A129784 Schulz K Construccion de Modelos de Redes 2019 Tesis
A129784 Schulz K Construccion de Modelos de Redes 2019 Tesis
A129784 Schulz K Construccion de Modelos de Redes 2019 Tesis
Facultad de Ingeniería
Escuela Ciencias de la Tierra
Profesor Guía
Dr. Harry Héctor Esterio Gallardo
Geólogo Tutor
Sr. Fernando Luis Ortiz Maya
En este trabajo se pretende construir un modelo DFN, utilizando el software FracMan 7.7.,
a escala Fase de explotación minera, que represente el arreglo de las estructuras mayores
e intermedias del Rajo Don Luis, permitiendo mejorar el conocimiento de la geometría
interna del macizo rocoso y sus mecanismos de falla, lo que redundara en mejores análisis
predictivos de estabilidad a escala de banco, como de talud e interrampa, para el corto,
mediano y largo plazo.
La nueva metodología fue aplicada en la mina Rajo Don Luis, en donde se realizo un
análisis de estabilidad cinemática de bloques en un modelo híbrido (simulación DFN junto
con fallas explicitas de primer orden), simulando el codo norte de la Fase 4 con cinco bancos
dobles, concluyendo que esta logra caracterizar el arreglo estructural del macizo rocoso,
identificando los bloques favorables para la formación de inestabilidades, su geometría y
volumen aproximado, optimizando el tiempo en la construcción de los modelos, haciéndolos
operativos para su implementación como procedimiento operacional en DAND.
ÍNDICE
Página
RESUMEN
1. INTRODUCCIÓN 1
1.1. Generalidades 1
1.2. Objetivos 2
1.3. Hipótesis 3
1.4. Ubicación y Accesos 3
1.5. Clima, Flora y Fauna 4
1.6. Método de trabajo 5
1.7. Trabajos Anteriores 5
2. MARCO GEOLÓGICO 8
2.1. Marco tectónico 8
2.2. Geología Regional 12
2.2.1. Generalidades 12
2.2.2. Dominios Morfoestructurales 13
2.2.3. Rocas Estratificadas 14
2.2.4. Rocas Intrusivas 25
2.2.5. Geología Estructural 27
2.3. Geología del Yacimiento Río Blanco 28
2.3.1. Unidades Litológicas 28
2.3.2. Ambientes Geotécnicos 29
2.3.3. Geología Estructural 31
2.3.4. Mineralización y Alteración 33
3. TEORÍA DEL PROBLEMA 35
3.1. Generalidades 35
3.2. Factores que controlan la estabilidad de taludes 36
3.3. Mecanismos de falla 37
3.4. Modelos de Redes de Fracturas Discretas (DFN) 38
3.5. Parámetros geotécnicos para la elaboración de un modelo DFN 39
3.6. Software FracMan 40
3.6.1. Análisis de cuñas de rocas 41
3.6.2. Parámetros para la construcción de los modelos DFN 42
3.6.2.1. Posicionamiento de fracturas 42
3.6.2.2. Abundancia de fracturas 42
3.6.2.3. Orientación de fracturas 43
3.6.2.4. Tamaño de fracturas 44
3.6.2.5. Forma de fracturas 45
3.7. Técnicas de mapeo 46
3.7.1. Línea de detalle 46
3.7.2. Celda o ventana de mapeo 46
3.7.3. Línea de mapeo circular 47
3.8. Sesgos asociados al mapeo 48
3.8.1. Sesgo por orientación 48
3.8.2. Sesgo por truncamiento 48
3.8.3. Sesgo por censura 48
3.8.4. Sesgo por tamaño 48
4. METODOLOGÍA 50
4.1. Generalidades 50
4.2. Captura de datos 51
4.2.1. Levantamientos tridimensionales 51
4.2.2. Registro de datos 53
4.3. Escalamiento de largos de fractura 56
4.4. Modelamiento del DFN 57
4.4.1. Construcción y Calibración 58
5. ANÁLISIS DE DATOS 61
5.1. Generalidades 61
5.2. Distribución del largo de fractura 62
5.2.1. Pruebas de bondad de ajuste 62
5.2.2. Análisis de distribución de probabilidad en FracMan 70
5.2.2.1. Datos estructurales 70
5.2.2.2. Modelo DFN 74
5.2.2.3. Análisis de estabilidad y formación de cuñas 76
5.2.3. Determinación del largo de fractura mínimo 77
6. ANÁLISIS DE ESTABILIDAD Y GEOMETRIAS DE INESTABILIDADES
ESTRUCTURALES 80
6.1. Generalidades
6.2. Datos estructurales 82
6.3. Calibración y modelo DFN 83
6.4. Análisis de estabilidad cinemática de bloques 85
6.4.1. Generalidades 85
6.4.2. Evaluación de los modelos DFN’s 85
6.4.3. Sensibilización de propiedades de cohesión y fricción 89
6.4.4. Coeficiente de aceleración sísmica 90
7. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES 91
8. RECOMENDACIONES 93
9. REFERENCIAS 95
ÍNDICE DE FIGURAS
Figura Página
5.10. Histograma de todos los LF junto con las distribuciones de mejor ajuste 69
Tabla Página
1.1. Generalidades
El yacimiento Río Blanco – Los Bronces es un depósito de tipo pórfido Cu-Mo descubierto
en el año 1864 en el sector de San Francisco, Región de Valparaíso. Durante el siglo XIX
fue explotada por la pequeña minería hasta que en el año 1955 la empresa Cerro
Corporation inició los estudios que derivaron en la construcción y explotación de la mina
Río Blanco, actualmente la propiedad minera pertenece a la Corporación Nacional del
Cobre de Chile (CODELCO), la que opera por medio de División Andina (DAND),
organización creada en 1976. Mientras que el sector del distrito correspondiente a Los
Bronces pertenece a la compañía minera Anglo American desde el año 2002 (figura 1.1.).
Hoy en día, DAND lleva a cabo la explotación en la mina subterránea de Río Blanco,
específicamente en el Tercer Panel (extracción que se realiza por el método de hundimiento
de bloques) y en la mina a rajo abierto Don Luis (que opera por el método de extracción a
cielo abierto). Los rajos Sur – Sur y La Unión fueron explotados hasta los años 2007 y 2008,
respectivamente. De acuerdo a una estimación de recursos realizada por CODELCO,
DAND posee recursos geológicos de 22.323 Mt, a una ley de 0,61% de Cu, conteniendo en
total 135,8 Mt de cobre fino.
1
redundara en mejores análisis predictivos de estabilidad a escala de banco, como de talud
e interrampa, para el corto, mediano y largo plazo
Figura 1.1. Mapa del límite de la propiedad minera del Yac. Río
Blanco-Los Bronces. Al este se encuentra Codelco División Andina,
mientras que al oeste se ubica la parte del distrito correspondiente a Anglo
American, además se indica la localización de los desarrollos mineros de
cada compañía.
1.2. Objetivos
Objetivo General
2
Objetivos Específicos
1.3. Hipótesis
Para acceder al área de estudio, se debe salir desde Los Andes mediante la carretera
internacional, ruta 60, que conecta la cuidad con el Paso Fronterizo Los Libertadores. A la
altura del km 30 se toma la ruta E-767, camino que lleva a la localidad de Saladillo (1.650
m s.n.m.), por el cual se deben transitar 32 km hasta llegar a las instalaciones de la mina
Don Luis (Figura 1.2.).
3
Figura 1.2. Ubicación y acceso al área de estudio
La región de Valparaíso presenta zonas climáticas diversas, es por ello que se ha dividido
en cinco sectores, siguiendo principalmente criterios fisiográficos los cuales determinan las
variaciones climáticas.
En la Cordillera de Los Andes, aproximadamente sobre los 2.000 m de altura sobre el nivel
del mar, se caracteriza por un clima templado cálido con estación seca de 4 a 5 meses. En
invierno predomina un clima de montaña frio, con precipitación nivosa, pudiendo formarse
hielos permanentes en lugares de radiación solar baja, alcanzando las temperaturas
promedio anuales más bajas de la región, siendo común una oscilación termina significativa
entre el día y la noche.
La vegetación de este lugar está determinada por el clima y por el marcado relieve, siendo
predominantemente de carácter criófita, vale decir, escasa en árboles y arbustos, y con una
distribución discontinua. En cuanto a la fauna destacan una diversidad de aves (cóndor,
águilas, peucos, entre otros), mientras que los mamíferos de mayor interés son la vizcacha
y el zorro culpeo, de manera esporádica el puma.
4
1.6. Método de trabajo
Los primeros estudios asociados a la simulación de un macizo rocoso están ligados a las
décadas de los 70’s y 80’s, cuya finalidad era determinar el comportamiento hidráulico de
las aguas subterráneas en el medio rocoso. Posteriormente, el continuo desarrollo de los
modelos de redes de fracturas ha permitido extender su aplicación en áreas de la ingeniería
y geología, entre otros.
• Aguirre (1960), realiza una compilación de la geología en los Andes de Chile Central,
Provincia de Aconcagua.
• Bassi (1976) determinó la potencialidad del yacimiento Los Bronces, estudiando los
minerales cupríferos de la zona.
• López-Escobar (1978) realizó un estudio del origen de las granodioritas presentes
en yacimientos cupríferos que se encuentran entre los 33° y 34° sur.
• Ambrus (1979) analizó el emplazamiento y relación de los grupos litológicos en el
yacimiento Río Blanco – Los Bronces y caracterizó la mineralogía presente.
6
• Blondel (1980) realizó un estudio acerca del pórfido de composición granodiorítica
de la mina Río Blanco.
• Vergara & Latorre (1984) definen el Complejo volcánico Río Blanco de edad
Plioceno, del cual son parte las unidades Chimenea Dacítica (CHDAC) y Chimenea
Riolítica (CHRIOL).
• Stambuk et al. (1985) hacen un levantamiento de la geología del sector Sur Sur del
yacimiento Río Blanco.
• Pichott (1996) investigó la distribución de bornitas y minerales diagnósticos de
alteración en el yacimiento Río Blanco.
• Skarmeta et al. (2000) Describen la geología estructural del Yacimiento Río Blanco
a escala distrital y escala yacimiento.
• Frikken (2003) describe las características del sistema magmático-hidrotermal del
yacimiento Río Blanco, definiendo los eventos de mineralización y alteración
asociados principalmente al complejo de brechas hidrotermales.
• Deckart et al. (2005) efectúan dataciones radiométricas de las unidades intrusivas
del yacimiento Río Blanco, mediante el método U/Pb en circones (TIMS, SHRIMP).
• Davidson (2005) estudió los precursores magmáticos de los fluidos hidrotermales
en el depósito de Río Blanco.
• Toro et al. (2012) confeccionan una revisión acerca de: la historia, la evolución
magmática-hidrotermal y el desarrollo del distrito minero Río Blanco – Los Bronces.
• Skarmeta y Ortiz et al. (2017; Informe interno) generan un modelo actualizado de la
geología estructural del Yacimiento Río Blanco, a escala distrital y escala
yacimiento, jerarquizando y asignando temporalidad de ocurrencia a los sistemas
estructurales.
7
Capítulo II
2. MARCO GEOLÓGICO
La evolución del relieve andino en los Andes centrales, ha sido modelado por procesos
geodinámicos relacionados a la subducción de la placa oceánica de Nazca (anteriormente
Farallón) debajo del continente sudamericano, siendo el principal proceso tectónico a lo
largo del margen andino desde el Jurásico Inferior (Mpodozis y Ramos, 1989; Jordan et al.,
2001., Charrier et al., 2007). No obstante, dentro de la evolución del margen de los Andes
hubo fases de tectónica extensional y compresiva a los largo del ciclo andino (Charrier et
al., 2007).
Entre el Jurásico medio y superior, habría ocurrido un cambio en el régimen tectónico del
tipo transpresional, probablemente asociado a un aumento del acoplamiento entre las dos
placas (Creixell y otros, 2011; Ring y otros, 2012; Scheubert y González, 1999; en Rossel
y otros, 2014). El cambio en la configuración del margen, sumado a la acumulación de
material volcánico, habría provocado probablemente la emersión del arco y del antearco,
desconectando el dominio del trasarco con el Océano Pacifico durante el Kimmeridgiano-
8
Titoniano (Klohn, 1960; Legarreta y otros, 1999; Mescua, 2011; Thiele, 1980; en Rossel y
otros, 2014). Este cambio paleogeográfico tuvo como resultado el desarrollo de una
regresión marina, dando origen a una cuenca evaporitica semicerrada (Formación Río
Colina) y posterior sedimentación continental en el dominio del arco y del trasarco
(Formación Rio Damas). En el Titoniano superior, una nueva transgresión marina es
registrada en la cuenca neuquina, este episodio es representado por la Formación Lo
Valdés (Klohn, 1960, en Rossel y otros, 2014), posteriormente un periodo de condiciones
más transpresivas desconecta finalmente la cuenca de trasarco del océano, con una
subsecuente regresión marina, evidenciado en la Formación Colimapu, la que en su base
presenta una delgada capa de Yeso Barremiano (figura 2.2.).
9
Durante el Eoceno medio, un evento compresivo asociado a un episodio de alta tasa de
convergencia y baja oblicuidad causó un aumento de la compresión en el margen occidental
de Sudamérica, alzando y deformando las unidades antes descritas, iniciando de este modo
la fase orogénica Incaica (Charrier et al., 2007). En Chile central, luego de esta fase
orogénica, se produjo un episodio de extensión en el intra-arco entre los 37 y 23 Ma, esto
coincide con un periodo de disminución en la tasa de convergencia (entre 6 y 4 cm/año),
con un grado de oblicuidad del orden de 55° (Somoza, 1998), esta extensión habría
posibilitado el desarrollo de la Cuenca de Abanico en el flanco oriental de la Cordillera
Incaica, con una orientación NNE (figura 2.3. y figura 2.4.a-b) (Godoy & Lara, 1994; Charrier
y otros, 2002, 2007; en Jara y Charrier, 2014). La extensión estuvo asociada a un
adelgazamiento cortical, alto flujo calórico y magmatismo con afinidades
predominantemente tolehíticas (Formación Abanico) (Nystrom et al., 2003; Charrier et al.,
2002).
Figura 2.3. Arquitectura tentativa de la cuenca de Abanico, se muestran las fallas principales
que controlaron la extensión y, posterior inversión tectónica y los compartimientos principales de la
cuenca (A y B). 1) Falla Los Ángeles -Infiernillo - Portezuelo Chada, 2) Falla Pocuro - San Ramón, 3)
Falla El Diablo - Las Leñas - El Fierro. (tomado de Charrier et al., 2009).
Durante el Oligoceno superior – Mioceno inferior tuvo lugar el evento compresivo conocido
como la orogenia Pehuenche (figura 2.4.c), provocando la inversión parcial de la cuenca
con la reactivación de grandes fallas normales pre-existentes (Godoy y Lara, 1994; Charrier
et al., 2002, 2005, 2007; Fock, 2005; Fock et al., 2006; Jara y Charrier, 2014). Junto con
esto, se produjo un engrosamiento cortical, además de una intensa y sostenida actividad
volcánica que conformo la Formación Farellones (Charrier et al., 2009; Nystrom et al., 2003;
Muñoz, 2005) y el emplazamiento de diversos cuerpos plutónicos con una signatura
calcoalcalina (Charrier et al., 2002, Kay et al., 2005).
10
entre los 9 y 6 Ma (Giambiagi et al., 2003). Entre el Mioceno tardío y el Plioceno la actividad
plutónica se concentró en el sector occidental de la faja plegada y corrida, hubo un
progresivo engrosamiento cortical entre los 10 y 8 Ma que coincide con la formación de
pórfidos de Cu (Complejo Rio blanco – San Francisco) en la Cordillera Principal (Charrier
et al., 2009).
2.2.1. Generalidades
Figura 2.5. (a) Velocidades absolutas de la placa de nazca y ubicación a macro escala del área de
estudio. (b) Mapa geológico simplificado de los Andes de Chile Central y Argentina. (c) Perfil geológico
simplificado a la latitud de Santiago. La estrella amarilla indica la ubicación del Yacimiento Río Blanco –
Los Bronces. Basado en SEGEMAR [1997], SERNAGEOMIN [2002], Godoy et al. [1999], Charrier et al.
[2002, 2005], Giambiagi et al. [2003], y Fock [2005]. (Modificado de Farias et al., 2007).
12
2.2.2. Dominios Morfoestructurales
El segmento andino entre los 33° y 35° S está conformado por dominios morfoestructurales
que se distribuyen en franjas de orientación N-S. Esta segmentación correspondería al
resultado de una serie de procesos geotectónicos que habrían tenido lugar desde el
Jurásico debido a la interacción de la Placa de Nazca con la Placa Sudamericana (Isacks,
1988). Según evidencias en el magmatismo, esta subducción habría sido continua desde,
por lo menos, el Jurásico temprano (Mpodozis y Ramos, 1989; Jordan et al., 2001., Charrier
et al., 2007). La segmentación a lo largo del rumbo del margen continental andino, se
caracteriza por una region de subducción plana, ubicada entre los 27° y 33° S, donde la
inclinación del slab es <10° entre los 100 y 150 km de profundidad (Jordan et al., 1983;
Pardo et al., 2002), generando una serie de valles transversales y un relieve gradual entre
las Cordillera de la Costa y la Cordillera Principal, impidiendo la formación de una depresión
central y volcanismo activo (figura 2.5.a).. Al norte y al sur de este segmento, la inclinación
del slab es de casi 30° E, siendo el típico ejemplo de la subducción “tipo chileno” (Uyeda y
Kanamori, 1979). De oeste a este las unidades definidas son: Cordillera de la Costa,
Depresión Central, Cordillera Principal, Cordillera Frontal (figura 2.5.b).
13
2.2.3. Rocas Estratificadas
Jurásico Superior
14
Figura 2.6. Mapa geológico regional basado en Thiele [1980], Rivano et al. [1993], Fock
[2005], Sellés y Gana [2001]. (Modificado de Alcota, 2014).
15
Formación Lo Valdés
Titoniano-Hauteriviano
(González, 1963)
De acuerdo a los estudios realizados por los autores anteriores, la Formación Lo Valdés fue
dividida en tres miembros:
• Miembro inferior: Esta constituido principalmente por espilitas. El techo está formado
por un conglomerado fino que grada a una arenisca calcárea de grano medio, este
miembro presenta un color uniforme verde grisáceo. El miembro correspondería
mayoritariamente a una lava submarina de composición espilítica. Su edad se
enmarca entre el Titoniano Inferior y la parte inferior del Titoniano Superior
16
Cretácico Inferior
Formación Lo Prado
Berriasiano-Hauteriviano
(Thomas, 1958; Piráces, 1976)
17
Formación Veta Negra
Barremiano-Albiano
(Thomas, 1958)
• Miembro Ocoa (superior): formado casi completamente por ocoítas., con menores
intercalaciones de tobas y areniscas. Las condiciones de depósito corresponden a
un ambiente continental volcánico. En la localidad de Ocoa presentan una potencia
de 4000 m, en la zona de estudio alcanzan una potencia máxima de 2100 m (Gana
et al., 1996).
18
Formación Las Chilcas
Aptiano-Albiano
(Thomas, 1958)
Formación Colimapu
Aptiano-Albiano
(Klohn, 1960)
19
Definida en la quebrada homónima afluente del río Maipo, como una secuencia de
areniscas y lutitas rojas, conglomerados de matriz arenosa gris rojiza, lutitas rojas con
niveles de rocas piroclásticas y algunas lavas andesíticas, además de calizas en capas
lateralmente discontinuas. La unidad se habría depositado en un ambiente altamente
oxidante. Su espesor alcanza, en los sectores que ha sido posible estimarlo un valor
aproximado de 2.000 m (Thiele, 1980).
Cretácico Superior
Formación Lo Valle
Maastrichtiano
(Thomas, 1958)
Definida en su localidad tipo la Quebrada del estero Los Valles, como una secuencia de
tobas, tobas soldadas y rocas de composición dacitica de color rosado. Moscoso y otros
(1982) indican que en la unidad, ignimbritas dacíticas constituyen la mayor parte de la
secuencia y forman vistosas cornisas de espesor variable entre 5 a 10 m, en tanto que las
tobas, menos frecuentes, presentan una textura clástica fina. El espesor de esta formación
varía entre los 700 y 1.800 m (Wall y otros, 1999; Fuentes y otros, 2000; Fuentes, 2004, en
Fock, 2005).
Su base está en discordancia de erosión sobre la Formación Las Chilcas (Gana & Wall,
1997). Moscoso y otros (1982) en la Hoja Los Andes, establecen que esta unidad presenta
un contacto por falla (Zona de Falla Chacabuco), hacia el este de Cuesta Chacabuco con
brechas y tobas asignadas en su estudio a la Formación Abanico.
Sobre la base de algunas dataciones radiométricas K-Ar en roca total, que arrojan valores
de 77,8, 70,5 y 64,6 Ma, indicando que esta formación pertenecería al Maastrichtiano
(Drake y otros, 1976; Vergara & Drake, 1978, en Moscoso y otros, 1982). Esta formación
20
se habría depositado en un ambiente continental, como producto de una actividad volcánica
ácida, tipo nube ardiente (Moscoso y otros, 1982).
Paleógeno
Formación Abanico
Eoceno Sup-Mioceno Inf
(Aguirre, 1960)
En el sector noreste de Santiago, Wall et al., (1999) define dos niveles estratigraficos. El
nivel inferior está compuesto principalmente por lavas andesíticas y andesítico-basálticas,
con dacitas subordinadas e intercalaciones de brechas autoclásticas y tobas brechosas.
Mientras que el nivel superior se caracteriza por estar constituido por un conjunto de
brechas volcánicas y rocas sedimentarias interestratificadas.
21
La Formación Abanico es equivalente hacia el sur con la Formación Coya – Machalí definida
por Klohn (1960) (Thiele, 1980; Drake et al., 1982; Charrier et al., 2002a). En Argentina esta
formación es equivalente temporal de la Formación Molle, que aflora más al sur (Oligoceno
Superior) (Sruoga et al., 2000).
Neógeno
Formación Farellones
Mioceno medio-superior
(Klohn, 1960; Thiele, 1980)
Piquer (2010) define tres miembros para esta sucesión. El miembro inferior está constituido
litológicamente por rocas piroclásticas, encontrándose tobas de ceniza cristalina y tobas de
lapilli líticas, además de presentar escasas intercalaciones métricas de flujos de lava
andesíticos. Mientras que el miembro intermedio está compuesto mayoritariamente por
flujos de lava andesíticos, por lo general de textura porfídica de grano fino, con fenocristales
de plagioclasa entre 1-3 mm, además de anfíbol y/o piroxeno contenidos en una masa
fundamental afanítica. Finalmente, el miembro superior está constituido principalmente por
rocas piroclásticas (tobas cristalinas de composición andesítica, tobas de lapilli líticas),
intercaladas con lavas dacíticas y andesíticas y brechas volcánicas andesíticas.
22
El techo de esta formación corresponde a la actual superficie de erosión (Thiele, 1980;
Rivano et al., 1990). Se correlaciona cronológicamente con las formaciones Palaoco,
Contreras, Conglomerados de Tunuyán y Agua de la Piedra en Argentina (Sruoga et al.,
2000; Giambiagi et al., 2001).
Cuaternario
Ignimbrita Pudahuel
Plioceno superior?-Pleistoceno medio?
(Wall et al., 1996)
Una edad, determinada por el método de trazas de fisión en circones de pómez, dio
450.000±60.000 años AP (Stern et al., 1984). Recientes edades 40Ar/39Ar ‘plateau’ en
biotita contenida en las pómez, dieron 2,3±0,3 Ma y 2,2±0,3 Ma y una isocrona inversa de
1,4± 0,8 Ma (Wall et al., 2001).
Thiele (1980) la define como los volcanes que presentan manifestaciones históricas de
actividad. Los volcanes de la unidad están formados por “coladas andesíticas frescas, con
intercalaciones de mantos de brechas y piroclásticos menores (bombas, lapilli y cenizas),
23
predominantemente oscuras”, en la Hoja Santiago se destacan el Volcán Tupungatito
(5.640 m s.n.m.) y el Volcán San José (5.880 m s.n.m.), los cuales están edificados sobre
el Volcán Tupungato y Volcán Cerro Marmolejo, respectivamente.
De acuerdo a Thiele (1980) las estructuras volcánicas presentan formas cónicas bien
definidas, con profundas depresiones en sus cumbres y cráteres en sus centros, Las
coladas de estos volcanes, no aparecen afectadas por fallas menores como las reconocidas
en la Unidad Volcánica Antigua. Los conos volcánicos no están labrados por erosión glacial
y solo muestran incisiones fluviales. Por otra parte, las coladas más recientes se han
desplazado por valles glaciales y fluviales bien definidos, en base a estos rasgos descritos
previamente, el autor asigna una edad Holoceno para la Unidad Volcánica Nueva.
Depósitos no consolidados
24
talud que producen acumulaciones detríticas importantes en la base de las
pendientes suaves, los primeros, y en las pendientes fuertes, los segundos (Thiele,
1980).
De forma general, las rocas intrusivas que afloran en el área de estudio se pueden ordenar
en franjas norte-sur que van disminuyendo su edad hacia el oriente (Figura 2.6.). Según su
edad, las rocas intrusivas pueden agruparse:
25
• Complejo Intrusivo Río Blanco – San Francisco: Corresponde al cuerpo
interpretado de mayor volumen y que presenta una continuidad en la evolución
magmática desde el Mioceno hasta el Plioceno. En el Mioceno inferior (15 a 18.5
Ma) se identifican rocas granodioritas, sienogranitos, además de cuerpos
monzodioríticos e hipabisales dioríticos a riodacíticos. Entre los 12 y 15 Ma se
identifican monzodioritas, monzodioritas cuarcíferas y un pórfido feldespático de
13.4 Ma (Deckart, et al., 2009; en Alcota, 2014). Situado entre los 7 Ma a los 12 Ma
se reconoce la unidad de mayor importancia en el distrito minero y corresponde a
la granodiorita rio Blanco, la cual presenta en general textura inequigranular, en
ocasiones porfídica. Finalmente, edades menores a los 7 Ma se reconocen, en su
mayoría, asociada a los eventos de pórfidos, alteración y mineralización del mega
yacimiento Rio Blanco-Los Bronces.
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2.2.5. Geología Estructural
Sistema de falla San Ramón – Pocuro: Sistema de fallas inversas vergentes al oeste, que
marcan el límite occidental de la Cordillera Principal a la latitud de la ciudad de Santiago
(Figura 2.5.). Pone en contacto depósitos no consolidados con rocas cenozoicas de la
Formación Abanico (Farías et al. 2010). Ha sido interpretada como una falla normal
invertida, con una orientación general N10°W, cuya traza aparece cortada en algunos casos
por intrusivos menores de pórfidos andesíticos y además se alinean fuentes termales
(Padilla, 1980a; Aguirre, 1960; Carter & Aguirre, 1965; en Moscoso et al., 1980). Presenta
actividad reciente evidenciada por escarpes de falla que afectan abanico aluviales
pleistocenos y holocenos (Rauld et al., 2006).
En la parte más oriental se puede observar una secuencia de fallas, anticlinales y sinclinales
de rumbo N-NW, apretados y volcados con vergencia de preferencia al este, que
constituyen la Faja Plegada y Corrida del Aconcagua, que afecta principalmente a las rocas
27
Mesozoicas (Thiele, 1980; Ramos et al., 1991; Giambiagi, 2003; Giambiagi et al., 2002a,
2003b; en Fock, 2005).
El Distrito Río Blanco – Los Bronces corresponde a uno de los tres mega yacimientos del
tipo Pórfido de Cu-Mo, junto con Los Pelambres y El Teniente, los cuales forman parte de
la franja metalogénica del Mioceno-Plioceno.
En Río Blanco se reconocen diversas litologías ígneas, que varían desde volcánicas,
intrusivas porfídicas, brechas y chimeneas. La roca de caja está constituida por las
unidades más antiguas, corresponden a las andesitas del miembro intermedio de la Fm.
Farellones de 16,8 Ma (Deckart et al., 2005). Intruidas por granodioritas gruesas
equigranulares agrupadas en la Granodiorita Río Blanco (GDRB) y la Granodiorita Cascada
(CDCC), ambas con edades entre 11,96 y 8,40 Ma (Deckart et al., 2005). Localmente se
reconocen volúmenes irregulares de Dioritas de grano medio (DIOR) con edades de 8,76
Ma, asimiladas a facies del Batolito Río Blanco - San Francisco.
28
Figura 2.7. Mapa litológico del yacimiento Río Blanco y perfiles esquemáticos correspondiente a los
sectores Río Blanco, Don Luis y Sur-Sur (Tomado de Nota Interna GRMD-SGEOM-123-17. (2017)).
El .conjunto de estas unidades está intruido por un complejo subvolcánico denominado “La
Copa”, que está constituido por tobas de facies cristalinas y líticas, las denominadas
Chimenea Riolítica (CHRIOL) y Chimenea Dacítica (CHDAC) de edades 4,69 a 4,92 Ma,
que hacia el contacto con la roca de caja desarrollan la Brecha de Chimenea Riolítica
(BXCHRIOL) y Brecha de Chimenea Dacítica (BXCHDAC), respectivamente. De acuerdo
con nuevos sondajes exploratorios profundos realizados en el sector norte, es posible
reconocer una dacita subvolcánica de 4,57 Ma, definida como el Pórfido Cerro Negro
(PCN), el que está asociado con Brechas póstumas de Matriz Polvo de Roca Tobácea
(BXTO) y de Turmalina Tobácea (BXTTO).
29
o Secundario en el que el macizo presenta sus fracturas abiertas con rellenos parciales de
limonitas, y un ambiente inferior o Ambiente Primario que se caracteriza por tener
discontinuidades selladas, rellenas por yeso y/o anhidrita, ambos ambientes delimitados
por un contacto neto (Figura 2.8.). Estos ambientes son independientes de la litología.
30
2.3.3. Geología Estructural
• Orden 1: Presentan una menor continuidad que las anteriormente descritas, aun
así, son fallas que tienen sobre los 500 m de largo, un espesor mayor a 10 cm y una
orientación preferencial NW y NE en el sector Don Luis, NE en Sur-Sur y una
dirección NW y EW en Mina Subterránea.
Esta relación jerárquica es consistente con las relaciones de corte y con los
desplazamientos observados en terreno, donde las fallas de orientación NW tienen
desplazamientos preferentemente sinestrales, actúan como barrera de propagación a otras
estructuras y son frecuentemente truncadas por el sistema NE, las que presentan
desplazamientos preferentemente dextrales. El sistema NE es a su vez cortado por las
estructuras de orientación EW cuyos desplazamientos observados son tanto dextrales
como sinistrales.
31
La geología del yacimiento presenta un control de emplazamiento y mineralización ligado
directamente con el arreglo estructural. De este modo, los cuerpos intrusivos mayores y
más antiguos, junto con la Granodiorita Río Blanco y Granodiorita Cascada, se orientan
preferentemente NS y NNW, lo que sugiere un sistema primario con dicha orientación. Esto
es consistente con las orientaciones observadas a escala distrital de las formaciones que
constituyen parte de la roca de caja del yacimiento (Sistemas El Fierro, El Diablo y Pocuro,
Piquer et al., 2010).
Los esfuerzos inferidos a partir de la orientación de las estructuras regionales (Piquer et al,
2016) para el lapso de tiempo asignado al emplazamiento de los cuerpos mineralizados, es
consistente con la formación de estructuras de orientación NE, siendo estas las primeras
en formarse dentro de las rocas de caja (entre los 14 Ma y los 8 Ma, aproximadamente) y
luego reactivadas en etapas más tardías. Dicha reactivación tardía es, a su vez, coincidente
con la orientación esperable de las estructuras, dadas las direcciones que entregan las
mediciones de esfuerzos locales actuales, en que s1 es horizontal EW y s3 es vertical
(Itasca 2009, Itasca 2014).
Le sigue en orden geocronológico, el sistema NW, el que queda contenido dentro del NE.
Este sistema tiene un componente importante de dilatación, una mayor densidad de
estructuras que el sistema NE en el sector Río Blanco y es paralelo a la mineralización, por
lo que a pesar de estar formado por estructuras de menor longitud y potencia, es el sistema
preferencial para albergar la mineralización en dicho sector (Figura 2.9.a). La evidencia del
sistema NW, comienza en las Brecha de Anhidrita (BXANH) y pórfidos del sector Río
Blanco, alrededor de los 8 Ma y hasta los 5,5 Ma con las Brechas de Feldespato Potásico
(BXSK).
Un tercer sistema estructural con orientación ENE a EW se desarrolla desde los 5 Ma,
cortando al Pórfido Don Luis (PDL) hasta al menos los 4 Ma, cortando las unidades de
Chimenea Riolítica (CHRIOL) y Chimenea Dacítica (CHDAC).
32
2.3.4. Mineralización y Alteración
La alteración Hidrotermal Temprana (2-3) está asociada con la destrucción parcial de las
texturas, y corresponde al desarrollo de biotita, feldespato potásico y sericita,
estrechamente ligada al emplazamiento de pórfidos (Fig. 15). Esta se manifiesta en halos
de vetillas tempranas A y EBT, recristalización de brechas prexistentes o invasión de las
texturas primarias. La mineralización asociada corresponde a calcopirita y menor
proporción de bornita y molibdenita. Esta alteración esta sobre-impuesta por una Alteración
Hidrotermal Transicional (4), característica por el desarrollo de sericita gris verde en halos
de vetillas C que post-datan a los clastos de brechas masivamente reemplazan la
mineralogía primaria de las rocas. En este evento de alteración se desarrolla calcopirita y
menor proporción de pirita y molibdenita.
Como último evento se reconoce una alteración argílica intermedia caracterizada por la
asociación de sericita-arcilla y clorita asociada a pirita, restringida a las unidades
subvolcánicas fragméntales (Solé et al, 2014).
33
Figura 2.10. Cuadro tecto-crono-lito-estrato-magmático que resume la evolución geológica y
muestra las características específicas de cada uno de los eventos geológicos, de alteración y
cronológicos de cada una de las unidades presentes en el Yacimiento y su relación con las diferentes
estructuras del área (Skarmeta y Ortiz, et al., 2017).
. 34
Capítulo III
3. TEORÍA DEL PROBLEMA
3.1. Generalidades
Para un desarrollo minero a rajo abierto, el diseño y excavación de taludes estables son
de vital importancia, tanto como para la seguridad de los trabajadores como para la
continuidad de la producción.
35
3.2. Factores influyentes en la estabilidad de taludes
Las inestabilidades están controladas por distintos agentes, los que juntos pueden
determinar la condición de planos de rotura y deslizamientos de roca potenciales. Los
principales factores son los siguientes:
Otros factores condicionantes son los cambios climáticos, las cargas dinámicas y las
sobrecargas estáticas que se ejercen en el talud, estos últimos modifican la distribución de
las fuerzas y pueden generar condiciones de inestabilidad.
36
3.3. Mecanismos de falla
Los diferentes tipos de roturas están condicionados por el grado de fracturación del macizo
rocoso y por la orientación y distribución de las discontinuidades con respecto al talud
(Gonzáles de Vallejos et al., 2002). Los mecanismos o modelos de rotura más frecuentes
son:
• Falla o rotura plana: Se produce a favor de una superficie preexistente, que puede
ser la estratificación, un set de fracturas, una falla, etc. La condición básica es la
presencia de discontinuidades buzando a favor del talud y con su misma dirección.
37
3.4. Modelos de Redes de Fracturas Discretas (DFN)
Los modelos DFN tienen diversas aplicaciones en las distintas industrias, desde su
utilización en hidrogeología para la determinación de la dirección del flujo de aguas
subterráneas en un macizo rocoso, hasta su implementación en plantas nucleares, donde
se utiliza para evitar la contaminación de aguas subterráneas con desechos nucleares,
además de la industria del petróleo y todas las áreas relacionadas con la integridad
estructural del macizo rocoso e ingeniería de rocas.
.
38
3.5. Parámetros geotécnicos para la elaboración de un modelo DFN
Los parámetros geotécnicos para la generación de un modelo DFN son los siguientes:
✓ Abundancia de fractura:
39
✓ Orientación de fractura
✓ Persistencia o continuidad
.
3.6. Software FracMan
FracMan, desarrollado por Golder Associates, es el software que utiliza DAND para la
construcción de modelos DFN, el cual a grandes rasgos permite caracterizar, analizar y
comprender las redes de fracturas que componen los macizos rocosos. El programa realiza
el procesamiento de datos estructurales capturados en terreno los cuales son utilizados
para el modelamiento de fracturas discretas generando modelos estocásticos
tridimensionales (pudiendo de esta forma replicar múltiples escenarios). Cabe destacar que
las propiedades reales de fractura se conservan a través del proceso de modelado.
Además, permite realizar análisis de geometría y estabilidad de cuñas, análisis de
fragmentación del macizo rocoso, entre otros.
40
Una de las características sobresalientes del software, es su capacidad de replicar
estocásticamente los datos ingresados, ayudando a ajustar la distribución de cada
parámetro hasta que las poblaciones de los datos mapeados y los simulados coincidan, de
tal forma que se aproximen a la información observada en terreno.
Todos los modelos desarrollados para esta memoria son evaluados con la herramienta
análisis de cuñas de rocas (rock wedge analysis) la cual se explica a continuación.
Figura 3.5. (a) Sets de fracturas intersectadas con dos bancos dobles (64 m). (b) Resultado
obtenido del análisis de cuñas de a, en rojo se representan los bloques inestables, mientras que en
verde los estables. 41
3.6.2. Parámetros para la construcción de los modelos DFN
Para la construcción de modelos DFN se deben generar, a lo menos tres sets de fracturas,
una por cada eje, las cuales son definidas por las siguientes variables que solicita el
software:
FracMan permite el ingreso de esta variable según P10, P30 (número de fracturas), P32 o P33.
Para el caso de esta memoria se utiliza la intensidad, medida que describe la cantidad de
fractura en un macizo rocoso, en base a una medición lineal (P10 o frecuencia de fracturas),
areal (P21) o volumétrica (P32), esta última es de vital importancia en la construcción de los
DFN, debido a que se caracteriza por ser de escala y orientación independiente, por lo que
es el parámetro que representa de mejor forma la relación entre las fracturas y su entorno
(Mauldon y Derschowitz, 2000). Cabe mencionar que la intensidad volumétrica de fractura
es imposible medirla en terreno, siendo por lo general estimada por métodos analíticos o
por simulaciones (Wang, 2006).
42
3.6.2.3. Orientación de fracturas
La representatividad del método fue probada por Divasto (2018), quien realizó una
comparación entre los datos iniciales (1.526 estructuras) y los simulados, evaluándolos por
medio de diagramas de contorno, rosetas y por medio del test de confianza Chi-cuadrado.
Obteniendo en los análisis de contornos y rosetas una buena correlación entre las
estructuras (Figura 3.6.), mientras que los resultados del test de confianza concluyen que
no hay diferencias significativas entre la distribución de fracturas mapeas y las simuladas.
Figura 3.6. Comparación entre las orientaciones reales y simuladas por el método
Bootstrap (tomado de Divasto, 2018).
43
3.6.2.4. Tamaño
En FracMan, el tamaño de fractura se puede definir como radio equivalente o como longitud,
además, admite varias distribuciones diferentes (Uniforme, Exponencial, Normal, Log-
normal, Power Law, Weibull, Gamma y Poisson) con la cuales se pretende caracterizar de
la mejor forma los largos estructurales mapeados. Estas distribuciones se pueden usar
para especificar el tamaño, la relación y las propiedades de las fracturas. En trabajos
anteriores realizados en DAND (Lizama, 2014; Shorter, 2015; Divasto, 2018), se ha
determinado que, al momento de mapear todos los largos estructurales, con un largo de
fractura mínimo de mapeo de 0,10 m, la distribución que mejor se ajusta a su histograma
es la Log- normal (Tabla N° 2). Para el caso de esta memoria, se busca una nueva
distribución que se ajuste a los largos de traza mínimo mapeados, tema en el cual se
profundizara en el siguiente capítulo.
44
Tabla N° 2. Distribuciones de probabilidad de los largos de fractura utilizada por
distintos autores para la construcción de modelos DFN. (Modificado de Zadhesh et al.,
2013).
3.6.2.5. Forma
Finalmente se debe ingresar la forma de las estructuras, parámetro del que se dispone poca
información en la literatura, sin embargo la apariencia en bloques o prismática de los
macizos sugieren formas poligonales (Dershowitz y Einstein, 1988), aunque no se
descartan geometrías elípticas (Bankwitz, 1966; Kulander et al., 1979; Barton, 1983) o
circulares (Cleary, 1984). En FracMan la forma de los límites de las estructuras pueden ser
poligonales, circulares, elípticas o irregulares.
45
3.7. Técnicas de mapeo
Esta técnica es una de las más utilizadas debido a su relativa facilidad de empleo y a su
confiabilidad. Consiste en trazar una línea horizontal sobre una superficie de un
afloramiento, para luego medir y describir distintos parámetros como la densidad,
intensidad, el largo, orientación, espaciamiento, relleno y rugosidad de cada fractura
intersectada por la línea dibujada (Priest and Hudson, 1981; Priest, 1993; Bons et al., 2004).
Este método permite determinar de buena manera la frecuencia de fractura del macizo y se
ve afectado por el sesgo por truncamiento, sesgo por censura, sesgo por tamaño y sesgo
por orientación (los que serán descritos en el próximo enunciado), este último se puede
reducir o incluso evitar trazando una línea de detalle perpendicular a un sets de fracturas
(Zeeb et al., 2013).
Este método estima las propiedades estadísticas de las redes de fracturas al medir los
parámetros estructurales (orientación, persistencia, espaciamiento, rugosidad, entre otros)
de todas las fracturas que tengan una fracción de su traza dentro del área del rectángulo
definido previamente sobre el afloramiento (Priest, 1993).
La ventaja de esta técnica radica en la mayor densidad de datos que logra capturar, lo que
redunda en una mejor representatividad de los sistemas estructurales del macizo rocoso.
Por otro lado generalmente se ve afectada por los sesgos de orientación, truncamiento y
por censura (Zeeb et al., 2013).
46
3.7.3. Línea de mapeo circular
Las desventajas de esta técnica es que incluye intrínsecamente un sesgo por censura y su
representatividad a una mayor escala no está del todo comprobada (Weiss, 2007), además
no proporciona información sobre parámetros importantes como la orientación y distribución
de largos, por lo que debería ser utilizada junto con los otros métodos de muestreo (Zeeb
et al., 2013).
Figura 3.7. Detalle de las técnicas de mapeo. En verde cada uno de los
métodos; En rojo las fracturas mapeadas; En negro las fracturas omitidas (modificado
de Divasto, 2018).
47
3.8. Sesgos asociados al mapeo
Causado por limitaciones de resolución inevitables, las que dependen del dispositivo de
detección utilizado. Como consecuencia, los parámetros como el tamaño de fractura no son
detectables por debajo de una escala determinada, disminuyendo el número de fracturas
cortas provocando un incremento en la media del tamaño de estructuras. El sesgo por
truncamiento es una propiedad explicita en el mapeo, el cual puede ser corregido o
introducido. El espaciamiento también es sobrestimado dado que algunas fracturas de un
mismo sistema son omitidas (Zeeb et al., 2013).
Propiedad implícita en la superficie de mapeo. Está condicionado por el tamaño y forma del
afloramiento, además de su exposición, ya que la superficie de mapeo podría encontrarse
cubierta por rocas o vegetación. Este sesgo produce una sobrestimación de la densidad de
fractura y una medición sesgada de los largos estructurales, afectando a su distribución de
probabilidad (Zeeb et al., 2013).
Asociado con el método de mapeo por línea de detalle, debido a que la probabilidad de que
una fractura intersecte una línea de detalle es proporcional a su longitud, por lo tanto, las
48
discontinuidades más cortas están subrepresentadas en los datos capturados por la línea
de detalle (Zeeb et al., 2013).
49
Capítulo IV
4. METODOLOGÍA
4.1. Generalidades
Para el caso de los modelos de redes de fracturas discretas de este trabajo se utilizaron
datos mapeados digitalmente, utilizando el software I-Site Studio, desarrollado por Maptek,
en levantamientos tridimensionales realizados por el escáner I-Site. Posteriormente los
datos son procesados y exportados al software FracMan, donde se construyen los modelos,
asignando las distribuciones estadísticas que definen la ubicación y geometría de las
fracturas. Finalmente se utiliza la intensidad de fracturamiento para calibrar los modelos con
los parámetros geotécnicos del macizo que se desea modelar.
50
4.2. Captura de datos
Figura 4.1. Nube de puntos resultante del Láser I-Site 8800 con superposición de
color RGB, en el rajo Don Luis.
51
En los últimos años se ha adoptado el uso de esta tecnología en áreas de la geología e
ingeniería ya sea en el monitoreo de caída de rocas, conciliación topográfica de diseños
mineros (Echevarría, 2007) o como herramienta de mapeo de fracturas (Tiruneh, et al.,
2013).
Para validar este dispositivo como una herramienta de mapeo estructural, Divasto (2018)
realizó una comparación entre la disposición de las fracturas medidas en terreno y con el
software I-Site Studio. Obteniendo una correlación de Pearson (R) positiva fuerte (Figura
4.3.), tanto para el rumbo como el manteo, lo que significa que el mapeo tradicional puede
ser reemplazado por uno digital.
Figura 4.3. Gráficos de correlación de 100 estructuras mapeadas en terreno y su equivalente digital.
(Tomado de Divastos, 2018).
52
4.2.2. Registro de datos
Figura 4.4. (a) Imagen tomada en I-Site Studio de la ubicación de las líneas de detalle sobre una celda
de mapeo con sus respectivas fracturas. (b) Procedimiento para la medición de la frecuencia de fractura (ff).
Se cuentan solo las estructuras que cortan a la línea de detalle con un ángulo mayor a 45° en relación al eje
x (para este caso), por lo que hay que procesar los trazos seleccionados para ver a que eje cortan.
53
III. Secciones transversales: Técnica creada e implementada por la División con la
función de determinar la intensidad lineal de fracturamiento en un eje ortogonal u
oblicuo (eje y) a la cara del banco, se utiliza conjuntamente con la línea de detalle.
Este método consiste en generar un plano de cada una de las trazas de las
estructuras que intersectan al eje y respetando su orientación y longitud,
proyectando así las fracturas en profundidad. Posteriormente se genera un plano
vertical con el fin de crear secciones equidistantes, en las cuales es posible
visualizar las trazas proyectadas de las fracturas. Luego, en cada sección se mide
el espaciamiento entre los pares estructurales visibles que intersectan las líneas de
detalle (Figura 4.5.), estos valores se promedian y se determina su inverso,
obteniendo así la frecuencia de fractura.
Figura 4.5. (a) Celda de mapeo con la proyección de las estructuras que cortan al eje
perpendicular del banco doble (64 m) y en rojo el plano con el que se visualizan las
secciones. En amarillo se presenta la sección visualizada en b. (b) Vista de frente de una de
las secciones. (c) Visualización en perfil de la sección observada en b y las líneas de detalle.
(d) Zoom de la medición del espaciamiento entre dos planos.
54
El método para el registro de datos sigue el siguiente patrón, una vez obtenida la nube de
puntos esta es procesada y convertida en superficie, luego se identifica una zona de interés
y sobre el banco se traza una celda de mapeo, donde se evitará mapear medias cañas y
daños por tronaduras, con la finalidad de evitar la contaminación de los datos. A
continuación, se mide el largo máximo visible de cada estructura, marcando una traza de
todas las fracturas que tengan una porción dentro de la celda geotécnica (Figura 4.6.). Una
vez identificadas todas las discontinuidades, se determina la orientación de cada una de
ellas, en el caso de existir fracturas sinuosas se asume una geometría plana, por lo que se
mide aquel plano de mayor representatividad.
Figura 4.6. (a) Celda de mapeo con las trazas de fracturas medidas. (b) Medición del largo máximo
de fractura. (c) Determinación del rumbo (notación right hand) y manteo.
55
Mientras que el valor de P21, se obtiene del cociente entre la suma de todos los segmentos
de traza mapeadas que estén incluidos dentro de la celda geotécnica y el área de esta
(Figura 4.8.).
56
Una vez adquiridos los datos estos son segregados por largo. Luego se llevan a cabo los
análisis estadísticos para la determinación de la distribución de probabilidad que mejor se
ajusta al histograma de largos estructurales mapeados y a la porción mayor del LF mínimo
de la función Log-normal. Se ejecutan pruebas estadísticas por medio del software EasyFit
5.6 desarrollado por MathWave, en el cual se realizan histogramas, gráficos de distribución
acumulada y pruebas de bondad de ajuste para distribuciones de densidad de probabilidad.
Ya obtenidos los datos geotécnicos del afloramiento, estos son importados por eje
coordenado a FracMan (Figura 4.10.), en donde se ajusta la distribución de probabilidad de
cada parámetro hasta que la población de datos mapeos y simulados concuerden.
57
4.4.1. Construcción y calibración
Inicialmente, se crea una región de 64.000 m3 para la generación de los modelos, donde se
diseñan cinco “sondajes” distribuidos indistintamente en la dirección de cada eje
coordenado y cinco superficies (las cuales simulan la celda de mapeo) de igual geometría
y orientación (Figura 4.11.). Cabe destacar que la orientación de los sondajes y las
superficies es determinada según el rumbo del afloramiento que fue mapeado.
Luego se definen los tres sets de fracturas pertenecientes a cada eje coordenado, estos
son determinados en base al análisis estructural (rosetas y diagrama de polos) de los datos
capturados en terreno, en donde se identifican las orientaciones preferenciales de los
sistemas estructurales.
En la etapa siguiente, se crean los modelos “no calibrados”, estos están definidos por los
parámetros que rigen los sets estructurales, mencionados en el Capítulo III, los cuales
representan las variables de ubicación (en donde se utiliza el Modelo de Baecher), la
abundancia de fracturamiento (se usa la cantidad de fracturamiento o P30, de manera
genérica se crean 50.000 estructuras para calibrar el modelo), orientación (se utiliza la
simulación de estructuras por Bootstrap), distribución de largos (se usa la función de
probabilidad que mejor se ajusta al histograma) y la forma de las fracturas (se utilizan
geometrías poligonales de seis lados).
58
Posteriormente, se realiza la calibración, este proceso consiste en determinar la intensidad
volumétrica de las fracturas (P32) de cada modelo. Para obtener este valor se utiliza la
fórmula de Mouldon y Derschowitz, descrita por Wang (2006), la cual relaciona el P32 con
la frecuencia de fractura según un factor de conversión (C31), este valor es independiente
para cada sets de fracturas o modelo.
A partir de la intersección de los sondajes de cada eje coordenado con su respectivo modelo
“no calibrado”, se obtiene el valor de la frecuencia de fractura (Figura 4.12.). Luego se
determina la intensidad volumétrica de fractura (P32) del modelo “no calibrado” (área de las
estructuras / volumen de la región), para así determinar el factor de conversión(C31) para
ese modelo “no calibrado” en particular. Finalmente, se multiplica el valor real de P10
(calculado anteriormente en la celda de mapeo) por el factor de conversión (C31),
obteniendo de esta manera el valor de P32 con el cual el modelo es calibrado. Este proceso
se repite para la cada uno de los modelos asociados a los ejes X, Y y Z.
Una vez calibrados todos los modelos DFN, se realiza una prueba final para su validación.
Esta prueba consiste en utilizar las superficies creadas anteriormente para determinar la
intensidad areal de fractura utilizando todos los modelos “calibrados”. Para esto se
intersectan las trazas de las fracturas correspondiente a los tres modelos (eje X, Y y Z) con
las superficies creadas y se determina el valor de P21 (largo de las fracturas / área de la
superficie) (Figura 4.13.).
59
Figura 4.13. Método para el cálculo del P21. Se observan las 5
superficies que simulan las celdas de mapeo junto con sus respectivas
trazas.
Finalmente se comparan la intensidad de fractura modelada (P10 y P21) con los valores
obtenidos en el mapeo digital, para este trabajo se consideró como valido el ajuste en caso
de obtener un error menor al 20%, de esta forma se logra representar las características
estructurales del macizo rocoso, es decir, si poseen un error sobre el 20% se deben
recalibrar los modelos hasta que se ajusten los valores de P32.
60
Capítulo V
5. ANÁLISIS DE DATOS
5.1. Generalidades
Por otra parte, se determina el largo de fractura mínimo a mapear y junto con esto el área
de la celda geotécnica y la escala del levantamiento I-Site que permita capturar suficientes
discontinuidades para determinar la distribución de largos estructurales del macizo (entre
150 y 300 según Priest, 1993). Lo anterior con el objetivo de optimizar la toma de datos
estructurales, en función de la densidad de datos, de esta forma haciendo más efectiva la
metodología de la construcción de modelos DFN.
a b
Figura 5.1. (a) Fotografía aérea del yacimiento Río Blanco. (b) Mapa litológico de la mina rajo Don
Luis. En amarillo se indican las fases de expansión, mientras que en verde se indica la zona donde se realizó
el levantamiento de datos estructurales.
61
5.2. Distribución del largo de fractura
Las pruebas de bondad de ajuste o test de hipótesis son un método estadístico que es
utilizado para describir lo bien que se ajusta un conjunto de datos a una función o
distribución de probabilidad específica, en base a ciertos parámetros tales como la media y
la desviación estándar.
EasyFit utiliza tres test de bondad de ajuste, los cuales se resumen a continuación:
• Anderson – Darling (A-D): Similar al test K-S, a excepción de que este método
pondera las diferencias entre las dos distribuciones (empírica y teórica) en sus
extremos es un valor mayor que en sus rangos medios.
62
Para determinar la distribución de probabilidad más representativa, al momento de truncar
el mapeo de estructuras en un largo de traza determinado, se procedió a analizar
estadísticamente en primer lugar la totalidad de las fracturas mapeadas, llegándose a
registrar 1.025 estructuras. Luego se utilizaron las discontinuidades mayores o iguales a
0,5 m las que suman un total de 905 estructuras, posteriormente se truncó el largo de
fractura en 1 m, contabilizando 609 discontinuidades y finalmente se analizaron las
estructuras mayores o iguales a 2 m, las que correspondieron a un total de 320 fracturas.
Cabe mencionar que se truncó el LF hasta 2 m, debido a: (1) la cantidad de fracturas
necesarias para determinar la distribución de largos estructurales del macizo rocoso; (2)
estructuras de mínimo 2 m de largo generan tamaños de bloques razonables para
comenzar con los análisis; (3) la limitación de que al utilizar un LF muy alto la curva de la
función podría llegar a no estar contenida por la porción inferior de la curva de la distribución
log-normal (distribución de mejor ajuste al mapear todos los LF).
Los resultados obtenidos para cada largo de fractura se presentan en tablas, las cuales
resumen las cinco distribuciones de mejor ajuste según el test estadístico Kolmogorov –
Smirnov (Tabla N° 4, N° 5, N° 6 y N°7), además se exponen gráficos comparativos entre la
distribución teórica (la distribución más representativa según la tabla resumen) y la
distribución empírica de los largos de traza, representados en un histograma y un diagrama
de distribución acumulada.
Al analizar los resultados, estos muestran que bajo el test K-S las dos distribuciones más
representativas son la función Pareto y la Log-normal. Sin embargo, al momento de regir
los datos bajo el test A-D la distribución de mejor ajuste corresponde a la función Log-
normal, siendo esta la ecuación que mejor representa la distribución al medir todos los LF.
Estos resultados son consecuentes con los estudios realizados por DAND.
Tabla N° 4. Tabla
resumen de las cinco
funciones que mejor
representan la
distribución empírica que
incluye todos los largos
de traza, obtenida en el
software EasyFit. En rojo
se marca la distribución
de mejor ajuste.
63
Figura 5.2. Histograma de todos los largos de fracturas mapeados versus la
distribución de probabilidad con mejor ajuste.
Figura 5.3. Gráfico de distribución acumulada de todos los largos de traza versus
la función teórica de mejor ajuste.
64
Largos de fracturas ≥ 0,5 m
Los resultados muestran que, bajo los tres test, la distribución de mejor ajuste al utilizar las
estructuras mayores o iguales a 0,5 m es la función Pareto.
65
Figura 5.5. Gráfico de distribución acumulada de los largos de traza mayores o
iguales a 0,5 m versus la función teórica de mejor ajuste.
Largos de fracturas ≥ 1 m
Al analizar las trazas de estructuras los resultados muestran que, a diferencia del caso
anterior, la distribución de mejor ajuste bajo el test K-S es la función Gamma, sobre las
distribuciones Weibull y Pareto.
66
Figura 5.6. Histograma de los largos de fracturas mayores o iguales a 1 m
mapeados versus la distribución de probabilidad con mejor ajuste.
De la revisión visual de los gráficos (Figura 5.6. y 5.7.) y se logra apreciar la buena
correlación que existe entre la distribución empírica de largos de fractura y la curva de la
función teórica Gamma.
67
Largos de fracturas ≥ 2 m
Los resultados del análisis estadístico señalan que, la distribución Weibull es la función más
representativa de los largos estructurales sobre los 2 m. Sin embargo, y al igual que en los
casos anteriores, las funciones Pareto y Gamma se encuentran dentro de las cinco
distribuciones más representativas por lo que no se puede descartar ninguna de las tres
funciones.
68
Figura 5.9. Gráfico de distribución acumulada de los largos de traza mayores o
iguales a 2 m versus la función teórica de mejor ajuste.
Como era de esperar la distribución teórica Weibull presenta un buen ajuste, tanto en el
histograma (Figura 5.8.) como en el diagrama de distribución acumulada (Figura 5.9.), con
la distribución de largos de fracturas truncados sobre los 2 m.
Los datos fueron recopilados en la Granodiorita Rio Blanco (GDRB) en un sector de roca
secundaria (Figura 5.11.) y la captura de éstos, se llevó a cabo por medio del mapeo digital,
donde se utilizó una celda geotécnica de 900 m2 (30 x 30 m) con rumbo N32E, en la cual
se mapearon todos los largos de traza, alcanzando a medir un total de 1.025 fracturas.
Figura 5.11. (a) Curvas de nivel del rajo Don Luis, en amarrillo se presenta la
ubicación del levantamiento i-site. (b) Escaneo de alta resolución. (c) Detalle del
afloramiento, donde se indica la posición de la celda geotécnica y la totalidad de las
estructuras mapeadas.
70
• Largos estructurales
Para el análisis de largos de traza de fracturas se consideran solo las estructuras mayores
o iguales a 2 metros, las que corresponden a 320 fracturas. Según el análisis de bondad de
ajuste realizado, se utilizan y comparan las distribuciones de probabilidad Gamma, Weibull
y Pareto. Cabe mencionar que el máximo largo de fractura mapeado fue de
aproximadamente 20 metros.
Luego, se utiliza la distribución de probabilidad Weibull (Figura 5.13.), cuya curva se rige
por los parámetros Alfa (α) y Beta (β), con valores de 1,81 y 4,21 m respectivamente.
71
Finalmente se utiliza la distribución de probabilidad Pareto (Figura 5.14.), esta función en el
software FracMan es equivalente a la distribución Power Law. Su curva está definida por
los parámetros X mínimo (Xmín) y Exponente D (Exp D), cuyos valores son 2,0 y 2,5 m
respectivamente.
• Orientación de fracturas
72
• Abundancia de fracturas
Luego se determina la frecuencia de fractura (P10) por medio del método de línea de detalle,
para los ejes X y Z, o de secciones transversales para el eje Y (ver capítulo 4). Finalmente
se procede a calcular la intensidad areal de fracturamiento (P21), medido en 4 celdas de 5x5
m2 contenidas en la celda geotécnica de 30x30 m2 (Figura 5.16.).
Figura 5.16. (a) Escáner del afloramiento junto con las estructuras mapeadas y
las celdas geotécnicas requeridas para determinar el valor del P 21. (b) Imagen sin el
escáner. Imágenes extraídas desde Maptek I-Site Studio 7.0.
En la Tabla N°8 se muestran los resultados obtenidos. Cabe mencionar que, por el método
de las secciones transversales solo es posible estimar una frecuencia de fractura global de
las estructuras.
73
5.2.2.2. Modelo DFN
A continuación, se presentan los 3 modelos calibrados con cada una de las distribuciones
de probabilidad de los largos de traza, además se comparan las orientaciones reales versus
las simuladas y se presenta el valor de P32 (o intensidad de fractura volumétrica) para cada
uno de los ejes, valor que corresponde al área de fracturas por el volumen que las contiene
(en este caso se usa una región de 64.000 m3, ver capítulo 4), cabe destacar que con este
valor son construidos los modelos. La suma de P32 de cada eje, se conoce como P32 global
del modelo, este valor es calibrado en base a los parámetros de P10 y P21 por cada eje,
donde se comparan los valores capturados en terreno versus los obtenidos del modelo
(utilizando la intensidad de fractura volumétrica para la construcción de los modelos).
74
Figura 5.17. Modelos simulados con la distribución Gamma para
los largos de fractura.
75
Figura 5.19. Modelos simulados con la distribución Power Law
para los largos de fractura.
Los análisis de cuñas se realizan en dos bancos dobles (64 m), para cada una de las tres
distribuciones (Gamma, Weibull y Power Law), con propiedades de cohesión y fricción igual
a cero. En las Figuras 5.20. se presentan los dos modelos simulados para cada una de las
distribuciones de probabilidad junto con su respectivo análisis y condiciones de estabilidad
de cuñas.
Figura 5.20. En el recuadro superior se presenta el banco generado, antes del análisis de cuñas,
intersecado con el set de fracturas de cada modelo. En el recuadro inferior se muestran los resultados obtenidos
del análisis de cuñas. En verde bloques estables, en rojo bloques inestables y en negro macizo rocoso no
fracturado.
76
Al analizar los resultados se identifica claramente que las distribuciones Gamma y Weibull
generan una gran concentración de estructuras pequeñas, habiendo una ausencia notable
de estructuras de mayor tamaño, esto mismo se puede observar en los histogramas de
largos estructurales (Figura 5.12. y 5.13.) en donde se concentran la mayor cantidad de
estructuras en los primeros metros, mientras que las estructuras mayores a 8 metros son
casi inexistentes, debido a la abrupta caída de la curva de estas funciones.
Por otra parte, los resultados obtenidos al utilizar la distribución de probabilidad Power Law
(Pareto) en la construcción de modelos truncados, muestran que existe mayoritariamente
una concentración de estructuras pequeñas, sin embargo también se forman estructuras
de mayor tamaño (ver Figura 5.14.), lo que se asemeja a la realidad, donde un macizo va
a estar formado mayoritariamente por discontinuidades de menor tamaño mientras que en
una menor proporción existirán fracturas de un largo mayor, las que en conjunto generan la
formación de cuñas y bloques inestables.
Por lo tanto, se determina que la distribución de probabilidad que mejor representa el largo
de fractura del macizo rocoso al momento de truncar el mapeo de estructuras es la función
Power Law. Cabe destacar la buena correlación que existe entre las funciones Power Law
(Pareto) y Log normal (Figura 5.10).
• Función Power Law: Tipo especial de relación matemática funcional entre dos
magnitudes, donde un cambio relativo en una magnitud resulta en un cambio relativo
proporcional en la otra, independientemente del tamaño inicial de esas magnitudes. La
función esta descrita mediante dos parámetros, el valor mínimo (Xmin) y el exponente
D:
77
Para esto, se realizó un análisis de sensibilidad comparando los modelos DFN’s, utilizando
la distribución Power Law con distintos largos de fracturas, con las geometrías de las
inestabilidades observadas en terreno. Cabe señalar que el tamaño de la celda geotécnica
y la escala del levantamiento i-site están condicionados por el largo de fractura mínimo.
En la Figura 5.21 se presentan los resultados, en los que se modelaron cuatro bancos
dobles (128 m) con largos de fractura que van desde los 4 metros hasta los 20 metros
respectivamente.
Figura 5.21. Resultado de los análisis de cuñas realizados con distintos largos de traza
simulados en cuatro bancos dobles. En verde se muestran los bloques estables mientras que en rojo
los inestables.
78
similares (en cuanto a geometría y volumen) a los observados en el banco mapeado. Junto
con esto se determina una celda geotécnica de 64 x 64 m, mientras que la escala del
escáner queda restringida entre dos y tres bancos dobles, escala que permite una buena
resolución para la identificación de las estructuras mayores o iguales a 5 metros, además
de posibilitar la captura de estructuras suficientes para determinar la distribución de largos
de fractura del macizo.
79
Capítulo VI
6.1. Generalidades
Figura 6.1. (a) Fotografía aérea del yacimiento Río Blanco. (b) Mapa litológico de la mina rajo
Don Luis. En amarillo se indican las fases de expansión, mientras que en verde se indica el codo
norte, el cual fue modelado.
Los datos necesarios para la construcción de los modelos fueron recopilados en el mismo
sector anterior, es decir del afloramiento Granodiorita Rio Blanco (GDRB), ubicado en la
Fase 4. En terreno se realizó un escaneo de alta resolución (16 bits) a 150 metros del
macizo, abarcando entre tres y dos bancos dobles (Figura 6.2.), con la finalidad de obtener
la resolución adecuada para mapear las estructuras mayores o iguales a 5 m (largo optimo
80
calibrado, Capítulo V), donde se utiliza una celda geotécnica de 64 x 64 m y cuya orientación
es N34E, alcanzando a medir un total de 205 estructuras.
De manera complementaria se realizaron otros dos levantamientos, los que fueron tomados
aproximadamente a 600 m del afloramiento logrando escanear todos los bancos del rajo
(entre cinco y seis bancos dobles), con el objetivo de evitar el sesgo por censura y además
para identificar estructuras de primer orden las que son incorporadas en los modelos DFN’s
como estructuras explicitas para la realización de modelos híbridos. Cabe mencionar que
según trabajos anteriores realizados en DAND, los modelos híbridos (aquellos que
combinan las redes de fracturas estocásticas y fallas explicitas), son los que representan
de mejor manera el macizo rocoso al momento de realizar el análisis de cuñas (Divasto,
2018).
Figura 6.2. (a) Curvas de nivel del rajo Don Luis, en amarrillo se presenta la ubicación del escáner. (b)
Fotografía del afloramiento escaneado, en rojo se traza la celda geotécnica. (c) Escaneo de alta resolución a
150 m del afloramiento, se detalla la celda geotécnica en rojo. (d) Detalle de la resolución del afloramiento,
donde se observa la celda geotécnica (en morado) y en verde se muestran las estructuras mapeadas.
81
6.2. Datos estructurales
• Largos estructurales
Para el análisis de largos de traza se utilizaron 205 fracturas registradas. Cabe mencionar
que el largo de fractura máximo mapeado fue de aproximadamente 44 metros. Según lo
establecido en el capítulo anterior, la distribución empírica de datos se ajusta utilizando la
distribución de probabilidad Power Law (Pareto), cuya curva queda definida por los
parámetros X mínimo y Exponente D, con valores 5,0 y 2,4 respectivamente.
• Orientación de fracturas
La dirección de los tres ejes coordenados se estableció, para este caso en particular, según
el rumbo de la celda geotécnica (N34E), por lo que la orientación de los ejes queda
determinada por el eje X con un rumbo N34E, por el eje Y con una dirección N56W y
finalmente el eje Z vertical.
En la Tabla N°10 se resumen los resultados de P10 y P21 obtenido de las estructuras
registradas. Por medio del método de línea de detalle se determina la frecuencia de fractura
(P10) en los ejes X y Z, mientras que por el método de secciones transversales se calcula
el P10 en el eje Y (ver capítulo 4). Finalmente se procede a calcular la intensidad areal de
fracturamiento (P21), medido en 4 celdas geotécnicas de 25 m2 contenidas en la celda
geotécnica de 64x64 m2.
Fracturas P10 P21
Eje
(m) (f/m) (f/m2)
X 0,21
≥ 5.0 Y 0,68 0,96
Z 0,05
Tabla N°10. Resumen de P10 y P21 de
las estructuras mapeadas.
Según la metodología descrita en el capítulo lV, se construyen y calibran los modelos DFN.
En la Tabla Nº11 se presentan los resultados de la calibración, en la cual se comparan los
parámetros de P10 y P21 registrados del mapeo versus los simulados en los modelos DFN.
Estos resultados muestras una buena correlación en la simulación de P10, donde el error
porcentual máximo es de solo un 5% en el eje x. Por otro lado, el modelo regido bajo el
parámetro de P21 (largo de las fracturas / área de la superficie) presenta un error del 14%,
porcentaje que sigue teniendo una alta representatividad del macizo, como se demuestra en
la comparación que se realiza a continuación donde se compara una de las cuatro celdas
geotécnicas de 5x5 m2 del mapeo versus una celda del modelo (Figura 6.5.).
83
Figura 6.5. Una de las cuatro celdas geotécnicas de 25m 2 utilizadas para
calibrar el modelo. En la imagen se aprecia que los largos de traza de las estructuras
del modelo DFN son muy similares a los mapeados en terreno, evidenciando la
buena representatividad y calibración del modelo construido.
84
6.4. Análisis de estabilidad cinemática de bloques
6.4.1. Generalidades
Para realizar el análisis de cuñas se interceptaron los modelos DFN híbridos con la
geometría del talud del rajo Don Luis, cuyos parámetros quedan definido por:
85
N
Figura 6.8. A mano izquierda se observa un conjunto de escaners realizados en el codo norte de la Fase
4, junto con la traza de las fallas de mayor importancia en la zona. Mientras que a la derecha se presenta el
modelo realizado en FracMan de las fallas explicitas y las cuatro superficies modeladas, simulando la curvatura
del rajo Don Luis. El cuadrado rojo representa la ubicación de la celda geotécnica utilizada.
A continuación, se presentan los resultados de cada uno de los análisis realizados en los
cuatro sectores. Para todos los modelos se usó un ángulo de cara de banco igual a 80°.
También son evaluados bajo el criterio de Morh-Coulomb, donde se utilizaron las
propiedades de ángulo de fricción (Ф) igual a 35° y cohesión de 25 Kpa, cabe señalar que
se omitieron condiciones de carga adicionales (presión de agua o aceleración sísmica).
C: 25 KPa / Φ: 35°
A. B. C. D.
|
Figura 6.9. (A) Escáner I-Site del sector l, en rojo se presentan los principales moldes de cuñas y fallas
mapeadas. (B) Simulación estocástica en el cual se utiliza solo el modelo DFN para el análisis de cuñas. (C)
Modelo híbrido en el que se conjugan tanto el modelo DFN como las fallas explicitas. (D) Bloques generados
a partir del modelo híbrido. En rojo se presentan los bloques inestables y en verde los estables, mientras que
el negro corresponde al macizo rocoso inalterado.
86
El afloramiento del primer sector está dispuesto al N34°E. Al realizar los análisis se
observan las diferencias entre el modelo estocástico e híbrido (modelo DFN junto con fallas
explicitas), este último es el que representa de mejor forma las inestabilidades estructurales
del macizo rocoso, debido a que los moldes de cuñas observados en terreno son similares
en cuanto a geometría (inestabilidades de aproximadamente un banco doble hasta medio
banco, con algunas cuñas de menor tamaño), volumen y ubicación según lo observado en
terreno (Figura 6.9.).
C: 25 KPa / Φ: 35°
A. B. C. D.
|
Figura 6.10. (A) Escáner I-Site del sector ll, en rojo se presentan los principales moldes de cuñas
observados en terreno, cabe mencionar que no se agregan las fallas explicitas debido a que no permiten
observar las inestabilidades mapeadas. (B) Simulación estocástica en donde se utiliza solo el modelo DFN
para el análisis de cuñas. (C) Modelo híbrido en el cual se conjugan tanto el modelo DFN como las fallas
explicitas. (D) Bloques generados a partir del modelo híbrido. En rojo se presentan los bloques inestables y en
verde los estables, mientras que el negro corresponde al macizo rocoso inalterado.
87
C: 25 KPa / Φ: 35°
A. B. Figura 6.11. (A) Escáner
I-Site del sector lll, en rojo se
presentan los principales
moldes de cuñas observados
en terreno. En esta zona no
se registraron fallas de mayor
orden. (B) Simulación
estocástica en donde se
utiliza solo el modelo DFN
para el análisis de cuñas. En
rojo se presentan los bloques
inestables y en verde los
estables, mientras que el
negro corresponde al macizo
rocoso inalterado.
El tercer sector está dispuesto al N62°W, en el cual no se observaron fallas de primer orden
que controlaran el arreglo estructural de esta zona. Por lo cual el análisis de cuñas se realiza
únicamente con el modelo DFN, obteniendo como resultado la formación de una serie de
bloques inestables que van desde medio banco doble hasta un cuarto de banco, similares
en geometría, volumen y abundancia a los moldes de cuñas registrados en terreno, sin
embargo, la ubicación espacial de las inestabilidades, no reflejan fielmente las condiciones
observadas en terreno (Figura 6.11.).
C: 25 KPa / Φ: 35°
A. B. C. D.
|
Figura 6.12. (A) Escáner I-Site del sector IV, en rojo se presentan los principales moldes de cuñas
mapeadas. (B) Simulación estocástica en el cual se utiliza solo el modelo DFN para el análisis de cuñas. (C)
Modelo híbrido en el que se conjugan tanto el modelo DFN como las fallas explicitas. (D) Bloques generados
a partir del modelo híbrido.
88
El afloramiento del cuarto sector está orientado al N39°W. Al ejecutar el análisis de cuñas
en el modelo híbrido se observa que el conjunto de sub-bloques dan origen a inestabilidades
del orden de un banco doble aproximadamente, los cuales, al ser comparados con los
moldes de cuñas registrados en terreno (Figura 6.12.), resultan ser similares en cuanto a
geometría y ubicación.
Los resultados de los análisis de cuñas determinaron que, si bien se forman la misma
cantidad de bloques en ambos modelos (debido a que el modelo DFN es el mismo), la
diferencia radica sus condiciones de estabilidad, obteniendo los valores que se exponen en
la Figura 6.13. Esta diferencia de 169 bloques inestables era de esperarse debido a las
bajas propiedades que se le atribuyeron al modelo, lo que en cierta forma respalda su
representatividad y funcionamiento.
89
6.4.4. Coeficiente de aceleración sísmica
• Sismo de Operación (SOP): Sismo de magnitud modera, pero con una probabilidad
relativamente alta de ocurrencia. Se determina un coeficiente sísmico horizontal
igual a 0,11g.
A. B. C.
Figura 6.14. (A)
Modelo de redes de
fracturas (DFN) junto
con tres fallas
explicitas mapeadas.
(B) Bloques formados
con una aceleración
sísmica igual a 0,11 g.
(C) Bloques formados
con una aceleración
sísmica igual a 0,18 g.
Los resultados demuestran que, al agregar condiciones de carga a los análisis de cuñas
estos aumentan la cantidad de inestabilidades. Al comparar los resultados de la Figura
6.13. se puede observar que los bloques inestables aumentan en 100 al utilizar una
aceleración sísmica igual a 0,11g (sismo de mediana intensidad), mientras que, al
simular un terremoto o sismo de alta intensidad, las inestabilidades aumentan en 125.
90
Capítulo VlI
7. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Al examinar los resultados obtenidos, tanto de las pruebas de bondad de ajuste como de
los análisis realizados en FracMan, para la determinación de la distribución de probabilidad
de largos de fractura (LF), se desprende que las distribuciones Gamma y Weibull generan
una gran concentración de estructuras pequeñas, habiendo una ausencia notable de
estructuras de mayor orden. Mientras que los resultados obtenidos al utilizar la distribución
de probabilidad Power Law (Pareto), muestran que existe mayoritariamente una
concentración de estructuras pequeñas. Sin embargo, también se forman estructuras de
mayor tamaño, lo que se asemeja a la realidad, donde un macizo rocoso va a estar formado
mayoritariamente por discontinuidades de menor tamaño mientras que en una menor
proporción existirán fracturas de un largo mayor, las que en conjunto generan la formación
de cuñas y bloques inestables. Además de lo anterior, se observó una buena correlación
en la porción final de la curva del histograma (Figura 5.10.) entre las funciones Power Law
(Pareto) y Log normal (distribución de mejor ajuste al medir todos los largos de
discontinuidades (Lizama, 2014)). En base a estas evidencias, se concluye que la
distribución de probabilidad que mejor representa el largo de fractura del macizo rocoso de
DAND al momento de truncar el mapeo de estructuras sobre un largo determinado es la
función Power Law (Pareto).
Del análisis de sensibilidad ejecutado en FracMan, el cual busca escalar el largo de traza
mínimo a mapear en la construcción de los modelos DFN’s, optimizando la captura de datos
estructurales, se desprende que al truncar el LF de estructuras mayores o iguales 4 metros,
no se alcanzan a generar la cantidad de conexiones de fracturas necesarias para la
formación de bloques o moldes de cuñas, formando solo algunos bloques pequeños, los
cuales no son representativos, en cuanto a geometría y volumen, a los taludes analizados
en terreno. Mientras que, al truncar el largo de traza en discontinuidades mayores o iguales
91
a 6, 7, 15 y 20 m, se observa que aumenta la forma y tamaño de los bloques que se generan,
sobredimensionando los moldes de cuñas observados en terreno, por lo que estos LF no
representan la realidad del macizo. Por el contrario, con estructuras con persistencias
mayores o iguales a 5 metros se generan bloques inestables similares en geometría y
volumen a las cuñas y moldes de cuñas analizados en el levantamiento I-Site, por lo que
se establece que este es el tamaño óptimo de LF con el que se busca optimizar la captura
de datos estructurales del macizo rocoso de DAND.
Al analizar los resultados se determina que las simulaciones con fallas explicitas y modelos
estocásticos (modelos híbridos), proporcionan los mejores resultados, logrando caracterizar
cuñas y bloques inestables muy similares en geometría, volumen y ubicación a las
mapeadas en terreno (moldes), demostrando la efectividad del método de modelamiento.
Al observar y comparar los modelos bajo los análisis de estabilidad cinemático de bloques,
se concluye que el conjunto de sub-bloques provoca cuñas e inestabilidades de mayor
tamaño llegando a formar bloques inestables de hasta más de tres bancos dobles (> 90 m),
lo que representa fielmente la realidad del macizo rocoso de DAND.
92
Capítulo VllI
8. RECOMENDACIONES
Al momento de ejecutar los levantamientos con el escáner I-Site se recomienda realizar una
captura a meso escala en escaneando entre dos a tres bancos dobles con máxima
resolución (16 bits) y a una distancia entre los 100 y 150 m del afloramiento, evitando de
este modo el sesgo por truncamiento, el que se ve representado en la frecuencia de
fracturas (P10) del eje x, debido a que una mala resolución no permite mapear las
estructuras que cortan perpendicular al macizo rocoso. Mientras que otro levantamiento a
macro escala con máxima resolución, el cual debe incluir la berma, para tener la continuidad
de las estructuras evitando de este modo el sesgo por truncamiento que podría llegar a
existir en estructuras de mayor orden. Cabe mencionar que el escáner I-Site pierde
resolución a medida que el laser deja de encontrarse perpendicular al afloramiento,
dificultando la toma de datos sobre los tres bancos dobles (96 m).
Se recomienda que antes de comenzar a mapear las fracturas, se tracen líneas de detalle
(tanto horizontales como verticales), ya que estás ayudan a centrar la imagen, utilizándolas
como referencia de los márgenes de la celda geotécnica, evitando así que se mapeen
estructuras que no están contenidas por esta, evitando la contaminación de datos al sobre
estimar las discontinuidades.
93
Finalmente se recomienda seguir utilizando esta metodología, calibrada y validada, en la
construcción de modelos híbridos enfocados en la fase 5, con la finalidad de predecir e
identificar las condiciones de inestabilidad de bloques junto con sus distribuciones
espaciales y geometrías que podrían llegar a formarse en el macizo producto del avance
del rajo.
94
Capítulo lX
9. REFERENCIAS
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