HIMNO Halle Un Buen Amigo
HIMNO Halle Un Buen Amigo
HIMNO Halle Un Buen Amigo
Quien no le gusta los tesoros verdad, ud ha visto esas películas de piratas donde ban en busca de tesoros verdad, y tienen un
mapa y van en busca de ese tesoros hasta encontrarlo.
Y aveces hemos pensado como me gustaría tener uno de esos mapas e ir en busca de ese tesoro.
Lo cierto es que hermanos la palara de dios nos enseña no hagasis tesoros ….corazon, Es un término muy amplio, que
incluye no sólo el dinero. Significa Cantidad de dinero, valores u objetos preciosos, reunida y guardada. Todos podemos
estar acumulando tesoros aquí en la tierra: • Mis hijos son mis tesoros. • Mi cónyuge es mi tesoro. • Su casa. • Sus títulos
académicos. • Su nivel y estatus de vida. • Sus dones y talentos. • El buscar la fama y reconocimiento. • Hasta su ministerio
puede ser su tesoro.
en la iglesia se enseña y mayormente en la iglesia de la prosperidad, que no debemos gaastar nuestro dinero aquí en la tierra
si darlo para el reino de Dios es por eso que deai los ves como autos lujosos casas de millones de dólares, con aviones
privados. Y han hecho de este texto una de sus medios para hacer que la iglesis le de su dinero pero si nosotros seguimos
leendo vamos ha llehar buscad primeramente el reino de dios y su justicia y todo lo demás será añadido.
Entonce vemos que no tiene que ver con dinero tiene que ver con prioridades , tiene que ver con que quien reina en mi
corazón que me roba la paz el dinero el trabjo el comprar ropa.
Es jesus diciendo estas preocupando e invirtiendo vuestro tiempo en cosas pasajeras, cuando deverias invertir vuestro tiempo
y vuestra vida en las cosas eternas
Detrás de que voy afanado detrás de que voy preocupado en que invierto mi mitiempo mis fuerzas
Invirtimos nuestro tiempo en tanta cosa que le decimos a DIOS epera .
Esque es verano y hay mas trabajo, es que mis hijos estudian y tengo que ganar mas , esque llego un familiar y puedo ir a la
iglesia.. a Dios siempre le decimos espera primero yo y depues tu,, No primero es Dios después nosotros.. por que decirle
espra al que te da la vida porque decirle espera al que te da las fuerzas . porque decirle espera al que murió por tus pecados y
mis pecados en una cruz para salvarnos.. no es que Dios yiene que amoldarse a nosotros somo nostrosa los que nos debemos
amoldar DIOS.
Una de las frases más comunes que podemos escuchar en estos últimos días que vivimos es: “No tengo tiempo” y para
escuchar acerca de Dios, mucho menos. Si tenemos tiempo para trabajar , para estudiar , para estar en la tele , en las nrede
sociales , pero para Dios no tenemos, no tenemos tiempo para orar, leer la biblia , congregarnos.
Lo cierto es que Cada día que pasa el hombre vive en su afán por la búsqueda de alcanzar nuevas cosas..
Hermanos viviremos eternamente no, pues algunos piensan que van a vivir para siempre, o almenos si no lo pienmsasn
vivien como si asi fuera.
Salmos 90:10
Los días de nuestra vida llegan a setenta años; y en caso de {mayor} vigor, a ochenta años. Con todo, su orgullo es {sólo}
trabajo y pesar, porque pronto pasa, y volamos
Salmos 39:4-6
SEÑOR, hazme saber mi fin, y cuál es la medida de mis días, para que yo sepa cuán efímero soy. He aquí, tú has hecho mis
días muy breves, y mi existencia es como nada delante de ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es sólo
un soplo. (Selah) Sí, como una sombra anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula {riquezas,} y no sabe quién
las recogerá.
Son tan efímeros en esta tierra sin embargo tenemos tiempo para todo menos para las cosas de Dios
Alguien dijo: “la gente ocupada no tiene tiempo de llorar.” Al parecer la gente no tiene tiempo de detenerse un momento y
revisar; que esta pasando interiormente en sus vidas. Si nos ponemos a examinar la vida común y corriente de una persona,
observaríamos algo como esto: Cada persona desea ir a la Universidad y obtener un titulo; luego trabajar y tener un buen
salario.
Vivimos en un mundo donde se les da gran importancia a los bienes materiales. La mayor parte de nuestro esfuerzo y tiempo
están enfocados en lograr tener una casa grande, el mejor auto, los últimos aparatos electrónicos, una buena cuenta de banco,
etc. Todas estas cosas (tesoros) que a simple vista son metas comunes, terminan por acaparar toda nuestra atención, esto hace
que olvidemos constantemente aquello que en realidad tiene valor eterno. Hace un tiempo nuestra casa fue robada y
perdimos algunas cosas de valor.
Algunos, quizás, llegar a ser el dueño de su propia empresa y formar una familia estable y cubrir todas las necesidades; pero
quiero decirte, querido amigo lector, si Jesucristo no es el centro de tu vida y el dueño de tu corazón, de nada te valen todos
los esfuerzos; simple y llanamente estarías perdiendo el tiempo. El señor Jesús en su palabra dijo: Porque ¿Qué aprovechara
al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma? (Mateo 16:16).
Uno de los hombres más ricos del mundo y dueño de una red de hoteles llegó, a decir antes de morir: “soy el hombre más
miserable del mundo”.
Por eso pablo nos exhorta a cuidar nuestra salvación con temor y temblor
El hombre piensa que porque ha llegado a la luna y ha explorado las profundidades de los mares, cree que no necesita
reconocer a Dios en todos sus caminos. El sabio Salomón escribió en Proverbios 3:5-7, “fíate de Jehová de todo tu corazón, y
no te apoyes en tu propia prudencia, reconócelo en todos tus caminos y él enderezara todas tus veredas, no seas sabio en tu
propia opinión, teme a Jehová, y apártate del mal”. Muchos acontecimientos como los del Titanic, los Ataques Terroristas a
las Torres Gemelas, la Caída del Trasbordador Columbia, son solo una señal de que existe un Dios y que tiene el control de
todo el Universo.
NO ALMACENES TESOROS AQUÍ EN LA TIERRA v. 19 En primer lugar, no se censura a las posesiones en sí mismas;
las Escrituras no prohíben en ninguna parte la propiedad privada. En segundo lugar, no se les prohíbe a los cristianos ahorrar
para el futuro o para algún imprevisto. En tercer lugar, no debemos despreciar, sino que por el contrario disfrutar, las cosas
buenas que nuestro Creador nos ha dado para que las disfrutemos.
TUS CORAZON ESTA EN EL CIELO O EN LOS TESOROS QUE TE HAS HECHO AQUÍ EN LA TIERRA
Tesoros: Es un término muy amplio, que incluye no sólo el dinero. Significa Cantidad de dinero, valores u objetos preciosos,
reunida y guardada. Todos podemos estar acumulando tesoros aquí en la tierra: • Mis hijos son mis tesoros. • Mi cónyuge es
mi tesoro. • Su casa. • Sus títulos académicos. • Su nivel y estatus de vida. • Sus dones y talentos. • El buscar la fama y
reconocimiento. • Hasta su ministerio puede ser su tesoro.
¿Qué es, entonces, lo que nuestro Señor Jesucristo prohíbe en Mateo 6:19-21? Dar a las cosas de este mundo un valor que
esas cosas no tienen. La palabra “tierra” aquí no señala un lugar físico, el planeta en que vivimos, sino mas bien el tipo de
cosas que no debemos atesorar: “No hagan del fin de vuestra existencia en este mundo acumular posesiones terrenales: ya
sea dinero, fama, prestigio, influencia, o cualquier otra cosa que no podamos llevarnos con nosotros en el día de la muerte”.
Ir tras cualquiera de esas cosas corrompe el corazón. Ciertamente no es pecaminoso ser rico, pero sí es pecaminoso y necio
desear serlo. Escucha el testimonio de las Escrituras al respecto:
Por que porque ir tras las riquezas hace que te olvides uno:
De DIOS,, YA NO CONGREGAS, trabajas mañana tarde y noche, alguien asi podrá orar podrá leer su biblia.
Es mas esta de la familia te olvias… no es que quiero darles lo que yo nunca tuve.. y ndepues decimos nuestros hijos son lo
mas importante, si mira que tan importante es que no les dedicas tiempo, no les enseñas las cosas de Dios, haces que otras
personas los cuide . no disfrutas de su crecimiento.
“No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se
harán alas como alas de águila, y volarán al cielo” (Pr. 23:4-5).
“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada
podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen
en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque
raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de
muchos dolores” (1Tim. 6:6-10).
Pablo no dice que los que son ricos caen en tentación y lazo, sino los que desean serlo. Este mandamiento nos toca a todos,
seamos ricos o no. La avaricia es un mal que no tiene fronteras. Es como los virus; no importa dónde usted viva, no está
totalmente a salvo de ellos. Y cuando esa enfermedad alcanza nuestro corazón somos traspasados de muchos dolores y
tormentos.
Así que el problema no está en las posesiones en sí, sino más bien en la actitud que asumimos hacia las posesiones, o hacia el
deseo de ser famosos, o de ocupar ciertas posiciones de influencia. Cualquiera que sea la forma en que aparezca el mal, lo
que importa aquí es el principio. No debemos poner nuestros afectos, nuestra confianza, nuestro deleite primario, en ninguna
cosa de este mundo, porque tan pronto hacemos eso estamos convirtiendo tal objeto en un dios (comp. Sal. 62:1-2, 5-
6, 8, 10).
Todo este problema de la codicia surge de un sistema de valores equivocados. El codicioso no ha aprendido a apreciar el
infinito valor de tener comunión con Dios, y en cambio aprecia las cosas de este mundo más allá de su valor real. Acércate a
la cama de un moribundo, que sabe que le quedan horas de vida, y trata de interesarlo en una conversación sobre la bolsa de
valores, o sobre lo pertinente que es invertir en esto o en aquello, y muy probablemente te mirará con asombro y con pena.
Cuando uno está al borde de la eternidad se da cuenta que nada de eso importa ya. “Nada hemos traído a este mundo, y sin
duda nada podremos sacar de él”. Es por eso que Asaf decía en uno de sus salmos: “Fuera de ti nada deseo en la tierra”. Y en
otro de los Salmos David escribió: “Jehová es la porción de mi herencia… y es hermosa la heredad que me ha tocado”.
David era un hombre rico y poderoso, pero su confianza estaba en Dios. Ese es el meollo de este asunto. Se puede ser rico y
tener esa perspectiva de la vida, como se puede ser pobre y no tenerla.
El caso de Job es pertinente una vez más. Es muy probable que en todo el medio oriente no hubiese habido nadie más rico
que Job en sus días de prosperidad. Y sin embargo, escuchen las palabras de este hombre cuando en medio de su aflicción
recuerda los días de abundancia que disfrutó en el pasado:
“Si puse en el oro mi esperanza, y dije al oro: Mi confianza eres tú; Si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen, y de
que mi mano hallase mucho; Si he mirado al sol cuando resplandecía, o a la luna cuando iba hermosa, y mi corazón se
engañó en secreto, y mi boca besó mi mano; esto también sería maldad juzgada; porque habría negado al Dios soberano”
(Job. 31:24-28)
Job era rico, pero sus riquezas no fueron un impedimento para que tuviese una perspectiva correcta de la vida. Él no tuvo que
deshacerse de todo lo que tenía para llegar a pensar así. Esa era su forma de pensar cuando todavía era rico.
Lo que Dios espera de nosotros es que lleguemos a comprender que tenerle a Él es tenerlo todo, de manera que si aun
carecemos de aquello que deseamos, como quiera estaremos contentos.
El problema del codicioso es que Dios no le basta. Él prefiere la prosperidad y los placeres de este mundo. Él es lo que la
Biblia llama un mundano. La mundanalidad no se asocia primariamente en la Escritura con cierto estilo de vida específico,
sino con una disposición del corazón, una filosofía, una perspectiva de las cosas, que lleva de la mano a vivir cierto estilo de
vida (comp. Sal. 17:13-14). Un mundano es aquel que ha hecho de esta vida su porción. Sus deleites provienen de cosas
terrenales, lo mismo que su confianza.
Y yo te pregunto, ¿qué puedes decir acerca de ti mismo? La codicia es un pecado muy sutil. Por eso decía Newton que la
codicia es un pecado “denunciado y condenado en otros, por multitudes que viven en ese hábito ellos mismos”. Pon a prueba
tu corazón. ¿Acaso estás haciendo tesoros en la tierra? Por lo pronto, déjame decirte algo, si no estás atesorando para el cielo,
indudablemente lo estás haciendo para este mundo. No hay alternativa.
Y ¿qué significa hacer tesoros en el cielo? En pocas palabras podemos decir que hacer tesoros en el cielo es “hacer en la
tierra cualquier cosa cuyos efectos duren por la eternidad” (John Stott; Contracultura Cristiana; Ediciones Certeza, 1984; pg.
176).
Y ahora yo te pregunto, ¿qué es aquello que produce en ti más deleite? ¿Es Cristo y las riquezas de Su gracia? ¿Su cercanía,
Su amor, Su cuidado, Sus promesas? ¿O son tus posesiones, tu prestigio, tu capacidad? ¿Cuál es tu tesoro? ¿Qué es lo que
más te causa dolor, tus carencias o tus pecados? El codicioso se distingue fácilmente por el descontento. La carencia de las
cosas que cree necesitar, o que cree merecer, no lo dejan vivir tranquilo.
Algunas personas dicen: “Yo no soy codicioso; solo aspiro tener lo necesario”. El problema es que no todos nos ponemos de
acuerdo en cuanto al significado de la palabra “necesario”, y muchas de las cosas que solemos poner en ese renglón no son
en verdad tan “necesarias”.
Pero supongamos que es así, que ciertamente aspiras a tener únicamente lo necesario. Aun así te haré una pregunta: El no
poseer esas cosas “necesarias”, ¿te llena de ansiedad, de inconformidad, de descontento? Entonces eres un codicioso. Piper
ha definido muy atinadamente la codicia como desear tanto alguna cosa que pierdas tu contentamiento en Dios (John Piper;
Future Grace; Multnomah Books, 1995; pg. 221). Eso es codicia.
La codicia y el contentamiento son colocados frente a frente en las Escrituras como cosas opuestas entre sí; donde hay
contentamiento no hay codicia, y donde hay codicia no hay contentamiento (comp. 1Tim. 6:6-10; He. 13:5-6). ¿Qué es la
codicia? Desear tanto una cosa que no tenemos, al punto de que perdamos nuestro contentamiento en Dios. Es por eso que lo
único que puede preservar nuestras almas de caer en este pecado es valorar las cosas celestiales en su justo valor, vivir activa
y conscientemente haciendo tesoros en el cielo.
De Moisés dice la Escritura que menospreció las riquezas de Egipto, y el prestigio de ser llamado hijo de la hija de Faraón,
¿sabes por qué? Porque tuvo por mayores riquezas el vituperio de Cristo, y nunca quitó su vista del galardón celestial.
¿Se puede decir eso de ti? Examina en qué estás empleando tu tiempo, tu dinero; examina la naturaleza de tus pensamientos,
la esencia de tus conversaciones. ¿En qué sueñas cuando sueñas despierto? ¿Cómo ser más útil en el reino de Dios o cómo
incrementar tu vida de piedad, tu madurez espiritual? ¿Es ese el anhelo dominante de tu corazón?
Quiera el Señor concedernos honestidad al evaluar estas cosas, porque sólo así podremos traer nuestros pecados delante del
trono de la gracia, no sólo para ser perdonados, sino también para ser capacitados por el mismo Dios para vivir el tiempo que
nos resta en este mundo, “no mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven; porque las cosas que se ven son
temporales, pero las que no se ven son eternas” (2Cor. 4:18).
Tener riquezas no es pecado, el pecado es amar desmedidamente el hacer riquezas y en esta obsesión afanarse de tal manera que
no quede tiempo para dedicárselo a Dios, este es el pecado, y en la Biblia encontramos algunas advertencias acerca del error de confiar
desmedidamente solo en nuestras riquezas y de afanarse en las cosas materiales. Uno puede encontrar algunos versículos que nos enseñan
esta verdad:
1. La vida consiste en más que en tener cosas materiales: “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del
hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”, (Lucas 16:15).
2. No se puede servir a Dios y a las riquezas: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al
otro, o estimará al uno y menos preciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”, (Mateo 6:24).
3. El afán y los deseos por las riquezas ahogan la palabra de Dios: “El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la
palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa”, (Mateo 13:22).
4. La Biblia nos exhorta a no afanarnos en hacer riquezas: “No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste”, (Proverbios
23:4).
5. El afán por hacer cosas materiales nos impulsa a amar las riquezas lo cual trae muchos dolores: “porque raíz de todos los
males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”, (1 Timoteo
6:10).
6. Muchos creyentes pueden descuidar su vida espiritual por el afán de hacer riquezas: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he
enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto,
yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la
vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”, (Apocalipsis 3:17-18).
7. Las riquezas pueden traer una falsa confianza a la vida del hombre a tal punto que se olvidan de Dios: “También les refirió
una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque
no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y
mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le
dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico
para con Dios”, (Lucas 12:16-21).
8. Los ricos que no se arrepientan llevando una vida en sus deleites y placeres al morir irán al infierno: “Había un hombre
rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que
estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros
venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el
rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno”, (Lucas 16:19-
23).
9. Y finalmente, las riquezas hechas en esta tierra no le ayudaran en la eternidad: “No aprovecharán las riquezas en el día de
la ira; más la justicia librará de muerte”, (Proverbios 11:4).
Como vemos el amor a las riquezas y su falsa confianza hacen que el hombre se olvide de Dios, pero esto no debe ser así, al
contrario, se espera que aquellos que han sido bendecidos por Dios bendigan a otros de la misma manera ya que tienen más recursos para
hacerlos. Lamentablemente no todos hacen así, sino al contrario, utilizan sus riquezas para oprimir a los pobres. En la Biblia uno puede
ver advertencias hacia aquellos ricos que se olvidan de Dios y cierran sus corazones para hacer justicia y ayudar a los necesitados.
Santiago tiene una fuerte reprensión en contra de los ricos opresores: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os
vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho
testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí,
clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los
clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido
disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace
resistencia”, (Santiago 5:1-6). Para estos ricos está reservada la condenación eterna. Sin embargo, esto no significa que todos los ricos se
condenaran.
AHORA HERMANOS NO ESTOY DICIENDO QUE EL QUE ES POBRE ES SER CRISTINOA NO ,, PORQUE DIOS
NOS MAS A TRABAJAR Y SI TRABAJAMOS DIOS NOS BENDECIRA, Y NO SUSTENTARA.
Nuestra riqueza más grande es la salvación, y nuestro mayor tesoro
está guardado en el cielo, junto a Dios, ahí debe estar nuestro corazón. Sabemos que no hay lugar más seguro que
ese. Cuando nuestros tesoros están guardados en la eternidad, nuestro paso por este mundo se aligera y tenemos paz.