ANALISIS DE LA REALIDAD - El Caribe

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EL CARIBE:

UNA MIRADA HISTÓRICA Y GEOPOLITICA 1


Reinaldo Rojas2
Introducción
Quisiéramos iniciar nuestra reflexión histórica y geopolítica sobre el Caribe a partir
de las siguientes interrogantes: El Caribe ¿es parte constitutiva de lo que hoy
denominamos América Latina? Cuando decimos América Latina y el Caribe, ¿a qué nos
referimos? ¿Estamos adicionando esta región geográfica a la dinámica histórica de
América Latina? O ¿estamos conscientes de que se trata de una realidad geo histórica y
geopolítica diferente?
Cuando nos referimos a países como Puerto Rico, Cuba, Haití, Jamaica, Guadalupe,
Aruba o Barbados, ¿estamos hablando de uno o de varios circuitos económicos?
¿Estamos pensando que estos países, por el solo hecho de estar ubicados en el Mar Caribe,
conforman una unidad económica propia? ¿O cada uno de esos países responde a
dinámicas económicas diferentes y en muchos casos extra continentales?
¿A qué centros de influencia geopolítica está vinculado El Caribe? Cuando nos
referimos a Puerto Rico, Cuba, Jamaica, Guyana, Aruba, Islas Vírgenes, Guadalupe
¿estamos pensando en Estados nacionales independientes con una política común frente
a otras regiones del mundo?
Los sistemas educativos de países como Puerto Rico, Cuba, Curazao, Guayana
Francesa, Guadalupe, Barbados, ¿están integrados a una visión histórica y prospectiva
caribeña? Y finalmente, ¿cuáles son las expresiones de identidad cultural en la literatura,
en la música, en la pintura, en la religiosidad popular? En síntesis: ¿Hacia dónde mira El
Caribe?
El Caribe: Tiempo, espacio y poder político.
Estas preguntas nos permiten orientar nuestro análisis de la realidad actual del
Caribe a partir de dos miradas o enfoques: el enfoque geo histórico y el análisis
geopolítico. ¿Qué entendemos por ambos enfoques?
El enfoque geo histórico (1), postulado por el geógrafo venezolano Ramón Tovar
(1986), nos permite abordar el estudio del Caribe como una comunidad humana que ha
organizado su espacio de vida en condiciones históricas determinadas. En este sentido, el
poblamiento humano y las actividades económicas correspondientes, vendrían a ser las
dos vertientes de la organización del espacio Caribe en un tiempo histórico determinado.
Ese tiempo histórico, como variable temporal de nuestro análisis, estaría dividido en los
siguientes periodos:

1
Texto elaborado por el autor a partir de la conferencia, del mismo nombre, presentada por el canal
Somos Jesuitas en YouTube el 23 de marzo de 2021.
2
Doctor en Historia, Profesor Titular jubilado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador
(UPEL). Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia (Venezuela) y colaborador del Centro
Gumilla.
2

a. Tiempo histórico aborigen pre-colonial, correspondiente al largo periodo de


vida de los pueblos y naciones indígenas de lengua caribe y lengua arawak que habitaban
esta región americana, antes de la llegada de los conquistadores europeos, es decir, hasta
el siglo XV. (Lara: 1986)
b. Tiempo histórico colonial, correspondiente al dominio europeo iniciado con la
llegada de Cristóbal Colón, en 1492, a la isla de Guanahani, hoy Watling, perteneciente
al archipiélago de las Islas Bahamas, hasta el presente, ya que, a diferencia del continente,
todavía en el Caribe existen dependencias territoriales europeas y norteamericanas.
c. Tiempo histórico republicano o de los Estados Independientes, que se inicia con
Haití en 1804 y Santo Domingo en 1844, pero como una excepción, ya que en el espacio
caribeño el dominio colonial europeo permanece a lo largo de todo el siglo XIX. Es, en
la segunda mitad del siglo XX, que este conglomerado de pueblos obtiene su
independencia política, mientras otras islas siguen bajo dominio colonial hasta la
actualidad. Esa temporalidad, que como se aprecia no es lineal, estará presente en nuestro
análisis geopolítico. ¿En qué sentido?
En el análisis geo histórico (1), las variables de análisis son el poblamiento y la
actividad económica que organizan el espacio, generando el concepto de región
funcional, que el geógrafo francés Etienne Juillard define como el cuadro espacial de
actividades humanas, heterogéneo pero coherente, organizado alrededor de un centro: la
metrópolis regional (Guevara Díaz: 1977). Hay centros geoeconómicos y centros
geopolíticos. ¿Cuáles son esos esos centros? Estas centralidades ¿están dentro o fuera del
Caribe?
En el análisis geopolítico (2), que involucra Estados, Ideologías y Derecho
(Vincens Vives: 1981), el objeto de estudio es – en nuestro caso - la dinámica del poder
y su posicionamiento en el espacio, en un tiempo histórico determinado. En el caso que
nos ocupa, al entrar tanto América Latina como El Caribe en la modernidad, a través de
los procesos de independencia que se inician en el siglo XIX, se trata del poder
institucionalizado y representado en el Estado moderno.
En el periodo colonial, la geopolítica la protagonizan los Imperios. Con la
Independencia, los nuevos actores de la geopolítica serán los Estados nacionales
independientes, en un escenario de conflicto entre los viejos imperios coloniales y la
emergente potencia capitalista norteamericana.
Empecemos, pues, nuestro análisis describiendo brevemente el soporte natural del
espacio geo histórico de El Caribe, para luego pasar a las relaciones geopolíticas.

1. ANÁLISIS GEO HISTÓRICO


El Caribe: Un complejo de mares y costas mediterráneas
Lo que denominamos Mar Caribe es un complejo de mares y costas mediterráneas,
con multitud de canales, puertos, estrechos y fosas marinas. En el noroeste, encontramos
el mar del Golfo de México, con costas en el Estado mexicano y sur de los Estados
Unidos, hasta la península de la Florida, y una porción de la isla de Cuba. Al noreste,
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vemos el mar del Estrecho de la Florida que se abre a las aguas del Océano Atlántico, con
un Caribe constituido por el Archipiélago de las Islas Bahamas, las islas Caicos y Turcas,
y las costas de las islas de Cuba, Haití y República Dominicana.
Un tercer mar es el de las Islas Caimán, que baña las costas de la Península de
Yucatán, Belice y Honduras, en el continente, y las islas de Jamaica y el sur de Cuba. Y
el cuarto mar: que es el Mar Caribe propiamente dicho, bordeando las costas continentales
de Colombia y Venezuela, y las islas de Curazao, Aruba y Bonaire, al centro, y la fachada
sur de Jamaica, Haití, República Dominicana, Puerto Rico y el arco de islas orientales
que van desde las Islas Vírgenes hasta Trinidad y Tobago, ya en el Atlántico, frente a
Venezuela. Al extremo más oriental de este mar, que es el Mar de los Caribes, vamos a
encontrar las Guayanas. Como puede apreciarse en el mapa (siguiente), lo que
denominamos Mar Caribe está constituido por varios espacios acuáticos y territoriales.

Fuente: www.googlemaps.com

En consecuencia, cuando hablamos de El Caribe nos estamos refiriendo a dos


dimensiones; una amplia, constituida por islas y costas continentales, que funciona como
un mediterráneo americano, que algunos autores denominan el ‘Gran Caribe’. Y otra
restringida a las islas, es decir, al denominado Caribe insular o Antillas mayores y
menores.
Finalmente, hagamos una reflexión sobre el origen y uso de la denominación
toponímica de la región. Como se sabe, fue el propio Cristóbal Colón el que denominó
en sus informes y cartas a los territorios que fue descubriendo, Indias Occidentales. Este
el termino con el cual se legisla en España y el cual pasa al mundo anglosajón traducido
como West Indies. En el caso de Francia, prospera el término de Antilles, en referencia a
Antilia: isla imaginaria que los geógrafos europeos de finales del siglo XV ubicaban al
oeste de las Islas Azores.
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Esta diversidad etimológica sigue presente en los estudios modernos que hemos
podido consultar sobre esta región. Por ejemplo, cuando el Instituto Panamericano de
Geografía e Historia (IPGH), organismo creado por la OEA, se plantea elaborar en 1953
un Programa de Historia de América, en el denominado Periodo Indígena aparece la Zona
Circuncaribe, programa elaborado por el antropólogo venezolano Miguel Acosta
Saignes. Y en 1973, en la Historia General de América, coordinada por el historiador
venezolano Guillermo Morón, el Tomo 33 llevará por título: El Caribe y las relaciones
hemisféricas de América, con la autoría de los historiadores G.M. Mount y J.C.M
Ogelsby.
Pero es, tal vez, Biografía del Caribe, del escritor colombiano Germán Arciniegas
(1966), una de las primeras obras en lengua castellana que se plantea abordar como un
todo y en cuatro tiempos la Historia del Caribe: el siglo del oro, el siglo de la plata, el
siglo de las luces y el siglo de la libertad. Y una interpretación más actualizada, escrita
por el historiador dominicano Frank Moya Pons (2000), Historia del Caribe, con una
visión global de todas las Antillas y de las colonizaciones de España, Inglaterra, Francia
y Holanda, hasta llegar a la irrupción y creciente control político, económico y militar de
los Estados Unidos en el Caribe.
De los estudios en lengua inglesa podemos citar los siguientes libros: A Short
History of the West Indies, escrito por J. H. Parry, y P. M. Sherlock (Londres, MacMillan,
1965) y The Caribbean, por Franklin Knigt, (N.Y., Oxforf University Press, 1978) que
como se aprecia son autores británicos y de los Estados Unidos. De allí la importancia de
la obra pionera del trinitario Eric Williams, quien llegó a ser Primer Ministro de Trinidad
y Tobago en 1961, Capitalism & Savery (The University of North Carolina Press, 1944).
En el caso de Francia, destacan los estudios del historiador Oruno Denis Lara,
cuya obra Les Caraïbes fue publicada en Paris en 1986, contando con una versión en
español publicada por la Academia Nacional de la Historia, de Venezuela con el título de
Breve historia del Caribe. Y la obra del historiador Jacques Adelaïde-Merlande, Histoire
Generale des Antilles et des Guyanes. (Paris, Ed. Caribéennes-Ed. L’Harmattan, 1994).
Esta breve ojeada a la historiografía caribeña nos permite apreciar el uso de varios
topónimos para una misma realidad histórica: Indias Occidentales, Antillas y Caribe. Con
estos elementos presentes, pasemos a revisar la dimensión geohistórica del Caribe.
Formación étnico-social del Caribe
El zócalo indígena del Caribe insular está representado por la presencia en este
espacio de pueblos de lengua arawaka y lengua caribe. Arawakos o tainos son la mayoría
de las comunidades que los españoles encuentran asentados en las islas mayores de Cuba,
Santo Domingo y Puerto Rico, por lo que son los primeros en recibir el impacto de la
presencia española en la región. Los pueblos de lengua caribe, al contrario, ocupan las
pequeñas islas del oriente o pequeñas Antillas. Ambos grupos humanos procedían del
continente, posiblemente de la Amazonía. (Adelaide-Merlande: 1994)

El dominio colonial español se va a concentrar en las grandes Antillas, cuya


población autóctona era relativamente baja si la comparamos con los volúmenes y
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densidad de población establecida en los Andes y en México central. Además, las


consecuencias de los primeros contactos fueron desastrosas para aquellas poblaciones
sometidas tempranamente a la esclavización y a los efectos de las epidemias como la
viruela, que viajó de Europa a La Española en 1519 diezmando a la mayoría de la
población indígena. Fue en la isla de Santo Domingo, que Colón bautizó como La
Española, que se dio la primera denuncia acerca de esta situación por parte de fray
Antonio de Montesinos, cuyo sermón y sus efectos fue recogido por su seguidor, el fraile
Bartolomé de las Casas en su obra Historia de las Indias.
La caída de la población indígena y las predicas en contra de su esclavización le
abrieron las puertas al tráfico de esclavos procedentes del África, tema tratado de manera
muy exhaustiva por Eric Williams en su libro Capitalism & Savery, traducido al español
y editado en 1975 por el Instituto Cubano del Libro. De esa obra, cabe señalar su crítica
a la tesis de que la esclavitud de las poblaciones negras traídas del África se debió a una
solicitud del fray Bartolomé de las Casas. Para el autor, la razón no fue racial sino
económica y tenía que ver con el menor costo y eficiencia de esa fuerza de trabajo.
Esta migración forzada le aportó al Caribe una población que se hizo mayoritaria
a la autóctona y a la de origen europeo. Según los datos reunidos por Roger Bastide (1967)
en su libro Les Amériques Noires, al Nuevo Mundo, es decir la América continental y El
Caribe, arribaron como esclavos más de 10 millones de africanos, entre 1666 y 1800, para
trabajar en las colonias españolas, inglesas, holandesas y francesas.
La importancia de esta población en la estructura social del Caribe se puede
apreciar en los siguientes datos: En 1700, en las 19 colonias inglesas establecidas en El
Caribe laboraban 800 mil esclavos (Mellafe: 1973:102), mientras en las colonias
francesas como Martinica, para 1726, se reportan 40.403 esclavos que representaban el
76,6% de la población de la isla. Y en Guadalupe, para 1750, los esclavos negros eran el
75% del total poblacional (Adelaïde-Merlande: 1994: 120). Esta realidad demográfica y
social será determinante en la configuración social y cultural del Caribe, donde no sólo
vamos a encontrar un Caribe español, inglés, francés, danés y neerlandés, sino también,
un Caribe negro.

El Caribe: Frontera imperial en el tiempo histórico colonial.


En su Biografía del Caribe, Germán Arciniegas (1966) nos transporta a un espacio
caribeño que desde el siglo XVI es campo de batalla de las dinastías europeas, “donde se
juegan, con los dados de los piratas, las coronas de los reyes de Europa” y donde “se
gradúan de Almirantes los marinos ingleses.” (p. 12) Efectivamente, detrás de Colón,
que representa los intereses de la España de los Reyes Católicos, le sigue Portugal, país
que se alza con la mitad de la América del Sur gracias a la Bula “Inter Caetera” del papa
Alejandro VI, de 1493, y el Tratado de Tordecillas de 1494, documentos que anteceden
al descubrimiento portugués del Brasil por Pedro Alvares Cabral en 1500.
A partir del siglo XVI, aquel continente dividido entre estas dos Casas Reales
europeas, será objeto de la intervención posterior de Inglaterra, Francia y los Países Bajos,
quienes teniendo como escenario El Caribe, levantan sus correspondientes espacios de
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dominio colonial. Por eso, podemos hablar del Caribe como una frontera imperial, donde
la dinámica geopolítica la dictan los permanentes conflictos entre las potencias europeas
por el control de los territorios insulares, para ampliar sus mercados y controlar las rutas
comerciales, haciendo uso de la piratería y el contrabando.

Casos como Jamaica, Trinidad y Haití, dominios españoles que pasaron luego a
control inglés y francés, son ejemplos de esta dinámica geopolítica, que hizo del Caribe
una extensión de las fronteras de los imperios europeos hasta la segunda mitad del siglo
XX, cuando los Estados Unidos imponen su hegemonía en la región insular.
En este sentido, es muy importante seguir los procesos de descolonización que se
desarrollan en El Caribe en el siglo XX, ya que estos van a desembocar en la formación
de comunidades políticas con diferentes tradiciones institucionales y culturales que harán
más pronunciada la diversidad entre el Caribe español, el inglés, el francés y el holandés.

El Caribe: Mare nostrum norteamericano.


Los finales del siglo XIX y todo el siglo XX son testigos del progresivo y
contundente posicionamiento estratégico de los Estados Unidos en el espacio caribeño,
especialmente insular. La doctrina geopolítica norteamericana del “Destino Manifiesto”
se inicia con la Doctrina Monroe de 1823 y su conocido principio: “América para los
Americanos”. En esta perspectiva, es que debemos ubicar la obra del historiador y marino
Alfred T. Mahan, y su tesis de la superioridad del dominio de los mares respecto al
dominio de los continentes en su obra The influence of the Sea Power upon The French
revolution and Empire (1892), la cual es aplicada al Caribe insular por parte de los
Estados Unidos, creando un cuerpo armado naval como son los marines para garantizar
la presencia militar de los Estados Unidos en esta región.
Su bautismo de fuego lo vamos a encontrar en la intervención norteamericana en
la guerra de independencia de Cuba y Puerto Rico contra España, transformada en Guerra
Hispano-cubano-norteamericana en 1898. Este conflicto armado culmina con la derrota
de España, la ocupación militar de estas dos islas por los marines norteamericanos y se
cierra con la firma del Tratado de Paris de 1899, entre la emergente potencia
norteamericana y la decadente España, la cual sede el dominio de Cuba y Puerto Rico a
los Estados Unidos.(Foner: 1972)

Ya en el siglo XX, aparecen el “Corolario Roosevelt”, de la acción preventiva en


defensa de los intereses norteamericanos en Centroamérica y El Caribe, de 1905 y en el
contexto de la “Guerra Fría” entre los Estados Unidos y la Unión Soviética (1945-1991),
el establecimiento de Bases militares de la potencia norteamericana en el Caribe insular,
concretamente en las Bermudas, Cuba (Guantánamo), Puerto Rico y Honduras. Esta es la
realidad del presente. El Caribe se transforma en zona de influencia exclusiva
norteamericana. Pasemos, finalmente a la situación actual.
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2. ANÁLISIS GEOPOLÍTICO

El escenario actual.
Si revisamos nuevamente el mapa del Caribe insular, podríamos pensar que
estamos frente a un conglomerado de islas y una multitud dispersa de pequeños Estados
Nacionales. Ciertamente, el Caribe insular y continental cuenta con cerca de 23 Estados
nacionales independientes, surgidos de la descolonización del dominio inglés, francés y
holandés. Sin embargo, desde el punto de vista de la geografía política, esta multitud de
Estados forman parte de tres grandes esferas de influencia geopolítica: Las antiguas
colonias británicas se integran a la Comunidad Británica de Naciones, la Commonwealth,
constituida en 1926; las colonias francesas pasan a formar parte, en 1946, de los
Departamentos de Ultramar del Estado Francés; las islas Vírgenes danesas son adquiridas
por los Estados Unidos y pasan a formar parte, con Puerto Rico como Estado Libre
Asociado (1952), de los dominios norteamericanos en El Caribe. Y las posesiones
neerlandesas, islas de San Eustacio, Saha, parte holandesa de Saint-Martín, Bonaire y
Curazao, se integran a la Federación de Antillas Neerlandesas cuyo Jefe de Estado es la
Reina Beatriz de Holanda, al igual que en la Commonwealth, este cargo le corresponde a
la Reina Isabel II de Inglaterra.
Esta vinculación, que surge de los lazos históricos de dominación colonial, le da
al Caribe una dinámica geopolítica en gran parte determinada por los intereses
estratégicos de Gran Bretaña, Francia, Holanda y los Estados Unidos en la región, el
continente y el mundo. En ese sentido, más que comunidad de Estados nacionales
independientes, tendríamos una comunidad de bloques políticos. A esta realidad
geopolítica habría que agregar tres aspectos más, que le dan una gran importancia al
espacio caribeño, a escala continental y global.
En primer lugar, la comunicación interoceánica entre el Atlántico y el Pacífico pasa
por aguas del Caribe y cruza una nación costera como lo es Panamá. En segundo lugar,
el Caribe cuenta con importantes recursos naturales como petróleo y minerales
estratégicos que son de interés para las potencias capitalistas emergentes actuales, como
es el caso de China, ansiosa de recursos naturales para alimentar su crecimiento
económico, sin perder de vista la importancia tanto del Golfo de México, de Venezuela y
la fachada atlántica frente a la República Cooperativa de Guyana y Trinidad y Tobago,
con importantes cuencas de hidrocarburos.
Y un tercer factor de gran importancia económica: la transformación del Caribe
insular oriental en uno de los espacios financieros más importantes del planeta, donde
según los informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) las
islas Bermudas, Bahamas, Turcas y Caicos, Dominica, Islas Vírgenes, Caimán, Aruba,
Barbuda, Anguilla, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Martín, San Vicente y las
Granadinas aparecen como importantes paraísos fiscales y bancarios. (Economía
Exterior: 2009) En 2003, por ejemplo, las Islas Caimán y Nassau (Bahamas) figuraban
entre las veinte principales plazas financieras del mundo. Evidentemente, que esta
especialización financiera es parte del crecimiento y expansión a escala planetaria de los
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centros financieros globales de Nueva York y la City londinense. No es un hecho aislado


de las dinámicas del capitalismo financiero global de nuestro tiempo. (L’Atlas du Monde
Diplomatique: 2003))

3. ¿HACIA DÓNDE MIRA EL CARIBE?


Este breve repaso geo histórico del Caribe y de su actual configuración geopolítica
nos permite empezar a responder, con cierta base de información, las preguntas iniciales.

Con El Caribe, se trata de una realidad geográfica, histórica y política singular. No es


un apéndice del resto de América, aunque sea zona exclusiva de influencia geopolítica de
los Estados Unidos. Además de su particular historia colonial, que a diferencia del
continente se extiende hasta el siglo XX y, en algunos casos, se continúa hasta el siglo
XXI, El Caribe tiene, además, una diversidad religiosa más compleja que la que se aprecia
en América Latina. Al lado del catolicismo hay presencia dominante de iglesias cristianas
de anglicanos, bautistas, evangelistas, metodistas. Y, con ellos, la convivencia de
religiones y cultos africanos que le dan una gran diversidad y riqueza espiritual a la
región.

Y, por otro lado, la presencia dominante de pueblos, naciones, religiones y culturas


africanas, traídas por la fuerza entre los siglos XVI y XVIII como esclavos, explica el
peso de corrientes literarias como la negritud y políticas como el Black Power. En este
sentido, además del Caribe español, francés y anglosajón, hay un Caribe negro, que mira
espiritualmente al África, en busca de sus orígenes.
En este escenario, es evidente que organismos de integración como el CARICOM, se
ven limitados por la presencia de los intereses económicos y políticos de Europa y los
Estados Unidos en el ámbito caribeño, por encima de la presencia e influencia de los
países de América Latina. Ahondar en esta realidad, estudiarla, y comprenderla es el
primer paso para poder caminar juntos. Pero es evidente, que Europa no se ha ido del
Caribe y, por ello, el Caribe mira más hacia Europa que hacia la América Latina.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ADELAIDE-MERLANDE, Jacques. (1994) Histoire Generales des Antilles et des
Guyanes. Paris : Ed. Caribéennes-Ed. L’Harmattan.
ARCINIEGAS, Germán. (1966) Biografía del Caribe. (2da. Edición) Buenos Aires:
Editorial Suramericana.
ESTUDIOS DE POLITICA EXTERIOR. (2009) Economía Exterior. Madrid. No. 49,
verano 2009. www.politicaexterior.com
FONER, Philip S. (1975) La guerra hispano/cubano/norteamericana y el nacimiento del
imperio norteamericano 1895-1898. Madrid: Akal editor. 2 tomos.
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GUEVARA DÍAZ, José Manuel. (1977) La Geografía regional, la región y la


regionalización. Caracas: Ediciones de la Facultad de Humanidades y Educación de la
UCV.
LARA, Oruno Denis. (1986) Les Caraïbes. Paris: Presses Universitaires de France.
LE MONDE DIPLOMATIQUE. L’Atlas du Monde diplomatique. (2003) Paris: Hors
série de Manière de voir, janvier 2003. www.monde-diplomatique.fr
MELLAFE, Rolando. (1973) Breve historia de la Esclavitud en América Latina. México:
Sep/Setentas.
TOVAR L., Ramón A. (1986) El Enfoque Geohistórico. Caracas: Academia nacional de
la Historia.
VINCENS VIVES, J. (1981) Tratado General de Geopolítica. Barcelona: Ediciones
Vincens-Vives S. A.

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