Rebori - Algunas Cuestiones Sobre Adopci+ N

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ALGUNAS CUESTIONES SOBRE ADOPCIÓN

Lic. Lucrecia Rébori

La adopción y sus aspectos clínicos implican necesariamente que nos preguntemos sobre el
marco en que ella se inscribe. Sabemos que no es un acto de artificio por sobre la biología, por sobre
lo natural. Es natural al hombre el deseo de transmisión a la generación siguiente, como lo es el de
dar el nombre. Se trata de un acto de procreación, es el deseo de un hijo, es el deseo de paternidad-
maternidad en el sentido de la función a efectuarse.

Desde ya este marco referencial en el que se inscribe va a encuadrarse no sólo en lo que


hace a nuestra disciplina, sino que vendrá a imponerse dentro de lo institucional que nos enmarca
y que enmarca a los postulantes de diversas maneras. Es una cuestión de la ética profesional el
conocer estas “marcas institucionales” en las que nos hallamos, ya que en algunas ocasiones nos
vamos a encontrar con disquisiciones en las que se encuadran otras disciplinas ajenas a la psicología.
Con ello me refiero a encuadres de entrevistas provenientes de marcos diferentes, sean ellos:
religiosos, económicos, sociales, etc., que nos corren de nuestra verdadera tarea. Determinar el
objetivo puntual del trabajo psicológico debería evitar caer en entrevistas del orden del pre-juicio,
donde estos otros marcos adquieren relevancia en la información a generar.

Ahora bien, restringiéndonos a nuestro abordaje, el psicológico, se hace necesario, también


aquí, el mantener un orden en lo referente a nuestro marco teórico. Es muy común observar, tanto
en las entrevistas de adopción como en informes de diversas prácticas psicológicas forenses, que el
abordaje técnico se encuentra entremezclado de diferentes teorías, lo que compromete el buen
resultado de la labor a realizar. Muchas de las veces estas interferencias ni siquiera son efectuadas
desde la psicología, tomando prestados conceptos de la psiquiatría. La pregunta de rigor sería: es
que una teoría psicológica no puede dar cuenta sola del comportamiento funcional psicopatológico?
Y la contrapartida podría proponerse como: se puede dar respuesta de todo?

En cambio, si pensamos que la inscripción en una teoría determinada nos da técnica y


suficientes respuestas, no todas, y nos permitimos aquellos puntos de oscuridad que nos llevan a
seguir buscando, a seguir investigando, creo que podremos ayudar a la evolución de nuestro campo,
ya que es la inexistencia de la certeza la que impulsa a seguir interrogando a nuestro saber.

“Dar respuesta a todo, da tranquilidad y sensación de más acabado, pero no permite la


evolución”.

Expuestas estas generalidades, quiero explicitarles que tomo como instrumento de trabajo
la teoría psicoanalítica. Sabemos que Freud distinguió tres grandes conceptos que engloban a los
seres humanos: neurosis, psicosis y perversión. La pregunta aquí es si discriminar las posibles
estructuras individuales nos permite responder a la demanda institucional? : la evaluación de los
padres adoptivos. A mi entender este criterio no es suficiente.

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Parece que las cuestiones de la paternidad deberán ser indagadas no tanto desde las
características de estructuras del entrevistado, sino desde el lugar que el niño pueda ocupar en el
discurso de sus futuros padres. Es en el entrecruzamiento de estos discursos que se origina la mayor
labor diagnóstica. Tarea que se realiza poniendo la mirada, no tanto en las estructuras personales,
sino en términos de las funciones a cumplir. La manera en que se registra la cuestión del padre,
aparece en el lenguaje tanto de una posible madre como en el posible padre y en su
entrecruzamiento tendremos una idea de la ubicación del hijo.

La búsqueda de un hijo, sea biológicamente dado o por adopción, no comienza con la puesta
en marcha de los actos. Siempre hay un antes que historiza la aparición del hijo. El nacimiento, como
hecho puro, no da cuenta del punto de partida. Lo que antecede es decididamente determinante
para el devenir, podemos decir que existe un registro inconciente en la madre luego de la
fecundación.

En el embarazo tenemos un desarrollo biológico del embrión, paralelo a ello este es dotado
por su madre de niveles imaginarios que lo transforman en un cuerpo unificado, se refiere al niño
no como en estado embrionario. Normalmente no se imagina un feto o un pedazo de carne, sino
que es alguien con entidad de ser. Lo que de él se dice son las marcas que lo irán constituyendo,
dando las pautas del lugar en que devendrá. Este proceso muestra en la clínica el lugar asignado por
el Otro antes del primer contacto.

Será la madre la primera persona que mantenga un contacto primordial y quien tendrá a
cargo las primeras transmisiones del lenguaje. Por supuesto que este proceso está pensado en
términos de función desprendido de la biología, ya que ser padre o madre son funciones.

Nuestra labor, entonces, se encuadra en el ingreso al mito familiar previo al acto adoptivo.
Este acto no excluye a los padres biológicos, recordando a F. Doltó, la paternidad biológica también
exige que adoptemos a nuestros hijos.

Este hecho es observable cuando las madres tienen su primer encuentro con el hijo. Si bien
no hay un parto en la realidad anatómica de la adoptante, que separe el cuerpo de la madre y el
hijo, hay un momento que podríamos tomar como idéntico al que se denomina angustia puerperal.
Hay una pérdida, no por la separación en lo real, sino porque el encuentro madre – hijo deja fuera
del campo imaginario todo aquello que lo había revestido precedentemente, y deja la crudeza del
enfrentarse con este otro ser, que llora, que no es demasiado lindo y que no deja dormir. La
desilusión proviene del descubrir que este hijo no colma el deseo, aquello de lo que fue revestido.
Y agrego, menos mal que esto suceda! Estas cuestiones son necesarias de tener en cuenta, ya que
en mi experiencia, cuando no son explicitadas con antelación a la adopción, producen resistencia a
ser entrevistados en este primer período debido a que suponen que no pueden manifestar este
sentir y mucho menos en la institución donde hicieron la adopción. Se trata de una cuestión normal
en la maternidad, en la que pasado un tiempo se recubrirá nuevamente con otras marcas
imaginarias provenientes de esa relación.

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El hecho de angustiarse por no colmar el deseo es garantía de que el deseo de hijo no lo era
todo y de que esta madre acepta más de un término, el uno no le alcanza. Uno implicaría una salida
del orden patológico, una falla en la metáfora paterna.

Estas son cuestiones de la observación clínica, que nos muestran el posicionamiento frente
a un hijo, el lugar del padre en la transmisión materna, que cumple una función y que no tiene que
ver con el padre de la realidad.

Sabemos que la importancia de la función paterna en la salida del Edipo, ya que de ella
dependerá la salida al deseo fuera del grupo familiar, y que tratándose de funciones, pueden
determinarse con antelación a la llegada de un niño. Cuáles son las pautas a seguir en una entrevista
de adopción que den cuenta de ello?

Si bien las entrevistas de adopción son libres, en alguna medida existe un objetivo previo,
por lo menos de parte del profesional, quien debe abocar su tarea a definir y ubicar lo que venía
refiriéndose respecto a las funciones, por lo tanto, creo que hay temas que pueden ayudar, tales
como el marco legal e ilegal en que se comenzó la búsqueda, la ubicación de estos padres frente a
la otra generación y lo que han pensado acerca del origen.

Dijimos que la función del padre era fundamental, que condiciona el acceso del hijo a la
masculinidad o femeneidad, según sea. Entonces, el objetivo clínico será ubicar el posible lugar del
niño en el deseo de la madre en cuanto está articulado al Nombre del padre.

Desde aquí hay tres posibles salidas de esa articulación: que ocupe el lugar de falo,
identificándose con el deseo de la madre y la salida a una perversión; que ocupe el lugar de objeto,
en cuyo caso se obtura completamente la salida del deseo, produciéndose una psicosis o bien que
ocupe el lugar del síntoma de la pareja, en tanto verdad de la estructura de la pareja nos asegura
una estructuración neurótica.

Hasta ahora he venido hablando sobre el trabajo en adopción desde el punto de vista de los
padres. Es tiempo que exponga cual es la tarea del lado de los niños.

En principio, lo primero a decir es que tenemos una obligación ética para con los niños no
solamente en la intervención puntual que hagamos con los posibles padres, sino que debemos
expresar en las instituciones donde trabajamos la importancia de acelerar el tiempo en que el niño
se encuentra privado del primer contacto afectivo. Su retraso traerá consecuencias en el desarrollo,
ya que una espera más larga de lo que el niño puede soportar, se verá convertida en síntoma.

Estos tiempos de espera complican y dificultan la labor de adopción desde ambas partes, ya
que sabemos, que en general, existen fantasías de que un niño mayor a dos años trae bagajes que
pueden devenir en problemas de convivencia y por lo tanto no son requeridos.

Cuando el niño es mayor de dos años hay una doble vía de trabajo a realizar: la adopción
debe producirse de ambas partes. Esta doble elección tiene la dificultad de tener que ubicar un
punto de contacto entre diferentes historias. Hasta ahora hablábamos del presente imaginario de

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los padres, pero aquí tenemos un niño que también es precedido de una historia antes y después
de nacer, que trae su propio registro. Aquí la tarea es realizada mediante entrevistas de nuevo y si
la adopción tiene lugar, se continúa trabajando, dado que es bastante común, que en el choque de
la nueva relación, el niño, por necesidad de unir su registro anterior a la nueva situación produzca
algún tipo de regresión. Para terminar, voy a relatar un caso que ejemplifica la labor realizada en
este sentido.

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