Lujan Ocsa Jancinio Alfonso

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USTED S.A.

Capitulo I

Cambio de paradigmas: lo único constante


es el cambio
Hace apenas veinte o veinticinco años, vivíamos en un mundo muy diferente. El
trabajo era no solo un derecho, sino algo que veíamos como una propiedad
privada dentro de otra. Existía el derecho a un puesto de trabajo seguro
dentro de una empresa determinada.
Hoy todo esto ha cambiado. Las empresas son globales, no requieren tener plantas
para comercializar sus productos y la relación laboral se ha flexibilizado. Sin
embargo, como en todo proceso de cambio, la realidad cambia antes que los
paradigmas que la soportan.

Las empresas cambian porque necesitan hacerlo


En los últimos veinte años las palabras comunes en materia de
gestión de empresas han sido: reingeniería,
reducción, tercerización, downsizing, outsourcing, fusión,
compra, reestructuración. En franco contraste con el
pasado.

En el mundo globalizado actual, ocurre lo siguiente:


Las empresas viven sujetas permanentemente a cambios. Todo
cambia. Se modifica y cambia la cultura de la
empresa, los líderes, los dueños, los productos, la competencia, el
mercado.
Las empresas experimentan innovaciones tecnológicas: la
organización que no innova pierde vigencia, espacio,
clientes y, finalmente, desaparece.
conocimiento es cada vez más valorado: la educación, la
capacitación y la flexibilidad para adquirir los
conocimientos o saber dónde encontrarlos son factores críticos
para el éxito personal, profesional y empresarial.

Del “para toda la vida” al “hasta que nos convenga a


ambos”
Los empleos hoy son una relación de dos vías. Se mantendrá en
la medida en que ambas partes estén satisfechas.
Nos emplearán en la medida en que agreguemos valor,
contribuyamos al resultado, generemos logros concretos, nos
llevemos bien con los colaboradores y en especial con los jefes
y que necesiten alguien con nuestro perfil en ese
momento. Igualmente, nosotros trabajaremos en esa
organización mientras sea posible nuestro desarrollo y logremos
satisfacción y crecimiento con lo que hacemos, ganemos
razonablemente bien y nos sintamos reconocidos y
valorados. Así trabajamos bien y contentos.
¿Desempleado o en transición?
Hasta hace unos años, mucha gente creía que estar sin trabajo
era una señal de problemas personales: “Humm, ¿qué
habrá hecho mal?”, “Pobrecito, ¿por qué no estará trabajando?”,
“¿qué habrá pasado?”. Igual que con los
divorciados, que eran mal vistos, los prejuicios llevaban a etiquetar
a las personas que perdían su empleo.
Hoy, estar en transición laboral es lo más normal del mundo: a
veces tenemos trabajo, a veces nos toca salir a
encontrar un nuevo trabajo.

Un punto vital que hay que entender para


convertirnos en empleables es que no nos pagan
por “ir a trabajar”.
Nos pagan por agregar valor, por contribuir a los resultados,
por cumplir objetivos y
metas específicos, por satisfacer las necesidades de los
clientes.
Mi éxito es mi felicidad. Ser en lugar de tener
El éxito es un término que también ha tenido un cambio
importante en el nuevo modelo laboral. Solíamos
asociarlo al mundo material, a tener esto o aquello.
Debemos, sin embargo, cambiar esa perspectiva. El
éxito, en el nuevo paradigma, es considerado por lo que
somos, por nuestro nivel de satisfacción personal con lo
que hacemos, no por lo que tenemos.

Estabilidad frente a empleabilidad

Resumiendo: ¿qué tenemos en claro?


Que ninguna empresa nos puede
garantizar un trabajo seguro. No
existe organización en el mundo que
pueda prometer, con seriedad, que va
a mantener a alguien en un trabajo de
por vida. Ni siquiera la misma empresa
o quienes las dirigen pueden
garantizar su propia seguridad o
continuidad.

Somos empleables cuando es visible, cuantificable y evidente el valor que agregamos a


nuestra empresa u organización.

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