Disciplinémonos para Meditar Apropiadamente
Disciplinémonos para Meditar Apropiadamente
Disciplinémonos para Meditar Apropiadamente
Quienes se ponen a pensar en cosas triviales o perjudiciales en realidad meditan en cosas vacías.
¿Cómo podemos disciplinarnos a fin de meditar de manera provechosa?
El problema no es, no tener el tiempo, porque eso no es verdad
Todos meditamos a diario en algo, además el cerebro piensa en función de 400 palabras por minuto
Hablamos un promedio de 100 por minuto y nuestra velocidad de lectura siempre le deja un
margen considerable de tiempo al cerebro para meditar
Es cuestión de disciplina
La organización nos ayuda sugiriendo preguntas que estimulan el pensamiento, ejemplo:
Lectura semanal de la Biblia: Aspectos interesantes y beneficiosos que halla encontrado en su lectura personal
Recuadros: COMPRUEBE SU CONOCIMIENTO
PREGUNTAS PARA MEDITAR
Seguir esa línea….
Hay objetivos o metas espirituales que solo se alcanzan al meditar con regularidad
Por ejemplo:
Refinar o repotenciar de continuo la nueva personalidad (Heb 5:14)
El aprecio profundo por nuestro creador (Sal 143:5,8)
Estar listos para dar razones de nuestra esperanza cuando estamos en el ministerio
Para asegurarnos de que siempre agrademos a Jehová (2Cor 13:5)
Para expresar las ideas con nuestras propias palabras en las reuniones en vez de leer las respuestas
directamente de la publicación.
Demostración (5 min.): Un hermano de edad madura le explica a un hermano joven cómo meditar
valiéndose de los cuatro puntos que aparecen en la parte superior de la
página 30 del libro Adoremos a Dios:
Entrevista (3 min.): Entreviste brevemente a un hermano joven para que explique cómo la
meditación apropiada le ha ayudado a responder con más seguridad las preguntas que se hacen en las
reuniones y las que le plantea la gente en el ministerio. ¿Cómo le ha ayudado también a resolver
problemas, tomar decisiones y conservar la nueva personalidad?]
Si conocemos la información que nos proporciona el esclavo fiel y discreto y meditamos en ella,
cuando nos surja un problema sabremos qué hacer y sabremos qué decisión está en consonancia con
los principios bíblicos.
[Enumere de forma breve otros beneficios que recibimos cuando reflexionamos sobre el alimento
espiritual que se nos suministra y lo aprovechamos plenamente.
La meditación sobre temas espirituales formaba parte de la adoración verdadera.
La meditación apropiada no solo borra los pensamientos negativos, sino que puede ayudarnos a
solucionar nuestros problemas con la ayuda de la Biblia.
Importante meditar para agradar a Dios (Mateo 6:25-32).
La meditación caracteriza al adorador fiel
Lo que decimos y hacemos puede tener un profundo efecto en otras personas.
(Nos acercamos más a Jehová, entendemos mejor su Palabra, sobrellevamos el desánimo y nos
vestimos de la nueva personalidad.)
De esa forma se hace manifiesto nuestro adelantamiento y obtenemos la aprobación de Jehová
1 Tim. 4:15:
15
Reflexiona sobre estas cosas; hállate intensamente ocupado en ellas, para que tu adelantamiento sea
manifiesto a todos.
; W84-E 1/2 27-30).]
Demostración (5 min.): Un hermano de edad madura le explica a un hermano joven cómo meditar
valiéndose de los cuatro puntos que aparecen en la parte superior de la
página 30 del libro Adoremos a Dios:
1) Con cierta frecuencia, el pasaje de las Escrituras que leemos nos enseña algo sobre la
personalidad de Jehová. Por ejemplo, en Salmo 139:13, 14 aprendemos que se interesa mucho
por los no nacidos: “Me tuviste cubierto en resguardo en el vientre de mi madre. Te elogiaré
porque de manera que inspira temor estoy maravillosamente hecho. Tus obras son maravillosas,
como muy bien percibe mi alma”. ¡Qué imponente es la creación de Jehová! El modo como
estamos hechos los seres humanos atestigua su gran amor por nosotros.
En vista de lo que dice Juan 14:9, 10, cuando leemos lo que hizo Jesús por otras personas, en
realidad vemos cómo actuaría el propio Jehová. Teniendo eso presente, ¿qué concluimos sobre
Jehová de los sucesos narrados en Lucas 5:12, 13 y Lucas 7:11-15?
2) Piense en la relación que guarda el pasaje con el tema de la Biblia, a saber, la
vindicación de la soberanía de Jehová y la santificación de su nombre mediante el Reino
en manos de Jesucristo, la Descendencia prometida.
¿Cómo destacaron Ezequiel y Daniel el tema de la Biblia? (Ezequiel 38:21-23; Daniel 2:44; 4:17; 7:9-
14.)
¿Cómo muestran las Escrituras claramente que Jesús es la Descendencia prometida? (Gálatas
3:16.)
¿Cómo describe Revelación (Apocalipsis) la gran culminación del tema del Reino? (Revelación
11:15; 12:7-10; 17:16-18; 19:11-16; 20:1-3; 21:1-5.)
3) Pregúntese cómo puede poner por obra las lecciones que extrae de la lectura. Por
ejemplo, en la lectura de Éxodo a Deuteronomio aprendemos que la inmoralidad y la rebeldía le
acarrearon malos resultados al pueblo de Israel. Por consiguiente, deberíamos resolvernos a no
imitar su mal ejemplo, y así agradar a Jehová. “Estas cosas siguieron aconteciéndoles como
ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de
cosas han llegado.” (1 Corintios 10:11.)
¿Qué lección encierra el pasaje del asesinato de Abel por parte de Caín? (Génesis 4:3-12; Hebreos
11:4; 1 Juan 3:10-15; 4:20, 21.)
¿Son aplicables también a los cristianos cuya esperanza es la vida eterna en la Tierra los consejos
bíblicos dirigidos a cristianos que abrigan la esperanza celestial? (Números 15:16; Juan 10:16.)
Aunque disfrutemos de una buena reputación en la congregación cristiana, ¿por qué tenemos que
pensar en cómo aplicar más plenamente los consejos bíblicos que ya conocemos? (2 Corintios 13:5;
1 Tesalonicenses 4:1.)
4) Reflexione en cómo va a utilizar lo que lee para ayudar al prójimo. A todas las personas les
preocupan los problemas de salud, así que podemos leerles lo que hizo Jesús como señal de lo
que efectuará a escala mucho mayor con el poder del Reino: “Se le acercaron grandes
muchedumbres, teniendo consigo personas que eran cojas, mancas, ciegas, mudas, y muchas en
otras condiciones, [...] y él las curó” (Mateo 15:30).
¿A quiénes podría ayudar el relato de la resurrección de la hija de Jairo? (Lucas 8:41, 42, 49-56.)
Puede mencionarle también puntos tomados de
Perspicacia, volumen 2, página 353:
MEDITACIÓN: Acción de aplicar con intensidad el pensamiento y la reflexión al conocimiento y consideración
de una cosa, bien experiencias del pasado, asuntos del presente o posibles acontecimientos futuros.
A fin de meditar debidamente, es necesario estar libre de distracciones, estar a solas con los pensamientos.
Por ejemplo, al caer la tarde, Isaac salió a pasear solo con el fin de meditar, posiblemente sobre su inminente
matrimonio con Rebeca. (Gé 24:63.) Durante la soledad de las vigilias nocturnas, el salmista meditó sobre la
grandeza de su magnífico Creador. (Sl 63:6.) La meditación del corazón debe dirigirse hacia cosas
beneficiosas, como el esplendor y las obras de Jehová y las cosas que le agradan a Él (Sl 19:14; 49:3; 77:12;
143:5; Flp 4:8), no hacia los ardides de los inicuos. (Pr 24:1, 2.)
La meditación provechosa evita las respuestas necias. Supone pensar seriamente en los asuntos de
importancia para dar respuestas desde el corazón que no haya que lamentar más tarde. (Pr 15:28.)
Cuando a Josué se le puso al frente de la nación de Israel, se le mandó que hiciese una copia de la ley de
Jehová, y se le dijo (como leen muchas traducciones de la Biblia) que meditara en ella día y noche. (Jos 1:8;
BJ, CI, DK, Val.) El término hebreo para “meditar” en este texto es ha·gháh. Significa básicamente “emitir
sonidos inarticulados”, y se traduce ‘aullar’, ‘gruñir’, ‘chirriar’ y ‘hablar entre dientes’. (Isa 16:7; 31:4; 38:14;
59:3.) Ha·gháh también significa ‘proferir en voz baja’ y ‘meditar’. (Sl 35:28; Pr 15:28.) Por ello la Traducción
del Nuevo Mundo traduce el término hebreo ha·gháh de Josué 1:8 ‘leer en voz baja’. (Véase también Sl 1:2.)
La lectura en voz baja grabaría en la mente de manera más indeleble el objeto de la meditación. La obra
Gesenius’s Hebrew and Chaldee Lexicon (traducción al inglés de S. Tregelles, 1901, pág. 215) dice sobre
ha·gháh: “Estrictamente, hablar con uno mismo, susurrando en voz baja, como suelen hacer los que meditan”.
(Compárese con Sl 35:28; 37:30; 71:24; Isa 8:19; 33:18.)
El apóstol Pablo le dijo a Timoteo que debería reflexionar o meditar en su conducta, ministerio y enseñanza.
Como superintendente, debería asegurarse de que enseñaba la doctrina sana y de que su modo de vivir era
ejemplar. (1Ti 4:15.)
Meditación incorrecta. Después que el capitán del templo detuvo a los apóstoles Pedro y Juan,
Entrevista (3 min.): Entreviste brevemente a un hermano joven para que explique cómo la
meditación apropiada le ha ayudado a responder con más seguridad las preguntas que se hacen en las
reuniones y las que le plantea la gente en el ministerio. ¿Cómo le ha ayudado también a resolver
problemas, tomar decisiones y conservar la nueva personalidad?]
SE NECESITA tiempo para meditar, es decir, para reflexionar, cavilar o pensar seriamente en cuanto a un
asunto. Pero es tiempo bien empleado. La meditación cuidadosa en cosas sanas produce un galardón
excelente.
La Biblia suministra excelentes pautas en cuanto a asuntos en los cuales correctamente deberíamos
ocuparnos en pensar. Leemos: “Cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria consideración,
cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables, cuantas sean de buena reputación,
cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza, continúen considerando estas
cosas.”—Fili. 4:8.
Cuando una persona hace de esas cosas edificantes el objeto de su meditación continua, esto tiene buen
efecto en su corazón. Aumenta su comprensión de lo correcto de esos asuntos nobles, y el individuo llega a
estar más consciente de que el obrar en armonía con lo que medita produce buen efecto en él mismo y en sus
semejantes. Como resultado de esto, lo que dice y hace se acerca cada vez más a la norma de pureza y
limpieza de Dios. Estas palabras de Jesús muestran esto: “El hombre bueno del buen tesoro de su corazón
produce lo bueno, pero el hombre inicuo produce lo que es inicuo de su tesoro inicuo; porque de la abundancia
del corazón habla su boca.”—Luc. 6:45.
En armonía con esto, mientras más se concentre un individuo en asuntos edificantes, positivos, más se
reflejará esto en su habla y acciones. Es tal como dice el proverbio bíblico: “El corazón del justo medita para
responder, pero la boca de los inicuos hace salir burbujeando cosas malas.” (Pro. 15:28) La meditación
provechosa sirve para impedir que uno dé respuestas desequilibradas, sin sentido. No estará diciendo
simplemente lo que le venga a la cabeza. En cambio, pesará todos los factores que tengan que ver con el
asunto de que se trata, considerando las circunstancias y sentimientos de otros individuos, antes de contestar
sobre asuntos de peso. Entonces su respuesta sincera será una respuesta que no le pesará posteriormente.
Además de contribuir así a que conservemos buenas relaciones con nuestro semejante, la meditación
desempeña un papel esencial en mantenernos en excelente posición ante el Creador. Por lo tanto, como los
salmistas inspirados, hacemos bien en utilizar ocasiones de quietud y soledad para meditar en las cualidades y
actividades de Jehová Dios. Declaró el salmista David: “Cuando me he acordado de ti sobre mi canapé,
durante las vigilias de la noche medito en ti. Porque tú has resultado ser de ayuda para mí, y en la sombra de
tus alas clamo gozosamente.” (Sal. 63:6, 7) Otro salmista declaró: “Ciertamente meditaré en toda tu actividad,
y en tus tratos sí me interesaré intensamente.”—Sal. 77:12.
Todos los que desean ser siervos aprobados de Dios pudieran preguntarse: ¿Empleo tiempo yo, como los
salmistas, en meditar en el Creador y su actividad? ¿Reflexiono con aprecio en lo que ha hecho para mí... al
suministrar a su Hijo como rescate, abrir mi corazón para que respondiera a su verdad, ayudarme a hacer
frente a los problemas cotidianos de la vida, darme una esperanza sólida para el futuro, y mucho más?
¿Pienso en sus tratos del pasado con la humanidad y en la manera en que demostró amor, misericordia,
justicia, sabiduría y tantas otras cualidades admirables?
Esa meditación sana puede profundizar el amor que le tenemos a Jehová Dios. Por consiguiente, nuestra
relación será como la de un niño que ama a su padre y confía en él y quiere agradarle. Nuestra relación con
nuestro Padre celestial será personal, es decir, realmente lo conoceremos a él y a su Hijo dado por Él a favor
nuestro. Cuando esto suceda, será una imposibilidad el que nos hagamos practicantes voluntarios del pecado.
El apóstol Juan señaló esto cuando escribió tocante al efecto de conocer y de no conocer a Jesucristo: “Todo
el que permanece en unión con él no practica pecado; nadie que practica pecado lo ha visto ni ha llegado a
conocerlo.”—1 Juan 3:6.
Los hijos que aman y aprecian intensamente a sus padres no se vuelven malignamente contra ellos. Así
también, los que conocen a Dios y a su Hijo Jesucristo no les vuelven la espalda, siguiendo deliberadamente
un proceder que sea contrario a la voluntad divina.
Por otra parte, una relación débil con el Creador puede conducir a grave peligro. Sí, el no meditar en
asuntos espirituales puede resultar en que uno pierda la aprobación y bendición de Dios. Jesucristo señaló
esto en su ilustración acerca del sembrador. Explicando esa ilustración, dijo a sus discípulos: “Los de a lo largo
del camino son los que han oído, luego viene el Diablo y quita la palabra de su corazón para que no crean y
sean salvos. Los de sobre la masa de roca son los que, cuando la oyen, reciben la palabra con gozo, mas
éstos no tienen raíz; creen por un tiempo, pero en tiempo de prueba se apartan. En cuanto a lo que cayó sobre
los espinos, éstos son los que han oído, pero, por ser arrebatados por las inquietudes y las riquezas y los
placeres de esta vida, son completamente ahogados y no llevan nada a perfección.”—Luc. 8:12-14.
En cada una de las tres situaciones que describió Jesucristo hubo insuficiente aprecio de corazón a la
“palabra de Dios” o la “palabra del reino.” (Mat. 13:19; Luc. 8:11) La corriente del tránsito produjo el suelo
endurecido a lo largo del camino. De modo similar, cuando alguien permite que otros transiten por su vida a tal
grado que le exijan demasiado de su tiempo y energías, estará demasiado preocupado para dar consideración
sincera alguna a la “palabra de Dios.” Aunque la oiga, el no meditar en ella le mantendrá el corazón en
condición de no estar dispuesto a responder. En lo que toca a las otras dos circunstancias, ellas, también, son
el resultado de no meditar suficientemente en las cosas correctas. De aquí que la medida de aprecio que se
desarrolla por la “palabra del reino” no sea lo suficientemente fuerte como para aguantar pruebas severas ni
para eclipsar preocupaciones en cuanto a inquietudes cotidianas ni los deseos de riquezas o placeres.
De seguro tenemos buena razón para apartar tiempo para meditar en cosas sanas. Esta meditación puede
fortalecer nuestra relación con el Creador y hacer que podamos permanecer limpios a sus ojos. También
puede contribuir mucho a que seamos una fuente de estímulo y bendición a otros tanto de palabra como de
hecho.