Huracan - Providencia - 2020

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Huracán y lluvias

La naturaleza pone a prueba la capacidad del país para mitigar


consecuencias de eventos extremos.

https://www.eltiempo.com/opinion/editorial/huracan-y-lluvias-editorial-el-
tiempo-549361

Por: Editorial

16 de noviembre 2020, 11:06 p. m.

La vulnerabilidad del país ante fenómenos climáticos extremos volvió a quedar en


evidencia en el puente festivo. Aunque es claro que en casos como los del huracán
Iota, de categoría 5, que azotó la isla de Providencia, cualquier esfuerzo preventivo
se verá como insuficiente –pasó de categoría 1 a 5 en cuestión de horas, algo nunca
antes visto–, en los otros puntos de la geografía esta realidad quedó, una vez más,
dolorosamente expuesta.

Tras un año con promedios de lluvias bastante por debajo de lo normal, los últimos
días han estado pasados por agua en casi todo el país. Coincidió el inicio en forma
de la temporada de lluvias con el paso del mencionado fenómeno meteorológico por
el archipiélago y con su coletazo, que trajo consigo fuertes aguaceros en la región
Caribe, sobre todo en Cartagena, que inundaron el 70 por ciento de la ciudad. Un
deslizamiento dejó tres muertos y ocho desaparecidos en Dabeiba, Antioquia,
mientras que diez municipios y más de seis mil familias han sufrido los estragos del
desbordamiento de varios afluentes en el Chocó, donde también se reporta la muerte
de una menor de edad como consecuencia de otro deslizamiento.

En este panorama, que incluye múltiples puntos de la geografía con


desbordamientos, entre ellos zonas rurales de Bogotá, la situación del archipiélago
es la más crítica. Luego de un año fatal por la ausencia de turistas, actividad de la
que depende la mayoría de su población, los isleños ahora han tenido que padecer
dos huracanes en un lapso muy breve. Al escribirse estas líneas se tenían reportes
del drama vivido en San Andrés, con múltiples daños materiales, pero había aún
gran incertidumbre con respecto a lo ocurrido en Providencia, donde se sintieron
con mucha mayor severidad los efectos del ciclón. Se habla de una afectación grande.
Procede, entonces, un llamado a la solidaridad de todos los colombianos con el
archipiélago. Ya el Gobierno prepara el envío de ayuda humanitaria, esfuerzo que
debe complementarse con lo que provenga de la generosidad de la ciudadanía. Así
mismo, hay que recordarles a las autoridades locales su papel crucial en la
prevención de catástrofes, haciendo cuanto esté a su alcance para que las fuertes
lluvias y sus consecuencias no se traduzcan en tragedias. Urge, como todos los años,
revisar planes de evacuación, evacuar áreas en riesgo, realizar simulacros y
monitorear constantemente los cauces de los afluentes para alertar con anticipación
suficiente si se presentan represamientos que luego puedan derivar en avalanchas.

Al mismo tiempo, una coyuntura como la de estos días tiene que recordar a todos
dos cosas: que la ocurrencia de fenómenos extremos será, por la crisis climática, cada
vez más frecuente. También, que las consecuencias de estos fenómenos pueden ser
menos devastadoras si hay acción efectiva contra prácticas que disparan la
vulnerabilidad de las zonas aledañas a ríos, como lo son la deforestación y la minería
ilegal.

Se puede decir que, en medio de todo, es algo positivo que el consenso sobre el
cambio climático como una amenaza real haya sobrevivido a los fuertes vientos de
polarización política.

EDITORIAL
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