La Movilidad Articular
La Movilidad Articular
La Movilidad Articular
Características
Estos ejercicios se realizan en la fase previa de entrenamiento, más conocida como la fase de
calentamiento. Se trata de ejercicios de preparación muscular para que las articulaciones sufran lo
menos posible durante el entrenamiento.
Las zonas que se ejercitan en esta práctica son el cuello, rodillas, tobillos, tronco e incluso la
cadera. Se ejercitan éstas porque son las articulaciones del cuerpo humano más propensas a sufrir
lesiones.
1. Tobillos
2. Rodillas
3. Cadera
4. Tronco
5. Hombros
6. Cuello
7. Codos
8. Muñeca
b) Movilidad articular en sentido descendente:
1. Muñeca
2. Codos
3. Cuello
4. Hombros
5. Tronco
6. Cadera
7. Rodilla
8. Tobillo
Músculos y articulaciones
¿Qué son los músculos?
Son estructuras o tejidos existentes en el ser humano y en la mayoría de los animales que tienen
la capacidad de generar movimiento al contraerse y relajarse, estos tiran de las articulaciones, lo
que nos permite movernos, también ayudan al cuerpo a desempeñar funciones como masticar
alimentos y transportarlos a través del sistema digestivo.
Los músculos esqueléticos están unidos a los huesos a través de tendones fibrosos, como en las
piernas, los brazos y la cara. Los músculos esqueléticos también se llaman "estriados" porque
están compuestos por fibras que poseen franjas o estrías horizontales cuando se ven al
microscopio. Estos músculos mantienen unido al esqueleto, dan forma al cuerpo y lo ayudan en los
movimientos cotidianos (también se conocen como "músculos voluntarios", porque podemos
controlar conscientemente sus movimientos). Este tipo de músculo se puede contraer (acortar o
tensar) rápida y enérgicamente, pero se cansa con facilidad.
Los músculos lisos o involuntarios también están formados por fibras, pero este tipo de músculo
tiene un aspecto liso en vez de estriado. No podemos controlar conscientemente los movimientos
de los músculos lisos; contrariamente, están controlados automáticamente por el sistema nervioso
(motivo por el que también reciben el nombre de "involuntarios"). Las paredes del estómago y de
los intestinos son ejemplos de músculos lisos, que ayudan a descomponer los alimentos y a
trasportarlos por el sistema digestivo. También hay músculos lisos en las paredes de los vasos
sanguíneos; se encargan de tensarlas o aflojarlas para influir sobre el riego sanguíneo, lo que
ayudar a controlar la tensión arterial. Los músculos lisos tardan más tiempo en contraerse que los
esqueléticos, pero pueden permanecer contraídos durante más tiempo porque no se cansan tan
fácilmente.
El músculo cardíaco se encuentra en el corazón. Las paredes de las cavidades cardíacas están
compuestas casi completamente por fibras musculares. El músculo cardíaco también es un
músculo de tipo involuntario. Sus contracciones, rítmicas y enérgicas, expulsan la sangre del
corazón mientras late.
Los movimientos que hacen los músculos están coordinados y controlados por el cerebro y el
sistema nervioso, gracias a esto los músculos mueven distintas partes del cuerpo contrayéndose y
relajándose. Los músculos pueden tirar de los huesos, pero no pueden llevarlos de nuevo a su
posición inicial. Por eso, trabajan en pares de flexores y extensores. El flexor se contrae para
doblar una extremidad en una articulación. Luego, una vez completado el movimiento, el flexor se
relaja y el extensor se contrae para extender o estirar el miembro en la misma articulación.
Las articulaciones son las uniones entre huesos. Hacen que el esqueleto sea flexible; sin ellas, el
movimiento sería imposible. Las articulaciones se clasifican según su amplitud de movimiento:
Las articulaciones inmóviles o fibrosas no se mueven. La bóveda craneal, por ejemplo, está
formada por placas óseas; aunque se muevan ligeramente durante el nacimiento para fusionarse
más adelante cuando el cráneo deje de crecer, luego permanecen inmóviles. Entre los bordes de
estas placas, hay uniones, o articulaciones, de tejido fibroso. Las articulaciones fibrosas también
mantienen los dientes fijos en la mandíbula.
Las articulaciones semimóviles o cartilaginosas se mueven muy poco. Están unidas por cartílago,
como en la columna vertebral. Cada una de las vértebras de la columna se mueve con respecto a
la vértebra superior e inferior y, conjuntamente, estos movimientos dan flexibilidad a la columna
vertebral.
Hay tres tipos de articulaciones móviles que desempeñan un papel importante en el movimiento
voluntario:
Las articulaciones en bisagra solo permiten el movimiento en una dirección, como las rodillas y los
codos.
Las articulaciones en pivote (o trocoides) permiten el movimiento giratorio o de rotación, como
cuando la cabeza gira de un lado a otro.
Las articulaciones esféricas son las que permiten la mayor libertad de movimiento. Las caderas y
los hombros tienen este tipo de articulación, donde el extremo redondo de un hueso largo encaja
en el hueco de otro hueso.
Las articulaciones permiten que nuestro cuerpo se mueva de muchas maneras. Algunas de ellas se
abren y se cierran como si fueran bisagras (por ejemplo, las rodillas y los codos), mientras que
otras permiten hacer movimientos más complejos. El hombro o la articulación de la cadera, por
ejemplo, nos permite hacer movimientos hacia adelante, hacia atrás, laterales y de rotación.