STC Del Expediente Nº00222-2017-PA-TC - LALEY
STC Del Expediente Nº00222-2017-PA-TC - LALEY
STC Del Expediente Nº00222-2017-PA-TC - LALEY
Sentencia 919/2021
EXP. N.° 00222-2017-PA/TC
LIMA
SCOTIABANK PERÚ S.A.A.
RAZÓN DE RELATORÍA
En la sesión del Pleno del Tribunal Constitucional, de fecha 9 de
noviembre de 2021, los magistrados Ledesma Narváez, Miranda Canales
(con fundamento de voto) y Espinosa-Saldaña Barrera (con fundamento de
voto) han emitido la sentencia que resuelve:
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EXP. N.° 00222-2017-PA/TC
LIMA
SCOTIABANK PERÚ S.A.A.
En Lima, a los 9 días del mes de noviembre del año 2021, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Ledesma Narváez, Miranda Canales,
Blume Fortini y Espinosa-Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia, con el
abocamiento de la magistrada Ledesma Narváez, aprobado en la sesión de pleno del 4 de
abril de 2017; con las abstenciones de los magistrados Sardón de Taboada y Ferrero
Costa, aprobadas en las sesiones de pleno del 19 de abril de 2017 y 27 de febrero de 2018,
respectivamente. Asimismo, se agregan los fundamentos de voto de los magistrados
Miranda Canales y Espinosa-Saldaña Barrera, y el voto singular del magistrado Blume
Fortini.
ASUNTO
ANTECEDENTES
- Desde la fecha en que los actuados fueron devueltos por el Tribunal Fiscal
a la Sunat (30 de diciembre de 2003), hasta el 31 de marzo de 2007, fecha
en la que se produjo un importante cambio normativo en materia de cómputo
de intereses.
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iv) Como tercera pretensión autónoma, que se ordene a Sunat que, al liquidar y
requerir el pago de intereses moratorios a la parte recurrente, se abstenga de
capitalizar intereses por el periodo en el cual estuvo vigente el artículo 33 del
Código Tributario, es decir hasta el 24 de diciembre de 2006.
Mediante escritos obrantes de fojas 1818 a 1857, la parte recurrente manifestó que,
bajo protesta y sin reconocer la existencia, legalidad y exigibilidad de la deuda tributaria,
procederá a realizar el pago de la misma de conformidad con el cronograma de pagos que
adjunta a fin de evitar la adopción de medidas de ejecución en su contra, dejando a salvo
su derecho a cuestionar en las vías pertinentes los hechos que, según indica, le afectan.
Mediante el escrito de fecha 14 de febrero de 2014, la parte demandante realizó el décimo
y último pago de la referida deuda.
Con fecha 10 de junio de 2014, la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Lima
declaró nula la resolución que dispuso la improcedencia de la demanda de amparo, por
considerar que, más allá del petitorio formal de la demanda contencioso administrativa,
se debía atender a su causa petendi, la cual estaba dirigida a buscar la nulidad de la
Resolución 14935-5-2013 por contener infracciones administrativas, sin incluir
cuestionamiento alguno respecto de los intereses moratorios. Por ello, consideró que no
existía riesgo de sentencias contradictorias en el proceso contencioso administrativo y en
el de amparo, puesto que, en este último, a diferencia del primero, se estaban cuestionando
supuestas afectaciones a derechos de relevancia constitucional. En consecuencia,
devolvió los autos a la instancia inferior para la correspondiente admisión a trámite.
FUNDAMENTOS
8. En ese sentido, este Tribunal debe analizar si es que esta vía era la adecuada para
cuestionar la decisión de la administración relativa a la no suspensión de los
intereses. Corresponde, pues, analizar, en virtud de las reglas establecidas en el
Expediente 02383-2013-PA, si es que la entidad recurrente tenía el deber, antes de
acudir a la justicia constitucional, de impugnar lo decidido en el marco del proceso
contencioso administrativo.
10. En el presente caso, desde una perspectiva objetiva, tenemos que, en abstracto, el
proceso contencioso administrativo cuenta con una estructura idónea para acoger la
pretensión de la parte demandante y darle tutela adecuada. Esto obedece a que, en
su desarrollo, se pueden impugnar las conductas atribuíbles a la administración
pública. En efecto, la acción contencioso administrativa, a la que se refiere el
artículo 148 de la Constitución, tiene por finalidad el control, por parte del Poder
Judicial, de las actuaciones de la administración. Al desarrollar esta labor, las
autoridades jurisdiccionales velan por la efectiva tutela de los derechos e intereses
de los administrados.
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11. Al respecto, la sola referencia a la posible inconstitucionalidad de una ley que será
aplicada en la controversia -como, en este caso, ocurre con el artículo 33 del Código
Tributario- no genera que se active, de forma inmediata y automática, la justicia
constitucional. Este Tribunal nota que el pedido relativo al ejercicio del control
difuso sobre el artículo 33 del Código Tributario, cuya constitucionalidad se
controvierte en esta sede, bien pudo ser planteado en el marco del proceso
contencioso administrativo. De hecho, el Decreto Supremo Nº 013-2008-JUS, que
aprueba el Texto Único Ordenado de la Ley Nº 27584, Ley que regula el Proceso
Contencioso Administrativo -y que se encontraba vigente en el momento en que se
conocía lo finalmente decidido por la administración- disponía, en su artículo 9, que
“[e]n aplicación de lo dispuesto en los artículos 51 y 138 de la Constitución Política
del Perú, el proceso contencioso administrativo procede aún en caso de que la
actuación impugnada se base en la aplicación de una norma que transgreda el
ordenamiento jurídico. En este supuesto, la inaplicación de la norma se apreciará
en el mismo proceso”.
12. De hecho, este Tribunal ha señalado en su jurisprudencia que “[e]l control judicial
de constitucionalidad de las leyes es una competencia reconocida a todos los
órganos jurisdiccionales para declarar la inaplicabilidad constitucional de la ley,
con efectos particulares, en todos aquellos casos en los que la ley aplicable para
resolver una controversia resulta manifiestamente incompatible con la
Constitución” [STC 01680-2005-PA, fundamento 2, énfasis agregado]. Por ello, la
vía contencioso administrativa contaba con una estructura idónea para atender los
reclamos planteados por Scotiabank Perú S.A.A.
14. De esta forma, no existía ningún tipo de impedimento para que Scotiabank
impugne, en el proceso contencioso administrativo, la interpretación y aplicación
del artículo 33 del Código Tributario que, en su momento, efectuó tanto la Sunat
como el Tribunal Fiscal. Este Tribunal estima importante recordar que, en el
modelo de justicia constitucional peruano, todas las autoridades jurisdiccionales
están facultadas de conocer y resolver cuestionamientos relativos a la
constitucionalidad de las leyes. Ahora bien, esto no impide que, excepcionalmente,
la justicia constitucional sea competente para conocer este tipo de
cuestionamientos, pero ello solo ocurrirá en la medida en que no sean aplicables los
criterios establecidos en el Expediente 02383-2013-PA/TC.
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15. De esta forma, el proceso contencioso administrativo es una estructura idónea para
la tutela del derecho invocado en este caso, y que, además, también brinda una tutela
adecuada. En ese sentido, desde la perspectiva objetiva, no concurre ningún
supuesto excepcional para que la justicia constitucional sea competente para
conocer esta clase de casos.
16. Por otro lado, debe analizarse si es que, desde una perspectiva subjetiva, existe la
necesidad de resolver el fondo de la controversia. Así, debe examinarse si es que,
con ocasión del hecho que la entidad recurrente transite por el proceso contencioso
administrativo, se podría generar un daño de carácter irreparable. De otro lado,
también corresponde que este Tribunal evalúe si es que existe necesidad de una
tutela urgente derivada de la gravedad de las consecuencias.
17. En relación con el primer punto, esto es, con la posibilidad que se presente un daño
irreparable a propósito de la decisión de transitar por la vía contencioso
administrativa, el Tribunal nota que no existía un peligro de esta naturaleza en el
caso que no se hubiese activado la justicia constitucional. Al respecto, sobre la
irreparabilidad se ha señalado que
19. No es este el caso de Scotiabank Perú S.A.A, entidad que, a la fecha, continúa en
operaciones y que, de hecho, ha pagado la deuda tributaria con los intereses
establecidos por la administración. A fojas 1818 del expediente obra la carta
presentada por Ricardo Shinsato Shinsato (Sub Gerente Soporte Fiscal del Banco)
y Roger Rojas Oviedo (Jefe Consultoría Fiscal y Procesal) en la que comunican a
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20. Sobre ello, y aunque ciertamente la entidad recurrente sostiene que estos pagos los
realiza bajo protesto, “y sin reconocer la existencia, legalidad, o exigibilidad de la
Supuesta Deuda Tributaria” (fojas 1818), para este Tribunal ello solo acredita que
no ha existido alguna especial situación que suponga que el pago respectivo hubiera
ocasionado algún perjuicio de naturaleza irreparable para Scotiabank Perú S.A.A,
el cual hubiese generado la necesidad que la justicia constitucional sea la
competente para conocer del caso. Esto también permite notar que no existe la
necesidad de una tutela urgente por alguna eventual gravedad de las consecuencias,
ya que, como se ha mencionado, la decisión de efectuar el pago no ha ocasionado
un especial perjuicio para la entidad recurrente.
22. Ahora bien, una vez comprobado el hecho que la entidad recurrente debía acudir a
la vía contencioso administrativa, esto supondría que el Tribunal, en aplicación de
los criterios establecidos en el Expediente 02383-2013-PA/TC, deba habilitar el
plazo para que, en la vía ordinaria, la parte demandante pueda demandar, si así lo
estima pertinente, el reclamo de sus derechos presuntamente vulnerados.
23. Sin embargo, en este caso es posible advertir, como se desarrollará en los siguientes
apartados, que existen argumentos adicionales para desestimar la demanda, por lo
que no corresponde la habilitación del plazo al que se refiere el precedente
establecido en el Expediente 02383-2013-PA/TC.
24. Este Tribunal también advierte que la demanda de amparo fue interpuesta con fecha
15 de noviembre de 2013, mientras que la demanda contencioso administrativa fue
presentada con fecha 21 de noviembre del mismo año. Por ello, se puede concluir
que la entidad recurrente ha activado la justicia constitucional de forma prematura.
Es importante destacar que, aunque de forma específica Scotiabank Perú S.A.A no
impugnó en dicho proceso el extremo relativo a los intereses moratorios -asunto
que sí cuestionó en la justicia constitucional- ello no es un impedimento para emitir
un pronunciamiento de improcedencia, ya que la determinación de la vía para el
cuestionamiento de vulneraciones de derechos fundamentales no es un asunto que
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25. Por otro lado, debe también mencionarse que la impugnación solo en el extremo
del pago de los intereses moratorios es un asunto que no debe ser examinado en la
justicia constitucional, sobre todo si, como ha ocurrido en este caso, la entidad
recurrente decidió iniciar un proceso contencioso administrativo en el que impugnó
la validez de las resoluciones de la Sunat y del Tribunal Fiscal. Al respecto, el
artículo 28 del Código Tributario dispone que la deuda tributaria está constituida
por el tributo, las multas y los intereses. Por ello, el hecho de presentar una demanda
de amparo con el propósito de cuestionar las resoluciones administrativas que
reconocían la deuda tributaria, cuando ello también fue efectuado en el proceso
contencioso administrativo que inició la propia entidad recurrente, solo demuestra
que Scotiabank Perú S.A.A inició prematuramente el trámite en la justicia
constitucional.
27. Sin embargo, este Tribunal considera que esta forma de entender la justicia
constitucional afectaría la lógica residual y excepcional que brinda el proceso de
amparo. Como ha señalado Néstor Sagüés,
28. De esta manera, no por el hecho que el proceso contencioso ya haya culminado se
puede sostener que se habilita un pronunciamiento de fondo de este Tribunal. En
efecto, si se llegara a alentar esta lectura de las reglas establecidas en la
normatividad procesal constitucional, se alentaría la interposición de demandas
paralelas con el propósito que, en una de ellas, se acepte lo solicitado por los
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29. En este caso, la justicia constitucional fue activada prematuramente, ya que existían
trámites procesales que podían atender de forma idónea y efectiva los argumentos
planteados por la entidad recurrente. Por ello, también es improcedente la demanda
por este motivo.
34. De este modo, la queja se configura como un mecanismo procesal específico a favor
de los administrados para reclamar, concretamente, cuando el Tribunal Fiscal
incumpla su deber funcional de resolver el recurso de apelación en el plazo legal.
Por ello, se puede afirmar que existían canales específicos para cuestionar esta clase
de irregularidades. En este caso, el no utilizar esta clase de mecanismos bien es un
accionar negligente por parte de la entidad recurrente, ya que, eventualmente,
supone la idea que no impugna el plazo que emplea la administración para resolver.
35. La suspensión de los intereses moratorios debe estar restringida únicamente para
aquellos contribuyentes que, con diligencia, han interpuesto el recurso de queja,
cuestionando precisamente el exceso de tiempo del Tribunal Fiscal en emitir su
resolución en el plazo legal. En todo caso, aunque se podría sostener que no existe
el deber de agotar la vía previa debido a que la administración no habría resuelto la
controversia dentro del plazo establecido por la ley, lo cierto es que esto tampoco
supone que, al interior de los respectivos procesos -sean administrativos o
judiciales- los presuntos perjudicados no utilicen los respectivos mecanismos
dispensados por la ley para cuestionar la conducta de las autoridades estatales.
36. La justicia constitucional demanda que, por lo general, las personas o entidades
supuestamente afectadas por alguna conducta -sea del poder público o de parte de
privados- no consientan, en el marco de la actuación de aquellas, alguna posible
vulneración de derechos fundamentales; antes bien, la competencia de la justicia
constitucional solo podrá ser activada cuando las conductas cuestionadas hubiesen
sido debidamente impugnadas al interior del proceso respectivo.
37. Los criterios relativos a la determinación del plazo razonable, los cuales han sido
ampliamente desarrollados en la jurisprudencia de este Tribunal, también
confirman esta lectura en relación con la impugnación, en el seno del proceso
respectivo, de todas aquellas conductas que puedan generar posibles vulneraciones
a los derechos fundamentales. En efecto, se ha precisado que, cuando se examina
el criterio sobre la actividad o conducta procesal del interesado, se debe analizar,
entre otros factores, la diligencia de su conducta [STC 00295-2012-HC,
fundamento 4].
38. De este modo, cuando ha sido el presunto afectado el que ha dejado consentir el
transcurso del tiempo -al no emplear los mecanismos procesales que la ley prevé-,
no se encontraría facultado a cuestionar, con posterioridad, la dilación respectiva
en el marco de un proceso constitucional. Para este Tribunal, es determinante
examinar, para evaluar la procedencia de un proceso de tutela de derechos, si es que
se ha denunciado, empleando los mecanismos procesales regulados en la ley, las
presuntas vulneraciones de los derechos apenas estas se hayan conocido.
recurrente, no resulta necesario analizar el fondo del caso, ya que la finalidad de los
procesos constitucionales es la de reponer la situación al estado de cosas previo a
la interposición de la demanda. Por lo demás, y como se ha indicado, los
cuestionamientos sobre el cálculo de los intereses moratorios debieron ser
expuestos en la vía contencioso administrativa y no en la vía del amparo, tal y como
se indicó supra.
40. De todo lo expuesto, también estima que los argumentos expuestos refuerzan la
declaratoria de improcedencia en el caso sub litis, ya que los cuestionamientos
relacionados a una eventual vulneración del plazo razonable no fueron
controvertidos a través del uso de los mecanismos procesales pertinentes, a lo que
debe agregarse que, pese a que conocía plenamente de la supuesta demora, la
entidad ahora recurrente no inició ningún reclamo judicial sobre este punto de
forma inmediata.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
LEDESMA NARVÁEZ
MIRANDA CANALES
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
De otro lado, pide que se ordene a Sunat que, al liquidar y requerir el pago de
intereses moratorios a la parte recurrente, se abstenga de capitalizar intereses por el
periodo en el cual estuvo vigente el artículo 33 del Código Tributario, es decir hasta
el 24 de diciembre de 2006 [tercera pretensión autónoma]. Y se ordene a dicha
entidad abstenerse de liquidar y requerir a la demandante el pago de intereses
moratorios devengados desde la interposición de demanda de amparo hasta la fecha
en que se expida un fallo definitivo con calidad de cosa juzgada [cuarta pretensión
autónoma].
Procedencia de la demanda
5. Ahora bien, es menester anotar lo dicho por el legislador sobre la obligación tributaria
en el artículo 1 del TUO del Código Tributario:
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6. Más allá de las discusiones que pudieran presentarse en la doctrina, entiendo como
la obligación del deudor tributario [contribuyente o responsable] la de efectuar el
pago del tributo1 [prestación tributaria], a favor del acreedor tributario [el Estado],
que por mandato de la ley ha sido impuesto —obviamente delimitada por la
Constitución—, cuyo incumplimiento es exigible mediante cobro coactivo.
8. Por su parte el artículo 28 del mismo Código, señala que la deuda tributaria está
constituida por el tributo, la multa y los intereses, señalando que este último es
moratorio en los casos de pago extemporáneo del tributo y en la aplicación de multas.
En ese sentido, el Tribunal Constitucional señaló que los intereses moratorios son
aplicados por el no cumplimiento oportuno de una obligación tributaria [STC 04082-
2012-PA, fundamento 45], en ese sentido resulta posible reconocer en ellos su
accesoriedad4, debido a que se originan siempre y cuando exista alguna obligación
de pago de tributos pendiente y vencida. En razón de esto, se le considera como un
componente de la deuda tributaria, al encontrar justificación en su relación con la
prestación tributaria.
9. De este modo es posible afirmar que al dejarse sin efecto la obligación tributaria a
través del procedimiento contencioso tributario o, en su caso, a través del proceso
contencioso administrativo, la decisión alcanza también a los intereses. De allí que
no es posible justificar un pronunciamiento en sede constitucional sobre los intereses
de un tributo que aún se encuentra siendo discutido ante la autoridad administrativa
o judicial ordinaria. Comprendiendo incluso a aquellas situaciones en las que el
contribuyente decide cancelar la deuda tributaria de manera previa, durante o una vez
1 El que nace una vez realizado el hecho generador (conocido como hecho imponible) previsto por ley.
2 Así entendido por el legislador al redactar el artículo 28 del TUO del Código Tributario.
3 Por citar las establecidas en los artículos 87 a 91 del citado Código.
4 A mayor abundamiento tenemos lo expuesto por la doctrina sobre el particular, señalando que los intereses moratorios
tienen naturaleza de prestaciones accesorias de la obligación principal de pago del tributo, de forma que su primer
requisito de exigibilidad será, precisamente, la existencia de dicha obligación principal. En tal sentido, señala que se
necesita la existencia de una obligación pecuniaria jurídicamente debida y que se produzca el incumplimiento de los
plazos en los que dicha prestación tuvo que ser cumplida (ver LÓPEZ MARTÍNEZ, Juan, Régimen Jurídico de los
llamados "intereses moratorios" en materia tributaria, Civitas, 1994, Madrid, pp. 140 y ss.).
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El mismo análisis se extiende al caso de las multas que pese a no tener la naturaleza
de tributos, se imponen por el incumplimiento de las obligaciones formales que giran
en torno al pago de este.
“Cuando se invoque la amenaza o violación de actos que tienen como sustento la aplicación
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13. Advierto que la reclamación constitucional se presenta aun cuando los acotes
efectuados por Sunat, contenidos en las Resoluciones de Determinación
012030000408 y 012030000409 se encontraban siendo discutidos en la vía ordinaria
[Expediente 9655-2013-0-1801-JR-CA-20],y es que mientras se prolongue la
discusión sobre la procedencia o no de la obligación de pago de tributo, también
constituye una conjetura afirmar que tales intereses representan una amenaza en los
términos expuesto por el Código Procesal Constitucional y la jurisprudencia
constitucional, puesto que podrían o no materializarse dependiendo de lo que se
decida la autoridad judicial, conforme acontece en el presente caso.
14. Atendiendo a las circunstancias del caso y a la fundamentación descrita puedo colegir
que la amenaza denunciada no satisface el requisito de certeza que requiere el
cuestionamiento de actos futuros; por ende, debe rechazarse la demanda de autos.
S.
MIRANDA CANALES
de una norma incompatible con la Constitución, la sentencia que declare fundada la demanda
dispondrá, además, la inaplicabilidad de la citada norma”.
Ahora, si bien no se dice expresamente que la amenaza debe ser cierta e inminente, ello no
desconoce tal carácter, desarrollado incluso por la jurisprudencia constitucional.
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Coincido en el voto de la mayoría en tanto que la presente demanda debe ser declarada
IMPROCEDENTE. Ahora bien, y sin perjuicio de ello, me permito realizar las
siguientes consideraciones:
1. En primer lugar, debo hacer notar, como he señalado en alguna otra ocasión, que el
caso “Medina de Baca” no era un precedente o una doctrina jurisprudencial del
Tribunal Constitucional peruano, sino solamente un criterio en un caso concreto, el
cual podía o no ser seguido en casos posteriores6. Y estas consideraciones, de igual
manera, se sostienen para los casos que se dieron en los Exps. Nos 04532-2013-PA/TC
y 00225-2017-PA/TC.
2. En ese sentido, en cuanto al presente caso, debe tenerse presente que la empresa
recurrente no solo efectuó el pago de la deuda tributaria con los intereses moratorios
fijados por la administración (fojas 1818), sino que recurrió, en el proceso contencioso
administrativo, la nulidad de la resolución del Tribunal Fiscal N° 14935-5-2013, y del
procedimiento en su totalidad. Esta pretensión, en los términos así planteados en su
demanda, incide sobre la deuda tributaria y a su vez sobre los intereses moratorios.
3. Debe recordarse que este Tribunal en las sentencias referidas supra ha aceptado
discutir la mora del procedimiento tributario porque acreditó la necesidad de tutela
urgente ante una amenaza de violación a los derechos constitucionales reclamados que
era cierta y de inminente realización; es decir, de perjuicio real, efectivo, tangible,
concreto e ineludible (0340-2013-PA/TC FJ. 2). Sin embargo, este Tribunal no ha
considerado discutir en sede de amparo los pagos efectuados por los contribuyentes de
intereses moratorios (Cfr. 00073-2019-PA/TC), pues la vía correspondiente es el
proceso contencioso administrativo, y, sobre todo, porque no resulta posible verificar
una situación de irreparabilidad o una necesidad de tutela urgente sustentada en la
gravedad de las consecuencias.
S.
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
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En primer lugar, quiero dejar sentada mi posición con relación a la votación efectuada en
el presente proceso; posición que oportunamente manifesté en la sesión del pleno de fecha
9 de noviembre de 2021 y que plasmo a continuación.
3. Hago hincapié en ello, dado que, en el presente caso, ha sucedido esta situación, pues
se han aceptado los pedidos de abstención de los magistrados Ferrero Costa y Sardón
de Taboada, cuya ausencia al momento del debate del presente proceso generó el
quiebre del quórum y, en consecuencia, cualquier acto procesal ejecutado sin
cumplimiento del mismo resulta contrario a lo dispuesto por el artículo 5 de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional y por el artículo 10 del Reglamento Normativo
del Tribunal Constitucional, y, por lo tanto, es nulo.
4. Pese a que hice esta precisión al inicio del debate de la presente causa, mis colegas
magistrados Miranda Canales, Ledesma Narváez y Espinosa-Saldaña han
considerado seguir adelante con la votación, por estimar que solo dicha regla es
aplicable para la instalación de las sesiones del pleno, cuestión con la que discrepo.
Un caso claro de esta situación ocurre cuando dos magistrados, sin razón aparente,
abandonan la sesión del pleno, lo que impide continuar con la misma por falta de
quórum. En tal caso, no puede proseguirse tampoco con la votación de los casos, esto
pese a que la instalación de la sesión fue con el quórum exigido.
5. A mi juicio, para solucionar este impase tendrían que reconsiderarse las abstenciones
antes referidas, o por lo menos una de ellas, de tal suerte que se garantice el quórum
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6. Sin perjuicio de lo precisado en los puntos 1 a 5 que anteceden y dado que me veo
en la obligación de emitir un voto en el presente caso, respetuosamente, presento las
razones por las que discrepo de la resolución de mayoría, mediante la que se ha
decidido declarar IMPROCEDENTE la demanda, por cuanto, a mi juicio, esta debe
ser declarada FUNDADA por los argumentos que paso a exponer.
Análisis de la controversia
11. El Tribunal Constitucional ha establecido que el cómputo del plazo razonable del
proceso debe iniciarse desde el momento en que la persona conoce de la atribución
o del cargo que afecta a sus intereses, y culmina con la decisión que resuelve de
manera definitiva su situación jurídica o determina sus derechos u obligaciones
[Expediente 00295-2012-PHC/TC, fundamento 5]. En el ámbito de los
procedimientos administrativos, que el artículo 29 del TUO de la Ley de
Procedimientos Administrativos General –Decreto Supremo 004-2019-JUS– los
define como el “conjunto de actos y diligencias tramitados en las entidades,
conducentes a la emisión de un acto administrativo que produzca efectos jurídicos
individuales o individualizables sobre intereses, obligaciones o derechos de los
administrados”, resulta claro que el inicio del procedimiento se entiende desde que
la administración pone en conocimiento del administrado algún acto administrativo
que tenga incidencia en sus intereses.
13. En relación a la finalización del cómputo del plazo, se entiende que el término del
procedimiento administrativo opera en el momento en que la autoridad
administrativa expide la decisión definitiva que resuelve la situación jurídica del
administrado en sede administrativa, lo cual incluye a los recursos que se establecen
dentro del propio procedimiento administrativo para cuestionar una primera decisión
de la autoridad. En ese sentido, se advierte que, en el caso de autos, el procedimiento
contencioso tributario culminó con la expedición de la Resolución 14935-5-2013 por
parte del Tribunal Fiscal con fecha 24 de setiembre de 2013 (fojas 560), considerando
además que el artículo 153 del TUO del Código Tributario establece que “[c]ontra lo
resuelto por el Tribunal Fiscal no cabe recurso alguno en la vía administrativa” (…).
14. Como se puede advertir el procedimiento administrativo tuvo una duración total de
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15. Sobre la complejidad del asunto, en el presente caso, se advierte que el procedimiento
contencioso tributario resultó ser complejo debido a los diversos cruces de
información con los múltiples proveedores del demandante que fueron necesarios a
fin de determinar la veracidad de las operaciones de compra y venta de oro, así como
por la necesidad que hubo de verificar con diversas diligencias, la existencia de las
mismas, todo ello aunado al gran volumen de información y datos que debieron
constatarse.
17. Asimismo, sobre lo alegado por la parte demandada respecto a la gran cantidad de
material documentario presentado por el demandante, se advierte que ello no puede
constituir un medio obstruccionista, puesto que fueron documentos dirigidos al
impulso del procedimiento y a materializar el derecho de defensa en el marco del
mismo.
19. Ahora bien, un segundo momento en el que se pone en evidencia el actuar dilatorio
de la autoridad administrativa, se advierte en los casi ocho años que la Sunat demoró
en dar cumplimiento a lo dispuesto por el Tribunal Fiscal, pues fue recién con la
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20. Si bien es cierto que el incumplimiento del plazo legal no puede configurar per se
una violación de la garantía del plazo razonable, toda vez que su evaluación debe
tomar en cuenta las circunstancias particulares de cada caso, considero que el tiempo
que tomó en este caso la administración tributaria para resolver los recursos
planteados por la parte recurrente en el procedimiento administrativo resultó ser
excesivo, perjudicando de esa manera al contribuyente y poniéndolo en una situación
prolongada de incertidumbre. Aun cuando se tratara de un caso complejo por la
cantidad y volumen de la información que se tenía que procesar, como se indicó
supra, no se advierte razón alguna que justifique un lapso de ocho años en labores de
verificación de operaciones comerciales.
22. Finalmente, sobre las consecuencias que la demora produce en la situación jurídica
del interesado, resulta evidente que la excesiva demora en la resolución del
procedimiento administrativo por parte tanto de la Sunat como del Tribunal Fiscal se
ha traducido en un perjuicio significativo para el demandante. En efecto, ello se
aprecia del hecho que, como ha señalado el demandante y que no ha sido refutado
por ninguna de las entidades demandadas, en todo el tiempo que duró el
procedimiento la deuda se incrementó aproximadamente en un 890%.
23. Esta situación, aun cuando la parte demandante haya hecho efectivo el pago del
monto total de la deuda el 14 de febrero de 2014 (fojas 1854), ha significado un
desmedro económico para la misma. En consecuencia, resulta claro que el transcurso
del tiempo ha afectado de manera particular la situación del contribuyente.
24. Teniendo en cuenta el análisis anterior, se puede concluir que las autoridades
administrativas a cargo del procedimiento tributario del recurrente, no actuaron con
la debida diligencia y celeridad a fin de resolver, dentro de un plazo razonable, la
situación jurídica del demandante, razón por la cual se ha incurrido en una violación
del derecho a que el procedimiento dure un plazo razonable.
25. Dado que en el presente caso no resulta posible requerir a la administración tributaria
EXP. N.° 00222-2017-PA/TC
LIMA
SCOTIABANK PERÚ S.A.A.
26. Según se aprecia de autos, la deuda acotada inicial fue de S/ 48.000.000.00 (f. 3444).
27. Por otro lado, de fojas 1818 a 1857, se advierte que el demandante procedió a
cancelar el monto total de la deuda tributaria imputada bajo protesta “y sin reconocer
la existencia, legalidad o exigibilidad” de la misma, por considerarla un pago
indebido. El monto total cancelado en pagos fraccionados ascendió a S/1,076,
449,526.00.
28. Siendo ello así, es evidente que el cobro imputado por intereses moratorios
(ascendente a S/ 1,028,449,526) resulta irrazonable y desproporcionado, lo cual
únicamente es consecuencia directa de la demora de la administración tributaria en
determinar la deuda tributaria, pues ello generó que esta sufriera un incremento
exhorbitante en la liquidación de los intereses imputados a la deuda original por el
transcurso de los aproximadamente 14 años de duración del procedimiento
administrativo –ello como consecuencia de la inobservancia los plazos que establecía
el artículo 142 del Código Tributario (Decreto Supremo 135-99-EF, norma aplicable
al caso) para el inicio y culminación de dicho tipo de procedimientos–. Por tal
motivo, resulta evidente que el cobro por intereses moratorios resulta excesivo y
lesivo del derecho de propiedad del demandante, pues afecta su patrimonio con la
exigencia de un pago exhorbitante indebido, razón por la cual, a mi juicio, este
extremo también corresponde ser amparado.
29. Siendo ello así, a mi juicio, corresponde disponer que la administración tributaria
proceda a recalcular el monto de los intereses moratorios únicamente por el periodo
de tiempo que la ley establece para la duración de dicho procedimiento, siendo que
el exceso cobrado debe ser devuelto al demandante.
30. Finalmente, cabe imponer a los demandados el pago de los costos procesales, de
conformidad con el artículo 28 del Código Procesal Constitucional.
Sentido de mi voto
S.
BLUME FORTINI