Niños Con Baja Tolerancia A La Frustración
Niños Con Baja Tolerancia A La Frustración
Niños Con Baja Tolerancia A La Frustración
forma positiva a las distintas situaciones que se les presentarán en la vida. La frustración es
una vivencia emocional que se presenta cuando un deseo, una ilusión o una necesidad no se
llegan a satisfacer o a cumplir.
Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos
encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que puedan
causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse.
En la vida, hay situaciones en las que conseguimos nuestros objetivos, deseos, etc., y otras en
las que no.
En la etapa infantil, los niños suelen pensar que el mundo gira a su alrededor, que lo merecen
todo y que consiguen al momento lo que piden. No saben esperar porque no tienen
desarrollado el concepto del tiempo ni la capacidad de pensar en los deseos y necesidades de
los demás.
Es entonces cuando hay que empezar a enseñar a los niños a tolerar la frustración. Si los
padres siempre dan a los hijos todo aquello que piden, los pequeños no aprenderán a tolerar
el malestar que provoca la frustración y a hacer frente a situaciones adversas.
Intentar complacer siempre a los niños y evitar que se sientan frustrados ante cualquier
situación no favorece su desarrollo integral como persona, ya que cuando sean adultos
deberán enfrentarse a circunstancias tanto de éxito como de fracaso.
PARADA
Buscan satisfacer sus necesidades de forma inmediata, por lo que, cuando deben enfrentarse
a la espera o postergación de sus necesidades, pueden tener rabietas y llanto fácil.
Son exigentes.
Pueden desarrollar, con más facilidad que otros niños, cuadros de ansiedad o depresión ante
conflictos o dificultades mayores.
Creen que todo gira a su alrededor y que lo merecen todo, por lo que sienten cualquier
límite como injusto ya que va contra sus deseos. Les cuesta comprender por qué no se les da
todo lo que quieren.
Manifiestan una tendencia a pensar de forma radical: algo es blanco o negro, no hay punto
intermedio.
PARADA
Muchos padres intentan reducir o evitar las fuentes que causan frustración en el niño, y
terminan por convertir cualquier de sus fracasos en un nuevo éxito. Para prevenir esta
situación y conseguir que el niño tolere la frustración, los padres debemos evitar la
sobreprotección y no abusar de la permisividad.
1. Dar ejemplo. La actitud positiva de los padres a la hora de afrontar las situaciones adversas
es el mejor ejemplo para que los hijos aprendan a solventar sus problemas.
3. No darle todo hecho. Si se le facilita todo al niño y no se le permite alcanzar sus retos por sí
mismo, es difícil que pueda equivocarse y aprender de sus errores para saber cómo
enfrentarse al fracaso.
4. No ceder ante sus rabietas. Las situaciones frustrantes derivan, en muchos casos, en
rabietas. Si los padres ceden ante ellas, el pequeño aprenderá que esa es la forma más efectiva
de resolver los problemas.
5. Marcarle objetivos. Hay que enseñar al niño a tolerar la frustración poniéndole objetivos
realistas y razonables, pero sin exigirle que se enfrente a situaciones que, por su edad o
madurez, sea incapaz de superar.
PARADA
Ante la frustración, hay que enseñar a los niños formas positivas de hacer frente a estos
sentimientos adversos. Para ello, se pueden utilizar distintas estrategias como puede ser
Enseñarle técnicas de relajación. Todos nos enfrentamos a las situaciones adversas de una
forma más positiva si estamos relajados. Un buen consejo es enseñar a los pequeños a
aumentar su tolerancia a la frustración a través de la relajación del cuerpo.
Enseñar a identificar el sentimiento de frustración cuando aparezca. Por ejemplo, “Juan está
rabioso porque no ha hecho bien esta resta. Inténtalo con otra y tómate más tiempo”.
Enseñar al niño cuándo debe pedir ayuda. A algunos pequeños les cuesta pedir ayuda,
mientras que otros la piden constantemente y de inmediato. Hay que enseñar al niño a
intentar encontrar una solución primero. Si se siente frustrado al realizar alguna tarea,
debemos intentar enseñarle a evitar la frustración: “¿qué podrías hacer en lugar de enfadarte
o abandonar la tarea?”.
Representar papeles. Se puede jugar con el niño a interpretar una situación frustrante. Por
ejemplo, el pequeño tiene que hacer los deberes pero quiere irse a jugar al parque. Primero, el
niño interpretará la frustración y luego adoptará el rol opuesto. Se le puede animar a que
hable consigo mismo de forma positiva y busque una manera de resolver el problema
. Reforzar las acciones apropiadas del niño. Es importante elogiarlo cuando retarde su
respuesta habitual de ira ante la frustración, y cuando utilice una estrategia adecuada.
Aprender a tolerar la frustración facilita que nos enfrentemos con éxito a la vida. Por ello,
cuanto antes aprendamos, mejor.