Vinculo Afectivo y Sostenimiento
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Signos de alarma
¿Sufren los bebés? Sí, los bebés pueden sufrir y el modo en que muestran este
sufrimiento, al igual que sus efectos, es diferente del que encontramos en niños mayores,
adolescentes o adultos. Existen diversos signos que muestran el sufrimiento de los bebés
cuando surgen dificultades, que se despliegan en los modos de vinculación que establece
el niño con los demás. Estos signos se manifiestan de dos maneras diferentes:
• Hay niños que externalizan sus manifestaciones de sufrimiento a través de signos
ruidosos y “molestos”, de hiperactivación, como la excesiva actividad, la impulsividad, la
agresión, el desafío hacia los adultos. En los bebés se puede registrar hipertonicidad*,
motricidad activa pero desorganizada, dificultades para relajarse y dormir o llantos
incesantes que no responden a los intentos de consuelo del adulto.
• Hay niños que manifiestan el sufrimiento de modo más silencioso, a través de síntomas
internalizados, en los que lo distintivo es la retracción física y emocional. Encontramos
entonces indicadores de depresión, conexión escasa con el entorno, ansiedad o temores
sin una justificación clara, dificultades para separarse del adulto e inhibición frente a
estímulos nuevos. Estos indicadores no suelen llamar la atención y en estos casos, se corre
el riesgo de que el sufrimiento del niño pase desapercibido y que su desarrollo se
encuentre en dificultades sin recibir la debida atención.
¿Qué son los signos de alarma?
Los signos de alarma son alteraciones de lo esperable en la senda del desarrollo, que se
ponen de manifiesto en la observación de los bebés. Son indicadores de sufrimiento
subjetivo y vincular, y todo aquel que esté en contacto con un bebé puede observarlos y
tratar de comprenderlos en la medida en que los reconozca y se encuentre sensibilizado
con ellos. En los niños, un signo de
alarma es una búsqueda de salida de una problemática, por lo tanto, para poder atenderla
debidamente, lo importante es escucharlo, entenderlo y hacer algo al respecto.Son signos
de alarma aquellas dificultades que se presentan regularmente, que persisten con
intensidad fuerte o mediana y que desbordan las capacidades de tolerancia y contención
de los cuidadores primarios
CINCO INDICADORES DEL DESARROLLO DE UN BEBÉ Y SUS VÍNCULOS
Signos positivos del desarrollo. Muestran que los procesos psíquicos subyacentes están en
funcionamiento y se desarrollan de modo esperable.
Signos negativos de sufrimiento precoz. Manifiestan que los procesos psíquicos no están
instalándose como es esperable. Pueden ser de dos tipos:
1) Ruidosos: alarman y alertan al entorno, y en ese sentido, son ventajosos, ya que
conducen a la consulta y permiten la intervención de los agentes de salud y de educación
(hiperreactividad-externalización).
2) Silenciosos: suelen pasar inadvertidos; es por eso que es necesario conocerlos, para
poder registrarlos y preguntarse por sus causas. Evidencian un padecimiento psíquico muy
complejo: se presentan en bebés que parecen no tener ningún deseo ni apetencia por
relacionarse con su entorno (retracción-internalización).
Muchas veces son confundidos con signos positivos del desarrollo. La pasividad y la no
generación de problemas en el cuidado que estos bebés generan frecuentemente es un
factor que atenta contra la consulta y detección temprana. Niños “buenísimos”, “que no
molestan para nada”, que “donde los ponés se quedan”, son niños que no crean ninguna
preocupación cuando en realidad están necesitando una mirada y un acompañamiento
específicos
Primer año de vida Signos positivos del desarrollo Oralidad
• La oralidad* no incluye solo el alimento, sino también la presencia de la persona que
cumple la función materna y que le ofrece al bebé, además de la leche, caricias, palabras,
miradas.
• El bebé muestra placer al alimentarse
• El bebé se tranquiliza al sentir la presencia del adulto que lo alimenta.
• Si el bebé hablara, diría: “Yo existo para el otro”
Mirada
• El bebé muestra un marcado interés por el rostro de las personas.
• El bebé “habla” con los ojos. El diálogo que establece con el otro es “ojo a ojo”.
• El bebé se comunica con la mirada (diferente de la vista, que es una función orgánica, la
mirada es una función psíquica). Voz
• El bebé empieza poco a poco a emitir una diversidad de sonidos a los cuales la mamá (o
la persona que se ocupa de él) les da sentido
• Aprende la lengua materna. Un bebé nace con la capacidad de aprender cualquier
idioma, pero en un principio, solo hablará el idioma con el que crece.
• Van apareciendo las primeras palabras, que pueden ser comprendidas por los padres y
luego por todo el entorno. Es el inicio de la adquisición del lenguaje. Sueño
• El bebé tranquilo y confiado en su entorno, poco a poco puede aceptar separarse del
adulto que lo cuida para dormir.
• Va logrando diferenciar el día de la noche. Cuerpo
• El bebé se acopla armoniosamente al cuerpo de la mamá o de la persona que lo cría.
• Se siente con placer y sostenido en el contacto piel a piel. Signos negativos ruidosos del
desarrollo Oralidad
• El niño manifiesta rechazos alimentarios simples, reincidentes, persistentes, que no se
encuentran relacionados con una patología orgánica y que son significativos en el vínculo.
Por ejemplo, reflujos y vómitos resistentes a todo tratamiento clásico. Mirada
• Es un niño que evita la mirada, no se comunica “ojo a ojo” con su entorno
Voz
• Manifiesta gritos inarticulados, llantos inconsolables que la mamá o el cuidador no
consiguen comprender ni traducir a la lengua materna. Sueño
• Es un bebé que no puede separarse de su cuidador, ni puede sustituir al cuidador por un
objeto transicional*. No puede establecer aún esa confianza básica que le permite
relajarse y entregarse al sueño, entonces se despierta infinidad de veces tanto durante el
día como por la noche. Cuerpo • Es un bebé que no puede acomodarse al cuerpo de su
madre. Este ajuste no se da y el niño puede pasar de estar todo blando (hipotonía) a estar
todo tenso (hipertonía)
De este modo se produce el reapego a nuevas figuras (tanto adultos como pares) * Vida
adulta: apego entre pares
Puede incluir relaciones sexuales 8. Los tipos de apego (Ainsworth y Bell, 1970)
Tipos de apego y terapia (Maryorie Dantagnan, 2005) Esta autora señala la importancia
del apego sano como factor de prevención del maltrato infantil. Describe el apego como el
vínculo que se establece entre el niño y sus progenitores a través de un proceso
relacional, que para la cría es sensorial durante la vida intrauterina (olor, tacto, voz,...).
Tras el nacimiento se impregna según la reacción afectiva del adulto.
Apego inseguro huidizo-evitativo en la terapia Los niños pertenecientes a este grupo no
presentan dificultades muy visibles o intensas en comparación con otros tipos, por eso a
veces se les deja de lado. A estos niños-as les resulta difícil integrarse en una relación
terapéutica, que puede suponer una amenaza para la "burbuja relacional" en la que viven.
Y si empiezan la terapia pueden plantear dificultades que les "impidan" acudi
Apego inseguro desorganizado-indiscriminado en la terapia En el espacio terapéutico, los
niños-as bajo esta tipología de apego manifiestan urgencia por controlar la relación, en
forma implícita o explícita. Se perciben como fuertes y poderosos y también como
peligrosos y malos, y pueden actuar para convencer al terapeuta de que esto es así, pues
desde su punto de vista la relación terapéutica les complicará más la vida. Pueden mostrar
oposición y rechazo, oscilando con intentos de "seducción"
Un buen comienzo, se hace necesario reflexionar acerca de cuáles son las concepciones de
la educación de la primera infancia que las personas traen cuando llegan para incorporarse a
los servicios de Educación Inicial, y qué deben modificar para responder a las necesidades
de los niños, a sus intereses y a la crianza compartida en la vida actual. Asimismo, implica
que los agentes educativos conozcan y lleven a la práctica los avances en múltiples campos
de la investigación que contribuyen a modificar la manera en que se interpreta el desarrollo
en la primera infancia. Se torna necesario repensar de manera colectiva cuál es el concepto
de
niño que prevalece, el concepto de familia, de Educación Inicial; cuáles son los referentes
en torno a los derechos, las necesidades y los intereses de los niños de cero a 3 años desde
su individualidad y contextualizando su realidad sociocultural; cuál es la intervención y la
mirada que se espera del agente
educativo; cómo concebir el aprendizaje desde el reconocimiento del niño como aprendiz
competente y con una gran necesidad de jugar, crear y explora en libertad. Cuando el
Programa de Educación Inicial: Un buen comienzo define al agente educativo como
mediador del conocimiento, describe a un sujeto capaz
de brindar una atención que enlaza constantemente dos dimensiones:
El aprendizaje mediante la exploración de los objetos, bienes culturales y las situaciones
que integran su mundo, así como el sostenimiento emocional brindado por un adulto
dispuesto a ser mediador de pensamientos y afectos. Desde esta perspectiva, un agente
educativo debe, en principio, creer en los niños, hacerles sentir su presencia, acompañarlos
durante la actividad diaria, enriqueciendo sus acciones y motivándolos a avanzar en sus
procesos.
Agente educativo: sostén emocional de los niños
Concebir a los niños de 0 a 3 años como sujetos de aprendizaje, pero también como sujetos
de vínculo, es otro de los elementos que invita a revalorar la forma en que se piensa la tarea
del agente educativo. Ser sostén emocional de los niños, a manera de “puente” entre la
construcción de su personalidad,
el descubrimiento del mundo y las necesidades básicas permanentes es un proceso
complejo que va más allá de una eventual atención afectiva, del uso de expresiones de
cariño o el uso de frases simples.
Los ambientes de aprendizaje donde los niños pequeños se desarrollan y aprenden deben
vincularse con la realidad, además de tener sentido para la comunidad y ser acordes con las
posibilidades y necesidades de cada uno, así como favorecer su participación, con
independencia de sus características físicas, intelectuales, culturales, religiosas,
económicas, étnicas o lingüísticas