Hecho Más Resaltantes de La Resistencia Indígena
Hecho Más Resaltantes de La Resistencia Indígena
Hecho Más Resaltantes de La Resistencia Indígena
Los Indígenas Poseían una cultura muy desarrollada, además de ser pescadores y
cazadores (pesca especializada, por lo que se cree conocían técnicas apropiadas).
Construyeron viviendas palafíticas, encontradas en el Lago y el Delta del Orinoco.
Entre estos el armamento de los guerreros caribes consistía principalmente de arcos,
flechas, guaykas, macanas y hachas de piedra.. Los indígenas utilizaban potentes arcos
manufacturados con maderas duras y flexibles como la «macanilla» (Bactris Gasipaes
H.B.K); la longitud era de aproximadamente dos metros. Las puntas de flecha empleadas en
la guerra eran generalmente de madera de macanilla o de hueso, incluyendo algunas
armadas con aguijones de raya (Rajidae sp.), que producían heridas muy dolorosas. El ástil
de las flechas, hecho con cañas de fino grosor, podía llegar a tener un largo de 1.80 m.
desde la punta del proyectil hasta el empenaje. Las armas de fuego de ánima lisa, como los
arcabuces de los europeos, por el contrario, funcionaban como las actuales escopetas:
tenían capacidad para diseminar los proyectiles en un amplio espacio, pero poco alcance.
Los arcos y flechas fueron las armas más populares en la infantería europea hasta la
invención de los fusiles de chispa.
El uso táctico de arcos y flechas en una batalla como la de Crecy, se apoyaba en la
presencia de arqueros organizados en batallones que cubrían los flancos de la caballería y la
infantería, capaces de arrojar millares de flechas por minuto sobre el enemigo. En el caso
de nuestros indígenas caribes, los arqueros no parecen haber formado un frente definido
para concentrar su poder de fuego y apoyar a los que guerreaban armados de macanas o
hachas, lo cual limitaba su efectividad en combates contra una fuerza militar organizada
como la de Losada. Las macanas eran especies de espadas de madera muy dura, hechas con
la palma macanilla, las cuales eran utilizadas simultáneamente como arma de guerra o
como instrumento agrícola para desbrozar las malezas y preparar los campos de cultivo.
Las hachas de piedra eran empleadas tanto para cortar árboles y desforestar la
vegetación primaria de los conucos, como armas para el combate. Las guaykas eran
jabalinas o lanzas de madera dura, cuyo extremo punzante había sido endurecido
exponiéndolo al fuego. Las guaykas se utilizaban tanto en el combate cuerpo a cuerpo,
como a distancia, para lo cual se arrojaban a brazo, tal como las jabalinas olímpicas que
llegan a tener un alcance promedio de 50 a 60 m.
José Leonardo Chirinos era zambo, hijo de un esclavo y una india. Fue seguido por
negros esclavos, negros libres, indios y mestizos. La insurrección Se dio en cercanías de
Coro en 1795, tuvo carácter local. Fue un movimiento contra los blancos; tenía los
siguientes propósitos:
* Abolir la esclavitud.
*Establecer la República como sistema de gobierno, como lo disponía la “Ley de los
franceses”, llamada así por los insurrectos (es decir, el tipo de gobierno del cual llegó
conocimiento a la región).
*Eliminar los impuestos de alcabala, por los cuales pagaban por comprar o vender al pasar
producto de un sitio a otro, aunque la región fuera pequeña.
Esta rebelión fracasó. Los habitantes blancos de Coro, encabezados por las autoridades y
con fuerza militar conveniente, enfrentaron a los insurrectos, los vencieron y ajusticiaron a
todos los que apresaron. Chirino, que escapó por un tiempo, fue condenado a muerte,
capturado más tarde y muerto en la horca en la plaza de Coro.
Gual y España.
Manuel Gual y José María España fueron dos criollos que prepararon una
conspiración en 1797, en combinación con los blancos españoles Juan Bautista Picornell,
Manuel Cortés Campomanes, Sebastián Andrés y José Lax.
Estos eran prisioneros de la cárcel de la Guaira, donde habían sido confinados, traídos
desde España, por promover la llamada “Conspiración de San Blas” (3 de febrero de 1795),
que pretendía imponer la república en España y derrocar al gobierno de Carlos IV. José
María España y Manuel Gual Capitán retirado del Batallón Veterano de Caracas.
Aunque el hecho se conoce como Conspiración de Gual y España, gracias a serias
investigaciones se puede llamar Conspiración de Picornell, Gual y España, porque Picornell
llegó a tener tanta importancia que fue el verdadero dirigente del movimiento.
En la conspiración estuvieron comprometidas personas de casi todos los grupos sociales
representados en la Colonia: blancos españoles, blancos criollos, pardos y negros.
Picornell, Cortés, Andrés y Lax escaparon de la cárcel con la ayuda de Gual y España.
Insurrección de pírela.
El Pensamiento Libertador
El libertador tenia absoluta razón al pensar y hacer la autocrítica sociológica
referente a la forma de dominio o esclavitud, a la cual el “Pueblo Americano” “uncido (…)
al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber,
ni poder, ni virtud”. Al expresar estor pensamientos Nuestro Libertador hace notar que para
construir una nueva Sociedad, con nuevos fundamentos, exigía la aplicación de una nueva
filosofía educativa. “Él quería forjar una sociedad humana, en la cual el hombre no fuese un
simple instrumento de dominación política, y esto afirmaba solamente se logra con
educación”. Pero no era una educación concebida de modo parcial, como mera formación
técnica, sino como actividad integral, de formación del ciudadano, donde participen como
entes directrices el Estado y la familia, pues el hombre es o será lo que se haga de él
dándole educación.
Por tal razón, el Libertador, entendió el papel fundamental del binomio social moral
y luces, para la preparación del ciudadano. “Él quería forjar una sociedad más humana, en
la cual el hombre no fuese un simple instrumento de dominación política, y esto no es
posible sin la educación”. Por ello Barboza de la Torre, al analizar el Ideario Educativo de
Bolívar, concluye que siempre colocó “…la moral exactamente al de la Educación, al
momento de hablarle a un Congreso Revolucionario Constituyente… ¡y que estas frases las
expresara el hombre fuerte y poderoso que tenía colgada de la cintura una espada!”. Allí el
Libertador afirmó que:
Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha
degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un
pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción… Ambos conceptos:
Moral y Educativo, expuestos ante el Congreso de Angostura no han perdido vigencia. Y
ellos van a ser, en lo sucesivo una constante propuesta de Bolívar, en sus escritos y
discursos para el desarrollo del proyecto legislativo.
La independencia Hispanoamericana.
Las reformas que intentaron establecer en el nuevo “pacto colonial”, y la propia
decadencia española, trajo serias consecuencias en tierras americanas. La ruptura de los
ciclos de producción y comercialización, ligados a la explotación de los metales, llevó a
una readecuación de las economías hispanoamericanas, que a su vez robusteció el poder
económico de los propietarios locales (los criollos) frente al poder de control de los
funcionarios de la corona, quienes perdieron paulatinamente su alta cuota de injerencia
sobre las actividades económicas coloniales. Un divorcio entre el poder político y el poder
económico, latente desde antaño, fue patentizándose conforme avanzaba el siglo XVIII.
Los notables criollos fueron acrecentando su control económico y consolidando sus
mecanismos de dirección de la sociedad, frente a los funcionarios españoles, que cada vez
veían disminuida su capacidad efectiva de dirección política.
Uno de los rasgos más sobresalientes, y quizá el más original del pensamiento de
Bolívar es que considera a Hispanoamérica en conjunto como objeto de su análisis. El
Libertador inaugura la visión de un subcontinente como sujeto de la acción histórica. Antes
existían colonias españolas en América, un “Imperio” colonial quizá; pero sólo desde el
ideario bolivariano encontramos perfectamente delineada una problemática
hispanoamericana específica. Y esto, al menos en dos direcciones Fundamentales, la una
como un esfuerzo por hallar la identidad común de todos nuestros pueblos, pese a sus
diferencias y heterogeneidad. La otra, complementaria a la primera como un intento de
encontrar la distinción frente a Europa y Norteamérica.
En Tercer lugar, fue Bolívar “realista” como gobernante. Es decir, que se vio
atrapado por las urgencias de la realidad, frente a sus propios enunciados. Su acto de
proclamación dictatorial es elocuente. No cabe duda ninguna de que al alcanzarse a la
ruptura de la Constitución y del régimen democrático propugnado por él, actuaba en la
convicción de que salvaba al país. Por fin, hay un rasgo fundamental del pensamiento
bolivariano en su concepción internacional, y es que la afirmación de la identidad
hispanoamericana y de su unidad, se plantea como una garantía frente a la amenaza del
creciente poder de los Estados Unidos. En esto fue el Libertador un visionario. Desde el
principio advirtió el peligro que la república del norte representaba para la unidad y real
independencia de las antiguas colonias españolas del sur. Y la historia de nuestros pueblos
le ha dado dolorosamente la razón.