiable para la biografía de Pablo.
Pero ante los huecos se recurre a los Hechos de los Apóstoles, que resisten la crítica más
feroz: presentan una masa de detalles (nombres de persona, de lugar, acontecimientos,
circunstancias) imposibles de inventar; y que encajan perfectamente con los datos que se
pueden extraer de las cartas paulinas. Sin embargo, para muchos resulta difícil aceptar que,
en una misma página, se puedan entrecruzar elementos simbólicos y elementos reales.
Según Hechos, después de la conversión Pablo dejó Damasco bajándose de la muralla para
huir de un complot de los judíos (Hch 9, 23-25). Pablo mismo recuerda este episodio, pero
de diferente modo: “En Damasco el gobernador (etnarca) del rey Aretas hacía guardia a la
ciudad de los damascenos para capturarme, pero de una ventana fui bajado por la muralla
en una cesta y así escapé de sus manos” (2Cor 11, 32-33).
Esta importante referencia histórica suscita una dificultad. El apóstol alude ciertamente a
Aretas IV, el cual reinó del 9 a.C. hasta el 40 d.C. La presencia de un representante de este
rey en Damasco es difícilmente explicable en cuanto la ciudad había sido ocupada de los
romanos desde el tiempo de Pompeyo (63 a.C.). Ya que no han sido encontradas en
Damasco monedas que lleven la imagen del emperador Calígula o Claudio (37-54 d.C.) es
probable que a la muerte de Tiberio (37 d.C.) la ciudad haya caído nuevamente en posesión
de los nabateos, pero esto no es seguro.
El término “etnarca” designaba un soberano independiente, y no el representante de un
rey, por lo que se ha pensado que el etnarca del rey Aretas fuera en realidad el jefe de
una colonia nabatea residente en aquella ciudad.
Es imposible utilizar este episodio para establecer la fecha de su conversión al
cristianismo. Sólo puede excluirse que haya sido después del 40, año de la muerte del rey
Aretas IV. Y descontando 3 años mencionados en Gál 1,18, resulta como fecha máxima
de su conversión los años 36-37.
El edicto de Claudio
Según Hechos de los Apóstoles, en Corinto Pablo encontró a Áquila y Priscila, una
pareja de judíos, tal vez ya cristianos, los cuales habían dejado la capital del Imperio
“después de la orden de Claudio que expulsaba de Roma a todos los judíos” (Hch 18,2).
Según Suetonio “Claudio expulsó de Roma a los judíos que provocaban tumultos
continuamente por causa de un tal Cresto” (Vita Claudii 25). Dion Casio (s. II-III) precisa
que Claudio no expulsó a los judíos de Roma, sino “ordenó a ellos no
tener reuniones” (Historia romana 60,6,6).
La intervención de Claudio (que reinó del 41 al 54) viene generalmente colocada
en el 49, basada en Pablo Orosio, un historiador cristiano del s. V. Dion Casio habla en
cambio del inicio de su reinado, es decir en el 41. Si Dion Casio se refiere al mismo
evento recordado de Suetonio, su datación sería de preferirse.
Tal vez como consecuencia de desórdenes en una sinagoga romana en la cual se
discutía sobre Cristo, en el 41 d.C. Claudio expulsó a los misioneros que no eran
ciudadanos romanos, suspendiendo momentáneamente el derecho de asamblea de
aquella específica comunidad judía. Claudio tuvo una actitud benévola hacia los judíos
en todo el imperio. Si en el 41 d.C. en Roma algunos judíos (de los cuales no se
distinguían todavía los cristianos) hayan perturbado el orden público, el emperador se
habría puesto contra de ellos como lo sugiere Suetonio y Dion Casio. Por lo tanto, ese
año
es más probable que el 49.
Lucas da la sensación que el apóstol llega a Corinto contemporáneamente a
Áquila y Priscila, apenas llegados de Italia como consecuencia del Edicto de Claudio (Hch
18, 1-2). Por lo tanto, habría llegado a Corinto en el 42 d.C. Pero el edicto de Claudio se
refería a una sinagoga romana y Lucas no dice que Áquila y Priscila llegaran de Roma
sino de Italia. Además el edicto
comportaba la expulsión de la ciudad, no de la región. No podemos presumir que los
expulsados se hayan embarcado para emigrar. Es más probable que se hayan transferido a
otro lugar fuera de la ciudad para ver como seguía la situación.
Es prácticamente imposible que Pablo llegara a Corinto en esa fecha a menos de ignorar los
datos cronológicos ofrecidos por el mismo Pablo en sus cartas. Debemos preguntarnos si
realmente existiría una relación entre el edicto de Claudio y la llegada a Corinto de Áquila
y Priscila. Seguramente Lucas unió recuerdos vagos para producir un cuadro que no puede
ser auténtico
El procónsul Galión
Según Hch 18, 12, durante su primera estancia en Corinto Pablo fue acusado por los
judíos delante del procónsul romano Galión, hermano del filósofo Séneca. La fecha del
proconsulado de Galión en Acaya no es conocida, pero se puede deducir
aproximadamente de la inscripción de Delfos, una lápida descubierta en esa ciudad en
1905 (Delfos no era un centro comercial, estaba situada fuera de las vías principales, ahí se
encontraba el Santuario de Apolo, el templo griego más antiguo y venerado, pero en
decadencia pues en ese tiempo de la carta no era ya un centro espiritual muy vivo). En ella
Claudio, después de haber mencionado el hecho de ser proclamado emperador por XXVI
vez responde a algunas cuestiones que le había puesto Galión “su amigo y procónsul”
(tales aclamaciones eran ovaciones públicas rituales que reconocían el triunfo de un
emperador, por ejemplo concluyendo una campaña militar victoriosa o después de un
suceso significativo).
De la constatación con otras fuentes resulta que la XXVI aclamación imperial de
Claudio tuvo lugar entre enero y agosto del 52. Ya que el proconsulado duraba un año a
partir de abril, el escrito de Claudio pudo llegar al inicio o fin de su mandato, es decir
Galión habría sido procónsul del 52-53 o del 51-52, siendo más probable la segunda, en
cuanto Claudio responde en base a informaciones que él antes le había enviado.
Probablemente entre julio del 51 cuando Galión llegó a Corinto, y septiembre
del 51, última fecha en la que podría haberse embarcado (en invierno era imposible
embarcarse por el tiempo difícil) Pablo vino acusado frente al procónsul de Acaya, Galión.
Lucas da la sensación que Pablo dejó Corinto para ir a Jerusalén por mar poco después de
su encuentro con el procónsul (Hch 18, 18-22). Pablo pudo llegar a Jerusalén en el otoño
del
Procuradores romanos
Después del arresto en Jerusalén, Lucas dice que Pablo fue enviado al procurador
Antonio Félix a Cesarea (Hch 23,24). Dos años después (24,27), Félix fue sustituido por
Porcio Festo (Hch 25,1). El único dato para ubicar el paso de poder de Félix a Festo es la
muerte de Claudio en octubre de 54, porque Félix fue depuesto por Nerón y escapó de la
muerte gracias a su hermano Palante. Eusebio ubica este episodio en el segundo año de
Nerón, pero se equivoca cuatro años en el período del reino de Nerón, por lo que su
segundo año sería el sexto entre 59-60. El cambio de procuradores vendría en 59-
60. Lucas dice que Félix fue procurador “muchos años” (cfr Hch 24,10).
Los eventos que siguen a la comparecencia ante Galión son más difíciles de ubicar
dada la incerteza del cambio de guardia entre Félix y Festo.
5-10 Nacimiento
33-36 Conversión
Arabia
Damasco
37 Primera visita a Jerusalén (quince días) y encuentro con Pedro
Regreso a Tarso
43 Bernabé lo lleva a Antioquía
44-48 Primer viaje misionero
49 Concilio de Jerusalén
50-52 Segundo viaje misionero. Permanencia en Corinto
53-58 Tercer viaje misionero. Permanencia en Éfeso dos años y medio
Permanencia tres meses en Corinto (invierno) y viaje a Jerusalén
58-60 Prisión en Cesarea. Comparece ante Félix y luego ante Festo
60 Viaje a Roma (invierno)
61-63 Custodia militar en Roma
63 España?
64 Martirio
1.3.EL CORPUS PAULINUM
Trece cartas del N.T. reivindican la paternidad del Apóstol Pablo. Se agrupan
generalmente así: Cartas mayores (Romanos, 1-2 Corintios, Galatas y 1-2
Tesalonicenses); Cartas de la cautividad o prisión (Efesios, Filipenses, Colosenses y
Filemón); Cartas Pastorales (1-2 Timoteo y Tito).
- Cartas Protopaulinas (auténticas, escritas de su puño y dictadas
personalmente): Romanos, 1y 2 Corintios, Gálatas, Filipenses, 1 Tesalonicenses, Filemón.
- Cartas Deuteropaulinas (de autenticidad problemática, contienen material
paulino pero tienen problas de atribución al apóstol por razones históricas, teológicas y
estilísticas): Efesios, Colosenses, 2 Tesalonicenses.
- Cartas Tritopaulinas (de autenticidad improbable): Cartas pastorales: 1 y 2 Timoteo y
Tito.
Lo importante es que son inspiradas, independientemente de si fueron escritas o
no por el Apóstol. Según la cronología tradicional las cartas fueron escritas así: 1 Ts,
Gal, Flp, Flm, 1 Cor, 2 Cor, Rom, 2 Ts, Col, Ef, Tt, 1 Tm, 2 Tm.
En las cartas Pablo revela su talento de teólogo y escritor, pero sobre todo
manifiesta su verdadero carisma: la misión. Después de fundar en el mundo helénico
numerosas y florecientes comunidades cristianas, no les privó de su vigilancia y
constante guía pastoral.
La preocupación por todas las Iglesias representaba su obsesión cotidiana (2Cor
11,28). Y para mantener contactos con ellas, para ayudarles a resolver sus problemas y para
hacer más eficaz su testimonio, Pablo se convierte en
escritor: sus cartas nacen de la misión y en vista de la misión.
La carta más antigua es la enviada a la comunidad de Tesalónica poco después de su
fundación (1Ts 3,1-2.6) mientras estaba dedicado a la evangelización de Corinto (Hch
18,5).
Las otras cartas protopaulinas vieron la luz durante el periodo efesino (cfr Hch
19,1-20,3). Las informaciones contenidas en ellas muestran que entonces Pablo estaba en
contacto estricto con sus comunidades fundadas en Anatolia y Grecia contribuyendo a su
maduración en la fe. Con ese objetivo escribió a los Corintios, además de las dos cartas
canónicas, al menos dos más (cfr 1Cor 5,9; 2Cor 1,15-16) que fueron probablemente
perdidas, pero que fueron conservadas parcialmente al interno de las otras
dos. Con la Iglesia de Filipos tuvo contacto epistolar varias veces, y esas cartas han
confluido en la Carta a los Filipenses. Además tuvo contacto con comunidades no fundadas
directamente por él: Filemón, un cristiano que probablemente era el responsable de la
comunidad de Colosas. Finalmente, de Corinto, antes de viajar a Jerusalén, escribió
Romanos. Las circunstancias de la composición de estas cartas son conocidas, aunque
queden incertezas de numerosos detalles de tiempo y lugar.
Durante su actividad misionera Pablo se encontró en la necesidad de defenderse de
otros cristianos que ponían en discusión no sólo sus ideas, sino también la autenticidad de
su apostolado. No conocemos la identidad y las posiciones de sus opositores. Pablo se
dirige no a ellos sino a los miembros de sus comunidades para protegerlos del peligro de
caer en errores. Conocemos sólo indirectamente las posiciones de los adversarios, a partir
de los puntos polémicos contenidos en las cartas. Se supone que los adversarios sostenían
lo que el apóstol contesta y negaban lo que el apóstol se
esforzaba de inculcar.
En las cartas deuteropaulinas falta la relación directa entre el apóstol y sus
comunidades. Falta en ellas una conexión directa con la situación y los problemas de
aquellos a los cuales son dirigidas. Parecen estar dirigidas a un auditorio más amplio, con el
objetivode inculcar ideas y de corregir errores. En ellas se refleja un periodo histórico
sucesivo en el cual la Iglesia siente ya la necesidad de preservar las auténticas tradiciones
apostólicas y de defenderlas de las falsas doctrinas.
Sus cartas nacieron de una situación concreta en la cual se encontraba el
apóstol, es decir para el crecimiento y maduración de las jóvenes comunidades, con
todos sus problemas y dificultades. Deben ser leídas y comprendidas en el contexto
específico en el que han visto la luz.
En base a esto, las cartas protopaulinas son verdaderas cartas. Son escritos
ocasionales, que él envía a una comunidad fundada hace poco para ayudarle a afrontar los
problemas que encuentran en su camino de fe. De las cartas en sentido estricto ellas tienen
el estilo inmediato y directo, que manifiesta la personalidad del autor. En las cartas
deuteropaulinas no aparece el estilo familiar y directo sino que se tratan de manera más
abstracta temas teológicos y pastorales. Sin embargo, las protopaulinas se
acercan a las epístolas: no son documentos privados, ya que son dirigidas a una o más
comunidades y deben ser leídas en público. La misma carta a Filemón presenta una
enseñanza que debe servir a toda la comunidad que se reúne en su casa (cfr Flm 1-2). Si
estos escritos, siendo dirigidos a pequeñas comunidades de Grecia y Anatolia, tuvieron la
fortuna de ser recogidos y meditados por siglos, ello es debido al hecho de que desde el
principio su género literario no era una simple carta.
Se puede hablar pues, de un género mixto en las cartas paulinas. Pablo ha sabido crear
un género literario nuevo, adaptado a las exigencias de una comunicación directa e
inmediata con sus comunidades lejanas.
La unidad interna de las cartas paulinas es más aparente que real. Algunas de
ellas presentan desarmonías y bruscos cambios de argumento y de tono que son
difícilmente explicables en una obra salida de un golpe de la pluma de su autor. Es
posible que, cuando comenzó a tomar forma el epistolario paulino, fragmentos de
diferentes escritos vinieron unidos para formar una única carta.
Pablo mismo señala la existencia de cartas que no encuentran lugar en su epistolario
(cfr 1Cor 5,9; 2Cor 2,4). ¿Es posible que la escuela paulina haya dejado desaparecer textos
así preciosos? ¿No pudieron ser conservados como parte de otras cartas? Es muy probable
que 2Cor y Flp sean antologías de escritos dirigidos de Pablo a aquellas comunidades en
ocasiones y tiempos diferentes. Así, la carta escrita “entre
muchas lágrimas” (2Cor 2,4) estaría conservada en el interior de la misma 2Cor.
Los textos originales de las cartas paulinas fueron rápidamente perdidos. Las
copias manuscritas que se conservan son numerosas (aprox. 5000). El manuscrito más
antiguo es el papiro 46 aprox. del 200 d.C.; otra decena de papiros, conservada en modo
fragmentario fueron copiados en el s. III; en el IV
vieron la luz los primeros códices unciales completos, el Sinaítico y el Vaticano.
Los estudiosos de crítica textual han confrontado entre ellos y todos los manuscritos
disponibles, clasificándolos en base a su origen y analizando sus variantes y los errores de
trascripción. Después han sido hechas ediciones críticas, que contienen un texto
reconstruido en modo científico, que reflexiona de cerca aquello que debía ser leído en el
siglo II.
Permanece la duda si al interior de las cartas paulinas se ha introducido algo
no salido de la pluma del apóstol. Según muchos estudiosos, la doxología final de la carta
a los romanos (Rm 16,25-27), cuyo estilo es claramente deuteropaulino y la tradición
textual incierta, ha sido añadida cuando las cartas fueron reunidas en una única colección.
Muchas dudas hay sobre 2Cor 6,11-7,1 el cual revela una mentalidad y un estilo que no son
de Pablo. Las cartas paulinas han sido dirigidas a personas concretas, que han vivido en un
particular momento histórico, con su cultura, problemas, dificultades y errores.
Fueron compuestas para una lectura pública pero permanecen ligadas a las situaciones de
las cuales han tomado vida. Esto hace más difícil su comprensión de parte de personas que
viven otra situación cultural, social y religiosa. Sin embargo su carácter ocasional hace que
el lector moderno, una vez superada la barrera cultural que lo separa de los primeros
destinatarios, se identifique espontáneamente con ellos, dejándose envolver personalmente
en el diálogo que el apóstol ha sabido instaurar con sus lectores.