Cuento de Navidad MEPJ

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Departamento de ANIMACIÓN, MEPJ, Cartago 2005

“Cuento de Navidad”
Adaptación al original de Charles Dickens

I- El espectro de Marley
NARRADOR
Empecemos por decir que Marley había muerto.
Scrooge no borró el nombre del viejo Marley. Permaneció durante muchos años esta inscripción sobre la
puerta del almacén: "Scrooge y Marley". La casa de comercio se conocía bajo la razón social "Scrooge y
Marley". Algunas veces los clientes modernos llamaban a Scrooge Scrooge y otras veces Marley: pero él
atendía por ambos nombres. Todo era lo mismo para él.
 ¡Oh! Pero Scrooge era atrozmente tacaño, avaro, cruel, desalmado, miserable, codicioso. incorregible,
duro y esquinado como el pedernal, pero del cual ningún eslabón había arrancado nunca una chispa
generosa; secreto y retraído y solitario como una ostra. El frío de su interior le helaba las viejas facciones.
le amorataba la nariz afilada, le arrugaba las mejillas, le entorpecía la marcha, le enrojecía los ojos, le
ponía azules los delgados labios; hablaba astutamente y con voz áspera. Fría escarcha cubría su cabeza y
sus cejas y su barba de alambre. Siempre llevaba consigo su temperatura bajo cero; helaba su despacho en
los días caniculares y no lo templaba ni un grado en Navidad.
 Jamás le detuvo nadie en la calle para decirle alegremente: "Querido Scrooge, ¿cómo estáis? ¿Cuándo
iréis a verme?" Ningún mendigo le pedía limosna, ningún niño le preguntaba qué hora era, ningún hombre
ni mujer le preguntaron en toda su vida por dónde se iba a tal o cual sitio. Aun los perros de los ciegos
parecían conocerle, y cuando le veían acercarse arrastraban a sus amos hacia los portales o hacia las
callejuelas, y entonces meneaban la cola como diciendo: "Es mejor ser ciego que tener mal ojo".
 ¡Pero qué le importaba a Scrooge! Era lo que deseaba: seguir su camino a lo largo de los concurridos
senderos de la vida, avisando a toda humana simpatía para conservar la distancia.
 Una vez, en uno de los mejores días del año, la víspera de Navidad, el viejo Scrooge se hallaba trabajando
en su despacho. Hacía un tiempo frío, crudísimo y nebuloso
SOBRINO: -¡Felices Pascuas, tío! ¡Dios os guarde! -gritó una voz alegre.
Era la voz del sobrino de Scrooge, que cayó sobre él con tal precipitación. que fue el primer aviso que
tuvo de su aproximación.
SCROOGE: -¡Bah! ¡Patrañasl
Este sobrino de Scrooge se hallaba tan arrebatado a causa de la carrera a través de la bruma y de la
helada, que estaba todo encendido: tenía la cara como una cereza, sus ojos chispeaban y humeaba su
aliento.
SOBRINO: -Pero. tío: ¿una patraña la Navidad? Seguramente no habéis querido decir eso.
SCROOGE: Sí. ¡Felices Pascuas! ¿Qué derecho tienes tú para estar alegre? ¿Qué razón tienes tú para
estar alegre? Eres bastante pobre.
SOBRINO: -¡Vamos! -replicó alegremente-. ¿Y qué derecho tenéis vos para estar triste? ¿Qué razón
tenéis para estar cabizbajo? Sois bastante rico.
SCROOGE: "¡Bah!" Y a continuación: "¡Patrañas!"
SOBRINO: -No estéis enfadado, tío
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SCROOGE: ¿Cómo no voy a estarlo -replicó el tío- viviendo en un mundo de locos como éste? ¡Felices
Pascuas! ¿Buenas Pascuas te dé Dios! ¿Qué es la Pascua de Navidad sino la época en que hay que pagar
cuentas no teniendo dinero; en que te ves un año más viejo y ni una hora más rico: la época en que, hecho
el balance de los libros, ves que los artículos mencionados en ellos no te han dejado la menor ganancia
después de una docena de meses desaparecidos? Si estuviera en mi mano -dijo Scrooge con indignación-,
a todos los idiotas que van con el ¡Felices Pascuas! en los labios los cocería en su propia substancia y los
enterraría con una vara de acebo atravesándoles el corazón. !Eso es!
SOBRINO: -¡Tío!
SCROOGE: ¡Sobrino! -repuso el tío secamente-. Celebra la Navidad a tu modo y déjame a mí celebrarla
al mío.
SOBRINO: -¡Celebrar la Navidad! -repitió el sobrino de Scrooge-. Pero vos no la celebráis.
SCROOGE: Déjame que no la celebre -dijo Scrooge- ¡Mucho bien puede hacerte a ti! ¡Mucho bien te ha
hecho siempre!
SOBRINO: -Hay muchas cosas que podían haberme hecho muy bien y que no he aprovechado, me atrevo
a decir. entre ellas la Navidad. Mas estoy seguro de que siempre, al llegar esta época, he pensado en la
Navidad, aparte la veneración debida a su nombre sagrado y a su origen, como en una agradable época de
cariño, de perdón y de caridad; el único día, en el largo almanaque del año, en que hombres y mujeres
parecen estar de acuerdo para abrir sus corazones libremente y para considerar a sus inferiores como
verdaderos compañeros de viaje en el camino de la tumba y no otra raza de criaturas con destino diferente.
 Así, pues, tío, aunque tal fiesta nunca ha puesto una moneda de oro o de plata en mi bolsillo, creo que me
ha hecho bien y que me hará bien, y digo: ¡Bendita sea!
 El dependiente, en su mazmorra, aplaudió involuntariamente: pero, notando en el acto que había
cometido una inconveniencia, quiso remover el fuego y apagó el último débil residuo para siempre.
 SCROOGE: Que oiga yo otra de esas manifestaciones -dijo Scrooge- y os haré celebrar la Navidad
echándoos a la calle. Eres de verdad un elocuente orador -añadió, volviéndose hacía su sobrino-. Me
admira que no estés en el Parlamento.
SOBRINO: -No os enfadéis, tío. ¡Vamos, venid a comer con nosotros mañana!
SCROOGE: Si claro... me agradaría primero verte antes... en el infierno.
SOBRINO:-Pero, ¿por qué? ¿Por qué?
SCROOGE: ¿Por qué te casaste?
SOBRINO: -Porque me enamoré.
SCROOGE: -¡Porque te enamoraste! -gruñó Scrooge, como si aquello fuese la sola cosa del mundo más
ridícula que una alegre Navidad-. ¡Buenas tardes!
SOBRINO: -Pero, tío, si nunca fuisteis a verme antes, ¿por qué hacer de esto una razón para no ir ahora?
SCROOGE:-Buenas tardes
SOBRINO: -No necesito nada vuestro: no os pido nada; ¿por qué no podemos ser amigos?
SCROOGE:-Buenas tardes
SOBRINO: -Lamento de todo corazón encontraros tan resuelto. Nunca ha habido el más pequeño
disgusto entre nosotros. Pero he insistido en la celebración de la Navidad y llevaré mi buen humor de
Navidad hasta lo último. Así, ¡Felices Pascuas. tío!
SCROOGE:-Buenas tardes
SOBRINO: -¡Y feliz Año Nuevo!
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SCROOGE:-Buenas tardes
Su sobrino salió de la habitación, no obstante,. sin pronunciar una palabra de disgusto. Detúvose en la
puerta exterior para desearle felices Pascuas al dependiente, que, aunque tenía frío, era más ardiente que
Scrooge, pues le correspondió cordialmente.
Entran un caballero corpulento, simpático. y estaba en pie, en el despacho de Scrooge.
 Tenían en la mano libros y papeles y se inclinaron ante él.
HOMBRE 1: -Scrooge y Marley. supongo –dijo consultando una lista-: ¿Tengo el honor de hablar al
señor Scrooge o al señor Marley?
SCROOGE:-El señor Marley murió hace siete años. Esta misma noche hace siete años que murió.
HOMBRE 1: -No dudo que su liberalidad estará representada en su socio superviviente -presentando sus
cartas credenciales.
 Era verdad. pues ambos habían sido tal para cual. A1 oír la horrible palabra "liberalidad", Scrooge
frunció el ceño, meneó la cabeza y devolvió al visitante la carta credencial.
HOMBRE 1: -En esta alegre época del año, señor Scrooge es más necesario que nunca que hagamos algo
en favor de los pobres y de los desamparados, que en estos días sufren de modo atroz. Muchos miles de
ellos carecen de lo indispensable; cientos de miles necesitan alivio, señor.
SCROOGE:-¿No hay cárceles?
HOMBRE 1: -Muchísimas cárceles. Pero bueno quería solicitarle una contribución para los más pobres...
hay mucha hambruna, falta vestido y techo para los niños, ancianos, drogadictos... podemos aportar para
que esta sea una mejor navidad ¿Con cuánto queréis contribuir?
SCROOGE:-¡Con nada!
HOMBRE 1: -¿Queréis guardar el anónimo? 
SCROOGE:-Quiero que me dejéis en paz. Puesto que me preguntáis lo que quiero. Ésa es mi respuesta.
Yo no celebro la Navidad. y no puedo contribuir a que se diviertan los vagos; ayudo a sostener los
establecimientos de que os he hablado... y que cuestan bastante; y quienes estén mal en ellos, que se vayan
a otra parte.
HOMBRE 1: -Muchos no pueden, y otros muchos preferirán morir.
SCROOGE:-Si prefieren morir, es lo mejor que pueden hacer y así disminuirá el exceso de población.
Además, y usted perdone, no entiendo de eso.
Comprendiendo claramente que sería inútil insistir, se marchó. Scrooge reanudó su tarea con mayor
estimación de sí mismo y más animado de lo que tenía por costumbre.
Por fin llegó la hora de cerrar el despacho. De mala gana se alzó Scrooge de su asiento y tácitamente
aprobó la actitud del dependiente en su cuchitril, quien inmediatamente apagó su luz y se puso el
sombrero.
SCROOGE:-Supongo que necesitaréis todo el día de mañana
BOB CRATCHIT: -Si no hay inconveniente, señor.
SCROOGE:-Pues sí hay inconveniente y no es justo. Si por ello os descontara media corona, pensaríais
que os perjudicaba. ¿Pero estoy obligado a pagarla?
 El dependiente sonrió lánguidamente.
SCROOGE:-Sin embargo no pensáis que me perjudico pagando el sueldo de un día por no trabajar.
 El dependiente hizo notar que eso ocurría una sola vez al año.
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SCROOGE:-¡Una pobre excusa para morder en el bolsillo de uno todos los días veinticinco de
diciembre! abrochándose el gabán hasta la barba-. Pero supongo que es que necesitáis todo el día. Venid
lo más temprano posible pasado mañana.
 El dependiente prometió hacerlo. y Scrooge salió gruñendo. Cerróse el despacho en un instante, y el
dependiente salió corriendo hacia su casa
Scrooge cenó melancólicamente en su melancólica taberna habitual; y después de leer todos los
periódicos, se entretuvo et resto de la noche con los libros comerciales. y se fue a acostar.
Al pasar por una ventana le pareció observar la cara de Marley... su socio. Pero al ver de nuevo notó que
había sido efecto del cansancio y de un largo día de molestias...
Resonó un portazo en toda la casa como un trueno.
Sujetó la puerta y revisó rápidamente el lugar... se notaba asustado... no era algo común.
Enteramente satisfecho, cerró la puerta y echó la llave, dándole dos vueltas, lo cual no era su costumbre.
Asegurado así. contra toda sorpresa, se quitó la corbata, púsose la bata, las zapatillas y el gorro de
dormir,  y se sentó delante del fuego para tomar su cocimiento.
Scrooge no podía sacar de la mente aquella cara.... estaba segura que era la de Marley...
SCROOGE:-¡Patrañas!
Después de algunos paseos, volvió a sentarse. Al recostarse en la silla, su mirada fue a tropezar con una
campanilla, una campanilla que no se utilizaba. colgada en la habitación. y que comunicaba. para algún
servicio olvidado, con un cuarto del piso más alto del edificio. Con gran admiración, y con extraño e
inexplicable temor, vio que la campanilla empezaba a oscilar. Oscilaba tan suavemente al principio, que
apenas producía sonido; pero pronto sonó estrepitosamente...
Ello podría durar medio minuto, un minuto, mas a Scrooge le pareció una hora... luego simplemente dejo
de sonar. A aquel estrépito siguió un ruido rechinante, que venía de la parte más profunda, como si
alguien arrastrase una pesada cadena sobre los toneles del sótano del vinatero. Entonces recordó
Scrooge haber oído que los espectros que se aparecían en las casas presentábanse arrastrando cadenas.
La puerta del sótano abrióse con estrépito y luego se oyó el ruido con mucha mayor claridad en el piso
de abajo: después el viejo oyó que el ruido subía por la escalera: después, que se dirigía derechamente
hacia su puerta.
SCROOGE:-¿Patrañas, nada más! - No quiero pensar en ello.
Sin embargo, cambió de color cuando, sin detenerse, el Espectro entró en la habitación ante sus ojos.  La
misma cara, exactamente la misma. Marley, con sus cabellos erizados, su chaleco habitual y sus botas.
La cadena que arrastraba llevábala alrededor de la cintura; era larga y estaba sujeta a él como una cola,
y se componía (pues Scrooge la observó muy de cerca) de cajas de caudales, llaves, candados, libros
comerciales, documentos y fuertes bolsillos de acero.
SCROOGE:-¡Cómo! ¿Qué queréis de mí?
MARLEY: -¡Mucho!
SCROOGE:-¿Quién sois?
MARLEY: -Preguntadme quién fui.
SCROOGE:-¿Quién fuisteis  pues? -dijo alzando la voz.
MARLEY: -En vida fui vuestro socio, Jacob Marley. 
SCROOGE:-¿Podéís... podéis sentaros? - mirándole perplejo.
MARLEY: -Puedo.
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SCROOGE: -Sentaos, pues. 
MARLEY: -¿No creéis en mí? -preguntó el Espectro. ~
SCROOGE: -No
MARLEY:-¿Qué evidencia deseáis de mi existencia real, además de la de vuestros sentidos?
SCROOGE: -No lo sé.
MARLEY: -¿Por qué dudáis de vuestros sentidos? ~ .
SCROOGE:-Porque lo más insignificante
Se sentó uno frente al otro.... Scrooge lo miraba asombrado, dudoso, temeroso.. creìa que estaba frente
al mismo demonio. El Espectro se hallaba en completa inmovilidad...
SCROOGE:-¿Veis este mondadientes?
MARLEY: -Lo veo
SCROOGE:-¡Si no lo miráis!
MARLEY:-Pero lo veo, sin embargo
SCROOGE:-¡Bien!
Entonces el Espíritu lanzó un grito espantoso y sacudió su cadena con un ruido tan terrible, que Scrooge
tuvo que apoyarse en la silla para no caer desmayado. Scrooge cayó de rodillas y se llevó las manos a la
cara.
SCROOGE:- Terrible aparición, ¿por qué me atormentáis?
MARLEY: -Hombre apegado al mundo ¿creéis en mí, o no?
SCROOGE: -Creo. Tengo que creer. Pero, ¿por qué los espíritus vuelven a la tierra y por qué se dirigen a
mí?
MARLEY: -A todos los hombres se les exige que su espíritu se aparezca entre sus conocidos y que viajen
de un lado a otro; y si un espíritu no hace tales excursiones en su vida terrenal, es condenado a hacerlas
después de la muerte. Es su destino vagar por el mundo -¿oh, miserable de mí? -y no poder participar de lo
que ve, aunque de ello participan los demás y es la felicidad de ellos.
El Espectro lanzó otro grito y sacudió la cadena, retorciéndose las manos espectrales.
SCROOGE: -Estáis encadenado -dijo temblando-. Decidme por qué.
MARLEY: -Llevo la cadena que forjé en vida. La hice eslabón a eslabón, metro a metro; la ciño a mi
cuerpo por mi libre voluntad y por mi libre voluntad la usaré. ¿Os parece rara?
Scrooge temblaba cada vez más.
MARLEY: -¿O queréis saber el peso y la longitud de la cadena que soportáis? Era tan larga y tan pesada
como ésta hace siete Nochebuenas. Desde entonces la habéis aumentado. y es una cadena tremenda.
Scrooge miró al suelo alrededor del Espectro. creyendo encontrarle rodeado por unas cincuenta o
sesenta brazas de férreo cable; pero nada pudo ver.
SCROOGE: -¿Jacob -le dijo suplicante-. viejo Jacob Marley. habladme más! ¡Habladme para mi
consuelo, Jacob!
MARLEY: No tengo ninguno que dar ... No puedo deciros todo lo que deseo. Un poquito más de tiempo
se me permite solamente. No puedo reposar, no puedo detenerme, no puedo permanecer en ninguna parte.
Mi espíritu nunca fue más allá de nuestro despacho..., ¡ay de mí!... En mí vida terrenal nunca mi espíritu

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vagó más allá de los estrechos límites de nuestra ventanilla para el cambio; ¡y qué fatigosas jornadas me
quedan aún!
SCROOGE: -Siete años muerto -murmuró-.¿Y viajando todo ese tiempo?
MARLEY: -Todo sin reposo. sin paz. ¡Incesante tortura del remordimiento!
SCROOGE:-¿Viajáis velozmente? -En las alas del viento. Ya habréis recorrido un gran número de
regiones en siete años.
Al oír esto. el Espectro lanzó otro grito, haciendo rechinar la cadena
MARLEY: -¡Cautivo, atado!. ¡No sabes que todo espíritu cristiano que obra rectamente, encontrará su
vida mortal demasiado corta para compensar las buenas ocasiones perdidas! ¡No sabes que ningún
arrepentimiento puede evitar lo pasado! ¡Sin embargo. eso hice yo! ¡Oh, eso hice yo!
SCROOGE: -Pero vos siempre fuisteis un buen hombre de negocios, Jacob -tartamudeó, que empezaba a
aplicarse esto a sí mismo.
MARLEY: -¡Negocios! –gritó- retorciéndose las manos de nuevo-. El género humano era mi negocio. El
bienestar general era mi negocio: la caridad, la misericordia, la paciencia y la benevolencia: todo eso era
mi negocio. ¡Mis tratos comerciales no eran sino una gota de agua en el océano de mis negocios!
 Scrooge estaba espantado de oír al Espectro hablar tan continuadamente y empezó a temblar más de lo
que quisiera.
MARLEY: -Oídme -gritó -. Mi tiempo va a acabarse.
SCROOGE:-Bueno. Pero no me mortifiquéis. ¡No hagáis floreos, Jacob, os lo suplico!
MARLEY: -Lo que no me explico es que haya podido aparecer ante vos como una sombra que podéis
ver, cuando he permanecido invisible a vuestro lado durante días y días. Eso no es lo que menos me aflige
-continuó el Espectro-. He venido esta noche a advertiros que aun podéis tener esperanza de escapar a mi
influencia fatal: una esperanza que yo os proporcionaré.
SCROOGE:-Siempre fuisteis un buen amigo mío. Gracias.
MARLEY: -Se os aparecerán... tres Espíritus. El rostro de Scrooge se alargó
SCROOGE:-¿Es ésa la esperanza de que hablabais, Jacob? -preguntó con voz temblorosa. Esa. -Yo...; yo
preferiría no verlos.
MARLEY: -Sin su vista no podéis evitar la senda que yo sigo. Esperad al primero mañana, cuando la
campana anuncie la una.
SCROOGE: -¿No podría recibir a todos de una vez, para terminar antes? -insinuó Scrooge.
MARLEY: -Esperad al segundo la noche siguiente a la misma hora. A1 tercero, a la otra noche, cuando
cese de vibrar la última campanada de las doce. Pensad que no me volveréis a ver y cuidad, por vuestro
bien, de recordar lo que ha pasado entre nosotros.
Dichas tales palabras, el Espectro se retiró de la habitación... Scrooge quedó aturdido, asustado,
ingenuo... revisó nuevamente la habitación y se fue a acostar algo temeroso.

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II- El primero de los tres Espíritus
Sonó la campana a la una....
Scrooge brincó del susto... temía que esa hora llegará. Nervioso revisó el reloj...
SCROOGE:-¡Vaya, no es posible que yo haya dormido tanto.... pero.. es la una!!! No me dormiré más.
Me mantendré alerta para evitar cualquier cosa...
Las cortinas del lecho se descorrieron, y Scrooge, sobresaltándose, medio se incorporó y hallóse frente a
frente del sobrenatural visitante al que daban paso.
Era una figura extraña..., como un niño; aunque, más que un niño, parecía un anciano, visto a través de
un medio sobrenatural, que le daba la apariencia de haberse alejado de la vista y disminuido hasta las
proporciones de un niño. Su cabello, que le colgaba alrededor del cuello y por la espalda, era blanco
como el de los ancianos: pero la cara no tenía ni una arruga, y la piel era delicadísima. Los brazos eran
muy largos y musculosos, y lo mismo las manos, como si fueran extraordinariamente fuertes. Las piernas
y los pies. que eran perfectos, los llevaba desnudos, como los miembros superiores. Vestía una túnica del
blanco más puro y le ceñía la cintura una luciente faja de hermoso brillo. Empuñaba una rama fresca de
verde acebo y, contrastando singularmente con este emblema del invierno, llevaba el vestido salpicado de
flores estivales.
SCROOGE: -¿Sois, señor, el Espíritu cuya venida me han predicho?
ESPIRITU 1: -Lo soy.
La voz era suave y dulce, pero extraordinariamente baja, como si en vez de estar tan cerca de él, se
hallase a gran distancia.
SCROOGE:-¿Quién sois, pues?
ESPIRITU 1: -Soy el Espectro de la Navidad Pasada.
SCROOGE:-¿Pasada hace mucho? -inquirió al observar su estatura de enano.
ESPIRITU 1: -No. La que acabáis de pasar.
SCROOGE:-¿A qué vienes?
ESPIRITU 1: -Vuestro bienestar. Reclamáis, pues. ¡Preparaos!
Scrooge se muestra dudoso....
ESPIRITU 1: -Levantaos y venid conmigo.
SCROOGE:-¡Dios mío!, cruzando las manos y mirando a su alrededor-. En este sitio me crié. Aquí
transcurrió mi infancia.
El Espíritu le miró con benevolencia. Su dulce tacto, aunque había sido leve e instantáneo, se hacía sentir
todavía en la sensibilidad del anciano. Notaba que mil aromas que flotaban en el aire guardaban
relación con mil pensamientos, y esperanzas, y alegrías, y cuidados, por espacio de mucho, mucho tiempo
olvidados.
ESPIRITU 1: -Os tiemblan los labios -dijo el Espectro-.¿Recordáis el camino?
SCROOGE: -¿Recordarlo? -gritó, con vehemencia-. Lo recorrería con los ojos cerrados.
ESPIRITU 1: -Es extraño que no lo hayáis olvidado durante tantos años. Sigamos adelante.
Siguieron a lo largo del camino. Scrooge reconocía las entradas de las casas, los postes, los árboles,
hasta el pueblecito, que aparecía a lo lejos, con su puente, su iglesia y su ondulante río.

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ESPIRITU 1: -No son más que sombras de las cosas pasadas. Ves la escuela aún no está completamente
desierta. Queda en ella todavía un niño solitario, abandonado por sus amigos.
SCROOGE: Si... lo conozco. Y sollozó.
-NIÑO: me siento triste cuando me dejan solo, siento que nadie me quiere... que soy tonto...
El Espectro sonrió pensativamente y ,agitó una mano, al mismo tiempo que decía:
ESPIRITU 1: -Veamos otra Navidad.
Esta se abrió, y una niña pequeña. mucho más joven que el muchacho, precipitóse dentro y, rodeándole el
cuello con los brazos y besándole repetidas veces, se dirigió a él llamándole "hermano querido".
NIÑA -He venido para llevarte a casa, hermano querido, palmoteando e inclinándose a fuerza de reír-,
¡Para llevarte a casa, a casa, a casa!
SG JOVEN: -¿A casa, pequeña? -replicó el muchacho.
NIÑA:-¡Sí! -dijo la niña, rebosando alegría - A casa, para que estés con nosotros siempre, siempre. Papá
es mucho más cariñoso que nunca y nuestra casa se parece al cielo. Me habló tan dulcemente una noche
cuando iba a acostarme, que no tuve miedo de pedirle una vez más que te permitiera volver a casa: me dijo
que sí y me envió en un coche a buscarte.
NIÑA: -Eres ya una mujer--exclamó el muchacho.
ESPIRITU 1:-Siempre fue una criatura delicada, a quien el simple aliento puede marchitar; pero tenía un
gran corazón.
SCROOGE:-Sí que lo tenía. Tenéis razón. No se puede negar, Espíritu. ¡Dios me libre!
ESPIRITU 1: -Murió siendo mujer -dijo el Espectro- y creo que tuvo hijos.
SCROOGE: -Un niño
ESPIRITU 1: -Cierto -dijo el Espectro-. i Vuestro sobrino!
Scrooge parecía intranquilo, y contestó brevemente:
De repente una joven llorando entra en la habitación...
MUCHACHA: -Poco importa -decía ella dulcemente--. Para vos, muy poco. Me ha desplazado otro
ídolo; pero si al venir puede alegraros y consolaros, como yo había procurado hacerlo, no tengo motivo de
disgusto. Me voy.... (disgustada) el oro, el dinero, el materialismo me ha desplazado... tus ídolos... Has
cambiado mi corazón.... creí que tu eras lo que tanto le pedí a Dios... (entre sollozos se va)....
SCROOGE: -He ahí la justicia del mundo. No hay en él nada tan abrumador como la pobreza, y nada se
juzga en él con tanta severidad como la persecución de la riqueza. Hay que poner prioridades.... aunque
ella... ella me amaba.... Yo era un muchacho -dijo él con impaciencia.
ESPIRITU 1: -¿Has buscado alguna vez la libertad? - Espectro
 -Calla inicialmente y luego dice:
SCROOGE: Nunca.....¿Espíritu no me mostréis más cosas! Llevadme a casa. ¿Por qué gozáis
torturándome?
ESPIRITU 1: -¡Una sombra más! -exclamó el Espectro.
SCROOGE: -¡No más! -gritó-. ;No más! No quiero verla. ¡No me mostréis más cosas!
Entonces aparece una pareja en la habitación....
ESPOSO: -Hermosa mía -dijo el marido, volviéndose hacia su esposa sonriendo-, esta tarde he visto a un
antiguo amigo tuyo.
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MUCHACHA: -¿A quién?
ESPOSO: -A ver si lo aciertas.
MUCHACHA: -¿Cómo puedo acertarlo? No lo sé -añadió riendo, a la vez que reía él
ESPOSO: - El señor Scrooge.-El mismo. Pasé junto a la ventana de su despacho: y como no estaba
cerrado aún y tenía una luz en el interior, no pude menos de verle. He oído que su socio hállase a las
puertas de la muerte y ahora él se encuentra solo. Completamente solo en el mundo, supongo. No tiene a
nadie.
MUCHACHA: - Realmente toda su vida es muy triste... solo él y su dinero... No hay nada como apreciar
lo verdaderamente importante de la vida!!!
ESPOSO: Si!!! Especialmente cuando es trata de compartirla con alguien tan especial como vos...
SCROOGE: -¡Espíritu, con la voz destrozada-, sacadme de este sitio!
ESPIRITU 1: -Ya os dije que éstas eran sombras de las cosas que han sido -dijo el Espectro-.
SCROOGE:-¡Llevadme de aquí!. ¡No puedo resistirlo! -¡Dejadme! ¡Restituidme a mi casa! ¡No me
atormentéis más!
El Espíritu se retira lentamente.... y Scrooge queda sumido nuevamente en un profundo sueño... en su
lecho.

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III- El segundo de los tres Espíritus


Despertó al dar un estrepitoso ronquido: e incorporándose en el lecho para coordinar sus pensamientos,
no tuvo necesidad de que le advirtiesen que la campana estaba próxima a dar otra vez la una....
SCROOGE:- Cómo? Ya ha pasado un día? (mira dudoso el reloj, la ventana, el calendario) Van a ser la
una.... el segundo espíritu vendrá hoy... que hago (nervioso)....
Una voz extraña lo llamó por su nombre y le invitó a incorporarse....
ESPIRITU 2: -Scrooge, Ven.... anda que debo mostrarte algo...
Scrooge se levantó tímidamente e inclinó la cabeza ante el Espíritu. Ya no era el terco Scrooge que había
sido, y aunque los ojos del Espíritu eran claros y benévolos, no le agradaba encontrarse con ellos.
ESPIRITU 2: -Soy el Espectro de la Navidad Presente -¡Miradme!
Scrooge le miró con todo respeto. Estaba vestido con una sencilla y larga túnica o manto verde, con
vueltas de piel blanca. Esta vestidura colgaba sobre su figura. Sobre la cabeza no llevaba otra cosa que
una corona de acebo, sembrada de pedacitos de hielo. Sus negros rizos eran abundantes y sueltos, tan
agradables como su rostro alegre, su mirada viva, su mano abierta, su armoniosa voz, su desenvoltura y
su simpático aspecto.
ESPIRITU 2: -¿Nunca hasta ahora habéis visto nada que se me parezca? -exclamó el Espíritu.
SCROOGE:-Nunca-
ESPIRITU 2: -¿Nunca habéis paseado en compañía de los más jóvenes miembros de mi familia, quiero
decir de mis hermanos mayores nacidos en estos últimos años?
SCROOGE:-Me parece que no. Temo que no. ¿Habéis tenido muchos hermanos, Espíritu?
ESPIRITU 2: -Más de mil ochocientos
SCROOGE:-Una tremenda familia a quien atender -murmuró Scrooge.
El Espectro de la Navidad Presente se levantó.
SCROOGE: -Espíritu, llevadme a donde queráis. La última noche tuve que salir de casa a la fuerza y
aprendí una lección que ahora hace su efecto. Esta noche, si tenéis que enseñarme alguna cosa,
permitidme que saque provecho de ella.
ESPIRITU 2: -¡Tocad mi vestido!
Scrooge lo tocó apretándolo con firmeza. Se escucha casi de forma inmediata:
SRA. CRATCHIT: -¿Dónde estará vuestro padre? -dijo la señora Cratchit-. ¿Y vuestro hermano Tiny
Tìm? ¿Y Marta. que el año pasado, el día de Navidad. estaba aquí hace ya media hora?
HIJO: -¡Aquí está Marta, mamá! -entrando al mismo tiempo que hablaba. -¡Aquí está Marta. mamá! -.
¡Viva!
SRA. CRATCHIT: -¿Pero, hija mía, cuánto has tardado? --dijo la señora Cratchit, besándola una
docena de veces y quitándole et velo y el sombrero con sus propias manos, solícitamente.
MARTA: -He tenido que terminar una labor para tener libre la mañana, mamá
SRA. CRATCHIT: -Bueno; es que nunca creí que vinieses tan tarde. Acércate a l fuego, hija mía, y
caliéntate. ¡Díos te bendiga!
HIJO 2: -¡No, no! ¡Ya viene papá! . ¡Escóndete. Marta, escóndete!

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Escondióse Marta y entró Bob, el padre, con la bufanda colgándole lo menos tres pies por la parte
anterior, y su traje muy usado, pero limpio y zurcido, de modo que presentaba un aspecto muy favorable.
Traía sobre los hombros a Tiny Tim. ¡Pobre Tiny Tim! Tenía que llevar una pequeña muleta y los
miembros sostenidos por un aparato metálico.
BOB C.: -¿Dónde está Marta?
SRA. CRATCHIT: -No ha venido
BOB C.: -¡No ha venido! -dijo con una repentina desilusión en su entusiasmo ¡No haber venido. siendo el
día de Navidad!
A Marta no le agradó ver a su padre desilusionado a causa de una broma, y salió prematuramente de
detrás de la puerta, echándose en sus brazos, mientras el hijo se fue con Tíny Tim a jugar.
SRA. CRATCHIT: -¿Y cómo se ha portado Tíny Tim? -preguntó la señora Cratchít, después de
burlarse de la credulidad de Bob y cuando éste hubo estrechado a su hija contra su corazón.
BOB: -Muy bien, muy bien. Se ha hecho algo pensativo y se le ocurren las más extrañas cosas que ha
oído. A1 venir a casa me decía que quería que la gente le viese en la iglesia, porque él era un inválido, y
sería muy agradable para todos recordar el día de Navidad al que había hecho andar a los cojos y había
dado vista a los ciegos.
La voz de Bob era temblorosa al decir eso y tembló más cuando dijo que Tiny Tim crecía en fuerza y
vigor.
Oyóse su activa muleta sobre el pavimento, y antes de que se oyera una palabra más, reapareció Tiny
Tim escoltado por su hermano y su hermana, que le llevaron a su silla junto a la lumbre.
La señora Cratchit calentó la salsa (ya preparada en una cacerolita) Nunca se vio ganso como aquél.
Bob dijo que jamás creyó que pudiera existir un manjar tan delicioso. Su blandura y su aroma, su tamaño
y su baratura fueron los temas de la admiración general.
Por fin se terminó la comida. Luego realizaron un brindis con un ponche casero por la Navidad....
BOB: -¡Felices Pascuas para todos nosotros, hijos  míos, y que Díos nos bendiga!
Lo cual repitió toda la familia..
TINY TIM: ¡Que Dios nos bendiga!
SCROOGE:-Espíritu, con un interés que nunca había sentido hasta entonces-. Decidme si Tiny Tim
vivirá.
ESPIRITU 2: -Veo un asiento vacante, en la esquina del pobre hogar y una muleta sin dueño,
cuidadosamente preservada. Si tales sombras permanecen inalteradas por el futuro, el niño morirá.
SCROOGE:-¡No, no!. ¡Oh, no, Espíritu amable! Decid que se evitará esa muerte.
ESPIRITU 2: -Si tales sombras permanecen inalteradas por el futuro, ningún otro de mi raza le
encontrará aquí. ¿Y qué? Si él muere, hará bien, porque así disminuirá el exceso de población.
Scrooge bajó la cabeza al oír sus propias palabras, repetidas por el Espíritu, y se sintió abrumado por el
arrepentimiento y el pesar.
ESPIRITU 2: -Hombre!, si sois hombre de corazón y no de piedra, prescindid de esa malvada hipocresía
hasta que hayáis descubierto cuál es el exceso y dónde está. ¿Vais a decir cuáles hombres deben vivir y
cuáles hombres deben morir? Quizás a los ojos de Dios vos sois más indigno y menos merecedor de vivir
que millones de niños como el de ese pobre hombre. ¡Oh, Dios! ¡Oír al insecto sobre la hoja decidir acerca
de la vida de sus hermanos hambrientos!

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Scrooge se inclinó ante la reprensión del Espíritu y, tembloroso, bajó la vista hacia el suelo. Pero la
levantó rápidamente al oír pronunciar su nombré.
BOB C.: -¡El señor Scrooge!. ¡Brindemos por el señor Scrooge, que nos ha procurado esta fiesta!
SRA. CRATCHIT: -En verdad que nos ha procurado esta fiesta -exclamó sofocada-. Quisiera tenerle
delante para que la celebrase, y estoy segura de que se le iba a abrir el apetito.
BOB C.: -¡Querida, los niños! Es el día de Navidad. 
SRA. CRATCHIT: -Es preciso, en efecto, que sea el día de Navidad -dijo ella-, para beber a la salud de
un hombre tan odioso, tan avaro, tan duro, tan insensible, como el señor Scrooge. Ya le conoces, Roberto.
Nadie le conoce mejor que tú, pobrecillo.
BOB C: -Querida... es el día de Navidad.
SRA. CRATCHIT: -Beberé a su salud por ti y por ser el día que es, no por él. ¡Qué viva muchos años!
¡Que tenga Felices Pascuas y Feliz Año Nuevo! ¡El vivirá muy alegre y muy feliz, sin duda alguna!
Sus hijos brindaron también. Fue de todo lo que hicieron lo único que no tuvo cordialidad. Tiny Tím
brindó el último de todos, pero sin poner la menor atención. Scrooge era el ogro de la familia. La sola
mención de su nombre arrojó sobre los reunidos una sombra obscura, que no se disipó sino después de
cinco minutos.
Pasada aquella impresión, estuvieron diez veces más alegres que antes, al sentirse aliviados del maleficio
causado por el nombre de Scrooge.
De pronto, sin una palabra de advertencia por parte del Espectro...
Sorprendióse grandemente Scrooge, reflexivo cuando oyó una estruendosa carcajada. Pero se sorprendió
mucho más al reconocer que aquella risa era de su sobrino, y al encontrarse en una habitación clara,
seca y luminosa, con el Espíritu sonriendo a su lado y mirando a su propio sobrino con aprobadora
afabilidad.
SOBRINO: -¡Ja, ja! ¡Ja, ja, ja!
Cuando el sobrino de Scrooge se echó a reír de esta manera, sujetándose las caderas, dando vueltas a la
cabeza y haciendo muecas, con las más extravagantes contorsiones, la sobrina de Scrooge, sobrina
política, se echó a reír tan cordialmente como él. Y los amigos que se hallaban con ellos también rieron
ruidosamente.
TODOS: -¡Ja, ja! ¡Ja, ja, ja!
SOBRINO: -¡Dijo que la Navidad era una patraña, como tengo que morirme!. ¡Y lo creía!
SOBRINA: -¡Qué vergüenza para él! -dijo indignada.
SOBRINO: -Es un individuo cómico; eso es verdad, y no tan agradable como debiera ser. Sin embargo,
sus defectos llevan el castigo de ellos mismos, y yo no tengo nada que decir contra él.
SOBRINA: -Sé que es muy rico. A1 menos siempre me has dicho que lo era.
SOBRINO: -¿Y qué, amada mía?. Su riqueza es inútil para él. No hace nada bueno con ella. No se
procura comodidades con ella. No ha tenido la satisfacción de pensar -¡ja, ja, ja!- que va a beneficiarnos
con ella.
SOBRINA:-Me falta la paciencia con él -indicó la sobrina de Scrooge.
SOBRINO: ¡Oh! Yo lo siento por él. No puedo irritarme contra él aunque quiera. ¿Quién sufre con sus
genialidades? Siempre él. Se le ha metido en la cabeza no complacernos y no quiere venir a comer con
nosotros. ¿Cuál es la consecuencia? Es verdad que perder una mala comida no es perder mucho.
SOBRINA: -Pues yo creo que ha perdido una buena comida -interrumpió la sobrina de Scrooge.
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SOBRINO: -¿Bueno! Me alegra mucho oírlo
SOBRINA: -Continúa, Fred - Ese nunca termina lo que empieza a decir. ¡Es un muchacho ridículo!
E1 sobrino de Scrooge soltó otra carcajada, y como era imposible evitar el contagio, todos rieron.
SOBRINO: -Solamente iba a decir -continuó el sobrino de Scrooge- que la consecuencia de disgustarse
con nosotros y no divertirse con nosotros es, según creo, que pierde algunos momentos agradables que no
le habrían perjudicado. Estoy seguro de que pierde más agradables compañeros que los que puede
encontrar en sus propios pensamientos, en su viejísimo despacho o en sus polvorientas habitaciones. Me
propongo darle igual ocasión todos los años, le agrade o no le agrade, porque le compadezco. Que se burle
de la Navidad hasta que se muera; pero no puede menos de pensar mejor de ella, le desafío, si se encuentra
conmigo de buen humor, año tras año, diciéndole: "Tío Scrooge, ¿cómo estáis?" Si sólo eso le hace dejar a
su pobre dependiente cincuenta libras, ya es algo; y creo que ayer le conmoví.
A1 oír que había conmovido a Scrooge, rieron los demás. Pero como Fred tenía corazón sencillo y no se
preocupaba mucho del motivo de la risa con tal de ver alegres a los demás, el sobrino de Scrooge les
animó a divertirse, haciendo circular la botella alegremente.
Luego se jugó a la gallina ciega... conmemorando que aquel día había nacido un niño.
Scrooge estaba de buen humor y miraba emocionado.
Al Espectro le agradaba verle de tan buen humor, y le miró con tal benevolencia, que Scrooge le suplicó,
como lo hubiera hecho un niño, que se quedase allí, hasta que se fuesen los convidados.
SCROOGE:-No nos vayamos quedémonos aquí.
ESPIRITU 2: - No es posible, todavía te falta mucho
Mientras tanto empezó un nuevo juego... Era un juego llamado sí y no, en el cual el sobrino de Scrooge
debía pensar una cosa y los demás adivinar lo que pensaba, contestando a sus preguntas solamente sí o
no, según el caso.
SCROOGE:-He aquí un nuevo juego. ¡Media hora, Espíritu, sólo media hora!
SOBRINO: El vivo juego de preguntas a que estaba expuesto le hizo decir que pensaba en un animal, en
un animal viviente, más bien un animal desagradable, un animal salvaje, un animal que unas veces rugía
y gruñía y otras veces hablaba...
AMIGO: -¡He dado con ello! ¿Ya sé lo que es, Fred! ¡Ya sé lo que es!
SOBRINO: -¿Qué es?.
AMIGO: -¿Es vuestro tío Scro-o-o-ge!
La admiración fue el sentimiento general...
SOBRINO: -Ha contribuido en gran manera a divertirnos y seríamos ingratos si no bebiéramos a su
salud. Y puesto que todos tenemos en la mano un vaso de ponche, yo digo: ¡Por el tío Scrooge!
TODOS: -¡Bien! ¿Por el tío Scrooge! -exclamaron todos.
SOBRINO: -¡Felices Pascuas y feliz Año Nuevo al viejo, sea lo que fuere! No aceptaría él tal felicitación
saliendo de mis labios, pero que la reciba, sin embargo. ¡Por el tío Scrooge!
E1 tío Scrooge habíase dejado poco a poco conquistar de tal modo por el júbilo general, y sentía tan
ligero su corazón... Pero toda la escena desapareció con el sonido de la última palabra pronunciada por
su sobrino, y Scrooge y el Espíritu continuaron su viaje.
SCROOGE:-¡Es tan corta la vida de los Espíritus? .
ESPIRITU 2: -Mi vida sobre este globo es muy corta. Esta noche termina.
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SCROOGE:-¡Esta noche!
ESPIRITU 2: -Esta noche, a las doce. ¡Mira la hora...se acerca!.
SCROOGE:-Perdonadme sí soy indiscreto al hacer tal pregunta, mirando atentamente la túnica del
Espíritu-, pero veo algo extraño, que no os pertenece saliendo por debajo de vuestro vestido. ¿Es un pie o
una garra?
ESPIRITU 2. -Pudiera ser una garra. a juzgar por la carne que hay encima -contestó con tristeza el
Espíritu-. ¡Mirad!
De los pliegues de su túnica hizo salir dos niños miserables, abyectos, espantosos, horribles,
repugnantes. que cayeron de rodillas a sus pies y se agarraron a su vestidura.
ESPIRITU 2: ¡Oh, hombre! ¡Mira!
Eran un niño y una niña, amarillos. flacos, cubiertos de harapos. ceñudos, feroces, pero postrados, sin
embargo, en su abyeccíón.
SCROOGE: retrocedió, pálido de terror. Teniendo en cuenta quien se los mostraba, intentó decir que
eran niños hermosos; pero las palabras se detuvieron en su garganta antes que contribuir a una mentira
de tan enorme magnitud.
SCROOGE:-Espíritu, ¿son hijos vuestros?
ESPIRITU 2: --Son los hijos de los hombres -contestó el Espíritu, mirándolos-. Y se acogen a mí para
reclamar contra sus padres. Este niño es la Ignorancia. Esta niña es la Miseria. Guardaos de ambos y de
toda su descendencia.
SCROOGE:-¿No tienen ningún refugio ni recurso?
ESPIRITU 2: -¿No hay cárceles? -dijo el Espíritu, devolviéndole por última vez sus propias palabras-.
¿No hay casas de corrección?
La campana dio las doce.
Scrooge miró a su alrededor en busca del Espectro, y ya no le vio. Cuando la última campanada dejó de
vibrar, recordó la predicción del viejo Jacob Marley, y, alzando los ojos, vio un fantasma de aspecto
solemne, vestido con una túnica con capucha y que iba hacia él deslizándose sobre la tierra como se
desliza la bruma.

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IV- El último de los tres Espíritus
El Fantasma  se aproximaba con paso lento, grave y silencioso. Cuando llegó a Scrooge, éste dobló la
rodilla, pues el Espíritu parecía esparcir a su alrededor,  en el aire que atravesaba, tristeza y misterio.
Le envolvía una vestidura negra, que le ocultaba la cabeza, la cara y todo el cuerpo, dejando solamente
visible una de sus manos extendida. El Espíritu ni hablaba ni se movía.
SCROOGE:-¿Estoy en presencia del Espectro de la Navidad venidera?
El Espíritu no respondió, pero continuó con la mano extendida.
SCROOGE:-Vais a mostrarme las sombras de las cosas que no han sucedido, pero que sucederán en el
tiempo venidero, ¿no es así, Espíritu?
La parte superior de la vestidura se contrajo un instante en sus pliegues, como si el Espíritu hubiera
inclinado la cabeza. Fue la sola respuesta que recibió.
Aunque habituado ya al trato de los espectros, Scrooge experimentó tal miedo ante la sombra silenciosa,
que le temblaron las piernas y apenas podía sostenerse en pie cuando se disponía a seguirle. El Espíritu
se detuvo un momento observando su estado, como si quisiera darle tiempo para reponerse.
SCROOGE: -¡Espectro del futuro ---exclamó-, .os tengo más miedo que a ninguno de los espectros que
he visto! Pero como sé que vuestro propósito es procurar mi bien y como espero ser un hombre diferente
de lo que he sido, estoy dispuesto a acompañaros con el corazón agradecido. ¿No queréis hablarme?
Silencio. La mano seguía extendida hacia adelante.
SCROOGE:-¡Guiadme! -dijo ,Scrooge-. ¡Guiadme!  La noche avanza rápidamente, y sé que es un
precioso tiempo para mí. ¡Guiadme, Espíritu!
El Fantasma se alejó igual que había llegado.  Scrooge le siguió...
Apenas pareció que entraron en la ciudad... El Espíritu se detuvo frente a un pequeño grupo de
negociantes. Observando Scrooge que su mano indicaba aquella dirección, se adelantó para escuchar lo
que hablaban.
HOMBRE 2: -No! no sé más acerca de ello; sólo sé que ha muerto.
HOMBRE 3: -¿Cuándo ha muerto?
HOMBRE 2: -Creo que anoche.
HOMBRE 3:-¡Cómo! ¿Pues qué le ha ocurrido?. Yo creí que no iba a morir nunca. 
HOMBRE 2: -Sólo Díos lo sabe -dijo el primero bostezando.
HOMBRE 3: -¿Qué ha hecho de su dinero?
HOMBRE 2: -No lo he oído decir -dijo bostezando de nuevo-. Quizá se lo haya dejado a su sociedad. A
mí  no me lo ha dejada, es todo lo que sé.
Esta broma fue acogida con una carcajada.
HOMBRE 2: -Es probable que sean modestísimas las exequias, pues, por mi vida, no conozco a nadie
que asista a ellas. ¿Vamos a ír nosotros sin invitación?
HOMBRE 3:-No tengo inconveniente. si hay merienda, pero si voy tienen que darme de comer.
Otra carcajada.
HOMBRE 2: -Bueno; después de todo, yo soy el más desinteresado de todos vosotros -dijo el que habló
primeramente-. pues nunca gasto guantes negros ni meriendo; pero estoy dispuesto a ir si alguno viene

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conmigo. Cuando pienso en ello, no estoy completamente seguro de no haber sido su mejor amigo, pues
acostumbrábamos detenernos a hablar siempre que nos encontrábamos. ¡Adiós!
Scrooge los conocía. y miró al Espíritu en busca de una explicación.
El Fantasma deslizóse en una calle. Su dedo señalaba a dos individuos que se encontraron. Scrooge
escuchó de nuevo, pensando que allí se hallaría la explicación.
También a aquellos hombres los conocía perfectamente. Eran dos negociantes riquísimos y muy
importantes.
HOMBRE 4: -¿Cómo estáis? -dijo uno.
HOMBRE 5: -¿Cómo estáis? -replicó el otro.
HOMBRE 4: -Bien. A1 fin el viejo tiene lo suyo, ¿eh?
HOMBRE 5: -Eso he oído. Hace frío. ¿verdad?
HOMBRE 4: -Lo propio de la época de Navidad. Supongo que no sois patinador.
HOMBRE 5: -No, no. Tengo otra cosa en que pensar. ¿Buenos días!
Ni una palabra más. Tales fueron su encuentro, su conversación y su despedida.
De pronto estaban frente el despacho...
SCROOGE: -Dónde estoy? Miró a todos lados en aquel lugar buscando su propia imagen.. -otro
hombre ocupaba mi rincón habitual....(sorprendido)
Inmóvil, sombrío, el Fantasma permanecía a su lado con la mano extendida. Luego Scrooge se percata
que en la habitación hay algo extraño... un cuerpo sobre una cama...
Scrooge retrocedió lleno de terror...
El cuarto estaba muy obscuro, demasiado obscuro para poder observarle con alguita exactitud, aunque
Scrooge, obediente a un impulso secreto, miraba a todos lados... sabía de que se trataba.
Scrooge miró hacia el Fantasma, cuya rígida mano indicaba la cabeza del muerto.
SCROOGE:-¡Oh, fría. fría. rígida, espantosa muerte! "Si este hombre pudiera revivir, ¿cuáles serían sus
pensamientos primitivos? ¿La avaricia, la dureza de corazón, la preocupación del dinero? ¿Tales cosas le
han conducido, verdaderamente, a buen fin? ¿Lo extraña alguien? -¡Espíritu, da miedo estar aquí! Al
abandonar este lugar no olvidaré sus enseñanzas, os lo aseguro. ¡Vámonos!
El Espectro seguía mostrándole la cabeza del cadáver con su dedo inmóvil.
SCROOGE:-Os comprendo, y lo haría si pudiera. Pero me es imposible, Espíritu, me es imposible. No lo
puedo mostrar...
El Espectro pareció mirarle de nuevo.
Se ve una mujer en la habitación que aguardaba a alguien con ansiosa inquietud, pues iba de un lado a
otro, se estremecía al menor ruido, miraba por la ventana, consultaba el reloj, preparaba la mesa para
comer.
Al fin se oyó en la puerta el golpe esperado tanto tiempo; se precipitó a la puerta y encontróse con su
marido, cuyo rostro estaba ajado y abatido por la preocupación, aunque era joven. En aquel momento
mostraba una expresión notable: un placer triste que le causaba vergüenza y que se esforzaba en
reprimir.
Se sentaron para comer y para conversar...
SRA. CRATCHIT: -¿Son buenas o malas? -dijo para ayudarle.
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BOB C: -Malas
SRA. CRATCHIT: -¿Estamos completamente arruinados?
BOB C: -No. Aun hay esperanzas, Carolina.
SRA. CRATCHIT: -Si se conmueve -dijo ella asombrada-, si tal milagro se realizara, no se habrían
perdido las esperanzas.
BOB C: -Ya no puedo conmoverme -dijo el marido-, porque ha muerto.
Era aquella mujer una dulce y paciente criatura. a juzgar por su rostro; pero su alma se llenó de gratitud
al oír aquello, y así lo expresó juntando las manos.
SRA. CRATCHIT: -Lo que me dijo aquella mujer medio ebria, de quien te hablé anoche, cuando intenté
verle para obtener un plazo de una semana, y lo que creí un pretexto para no recibirme, es la pura verdad;
no sólo estaba muy enfermo, sino agonizando. -¿Y a quién se transmitirá nuestra deuda?
BOB C: -No lo sé. Pero antes de ese tiempo tendremos ya el dinero: y aunque no lo tuviéramos, sería
tener muy mala suerte encontrar en su sucesor un acreedor tan implacable como él. ¡Esta noche podemos
dormir tranquilos, Carolina!
SRA. CRATCHIT: -Sí.
SCROOGE:-Espíritu, permitidme ver alguna ternura relacionada con la muerte: si no, la sombría
habitación que abandonamos hace poco estará siempre en mi recuerdo.
El Fantasma le condujo mientras Scrooge miraba a todas partes en busca de su propia imagen, pero en
ningún sitio conseguía verla. Entraron en casa del pobre Bob Cratchít, la habitación que habían visitado
anteriormente, y hallaron a la madre y a los niños sentados alrededor de la lumbre.
Tranquilos. Muy tranquilos. Los hijos Cratchit se hallaban en un rincón, quietos como estatuas, sentados
y con la mirada fija en Marta (Tiny no está allí), que tenía un libro abierto delante de ellos. La madre se
ocupaba del hogar. Toda la familia estaba muy tranquila.
La madre dejó su labor
SRA. CRATCHIT: Ya no debe tardar su padre, vean la hora que es.
MARTA: -Ya ha pasado la hora -contestó cerrando el libro-. Pero creo que hace unas cuantas noches
anda algo más despacio que de costumbre.
Volvieron a quedar en silencio. A1 fin dijo la madre con voz firme y alegre, que una sola vez se debilitó:
SRA. CRATCHIT: -Yo le he visto un día andar de prisa, muy de prisa, con... con Tíny Tím sobre los
hombros.
HIJO: -¡Y yo también! ¡Muchas veces!
HIJO 2: -¡Y yo también!
SRA. CRATCHIT: -Pero Tiny Tim era muy ligero de llevar -continuó la madre volviendo a su labor -y
su padre le quería tanto, que no le molestaba, no le molestaba... Pero ya oigo a vuestro padre en la puerta.
Corrió a su encuentro. Llevaba su bufanda -bien la necesitaba el pobre-.
Bob se mostró muy alegre con ellos y tuvo para todos una palabra amable: miró la labor que había sobre
la mesa y elogió la destreza y habilidad de la señora Cratchit.
La familia rodeó la lumbre y empezó a charlar...
BOB C: - No sé si sabías...
SRA. CRATCHIT: -¿Saber qué?
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BOB C: -Que sos una excelente mujer
HIJO 2: -Eso lo sabe todo el mundo
BOB C: -¡Muy bien dicho, hijo mío! Espero que todo el mundo lo sepa.

SRA. CRATCHIT: -Me siento apenada... Dios me ha llenado de bendiciones y mi corazón se regocija de
tanto amor que por medio de cada uno de ustedes ha puesto en mi vida...
BOB C: -Soy muy feliz ¡Soy muy feliz!
La señora Cratchit le besó, sus hijos le besaron, todos se desearon las buenas noches...
SCROOGE:-Espectro, algo me dice que la hora de nuestra separación se acerca. Lo sé, pero no sé cómo
se verificará. Decidme: ¿quién era aquel hombre que hemos visto yacer en su lecho de muerte?
El Espíritu continuó inmóvil como siempre. Scrooge se arrastró hacia él, temblando al acercarse. y
siguiendo la dirección del dedo, leyó sobre la piedra de la abandonada sepultura su propio nombre:
Ebenezer Scrooge.
SCROOGE: -¿Soy yo el hombre que yacía sobre el lecho? ---exclamó cayendo de rodillas.
El dedo se dirigió de la tumba a él y de él a la tumba.
SCROOGE:-¡No, Espíritu! ¡Oh, no, no!
SCROOGE:-¡Espíritu --gritó agarrándose a su vestidura-, escuchadme! Yo no soy ya el hombre que era;
no seré ya el hombre que habría sido a no ser por vuestra intervención. ¿Por qué me mostráis todo eso, si
he perdido toda esperanza?
Por primera vez la mano pareció moverse.
SCROOGE:-Buen Espíritu ---continuó, prosternado ante él, con la frente en la tierra-, vos intercederéis
por mí y me compadeceréis. Aseguradme que puedo cambiar esas imágenes que me habéis mostrado,
cambiando de vida.
La benévola mano tembló.
SCROOGE:-Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré guardarla todo el año. Viviré en el pasado, en
el presente y en el porvenir. Los espíritus de los tres no se apartarán de mí. No olvidaré sus lecciones. ¡Oh,
decidme que puedo borrar lo escrito en esa piedra!

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V- Conclusión:
SCROOGE: Viviré en el pasado, en el presente y en el porvenir -repitió Scrooge, saltando de la cama-.
Los Espíritus de los tres no se apartarán de mí. ¡Oh, Jacob Marley! ¡Benditos sean el cielo y la fiesta de
Navidad: ¡Lo digo de rodillas, Jacob, de rodillas!
Se encontraba tan animado y tan encendido por buenas intenciones, que su voz desfallecida apenas
respondía al llamamiento de su espíritu. Había sollozado con violencia en su lucha con el Espíritu y su
cara estaba mojada de lágrimas.
SCROOGE: ¡No sé lo que hago!-exclamó Scrooge riendo y llorando a la vez y haciendo de sí mismo con
sus medías una copia perfecta de Laocoonte-. Estoy ligero como una pluma, dichoso como un ángel,
alegre como un escolar, aturdido como un borracho. ¡Felices Pascuas a todos! ¡Felíz Año Nuevo a todo el
mundo! ¡Hurra! ¡Viva!
Andaba dando brincos...
SCROOGE: ¡Esa es la puerta por donde entró el Espectro de Jacob Marley! ¡Ese es el rincón donde se
sentó el Espectro de la Navidad Presente! Esa es la ventana por donde vi los Espíritus errantes! ¡'I'odo está
en su sitio, todo es verdad, todo ha sucedido! ¡Ja, ja, ja!
Realmente, para un hombre que no la había practicado por espacio de muchos años, era una risa
espléndida, la risa más magnífica. el padre de una larga, larga progenie de risas brillantes.
SCROOGE:-No sé a cuánto estamos. No sé cuánto tiempo he estado entre los Espíritus. No sé nada. Soy
como un niño. No me importa. Me es igual. Quisiera ser un niño. ¡Hurra! ¡Viva!
Le interrumpieron sus transportes de alegría las campanas de las iglesias, con los más sonoros repiques
que oyó jamás. ¡Tín, tan! ¡Tin, tan! ¡Tin, tan! ¡Oh, magnífico, magnífico!
Corriendo a la ventana, la abrió y asomó la cabeza.
SCROOGE:-¿Qué día es hoy? --gritó Scrooge, dirigiéndose a un muchacho endomingado, que quizá se
había detenido para mirarle.
MUCHACHO 1: -¿Eh? -replicó lleno de admiración.
SCROOGE:-¿Qué día es hoy, joven?
MUCHACHO 1: -¿Hoy? ¡Pues es el día de Navidad!
SCROOGE:-¡El día de Navidad! -se dijo Scrooge-. ¡No ha pasado todavía! Los Espíritus lo han hecho
todo en una noche. Pueden hacer todo lo que quieren. Pueden, no hay duda. Pueden, no hay duda. ¡Pero
Joven!...
MUCHACHO 1:-¡Si!  
SCROOGE:-¿Sabes dónde está la pollería, en la esquina de la segunda calle?
MUCHACHO 1: -¡Claro que sí!
SCROOGE:-¡Eres un muchacho listo!. ¡Un muchacho notable! sabes sí han vendido el hermoso pavo que
tenían colgado ayer? No el pequeño, el grande.
MUCHACHO 1: -¿Cuál? ¿Uno que era tan gordo como yo?
SCROOGE:-¡Qué joven tan atento! Da gusto hablar contigo.
MUCHACHO 1: -Todavía está colgado
SCROOGE:-¿Sí? . Ve a comprarlo.
MUCHACHO 1: -¡Qué bromista!

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SCROOGE:-No, no. Hablo en serio. Ve a comprarlo y di que lo traigan aquí, que yo les diré dónde tienen
que llevarlo. Vuelve con el mozo y te daré un chelín. Si vienes con él antes de cinco minutos, te daré
media corona.
El muchacho salió como una bala.
SCROOGE:-Voy a enviárselo a Bob Cratchit. Frotándose las manos y soltando la risa.-No sabrá quién
se lo envía. Tiene dos veces el cuerpo de Tiny Tim. ¡Joe Miller no ha gastado nunca una broma como ésta
de enviar el pavo a Bob!
Llegó el muchacho con el mozo y el pavo...
SCROOGE:-¡Les amaré toda mi vida! Son una bendición!!
MOZO: -Aquí está el pavo.
SCROOGE:-¡Viva! Ahora hay que llevarlo a la casa de Bob Cratichit... aquí tienen su dinero y también
para que tomen un coche !Felices Pascuas!
Todo el tiempo sonreía se encontraba muy feliz....
Vistíóse con sus mejores ropas y se lanzó a las calles.
No había andado mucho, cuando vio que se dirigía hacia él el Caballero (Hombre 1) que había ido a su
despacho el día anterior, diciendo: "¿Scrooge y Marley, si no me equivoco?"
SCROOGE:-Querido señor! apresurando el paso y tomando al anciano caballero las dos manos-.
¿Cómo estáis? Espero que ayer habrá sido un buen día para vos. Es una acción que os honra: ¡Felices
Pascuas, señor!
HOMBRE 1: -¡El señor Scrooge?
SCROOGE: -Sí, tal es mi nombre, y temo que no os sea agradable. Permitid que os pida perdón. ¿Y
tendríais la bondad?... (Aquí  Scrooge le cuchicheó al oído. )
HOMBRE 1: -¡Bendito sea Dios! Querido señor Scrooge, ¿habláis en serio?
SCROOGE: -Sí no lo tomáis a mal-. Nada menos que eso. En ello están incluidas muchas deudas
atrasadas, os lo aseguro. ¿Me haréis ese favor?
HOMBRE 1: -Querido señor... No sé cómo alabar tal bondad...
SCROOGE: -Os ruego que no digáis nada -interrumpió -. Id a verme. ¿Iréis a verme?
HOMBRE 1: -¡Iré!. Y se veía claramente que pensaba hacerlo.
SCROOGE: -Gracias. Os lo agradezco mucho. Os doy mil gracias. ¡Adiós!
Luego se fue para la casa de su sobrino...Pasó ante la puerta una docena de veces antes de atreverse a
subir y llamar a la puerta.
SCROOGE:-¿Fred?
SOBRINO: -¡Dios me valga! -gritó Fred~. ¿Quién es?
SCROOGE: -Soy yo. Tu tío Scrooge. He venido a comer. ¿Me permites entrar, Fred?
SOBRINO: -¡Permitirle entrar!
Por poco no le arranca un brazo para introducirle en el comedor. A los cinco minutos se hallaba como en
su casa. No era posible más cordialidad. Comieron y brindaron por la Navidad. Se despiden...

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NARRADOR:
Pero Scrooge acudió temprano a su despacho a la mañana siguiente... Bob se habìa atrasado ya 18
minutos de la hora de entrada...
SCROOGE:-¿Hola! -gruñó, imitando cuanto pudo su voz de antaño-. ¿Qué significa que vengáis a esta
hora?
BOB C: -Lo siento mucho, señor. Ya sé que vengo tarde.
SCROOGE:-¡Tarde! Sí. Creo que venís tarde. Acercaos un poco, haced el favor.
BOB C: -Es solamente una vez al año, señor --dijo Bob tímidamente-. Esto no se repetirá. Ayer estuve un
poco de broma, señor.
SCROOGE:-Pues tengo que deciros, amigo mío, que no estoy dispuesto a que esto continúe de tal modo.
Por consiguiente -añadió, saltando de su taburete y dando a Bob tal empellón en la cintura que le hizo
retroceder dando traspiés a su cuchitril-. ¡por consiguiente. voy a aumentaros el sueldo!
SCROOGE: ¡Felices Pascuas, Bob!, Tantas más felices Pascuas os deseo, Bob, querido muchacho,
cuanto que he dejado de felicitaros tantos años. Voy a aumentaros el sueldo y a esforzarme por ayudaros a
sostener a vuestra familia: y esta misma tarde discutiremos nuestros asuntos ante un tazón de ponche
humeante, Bob. ¡Encended las dos lumbres: id a comprar otro cubo para el carbón!
NARRADOR:
Scrooge hizo más de lo que había dicho. Hizo todo e infinitamente más: y respecto de Tíny Tim, que no
murió, fue para él un segundo padre. Se hizo tan buen amigo. tan buen maestro y tan buen hombre, como
el mejor ciudadano de una ciudad, de una población o de una aldea del bueno y viejo mundo. Algunos se
rieron al verle cambiado; pero él les dejó reír y no se preocupó, pues era lo bastante juicioso para saber
que nunca sucedió nada bueno en este planeta que no empezara por hacer reír a algunos: y comprendiendo
que aquellos estaban ciegos, pensó que tanto vale que arruguen los ojos a fuerza de reír, como que la
enfermedad se manifiesta en forma menos atractiva. Su propio corazón reía, y con eso tenía bastante.
No volvió a tener trato con los aparecidos, pero en adelante tuvo mucho más con los amigos y con la
familia, y siempre se dijo que, si algún hombre poseía la sabiduría de celebrar respetuosamente la fiesta de
Navidad, ese hombre era Scrooge.
¡Ojalá se diga con verdad lo mismo de nosotros, de todos nosotros! Y también, como hacía notar Tiny
Tim, ¡Dios nos bendiga a todos!

FIN

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