El Ayuno de Cuaresma

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Taller de Liturgia

Comunidad Eclesial “San Francisco de Asís”


Marzo 12 de 1996

El Ayuno
Durante la Cuaresma, entre los varios gestos simbólicos que ayudan a la
comunidad cristiana a entrar en el camino del Misterio Pascual (la ceniza, el silencio del
aleluya, la centralidad de la Cruz...) está también el del ayuno, que se ha convertido en
su característica más expresiva: la Cuaresma es un tiempo de ayuno general para la
Iglesia en su preparación de la Pascua.

¿Qué sentido tiene hoy para nosotros el ayuno? ¿Se puede presentar todavía como
valor a una sociedad que invita insistentemente a la satisfacción y la comodidad?.

CUÁNDO AYUNAMOS

Ayunar significa abstenerse total o parcialmente de la comida o bebida. Aquí se


entiende que por motivos religiosos y voluntariamente.

La actual práctica (bastante mitigada que en otras épocas) viene descrita por el
nuevo código de Derecho:
a) la Cuaresma empieza, el miércoles de ceniza, con ayuno y abstinencia: o sea,
una sola comida en el día y sin carne, como signo expresivo de que comenzamos el
camino de conversión hacia la Pascua
b) y acaba el viernes santo también con ayuno u abstinencia, que se puedes
laudablemente extender al Sábado santo: es la preparación inmediata, o mejor, el inicio
litúrgico de la gran Pascua de la Muerte y Resurrección del Señor, el “ayuno pascual”;
éste es el ayuno más antiguo de la comunidad cristiana, con testimonios ya en el siglo II
(Tertuliano) y que se fue extendiendo más tarde a la cuarentena anterior a la fiesta de
Pascua;
c) todos los viernes del año son considerados penitenciales, y se establece en
principio para ellos la abstinencia, aunque se puede sustituir con otras formas de
expresar la misma actitud de conversión y recuerdo de la Muerte del Señor: la oración,
la caridad, otros medios de control sobre sí mismo;
d) el ayuno eucarístico, o sea el abstenerse de comer y beber antes de la comunión
eucarística, es también uno de los gestos que hemos heredado. Se quiso expresar con
este ayuno el aprecio singular de la comida eucarística y su distinción de la ordinaria,
hasta llegar al ayuno absoluto desde medianoche, que hemos conocido hasta no hace
mucho; fue Pío XII el que hace 30 años mitigó este ayuno, reduciéndolo primero a tres
horas y luego a la práctica todavía vigente de una hora antes de la comunión: el nuevo
código (can. 919) describe los matices de esta prescripción, excluyendo de ella, por
ejemplo, a los enfermos y ancianos, así como el agua y las medicinas.

Se ha mitigado el rigor del antiguo ayuno. Pero sigue en pie como símbolo de
unas actitudes que se consideran fundamentales en nuestro camino de fe: la conversión,
la relativización de los valores corporales...El ayuno, en sus varias formas, es uno de los
signos universales que se sigue reconociendo como válido para expresar esta actitud
interior.

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NUESTRO AYUNO CRISTIANO Y SUS VALORES

El que nosotros seamos invitados a ayunar (sobre todo en tiempo de Cuaresma)


no tiene la intención de un castigo, de una automortificación disciplinar o de desprecio
del cuerpo.

a) Ayunando queremos significar expresivamente que los valores materiales no


son absolutos. La sociedad de hoy nos enseña continuamente a absolutizar los bienes
que halagan a los sentidos, a buscarlos insistentemente. El ayuno quiere ser una voz
profética introducida en nuestra vida para recordarnos que todo es bueno pero relativo.
que lo único absoluto es Dios.
b) El ayuno nos hace más libres. Privarnos voluntariamente de algo que apetece a
nuestros sentidos es hacer una opción personal en contra de la espiran consumista que la
sociedad de hoy nos está imponiendo. es una educación de nuestra libertad interior, al
saber decir “no”. “El hombre es él mismo sólo cuando logra decirse así mismo: no. No
es la renuncia por la renuncia: sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí
mismo, para vivir mejor los valores superiores, para el dominio de sí mismo” (Juan
Pablo II).
c) Es útil incluso para la salud de nuestro cuerpo. El sentido espiritual del ayuno
es el más importante. Pero también tiene connotaciones que afecta al mismo cuerpo
humano, y que son apreciadas incluso desde el punto de vista sanitario y psicológico. El
desequilibrio orgánico ( el exceso de la comida y la bebida por ejemplo) provoca
también un desequilibro espiritual en el hombre. Mientras que una sana privación de
excesos favorece la libertad interior y el mejor dominio de sí mismo.
d) El ayuno nos abre a los demás. Lo que ahorramos ayunando, podemos
destinarlo a ayudar a las necesidades de los demás. El ayuno en el programa de la
Cuaresma va unido a la caridad. Ayunar para los demás. Nos enseña (el ayuno) a sentir
en nosotros mismos la debilidad de los que se ven obligados a ayunar por necesidad, y
no sólo durante Cuaresma, sino todo el año. nos hace experimentar lo que puede ser el
hambre. nos “enseña misericordia”. Nos convierte en más transparente y disponibles
para los demás, menos llenos de nosotros. El ayuno con todo lo que lleva de una
relativa negación de sí mismo, nos va educando a corregir todo egoísmo y
autosuficiencia, y a abrirnos más a Dios y al prójimo.
e) Pero sobre todo el ayuno cuaresmal es el signo sacramental de nuestra entrada
en la Vida de Pascua.
En el camino cuaresmal nuestro ayuno tiene un sentido más profundo que el
meramente psicológico-personal y el de la apertura fraterna. se convierte en sacramento
de nuestra comunión con el Cristo Pascual. El misterio que celebramos es Muerte y
resurrección. Por eso nuestra sintonía con él es también muerte -renuncia, ayuno,
sacrificio- y resurrección -aceptación de la nueva vida.
El ayuno se convierte en signo exterior de nuestra conversión, símbolo de nuestra
lucha contra el mal y el pecado, de nuestra aceptación a incorporarnos a la Cruz de
Cristo y a su Vida pascual.

EN DEFINITIVA

Unos ayunan o se ponen a dieta para adelgazar y estar en forma. Otros por
prescripción médica, o por exigencia de su actividad deportiva. Otros por sugerencia de

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espiritualidades orientales que buscan una concentración y un equilibrio de la persona.
Otros para dar a conocer - con su “huelga de hambre”- la decisión inquebrantable de
conseguir el objetivo, o llamar la atención sobre sus reinvindicaciones. Otros porque no
tiene que comer...

Nosotros los cristianos realizamos este gesto expresivo del ayuno en algunos
momentos determinados, en es la Cuaresma, para expresas nuestra voluntad de
conversión a la Pascua de Cristo. En medio de una sociedad que estimula el gasto y la
satisfacción de todo tipo, los cristianos hacemos un gesto profético de protesta: el
ayuno. Que quiere ser nuestro lenguaje interior. Y lo realizamos con alegría, sin lardes
de virtud, sin buscar aplauso y admiración de las gentes. t lo hacemos con una
dimensión comunitaria. toda una comunidad religiosa, o parroquial, o apostólica,
puedes asumir durante la Cuaresma un compromiso colectivo de ayuno a ser posible
con consecuencias económicas de ayuda a los más necesitados.

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