Resumen de Bertrand Russell

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Resumen de Bertrand Russell, «Apariencia y realidad» en 

Los problemas de la
filosofía.
Por Addy Flores

¿Hay en el mundo algún conocimiento tan cierto que ningún hombre razonable
pueda dudar de él?

Éste es básicamente el principal problema que la filosofía trata de responder, y lograr


desenmarañar esta pregunta será el objetivo de este texto.

Cualquier cosa que recordemos como cierta, está probablemente plagada de errores;
un ejemplo sería “una mesa” Cualquiera que vea, toque o escuche dicho objeto
encontrará que tiene las mismas propiedades. Pero si prestamos atención podremos
descubrir que no es lo que parece ya que no puede haber dos que tengan la misma
perspectiva.

Para cualquiera, estas observaciones carecerán de importancia pero para el filósofo no;
en
comparativa sería como la atención que le puede prestar un pintor a un objeto. Él tiene
que olvidar el concepto del objeto y centrar su atención en su forma, color y textura. El
trabajo del filósofo es el origen del trabajo del pintor: está en la distinción entre
“apariencia” y “realidad”.

En la descripción de “la mesa” el color puede variar, dependiendo de la proyección de


la luz e
infinidad de factores que lo puedan alterar. Esto no implica que algún color no sea real,
estaría mejor dicho que no tiene un color en particular. Y a su vez si usamos un
microscopio podemos darnos cuenta que la textura de la mesa no es lisa sino rugosa; y
así veremos distintas variaciones que, dependiendo del ángulo, hagan que nuestro
objeto parezca modificándose de algún modo. (A todas estas características daremos el
nombre de datos de los sentidos)

En ese caso, con tantas dudas, ¿cómo podemos tener confianza en algo? ¿Cuál es la
mesa “real”? Los datos de los sentidos no son directamente propiedades de la mesa,
sino una “apariencia”, es decir una descripción básica del objeto.

Lo que le da forma bajo nuestros ojos es el concepto, es la relación que tenemos con el
objeto y aunque no podemos decir que estos conceptos son meramente una “realidad”,
sí son nuestra percepción, la forma en la tratamos de apropiarnos de la “Realidad”
Los límites de mi lenguaje son los limites de mi mundo.

Sinceramente no importa si otros autores han tratado de negar a la materia, por ser
opuesta al espíritu (Berkeley) o por ser una comunidad de almas (Leibniz). Lo
importante es que de una u otra forma aceptan su existencia. A fin de cuentas lo único
que sabemos de ella es que no es lo que aparenta. La duda siempre resaltará. Sin
embargo, lo que sií podemos decir es que, si bien la filosofía no tiene respuestas
absolutas, sí puede formular preguntas que alimenten al mundo, y que a su vez develen
la verdad de él.

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