La Relgion
La Relgion
La Relgion
Muchas religiones pueden haber organizado comportamientos, clero, una definición de lo que
constituye la adhesión o pertenencia, lugares santos y escrituras.
La práctica de una religión puede incluir rituales, sermones, conmemoración o veneración (a una
deidad, dioses o diosas), sacrificios, festivales, festines, trance, iniciaciones, oficios funerarios,
oficios matrimoniales, meditación, oración, música, arte, danza, servicio comunitario u otros
aspectos de la cultura humana.
Muchas religiones tienen narrativas, símbolos e historias sagradas que pretenden explicar el
sentido de la vida o explicar el origen de la vida o el universo. A partir de estas creencias sobre el
cosmos y la naturaleza humana, las personas pueden derivar una moral, ética o leyes religiosas o
un estilo de vida.
En promedio, las mujeres son «más religiosas» que los hombres.8 Algunas personas siguen
múltiples religiones o varios principios religiosos al mismo tiempo, independientemente de si la
tradición de los principios religiosos que siguen permite el sincretismo o no.91011
Los cuatro grandes grupos religiosos que representan 5.466 millones de personas y el 71.4% de la
población mundial, son el cristianismo, el islam, el budismo, y el hinduismo.
Según Pew Research Center se estima que hay entre 1.194 millones de Irreligiosos en todo el
mundo, es decir, el 15.6% de la población mundial.12
Sus números y proyecciones para los próximos años, según Pew Research Center, serían los
siguientes:
La etimología del término «religión» ha sido debatida durante siglos debido a las dos
interpretaciones que se han sostenido que además de ofrecer una propuesta acerca del origen de
la palabra, subrayan alguna actitud religiosa.
Antes de ser usada con un sentido relacionado con las divinidades, el término «religión» o
«religioso» era utilizado para expresar un temor o un escrúpulo supersticioso. Así consta en textos
de Julio César (De Bello Gallico VI 36) y Tito Livio (Historia de Roma desde su fundación IV 30).
La primera interpretación relacionada con el culto es la del orador latino Cicerón que en su obra
De natura deorum ofrece la siguiente etimología: «Quienes se interesan en todas las cosas
relacionadas con el culto, las retoman atentamente y como que las releen, son llamados
«religiosos» a partir de la relectura».16 Esta etimología —filológicamente más correcta— subraya
la fidelidad a los deberes que la persona religiosa contrae con la divinidad y por tanto está más
relacionada con la justicia.17
La otra etimología propuesta por Lactancio hace derivar la palabra «religión» del verbo latino
religare: «Obligados por un vínculo de piedad a Dios estamos “religados”, de donde el mismo
término “religión” tiene su origen, no —como fue propuesto por Cicerón— a partir de
“releyendo”».18 Este segundo sentido resalta la relación de dependencia que «religa» al hombre
con las potencias superiores de las cuales él se puede llegar a sentir dependiente y que le lleva a
tributarles actos de culto.19
En su ensayo Del imperio romano, José Ortega y Gasset escribe «Cuando el hombre cree en algo,
cuando algo le es incuestionable realidad, se hace religioso de ello. Religio no viene, como suele
decirse, de religare, de estar atado el hombre a Dios. Como tantas veces, es el adjetivo quien nos
conserva la significación original del sustantivo, y religiosus quería decir ‘escrupuloso’; por tanto,
el que no se comporta a la ligera, sino cuidadosamente. Lo contrario de religión es negligencia,
descuido, desentenderse, abandonarse. Frente a relego está nec-lego; religente (religiosus)20 se
opone a negligente».21
Definiciones y controversias
Desde el establecimiento del concepto, definir qué es religión (del latín religare o re-legere) ha
sido y es motivo de controversia entre especialistas y practicantes. Por ejemplo, según el sociólogo
G. Lenski, es «un sistema compartido de creencias y prácticas asociadas, que se articulan en torno
a la naturaleza de las fuerzas que configuran el destino de los seres humanos».22 Por su parte, el
antropólogo Clifford Geertz propone una definición alternativa: «La religión es un sistema de
símbolos que obra para establecer vigorosos, penetrantes y duraderos estados anímicos y
motivaciones en los hombres, formulando concepciones de un orden general de existencia y
revistiendo estas concepciones con una aureola de efectividad tal que los estados anímicos y
motivaciones parezcan de un realismo único».23
Debido al amplio uso del término, resulta especialmente complejo ofrecer una definición
exhaustiva de la religión o del fenómeno religioso. Sin embargo, se puede afirmar que como hecho
antropológico engloba, entre otros, los siguientes elementos: tradiciones, culturas ancestrales,
instituciones, escrituras, historia, mitología, fe y credos, experiencias personales, interpersonales,
místicas, ritos, liturgias, oraciones y otras. Para un estudio detallado es útil señalar que la religión
es uno de los objetos de estudio centrales de la teología y en ello Bernard Lonergan señala ocho
especializaciones funcionales constitutivas que generan un marco amplio de análisis: 1) la
investigación de datos, 2) la interpretación, 3) la historia, 4) la dialéctica, 5) la explicitación de
fundamentos, 6) el establecimiento de doctrinas, 7) la sistematización y 8) la comunicación.24 Por
ejemplo, el debate religioso ganará efectividad al centrarse en un tema puntual, como interpretar
críticamente el mismo texto o comparar fundamentos interreligiosos, pero difícilmente avanzará
al mezclar los ocho elementos sin método alguno.
Más aún, las contradicciones son a veces solo aparentes. Uno de los elementos de debate puede
rastrearse al observar que la palabra «religión» en ocasiones se usa como sinónimo de «religión
organizada», «organización religiosa», o "jerarquía religiosa" es decir, grupos de personas que
respaldan el ejercicio o la actividad de ciertas creencias y ceremonias, frecuentemente bajo la
forma de entidades legales. Es decir, el debate puede explicarse del siguiente modo: mientras los
teístas suelen argumentar sobre los méritos de la autotrascendencia humana o la naturaleza de la
divinidad, los no-teístas critican los efectos nocivos de una jerarquía religiosa que favorece la
decadencia de un colectivo. Bajo una óptica dialéctica, es razonable notar elementos de razón en
ambos argumentos.
Para elaborar sobre el origen del debate anterior, es útil seguir el análisis de especialización
funcional, estratificación y jerarquía propuesto por Niklas Luhmann, donde las diversas actividades
al interior de los colectivos ganan naturalmente detalle, prioridad y subordinación conforme los
grupos se desarrollan.25 Así, diversas experiencias, significados, convicciones y expresiones son
atendidas primero los individuos más capaces, para después generar roles religiosos y
eventualmente jerarquías entre individuos. Puede así entenderse que con tiempo las jerarquías
religiosas suelen subordinar el interés colectivo al propio, auto afirmar su autoridad y establecer
marcos normativos que les beneficien, consolidando la clausura operativa de un grupo, descrita
también por Luhmann. Sin embargo ese mismo hecho, activa la imposibilidad futura del
acoplamiento estructural del sistema religioso con su entorno, iniciando un proceso de
decadencia.
Es decir, el método de otras ciencias enriquece el debate religioso. Diversas ciencias humanas se
han interesado por el fenómeno religioso desde sus respectivos puntos de vista como por ejemplo
la antropología, la sociología, la psicología y la historia de las religiones. Por otro lado, disciplinas
como la fenomenología de la religión estudian específicamente sus manifestaciones intentando
dar con una definición exhaustiva del fenómeno y mostrar su relación con la índole propia del ser
humano. En secciones subsecuentes se desarrollan más elementos para el análisis de la religión.
Filosóficamente, la religión puede ser un estilo de vida, un camino hacia la plenitud, una plenitud
que inicia desde el mismo instante que se cobra conciencia de la misma.
En un sentido más amplio, también se utiliza para referirse a una obligación de conciencia que
impele al cumplimiento de un deber.
Algunos símbolos religiosos. Comenzando por arriba a la izquierda y siguiendo hacia la derecha:
La definición del amplio espectro de significados que refleja el concepto religión, en cuanto implica
encontrar un elemento propio, distintivo y único, es una exigencia propia de las culturas
occidentales,27ya que son estas las que desde una postura más teísta distinguen entre divinidad y
el resto del mundo. Especialmente, desde la Ilustración se han elaborado muchas y variadas
definiciones intentando recoger los aspectos propios del fenómeno religioso. Aquí se mencionarán
los más significativos. Es obvio que las definiciones que parten de un Ser Supremo o lo dan por
supuesto se han de rechazar, pues no se aplican a muchas religiones de Asia oriental o a los
pueblos primitivos.
Una posibilidad es intentar una definición desde el punto de vista de las personas que practican la
religión. Así encontramos propuestas como las de Friedrich Schleiermacher: «sentimiento de
dependencia absoluta» que luego distingue este sentimiento de los tipos de dependencia relativa.
William James subraya más bien «el carácter entusiasta de la adhesión» de los miembros de las
religiones. Desde este punto de vista se pueden considerar elementos como los sentimientos, los
factores experienciales, emotivos o intuitivos, pero siempre desde una perspectiva más bien
individualista.
Con el estudio que las ciencias humanas (sociología y antropología cultural especialmente) han
realizado de la religión, se ha logrado formular otro conjunto de definiciones que consideran este
fenómeno en su ámbito social y cultural. La conocida definición del sociólogo francés Durkheim
entra en este grupo: «Una religión es un sistema solidario de creencias y de prácticas relativas a las
cosas sagradas. […] Toda sociedad posee todo lo necesario para suscitar en sus miembros la
sensación de lo divino, simplemente a través del poder que ella ejerce sobre ellos».28
Sin embargo, con la llegada de la fenomenología de la religión se intentó ir más allá de las formas
que buscaban el núcleo propio del fenómeno en la sociedad o en los aspectos individuales. Y en
ese ámbito se identificó como propio de la religión el hecho de la presencia o consciencia de lo
sagrado. Rudolf Otto en su obra, Lo santo, publicada en 1917, indica como esencia de la
consciencia religiosa el temor reverencial ante aquello que, siendo desconocido (mysterium), al
mismo tiempo sobrecoge (tremendum) y atrae casi irresistiblemente (fascinans).29
Sin embargo, estos elementos que Otto refiere como propios de la experiencia religiosa parecen
estar ausentes en las religiones asiáticas. En Mircea Eliade se da una ampliación de la noción de
«sagrado» que perfecciona la definición de Otto. Habla de espacios, cosas y tiempos sagrados en la
medida en que estos se relacionan con simbolismos y rituales propios de las religiones. Así la
religión es la configuración u organización de la existencia a partir de dimensiones profundas de la
experiencia humana que relacionan al hombre con algo que se le presenta como último y
trascendente. Tales dimensiones varían de acuerdo con las circunstancias y culturas.
Laicismo religioso
A partir del siglo XVIII, con la irrupción del humanismo y el movimiento de los ilustrados en
Europa, que se extenderá con rapidez a otras partes del mundo, se intenta separar la doctrina del
Estado de la doctrina religiosa. Actualmente, estas ideas de separación de los poderes político y
religioso todavía no ha concluido. En buena parte del planeta apenas ha empezado, y en los países
occidentales, aunque observan la laicidad del Estado, todavía la religión puede actuar con una
enorme influencia en sus legislaciones. Por ejemplo, en el caso de Estados Unidos,30 Polonia o
Italia.
En los países asiáticos, la separación entre Estado y religión está más o menos implícita de cierto
laicismo. China, Japón, Vietnam y otros países del sudeste asiático conllevan cierto laicismo estatal
en su propia historia al ser países en donde coexisten distintas religiones. En el caso de Tailandia o
Sri Lanka, con mayorías budistas en más de un 90 %, se mantienen debates sociales para afrontar
el laicismo del Estado y diversos cambios legales.31
En los países con mayorías musulmanas hay distintas aproximaciones a la laicidad del Estado.
Países como Turquía o Siria son más laicos, mientras que otros como Irán o Arabia Saudí se
definen como islámicos. El mundo islámico es variado y complejo, y existen movimientos tanto
secularizadores como prorreligiosos.32
Israel es un Estado laico, si bien se proyecta como religioso. India es un caso parecido, también es
un país laico, aunque su organización social y legislación están muy influidas por la religión. En
estos casos están influidos, en buena medida, por el componente étnico de sus religiones
mayoritarias.