Corte IDH Vera Rojas Chile Seriec - 439 - Esp
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la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte Interamericana”, “la Corte” o
“el Tribunal”), integrada por los siguientes Jueces *:
presente, además,
de conformidad con los artículos 62.3 y 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(en adelante “la Convención Americana” o “la Convención”) y con los artículos 31, 32, 62, 65 y 67
del Reglamento de la Corte (en adelante “el Reglamento”), dicta la presente Sentencia, que se
estructura en el siguiente orden:
*
El Juez Eduardo Vio Grossi, de nacionalidad chilena, no participó en la tramitación del presente caso ni en la
deliberación y firma de esta Sentencia, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 19.1 y 19.2 del Reglamento de la
Corte.
**
El Secretario, Pablo Saavedra Alessandri, no participó en la deliberación y firma de esta Sentencia.
68
Contenido
2
C.1. Solicitudes de la Comisión y de las partes ................................................................ 60
C.2. Consideraciones de la Corte ................................................................................... 60
D. Garantías de no repetición ......................................................................................... 61
D.1. Solicitudes de la Comisión y de las partes ................................................................ 61
D.2. Consideraciones de la Corte ................................................................................... 61
E. Otras medidas solicitadas .......................................................................................... 61
E.1. Solicitudes de la Comisión y de las partes ................................................................ 61
E.2. Consideraciones de la Corte ................................................................................... 63
F. Indemnizaciones compensatorias ............................................................................... 63
F.1. Solicitudes de la Comisión y de las partes ................................................................ 63
F.2. Consideraciones de la Corte ................................................................................... 64
G. Costas y gastos ........................................................................................................ 64
H. Modalidad de cumplimiento de los pagos ordenados ..................................................... 65
X PUNTOS RESOLUTIVOS .............................................................................................. 66
3
I
INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA
1
La Comisión designó como sus delegados al entonces Comisionado Luis Ernesto Vargas Silva, al entonces
Secretario Ejecutivo Paulo Abrão y a la Relatora Especial sobre los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y
Ambientales, Soledad García Muñoz, así como a Marisol Blanchard Vera, Secretaria Ejecutiva Adjunta, y Jorge Meza
Flores, Piero Vásquez Agüero y Luis Carlos Buob Concha, como sus asesores legales.
2
La Comisión informó que, el 14 de abril de 2017, Karinna Fernández renunció a la representación del caso ante
la Comisión. El mismo día se designó a la abogada Magdalena Garcés como peticionaria. Posteriormente, en el trámite
ante la Corte, mediante carta de 14 de noviembre de 2019, Ramiro Vera y Carolina Rojas confirieron un poder de
representación en el caso a Magdalena Garcés, Karinna Fernández, Boris Paredes, y la Iniciativa Familias Saludables
(HFI) – del Instituto O’Neill en Derecho y Salud Nacional y Global. Estas últimas personas e institución actuaron como
representantes del caso ante la Corte.
3
La Comisión concluyó que Chile es responsable por la violación de los derechos a la vida, a la integridad de las
niñas con discapacidad, a la salud, a las garantías judiciales y a la protección judicial, contenidos en los artículos 4.1,
5.1, 19, 26, 8.1 y 25 de la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo instrumento.
4
avances en la negociación para una solución amistosa, y la necesidad de una reparación para
Martina Vera debido a su frágil estado de salud.
II
PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE
4
El Estado designó como Agentes para el caso a Juan Pedro Pablo Crisóstomo Merino, Luis Horacio Petit-Laurent
Baldrich, Gonzalo Fernando Candia Falcón, y como agentes alternos a Oliver Román López Serrano, Karen Soledad Zacur
López y Josemaría Francisco Rodríguez Conca. Posteriormente, acreditó a María Ignacia Macari Toro como agente alterna,
en sustitución de Josemaría Francisco Rodriguez Conca, y a Constanza Alejandra Richards Yánez, y Francisco Javier
Urbina Molfino. Asimismo, retiró la representación de Luis Horacio Petit-Laurent Baldrich, Gonzalo Fernando Candia
Falcón, y Karen Soledad Zacur López, y se nombró como agentes a Constanza Alejandra Richards Yáñez y Oliver Román
5
preliminares y una cuestión previa, negó las violaciones alegadas y la procedencia de las medidas
de reparación solicitadas, y planteó una cuestión adicional en relación con las representantes del
caso.
11. Solicitud del Estado respecto a las representantes. – El 23 de octubre de 2020, el Estado
presentó un escrito para que la Corte solicitara a la Comisión Interamericana y a las
representantes sus observaciones con relación a la cuestión planteada en el apartado No. VIII
del escrito de contestación del Estado “Cuestiones adicionales en relación con las
representaciones de las peticionarias”. El 26 de noviembre de 2020, las representantes
remitieron sus observaciones respecto de la solicitud del Estado, y la Comisión informó que no
tenía observaciones. La solicitud del Estado y las observaciones de las representantes y la
Comisión fueron puestas en conocimiento de la Presidenta y de la Corte.
12. Amici curiae. – El Tribunal recibió dos escritos en calidad de amicus curiae presentados
por: a) el Programa de Acción por la Igualdad y la Inclusión Social – PAIIS de la Facultad de
Derecho de la Universidad de los Andes (Colombia) 5; y b) la Clínica jurídica de discapacidad y
derechos humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú 6.
López Serrano, y como agentes alternos a Francisca Sánchez Fernández, Paula Nuño Balmaceda y Josemaría Francisco
Rodríguez Conca.
5
El escrito firmado por Juliana Bustamante Reyes, Federico Isaza Piedrahita, María Antonia Moreno Garcés, y
Valentina Muñoz Pantoja, presenta un análisis del caso a la luz del máximo estándar de protección internacional de los
derechos humanos de las personas con discapacidad.
6
El escrito firmado por Renata Bregaglio Lazarte, Renato Constantino Caycho, y Teresa Arce Coronel, versa sobre
el modelo social de la discapacidad consagrado por la CDPD y la necesidad de interpretar el caso materia de análisis
teniendo en cuenta la condición de niña en situación de discapacidad de Martina Vera.
7
Cfr. Caso Vera Rojas y otros Vs. Chile. Convocatoria a audiencia. Resolución de la Presidenta de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 4 de diciembre de 2020. Disponible en:
http://www.corteidh.or.cr/docs/asuntos/vera_rojas_4_12_2020.pdf
8
A esta audiencia comparecieron: a) por la Comisión Interamericana: Joel Hernández García, entonces Presidente
de la Comisión; Marisol Blanchard Secretaria Ejecutiva Adjunta de la Comisión; Jorge Meza Flores y Analía Banfi Vique,
Asesores; b) por las representantes de las presuntas víctimas: Karina Fernández Neira, María Belén Saavedra, y Silvia
Serrano Guzmán, abogadas, y c) por el Estado: el Embajador Jaime Chomalí Garib, Constanza Richards Yáñez y
Josemaría Rodríguez Conca, agentes en este caso.
6
15. Observaciones a los anexos a los alegatos finales. – El 9 de abril de 2021 la Comisión y
las representantes presentaron sus observaciones a los anexos remitidos junto a los alegatos
finales escritos del Estado.
16. Deliberación del presente caso. – La Corte deliberó la presente Sentencia, a través de una
sesión virtual, durante los días 29 y 30 de septiembre, y 1 de octubre de 2021 9.
III
COMPETENCIA
17. La Corte es competente para conocer el presente caso, en los términos del artículo 62.3
de la Convención, en razón de que Chile es Estado Parte de la Convención Americana desde el
21 de agosto de 1990 y reconoció la competencia contenciosa de la Corte en esa misma fecha.
IV
EXCEPCIONES PRELIMINARES
18. El Estado presentó tres excepciones preliminares, las cuales serán analizadas en el
siguiente orden: a) falta de agotamiento de los recursos internos; b) improcedencia de la
denuncia de la peticionaria a partir del 27 de agosto de 2012 por falta de objeto; y c)
incompetencia de la Corte para conocer eventuales violaciones al artículo 26 de la Convención
Americana.
19. El Estado alegó que la petición ante el Sistema Interamericano fue presentada antes de
haber agotado los recursos idóneos y efectivos consagrados en el ordenamiento interno para
remediar la alegada violación, en contravención a lo dispuesto por el artículo 46.1 de la
Convención. En tal sentido, enfatizó que la petición fue interpuesta el 4 de noviembre de 2011,
mientras que el recurso ante la Superintendencia de Salud, el cual era el recurso idóneo y
efectivo para combatir la violación, fue incoado el 10 de enero de 2012. Explicó que el recurso
idóneo y efectivo para revocar la decisión de la Isapre, respecto al levantamiento del régimen
domiciliario, era el mecanismo arbitral ante dicha institución, establecido en el artículo 117 del
Decreto Ley No.1 de 2005 del Ministerio de Salud, y que la situación de la niña Martina se
enmarcaba en el objeto de dicho recurso, puesto se trataba de una controversia entre una Isapre
y sus afiliados para determinar las obligaciones jurídicas de la aseguradora. En ese sentido,
adujo que la efectividad de este mecanismo queda demostrada por los hechos, puesto que como
resultado del mismo, la Isapre continúa financiando hasta el día de hoy el régimen domiciliario
a favor de la niña Martina.
20. Las representantes alegaron que la excepción preliminar resulta improcedente por
haber sido presentada de modo extemporáneo. Al respecto, señalaron que la Corte ha reiterado
que para que resulte procedente es necesario que el Estado la haya interpuesto durante la etapa
de admisibilidad ante la Comisión, que es el momento procesal oportuno. Indicaron que el Estado
no solo no presentó la excepción en dicha etapa, sino que adoptó una “posición completamente
9
Debido a las circunstancias excepcionales ocasionadas por la pandemia COVID-19, esta Sentencia fue deliberada
y aprobada durante el 144 Período Ordinario de Sesiones, el cual se llevó a cabo utilizando medios tecnológicos, de
conformidad con lo establecido en el Reglamento de la Corte. Ver comunicado de Prensa No. 39/2020, de 25 de mayo
de 2020, disponible aquí: http://www.corteidh.or.cr/docs/comunicados/cp_39_2020.pdf.
7
contraria” a lo planteado en su escrito de contestación, como consta en el Informe de
Admisibilidad y en su escrito de 17 de julio de 2015. Las representantes agregaron que el recurso
de protección constituía el recurso judicial disponible, y que el resultado positivo del mecanismo
arbitral ante la Superintendencia de Salud no lo convierte en una “vía idónea que deba agotarse”,
y que en caso de aceptarse este argumento del Estado, dicho recurso había sido agotado al
momento del pronunciamiento de admisibilidad por parte de la Comisión, que es cuando se debe
evaluar el requisito del agotamiento de los recursos internos.
10
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de 1987. Serie
C No. 1, párr. 85, y Caso Martínez Esquivia Vs. Colombia. Excepciones preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia
de 6 de octubre de 2020. Serie C No. 412, párr. 20.
11
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares, supra, párrs. 84 y 85, y Caso Martínez
Esquivia Vs. Colombia, supra, párr. 21.
12
Cfr. Caso Furlán y Familiares Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 31 de agosto de 2012. Serie C No. 246, párr. 29, y Caso Martínez Esquivia Vs. Colombia, supra, párr. 21.
13
Escrito de información respecto del cumplimiento de los requisitos de admisibilidad dirigido a la Comisión
Interamericana el 17 de julio de 2015 (expediente de prueba, folio 1508).
8
formuló alegatos durante la etapa de admisibilidad ante la Comisión cuestionando su
competencia por la falta de agotamiento de los recursos internos 14. Dichos alegatos fueron
formulados por primera vez, de forma clara, por parte del Estado, en su escrito de contestación
en el trámite ante este Tribunal. En consecuencia, el alegato del Estado sobre la falta de
agotamiento de los recursos es extemporáneo, por lo que se rechaza la excepción preliminar
por falta de agotamiento de los recursos internos incoada por Chile.
24. El Estado alegó que reparó en su totalidad la situación denunciada ante el Sistema
Interamericano, debido a que la Superintendencia de Salud ordenó, mediante sentencia firme
de 27 de agosto de 2012, la cual ya fue ejecutada, el restablecimiento del financiamiento del
régimen de hospitalización domiciliaria de la niña Martina, circunstancia reconocida de modo
implícito por los peticionarios y la Comisión en el marco de la solicitud de medidas cautelares
de 2013. Indicó que, si bien podría admitirse, aunque de modo “discutible”, que existieran
motivos para la presentación de la petición ante el Sistema Interamericano el 4 de octubre de
2011, tales motivos desaparecieron con la sentencia de 27 de agosto de 2012. Agregó que, ante
este escenario, la Comisión pudo “haber decretado motu proprio el archivo del caso” al tenor
del artículo 48.1, literal b, de la Convención Americana, con independencia de si el Estado lo
hubiese solicitado o no 15. Agregó que el carácter coadyuvante y complementario del sistema
interamericano deriva en que resulte inoficioso que la Corte se pronuncie sobre el fondo de un
caso en el cual la infracción denunciada ha sido evidentemente reparada por la acción de los
órganos del Estado, como ocurrió en el presente caso.
25. Las representantes señalaron que la excepción planteada por el Estado confunde la
cesación de una violación de derechos humanos con su reparación integral, pues el hecho de
que a partir de agosto de 2012 la decisión arbitraria de la Isapre haya sido revocada no implica
que la violación haya sido reparada de manera integral, sino que están pendientes múltiples
aspectos como las medidas de no repetición que transcienden a las víctimas. Expresaron que
aceptar el argumento del Estado implicaría que el Sistema Interamericano solo puede conocer
de violaciones a derechos humanos mientras siguen cometiéndose. Asimismo, alegaron que en
el caso Petro Urrego Vs. Colombia la Corte determinó que, si bien las autoridades judiciales
habían decidido a favor de la víctima, dicha decisión no había hecho cesar la violación respecto
a la vigencia de un marco normativo incompatible con la Convención, como sucede en este caso
con relación a la violación del artículo 2. Las representantes solicitaron a la Corte que declare
improcedente la referida excepción preliminar.
26. La Comisión indicó que los argumentos presentados por el Estado sobre la reparación
sobreviniente pertenecen al análisis del fondo del caso y, por ende, no corresponde pronunciarse
sobre ellos como excepción preliminar. Resaltó que las acciones adoptadas por el Estado en
cuanto a la reparación sobreviniente pueden ser relevantes para el análisis de fondo pero no
14
Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe de Admisibilidad No. 44/16 de 4 de noviembre de
2016 (expediente de prueba, folio 1489).
15
Artículo 48.1. La Comisión, al recibir una petición o comunicación en la que se alegue la violación de cualquiera
de los derechos que consagra esta Convención, procederá en los siguientes términos: […] b) recibidas las informaciones
o transcurrido el plazo fijado sin que sean recibidas, verificará si existen o subsisten los motivos de la petición o
comunicación. De no existir o subsistir, mandará archivar el expediente.
9
tienen efecto sobre el ejercicio de la competencia de la Corte en el caso, y que para la
procedencia del argumento de complementariedad sería necesario que el Estado reconociera el
ilícito internacional y evaluar si lo reparó integralmente. La Comisión sostuvo que subsiste la
responsabilidad estatal y los motivos de la petición pues el Estado no ha demostrado que
reconoció y reparó integralmente el ilícito internacional.
16
Cfr. Caso Cepeda Vargas Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
26 de mayo de 2010. Serie C No. 213, párr. 35, y Caso Petro Urrego Vs. Colombia, supra, párr. 32.
17
Cfr. Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Excepciones Preliminares. Sentencia de 4 de febrero de 2000. Serie C No.
67, párr. 32, y Caso Petro Urrego Vs. Colombia, supra, párr. 32.
18
Cfr. Caso Castañeda Gutman Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
6 de agosto de 2008. Serie C No. 184, párr. 39, y Caso Petro Urrego Vs. Colombia, supra, párr. 32.
10
Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
manifestando de manera expresa su voluntad de no brindar competencia a organismos
internacionales para conocer sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. En ese
sentido, expresó que esto debe interpretarse como “un ejemplo de la importancia de respetar
las expresiones de voluntad de los Estados en el marco del derecho internacional”. Asimismo, el
Estado señaló que la atribución de competencia de un tribunal internacional debe ser expresa,
por la cual no puede derivarse a través de ejercicios interpretativos. De esta forma, en tanto
Chile no ha ratificado el Protocolo de San Salvador, ningún órgano del Sistema Interamericano
tendría competencia para conocer sobre violaciones a dicho tratado, y rechaza que la Corte sea
competente para conocer sobre violaciones a la Carta de la OEA. El Estado expresó que apoya
la justiciabilidad de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales por vía de la conexidad.
30. Las representantes alegaron que la excepción preliminar se basa en una “inconformidad
y desacuerdo del Estado chileno” con la posición fijada por la Corte respecto a su competencia
para declarar violaciones al artículo 26 de la Convención, consolidada desde el Caso Acevedo
Buendía y otros Vs. Perú y reiterada en diversos casos. Solicitaron a la Corte que reafirme su
competencia material para conocer violaciones al artículo 26 de la Convención y señalaron que
las implicaciones de dicha competencia corresponden al fondo del asunto.
31. La Comisión alegó que es necesario distinguir entre una cuestión preliminar como lo es
que la Corte establezca si tiene competencia material para pronunciarse sobre una alegada
violación al artículo 26 de la Convención Americana, y una determinación de fondo como sería
la de decidir si los hechos del caso constituyen o no una violación de la referida norma, puesto
que solo el primer aspecto constituye una excepción preliminar. Indicó que, de acuerdo con el
artículo 62.3 de la Convención Americana, la Corte es competente para conocer de cualquier
caso relativo a la interpretación y aplicación de las disposiciones de la Convención, sin distinguir
entre derechos civiles y políticos, y derechos económicos, sociales y culturales. Además, indicó
que la Corte tiene competencia material respecto al artículo 26 y que, en todo caso, su
interpretación sería parte del fondo, por lo que lo planteado por el Estado no tiene naturaleza
de una excepción preliminar y debe ser declarado improcedente.
32. La Corte recuerda que, como todo órgano jurisdiccional, tiene el poder inherente a sus
atribuciones para determinar el alcance de su propia competencia (compétence de la
compétence). Para hacer dicha determinación, la Corte debe tener en cuenta que los
instrumentos de reconocimiento de la cláusula facultativa de la jurisdicción obligatoria (artículo
62.1 de la Convención) presuponen la admisión, por los Estados que la presentan, del derecho
de la Corte a resolver cualquier controversia relativa a su jurisdicción 19. Además, el Tribunal ha
afirmado su competencia para conocer y resolver controversias relativas al artículo 26 de la
Convención Americana, como parte integrante de los derechos enumerados en la misma,
respecto de los cuales el artículo 1.1 confiere obligaciones de respeto y garantía a los Estados 20.
19
Cfr. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Competencia. Sentencia de 24 de septiembre de 1999. Serie C No. 54, párrs.
32 y 34, y Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de febrero de
2018. Serie C No. 348, párr. 220.
20
Cfr. Caso Acevedo Buendía y otros (“Cesantes y Jubilados de la Contraloría”) Vs. Perú. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2009. Serie C No. 198, párrs. 97-103, Caso Lagos del Campo
Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No. 340,
párrs. 142 y 154, y Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de
noviembre de 2019. Serie C No. 394, párr. 33.
11
33. En particular, este Tribunal ha señalado que una interpretación literal, sistemática,
teleológica y evolutiva respecto al alcance de su competencia permite concluir que el artículo 26
de la Convención Americana protege aquellos derechos que derivan de las normas económicas,
sociales y de educación, ciencia y cultura contenidas en la Carta de la OEA. Los alcances de
estos derechos deben ser entendidos en relación con el resto de las demás cláusulas de la
Convención Americana, por lo que están sujetos a las obligaciones generales contenidas en los
artículos 1.1 y 2 de la Convención y pueden ser sujetos de supervisión por parte de este Tribunal
en términos de los artículos 62 y 63 del mismo instrumento. Esta conclusión se fundamenta no
sólo en cuestiones formales, sino que resulta de la interdependencia e indivisibilidad de los
derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, así
como de su compatibilidad con el objeto y fin de la Convención, que es la protección de los
derechos fundamentales de los seres humanos. Corresponderá, en cada caso concreto que
requiera un análisis de de Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales, determinar
si de la Carta de la OEA se deriva explícita o implícitamente un derecho humano protegido por
el artículo 26 de la Convención Americana, así como los alcances de dicha protección 21.
34. Asimismo, el Tribunal ha concluido que los derechos a la salud y la seguridad social se
encuentran protegidos por el artículo 26 de la Convención Americana, en tanto el primero se
deriva de los artículos 34.i), 34.l) y 45.h) de la Carta de la OEA 22, y el segundo de los artículos
3.j), 45.b), 45.h) y 46 del mismo instrumento 23. Adicionalmente, ha señalado que las
obligaciones contenidas en los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana constituyen, en
definitiva, la base para la determinación de responsabilidad internacional a un Estado por
violaciones a los derechos reconocidos en la Convención en el marco de un procedimiento
contencioso, incluidos aquellos reconocidos en virtud del artículo 26 24. Sin embargo, el Tribunal
ha establecido que la misma Convención hace expresa referencia a las normas del derecho
internacional para su interpretación y aplicación, específicamente a través del artículo 29, el
cual, como fue mencionado, prevé el principio pro persona 25. De esta manera, como ha sido la
práctica constante de este Tribunal, la Corte puede interpretar las obligaciones y derechos en
ellos contenidos a la luz de otros tratados y normas pertinentes 26.
21
Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23
de agosto de 2018. Serie C No. 359, párrs. 75 a 97, y Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la
Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú, supra, párr. 33.
22
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018.
Serie C No. 349, párr. 106, y Caso Hernández Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 22 de noviembre de 2019. Serie C No. 395, párr. 64.
23
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de
marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 173, y Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia
Nacional de Administración Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú, supra, párr. 156.
24
Cfr. Caso Hernández Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
noviembre de 2019. Serie C No. 395, párr. 65, y Derechos a la libertad sindical, negociación colectiva y huelga, y su
relación con otros derechos, con perspectiva de género (interpretación y alcance de los artículos 13, 15, 16, 24, 25 y
26, en relación con los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de los artículos 3, 6, 7
y 8 del Protocolo de San Salvador, de los artículos 2, 3, 4, 5 y 6 de la Convención de Belem do Pará, de los artículos 34,
44 y 45 de la Carta de la Organización de los Estados Americanos, y de los artículos II, IV, XIV, XXI y XXII de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre). Opinión Consultiva OC-27/21 de 5 de mayo de 2021.
Serie A No. 27, párr. 48.
25
Cfr. Caso familia Pacheco Tineo Vs. Bolivia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 25 de noviembre de 2013. Serie C No. 272, párr. 143, y Opinión Consultiva OC-27/21, supra, párr. 48.
26
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú, supra, párr. 176, y Opinión Consultiva OC-27/21, supra, párr. 48.
12
la Convención, sobre el cual la Corte tiene competencia material para conocer sobre violaciones
a los derechos protegidos por dicho dispositivo, el Tribunal desestima la excepción preliminar
presentada por el Estado. En consecuencia, se pronunciará sobre el fondo del asunto en el
apartado correspondiente.
V
CONSIDERACIONES PREVIAS
38. Esta Corte ha establecido que el marco fáctico del proceso ante la misma se encuentra
constituido por los hechos contenidos en el Informe de Fondo sometidos a consideración de la
Corte, por lo que no es admisible alegar nuevos hechos distintos de los planteados en dicho
escrito, sin perjuicio de exponer aquellos que permitan explicar, aclarar o desestimar los que
han sido mencionados en la demanda, o bien, responder a las pretensiones del demandante
(también llamados “hechos complementarios”). La excepción a este principio son los hechos que
se califican como supervinientes, que podrán ser remitidos al Tribunal en cualquier estado del
proceso antes de la emisión de la Sentencia 27.
27
Cfr. Caso Vera Vera y otra Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de
mayo de 2011. Serie C No. 226, párr. 32, y Caso Bedoya Lima y otra Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de agosto de 2021. Serie C No. 431, párr. 16.
13
39. En cuanto a la solicitud del Estado de excluir ciertos hechos expuestos por las
representantes, la Corte constata que, de conformidad con el Informe de Fondo sometido por la
Comisión ante la Corte, el presente caso se relaciona con: a) antecedentes, b) la niña Martina,
su diagnóstico y situación actual, c) el inicio del régimen de hospitalización domiciliaria y
levantamiento del mismo, d) la acción de protección, e) el proceso ante la Superintendencia de
Salud, y f) la situación posterior a la reinstalación del régimen de hospitalización domiciliaria.
Asimismo, el Tribunal advierte que la Comisión realizó consideraciones respecto al diseño del
financiamento del sistema de salud chileno a través de aseguradoras privadas, como parte de
sus alegatos de derecho en el acápite titulado “análisis del caso de Martina Vera Rojas en su
condición de niña con discapacidad” 28.
40. En relación con lo anterior, el Tribunal considera que todas las cuestiones fácticas que
tengan relación con dichos hechos serán parte del análisis de la presente Sentencia. Lo anterior
implica, por tanto, que a) los hechos relacionados con la vida personal de los padres de Martina
antes de su adopción, incluidas las referencias al origen étnico del señor Ramiro Vera; y b) la
negativa en 2006 de la Isapre MasVida de incorporar a Martina en el plan de salud de sus padres,
previo a la determinación de su enfermedad, quedan fuera del marco fáctico presentado por la
Comisión. No así los alegatos relativos a: c) las críticas relativas a la financiación del sistema de
salud chileno, y d) los reclamos de los padres de Martina ante la Isapre MasVida respecto de la
atención a la salud que su hija ha recibido desde el año 2015, incluyendo específicamente las
denuncias entabladas ante la Superintendencia de Salud en el año 2017 29, en tanto se trata de
aspectos abordados por la Comisión en su Informe de Fondo, y que pueden ser relevantes en la
calificación del fondo de la controversia, y la determinación de las eventuales reparaciones del
caso.
28
Cfr. Informe No. 107/18, Caso 13.039, Martina Rebeca Vera Rojas respecto de Chile, 5 de octubre de 2018
(expediente de fondo, folios 26 a 28).
29
La Comisión se refirió en su Informe de Fondo a las siguientes denuncias: a) Carta a Isapre de 4 de mayo de
2017, b) Carta a la Superintendencia de 8 de junio de 2017 y 3 de agosto de 2017, c) Carta a la Superintendencia de 5
de abril de 2017, y Carta a la Isapre de 28 de marzo de 2017 (expediente de prueba, folio 20).
30
El Estado se refirió, en particular, a las abogadas Karinna Fernández Neira y Silvia Serrano Guzmán.
14
42. Las representantes expresaron que no existe norma convencional, reglamentaria o
estatutaria que impida su participación en el proceso en calidad de representantes de las
presuntas víctimas. Respecto de la posición del Estado, alegaron que la imparcialidad no resulta
aplicable para las representantes de presuntas víctimas. Sostuvieron que el Estatuto de la Corte
regula el régimen de “Impedimento, Excusas e Inhabilitación” respecto de los jueces de la Corte.
Igualmente, que el artículo 8 del Estatuto de la Comisión, y el artículo 4 de su Reglamento,
regulan las incompatibilidades respecto de los miembros de la Comisión Interamericana.
Indicaron que también existen disposiciones relacionadas con la cuestión en relación con la
posibilidad de recurrir a un perito. En este sentido, afirmaron que las disposiciones antes
mencionadas se basan en posibles conflictos de interés respecto de jueces, comisionados o
peritos, no respecto de otros roles para los que no son aplicables. Por otro lado, sostuvieron que
no existen disposiciones reglamentarias que les impidieran la asunción de funciones de
representación con posterioridad a la realización de labores en la Comisión Interamericana. La
Comisión no presentó observaciones.
43. La Corte advierte que la señora Karinna Fernández Neira actuó como representante de
las presuntas víctimas desde la petición inicial ante la Comisión Interamericana, hasta el 14 de
abril de 2017, cuando renunció a dicha representación debido a que comenzó a laborar en la
Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana. Posteriormente, tras cesar sus funciones en
la Comisión, la señora Fernández retomó la representación del caso de las presuntas víctimas,
situación que continuó a lo largo del proceso ante este Tribunal 31. En lo que respecta a la señora
Silvia Serrano Guzmán, según fue alegado por el Estado, habría laborado en dicho organismo
durante el tiempo en que el caso fue conocido por la Comisión Interamericana y hasta la emisión
del Informe de Fondo de 6 de octubre de 2018. La Corte advierte que, tras cesar sus funciones,
la señora Serrano ingresó a trabajar en el O’Neill Institute for National and Global Health Law,
el cual ha actuado como una de las organizaciones representantes de las presuntas víctimas en
el trámite ante la Corte 32. Esta situación ha sido calificada por el Estado como un posible conflicto
de intereses que pone en duda la imparcialidad y transparencia del Sistema Interamericano, por
lo que solicitó a la Corte un pronunciamiento.
31
En sus observaciones escritas, las representantes manifestaron que “en resguardo del principio de imparcialidad
de la CIDH y atendiendo a su rol previo de representación del caso, Karinna Fernández el 14 de abril de 2017 renunció
a dicho rol e hizo explícito ante la Secretaría Ejecutiva de la CIDH que no podía involucrarse en forma alguna con el
asunto durante su relación laboral”. Cfr. Observaciones a la solicitud del Estado chileno de 23 de octubre de 2020
(expediente de fondo, folio 584).
32
En sus observaciones escritas, las representantes manifestaron que “Silvia Serrano Guzman, actualmente
abogada en la Iniciativa Familias Saludables del Instituto O’Neill para el Derecho y la Salud Nacional y Global de la
Universidad de Georgetown y Profesora Adjunta de la misma Universidad, se vinculó a la representación del presente
caso por primera vez varios meses después del cese de sus funciones en la Secretaría Ejecutiva de la CIDH y cuando el
caso ya había sido sometido y se encontraba en trámite ante la Corte IDH. Cabe mencionar que dicha representación la
ejerce la Iniciativa de Familias Saludables del Instituto en el cual labora, y no se ejerce a título personal”. Cfr.
Observaciones a la solicitud del Estado chileno de 23 de octubre de 2020 (expediente de fondo, folio 583).
15
presuntas víctimas a personas que hayan sido funcionarias de la Comisión Interamericana y que
hayan conocido bajo tal condición de los asuntos en que se solicite dicha representación.
Además, dichas disposiciones no pueden ser aplicadas por analogía en el presente caso, pues
en efecto los jueces y los peritos se encuentran obligados a actuar con objetividad e
imparcialidad, no así las representantes de las presuntas víctimas.
45. En segundo lugar, la Corte advierte que el artículo 4 del Reglamento de la Comisión regula
los supuestos de incompatibilidad para los miembros de la Comisión, esto es los Comisionados
o Comisionadas, y en particular prevé que se comprometerán a “no representar a víctimas y
sus familiares, ni a Estados, en medidas cautelares, peticiones y casos individuales ante la CIDH,
por un plazo de dos años, contados a partir del cese de su mandato como miembros de la
Comisión” 33. En un sentido similar, el artículo 12.3 de dicho Reglamento prevé que “el Secretario
Ejecutivo se comprometerá a no representar a víctimas o sus familiares, ni a Estados, en
medidas cautelares, peticiones y casos individuales ante la CIDH, por un plazo de dos años,
contados a partir del cese de sus funciones como Secretario Ejecutivo” 34. El Tribunal advierte
que las señoras Fernández y Serrano no se encuentran en los supuestos señalados por el
Reglamento de la Comisión, en tanto no actúan como representantes ante la Comisión, y no
ostentaron el cargo de Comisionadas o de Secretaria Ejecutiva y, por lo tanto, su participación
en el presente litigio no constituye un incumplimiento de las disposiciones a las que se
encontraban sujetas cuando laboraban en la Comisión.
VI
PRUEBA
47. El Tribunal recibió diversos documentos presentados como prueba por la Comisión, las
representantes y el Estado (supra párrs. 1, 7 y 9), los cuales, como en otros casos, admite en
el entendido que fueron presentados en la debida oportunidad procesal (artículo 57 del
Reglamento) 35 y su admisibilidad no fue controvertida ni objetada. Al respecto, las
representantes señalaron que los anexos 1, 2, 3 y 4, aportados por el Estado junto con sus
alegatos finales escritos, no tienen relevancia para el análisis de la responsabilidad del Estado
ni las reparaciones, por lo que “solicitaron tomar en cuenta las fechas del escrito de contestación
y las de la mayoría de estos documentos que no constituyen prueba superviniente”. Por su parte,
la Comisión informó no tener observaciones a los anexos presentados por el Estado. El Estado
no se refirió a dichas objeciones.
48. La Corte recuerda que no es admisible la prueba remitida fuera de las debidas
oportunidades procesales, salvo en caso de las excepciones establecidas en el referido artículo
33
Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, artículo 4.1.
34
Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, artículo 12.3.
35
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo, supra, párr. 140, y Caso Garzón Guzmán y otros Vs. Ecuador.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2021. Serie C No. 434, párr. 33.
16
57.2 del Reglamento, a saber: fuerza mayor, impedimento grave o si se tratare de un hecho
ocurrido con posterioridad a los citados momentos procesales 36. Por esta razón, con relación a
los documentos presentados por el Estado con sus alegatos finales escritos, la Corte nota que el
Anexo 1 37 se refiere a hechos ocurridos con posterioridad a la presentación del escrito de
contestación que se refieren a los hechos del presente caso, por lo que resulta admisible.
Respecto de los anexos 2 38, 3 39 y 4 40, la Corte advierte que se refieren a información solicitada
por el Juez Humberto Antonio Sierra Porto durante la audiencia pública en el presente caso,
relacionada con la organización y funcionamiento del sistema recursivo respecto de las
resoluciones de la Superintendencia de Salud, por lo que resultan admisibles en virtud del
artículo 58.b del Reglamento.
49. Este Tribunal estima pertinente admitir las declaraciones rendidas ante fedatario
público 41 y en audiencia pública 42 en la medida en que se ajusten al objeto que fue definido por
la Presidencia en la Resolución mediante la cual se ordenó recibirlos y al objeto del presente
caso 43.
VII
HECHOS
36
Cfr. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2011.
Serie C No. 237, párr. 17, y Caso Garzón Guzmán y otros Vs. Ecuador, supra, nota a pie 16.
37
Anexo 1 a los alegatos finales escritos del Estado, titulado “Superintendencia de Salud. Subdepartamento de
Resolución de Conflictos. Ord. IF/N° 1618. Resolución de fecha 19 de enero de 2021, que resuelve una de las últimas
presentaciones ingresadas por don Ramiro Vera Luza en relación por las atenciones domiciliares de su hija” (expediente
de prueba, folio 5817).
38
Anexo 2 a los alegatos finales escritos del Estado, titulado “Maturana Miquel, Cristián. Informe en derecho.
Tribunal competente para conocer del recurso de queja en contra del Superintendente de Salud con motivo de la dictación
de una sentencia de segunda instancia pronunciada para resolver la apelación en contra de la sentencia del Intendente
de Fondos y Seguros Previsionales para resolver una controversia entre los beneficiarios y los seguros previsionales de
salud. Abril, 2015.” (expediente de prueba, folio 5823).
39
Anexo 3 a los alegatos finales escritos del Estado, titulado “Informe complementario de jurisprudencia, elaborado
por la Ministra de la Corte Suprema, doña Ángela Vivanco Martínez, que revisa la evolución jurisprudencial de la Corte
Suprema y Cortes de Apelaciones referida a la denegación o interrupción de la cobertura CAEC de hospitalización
domiciliaria por parte de Isapres en el período comprendido entre los años 2009 – 2019” (expediente de prueba, folio
5855).
40
Análisis de jurisprudencia, realizado por la Dirección de Estudios de la Corte Suprema. “Protección del derecho a
la vida e integridad física y psíquica frente a la denegación de cobertura de medicamentos”, de 31 de diciembre de 2019
(expediente de prueba, folio 5901).
41
Declaraciones rendidas por Carolina Andrea del Pilar Rojas Farías el 13 de enero de 2021 (expediente de fondo,
folios 713 a 722); Guillermo Patricio Rojas Farías el 13 de enero de 2021 (expediente de fondo, folios 723 a 727); Karla
Vera Luza el 11 de enero de 2021 (expediente de fondo, folios 728 a 732); y dictámenes periciales rendidos por Claudia
Sanhueza el 18 de enero de 2021 (expediente de fondo, folios 673 a 681), Claudia Acevedo el 9 de enero de 2021
(expediente de fondo, folios 963 a 712); Cristian Rodrigo Peña el 16 de enero de 2021 (expediente de fondo, folios 693
a 710); Víctor Faundes Gómez el 7 de enero de 2021 (expediente de fondo, folios 682 a 692); Judith Bueno de Mezquita
el 27 de enero de 2021 (expediente de fondo, folios 809.1 a 809.34); y Tatiana Cristina Muñoz Caro el 28 de enero de
2021 (expediente de fondo, folios 754 a 770).
42
Declaraciones rendidas por Ramiro Álvaro Vera Luza y Oscar Darrigrande en audiencia pública celebrada el 1 y 2
de febrero de 2021, y dictámenes periciales rendidos por Carmen Gloria Droguett González y Víctor E. Abramovich en
la misma audiencia.
43
Los objetos de las declaraciones se encuentran establecidos en la Resolución de la Presidenta de la Corte de 4 de
diciembre de 2020.
17
50. En atención a los alegatos presentados por las partes y la Comisión, y a lo resuelto en el
capítulo de consideraciones previas, a continuación se expondrán los hechos relevantes del caso
en el siguiente orden: a) Martina Vera Rojas, su enfermedad, tratamiento, y la decisión de retiro
del Régimen de Hospitalización Domiciliaria (en adelante “RHD”) por parte de la Isapre MasVida;
b) los reclamos y recursos intentados por los padres de Martina para lograr el restablecimiento
del RHD, en particular respecto de la acción de protección ante la Corte de Apelaciones de
Concepción, y la demanda ante la Superintendencia de Salud; c) la situación de Martina Vera
con posterioridad al restablecimiento del RHD; y d) marco normativo aplicable respecto al
sistema de salud chileno y otras disposiciones de interés para el presente caso.
51. Martina Vera Rojas nació el 12 de mayo de 2006. Fue adoptada por Carolina Rojas y por
Ramiro Vera en agosto de 2006. La familia Vera Rojas vive en Arica, una ciudad fronteriza
ubicada al norte de Chile. En el año 2007, Martina fue diagnosticada con el “Síndrome de Leigh”,
la cual es una “patología mitocondrial, neurodegenerativa, con una prevalencia aproximada de
1 en 40,000 recién nacidos” 44. Debido a su enfermedad progresiva, Martina tuvo distintas
secuelas neurológicas y musculares, que implicaron “un deterioro importante del nivel cognitivo
de la función motora, epilepsia” 45. Según un informe presentado en el año 2010, la presunta
víctima ha requerido de ventilación mecánica, tiene atrofia en las extremidades, rigidez de las
articulaciones, escasa capacidad auditiva y de contacto social, no tiene control de esfínteres ni
capacidad de deglutir, respira a través de una traqueotomía y se le suministran alimentos y
medicamentos a través de una gastrostomía 46.
52. En septiembre de 2007, el señor Ramiro Vera contrató con la empresa privada Isapre
MasVida, un seguro de salud con una “cobertura especial para enfermedades catastróficas” (en
adelante “CAEC”) 47. Este seguro conllevó el pago de un deducible adicional 48. En virtud de ello,
Martina Vera fue sometida al régimen de hospitalización domiciliaria desde el 28 de noviembre
de 2007 por medio de la empresa Clinical Service. El RDH permite que un paciente reciba en su
domicilio un tratamiento con la misma complejidad, intensidad y duración que aquella que
44
Peritaje de Tatiana Cristina Muñoz Caro sobre el nivel de cuidados necesarios para personas con el Síndrome de
Legh (expediente de prueba, folio 756). El perito Víctor Faúndes explicó que el Síndrome de Leigh “es una enfermedad
genética que afecta el correcto funcionamiento de las mitocondrias, lo que lleva a un déficit en la producción energética
de las células y deterioro de los tejidos que tienen un alto consumo de energía, como cerebro, retina y otros”. Peritaje
de Víctor Faúndes sobre las características del Síndrome de Leigh (expediente de prueba, folio 689).
45
Declaración durante la audiencia pública de Óscar Darrigrande, médico tratante de Martina Vera Rojas
(transcripción de audiencia pública, página 50).
46
Cfr. Informe médico del doctor Rodrigo Vargas Saavedra de 30 de septiembre de 2010 (expediente de prueba,
folios 165 a 166).
47
La cobertura adicional para enfermedades catastróficas es “el financiamiento del 100% de los copagos originados
por enfermedades catastróficas que superen el deducible, calculado de acuerdo a lo establecido en la letra f) del presente
artículo”. La letra f) señala que “[e]l deducible es el equivalente a la cantidad de treinta veces la cotización pactada en
el plan de salud, por cada beneficiario que lo utilice, con un mínimo de 60 UF y un máximo de 126 UF, para toda
catástrofe”. Cfr. Superintendencia de Isapres. Circular No. 59 de 29 de febrero de 2000. Anexo: Condiciones de la
cobertura adicional para enfermedades catastróficas en Chile.
48
Las representantes informaron que, para el año 2019, el pago de dicho deducible alcanzaba los $4,485 dólares
(expediente de fondo, folio 160).
18
recibiría en el hospital. De esta forma, el RHD permitió que Martina, quien se encontraba con
una traqueotomía y gastrostomía, contara en su casa con un ventilador mecánico, una cama
especial, colchón antiescaras, monitores de saturación, y motor de aspiración de secreciones.
Los prestadores locales consistían en un kinesiólogo, dos enfermeras, tres auxiliares
paramédicos y un médico 49.
53. El 13 de octubre de 2010, la Isapre envió una carta al señor Vera comunicándole la
terminación del RHD. En dicha carta se señaló que, en virtud de la Circular IF/No 7 de la
Superintendencia de Salud, vigente desde el 1 de julio de 2005 (infra párr. 68), se excluyen los
tratamientos de enfermedades crónicas de la RHD 50. En razón de ello, se les informó que “las
coberturas que corresponden otorgar a las atenciones de Martina recibidas en su domicilio, son
las de su Plan Complementario de Salud, a partir de la fecha en que termina su tercer período
CAEC el 28 de octubre de 2010, no siendo aplicables las coberturas CAEC de ahí en adelante”.
Asimismo, se informó al señor Vera que, en caso de que Martina experimentara alguna
complicación médica que requiriera internación hospitalaria, se designaba como prestador al
Hospital de Arica 51.
54. La conclusión de la Isapre se sustentó en el peritaje del Dr. Rodrigo Vargas Saavedra,
realizado para ser presentado en la Isapre, quien concluyó que “el daño de Martina es grave e
irrecuperable, presentando un pronóstico ominoso de mayor daño, por la característica
progresiva de su enfermedad y posibles complicaciones secundarias a su estado de postración y
comicialidad refractaria a terapia” 52.
49
Cfr. Informe médico del doctor Óscar Darrigrande de 25 de octubre de 2011 (expediente de prueba, folios 178 a
179). Declaración de Carolina Andrea del Pilar Rojas Farías (expediente de fondo, folio 714).
50
Cfr. Superintendencia de Salud. Circular No. 7 de 1 de julio de 2005. Anexo: Condiciones de la cobertura adicional
para enfermedades catastróficas en Chile. En la parte pertinente, dicho Anexo señala lo siguiente: “10. DE LA
HOSPITALIZACIÓN DOMICILIARIA CAEC. Esta cobertura procederá respecto de la Hospitalización Domiciliaria, previa
solicitud a la Isapre y derivación por parte de ésta a un prestador designado por ella. Para este efecto debe dar
cumplimiento a todas las siguientes condiciones: […] Se excluyen los tratamientos de enfermedades crónicas y
tratamientos de antibióticos”.
51
Cfr. Carta de la Isapre MasVida S.A. de 13 de octubre de 2010 (expediente de prueba, folios 3626 a 3627).
52
Cfr. Informe médico del doctor Rodrigo Vargas Saavedra de 30 de septiembre de 2010 (expediente de prueba,
folios 165 a 166).
53
Cfr. Resolución de la Superintendencia de Salud de 13 de octubre de 2010 (expediente de prueba, folio 3656).
19
la Superintendencia de Salud su revisión, debiendo acompañar copia de esta carta y de los
antecedentes remitidos por esta Institución” 54.
57. El 1 de febrero de 2011 la Isapre apeló la decisión. El 9 de mayo de 2011 la Corte Suprema
de Justicia resolvió revocar la decisión de la Corte de Apelaciones de Concepción y rechazar el
recurso de protección a favor de Martina Vera. Dentro de sus consideraciones, la Corte Suprema
de Justicia consideró que “la Isapre MasVida S.A. ha podido legítimamente negar la aplicación
del seguro catastrófico, pues ha actuado bajo el amparo de las normas que regulan el
otorgamiento de este beneficio excepcional”. Asimismo, consideró que “no le asiste a los
recurrentes algún título o derecho para exigir que la mencionada entidad privada de salud
otorgue la cobertura requerida si no concurren los supuestos establecidos en la normativa para
acceder a ella”. En consecuencia, estableció que “la actuación cuestionada no adolec[ía] de
ilegalidad ni arbitrariedad, pues se ha sujetado a la reglamentación vigente” 57.
58. La decisión de la Corte Suprema de Justicia tuvo como consecuencia el retiro de la CAEC
para la hospitalización domiciliaria de Martina Vera. Ante esta situación, la empresa donde
trabajaba Ramiro Vera cubrió los gastos de la hospitalización domiciliaria a través de un fondo
de bienestar. Sin embargo, la atención médica recibida por la presunta víctima disminuyó debido
a que no tuvo acceso a prestaciones previamente cubiertas por el CAEC 58. En ese sentido,
durante la audiencia pública el señor Vera Luza declaró que, en virtud de esta circunstancia,
“[Martina] recibió menos apoyo kinesiológico, menos terapia de enfermería, empezó a usar más
tiempo los insumos y sin posibilidad Martina de hacer un chequeo que es anual, ya que en Arica
no están las condiciones, no están los especialistas, no hay tecnología para hacer un chequeo
como corresponde a Martina” 59.
59. Ante el rechazo del recurso de protección, los padres de Martina incoaron una solicitud
de medidas cautelares ante la Comisión Interamericana. En su respuesta a dicha solicitud, el
54
Cfr. Carta de la Isapre MasVida S.A. de 03 de noviembre de 2010 (expediente de prueba, folios 3630 a 3632).
55
Cfr. Recurso de Protección interpuesto ante la Corte de Apelaciones de Concepción (expediente de prueba, folio
3677).
56
Cfr. Sentencia Corte de Apelaciones de Concepción de 26 de enero de 2011 (expediente de prueba, folios 3785
a 3788).
57
Cfr. Sentencia de la Corte Suprema de Chile de 09 de mayo de 2011 (expediente de prueba, folios 3840 a 3841).
58
Declaración en audiencia pública de Ramiro Vera Luza (transcripción de la audiencia pública, página 32).
59
Declaración en audiencia pública de Ramiro Vera Luza (transcripción de la audiencia pública, página 13).
20
Estado informó que “el otorgamiento o negativa de las coberturas pactadas por parte de las
Isapre puede ser revisado, y revocado, por [la] Superintendencia”. Para esos efectos, señaló
que no existía una solicitud directa de intervención de la Superintendencia respecto del fondo
del asunto litigioso en el caso concreto. En ese sentido, informó que “la Superintendencia se
encuentra habilitada, en su condición de Tribunal Especial de la República, para conocer el asunto
controvertido entre el Sr. Vera y la Isapre MasVida S.A., pero dicha actuación no puede iniciarse
de oficio, siendo necesario que el interesado interponga una demanda [ante] ese Tribunal
Especial para que éste pueda intervenir al efecto” 60. Las representantes desistieron de la solicitud
de medidas cautelares, en virtud de las decisiones de la Superintendencia de Salud de 19 de
abril de 2012 y 23 de agosto de 2012 (infra párrs. 61 a 64) 61.
60. Posterior a la respuesta del Estado a la solicitud de medidas cautelares ante la Comisión
Interamericana, el 23 de diciembre de 2011 la señora Carolina Rojas Farías formuló una denuncia
ante la Superintendencia de Salud 62. El 11 de enero de 2012 la Isapre presentó su contestación
a la demanda 63. El 19 de abril de 2012 la Jueza Árbitro que conoció del caso resolvió a favor de
la reinstalación del RHD para Martina Vera, y ordenó el pago de los gastos que no fueron
cubiertos por la aseguradora más los intereses corrientes devengados en el mismo período.
Dentro de sus consideraciones, la Jueza Árbitro concluyó que privar a la niña de la CAEC para
su hospitalización domiciliaria, y mantenerla solamente con el plan de salud, haría insostenible
para sus padres mantener la prestación del RHD en el tiempo, debido a la condición delicada de
Martina, la tecnología e infraestructura de la atención médica que requiere para seguir con vida,
y los costos de la misma, lo que obligaría a Martina a reingresar a un prestador de salud
institucional, para poder continuar con su tratamiento en un régimen de hospitalización
tradicional 64.
61. En ese escenario, la Jueza Árbitro calificó que la insuficiencia técnica del Hospital de Arica
determinaría, en la práctica, la necesidad de hospitalizar a Martina bajo la cobertura catastrófica
en un prestador fuera de la región, incrementaría los costos de la prestación, tanto para la Isapre
como para los padres. En razón de ello, concluyó que el rechazo de la Isapre al RHD de Martina
no encontraba sustento en el criterio económico en el que dicha institución motivó su decisión.
En este sentido consideró que, por el contrario, para Martina, dada su edad y su delicada
condición de salud, mantenerla en el régimen de hospitalización tradicional resulta contrario al
derecho a la vida y a la salud. En la misma lógica, consideró que “la Isapre carece de razón
legítima ni ha hecho valer en estos autos fundamentos racionales que ameriten el cambio de
modalidad de prestación” 65.
60
Cfr. Respuesta del Estado a la solicitud de información de la Comisión Interamericana respecto de la solicitud de
medidas cautelares MC 390-11 (expediente de prueba, folio 3850).
61
Cfr. Carta de Karinna Fernández Neira de 30 de agosto de 2016 a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (expediente de prueba, folios 336 a 338).
62
Cfr. Escrito de 22 de diciembre de 2011 de Carolina Rojas Farías dirigido a la Superintendencia de Salud
(expediente de prueba, folio 3844).
63
Cfr. Escrito de contestación de la Isapre MasVida a la demanda de Carolina Rojas Farías, de 11 de enero de 2012
(expediente de prueba, folios 3888).
64
Cfr. Sentencia de la Jueza Árbitro doña Liliana Escobar Alegría, Intendenta de Fondos y Seguros Previsionales de
Salud de 19 de abril de 2012 (expediente de prueba, folios 294 a 298).
65
Cfr. Sentencia de la Jueza Árbitro doña Liliana Escobar Alegría, Intendenta de Fondos y Seguros Previsionales de
Salud de 19 de abril de 2012 (expediente de prueba, folios 294 a 298).
21
62. La Isapre interpuso un recurso de reposición en contra de la sentencia de 19 de abril de
2012 66. Dicho recurso fue rechazado por la Jueza Árbitro, la cual señaló que “no se vislumbra
ningún antecedente que lleve a modificar y/o revertir lo resuelto en la sentencia recurrida”.
Asimismo, reiteró que, si se priva a Martina Vera de la CAEC para su hospitalización domiciliaria,
se hace insostenible para el afiliado la manutención del tratamiento en el tiempo, lo que resulta
más oneroso para ambas partes y más riesgoso para el paciente. En ese sentido, estableció que
“la ley permite a este Sentenciador fundar sus fallos en principios de prudencia y equidad, para
dar a cada parte lo que merece, pudiendo excepcionalmente apartarse de las normas vigentes
si las circunstancias así lo aconsejan o lo exigen, con el fin de lograr una solución más justa”.
Desde esta perspectiva, la Jueza Árbitro manifestó que la Isapre debe otorgar la CAEC necesaria
para mantener la hospitalización domiciliaria 67.
66
Cfr. Recurso de reposición presentado por la ISAPRE Más Vida en contra de la resolución de 19 de abril de 2012
(expediente de prueba, folio 300).
67
Cfr. Sentencia de la Jueza Árbitro doña Liliana Escobar Alegría, Intendenta de Fondos y Seguros Previsionales de
Salud de 12 de junio de 2012 (expediente de prueba, folios 315-317).
68
Cfr. Recurso de apelación presentado por la Isapre MasVida en contra de la resolución de 12 de junio de 2012
(expediente de prueba, folio 319).
69
Cfr. Sentencia del Superintendente Luis Romero Strooy, Superintendente de Salud, de 23 de agosto de 2012
(expediente de prueba, folios 4034 a 4036).
70
Cfr. Carta de la Isapre Masvida de 18 de junio de 2013 (expediente de fondo, folio 3643).
71
Cfr. Declaración en audiencia pública de Ramiro Vera Luza (transcripción de la audiencia pública, página 32).
72
Cfr. Declaración en audiencia pública de Ramiro Vera Luza (transcripción de la audiencia pública, página 30).
73
Cfr. Carta de Carolina Rojas Farias de 4 de mayo de 2017 dirigida al Gerente General de Nueva Más Vida
(expediente de prueba, folio 326).
74
Cfr. Carta de Ramiro Vera Luza de 8 de junio de 2017 dirigida a la Superintendencia de Salud de Arica (expediente
de prueba, folio 328), y Carta de Ramiro Vera Luza de 3 de agosto de 2017 dirigida a la Superintendencia de Salud de
Arica (expediente de prueba, folio 329).
22
o la denuncia respecto de la falta de medicamentos, la existencia de ventiladores sin
manutención, la falta de comunicación con la empresa a cargo, o la falta de especialistas 75.
Asimismo, la Comisión Interamericana recibió información sobre la preocupación de las
representantes respecto de una comunicación de la Isapre en que informaba al señor Vera Luza
que “la Isapre está facultada para evaluar periódicamente el cumplimiento de las condiciones
que ameritan la hospitalización domiciliaria” 76.
65. En la actualidad, Martina Vera Rojas tiene 15 años de edad, cuenta con la cobertura del
seguro catastrófico, y recibe atención hospitalaria en su domicilio 77.
66. En relación con el marco normativo aplicable, el Tribunal destaca que el artículo 19 de la
Constitución Política de la República, número 9, asegura a todas las personas “el derecho a la
protección de la salud”, en los siguientes términos:
67. Esta norma constitucional dio origen a un sistema de seguridad social mixto, que permite
la participación de prestadores privados de salud. El Decreto con Fuerza de Ley No. 1 de 2005
(en adelante “D.F.L. No. 1”) 79, prevé que el Sistema Nacional de Servicios de Salud está
constituido por “[l]as personas naturales o jurídicas, públicas o privadas que laboran en salud
coordinadamente, dentro de los marcos fijados por el Ministerio de Salud para el cumplimiento
de las normas y planes que éste apruebe” 80. La participación pública en el sistema de salud se
da a través del Fondo Nacional de Salud (Fonasa). La participación privada en el sistema de
salud se da a través de las Instituciones de Salud Previsional (Isapres), las cuales están
habilitadas para recibir las contribuciones provenientes de las cotizaciones obligatorias de salud.
De esta forma, las personas pueden optar por mantenerse en el Fonasa, o bien pueden afiliarse
75
Cfr. Carta de Carolina Rojas Farias de 5 de abril de 2017 dirigida a la Superintendencia de Salud (expediente de
prueba, folio 332).
76
Cfr. Informe de Fondo (expediente de fondo, folio 20), y Carta de la ISAPRE Más Vida de 28 de marzo de 2017
dirigida a Ramiro Vera Luza (expediente de prueba, folio 334).
77
El padre de Martina declaró, durante la audiencia pública, que actualmente se encontraba recibiendo un buen
servicio de salud, pero expresó que en cualquier momento este servicio puede fallar Cfr. Declaración en audiencia pública
de Ramiro Vera Luza (transcripción de la audiencia pública, página 30); por su parte, la perito del Estado, Tatiana Cristina
Muñoz, declaró que “es posible sostener que, actualmente, Martina cuenta con un excelente programa de hospitalización
domiciliaria, que incluye un equipo completo de salud y una infraestructura acorde a sus necesidades médicas”
(expediente de fondo, folio 760).
78
Constitución Política de la República de Chile, texto actualizado a octubre de 2010, artículo 19.9.
79
Cfr. Decreto con Fuerza de Ley No. 1 de 2005 que fija texto refundido, coordinado y sistematizado del Decreto
Ley No. 2.763, de 1979 y de las Leyes No. 18.933 y No. 18.469 (expediente de prueba, fs. 2280 a 2293, 2931 a 3097).
80
D.F.L. No. 1, artículo 2.
23
a una Isapre 81. La coordinación del sistema de salud se da mediante el Ministerio de Salud y
diversos órganos que constituyen el sector de la salud 82.
68. Las Isapres financian las prestaciones y beneficios de salud con cargo al aporte de la
cotización legal o una superior convenida a través de un contrato privado con la Isapre que la
persona elija, de plazo indefinido, sujeto a determinadas normas que son vigiladas por la
Superintendencia de Salud 83. Las Isapres ofrecen el CAEC para ampliar la cobertura ante
eventos catastróficos, con un costo adicional para sus planes de salud. Mediante este plan de
cobertura, los afiliados pagan un deducible que permite financiar hasta el 100% de los gastos
derivados de enfermedades de alto costo. La CAEC puede incluir la hospitalización domiciliaria
y se encuentra regulada normativamente por circulares emitidas por la Superintendencia de
Salud. En la época de los hechos en el presente caso, dicha regulación se daba por la Circular
No. 7 de 1 de julio de 2005, la cual establecía las condiciones para la procedencia de la
hospitalización domiciliaria 84. En su parte pertinente, esta Circular señala que:
69. La última viñeta del numeral 10 “De la hospitalización domiciliaria CAEC” fue modificada
mediante la circular IF/No.282 de 26 de enero de 2017, en la cual se dispuso la eliminación de
81
Cfr. Peritaje de la doctora Claudia Sanhueza Riveros (expediente de fondo, folio 673); Ley 18.933 de 1990,
modificada por la Ley 19.381 de 1995 (expediente de prueba, fs. 2931 a 3097).
82
Cfr. D.F.L. No. 1, artículo 4.
83
Cfr. Ley 18.933 de 2005, artículos 29 y 33 (expediente de prueba, fs. 2931 a 3097).
84
Cfr. Superintendencia de Salud. Circular No. 7 de 1 de julio de 2005. Anexo: Condiciones de la cobertura adicional
para enfermedades catastróficas en Chile (expediente de prueba, fs. 3135 a 3145).
24
la expresión “tratamientos de enfermedades crónicas”. En la introducción de dicha circular, la
entidad reguladora sostuvo que “la exclusión contenida en la CAEC, de la hospitalización
domiciliaria para tratamientos de enfermedades crónicas, constituye una discriminación
arbitraria en función del estado de salud de las personas, que atenta directamente contra los
principios básicos de la seguridad social, el derecho a la vida y la protección de la salud”. De
esta forma, a partir de la entrada en vigencia de la mencionada circular, “la exclusión de la CAEC
de la hospitalización domiciliaria para tratamiento de enfermedades crónicas no podrá ser
aplicada a los contratos ya vigentes, y tampoco a aquellos que inicien su vigencia en forma
posterior” 85.
71. El artículo 18 de la Ley 19.937 prevé que los reclamos administrativos ante la Intendencia
respectiva en contra de los prestadores de salud solo podrán ser presentados una vez que hayan
sido conocidos y resueltos por la entidad que corresponda, por lo que “si la Intendencia de que
se trate recibe un reclamo sin que se haya dado cumplimiento a lo señalado precedentemente,
ésta procederá a enviar el reclamo a quien corresponda” 89. Por su parte, la Circular IF/No. 4 de
6 de mayo de 2005, establece las instrucciones de la Superintendencia respecto de la
tramitación que se debe realizar ante los reclamos de los usuarios ante las Isapres o el Fonasa.
En ese sentido, el artículo 1.2 señala que “[l]a entidad reclamada deberá recibir formalmente
todos los reclamos que se le presenten directamente o que le fueren derivados por la
Superintendencia y otros Organismos públicos con el cual esta última haya celebrado un
convenio para tales efectos” 90.
VIII
FONDO
85
Cfr. Intendencia de Fondos y Seguros Provisionales. Subdepartamento de Regulación. Circular IF/No. 282 de 26
de enero de 2017, mediante la cual se imparten instrucciones sobre la cobertura adicional para enfermedades
catastróficas en hospitalización domiciliaria, página 3.
86
Cfr. D.F.L. No. 1, artículo 107.
87
Cfr. D.F.L. No. 1, artículo 117.
88
Cfr. Superintendencia de Salud. Circular No. 8 de 8 de julio de 2005. Imparte instrucciones sobre procedimiento
de arbitraje para el conocimiento, tramitación y resolución de controversias que surjan entre las instituciones de salud
provisional o el fondo nacional de salud y sus cotizaciones o beneficiarios (expediente de prueba, folio 3180).
89
Cfr. Ley 19937 que modifica el D.L. No. 2.763, con la finalidad de establecer una nueva concepción de la autoridad
sanitaria, distintas modalidades de gestión y fortalecer la participación ciudadana. Artículo 18.
90
Cfr. Superintendencia de Salud. Circular No. 4 de 6 de mayo de 2005. Imparte instrucciones sobre tramitación
de reclamos ante el fondo nacional de salud e instituciones de salud previsional. Artículo 1.2.
25
vida digna, la integridad personal, la niñez, la salud y la seguridad social, en relación con la
obligación de garantizar los derechos sin discriminación, y el deber de adoptar disposiciones de
derecho interno, ante la decisión de la Isapre MasVida de suspender el beneficio de la
hospitalización domiciliaria en favor de Martina Vera Rojas, quien padece el síndrome de Leigh.
Asimismo, puesto que el Estado alegó que reparó en su totalidad las violaciones denunciadas
ante el Sistema Interamericano (supra párr. 24), la Corte deberá calificar si, en efecto, las
alegadas violaciones del caso han cesado y han sido reparadas, en aplicación del principio de
complementariedad. En razón de ello, la Corte analizará el fondo del presente caso en dos
capítulos. En el primer capítulo, evaluará los alegatos respecto de: a) la presunta violación a
sus derechos a la vida, la vida digna, la integridad personal, la salud, la niñez, y la seguridad
social, en relación con las obligación de garantizar los derechos sin discriminación y el deber de
adoptar disposiciones de derecho interno, y b) calificará si efectivamente estas violaciones –en
caso de haber ocurrido- cesaron y fueron reparadas. En el segundo capítulo, analizará c) la
presunta violación al derecho a la integridad personal de los padres de Martina Vera.
VIII-1
DERECHOS A LA VIDA 91, INTEGRIDAD PERSONAL 92, LA NIÑEZ 93, LA SALUD 94, Y LA
SEGURIDAD SOCIAL 95, EN RELACIÓN CON LA OBLIGACIÓN DE GARANTIZAR LOS
DERECHOS SIN DISCRIMINACIÓN 96, Y DE ADOPTAR DISPOSICIONES DE DERECHO
INTERNO 97
73. La Comisión señaló que el deber estatal de regular y fiscalizar a las entidades que
prestan los servidos de salud puede extenderse a las empresas privadas de seguros que
conforme sus funciones puedan incidir en el derecho a la salud y a la vida e integridad de las
personas bajo la jurisdicción del Estado, como es el caso de las Isapres. En este sentido,
consideró que la regulación y fiscalización de los sistemas de salud, incluyendo su financiamiento
a través de aseguradoras privadas, es una prerrogativa del Estado que forma parte de sus
obligaciones en la creación de las condiciones que aseguren asistencia y servicios médicos en
caso de enfermedad, lo cual evidencia la indivisibilidad del derecho a la seguridad social respecto
a los planes de sanidad y el derecho a la salud. Sostuvo que cuando tales planes son manejados
por empresas privadas, el Estado está obligado a garantizar que el diseño y funcionamiento de
los seguros tomen en cuenta el contenido de los derechos a la salud y a la seguridad social, por
lo que la supresión, reducción o suspensión de las prestaciones a las que se tenga derecho debe
ser limitada, basarse en motivos razonables y estar prevista en la legislación nacional. Asimismo,
la Comisión alegó que la regulación y control del tratamiento a través de sistemas de
financiamiento público o privado deben tomar en consideración especial de los niños y niñas con
discapacidad. En sus alegatos finales escritos, la Comisión aclaró que no busca cuestionar el
diseño general del sistema de salud chileno, sino analizar la responsabilidad del Estado en
relación con los derechos de Martina Vera.
91
Artículo 4 de la Convención Americana.
92
Artículo 5 de la Convención Americana.
93
Artículo 19 de la Convención Americana.
94
Artículo 26 de la Convención Americana.
95
Artículo 26 de la Convención Americana.
96
Artículo 1.1. de la Convención Americana.
97
Artículo 2 de la Convención Americana.
26
74. En el caso concreto, la Comisión alegó que el Estado incumplió con su deber de regular,
fiscalizar y supervisar la cobertura médica y los servicios de salud en perjuicio de Martina.
Sostuvo que la normativa vigente, es decir la Circular No. 7, permitió el retiro del régimen
domiciliario de Martina Vera con base a la cronicidad mediante una comunicación simple. En ese
sentido, expresó que la determinación del estatus de la enfermedad contenía un margen
importante de ambigüedad y discrecionalidad, y que la presunta víctima carecía de salvaguardas
que requirieran valorar las repercusiones del retiro del régimen en los derecho a la salud, vida
e integridad personal, o respecto de su condición especial. La Comisión también alegó que el
Estado no tomó medidas para proteger la permanencia del RHD o compensar el impacto de la
reducción de la cobertura médica, con lo cual afectó la accesibilidad económica que por su
enfermedad necesitaba la niña Martina, y que no ha demostrado que los mecanismos de
reclamación estén diseñados para atender casos como este. Por lo anterior, la Comisión concluyó
que el Estado es responsable por la violación de los derechos a la salud, seguridad social, vida,
integridad y protección especial de la niñez contemplados en los artículos 4.1, 5.1, 19 y 26 de
la Convención Americana, en relación con las obligaciones establecidas en los artículos 1.1 y 2
del mismo instrumento, en perjuicio de Martina Vera Rojas.
75. Las representantes alegaron que la decisión de la Isapre en el caso, luego validada por
la Corte Suprema, en un contexto de amplia discrecionalidad y ausencia de fiscalización,
constituyó una violación del derecho a la salud tanto en conexidad con los derechos a la vida e
integridad personal de la niña Martina, como de manera autónoma. Indicaron que los derechos
a la vida y a la integridad personal implican no solo la obligación de respetarlos, sino la adopción
de las medidas apropiadas para su protección, tanto en el ámbito público como en el privado, y
que la Corte ha sostenido que la falta de atención médica adecuada puede conllevar la
vulneración del derecho a la integridad personal. En tal sentido, sostuvieron que la obligación
general de protección a la salud se traduce en el deber de asegurar el acceso a los los servicios
esenciales de salud, garantizando una prestación médica de calidad y eficaz. Las representantes
indicaron que en este caso la decisión de la Isapre tuvo una incidencia directa en los estándares
de disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad del derecho a la salud pues, además de
poner en riesgo la vida e integridad personal de Martina, y de afectar su derecho a la vida digna,
el retiro del tratamiento que recibía exacerbó su extrema vulnerabilidad de niña con
discapacidad.
76. Con relación al artículo 19 de la Convención, las representantes indicaron que la Corte
ha incorporado el contenido de la Convención sobre los Derechos del Niño para su interpretación,
la cual impone la necesidad de adoptar medidas especiales de protección respecto a la salud y
seguridad social, que resultan más elevadas cuando se trata de niños con discapacidad. En ese
sentido, señalaron que la actuación de la Isapre y la actuación del Estado chileno que permitió
y validó dicha actuación, debe ser analizada además de los estándares sobre el derecho a la
salud, vida, e integridad personal, a la luz de las obligaciones de especial protección, del principio
del interés superior de la niña, las obligaciones especiales derivadas de la condición de
discapacidad y el principio de no discriminación con especial énfasis en la confluencia de los
factores de vulnerabilidad en que se encontraba Martina como niña, con una enfermedad severa
y con una serie de discapacidades graves. Adicionalmente, las representantes indicaron que el
caso debe ser analizado en el contexto de la privatización de la salud y de participación de
instituciones con ánimo lucrativo, y la legislación vigente al momento de los hechos. Concluyeron
que el Estado es responsable por la violación de los artículos 4.1, 5.1 y 26 de la Convención en
perjuicio de Martina, en relación con las obligaciones establecidas en los artículos 19, 1.1 y 2
del mismo instrumento.
77. El Estado alegó que no ha incumplido las obligaciones derivadas del artículo 1.1 de la
Convención, en relación con los artículos 4.1, 5.1, 26 y 19 del referido instrumento. En tal
27
sentido, indicó que las Isapres no ejercen ninguna autoridad pública, sino que realizan
prestaciones en materia de salud al actuar como un seguro, de modo que la decisión de la Isapre
MasVida no es en sí misma imputable al Estado. Respecto al argumento sobre la presunta
inexistencia de mecanismos adecuados para contrarrestar la decisión de la Isapre, el Estado
sostuvo que este carece de méritos puesto que en el caso las presuntas víctimas activaron un
recurso sensible a sus derechos y su especial situación, lo cual resultó que en que sus
pretensiones fueran acogidas, tanto ante la Jueza Arbitral como con ocasión del recurso de
reposición y de apelación ante el Superintendente. Agregó que este caso no se trata de una
“evaluación del diseño institucional” del sistema de salud chileno, sino de la imputación de una
omisión contraria a los derechos humanos, que en realidad no tuvo lugar puesto que el recurso
fue efectivo “en satisfacer la pretensión de las presuntas víctimas”.
78. El Estado alegó que la Jueza Arbitro abordó el análisis de costos porque esa razón es la
que motivaba la posición de la Isapre, pero que es incorrecto que haya basado su resolución en
“un cálculo económico”, sino en el interés superior de la niña y la protección de sus derechos
como se desprende del considerando 14, tomando en cuenta además los costos para la familia
Vera Rojas. Asimismo, el Estado sostuvo que tiene la libertad de determinar el diseño
institucional más adecuado y de usar múltiples mecanismos para remediar las violaciones a los
derechos humanos, de modo que si uno falla pueda ser compensado por otros, pues lo relevante
es “el resultado del Sistema en su conjunto”. En este sentido, señaló que existen medidas
adecuadas de supervisión y fiscalización, que no existe un deber de proveer mecanismos
“proactivos” en cada caso, y que los mecanismos de fiscalización pueden adoptar distintas
configuraciones: los de adjudicación y los de sanción. En este caso, sostuvo el Estado que operó
un mecanismo de adjudicación, sin perjuicio de que existan otros mecanismos de fiscalización
relevantes.
79. El Estado sostuvo que Martina nunca dejó de recibir atención médica adecuada, pues la
decisión de la Isapre no consistió en el retiro de la hospitalización ni del término del
financiamiento, sino del cambio del mismo. En este sentido, aclaró que no se trató de una
negación absoluta de atención a la salud, sino de una restricción. Sostuvo que la hospitalización
domiciliaria nunca fue suspendida, por lo que nunca existió un riesgo para la seguridad y la vida
de Martina Vera. Puntualizó que la diferencia del financiamiento de la hospitalización domiciliaria,
después del copago, fue cubierta por el seguro especial que ofrecía la empresa donde trabajaba
el padre de Martina, lo cual es una posibilidad dentro del contexto normativo de Chile. Al
respecto, expresó que el papel del Estado en esta materia no es necesariamente brindar en
forma directa un seguro, sino permitir las condiciones que garantice el adecuado acceso a las
mejores atenciones de salud. El Estado se refirió a las atribuciones de fiscalización de la
Superintendencia y adujo que, si en el caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile, la Corte había
considerado que este cumplía con las obligaciones derivadas del artículo 2 en relación con el
artículo 26, dicha conclusión deberá ser ratificada en este caso.
B. Consideraciones de la Corte
80. La Corte nota que, de acuerdo al marco normativo del Estado (supra párr. 68), en Chile
la atención a la salud se presta en un sistema de seguridad social mixto, en el cual la provisión
de servicios de salud está a cargo de instituciones públicas y privadas. La participación pública
se da a través de Fonasa, y la privada a través de las Isapres. Estas últimas pueden percibir las
cotizaciones obligatorias de salud y, de esta forma, prestan los servicios de otorgamiento y
financiamiento de los servicios de salud en instituciones privadas. Las Isapres se encuentran a
su vez vigiladas por la Superintendencia de Salud, la cual emite normas regulatorias y establece
un mecanismo de reclamo, que puede ser activado una vez que una queja en contra de la Isapre
haya sido previamente conocida y resuelta por la propia Isapre. En este sentido, en tanto se
28
considera que el presente caso se refiere a la actuación de la Isapre MasVida, que es una
aseguradora privada que forma parte del sistema de seguridad social chileno, el Tribunal
entiende que este caso debe ser analizado respecto de las obligaciones del Estado en materia
de derechos humanos respecto a actos de particulares amparado por la normativa vigente en la
época de los hechos.
81. La Corte, desde sus primeras sentencias, ha señalado que la primera obligación asumida
por los Estados Partes, en los términos del artículo 1.1 de la Convención, es la de “respetar los
derechos y libertades” reconocidos en dicho instrumento. De esta forma, el ejercicio de la
función pública tiene unos límites que derivan de que los derechos humanos son atributos
inherentes a la dignidad humana y, en consecuencia, superiores al poder del Estado. En ese
sentido, la protección a los derechos humanos, parte de la afirmación de la existencia de ciertos
atributos inviolables de la persona humana que no pueden ser legítimamente menoscabados
por el ejercicio del poder público. Se trata de esferas individuales que el Estado no puede
vulnerar o en los que sólo puede penetrar limitadamente. Así, en la protección de los derechos
humanos, está necesariamente comprendida la noción de la restricción al ejercicio del poder
estatal 98.
82. La segunda obligación de los Estados es la de “garantizar” el libre y pleno ejercicio de los
derechos reconocidos en la Convención a toda persona sujeta a su jurisdicción. Esta obligación
implica el deber de los Estados Partes de organizar todo el aparato gubernamental y, en general,
todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de
manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos
humanos. El Tribunal recuerda que la obligación de garantizar el libre y pleno ejercicio de los
derechos humanos no se agota con la existencia de un orden normativo dirigido a hacer posible
el cumplimiento de esta obligación, sino que comparta la necesidad de una conducta
gubernamental que asegure la existencia, en la realidad, de una eficaz garantía del libre y pleno
ejercicio de los derechos humanos 99.
83. En relación con lo anterior, este Tribunal ha establecido que la obligación de garantía se
proyecta más allá de la relación entre los agentes estatales y las personas sometidas a su
jurisdicción, y abarca el deber de prevenir, en la esfera privada, que terceros vulneren los bienes
jurídicos protegidos 100. No obstante, la Corte ha considerado que un Estado no puede ser
responsable por cualquier violación de derechos humanos cometida por particulares dentro de
su jurisdicción. El carácter erga omnes de las obligaciones convencionales de garantía a cargo
de los Estados no implica su responsabilidad ilimitada frente a cualquier acto de particulares.
Así, aunque un acto, omisión o hecho de un particular tenga como consecuencia jurídica la
98
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4, párr. 165,
y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras. Sentencia de 31 de agosto de 2021. Serie C No.
432, párr. 42.
99
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras, supra, párr. 166 y 167, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris
y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 43.
100
Cfr. Caso de la "Masacre de Mapiripán" Vs. Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C No. 134,
párr. 111, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 44.
29
violación de los derechos de otro, este no es automáticamente atribuible al Estado, sino que
corresponde analizar las circunstancias particulares del caso y la concreción de las obligaciones
de garantía 101.
84. En relación con las obligaciones de los Estados respecto de las actividades empresariales,
este Tribunal ha notado que el Consejo de Derechos Humanos hizo suyos los “Principios Rectores
sobre las empresas y los derechos humanos: puesta en práctica del marco de las Naciones
Unidas para ‘proteger, respetar y remediar’” (en adelante “Principios Rectores”) 102. En particular,
el Tribunal ha destacado los tres pilares de los Principios Rectores, así como los principios
fundacionales que se derivan de estos pilares, los cuales resultan fundamentales en la
determinación del alcance de las obligaciones en materia de derechos humanos de los Estados
y las empresas 103:
Los Estados deben proteger contra las violaciones de los derechos humanos
cometidas en su territorio y/o su jurisdicción por terceros, incluidas las empresas.
A tal efecto deben adoptar las medidas apropiadas para prevenir, investigar,
castigar y reparar esos abusos mediante políticas adecuadas, actividades de
reglamentación y sometimiento a la justicia.
Los Estados deben enunciar claramente qué se espera de todas las empresas
domiciliadas en su territorio y/o jurisdicción que respeten los derechos humanos
en todas sus actividades.
Las empresas deben respetar los derechos humanos. Eso significa que deben
abstenerse de infringir los derechos humanos de terceros y hacer frente a las
consecuencias negativas sobre los derechos humanos en las que tengan alguna
participación.
101
Cfr. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140., párr.
123, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 44.
102
Cfr. Consejo de Derechos Humanos. Los derechos humanos y las empresas transnacionales y otras empresas.
A/HRC/17/31, 6 de julio de 2011, resolutivo 1.
103
Cfr. Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 47, y Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH). Principios Rectores sobre las empresas y
los derechos humanos: puesta en práctica del marco de las Naciones Unidas para “proteger, respetar y remediar”,
HR/PUB/11/04, 2011.
30
o servicios prestados por sus relaciones comerciales, incluso cuando no
hayan contribuido a generarlos.
85. En razón de ello, en el marco de las obligaciones de garantía y del deber de adoptar
disposiciones de derecho interno que se derivan del artículo 1.1 y 2 de la Convención Americana,
la Corte ha destacado que los Estados tienen el deber de prevenir las violaciones a derechos
humanos producidas por empresas privadas, por lo que deben adoptar medidas legislativas y
de otro carácter para prevenir dichas violaciones, e investigar, castigar y reparar tales
violaciones cuando ocurran. Los Estados, de esta forma, se encuentran obligados a reglamentar
que las empresas adopten acciones dirigidas a respetar los derechos humanos reconocidos en
los distintos instrumentos del Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos –
incluidas la Convención Americana y el Protocolo de San Salvador. En virtud de esta regulación,
las empresas deben evitar que sus actividades provoquen o contribuyan a provocar violaciones
a derechos humanos, y adoptar medidas dirigidas a subsanar dichas violaciones. El Tribunal
considera que la responsabilidad de las empresas es aplicable con independencia del tamaño o
sector, sin embargo, sus responsabilidades pueden diferenciarse en la legislación en virtud de la
actividad y el riesgo que conlleven para los derechos humanos 104.
104
Cfr. Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, párr. 48; Principios Rectores sobre las
empresas y los derechos humanos: puesta en práctica del marco de las Naciones Unidas para “proteger, respetar y
remediar”, supra, principios 1 a 14; Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe Empresas y Derechos
Humanos: Estándares Interamericanos, REDESCA, 1 de noviembre de 2019, párrs. 89 y 121, y Comité Jurídico
Interamericano. Resolución “Responsabilidad Social de las Empresas en el Campo de los Derechos Humanos y el Medio
Ambiente en las Américas”, CJI/RES. 205 (LXXXIV-O/14); y Comité Jurídico Interamericano. Guía de Principios sobre
31
86. Adicionalmente, este Tribunal ha considerado que, en la consecución de los fines antes
mencionados, los Estados deben adoptar medidas destinadas a que las empresas cuenten con:
a) políticas apropiadas para la protección de los derechos humanos; b) procesos de diligencia
debida en relación con los derechos humanos para la identificación, prevención y corrección de
violaciones a los derechos humanos, así como para garantizar el trabajo digno y decente; y c)
procesos que permitan a la empresa reparar las violaciones a derechos humanos que ocurran
con motivo de las actividades que realicen, especialmente cuando estas afectan a personas que
viven en situación de pobreza o pertenecen a grupos en situación de vulnerabilidad 105. El
Tribunal ha considerado que, en este marco de acción, los Estados deben impulsar que las
empresas incorporen prácticas de buen gobierno corporativo con enfoque stakeholder
(interesado o parte interesada), que supongan acciones dirigidas a orientar la actividad
empresarial hacia el cumplimiento de las normas y los derechos humanos, incluyendo y
promoviendo la participación y compromiso de todos los interesados vinculados, y la reparación
de las personas afectadas 106.
88. En complemento a lo anterior, este Tribunal ha señalado que son las empresas las
primeras encargadas de tener un comportamiento responsable en las actividades que realicen,
pues su participación activa resulta fundamental para el respeto y la vigencia de los derechos
humanos. Las empresas deben adoptar, por su cuenta, medidas preventivas para la protección
de los derechos humanos de sus trabajadoras y trabajadores, así como aquellas dirigidas a
evitar que sus actividades tengan impactos negativos en las comunidades en que se desarrollen
o en el medio ambiente 109. En este sentido, la Corte ha considerado que la regulación de la
actividad empresarial no requiere que las empresas garanticen resultados, sino que debe
Responsabilidad Social de las Empresas en el Campo de los Derechos Humanos y el Medio Ambiente en las Américas,
24 de febrero de 2014, CJI/doc.449/14 rev.1., corr. 1, puntos a y b.
105
Cfr. Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 49, y Principios Rectores sobre
las empresas y los derechos humanos: puesta en práctica del marco de las Naciones Unidas para “proteger, respetar y
remediar”, supra, principios 15 a 24.
106
Cfr. Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 49.
107
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras, supra, párr. 91, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y
otros) Vs. Honduras, supra, párr. 50.
108
Cfr. Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 50, y Principios Rectores sobre
las empresas y los derechos humanos: puesta en práctica del marco de las Naciones Unidas para “proteger, respetar y
remediar”, supra, principios 25 a 31.
109
Cfr. Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 51, y Comité Jurídico
Interamericano. Guía de Principios sobre Responsabilidad Social de las Empresas en el Campo de los Derechos Humanos
y el Medio Ambiente en las Américas, supra, punto a.
32
dirigirse a que éstas realicen evaluaciones continuas respecto a los riesgos a los derechos
humanos, y respondan mediante medidas eficaces y proporcionales de mitigación de los riesgos
causados por sus actividades, en consideración a sus recursos y posibilidades, así como con
mecanismos de rendición de cuentas respecto de aquellos daños que hayan sido producidos. Se
trata de una obligación que debe ser adoptada por las empresas y regulada por el Estado 110.
89. En lo que respecta a las afectaciones de los derechos producidas por la conducta de
terceros privados que prestan servicios de salud, este Tribunal ha establecido que, dado que la
salud es un bien público, cuya protección está a cargo del Estado, éste tiene la obligación de
prevenir que terceros interfieran indebidamente en el goce de los derechos a la vida y a la
integridad personal, particularmente vulnerables cuando una persona se encuentra bajo
tratamiento de salud. De esta forma, los Estados tienen el deber de regular y fiscalizar toda la
asistencia de salud prestada a las personas bajo su jurisdicción, como deber especial de
protección a la vida y la integridad personal, independientemente de si la entidad que presta
tales servicios es de carácter público o privado. La obligación del Estado no se agota en los
hospitales que prestan servicios públicos, sino que abarca a toda y cualquier institución en
salud 111.
[L]os Estados son responsables de regular […] con carácter permanente la prestación
de los servicios y la ejecución de los programas nacionales relativos al logro de una
prestación de servicios de salud públicos de calidad, de tal manera que disuada
cualquier amenaza al derecho a la vida y a la integridad física de las personas
sometidas a tratamiento de salud. Deben, inter alia, crear mecanismos adecuados para
inspeccionar las instituciones, […] presentar, investigar y resolver quejas y establecer
procedimientos disciplinarios o judiciales apropiados para casos de conducta
profesional indebida o de violación de los derechos de los pacientes 112.
91. Por su parte, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (en adelante
“Comité DESC”) ha señalado que, al igual que todos los derechos humanos, el derecho a la salud
impone tres tipos de obligaciones: la obligación de respetar, proteger y cumplir. La obligación
de respetar significa que los Estados deben abstenerse de realizar acciones que perjudiquen el
derecho a la salud. La obligación de proteger exige a los Estados adoptar medidas para impedir
que terceros interfieran en la aplicación de las garantías previstas para el derecho a la salud. La
obligación de cumplir, obliga a los Estados a adoptar medidas apropiadas de carácter legislativo,
administrativo, judicial o de otra índole para lograr la plena efectividad del derecho a la salud 113.
En ese mismo sentido, el Comité de los Derechos del Niño ha establecido la obligación de los
Estados de adoptar las medidas necesarias, apropiadas y razonables para prevenir y remediar
infracciones por parte de agentes privados, o que de otra manera hayan sido toleradas por el
Estado 114.
110
Cfr. Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 51.
111
Cfr. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Sentencia de 4 de julio de 2006. Serie C No. 149, párr. 89, y Caso Gonzales
Lluy y otros Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de
2015. Serie C No. 298., párr. 175.
112
Cfr. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil, supra, párr. 99, y Caso Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador, supra, párr. 177.
113
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 24 (2017) sobre las obligaciones
de los Estados en virtud del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en el contexto de
actividades empresariales, 10 de agosto de 2017, párr. 33.
114
Comité de los Derechos del Niño. Observación general Nº 16 (2013) sobre las obligaciones del Estado en relación
con el impacto del sector empresarial en los derechos del niño, 17 de abril de 2013, párr. 28 y 29.
33
92. En este punto, la Corte considera pertinente recordar que el Estado ha delegado la
función de la garantía del derecho a salud en instituciones privadas, incluidas las Isapres. Estas
instituciones funcionan sobre la base de un esquema de seguros privados, y están facultadas
para administrar la cotización obligatoria de salud, de forma que financian la prestación de salud
y el pago de licencias médicas. Por esta razón, la Corte considera que, en el sistema de seguridad
social chileno, en tanto el financiamiento es un elemento central en el acceso a los servicios de
salud que ofrecen las instituciones particulares, el Estado está obligado a regular y fiscalizar sus
acciones, pues sus actividades pueden implicar graves riesgos al acceso a la salud de las
personas, e incluso comprometer la responsabilidad internacional del Estado por el
incumplimiento del deber de respetar los derechos. Esto es así porque, en situaciones como la
presente, la institución privada, aunque realice una función de aseguramiento, actúa en la esfera
de un servicio de naturaleza pública, ejerciendo atribuciones inherentes al poder público, como
lo es la atención a la salud.
93. Esta Corte ha establecido que el derecho a la vida juega un papel fundamental en la
Convención Americana, por ser el presupuesto esencial para el ejercicio de los demás
derechos 115. La observancia del artículo 4, relacionado con el artículo 1.1 de la Convención
Americana, no sólo presupone que ninguna persona sea privada de su vida arbitrariamente
(obligación negativa), sino que además requiere que los Estados adopten todas las medidas
apropiadas para proteger y preservar el derecho a la vida (obligación positiva), conforme al
deber de garantizar el pleno y libre ejercicio de los derechos de todas las personas bajo su
jurisdicción 116. En razón de este carácter fundamental, el Tribunal ha sostenido que no son
admisibles enfoques restrictivos al derecho a la vida, de forma tal que este derecho comprende
el derecho a que no se generen condiciones que le impidan o dificulten el acceso a una existencia
digna 117.
94. Por otro lado, la Convención Americana reconoce expresamente el derecho a la integridad
personal, física y psíquica, cuya infracción “es una clase de violación que tiene diversas
connotaciones de grado y […] cuyas secuelas físicas y psíquicas varían de intensidad según los
factores endógenos y exógenos que deberán ser demostrados en cada situación concreta” 118.
La Corte ha establecido que la integridad personal se halla directa e inmediatamente vinculada
115
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 144, y Caso Vicky Hernández y otras Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 26 de marzo de 2021. Serie C No. 422, párr. 85.
116
Cfr. Caso Juan Humberto Sánchez Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C No. 99, párr. 110, y Caso Vicky Hernández y otras Vs. Honduras, supra, párr.
85.
117
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 144, y Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia
Nacional de Administración Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú, supra, párr. 186.
118
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C No. 33, párr. 57,
y Caso Vicky Hernández y otras Vs. Honduras, supra, párr. 86.
34
con la atención a la salud humana 119, y que la falta de atención médica adecuada puede conllevar
la vulneración del artículo 5.1 de la Convención 120. En este sentido, la Corte ha sostenido que la
protección del derecho a la integridad personal supone la regulación de los servicios de salud en
el ámbito interno, así como la implementación de una serie de mecanismos tendientes a tutelar
la efectividad de dicha regulación 121.
95. Por otro lado, este Tribunal recuerda que el artículo 26 la Convención Americana
incorporó en su catálogo de derechos protegidos los denominados derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales (en adelante “DESCA”), a través de una derivación de las
normas reconocidas en la Carta de la OEA, así como de las normas de interpretación dispuestas
en el propio artículo 29 de la Convención. La Corte ha señalado que dicho dispositivo impide
limitar o excluir el goce de los derechos establecidos en la Declaración Americana, e inclusive
los reconocidos en materia interna. Asimismo, de conformidad con una interpretación
sistemática, teleológica y evolutiva, la Corte ha recurrido al corpus iuris internacional y nacional
en la materia para dar contenido específico al alcance de los derechos tutelados por la
Convención, a fin de derivar el alcance de las obligaciones específicas de cada derecho 122.
96. Adicionalmente, la Corte ha reiterado que existen dos tipos de obligaciones que derivan
del reconocimiento de los DESCA, conforme al artículo 26 de la Convención: aquellas de
exigibilidad inmediata, y aquellas de carácter progresivo. Al respecto, la Corte recuerda que, en
relación con las primeras (obligaciones de exigibilidad inmediata), los Estados deberán adoptar
medidas eficaces a fin de garantizar el acceso sin discriminación a las prestaciones reconocidas
para el derecho a la salud, garantizar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y en
general avanzar hacia la plena efectividad de los DESCA. Respecto a las segundas (obligaciones
de carácter progresivo), la realización progresiva significa que los Estados partes tienen la
obligación concreta y constante de avanzar lo más expedita y eficazmente posible hacia la plena
efectividad de dicho derecho, en la medida de sus recursos disponibles, por vía legislativa u
otros medios apropiados. Asimismo, se impone la obligación de no regresividad frente a la
realización de los derechos alcanzados. En virtud de lo anterior, las obligaciones convencionales
de respeto y garantía, así como de adopción de medidas de derecho interno (artículos 1.1 y 2),
resultan fundamentales para alcanzar su efectividad 123.
119
Cfr. Caso Albán Cornejo y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de
2007. Serie C No. 171, párr. 117, y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala, supra, párr. 161
120
Cfr. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de septiembre
de 2004. Serie C No. 114, párr. 156 y 157, y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala, supra, párr. 161
121
Cfr. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil, supra, párrs. 89 y 90, y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala, supra,
párr. 161.
122
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31
de agosto de 2017. Serie C No. 340, párr. 141 a 149, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras,
supra, párr. 62.
123
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de
marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 190, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra,
párr. 66.
35
97. En razón de lo anterior, la Corte ha advertido que el artículo 34.i 124 y 34.l 125 de la Carta
de la OEA establece, entre los objetivos básicos del desarrollo integral, el de la “[d]efensa del
potencial humano mediante la extensión y aplicación de los modernos conocimientos de la
ciencia médica”, así como de las “[c]ondiciones que hagan posible una vida sana, productiva y
digna”. Por su parte, el artículo 45.h 126 destaca que “el hombre sólo puede alcanzar la plena
realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo”, por lo que los Estados convienen
en dedicar esfuerzos a la aplicación de principios, entre ellos el: “h) Desarrollo de una política
eficiente de seguridad social”. De esta forma, tal como ha sido señalado en diversos casos, la
Corte reitera que existe una referencia con el suficiente grado de especificidad para derivar la
existencia del derecho a la salud reconocido por la Carta de la OEA. En consecuencia, la Corte
considera que el derecho a la salud es un derecho protegido por el artículo 26 de la
Convención 127.
98. Respecto al contenido y alcance de este derecho, el Tribunal recuerda que el artículo XI
de la Declaración Americana permite identificar el derecho a la salud al referir que toda persona
tiene derecho “a que su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales, relativas a […]
la asistencia médica, correspondientes al nivel que permitan los recursos públicos y los de la
comunidad” 128. De igual manera, el artículo 10 del Protocolo de San Salvador establece que toda
persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto nivel de bienestar
físico, mental y social, e indica que la salud es un bien público 129. El mismo artículo establece
que, entre las medidas para garantizar el derecho a la salud, los Estados deben impulsar “la
total inmunización contra las principales enfermedades infecciosas”, “la prevención y el
tratamiento de las enfermedades endémicas, profesionales y de otra índole”, y “la satisfacción
de las necesidades de salud de los grupos de más alto riesgo y que por sus condiciones de
pobreza sean más vulnerables”.
124
El artículo 34.i de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros convienen en que la igualdad de
oportunidades, la eliminación de la pobreza crítica y la distribución equitativa de la riqueza y del ingreso, así como la
plena participación de sus pueblos en las decisiones relativas a su propio desarrollo, son, entre otros, objetivos básicos
del desarrollo integral. Para lograrlos, convienen asimismo en dedicar sus máximos esfuerzos a la consecución de las
siguientes metas básicas: […] i) Defensa del potencial humano mediante la extensión y aplicación de los modernos
conocimientos de la ciencia médica”.
125
El artículo 34.l de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros convienen en que la igualdad de
oportunidades, la eliminación de la pobreza crítica y la distribución equitativa de la riqueza y del ingreso, así como la
plena participación de sus pueblos en las decisiones relativas a su propio desarrollo, son, entre otros, objetivos básicos
del desarrollo integral. Para lograrlos, convienen asimismo en dedicar sus máximos esfuerzos a la consecución de las
siguientes metas básicas: […] l) Condiciones urbanas que hagan posible una vida sana, productiva y digna”.
126
El artículo 45.h de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo
puede alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo
económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes principios y
mecanismos: h) Desarrollo de una política eficiente de seguridad social”.
127
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018.
Serie C No. 349, párr. 106, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 80.
128
Aprobada en la Novena Conferencia Panamericana celebrada en Bogotá, Colombia, 1948.
129
El artículo 10.1 del Protocolo de San Salvador establece: “[t]oda persona tiene derecho a la salud, entendida
como el disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental y social. 2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a la
salud los Estados partes se comprometen a reconocer la salud como un bien público y particularmente a adoptar las
siguientes medidas para garantizar este derecho: a. la atención primaria de la salud, entendiendo como tal la asistencia
sanitaria esencial puesta al alcance de todos los individuos y familiares de la comunidad; [y] b. la extensión de los
beneficios de los servicios de salud a todos los individuos sujetos a la jurisdicción del Estado”.
36
99. Asimismo, el derecho a la salud está reconocido a nivel constitucional en Chile, en su
artículo 19.9 de la Constitución Política 130. Además, la Corte observa un amplio consenso
regional en la consolidación del derecho a la salud, el cual se encuentra reconocido
explícitamente en diversas constituciones y leyes internas de los Estados de la región, entre
ellas: Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Haití, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Surinam,
Uruguay y Venezuela 131.
100. En relación con lo anterior, el Tribunal recuerda que la obligación general de protección a
la salud se traduce en el deber estatal de asegurar el acceso de las personas a servicios
esenciales de salud, garantizando una prestación médica de calidad y eficaz, así como de
impulsar el mejoramiento de las condiciones de salud de la población 132. Este derecho abarca la
atención de salud oportuna y apropiada conforme a los principios de disponibilidad 133,
130
El artículo 19.9 establece que: “La Constitución asegura a todas las personas: 9°. El derecho a la protección de
la salud. El Estado protege el libre e igualitario acceso a las acciones de promoción, protección y recuperación de la salud
y de rehabilitación del individuo. Le corresponderá, asimismo, la coordinación y control de las acciones relacionadas con
la salud. Es deber preferente del Estado garantizar la ejecución de las acciones de salud, sea que se presten a través de
instituciones públicas o privadas, en la forma y condiciones que determine la ley, la que podrá establecer cotizaciones
obligatorias. Cada persona tendrá el derecho a elegir el sistema de salud al que desee acogerse, sea éste estatal o
privado”.
131
Entre las normas constitucionales de los Estados Partes de la Convención Americana, se encuentran: Argentina
(art. 10); Barbados (art. 17.2.A); Bolivia (art. 35); Brasil (art. 196); Chile (art. 19) Colombia (art. 49); Costa Rica (art.
46); Ecuador (art. 32); El Salvador (art. 65); Guatemala (arts. 93 y 94); Haití (art. 19); México (art. 4); Nicaragua (art.
59); Panamá (art. 109); Paraguay (art. 68); Perú (art. 70); República Dominicana (art. 61); Suriname (art. 36); Uruguay
(art. 44), y Venezuela (art. 83).
132
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile, supra, párr. 118, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros)
Vs. Honduras, supra, párr. 83.
133
Disponibilidad. Cada Estado Parte deberá contar con un número suficiente de establecimientos, bienes y servicios
públicos de salud y centros de atención de la salud, así como de programas. La naturaleza precisa de los
establecimientos, bienes y servicios dependerá de diversos factores, en particular el nivel de desarrollo del Estado Parte.
Con todo, esos servicios incluirán los factores determinantes básicos de la salud, como agua limpia potable y condiciones
sanitarias adecuadas, hospitales, clínicas y demás establecimientos relacionados con la salud, personal médico y
profesional capacitado y bien remunerado habida cuenta de las condiciones que existen en el país, así como los
medicamentos esenciales definidos en el Programa de Acción sobre medicamentos esenciales de la OMS.
37
accesibilidad 134, aceptabilidad 135 y calidad 136, cuya aplicación dependerá de las condiciones
prevalecientes en cada Estado 137. El cumplimiento de la obligación del Estado de respetar y
garantizar este derecho deberá dar especial cuidado a los grupos vulnerables y marginados, y
deberá realizarse de conformidad con los recursos disponibles de manera progresiva y de la
legislación nacional aplicable 138.
101. En ese sentido, el Tribunal recuerda que las personas con discapacidad son titulares de
los derechos establecidos en la Convención Americana. La Corte ha establecido que la
discapacidad es una categoría protegida en términos del artículo 1.1 de la Convención
Americana, por lo que está proscrita cualquier norma, acto o práctica discriminatoria basada en
la discapacidad real o percibida de la persona. En consecuencia, ninguna norma, decisión o
práctica de derecho interno, sea por parte de autoridades estatales o por particulares, pueden
disminuir o restringir de manera discriminatoria los derechos de una persona a partir de su
discapacidad 139. Asimismo, la Corte ha señalado que los Estados deben proporcionar los
servicios de salud necesarios para prevenir posibles discapacidades, así como prevenir y reducir
al máximo la aparición de nuevas discapacidades 140.
134
Accesibilidad. Los establecimientos, bienes y servicios de salud deben ser accesibles a todos, sin discriminación
alguna, dentro de la jurisdicción del Estado Parte. La accesibilidad presenta cuatro dimensiones superpuestas: i) No
discriminación: los establecimientos, bienes y servicios de salud deben ser accesibles, de hecho y de derecho, a los
sectores más vulnerables y marginados de la población, sin discriminación alguna por cualquiera de los motivos
prohibidos. ii) Accesibilidad física: los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán estar al alcance geográfico
de todos los sectores de la población, en especial los grupos vulnerables o marginados, como las minorías étnicas y
poblaciones indígenas, las mujeres, los niños, los adolescentes, las personas mayores, las personas con discapacidades
y las personas con VIH/SIDA. La accesibilidad también implica que los servicios médicos y los factores determinantes
básicos de la salud, como el agua limpia potable y los servicios sanitarios adecuados, se encuentran a una distancia
geográfica razonable, incluso en lo que se refiere a las zonas rurales. Además, la accesibilidad comprende el acceso
adecuado a los edificios para las personas con discapacidades. iii) Accesibilidad económica (asequibilidad): los
establecimientos, bienes y servicios de salud deberán estar al alcance de todos. Los pagos por servicios de atención de
la salud y servicios relacionados con los factores determinantes básicos de la salud deberán basarse en el principio de
la equidad, a fin de asegurar que esos servicios, sean públicos o privados, estén al alcance de todos, incluidos los grupos
socialmente desfavorecidos. La equidad exige que sobre los hogares más pobres no recaiga una carga desproporcionada,
en lo que se refiere a los gastos de salud, en comparación con los hogares más ricos. iv) Acceso a la información: ese
acceso comprende el derecho de solicitar, recibir y difundir información e ideas acerca de las cuestiones relacionadas
con la salud. Con todo, el acceso a la información no debe menoscabar el derecho de que los datos personales relativos
a la salud sean tratados con confidencialidad.
135
Aceptabilidad. Todos los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser respetuosos de la ética médica
y culturalmente apropiados, es decir respetuosos de la cultura de las personas, las minorías, los pueblos y las
comunidades, a la par que sensibles a los requisitos del género y el ciclo de vida, y deberán estar concebidos para
respetar la confidencialidad y mejorar el estado de salud de las personas de que se trate.
136
Calidad. Además de aceptables desde el punto de vista cultural, los establecimientos, bienes y servicios de salud
deberán ser también apropiados desde el punto de vista científico y médico y ser de buena calidad. Ello requiere, entre
otras cosas, personal médico capacitado, medicamentos y equipo hospitalario científicamente aprobados y en buen
estado, agua limpia potable y condiciones sanitarias adecuadas
137
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile, supra, párrs. 120 y 121, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris
y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 83.
138
Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala, supra, párr. 107, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y
otros) Vs. Honduras, supra, párr. 51.
139
Cfr. Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de marzo de
2021. Serie C No. 423, párr. 79.
140
Cfr. Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador, supra, párr. 143, citando Cfr. Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, Observación General N°. 5: Las personas con discapacidad, E/1995/22, 9 de diciembre de 1994,
párr. 34; Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad, adoptadas por la
Asamblea General de las Naciones Unidas, 48 sesión, anexo a la resolución 48/96, artículo 3; Declaración de los derechos
38
102. El Tribunal destaca que, en 1999, se adoptó la Convención Interamericana para la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad, la cual
fue ratificada por Chile el 26 de febrero de 2002. Dicha Convención tiene en cuenta el modelo
social para abordar la discapacidad, lo cual implica que la discapacidad no se define
exclusivamente por la presencia de una deficiencia física, mental, intelectual o sensorial, sino
que se interrelaciona con las barreras o limitaciones que socialmente existen para que las
personas puedan ejercer sus derechos de manera efectiva 141. Los tipos de límites o barreras que
comúnmente encuentran las personas con diversidad funcional en la sociedad, son, entre otras,
barreras físicas o arquitectónicas, comunicativas, actitudinales o socioeconómicas 142.
103. En el presente caso, las alegadas violaciones a los derechos a la vida, la vida digna, la
integridad personal y la salud deben interpretarse a la luz del corpus juris internacional de
protección de las niñas y los niños. Tal como esta Corte ha afirmado en otras oportunidades,
este corpus juris debe servir para definir el contenido y los alcances de las obligaciones que ha
asumido el Estado cuando se analizan los derechos de niñas y niños 143. En este sentido, en el
análisis de los hechos de este caso se hará particular mención a la Convención sobre los
Derechos del Niño 144.
104. En este sentido, este Tribunal ha entendido que, conforme al artículo 19 de la Convención
Americana, el Estado se encuentra obligado a promover las medidas de protección especial
orientadas en el principio del interés superior de la niña y del niño, asumiendo su posición de
garante con mayor cuidado y responsabilidad en consideración a su condición especial de
vulnerabilidad. La Corte ha establecido que la protección de la niñez tiene como objetivo último
el desarrollo de la personalidad de las niñas y los niños, y el disfrute de los derechos que les
han sido reconocidos. De esta forma, las niñas y los niños tienen derechos especiales a los que
corresponden deberes específicos por parte de la familia, la sociedad y el Estado. Además, su
condición exige una protección especial debida por este último y que debe ser entendida como
un derecho adicional y complementario a los demás derechos que la Convención reconoce a
toda persona 145.
105. Adicionalmente, el Tribunal advierte que el interés superior de los niños y niñas constituye
un principio regulador de la normativa relativa a los derechos de la niñez que se funda en la
de los impedidos, Proclamada por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas en su resolución 3447
(XXX) del 9 de diciembre de 1975, párr. 6; Programa de Acción Mundial para las Personas con Discapacidad, aprobado
por la Asamblea General el 3 de diciembre de 1982 en su resolución 37/52, párr. 98, y CDPD, artículo 25.b.
141
Cfr. Caso Furlán y familiares Vs. Argentina, supra, párr. 133, y Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador, supra,
párr. 85.
142
Cfr. Caso Furlán y familiares Vs. Argentina, supra, párr. 133, y Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador, supra,
párr. 85.
143
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 194, y Caso Rochac Hernández y otros Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 14 de octubre de 2014. Serie C No. 285, párr. 106.
144
Chile ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño el 13 de agosto de 1990, la cual entró en vigor el 2 de
septiembre de 1990.
145
Cfr. Condición jurídica y derechos humanos del niño. Opinión Consultiva OC-17/02 de 28 de agosto de 2002.
Serie A No. 17, párrs. 53, 54, 60, 86, 91, y 93, y Caso Ramírez Escobar y otros Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 9 de marzo de 2018. Serie C No. 351, párr. 149.
39
dignidad misma del ser humano, en las características propias de los niños y las niñas, y en la
necesidad de propiciar el desarrollo de éstos 146. En ese sentido, el artículo 3 de la Convención
sobre los Derechos del Niño dispone que en “todas las medidas concernientes a los niños que
tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades
administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será
el interés superior del niño”.
106. Por su parte, el Comité de los Derechos del Niño ha señalado, en su observación número
14, que el concepto del interés superior del niño “es garantizar el disfrute pleno y efectivo de
todos los derechos reconocidos por la Convención [de los Derechos del Niño]” 147. En ese sentido,
ha establecido que el interés superior del niño es un concepto triple: a) un derecho sustantivo,
en el sentido que el niño y la niña tienen el derecho a que su interés superior sea una
consideración primordial que se debe poner en práctica cuando se adopte una decisión que
afecte a un niño o niña; b) un principio jurídico interpretativo fundamental, de forma que las
normas se interpreten de forma que satisfaga el interés superior del niño o niña; y c) una norma
de procedimiento, que requiere que siempre que se adopte una decisión que afecte a niños y
niñas se tome en cuenta las repercusiones que puede tener en ellos 148.
107. Asimismo, el Tribunal advierte que el mismo Comité ha considerado que los Estados
deben situar el interés superior del niño en el centro de todas las decisiones que afecten a su
salud y desarrollo, incluidas aquellas que involucren actos que intervengan con la salud de los
niños y niñas 149. En ese sentido, el Comité ha señalado que que los Estados deben revisar el
entorno normativo y enmendar las leyes y políticas públicas para garantizar el derecho a la
salud 150. Respecto a los agentes no estatales, ha indicado que el Estado “es responsable de la
realización del derecho del niño a la salud, independientemente de si delega la prestación de
servicios en agentes no estatales” 151. Lo anterior conlleva el deber de que los agentes no
estatales reconozcan, respeten y hagan efectivas sus responsabilidades frente a los niños y
niñas 152.
108. En ese sentido, la Corte considera que el principio del interés superior constituye un
mandato de priorización de los derechos de las niñas y niños frente a cualquier decisión que
pueda afectarlos (positiva o negativamente), tanto en el ámbito judicial, administrativo y
legislativo. De esta forma, el Estado debe garantizar que las normas y actos estatales no afecte
el derecho de los niños y niñas a gozar el más alto nivel de salud y acceso a tratamiento de
enfermedades, ni que este derecho se vea afectado por actos de terceros.
146
Cfr. Opinión Consultiva OC-17/02, supra, párr. 56.
147
Cfr. Comité de los Derechos del Niño. Observación General No. 14. El derecho del niño a que su interés superior
sea una consideración primordial (artículo 3, párrafo 1), 29 de mayo de 2013, párr. 1.
148
Cfr. Comité de los Derechos del Niño. Observación General No. 14, supra, párr. 6.
149
Cfr. Comité de los Derechos del Niño. Observación General No. 15. El derecho del niño al disfrute del más alto
nivel posible de salud, 17 de abril de 2013, párr. 13.
150
Cfr. Comité de los Derechos del Niño. Observación General No. 15, supra, párr. 72.
151
Comité de los Derechos del Niño. Observación General No. 15, supra, párr. 75.
152
Cfr. Comité de los Derechos del Niño. Observación General No. 15, supra, párr. 75.
40
109. En consideración a lo anterior, la Corte entiende que los tratamientos de rehabilitación
por discapacidad y los cuidados paliativos son servicios esenciales respecto a la salud infantil 153.
Al respecto, el Tribunal advierte que el artículo 24 de la Convención sobre los Derechos del Niño
señala que los Estados deben “esforzarse para asegurarse que ningún niño se vea privado del
derecho al disfrute de los servicios sanitarios” 154, y el Comité de los Derechos del Niño ha
indicado que dicho artículo abarca la prevención oportuna y apropiada, la promoción de la salud,
los servicios paliativos, de curación y de rehabilitación, y el derecho del niño o la niña a crecer
y desarrollarse al máximo de sus posibilidades y vivir en condiciones que le permitan disfrutar
del más alto nivel posible de salud 155.
110. De esta forma, este Tribunal estima que los Estados deben garantizar los servicios
sanitarios referidos a la rehabilitación y cuidados paliativos pediátricos conforme a los
estándares de disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad (supra párr. 100), tomando
en consideración las particularidades del tratamiento médico que requieren los niños y niñas
que sufren discapacidades 156. En particular, respecto a la accesibilidad, la Corte considera que
los tratamientos de rehabilitación y cuidados paliativos pediátricos deben privilegiar, en la
medida de lo posible, la atención médica domiciliaria, o en un lugar cercano a su domicilio, con
un sistema interdisciplinario de apoyo y orientación al niño o la niña y su familia, así como
contemplar la preservación de su vida familiar y comunitaria 157.
111. Al respecto, el Tribunal advierte que la Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad dispone que los Estados deben proporcionar a las personas con discapacidad
servicios de salud lo más cerca posible de sus comunidades, incluso en zonas rurales, así como
el acceso a servicios de asistencia domiciliaria y residencial 158. En un sentido similar, el Comité
de los Derechos del Niño ha sostenido que “la mejor forma de cuidar y atender al niño con
discapacidad es dentro de su propio entorno familiar cuando la familia tenga medios
suficientes” 159. En definitiva, la Corte considera que los cuidados especiales y la asistencia
necesaria para un niño o una niña con discapacidad debe incluir, como elemento fundamental,
el apoyo a las familias a cargo de su cuidado durante el tratamiento, en especial a las madres,
en quienes tradicionalmente recaen las labores de cuidado 160.
153
Cfr. Declaración pericial de Victor Abramovich (expediente de fondo, folio 882).
154
Convención de los Derechos del Niño, artículo 24.
155
Cfr. Comité de Derechos del Niño, Observación General No.15, supra, párrs. 2 y 25.
156
Cfr. Declaración pericial de Victor Abramovich (expediente de fondo, folio 884).
157
Cfr. Comité de Derechos del Niño, Observación General No.15, supra. párr. 36.
158
Cfr. Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, artículos 19 y 25, y Comité sobre las
Personas con Discapacidad, Observación General No.5 sobre el derecho a vivir en forma independiente y a ser incluido
en la comunidad, 2017, párr. 87.
159
Comité Derechos del Niño. Observación General No. 9 (2006). Los derechos de los niños con discapacidad, 27 de
febrero de 2007, párr. 41.
160
Cfr. Organización Internacional del Trabajo. El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro
con trabajo decente, 1 de julio de 2019, pág. 53.
161
Comité de Derecho del Niño, Observación General No. 9, supra, párr. 37.
41
involucradas en el tratamiento que recibe el niño o la niña. Esto incluye a las instituciones
encargadas del manejo de los seguros privados, en tanto resultan centrales en el acceso a los
servicios de salud. Por ende, el Estado debe regular que los afiliados de las aseguradoras
privadas tengan acceso a la información sobre las condiciones de tratamiento efectivo que
gocen, lo que incluye las condiciones de cobertura de los servicios, y los recursos que dispone
el afiliado en caso de inconformidad.
113. Por otro lado, el Tribunal considera que la protección del derecho a la salud está
estrechamente relacionado con el derecho a la seguridad social, en tanto la atención a la salud
forma parte de la garantía del derecho a la seguridad social 162. En ese sentido, el Comité de
Derechos Económicos Sociales y Culturales ha señalado que la seguridad social está compuesta
por nueve ramas principales, dentro de las cuales se encuentra la atención a la salud 163. Dicho
Comité ha establecido que:
114. En efecto, tal como lo ha señalado el mencionado Comité, el Tribunal considera que el
derecho a la seguridad social es de fundamental importancia para garantizar la dignidad de las
personas y para hacer frente a circunstancias que privan del ejercicio de otros derechos 165, como
es el derecho a la salud. De esta forma, si bien los Estados conservan la libertad de definir las
formas en que garantizarán el derecho a la seguridad social, lo cual puede ser realizado a partir
de la participación del sector privado, como es el caso de Chile, el Estado debe garantizar que
se respeten los elementos esenciales del derecho a la seguridad social 166. Por ende, los Estados
deben asegurar que las personas no sean sometidas a restricciones arbitrarias o poco razonables
de la cobertura social existente, ya sea del sector público o privado 167. Asimismo, la garantía del
derecho a la seguridad social requiere la existencia de un sistema que se estructure y funcione
bajo los principios de disponibilidad y accesibilidad, que abarque la atención a la salud y la
discapacidad, y que tenga un nivel suficiente en importe y duración 168.
162
Cfr. Declaración pericial de Judith Bueno de Mesquita (expediente de fondo, folios 809.1 a 809.34).
163
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 19, El derecho a la seguridad
social (artículo 9), 23 de noviembre de 2007, párr. 12.
164
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 19, supra, párr. 13.
165
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 19, supra, párr. 1.
166
Cfr. Observación General No. 19, supra, párr. 3.
167
Cfr. Observación General No. 19, supra, párr. 4.
168
Cfr. Observación General No. 19, supra, párrs. 11 a 28.
42
115. En relación con lo anterior, el Tribunal recuerda que ha advertido que los artículos 3.j) 169,
45.b) 170, 45.h) 171 y 46 de la Carta de la OEA establecen una serie de normas que permiten
identificar el derecho a la seguridad social 172. En particular, la Corte ha notado que el artículo 3.j)
de la Carta de la OEA establece que “la justicia y la seguridad sociales son bases de una paz
duradera”. Asimismo, el artículo 45.b) 173 de la Carta de la OEA establece que “b) [e]l trabajo es
un derecho y un deber social, otorga dignidad a quien lo realiza y debe prestarse en condiciones
que, incluyendo un régimen de salarios justos, aseguren la vida, la salud y un nivel económico
decoroso para el trabajador y su familia, tanto en sus años de trabajo como en su vejez, o
cuando cualquier circunstancia lo prive de la posibilidad de trabajar”. Asimismo, el artículo
45.h) 174 de la Carta establece que “el hombre sólo puede alcanzar la plena realización de sus
aspiraciones dentro de un orden social justo”, por lo que los Estados convienen en dedicar
esfuerzos a la aplicación de ciertos principios y mecanismos, entre ellos el “h) [d]esarrollo de
una política eficiente de seguridad social”. Por su parte, en el artículo 46 de la Carta los Estados
reconocen que “para facilitar el proceso de la integración regional latinoamericana, es necesario
armonizar la legislación social de los países en desarrollo, especialmente en el campo laboral y
de la seguridad social, a fin de que los derechos de los trabajadores sean igualmente protegidos,
y convienen en realizar los máximos esfuerzos para alcanzar esta finalidad”.
116. De esta forma, la Corte ha considerado que existe una referencia con el suficiente grado
de especificidad al derecho a la seguridad social para derivar su existencia y reconocimiento
implícito en la Carta de la OEA. En consecuencia, el derecho a la seguridad social es un derecho
protegido por el artículo 26 de la Convención 175.
117. Respecto al contenido y alcance de este derecho, la Corte ha señalado que el artículo XVI
de la Declaración Americana permite identificar el derecho a la seguridad social al referir que
169
El artículo 3.j) de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados americanos reafirman los siguientes principios: j)
[l]a justicia y la seguridad social son bases de una paz duradera”.
170
El artículo 45.b) de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo
puede alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo
económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes principios y
mecanismos: b) [e]l trabajo es un derecho y un deber social, otorga dignidad a quien lo realiza y debe prestarse en
condiciones que, incluyendo un régimen de salarios justos, aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso
para el trabajador y su familia, tanto en sus años de trabajo como en su vejez, o cuando cualquier circunstancia lo prive
de la posibilidad de trabajar”.
171
El artículo 45.h) de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo
puede alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo
económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes principios y
mecanismos: h) [d]esarrollo de una política eficiente de seguridad social”.
172
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de
marzo de 2019. Serie C No. 375, párr. 173, y Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia
Nacional de Administración Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú, supra, párr. 156.
173
El artículo 45.b) de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo
puede alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo
económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes principios y
mecanismos: b) [e]l trabajo es un derecho y un deber social, otorga dignidad a quien lo realiza y debe prestarse en
condiciones que, incluyendo un régimen de salarios justos, aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso
para el trabajador y su familia, tanto en sus años de trabajo como en su vejez, o cuando cualquier circunstancia lo prive
de la posibilidad de trabajar”.
174
El artículo 45.h) de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo
puede alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo
económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes principios y
mecanismos: h) [d]esarrollo de una política eficiente de seguridad social”.
175
Caso Muelle Flores Vs. Perú, supra, párr. 173, y Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras,
supra, párr. 86.
43
toda persona tiene derecho “a la seguridad social que le proteja contra las consecuencias de la
desocupación, de la vejez y de la incapacidad que, proveniente de cualquier otra causa ajena a
su voluntad, la imposibilite física o mentalmente para obtener los medios de subsistencia” 176.
De igual manera, el artículo 9 del Protocolo de San Salvador establece que “1. [t]oda persona
tiene derecho a la seguridad social que la proteja contra las consecuencias de la vejez y de la
incapacidad que la imposibilite física o mentalmente para obtener los medios para llevar una
vida digna y decorosa. En caso de muerte del beneficiario, las prestaciones de seguridad social
serán aplicadas a sus dependientes”; y 2. “[c]uando se trate de personas que se encuentran
trabajando, el derecho a la seguridad social cubrirá al menos la atención médica y el subsidio o
jubilación en casos de accidentes de trabajo o de enfermedad profesional y, cuando se trate de
mujeres, licencia retribuida por maternidad antes y después del parto”.
118. Asimismo, el derecho a la seguridad social está reconocido a nivel constitucional en Chile,
en el artículo 19.18 de su Constitución Política 177. Dicha disposición constitucional señala que
“la acción del Estado estará dirigida a garantizar el acceso de todos los habitantes al goce de
prestaciones básicas uniformes, sea que se otorguen a través de instituciones públicas o
privadas. La ley podrá establecer cotizaciones obligatorias. El Estado supervigilará el adecuado
ejercicio del derecho a la seguridad social”.
119. La Corte recuerda que Martina Vera Rojas es una niña que padece el síndrome de Leigh,
la cual es una patología mitocondrial y neurodegenerativa que produce una pérdida aguda de
habilidades psicomotoras. Debido a su enfermedad, Martina tiene una afectación multisistémica,
que altera gravemente sus capacidades cognitivas, sus funciones motoras, le ha generado
atrofia en las extremidades, rigidez auditiva, y escasa capacidad auditiva y de contacto social,
entre otras afectaciones a sus capacidades físicas y mentales, incluidos episodios de epilepsia.
En virtud de ello, Martina requiere de una constante atención médica multidisciplinaria y una
terapia de rehabilitación 178. Estos tratamientos, aunque no sean curativos, permiten prolongar
la vida de Martina, retrasando el proceso degenerativo de la enfermedad. En este escenario, los
padres de Martina contrataron un seguro de salud con una cobertura especial para
enfermedades catastróficas, por lo que pudo ser sometida a un régimen de hospitalización
domiciliaria desde el 28 de noviembre de 2007, que le permitiera tener la atención médica para
su enfermedad.
120. El Tribunal recuerda que, en la época de los hechos, Chile contaba con la Circular No. 7
de 1 de julio de 2005, como regulación específica que establecía las instrucciones para que las
Isapres pudieran otorgar la CAEC 179. Dicha circular fue creada con el objetivo de que las Isapres
aplicaran de manera uniforme las condiciones en las que otorgara la CAEC, así como los distintos
supuestos en que ésta podía ser excluida de la cobertura. Dicha normatividad contemplaba las
176
Aprobada en la Novena Conferencia Panamericana celebrada en Bogotá, Colombia, 1948.
177
ARTICULO 19.18.- “La Constitución asegura a todas las personas: El derecho a la seguridad social. Las leyes que
regulen el ejercicio de este derecho serán de quórum calificado. La acción del Estado estará dirigida a garantizar el
acceso de todos los habitantes al goce de prestaciones básicas uniformes, sea que se otorguen a través de instituciones
públicas o privadas. La ley podrá establecer cotizaciones obligatorias. El Estado supervigilará el adecuado ejercicio del
derecho a la seguridad social”.
178
La atención médica de los pacientes con el Síndrome de Leigh deben ser acompañados por un equipo
multidisciplinario que incluya neurólogo infantil, fisiatra, gastroenterólogo, broncopulmonar, oftalmólogo, cardiólogo,
nefrólogo, otorrinolaringólogo, hematólogo y endocrinólogo. Respecto de la rehabilitación, debe incluir la participación
de kinesiólogos, terapeuta ocupacional y fonoaudiólogo. Cfr. Peritaje de Tatiana Cristina Muñoz Castro sobre el nivel de
cuidados necesarios para personas con el Síndrome de Leigh (expediente de fondo, folio 754).
179
Cfr. Superintendencia de Salud. Circular No. 7 de 1 de julio de 2005, supra.
44
condiciones en que el CAEC permitía la hospitalización domiciliaria, y las condiciones que debían
cumplirse para su aplicación. Estas condiciones determinaban, inter alia, que “[s]e excluyen los
tratamientos de enfermedades crónicas y tratamientos antibióticos” 180. Asimismo, la Circular
No. 7 señalaba que la Superintentendencia de Salud “velará por el cumplimiento de las presentes
instrucciones, en ejercicio de las facultades contenidas en la Ley No. 18.933 y la Ley 19.937 e
impartirá reglas que permitan una mayor claridad de las estipulaciones comprendidas en el
documento que contiene las condiciones de cobertura” 181.
121. Asimismo, la Corte recuerda que el 13 de octubre de 2010, la Isapre MasVida le comunicó
al padre de Martina Vera Rojas que, en aplicación de la Circular IF/No. 7 de la Superintendencia
de Salud, la cobertura médica del CAEC para el RHD, aplicable a Martina desde el 28 de
noviembre de 2007, y que permitía recibir atención hospitalaria en su domicilio, no sería
aplicable a partir del 28 de octubre de 2010. Asimismo, se le informó que, en caso de que
Martina experimentara complicaciones médicas que requieran internación hospitalaria, estas
serían atendidas en el Hospital de Arica. Ante esta decisión, el señor Vera Rojas presentó un
reclamo ante la Superintendencia de Salud, la cual envió los antecedentes a la Isapre, la que a
su vez negó el reclamo. La familia de Martina presentó un recurso de protección, el cual fue
resuelto en última instancia por la Corte Suprema de Justicia, rechazando el mismo. En razón
de esta decisión, los padres de Martina, a través de un fondo de la empresa donde trabajaba
Ramiro Vera, cubrieron el costo de la hospitalización domiciliaria.
122. Por otro lado, la señora Carolina Rojas formuló una denuncia ante la Superintendencia
de Salud el 23 de diciembre de 2011, la cual fue resuelta el 19 de abril de 2012 a través de una
decisión arbitral, confirmada el 23 de agosto de 2012, en virtud de la cual se ordenó la
reinstalación del RHD para Martina Vera, y se ordenó el pago de los gastos devengados en el
período en que se suspendió dicha cobertura. A partir de entonces, la cobertura del CAEC ha
sido cubierta por la Isapre. Asimismo, el Tribunal recuerda que la última viñeta del númeral 10
“De la hospitalización domiciliaria CAEC”, establecida en la Circular No. 7, y aplicada en el caso
de Martina, fue modificada mediante la circular IF/282 de 26 de enero de 2017, en la cual se
dispuso la eliminación de la expresión “tratamientos de enfermedades crónicas”. Dicha circular
señala que “la exclusión de la CAEC de la hospitalización domiciliaria para tratamiento de
enfermedades crónicas no podrá ser aplicada a los contratos ya vigentes, y tampoco a aquellos
que inicien su vigencia en forma posterior” 182.
180
Superintendencia de Salud. Circular No. 7 de 1 de julio de 2005, supra, viñeta 10.
181
Superintendencia de Salud. Circular No. 7 de 1 de julio de 2005, supra.
182
Cfr. Intendencia de Fondos y Seguros Provisionales. Subdepartamento de Regulación. Circular IF/No. 282 de 26
de enero de 2017, mediante la cual se imparten instrucciones sobre la cobertura adicional para enfermedades
catastróficas en hospitalización domiciliaria, página 3.
45
124. El Tribunal recuerda que la integridad personal y la vida se hallan directa e
inmediatamente vinculadas con la atención a la salud humana, por lo que la falta de atención
médica adecuada puede conllevar la vulneración de los artículos 4, 5 y 26 de la Convención. En
ese sentido, dado que la salud es un bien público cuya protección está a cargo de los Estados,
estos tienen la obligación de prevenir que terceros interfieran indebidamente en el goce de los
derechos a la vida, a la integridad personal, a la salud, a la seguridad social, y a los derechos
de los niños y niñas, los cuales son particularmente vulnerables cuando se encuentran bajo un
tratamiento que requiere cuidados paleativos y de rehabilitación ante la presencia de una
enfermedad progresiva que conlleva una discapacidad para quien la padece. En consecuencia,
los Estados tienen el deber de garantizar su prestación, al igual que la de regular y fiscalizar la
actividad de las empresas privadas de servicios de salud, incluidos los servicios de las
aseguradoras, en tanto su actuación se encuentra en la esfera de un servicio de naturaleza
pública, por lo que actúa a nombre del Estado (supra párrs. 81 a 92).
125. En el presente caso, de conformidad con los alegatos planteados por la Comisión y las
representantes, el Tribunal procederá a analizar si el Estado cumplió con su deber de regular los
servicios de las aseguradoras. En ese sentido, en primer lugar, la Corte considera que la
disposición de la Circular No. 7, la cual permitía la exclusión de enfermedades catastróficas del
RHD cuando éstas eran calificadas como “enfermedades crónicas”, carecía de elementos
objetivos que permitieran distinguir con claridad aquellas enfermedades que se encontraban
cubiertas en esta causal. Esto es así puesto que la determinación sobre la naturaleza “crónica”
de una enfermedad es una categoría que hace referencia a su duración y progresión, lo cual
permite una amplia discrecionalidad respecto a las enfermedades que se califican como tales, y
que, por lo tanto, pueden ser excluidas de la cobertura 183. La ambigüedad de la disposición
plantea un problema de previsibilidad y claridad para los contratantes del CAEC respecto de la
atención de sus enfermedades, además de producir inseguridad jurídica respecto al alcance de
sus prestaciones en materia de salud.
126. Adicionalmente, esta Corte considera que el contenido sustantivo de la Circular No. 7, al
establecer la exclusión de la hospitalización domiciliaria respecto de tratamientos de
enfermedades crónicas, permitía que, con independencia de la gravedad de la enfermedad del
paciente y los posibles riesgos que conlleva el retiro del RHD, y atendiendo a un criterio de la
duración y progresión de la enfermedad, la aseguradora pudiera retirar la cobertura de servicios
de atención médica que podían resultar esenciales para la preservación de la salud, la integridad
personal y la vida de las personas. La Corte advierte que esta disposición, al no establecer
ningún requisito adicional para el retiro del RHD, más allá de la consideración acerca de la
naturaleza “crónica” de la enfermedad, constituía un riesgo para los derechos humanos, pues
podía restringir el acceso a un tratamiento médico que podía ser fundamental para preservar la
salud, integridad y vida de las personas, y particularmente de niñas y niños que tuvieran
enfermedades como la de Martina, y que tenían alguna discapacidad que los hacía especialmente
vulnerables. En ese sentido, el Tribunal es de la posición que las disposiciones que permiten la
modificación o el retiro de las condiciones de atención médica, deben permitir contemplar
adecuadamente los riesgos que conllevan a los derechos de las personas en las situaciones
concretas, así como las condiciones especiales de vulnerabilidad que enfrenten los pacientes 184.
183
La Organización Mundial de la Salud califica a las enfermedades crónicas como toda aquella enfermedad que tiene
una larga duración y una progresión generalmente lenta.
184
Cfr. Peritaje de Tatiana Cristina Muñoz Caro (expediente de fondo, folio 766). La perita explicó que la indicación
acerca de la pertinencia de la hospitalización domiciliaria debe ser evaluada caso a caso, en razón del grado de severidad
de la enfermedad del paciente.
46
127. Asimismo, el Tribunal advierte que la disposición antes mencionada permitía que las
aseguradoras distinguieran entre personas que podían recibir el RHD sobre la base de la duración
y progresión de la enfermedad, aun cuando el CAEC tiene como objetivo permitir que los
asegurados tengan acceso a la cobertura de los gastos de la atención médica de enfermedades
graves y de alto costo necesaria para su salud. De esta forma, la distinción que planteaba la
norma, que permitía la exclusión del RHD a las enfermedades crónicas, resulta arbitraria, pues
desde una perspectiva médica, la duración y progresividad de la enfermedad no es un elemento
determinante respecto de la pertinencia de un tratamiento médico que requiere hospitalización
domiciliaria. Así, la existencia de la causal prevista por la Circular No. 7 que se discute, tenía el
efecto práctico de que personas que tenían contratado el CAEC, y que se encontraban en la
misma circunstancia, es decir que requerían una atención médica conforme al RHD, para
preservar su salud, su integridad personal y su vida, fueran excluidas de dicho beneficio por el
hecho de que su enfermedad era crónica. Esta distinción, basada en un criterio temporal, y que
no tomaba en cuenta las necesidades de atención médica de personas que tienen enfermedades
graves, como fue el caso de Martina, que además es una niña con una discapacidad, resulta en
una norma discriminatoria en relación con la garantía de los derechos a la salud, la niñez, la
integridad personal, y la vida.
128. En segundo lugar, en el caso concreto, el Tribunal advierte que los problemas regulatorios
de la Circular No. 7 permitieron que la Isapre MasVida, mediante la carta enviada el 13 de
octubre de 2010 al señor Vera Luza, retirara el RHD sin otra consideración excepto que el estado
de Martina Vera era “progresivo e irrecuperable” y, por lo tanto, que se encontraba excluida por
tratarse de una enfermedad “crónica”. El Tribunal constata que la decisión de la Isapre se basó
en el peritaje médico del Dr. Rodrigo Vargas Saavedra, quien calificó el estado de la enfermedad
como “progresivo e irrecuperable”, más nunca se calificó como “crónica” 185. Posteriormente, el
Dr. Oscar Darrigrande señaló que constituye un error conceptual equiparar una enfermedad
progresiva con una enfermedad crónica, pues la progresividad implica una variación de la
enfermedad que requería una atención médica domiciliaria 186. En este sentido, la Corte
considera que la ambigüedad de la norma, y la ausencia de previsión de otras condiciones
regulatorias que permitieran mantener el RHD, como lo son las consecuencias que tendría su
suspensión en la salud, la integridad personal y la vida, así como las condiciones especiales de
vulnerabilidad, permitió el equiparamiento de una enfermedad progresiva con una enfermedad
crónica, y la subsecuente exclusión del RHD para el tratamiento médico de Martina, quien es
una niña que sufre una discapacidad.
129. Respecto a este último punto, el Tribunal recuerda que la decisión tomada por la Isapre
fue adoptada aun cuando la aseguradora tenía conocimiento de la necesidad de Martina de
mantener la continuidad de su tratamiento médico en su domicilio. En este sentido, la Corte
considera que se encuentra plenamente probado que la aseguradora conocía del riesgo que
existía para Martina si se retiraba el RHD cuando tenía la enfermedad de Leigh. En particular, el
peritaje médico del Doctor Vargas Saavedra, en el cual se basó el retiro del RHD, claramente
estableció que “la terapia de soporte clínico en domicilio es fundamental para el bienestar de la
menor” 187. Esta conclusión fue igualmente adoptada por la Corte de Apelaciones de Concepción
en la resolución de 26 de enero de 2011, en el marco del recurso de protección intentado por
185
Cfr. Carta de la Isapre de 13 de octubre de 2010; Informe médico del doctor Rodrigo Vargas Saavedra de 30 de
septiembre de 2010 (expediente de prueba, folio 164); y declaración testimonial de Rodrigo Vargas Saavedra durante
el juicio arbitral (expediente de prueba, folio 201).
186
Cfr. Informe médico del doctor Oscar Darrigrande de 15 de julio de 2011 (expediente de prueba, folio 180 a 183).
187
Cfr. Informe médico del doctor Rodrigo Vargas Saavedra de 30 de septiembre de 2010 (expediente de prueba,
folios 165 a 166), y declaración pericial durante la audiencia pública del Dr. Óscar Darrigrande (transcripción de la
audiencia pública, página 51).
47
los padres de Martina (supra párr. 58), y por la decisión arbitral de 19 de abril de 2012,
confirmada el 23 de agosto de 2012 (supra párr. 62). Asimismo, durante la audiencia pública,
el perito Oscar Darrigrande, aseguró que en caso de que se hubiera retirado la atención
hospitalaria domiciliaria para Martina, sus expectativas y condiciones de vida se habrían visto
gravemente afectadas, puesto que habría estado expuesta a otras enfermedades respiratorias
dado que tiene una traqueostomía y una gastrostomía 188.
130. En ese sentido, la Corte advierte que los problemas regulatorios de la Circular No. 7
permitieron que la aseguradora adoptara una decisión que, además de excluir el RHD a favor
de Martina, lo cual conllevaba un riesgo para su salud, su integridad personal y su vida, obligaba
a Martina a continuar con su tratamiento médico en condiciones que no eran adecuadas para su
estado de salud, y las necesidades especiales que surgían en virtud de su condición como niña
con discapacidad, afectando así las posibilidades de una existencia digna. El cese de la
hospitalización domiciliaria hubiera puesto en peligro la accesibilidad de la atención de la salud.
Esto es así ya que los centros de salud de Arica, que eran aquellos a los que tendría acceso
geográfico para continuar con su tratamiento tras la decisión de la Isapre, no ofrecían las
condiciones necesarias para su atención médica, por lo que la familia tendría que desplazarse a
otro hospital a gran distancia, además de que los gastos aparejados a la falta de cobertura del
RHD afectarían las posibilidades de su familia para poder acceder a dicha atención 189. En este
sentido, la Corte recuerda que, conforme al requisito de accesibilidad, los tratamientos de
rehabilitación y cuidados paliativos pediátricos deben privilegiar, en la medida de lo posible, la
atención domiciliaria, o en un lugar cercano al domicilio de la niña o el niño (supra párr. 101).
188
Cfr. Declaración pericial durante la audiencia pública del Dr. Óscar Darrigrande (transcripción de la audiencia
pública, página 52).
189
Cfr. Declaración pericial durante la audiencia pública del Dr. Óscar Darrigrande (transcripción de la audiencia
pública, página 53).
190
Comité de los Derechos del Niño, Observación General No. 9, supra, párr. 41.
191
Cfr. Declaración pericial durante la audiencia pública del Dr. Oscar Darrigrande (transcripción de la audiencia
pública, página 53).
48
adecuada respecto a los cuidados paliativos y de rehabilitación que necesita, constituían un
riesgo para la salud, la integridad y la vida de Martina debido al riesgo de que adquiriera
infecciones respiratorias, dado que vive con una traqueotomía y una gastrostomía.
133. Por otro lado, el Tribunal recuerda que el derecho a la salud se encuentra estrechamente
relacionado con el derecho a la seguridad social. Los Estados se encuentran obligados a
organizar su sistema de salud de forma tal que permita a las personas acceder a servicios de
salud adecuados, los cuales además deben incluir el acceso a medidas preventivas y curativas,
y el apoyo suficiente a las personas con discapacidad 192. Por esta razón, la Corte considera que
las deficiencias normativas de la Circular No. 7 produjeron una afectación del derecho a la
seguridad social, en tanto permitieron que la decisión de la Isapre estableciera una limitación
arbitraria y discriminatoria del acceso a Martina a los servicios de salud necesarios para atención
de su enfermedad, y que se encontraban previstos en el sistema de atención a la salud chileno.
Lo anterior ocurrió como resultado del incumplimiento del Estado de regular adecuadamente la
prestación de servicios por parte de la aseguradora, lo que tuvo como resultado que el Estado
incumpliera su deber de prevenir que los actos de terceros pusieran en riesgo la posibilidad de
que Martina gozara plenamente del RHD, el cual estaba incluido en el CAEC, y por consiguiente
constituía una de las prestaciones de salud que ofrece el sistema de seguridad social.
134. Por otro lado, el Tribunal advierte que el presente caso plantea una cuestión de
regresividad en términos del artículo 26 de la Convención. La Corte constata que, previo a la
adopción de la Circular No. 7, la CAEC se encontraba regulada por la Circular No. 059 de 29 de
febrero de 2000 193. Esta circular no excluía el tratamiento de enfermedades crónicas de la
cobertura del CAEC. Sin embargo, con la adopción de la Circular No. 7 se introdujo dicha causal
de exclusión de cobertura. En ese sentido, en tanto dicha causal estableció una distinción
arbitraria y discriminatoria, cuestión que fue señalada por el propio Estado en la introducción
de la Circular No. IF/282 de 26 de enero de 2017 (supra párr. 69), que implicó una restricción
a los derechos a la salud y la seguridad social, el Tribunal considera que se trata de una medida
deliberadamente regresiva que no encuentra justificación en el contexto de las obligaciones
internacionales del Estado respecto de sus obligaciones de desarrollo progresivo de los derechos
económicos, sociales, culturales y ambientales.
135. En consideración con todo lo anterior, este Tribunal concluye que el Estado incumplió con
su deber de regulación de los servicios de salud a través de la disposición de la Circular No. 7
de 1 de julio de 2005 y, por ende, sus obligaciones de protección de los derechos. Esta
disposición permitió la exclusión de la cobertura del RHD de Martina Vera mediante la decisión
de la Isapre MasVida, la cual era necesaria para su adecuado tratamiento médico, más aun
considerando su condición de niña con discapacidad. La decisión de la aseguradora privada,
resultado del incumplimiento del deber de regulación del Estado, puso en riesgo los derechos a
la vida, la vida digna, la integridad personal, la niñez, la salud y la seguridad social, en relación
con la obligación de garantizar los derechos sin discriminación y el deber de adoptar
disposiciones de derecho interno, en perjuicio de Martina Vera, protegidos por los artículos 4, 5,
19 y 26 de la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo instrumento.
Asimismo, la existencia de dicha norma constituyó un incumplimiento de las obligaciones de
desarrollo progresivo del Estado en términos del artículo 26 de la Convención Americana.
192
Cfr. Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras, supra, párr. 90, y Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 19, supra, párrs. 11, 13, 17, 21 y 22.
193
Cfr. Superintendencia de Isapres. Circular No. 59 de 29 de febrero de 2000. Anexo: Condiciones de la cobertura
adicional para enfermedades catastróficas en Chile.
49
136. El Estado señaló que el tribunal arbitral de la Superintendencia de Salud resolvió, en
sentencia firme, confirmada el 23 de agosto de 2012, que la Isapre tenía la obligación de
restablecer el financiamiento de la hospitalación domiciliaria de Martina, y compensar la
totalidad de los gastos en los cuales incurrieron los padres de Martina durante el intervalo en el
cual la Isapre se negó a financiar la cobertura. Frente a una situación como esta, alegó el Estado,
la situación denunciada ante el Sistema Interamericano fue totalmente reparada por la
institucionalidad del Estado. En ese sentido sostuvo que, en efecto, el juez natural conforme al
derecho nacional reparó el agravio denunciado por la peticionaria ante el Sistema
Interamericano con posterioridad a la presentación de la petición, teniendo como consecuencia
que a partir de la fecha del recurso de apelación de la Isapre ante la Superintendencia, se ha
financiado de forma ininterrumpida el tratamiento de hospitalización domiciliaria de Martina. En
consecuencia, el Estado manifestó que, dado el carácter subsidiario de la jurisdicción de la Corte,
la resolución del fondo del caso resulta inoficiosa. El Tribunal procede a analizar dicho alegato
en aplicación del principio de complementariedad.
137. En ese sentido, en primer lugar corresponde reiterar que el sistema interamericano
comparte con los sistemas nacionales la competencia para garantizar los derechos y libertades
previstos en la Convención, e investigar y en su caso juzgar y sancionar las infracciones que se
cometieren; y en segundo lugar, que si un caso concreto no es solucionado en la etapa interna
o nacional, la Convención prevé un nivel internacional en el que los órganos principales son la
Comisión y la Corte. En este sentido, la Corte ha indicado que, cuando una cuestión ha sido
resuelta en el orden interno, según las cláusulas de la Convención, no es necesario traerla ante
el Tribunal Interamericano para su aprobación o confirmación. Lo anterior se asienta en el
principio de complementariedad, que informa transversalmente el sistema interamericano de
derechos humanos, el cual es, tal como lo expresa el Preámbulo de la Convención Americana,
“coadyuvante o complementario de la [protección] que ofrece el derecho interno de los Estados
americanos” 194.
194
Cfr. Caso Las Palmeras Vs. Colombia.Excepciones Preliminares. Sentencia de 4 de febrero de 2000. Serie C No.
67, párr. 33, y Caso Petro Urrego Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
8 de julio de 2020. Serie C No. 406, párr. 102.
195
Cfr. Caso Tarazona Arrieta y otros Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
15 de octubre de 2014. Serie C No. 286, párr. 137, y Caso Petro Urrego Vs. Colombia, supra, párr. 103.
196
Cfr. Caso Acevedo Jaramillo y otros Vs. Perú. Interpretación de la Sentencia de Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas, párr. 66, y Caso Petro Urrego Vs. Colombia, supra, párr. 103.
197
Cfr. Caso Andrade Salmón Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de diciembre de 2016. Serie
C No. 330, párr. 93, y Caso Petro Urrego Vs. Colombia, supra, párr. 103.
50
los derechos humanos, conjuntamente entre las autoridades internas (primariamente obligadas)
y las instancias internacionales (en forma complementaria), de modo que los criterios de
decisión, y los mecanismos de protección, tanto los nacionales como los internacionales, puedan
ser conformados y adecuados entre sí 198. Así, la jurisprudencia de la Corte muestra casos en
que, en forma concordante con las obligaciones internacionales, los órganos, instancias o
tribunales internos han adoptado medidas adecuadas para remediar la situación que dio origen
al caso 199; ya han resuelto la violación alegada 200; han dispuesto reparaciones razonables 201, o
han ejercido un adecuado control de convencionalidad 202. En este sentido, la Corte ha señalado
que la responsabilidad estatal bajo la Convención solo puede ser exigida a nivel internacional
después de que el Estado haya tenido la oportunidad de reconocer, en su caso, una violación de
un derecho, y de reparar por sus propios medios los daños ocasionados 203.
140. En el presente caso, el Tribunal constata que la decisión de la Jueza Árbitro de 19 de abril
de 2012 concluyó que la Isapre, al privar a Martina Vera de la CAEC para su hospitalización
domicialiaria, hizo insostenible el mantenimiento de tal prestación en el tiempo, por el estado
de salud de la paciente, la tecnología e infraestructura que requiere para seguir con vida, y los
costos aparejados. En este escenario, consideró que la necesidad de hospitalización de la
paciente bajo la cobertura catastrófica en un hospital incrementaría los costos tanto para la
Isapre como para Martina, por lo que consideró que la conclusión de la Isapre de rechazo de la
CAEC, que incluía el RHD, no encontraba sustento económico y resultaba contraria al derecho a
la vida y a la salud de la niña. De esta forma, consideró que la Isapre careció de razón legítima
y fundamentos racionales que ameritaran el cambio de modalidad. En consecuencia, la Jueza
Árbitro decidió acoger la demanda, ordenando que se continuara otogando la CAEC en el RHD,
y el reintegro de los pagos ajustados que hubieran sido efectuados en virtud de la suspensión
de dicho servicio. En palabras de la Jueza Árbitro:
13. Que, de acuerdo con los antecedentes expuestos, este Tribunal concluye que privar
a la beneficiaria del afiliado de la CAEC para su hospitalización domiciliaria, y mantenerla
sólo con la cobertura del plan de salud, hace insostenible para el afiliado el mantener la
continuidad de tal prestación en el tiempo, atendido la delicada salud de la paciente, la
tecnología e infraestructura de la atención médica que requiere para seguir con vida, y
los costos de la misma, de modo que la falta de dicha cobertura adicional, ciertamente,
determinará un reingreso de la paciente a un prestador de salud institucional, para
continuar su tratamiento bajo dicho beneficio en régimen de hospitalización tradicional.
198
Cfr. Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia
de 30 de noviembre de 2012. Serie C No. 259, párr. 143, y Caso Petro Urrego Vs. Colombia, supra, párr. 104.
199
Cfr. Caso Tarazona Arrieta y otros Vs. Perú, supra, párrs. 139 a 141, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El
Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de febrero de 2019. Serie C No. 373., párr. 80.
200
Véase, por ejemplo, Caso Amrhein y otros Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 25 de abril de 2018. Serie C No. 354, párrs. 97 a 115, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El
Salvador, supra, párr. 80.
201
Véase, por ejemplo, Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia, supra, párrs. 334 a 336, y Caso Colindres
Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 80.
202
Véase, por ejemplo, Caso Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011. Serie
C No. 221, párr. 239, Caso Andrade Salmón Vs. Bolivia, supra, párr. 100, y Caso Petro Urrego Vs. Colombia, supra, párr.
108.
203
Cfr. Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia, supra, párr. 143, y Caso Petro Urrego Vs. Colombia, supra,
párr. 104.
51
prestador de la Red CAEC ubicado fuera de la XV región, lo que evidentemente
incrementará los costos de tal prestación, tanto para la Isapre y como para el afiliado.
Además, esta Jueza considera que la Isapre carece de razón legítima ni ha hecho valer
en estos autos fundamentos racionales que ameriten el cambio de modalidad de
prestación.
15. Que, a mayor abundamiento, se debe tener presente lo dispuesto en el Oficio Circular
Beneficios IF Nº 14, 14.04.2005, que "Imparte instrucciones sobre cobertura para la
hospitalización domiciliaria", que establece que: "la hospitalización domiciliaria es una
alternativa a la hospitalización tradicional que permite mejorar la calidad de vida y de
atención de los pacientes y que contribuye a la contención de costos mediante la ut
ilización racional de los recursos hospitalarios".
RESUELVO:
52
141. Al respecto, la Corte considera que la decisión de la Jueza Árbitro de 19 de abril de 2012,
confirmada por el Superintendente de Salud el 23 de agosto de 2012, en efecto cesó el hecho
principal que generó las violaciones a los derechos a la vida, la vida digna, la integridad personal,
la niñez, la salud y la seguridad social, en relación con la obligación de garantizar los derechos
sin discriminación, que ocurrieron en perjuicio de Martina Vera Rojas como resultado de la
decisión de la Isapre de 13 de octubre de 2010, y estableció medidas de reparación respecto de
dichas violaciones. La decisión de la Jueza Árbitro tomó debida consideración de los riesgos que
existieron a la salud y la vida de Martina Vera por la decisión del retiro del régimen de
hospitalización domiciliaria, ordenó que se restituyera el RHD en favor de Martina, y ordenó el
pago de los gastos que no fueron cubiertos por la aseguradora durante el tiempo que su familia
tuvo que hacerse cargo de ellos. Estos pagos efectivamente fueron realizados, y el tratamiento
médico domiciliario para Martina fue también restablecido.
142. Asimismo, este Tribunal advierte que la circular IF/282 de la Intendencia de Fondos y
Seguros de Chile, de 26 de enero de 2017, dispuso la eliminación de la viñeta que permitía la
exclusión del RHD a los tratamientos de enfermedades crónicas, tal como estaba previsto en la
Circular No. 7 de 1 de julio de 2005, y que fue la causal en virtud de la cual se retiró el RHD en
el caso concreto de Martina Vera. De esta forma, mediante este acto del Estado fue subsanada
la deficiencia normativa que permitió la violación a los derechos humanos cometidos en el
presente caso. En ese sentido, este Tribunal destaca que, en la introducción de dicha circular, la
entidad reguladora sostuvo que la exclusión de enfermedades crónicas de la CAEC constituye
una discriminación arbitraria en función del estado de salud de las personas. De esta forma, ha
quedado demostrado que la exclusión del RHD de la CAEC no podrá ser excluido a personas que
tengan enfermedades crónicas.
143. Sin perjuicio de lo anterior, la Corte considera pertinente recordar que la inadecuada
regulación relativa a las condiciones que excluían el RHD de la CAEC permitió a la Isapre MasVida
adoptar una decisión que puso en riesgo el goce de los derechos a la salud, la integridad
personal, la vida, la vida digna, la niñez y el acceso a la seguridad social de Martina, los cuales
son hechos atribuibles al Estado (supra párr. 135). El Tribunal es consciente que en la práctica
no le fue retirado el RHD a Martina, debido a los esfuerzos realizados por sus padres, quienes
tuvieron acceso a un fondo de bienestar de la empresa donde Ramiro Vera trabajaba, aunque
este no fue suficiente para garantizar el mismo nivel de atención médica previo al retiro del RHD
(supra párr. 58). En ese sentido, es incuestionable que, en el caso, la niña no ha sufrido
consecuencias graves en razón de la posición social y posibilidades reales de evitarlas de los
padres, pero queda claro que el Estado ha estado en falta, dado que, de haber sido diferentes
o menores sus posibilidades de espacio social, esta omisión estatal podría haber sido fatal. Esto
pone de relieve una selectividad grave en la prestación y en la protección de los derechos de la
niña.
144. Asimismo, el Tribunal advierte que, después del restablecimiento del RHD, los padres de
Martina han experimentado una constante situación conflictiva con la Isapre y la
Superintendencia debido al servicio de salud prestado por los proveedores de salud, la cual se
observa en los diversos reclamos y quejas que han presentado por problemas con la atención
médica de Martina (supra párr. 64). Estos reclamos han incluido problemas con la atención
derivados de que los trabajadores de la empresa encargada de brindar el servicio de salud no
se encuentran disponibles y los insumos mensuales para la atención de Martina se retrasan 204;
204
Cfr. Carta de Carolina Rojas Farías de 4 de mayo de 2017 dirigida al Gerente General de Nueva Más Vida
(expediente de prueba, folio 326).
53
la inconformidad respecto de la ausencia de visita de un fonoaudiólogo orientado a deglución 205;
o la denuncia respecto de la falta de medicamentos, la existencia de ventiladores sin
manutención, la falta de comunicación con la empresa a cargo, o la falta de especialistas 206.
Esta situación fue señalada por el señor Vera Rojas, quien manifestó durante la audiencia pública
que, después de la reinstalación del RHD, se han sentido invisibilizados por la Isapre y por el
Estado en lo que respecta a la fiscalización del servicio que recibe Martina 207.
145. En ese sentido, el Tribunal recuerda que, dado que la salud es un bien público, los Estados
tienen la obligación de regular y fiscalizar toda la asistencia de salud prestada por particulares,
como deber especial de protección de los derechos que se pueden ver afectados por la
inadecuada prestación de los servicios de salud. De igual forma, resulta pertinente señalar que
son las empresas privadas las primeras encargadas en tener un comportamiento responsable
respecto de las actividades que realicen, lo que implica que deben adoptar las medidas
necesarias para que sus actividades no tengan impactos negativos en los derechos humanos de
las personas, subsanar dichas violaciones cuando ocurran, y adoptar práctivas con un enfoque
dirigido a que sus actividades respeten los derechos humanos. Esto último es especialmente
relevante cuando una empresa privada presta un servicio de naturaleza pública, y está
ejerciendo funciones inherentes al poder público, como es el caso de las Isapres en el sistema
de salud chileno.
146. Al respecto, la Corte recuerda que los servicios sanitarios referidos a la rehabilitación y
cuidados pediátricos deben proveerse conforme a los principios de disponibilidad, accesibilidad,
aceptabilidad y calidad de los servicios de salud, tomando en cuenta las particularidades que
requiere un tratamiento médico de niños y niñas que sufren discapacidades. De esta forma, la
Corte advierte que, aun después de la reinstalación del RHD, las denuncias presentadas por los
padres de Martina permiten advertir la ausencia de suficientes trabajadores médicos para la
atención de la niña, la existencia de retrasos en la entrega de insumos suficientes por parte de
la empresa proveedora del servicio, y deficiencias en insumos básicos como medicamentos y
ventiladores. Estas falencias constituyen problemas en la calidad y disponibilidad de los servicios
de salud por parte de los prestadores de servicios privados, pues estos elementos establecen
que en la atención a la salud se debe contar con suficientes servicios, personal médico y
profesional capacitado, y que los bienes y servicios sean apropiados desde un punto de vista
científico y técnico (supra párr. 100).
205
Cfr. Carta de Ramiro Vera Luza de 8 de junio de 2017 dirigida a la Superintendencia de Salud de Arica (expediente
de prueba, folio 328), y Carta de Ramiro Vera Luza de 3 de agosto de 2017 dirigida a la Superintendencia de Salud de
Arica (expediente de prueba, folio 329).
206
Cfr. Carta de Carolina Rojas Farías de 5 de abril de 2017 dirigida a la Superintendencia de Salud (expediente de
prueba, folio 332).
207
Cfr. Declaración de Ramiro Vera Luza durante la audiencia pública (transcripción de la audiencia pública, página
15).
54
encomiable del Estado, el hecho ilícito internacional no cesó en su totalidad ni fue reparado
integralmente.
148. En razón de lo anterior, la Corte considera que el Estado es responsable por la violación
de los derechos a la vida, la vida digna, la integridad personal, la niñez, la salud y la seguridad
social, en relación con la obligación de garantizar los derechos sin discriminación, y el deber de
adoptar disposiciones de derecho interno, establecidos en los artículos 4.1, 5.1, 19 y 26 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo
instrumento, en perjuicio de Martina Vera Rojas.
149. Sin perjuicio de lo anterior, la Corte considera que, dado que la decisión de la Jueza
Árbitro en efecto cesó el retiro del RHD, el cual fue el hecho principal generador de las violaciones
analizadas en el presente caso, y ordenó el pago de los montos devengados por el padre de
Martina durante el tiempo que el RHD se encontró suspendido, no resulta necesario pronunciarse
respecto de la alegada falta de fiscalización por parte del Estado de las acciones de la Isapre
MasVida, o las alegadas violaciones al derecho a acceder a un recurso sencillo y eficaz para la
protección de sus derechos, establecido en los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana,
en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo instrumento.
VIII-2
DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL 208
150. La Comisión alegó que la Corte ha sostenido que la integridad psíquica y moral de los
familiares de las víctimas puede ser afectada por las situaciones que estas padecieron a causa
de las actuaciones u omisiones de las autoridades internas, y que, el caso del derecho a la salud
de las víctimas, este tipo de vulneraciones debe ser probado. Indicó que en este caso se
documentó que “la madre y el padre sufren de estrés post traumático derivado del sufrimiento
por la incertidumbre del acceso al tratamiento que mantiene con vida a su hija”, además del
sufrimiento que les generó la “relación altamente litigiosa” con la Isapre por las modificaciones
unilaterales del acceso al tratamiento adecuado y la falta de regulación adecuada del
levantamiento del RHD. Además, la Comisión precisó que la búsqueda de tratamiento a través
de los referidos litigios y “el evidente vínculo familiar estrecho entre el padre y la madre con su
hija en condición de grave vulnerabilidad, permite inferir como lógicos los sufrimientos
alegados”, por lo que alegó que el Estado es responsable con la violación del derecho a la
integridad psíquica y moral establecido en el artículo 5.1 de la Convención Americana, en
relación con las obligaciones del artículo 1.1 del mismo instrumento en perjuicio de los padres
de Martina.
151. Las representantes alegaron que la Corte ha juzgado que los familiares de las víctimas
de violaciones a derechos humanos pueden, a su vez, ser considerados como víctimas, y que
en el Caso Cuscul Pivaral Vs. Guatemala determinó que los familiares de las víctimas
experimentaron “sentimientos de dolor, angustia e incertidumbre” como resultado de la ausencia
de atención médica oportuna y por no contar con los recursos económicos para proveer el
tratamiento necesario, lo cual “afectó la dinámica familiar de las víctimas”. Indicaron que los
padres de la niña Martina sufrieron “temor y zozobra” por el “gravísimo impacto” que la decisión
unilateral de la Isapre podía tener en “los procesos más vitales de Martina”, por lo que tuvieron
que buscar desesperadamente alternativas para costear los elementos básicos del tratamiento
208
Artículo 5 de la Convención Americana.
55
de su hija, a lo cual se sumó la incertidumbre sobre la sostenibilidad de dichas alternativas, la
frustración ante la desprotección generada por la decisión de la Corte Suprema y la falta de
intervención inmediata por parte de la Superintendencia de Salud, y el temor constante de que
los hechos se repitan ante la ausencia de regulación y fiscalización. Además, señalaron que esto
ha derivado en una afectación psicológica severa en ambos y en la pérdida de visión por parte
del padre, de modo que el Estado es responsable por la violación en su perjuicio del artículo 5.1
de la Convención, en relación con la obligación contenida en el artículo 1.1 del mismo
instrumento en perjuicio del padre y la madre de Martina.
152. El Estado alegó que la Corte ha establecido que la violación del artículo 5.1 de la
Convención depende del grado de intensidad de la afectación física, psíquica y moral de la
persona y que la presunta vulneración de la integridad de los padres de la niña Martina no se
presume, sino que debe ser probada. Agregó que, en sí mismos, los hechos del caso no permiten
concluir que la conducta de las autoridades haya generado un impacto desproporcionado en la
integridad de los padres de la niña Martina puesto que: a) la situación de estrés no es imputable
al Estado, sino que fue causa por la Isapre, un sujeto privado, y b) el Estado adoptó las medidas
adecuadas para proteger la salud de la niña y en tal sentido los tribunales contribuyeron a
disminuir dicha situación. Indicó que el informe pericial de febrero de 2017 da cuenta de que la
responsable de la ansiedad y estrés de los padres de la niña Martina es la Isapre, la cual es un
agente privado y, desde esa perfectiva, sus acciones no resultan imputables al Estado. De igual
modo, concluyó que no existe prueba que acredite un nexo causal entre las supuestas
violaciones a los derechos de la niña Martina y las actuaciones del Estado, máxime considerando
que remedió la situación causante del estrés y ansiedad de los padres, no se puede concluir que
el Estado haya incumplido con sus obligaciones respecto al artículo 5.1 de la Convención, en
relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento.
B. Consideraciones de la Corte
153. La Corte ha considerado que los familiares de las víctimas de violaciones de derechos
humanos pueden ser, a su vez, víctimas 209. En ese sentido, el Tribunal ha considerado violado
el derecho a la integridad psíquica y moral de familiares de víctimas con motivo del sufrimiento
adicional que éstos han padecido como producto de las circunstancias particulares de las
violaciones perpetradas contra sus seres queridos, y a causa de las posteriores actuaciones u
omisiones de las autoridades estatales frente a los hechos 210, tomando en cuenta, entre otros,
las gestiones realizadas para obtener justicia y la existencia de un estrecho vínculo familiar 211.
También se ha declarado la violación de este derecho por el sufrimiento generado a partir de los
hechos perpetrados en contra de sus seres queridos 212. Adicionalmente, este Tribunal ha
señalado que la contribución por parte del Estado al crear o agravar la situación de vulnerabilidad
de una persona tiene un impacto significativo en la integridad de las personas que le rodean, en
especial de familiares cercanos que se ven enfrentados a la incertidumbre e inseguridad
generada por la vulneración de su familia nuclear o cercana 213.
209
Cfr. Caso Castillo Páez Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 3 de noviembre de 1997. Serie C No. 34, punto resolutivo
cuarto, y Caso Bedoya Lima y otra Vs. Colombia, supra, párr. 158.
210
Cfr. Caso Blake Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 24 de enero de 1998. Serie C No. 36, párr. 114, y Caso
Bedoya Lima y otra Vs. Colombia, supra, párr. 158.
211
Cfr. Caso Blake Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 24 de enero de 1998. Serie C No. 36, párr. 114, y Caso
Bedoya Lima y otra Vs. Colombia, supra, párr. 158.
212
Cfr. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie C No. 70,
párrs. 162 y 163, y Caso Bedoya Lima y otra Vs. Colombia, supra, párr. 158.
213
Cfr. Caso de las niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana. Sentencia de 8 de septiembre de 2005. Serie C
No. 130, párr. 205, y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala, supra, párr. 191.
56
154. Al respecto, la Corte advierte que los padres de Martina, Ramiro Vera y Carolina Rojas,
experimentaron momentos de gran cantidad de estrés, dolor y abandono provocados por la
incertidumbre que produjo el riesgo en que se encontró su hija tras el anuncio del retiro del
RHD, así como por los diferentes procesos ante la Isapre y las instancias que siguieron para
lograr el restablecimiento de la hospitalización domiciliaria. En ese sentido, la señora Carolina
Rojas manifestó que, como resultado de la contienda, su “familia ha debido soportar dolorosos
momentos, el estrés especialmente el temor de Ramiro de perder su trabajo cuando era la
empresa donde trabajaba quienes costeaban los gastos de la hospitalización domiciliaria y la
incertidumbre permanente de cuánto tiempo podía costearla” 214. En sentido similar, los
familiares de los padres de Martina expresaron cómo, al momento de enterarse respecto del
retiro del RHD, “toda la familia entró en un estado de estrés y sensación profunda de disminución
del estado de ánimo” y en una “gran tristeza y desolación” 215. Esta situación se prolongó durante
el tiempo que el RHD se encontró suspendido, provocando un significativo gasto emocional y
económico para la familia Vera Rojas 216.
155. Los efectos de la situación de estrés antes señalada produjo una serie de efectos físicos
y psicológicos en los padres de Martina 217. Al respecto, el señor Vera manifestó durante la
audiencia pública que enfrentó problemas de salud como “dolor de estómago, dolores de cabeza,
que son intensos, hipertensión, problemas de vista, tengo una discapacidad visual del 25%”, lo
cual se encontraba directamente relacionado con el estrés. Expresó que ello le produjo una
condición que no le permite ir a su trabajo por ser una persona “de riesgo” 218. Por su parte, el
perito Cristian Rodrigo Peña declaró que, “con un alto grado de certeza, el Sr. Vera presenta un
cuadro crónico de ansiedad moderada y síntomas de estrés postraumático crónico, como
resultado de perder inesperadamente el seguro de enfermedades catastróficas […] y por haberse
obligado a confrontar al sistema de salud chileno, para asegurar el bienestar de su hija” 219. En
lo que respecta a la señora Rojas, el perito señaló que las reuniones con el Estado en relación
con la situación de su hija le han provocado “crisis de intenso malestar que se expresan a través
de reacciones de alergia”, y que tiene síntomas de estrés postraumático 220.
156. En este punto, el Tribunal considera pertinente destacar que las experiencias vividas por
los padres de Martina aumentaron su sensación de vulnerabilidad personal 221. Tal como lo señaló
el señor Vera durante la audiencia pública, la decisión de la Isapre provocó un “desastre
psicológico gigantesto” para él y su esposa, pues no solo puso en riesgo la vida de Martina, sino
que además le estaba negando a sus padres poder realizar sus vidas al tener que pensar todos
214
Cfr. Declaración de Carolina Andrea Rojas Farias (expediente de fondo, folio 719).
215
Cfr. Declaración de Guillermo Rojas Farías (expediente de fondo, folio 724), y declaración de Karla Antonieta Vera
Luza (expediente de fondo, folio 720).
216
Cfr. Declaración de Guillermo Rojas Farías (expediente de fondo, folio 724), y declaración de Karla Antonieta Vera
Luza (expediente de fondo, folio 720).
217
Cfr. Testimonio de Ramiro Vera, describiendo problemas de estrés debido a situación de continua contienda con
Isapre, enero 2017 (expediente de prueba, folio 5003 a 5004); Resultado de exámenes oculares de Ramiro Vera, 9 de
febrero de 2017 (expediente de prueba, folios 5006 a5018); Certificado médico de Disquinesia Biliar de Ramiro Vera
relaciona con estrés crónico, de 11 de julio de 2018 (expediente de prueba, folio 5020); y Certificado médico que da
cuenta de lesión ocular de Ramiro Vera, de 16 de enero de 2017 (expediente de prueba, folio 5022).
218
Cfr. Declaración durante la audiencia pública de Ramiro Vera Luza (transcripción de la audiencia pública, página
16).
219
Cfr. Informe Pericial Psicológico Psiquiátrico de Cristian Rodrigo Peña (expediente de fondo, folio 708).
220
Cfr. Informe Pericial Psicológico Psiquiátrico de Cristian Rodrigo Peña (expediente de fondo, folio 708).
221
Cfr. Informe Pericial Psicológico Psiquiátrico de Cristian Rodrigo Peña (expediente de fondo, folio 709).
57
los días en la forma de poder solventar el tratamiento de su hija 222. Asimismo, por la situación
de extrema vulnerabilidad en que se encuentra Martina, que la hace dependender enteramente
de sus padres para su bienestar, el Tribunal considera que los efectos psicológicos y físicos que
padecieron el señor Vera y la señora Rojas, tuvieron un impacto en la estabilidad de su núcleo
familiar 223.
IX
REPARACIONES
A. Parte Lesionada
160. Este Tribunal considera parte lesionada, en los términos del artículo 63.1 de la
Convención, a quien ha sido declarada víctima de la violación de algún derecho reconocido en
la misma. Por lo tanto, esta Corte considera como “parte lesionada” a Martina Vera Rojas,
Carolina Andrea del Pilar Rojas Farías y Ramiro Álvaro Vera Luza, quienes en su carácter de
víctimas de las violaciones declaradas en el Capítulo VIII, serán considerados beneficiarios de
las reparaciones que la Corte ordene.
222
Cfr. Declaración durante la audiencia pública de Ramiro Vera Luza en respuesta a la pregunta del Juez Eduardo
Ferrer MacGregor (transcripción de la audiencia pública, página 25).
223
Cfr. Caso Familia Pacheco Tineo Vs. Bolivia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 25 de noviembre de 2013. Serie C No. 272, párr. 207, y Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala, supra, párr. 193.
224
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie C
No. 7, párrs. 24 y 25, y Caso Garzón Guzmán y Otros Vs. Ecuador, supra, párr. 95.
225
Cfr. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de
2008. Serie C No. 191, párr. 110, y Caso Bedoya Lima y otra Vs. Colombia, supra, párr. 165.
226
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas, supra, párrs. 25 y 26, y Caso Moya Solís
Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de junio de 2021. Serie C No. 425,
párr. 113.
58
B. Medidas de restitución y rehabilitación
161. La Comisión solicitó que el Estado asegure la vigencia del régimen de hospitalización
domiciliaria a favor de Martina, tomando en cuenta los estándares internacionales y su interés
superior como niña con discapacidad, y disponga de las medidas pertinentes para la
rehabilitación física y mental de Ramiro Vera y Carolina Rojas, de modo concertado.
163. El Estado alegó que no hay antecedentes de hecho ni de derecho que comprometan su
responsabilidad internacional, sino que ha adoptado las medidas necesarias para reparar a las
víctimas. En tal sentido, reiteró que este caso carece de objeto, por lo que la Corte no debe
pronunciarse sobre las resparaciones costas y gastos. El Estado sostuvo que, en caso de que el
Tribunal determine que ha incurrido en alguna violación de derechos humanos, las medidas de
reparación solicitadas por las representantes y por la Comisión deben ser rechazadas, en tanto
las vulneraciones ya fueron reparadas. Respecto a las medidas solicitadas por la Comisión, el
Estado indicó que la concerniente a la reparación integral ya ha sido cumplida, que las
representantes señalaron que el daño material ya fue restituido, y que si bien los aspectos
relacionados con el aseguramiento del régimen domiciliario de la niña Martina y la rehabilitación
de los señores Vera Rojas están pendientes, estas no han podido ser avanzadas por la decisión
de la Comisión de someter el caso a la Corte.
164. Este Tribunal concluyó que el Estado es responsable por la violación de los derechos a la
vida, la vida digna, la integridad personal, la niñez, la salud y la seguridad social, en relación
con la obligación de garantizar los derechos sin discriminación, y el deber de adoptar
disposiciones de derecho interno, en perjuicio de Martina Vera Rojas. Asimismo, determinó que
los padres de Martina sufrieron efectos psicológicos y físicos, afectando así a todo el núcleo
familiar, y en esa medida constituyeron violaciones al derecho a su integridad personal. En este
punto, el Tribunal destaca que los efectos físicos sufridos por el señor Vera Luza, quien es el
sustento económico de la familia Vera Rojas, le produjeron una discapacidad visual que incluso
ha afectado su posibilidad de acudir a trabajar.
165. Por lo anterior, este Tribunal considera que, ante la delicada situación de salud de Martina
Vera, y las afectaciones a la salud que sufrieron sus padres ante el retiro del RHD, lo que podría
comprometer su posibilidad futura de cubrir los costos del CAEC, como medida de restitución,
el Estado debe asegurar la vigencia del tratamiento médico de Martina Vera, en las condiciones
59
que se encuentran actualmente, así como aquellos tratamientos que pudiera necesitar en el
futuro con motivo de su enfermedad. El Estado deberá asegurar este tratamiento en caso de
fallecimiento de sus padres, o porque se vean imposibilitados de cotizar en el plan de salud de
la Isapre, o pagar el deducible de cobertura del CAEC, por motivos de enfermedad, vejez, o
condiciones salariales. En el cumplimiento de este compromiso, el Estado deberá suscribir, en
un plazo de seis meses contado a partir de la notificación de la presente Sentencia, un acto
jurídico que brinde seguridad jurídica sobre el cumplimiento de esta obligación 227.
166. Por otro lado, la Corte recuerda que Martina se encuentra en una situación de extrema
vulnerabilidad que requiere de un entorno adecuado para preservar su salud, su vida, su
integridad personal, y gozar de una vida digna. Asimismo, este Tribunal advierte que han
existido problemas en los servicios de salud que son prestados por los proveedores de salud de
Martina, y que debido a su condición de salud puede ser necesario que deba trasladarse a un
hospital para recibir tratamientos médicos especializados. En ese sentido, el Tribunal considera
pertinente ordenar que el Estado entregue a Martina, en un plazo de seis meses, una silla de
ruedas neurológica que le permita realizar los traslados al hospital cuando esto sea necesario.
Esta silla deberá cumplir con los requerimientos médicos y tecnológicos necesarios para su
traslado seguro a un centro hospitalario, previniendo posibles riesgos derivados del mismo.
C. Medidas de satisfacción
227
Cfr. Caso I.V. Vs. Bolivia. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 21 de noviembre de 2018, Considerandos 11 a 14, y Casos Fernández Ortega y otros y Rosendo
Cantú y otra Vs. México. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos de 21 de noviembre de 2014, párrs. 16 a 18.
228
Cfr. Informe Pericial Psicológico Psiquiátrico de Cristian Rodrigo Peña (expediente de fondo, folio 709 y 710).
60
169. La Corte dispone, como lo ha hecho en otros casos 229, que el Estado publique, en el plazo
de seis meses, contado a partir de la notificación de la presente Sentencia, en un tamaño de
letra legible y adecuado, lo siguiente: a) el resumen oficial de la presente Sentencia elaborado
por la Corte, por una sola vez, en el Diario Oficial, y en un diario de circulación nacional, y b) la
presente Sentencia en su integridad, disponible por un período de un año, en el sitio web oficial
de la Superintendencia de Salud, el Poder Judicial y la Isapre MasVida. La publicación en la
Superintendencia de Salud deberá incluir el historial judicial del caso de Martina Vera, incluyendo
al menos las sentencias del proceso de arbitraje, y los informes de admisibilidad y fondo de la
Comisión. El Estado deberá informar de forma inmediata a este Tribunal una vez proceda a
realizar cada una de las publicaciones dispuestas, independientemente del plazo de un año para
presentar su primer informe, dispuesto en el punto resolutivo 13 de la presente Sentencia.
D. Garantías de no repetición
229
Cfr. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre de 2001. Serie C No.
88, párr. 79, y Garzón Guzmán y Otros Vs. Ecuador, supra, párr. 117.
61
infecciones urinarias en el Fondo Nacional de Salud, a fin de que sean homologados por las
Isapre; b) la fiscalización de oficio, permanente, periódica y efectiva por parte de la
Superintendencia de Salud de las actuaciones de la Isapre y el régimen de hospitalización
domiciliaria y demás tratamientos de Martina, entregando informes semestrales a la Corte con
copia a las víctimas; c) reconozca su responsabilidad internacional y pida disculpas a la familia
en una ceremonia pública que deberá ser trasmitida por televisión o radio en horario de alta
audiencia, con la presencia del Pleno de la Corte Suprema, el canciller, el Ministro de Salud y la
participación de las presuntas víctimas, cuyos gastos de asistencia deberán ser cubiertos por el
Estado; y d) la creación, en un plazo de dos años desde la publicación de la sentencia, de un
patio de juegos para niños y niñas con discapacidad con el nombre de Martina Vera Rojas, en el
hospital de Arica.
174. Las representantes también solicitaron, como medida de no repetición, la adecuación del
ordenamiento chileno respecto a: a) el establecimiento de límites a las potestades discrecionales
de los sujetos privados que participan en la prestación de servicios de salud de Chile,
particularmente de las Isapres; b) la ampliación de las facultades de fiscalización y supervisión
de oficio y periódicas por parte de la Superintendencia de Salud respecto a las actuaciones de
las Isapres; c) la modificación de la normativa constitucional que limita los reclamos judiciales
del derecho a la salud mediante los recursos de protección; d) la adopción de medidas que
permitan, mientras se cumplan las medidas antes mencionadas, la modificación de las prácticas
judiciales que resultan restrictivas con relación al derecho a la salud; e) que alguna de las
normas que se promulguen en cumplimiento de las anteriores medidas lleve el nombre de
Martina, y f) la adquisición de un columpio en el patio de Martina.
176. El Estado solicitó que fuera rechazada la pretensión de las representantes en cuanto a
la modificación del ordenamiento jurídico pues este respondió de manera adecuada para
proteger la vida e integridad personal de la niña Martina, y en tal sentido agregó que la
Superintendencia de Salud modificó el punto 10 de la Resolución No. 7 para excluir a la
enfermedad de Leigh de la lista de enfermedades crónicas, con lo cual se garantiza que el
tratamiento de Martina sea cubierto por la Isapre. El Estado también solicitó el rechazo de la
pretensión referente a la modificación constitucional y de la práctica judicial respecto a los
reclamos relativos al derecho a la salud, ya que en un estudio de la jurisprudencia del Poder
Judicial encontró que en el 65% de los casos fallados en el periodo 2009 a 2019 las Cortes de
Apelación han acogido los recursos de protección y en el 33% han revocado sentencia de los
revocan, y han fundamentado sus fallos en la afectación de los derechos a la vida e integridad
personal, e incluso en el derecho a la salud, además de que justificar sus sentencias en los
antecedentes médicos que demuestran la necesidad del régimen domiciliario y han comenzando
a tomar en cuenta los estándares internacionales consagrados en la Convención sobre los
Derechos del Niño. Asimismo, indicó que se está terminando un proyecto de modificación al
62
Fondo Nacional de Salud. Sobre el otorgamiento de facultades a favor de la Defensoría de la
Niñez y las demás medidas de reparación, el Estado sostuvo que no guardan relación con los
hechos del caso o los presuntas daños, y que son innecesarias pues existe regulación al respecto
y las representantes no han aportado pruebas sobre la insuficiencia normativa.
177. En el presente caso, el Tribunal determinó que el Estado incumplió con su deber de
regulación de los servicios de salud a través de la disposición de la Circular No. 7 de 1 de julio
de 2005. Esta disposición permitió la exclusión de la cobertura de hospitalización domiciliaria de
Martina Vera mediante la decisión de la Isapre MasVida de 13 de octubre de 2010, la cual era
necesaria para su adecuado tratamiento médico. La decisión de la aseguradora privada,
resultado del incumplimiento del deber de regulación del Estado, afectó los derechos a la vida,
la vida digna, la integridad personal, la niñez, la salud y la seguridad social, en relación con la
obligación de garantizar los derechos sin discriminación, y el deber de adoptar disposiciones de
derecho interno, en perjuicio de Martina Vera. Sin embargo, esta Corte arribó a la conclusión de
que dicha afectación fue parcialmente subsanada por el Estado mediante la decisión de la Jueza
Árbitro de 19 de abril de 2012. Asimismo, el Tribunal verificó que la disposición normativa que
dio origen a violaciones a los derechos ocurridas en el presente caso fue dejada sin efectos
mediante la entrada en vigor de la Circular IF/282 de la Intendencia de Fondos y Seguros de
Chile y, por lo tanto, no podrá constituir una fuente de futuras violaciones a los derechos
humanos en situaciones similares a las del presente caso.
178. De esta forma, dado que en el presente caso se ha verificado la reinstalación del RHD a
favor de Martina, y no se ha determinado la responsabilidad internacional del Estado por la
normativa constitucional o legal que regula el sistema de salud chileno en general, o por los
recursos judiciales, el Tribunal considera que no existen elementos para ordenar medidas de
reparación relativas a la regulación de dicho tratamiento médico (como sería la incorporación
de tratamientos de fonoaudiología, deglución o férulas en el listado de prestaciones médicas de
Fonasa para su posterior homologación), la adopción de medidas dirigidas a modificar el sistema
de fiscalización y control de las Isapres, o las normas que regulan los procedimiento judiciales
en Chile. Asimismo, la Corte considera que la emisión de la presente sentencia y la orden de
publicación de su resumen en el Diario Oficial y de la sentencia en el sitio web del Poder Judicial,
son medidas de satisfacción suficientes en este caso, por lo que no considera pertinente la
realización de un acto de disculpas a la familia en una ceremonia pública, la creación de un patio
de juegos para niños y niñas con discapacidad en el Hospital de Arica, o la adquisición de un
columpio en el patio de Martina.
F. Indemnizaciones compensatorias
179. La Comisión solicitó que el Estado reparara integralmente las violaciones de derechos
declaradas en el informe de Fondo, incluyendo el aspecto material e inmaterial. Respecto al daño
material, las representantes indicaron que por “excepcionales condiciones” las presuntas
víctimas no experimentaron daños materiales como consecuencia de la decisión de la Isapre de
retirar el régimen de hospitalización domiciliaria. El Estado indicó que lo concerniente a la
reparación integral ya ha sido cumplido, y que el daño material ya fue restituido.
63
180. La Comisión solicitó que el Estado reparara integralmente las violaciones de derechos
declaradas en el Informe de Fondo, incluyendo el aspecto material e inmaterial. Las
representantes En cuanto al daño inmaterial, las representantes indicaron que los padres de
Martina adolecen de un “profundo daño psicológico” como consecuencia de los hechos del caso,
por lo que solicitaron el pago de USD $150,000.00. El Estado sostuvo que no procede el pago
de una indemnización porque las afectaciones a los derechos de la niña Martina fueron producto
de la actuación de un sujeto privado, por lo que los peticionarios tienen a su disposición la acción
de indemnización contra la Isapre, la cual aún no ha sido agotada. Adicionalmente, el Estado
indicó que no hay “antecedentes objetivos” que justifiquen el alto monto de la indemnización
solicitada, que las reparaciones deben respetar el principio de que no debe haber
enriquecimiento para las víctimas.
182. Por ello, considerando las circunstancias del presente caso, los sufrimientos que las
violaciones cometidas causaron a las víctimas, así como las restantes consecuencias de orden
inmaterial que éstas sufrieron, la Corte estima pertinente fijar, en equidad, por concepto de
daño inmaterial, una indemnización equivalente a USD $30.000 (treinta mil dólares de los
Estados Unidos de América) para Martina Vera Rojas, la cual deberá ser entregada al padre y la
madre de la víctima. Asimismo, la Corte estima pertinente fijar por concepto de indemnización
por daño inmaterial un monto total de USD $25.000 (veinticinco mil dólares de los Estados
Unidos de América) para Carolina Andrea del Pilar Rojas Farías y Ramiro Álvaro Vera Luza. Este
monto deberá ser entregado en partes iguales a cada uno de ellos (es decir, cada uno recibirá
USD $12,500). En relación con el daño material, dado que los gastos en que incurrió la familia
Vera Rojas mientras estuvo suspendido el RHD ya fueron restituidos, la Corte considera que no
es procedente una medida de indemnización.
G. Costas y gastos
183. Las representantes solicitaron que les sean reembolsados los honorarios por concepto de
la representación legal voluntaria de las presuntas víctimas de septiembre de 2011 a abril de
2017 y de julio de 2019 hasta la actualidad por parte de la señora Karinna Fernández, y de abril
de 2017 hasta la fecha por parte de la señora Magdalena Garcés, así como los gastos de
transporte de Arica a Santiago, los cuales ascienden a USD $1.909, y los gastos por concepto
de gestiones legales. De igual manera, los solicitantes solicitaron el reembolso de los gastos
futuros que podrían presentarse por concepto de la tramitación del caso ante la Corte, para lo
cual indicaron presentarán oportunamente los comprobantes actualizados.
230
Cfr. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre de 1996. Serie C
No. 29, párr. 56, y Caso Garzón Guzmán y Otros Vs. Ecuador, supra, párr. 97.
231
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia
de 26 de mayo de 2001. Serie C No. 77, párr. 84, y Caso Garzón Guzmán y Otros Vs. Ecuador, supra, párr. 132.
64
184. El Estado solicitó el rechazo de las pretensiones de las representantes en relación con
los gastos y costas, y señaló que, en caso de un fallo condenatorio, solo podrá solicitársele el
reembolso de los gastos debidamente acreditados. Agregó que el monto por concepto de
transporte desde Arica a Santiago no debe ser tomando en cuenta porque se acredita la relación
de los pasajes de avión con los hechos del caso, el monto de los mismos es ilegible y la señora
María Farías, uno de cuyos pasajes se anexa al escrito de solicitudes, argumentos y pruebas, no
forma parte del proceso.
185. La Corte reitera que, conforme a su jurisprudencia 232, las costas y gastos hacen parte
del concepto de reparación, toda vez que la actividad desplegada por las víctimas con el fin de
obtener justicia, tanto a nivel nacional como internacional, implica erogaciones que deben ser
compensadas cuando la responsabilidad internacional del Estado es declarada mediante una
sentencia condenatoria. En cuanto al reembolso de las costas y gastos, corresponde al Tribunal
apreciar prudentemente su alcance, el cual comprende los gastos generados ante las
autoridades de la jurisdicción interna, así como los generados en el curso del proceso ante el
Sistema Interamericano, teniendo en cuenta las circunstancias del caso concreto y la naturaleza
de la jurisdicción internacional de protección de los derechos humanos. Esta apreciación puede
ser realizada con base en el principio de equidad y tomando en cuenta los gastos señalados por
las partes, siempre que su quantum sea razonable 233.
187. El Estado deberá efectuar el pago de las indemnizaciones ordenadas por concepto de
daño inmaterial y como reintegro de costas y gastos, directamente a las personas indicadas,
dentro el plazo de un año, contado a partir de la notificación del presente fallo.
188. En caso de que los beneficiarios fallezcan antes de que le sean entregadas las
indemnizaciones respectivas, estas se efectuarán directamente a sus derechohabientes,
conforme al derecho interno aplicable.
189. El Estado deberá cumplir con las obligaciones monetarias mediante el pago en dólares
de los Estados Unidos de América o su equivalente en moneda nacional, utilizando para el cálculo
232
Cfr. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 1998. Serie C
No. 39, párr. 82, y Caso Garzón Guzmán y Otros Vs. Ecuador, supra, párr. 137.
233
Cfr. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina, supra, párr. 82, y Caso Garzón Guzmán y Otros Vs. Ecuador, supra,
párr. 137.
234
Cfr. Caso Gudiel Álvarez y otros (Diario Militar) Vs. Guatemala. Interpretación de la Sentencia de Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de agosto de 2013. Serie C No. 262, párr. 62 y Caso Bedoya Lima y otra Vs.
Colombia, supra, párr. 214.
65
respectivo el tipo de cambio de mercado publicado o calculado por una autoridad bancaria o
financiera pertinente, en la fecha más cercana al día del pago.
191. Las cantidades asignadas en la presente Sentencia como indemnización por daños
inmateriales y como reintegro de costas y gastos, deberán ser entregadas a las personas
indicadas en forma íntegra, conforme a lo establecido en esta Sentencia, sin reducciones
derivadas de eventuales cargas fiscales.
192. En caso de que el Estado incurriera en mora, deberá pagar un interés sobre la cantidad
adeudada correspondiente al interés bancario moratorio en la República de Chile.
X
PUNTOS RESOLUTIVOS
LA CORTE
DECIDE,
Por unanimidad:
DECLARA,
66
5. El Estado es responsable por la violación del derecho a la integridad personal, reconocido
en el artículo 5.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con la
obligación garantizar dicho derecho, consagrada en el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de
Carolina Andrea del Pilar Rojas Farías y Ramiro Álvaro Vera Luza, en los términos de los párrafos
153 a 157 de la presente Sentencia.
Y DISPONE
8. El Estado, en un plazo de seis meses, entregará a Martina Vera, a través de sus padres,
una silla de ruedas neurológica, en los términos del párrafo 166 de la presente Sentencia.
11. El Estado adoptará las medidas legislativas o de otro carácter para que la Defensoría de
la Niñez participe en los procesos ante la Superintendencia de Salud, o en los procesos
judiciales, en los que se pudieran ver afectados los derechos de niños o niñas por actuaciones
de las aseguradoras privadas, en términos del párrafo 171 de la presente Sentencia.
12. El Estado pagará las cantidades fijadas en los párrafos 182 y 186 de la presente
Sentencia por concepto de indemnización por daño inmaterial, y por el reintegro de costas y
gastos, en los términos de los párrafos 187 a 192 de la presente Sentencia.
13. El Estado, dentro del plazo de un año contado a partir de la notificación de esta
Sentencia, rendirá al Tribunal un informe sobre las medidas adoptadas para cumplir con la
misma, sin perjuicio de lo establecido en el párrafo 169 de la presente Sentencia.
Los jueces Humberto Antonio Sierra Porto y Ricardo Pérez Manrique dieron a conocer sus votos
individuales concurrentes.
Redactada en español en San José, Costa Rica a través de una sesión virtual, el 1 de octubre de
2021.
67
Corte IDH. Caso Vera Rojas y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de octubre de 2021. Sentencia adoptada en San
José, Costa Rica por medio de sesión virtual.
Romina I. Sijniensky
Secretaria Adjunta
Comuníquese y ejecútese,
Romina I. Sijniensky
Secretaria Adjunta
68
VOTO CONCURRENTE DEL
JUEZ HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO
1 Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No. 340. Voto parcialmente disidente del Juez
Humberto Antonio Sierra Porto.
2 Cfr. Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2017. Serie C No. 344. Voto
parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
3 Cfr. Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 8 de febrero de 2018. Serie C No. 348. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio
Sierra Porto.
4 Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359. Voto parcialmente disidente del
Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
5 Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto
Antonio Sierra Porto.
6 Cfr. Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de
Administración Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2019. Serie C No. 394. Voto parcialmente
disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
7 Cfr. Caso Hernández Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 22 de noviembre de 2019. Serie C No. 395. Voto parcialmente disidente del Juez
Humberto Antonio Sierra Porto.
8
Cfr. Caso Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra
Tierra) Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2020. Serie C
No. 400. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
9 Cfr. Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 26 de marzo de 2021. Serie C No. 423. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio
Sierra Porto.
1
Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador 10, Poblete Vilches y otros Vs. Chile 11 y Casa Nina vs.
Perú 12 en relación con la justiciabilidad del artículo 26 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “CADH)”.
2. Con este propósito, en primer lugar, reiteraré mi postura sobre los problemas de
interpretación y de fundamentación jurídica de la teoría de justiciabilidad del artículo 26
de la Convención Americana, y la práctica que ha asumido la Corte de abordar las
alegadas violaciones en un mismo punto resolutivo. En segundo lugar, presentaré
algunas consideraciones en relación con la naturaleza del derecho a la salud y sus efectos
en el presente caso, particularmente en relación con el principio de complementariedad.
10 Cfr. Caso Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2015. Serie C No. 298. Voto concurrente
del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
11 Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8
de marzo de 2018. Serie C No. 349. Voto Concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
12 Cfr. Caso Casa Nina Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 24 de noviembre de 2020. Serie C No. 419. Voto concurrente y parcialmente
disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
13 Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375.
14
Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359.
15 Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8
de marzo de 2018. Serie C No. 349.
16 Cfr. Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2017. Serie C No. 344.
2
5. Como lo señalé en los casos ANCEJUB-SUNAT vs. Perú 17, Hernández vs.
Argentina 18, Casa Nina vs. Perú 19 y Guachalá Chimbo vs. Ecuador 20, el Tribunal ha
asumido una práctica para plasmar sus conclusiones en la parte resolutiva de las
sentencias, que invisibiliza las discrepancias internas sobre el alcance del artículo 26
Convencional. Esta modalidad, que agrupa en un solo punto resolutivo la declaración de
todas las violaciones que fundan la responsabilidad internacional del Estado, me impide
expresar a través del voto mi posición en contra de la justiciabilidad de los DESCA. Este
razonamiento es el que motiva mi opinión separada pues, aunque coincido con que se
haya declarado la violación de los artículos 4.1, 5.1 y 19 en relación con los artículos 1.1
y 2 de la Convención, y en consecuencia expresé mi voto a favor del punto resolutivo 4,
debo reiterar mi posición en contra de la justiciabilidad del derecho a la salud a través
del artículo 26 de la Convención Americana, en particular, tomando en cuenta los
argumentos que expongo en el punto siguiente.
3
a través de un criterio cuestionable “enfermedades crónicas”, excluir el tratamiento en
salud, y que generaban una diferencia de trato injustificada entre personas con
enfermedades catastróficas, impidieron el acceso de Martina Vera Rojas al tratamiento
de salud que le había sido ordenado. A partir de lo anterior, consideró que el Estado era
responsable por la violación de los artículos 4.1, 5.1, 19 y 26 de la Convención. Lo que
quiero destacar, es que la Corte configuró la violación del derecho a la salud (artículo
26), a partir de la noción de riesgo para el derecho a la vida o a la integridad que hubiere
podido implicar la falta de acceso al tratamiento médico. De manera que, una vez más
no es claro si existe una violación autónoma del derecho a la salud, o si esta solo se
configura en su relación con los derechos contemplados en los artículos 4 y 5 de la
Convención Americana.
8. Me refiero concretamente a cuando se señala que, “La Corte advierte que esta
disposición, al no establecer ningún requisito adicional para el retiro del RHD, más allá
de la consideración acerca de la naturaleza “crónica” de la enfermedad, constituía un
riesgo para los derechos humanos, pues podía restringir el acceso a un tratamiento
médico que podía ser fundamental para preservar la salud, integridad y vida de las
personas” 26. Igualmente, hablo de cuando en la sentencia se dispone que “la Corte
advierte que los problemas regulatorios de la Circular No. 7 permitieron que la
aseguradora adoptará una decisión que, además de excluir el RHD en favor de Martina,
lo cual conllevaba un riesgo para su salud, su integridad personal y su vida, obligaba a
Martina a continuar con su tratamiento médico en condiciones que no eran adecuadas
para su estado de salud, y las necesidades especiales que surgían en virtud de su
condición como niña con discapacidad, afectando así las posibilidades de una existencia
digna” 27.
4
la posición social y posibilidades reales de evitarlas de los padres, pero queda claro que
el Estado ha estado en falta, dado que, de haber sido diferentes o menores sus
posibilidades de espacio social, esta omisión estatal podría haber sido fatal. Esto pone
de relieve una selectividad grave en la prestación y en la protección de los derechos de
la niña” 30. En segundo lugar, que “[…] las condiciones posteriores en las cuales se ha
prestado el servicio de hospitalización domiciliaria, las cuales han dado lugar a reclamos
y quejas de los padres, permiten concluir que el riesgo respecto a los derechos de
Martina persiste. Por ende, […] el hecho ilícito internacional no cesó en su totalidad ni
fue reparado integralmente” 31.
12. Este criterio respondería no solo a un criterio de justicia, sino estaría dirigido a
alcanzar el propósito –contenido en el Preámbulo de la Convención- de que sean los
Estados los primeros llamados a respetar y garantizar los derechos convencionales, y a
restituirlos a través de los procedimientos internos en los eventos en los que hubieren
sido vulnerados. De esta forma, la Corte debería no solo abstenerse de intervenir cuando
evidencie este comportamiento por parte de las autoridades internas, sino reconocer la
relevancia de su compromiso con honrar las obligaciones internacionales adquiridas. Así
lo señala la Convención Americana 32, y lo reconoce la Corte en su jurisprudencia cuando
ha desarrollado criterios relacionados con los principios y alcances de la subsidiariedad
y la complementariedad de la jurisdicción internacional 33.
5
13. Lo anterior además resultaría coherente con la posición asumida por la Corte en
relación con la figura del control de convencionalidad, como una obligación surgida de la
Convención Americana con el objetivo de que todos los jueces y autoridades del orden
interno actúen como jueces interamericanos, y no sea necesario acudir al Tribunal de
San José para encontrar una respuesta a las acciones u omisiones estatales que
desconozcan las obligaciones de respeto y garantía de los derechos humanos.
14. De otra parte, en relación con la consideración según la cual los derechos a la
vida, a la integridad personal, a la salud y a la seguridad social de Martina se encuentran
en riesgo según lo demuestra la actividad litigiosa emprendida por los padres en contra
de la ISAPRE, y que por tanto el Estado no ha cesado el ilícito internacional, considero
que esos elementos debieron ser analizados de manera autónoma en el caso, y no como
parte del análisis sobre las violaciones que pudieron ocurrir por el retiro del régimen de
hospitalización domiciliaria (el cual, como se ha señalado, fue restituido). El hecho de
realizar el análisis conjunto de ambas cuestiones derivó en la declaración de
responsabilidad internacional del Estado, cuestión que a mi parecer resulta incoherente
con los hechos presentados en el caso y con el principio de complementariedad. En el
futuro, este tipo de análisis debe ser realizado por separado, de forma que se determine
con mayor precisión jurídica el alcance de la responsabilidad internacional de los Estado
en casos como el presente.
Romina I. Sijniensky
Secretaria Adjunta
6
VOTO RAZONADO CONCURRENTE DEL
JUEZ RICARDO C. PÉREZ MANRIQUE
I. INTRODUCCIÓN
1
Cfr. Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de
Administración Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2019. Serie C No. 394.
1
Culturales (en adelante “Protocolo de San Salvador”) en su artículo 19.6 2. Mientras
que la segunda visión sostiene que la Corte tiene competencia para conocer
violaciones autónomas a los derechos económicos, sociales, culturales y
ambientales con fundamento en el artículo 26 de la Convención, entendiendo que
serían justiciables de forma individual 3.
2
Cfr. Caso "Instituto de Reeducación del Menor" Vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112. O el Caso Comunidad
Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de junio de 2005.
Serie C No. 125. Por mencionar dos ejemplos, así como en el Caso Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de septiembre de 2015. Serie C
No. 298.
3
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No. 340, párrs. 142 y 154; Caso Trabajadores Cesados de
Petroperú y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de
noviembre de 2017. Serie C No. 344, párr. 192; Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de febrero de 2018. Serie C No. 348, párr. 220; Caso Poblete
Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018. Serie C No.
349, párr. 100; Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359, párrs. 75 a 97; Caso Muelle Flores Vs.
Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de marzo de 2019. Serie
C No. 375, párrs. 34 a 37; Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia
Nacional de Administración Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2019. Serie C No. 394, párrs. 33 a 34; Caso
Hernández Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
noviembre de 2019. Serie C No. 395, párr. 62, y Caso Comunidades Indígenas Miembros de la
Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6
de febrero de 2020. Serie C No. 400, párr. 195.
4
Cfr. Voto concurrente a la sentencia de 21 de noviembre de 2019 del caso Asociación Nacional
De Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Ancejub-Sunat)
Vs. Perú; a la sentencia de 22 de noviembre de 2019 del caso Hernández Vs. Argentina, Caso
Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) Vs. Argentina y a la
sentencia de 15 de Julio de 2020 del caso Empleados de la Fábrica de Fuegos en Santo Antonio de Jesús
y sus Familiares Vs. Brasil.
2
sean reafirmados, desarrollados perfeccionados y protegidos (ver Preámbulo).
Finalmente, existe un conjunto de instrumentos del corpus juris interamericano que
también hacen referencia a los DESCA.
11. Martina es una niña que sufre una enfermedad denominada síndrome de
Leigh. Es una enfermedad incapacitante, que obliga a asistencia permanente que se
presta en régimen de asistencia domiciliaria. Sus dos padres han acondicionado su
hogar de manera de que allí Martina reciba el tratamiento adecuado, siempre
rodeada de la atención y el cariño de su familia. Destaco que durante las audiencias
diligenciadas en el caso permanentemente sus padres la estuvieron acompañando.
15. Tal como plantea la sentencia en sus párrafos 103 y siguientes, las
violaciones a los derechos a la vida, la vida digna, la integridad personal y la salud
3
y las obligaciones del Estado respecto a ellas deben interpretarse a la luz del corpus
juris internacional de protección de las niñas y los niños. El interés superior de la
niña y el niño debe ser el principio rector para interpretar el alcance de la
protección especial que debe garantizar el Estado respecto de las niñas y los niños.
Ello que se funda en la condición especial de vulnerabilidad de las niñas y los niños
en cuanto sujetos en desarrollo. Así la Corte ha establecido que la protección de la
niñez tiene como objetivo último el desarrollo de la personalidad de las niñas y los
niños, y el disfrute de los derechos que les han sido reconocidos.
4
amplio de las obligaciones internacionales en materia de
derechos humanos”.
20. El documento recuerda también que tanto las autoridades estatales como los
prestadores privados que prestan servicios de salud, deben desarrollar programas
de atención en el marco de la integralidad de derechos involucrados para hacer
efectivo el derecho a la salid desde la perspectiva de los derechos de las niñas y los
niños en cuanto usuarios y beneficiarios de los servicios.
21. Sin duda estos estándares fueron desconocidos en la primera resolución del
cese del servicio, cuyas consecuencias se vieron morigeradas por la acción de los
padres de Martina que lograron una atención sustitutiva manteniendo la atención
domiciliaria.
22. A partir de los párrafos 105 y ss, la Corte analiza el alcance del principio del
interés superior de las niñas y los niños. Así, establece que este principio se funda
en la dignidad misma del ser humano, en las características propias de las niñas y
los niños y en la necesidad de propiciar su desarrollo. Para el análisis, se recurre al
artículo 3 de la Convención sobre los Derechos y a la Observación General Número
14 del Comité de Derechos del Niño.
23. El interés superior del niño es un concepto que abarca tres aspectos: un
derecho sustantivo, un principio jurídico interpretativo fundamental, y una norma
de procedimiento. Por lo tanto, el interés superior del niño debe ser el centro de
todas las decisiones del Estado que afecten la salud y desarrollo de las niñas y los
niños. En relación al presente caso, el Estado también es responsable en hipótesis
en que delegue la protección de alguno de los derechos en agentes no estatales. La
Corte también plantea que el ámbito de aplicación del interés superior de la niña y
del niño refiere a los ámbitos judicial, administrativo y legislativo. De forma tal, que
el alcance de la obligación estatal es garantizar que las normas y actos estatales y
de terceros no afecten el derecho de los niñas y niños a gozar el más alto nivel de
salud y acceso a tratamiento de enfermedades cuando ello fuere necesario.
24. La definición sustancial y por sí misma del interés superior del niño en
cuanto concepto indeterminado plantea una dificultad 5, razón por la cual se recurre
a una definición relacional en lo que refiere al respeto de todos los derechos
establecidos en la Convención. Es por esto que el Comité de Derechos del Niño ha
señalado que se trata de un concepto dinámico que debe evaluarse en cada
contexto 6. Lo que se relaciona con el hecho de que se trate de una norma de
principio, que por definición implica un cierto grado de indeterminación, pues el
legislador no puede prever todas las hipótesis en que el interés de los niños debe
ser puesto en funciones 7.
5
Pérez Manrique, Ricardo. "El interés superior del Niño" en Revista Uruguaya de Derecho de
Familia, N° 16, 2002, p. 81 y ss.
6
Comité de los Derechos del Niño, Observación General N° 14 (2013) sobre el derecho del niño a
que su interés superior sea una consideración primordial (artículo 3, párrafo 1) CRC/C/GC/14
7
Pérez Manrique, Ricardo. "El interés superior del Niño" en Revista Uruguaya de Derecho de
Familia, N° 16, 2002, p. 81 y ss
5
26. Sin perjuicio de lo anterior, entiendo que el interés superior del niño siempre
implica dos aspectos esenciales: el de garantía vista como límite normativo a la
actividad estatal y el de protección, que se ejerce como protección de derechos. Por
lo que, ante la necesidad de aplicar la norma siempre deberá procederse de la
siguiente manera: (a) teniendo en cuenta los elementos objetivos que resultan de
las pruebas relevadas, (b) teniendo en cuenta el elemento volitivo, en relación a
respetar el derecho a ser oído del niño o niña, no es posible determinar el interés
superior de la niña y el niño sin escucharlo previamente y (c) el desarrollo
progresivo.
27. En este sentido, el interés superior del niño se aplica en calidad de principio
de interpretación y de integración del derecho con un aspecto protector de la niñez
y garantista. Así, el aspecto protector radica en el reconocimiento y respeto de los
derechos inherentes a la persona humana. Mientras que, el aspecto garantista
implica que no puede invocarse para menoscabar derechos, obviamente menos
para dejarlos sin efecto o suprimirlos.
31. Advierto que un derecho de las niñas y los niños conforme el artículo 9 de la
Convención de los Derechos del Niño es el de no ser separado de sus padres contra
la voluntad de éstos, salvo cuando una autoridad competente determine con las
8
Cairoli Martinez, Milton; Pérez Manrique, Ricardo. “Reflexiones sobre la Ley de Seguridad
Ciudadana”, Ed. Universidad, Montevideo, 1996.
6
garantías del debido proceso que tal separación es necesaria en función del interés
superior de la niña o del niño. En este caso la decisión administrativa de interrumpir
este servicio también afectó el derecho a vivir con sus padres en forma contraria al
interés superior de Martina como se viera.
VI. CONCLUSIÓN
33. Destaco la importancia de considerar a las niñas y los niños como sujetos de
derecho y especialmente protegidos por su condición de ser sujetos en desarrollo.
Para ello es fundamental aplicar adecuadamente el principio del interés superior de
la niña y del niño tanto para el análisis del caso como para el establecimiento de
reparaciones que no sea solo adulto céntricas, sino que tengan perspectiva
generacional.
34. Así lo requiere la aplicación del principio del interés superior del niño
teniendo en cuenta las circunstancias del caso. Es por eso, que al analizar el
presente, surge la necesidad de resaltar la importancia de una defensa centrada en
la niña y en su interés superior cuando aparecen enfrentados los intereses de una
prestadora privada de salud y los derechos de una niña que sufre múltiples
vulnerabilidades de manera interseccional. De allí la medida de no repetición que
dispone que la Defensoría de la Niñez actúe en casos como el presente.
Romina I. Sijniensky
Secretaria Adjunta