Modulo1 - Lectura 4 Inteligencia Artificial y El Futuro de La Tecnología
Modulo1 - Lectura 4 Inteligencia Artificial y El Futuro de La Tecnología
Modulo1 - Lectura 4 Inteligencia Artificial y El Futuro de La Tecnología
SE NTI R: El procesamiento de audio y la visión por computadoras, por ejemplo, les permiten a las
máquinas percibir activamente el mundo que las rodea adquiriendo y procesando imágenes,
sonido y voz. Por ejemplo, el reconocimiento facial en los puestos de control fronterizos
C O M PRE ND E R: Los motores de procesamiento e inferencia del lenguaje natural les permiten a los sistemas
de IA analizar y entender la información recopilada. Por ejemplo, la traducción de idiomas en
buscadores online
A C TU A R: A través de sistemas expertos y motores de inferencia, la IA puede actuar o desarrollar
acciones en el mundo físico. Por ejemplo, la conducción autónoma en vehículos. (BID, Intal,
2018, p. 32)
Para desarrollar estas aptitudes de forma evolutiva, se requiere que la IA tenga capacidad
de aprender de la experiencia con el uso de los datos y de ir adaptando sus modelos y
algoritmos, en base a las evidencias que se van logrando en la realidad. Es aquí donde
aparece un concepto que lleva la IA a ese potencial superior: el aprendizaje automático o
machine learning.
Es interesante recorrer cómo esta tecnología inteligente que ya está entre nosotros se
inserta activamente en empresas y organizaciones de toda índole, ayudándolas a moldear
operaciones más ágiles y resultados más sólidos. Por ejemplo, podemos destacar el caso
de Airbnb, la compañía de alojamientos más grande del mundo que no tiene propiedad de
ningún establecimiento y basa su poder en la plataforma que conecta ofertas de distintos
tipos de alojamientos particulares alrededor del mundo con la cada vez más diversa
demanda que existe para ellos.
La empresa define a los datos como “la voz de sus usuarios en escala” y por ello la ciencia
de datos adquiere un rol decisivo: ser el intérprete de todo lo que los clientes le están
diciendo a la compañía. A través de modelos estadísticos y la debida infraestructura
informática, la empresa procesa millones de datos para ayudar a su personal a tomar las
mejores decisiones.
Si bien han creado un equipo especial de 100 expertos en ciencia de datos, la premisa
organizacional es que todos los empleados deben estar preparados para tomar
decisiones basadas en datos. Para ello, se propusieron democratizar la ciencia de datos
en base a un modelo basado en tres ejes: accesibilidad a los datos para todos,
herramientas de datos y conocimiento amplio sobre cómo utilizarlos.
Semejante esfuerzo con miles de empleados en 22 oficinas repartidas por el mundo
generó la creación de la Data University, propia de la empresa. Su misión es capacitar a
cada empleado para la toma de decisiones basadas en datos. Esto conlleva una filosofía
de confianza en las decisiones autónomas de las personas que trabajan en la compañía,
aunque basadas en la fuerza de los datos que se disponen con agilidad y pertinencia.
Organizada en base a niveles de complejidad para que los empleados vayan avanzando, la
Data University está dando los primeros resultados de impacto en la compañía: el 45% de
los empleados ya está dentro de la métrica que han definido para mostrar el progreso:
usuarios activos semanales del tablero de datos. Es decir, 5 de cada 10 empleados de
Airbnb ya toman decisiones semanalmente basadas en datos, adoptando muchos de ellos
posiciones proactivas en el armado de tableros y cruces de datos que perciben como
necesarios para sus funciones.
Es Airbnb un ejemplo de avanzada de algo que comenzamos a ver en todas las empresas:
los datos son el verdadero capital para gestionar un negocio siempre que podamos
procesarlos, entenderlos y disponerlos adecuadamente. La IA lo hace posible y va más
allá: aprender a partir de ellos para ayudarnos a tomar mejores decisiones que construyan
valor para clientes, usuarios y ciudadanos
Figura 2. Los datos como capital para gestionar un negocio
La IA debe estar para ayudar a la humanidad: incluso con máquinas cada vez más
autónomas, debemos respetar siempre la autonomía humana. Los robots y
dispositivos de automatización pueden tomar los trabajos más feos, sucios y
peligrosos que hace siglos hacen los humanos, pero siempre habilitando nuevas
tareas humanas en danza con las tecnologías.
La IA debe ser transparente: las reglas que permiten que la IA funcionen deben ser
conocidas por todos los usuarios. Maquinas inteligentes, pero también inteligibles. La
tecnología sabrá mucho sobre nosotros y sugerirá cursos de acción a partir de nuestra
información. Nosotros debemos saber cómo operan para actuar y reclamar si alteran o
manipulan la realidad.
La IA debe maximizar su eficacia sin destruir la dignidad de la gente: la diversidad
humana no debe verse afectada por la automatización y los sistemas inteligentes. La
IA debe protegernos contra sesgos y prejuicios humanos, nunca reproducirlos. Y las
empresas de tecnología, expertas en crear máquinas inteligentes, no deben erigirse en
dictadoras de valores y virtudes del futuro, como si fueran palabra santa.
La IA debe estar diseñada para una privacidad inteligente: solo con el debido respeto y
resguardo de la información personal de las personas podremos edificar la confianza
generalizada para operar con estos sistemas inteligentes a gran escala.
La IA debe contar con un medio algorítmico de rendición de cuentas: los seres
humanos, como ya dijimos, debemos conservar el poder de suspender o apagar los
sistemas inteligentes, si la evidencia demuestra que están infringiendo más daños que
beneficios.
Es enorme la tarea que hay por delante y la magnitud de los desafíos de la Humanidad en
esta Cuarta revolución industrial. Países, regiones, organizaciones, instituciones están
actuando, tratando de entender el fenómeno y construir consensos básicos hacia adelante
bajo la premisa de aprovechar la tecnología inteligente para una nueva era de progreso de
la Humanidad. Atentos y protagonistas, se vienen años apasionantes. Como bien expresa
el futurólogo Gerd Leonhard: “La Humanidad cambiará más en los próximos 20 años que
en los 300 anteriores y en una era en la que lo imposible es factible, esperar y ver es igual
que esperar y morir” (Pallaro, 2019, https:/ bit.ly/2Q8QT03).