Eliminacion de Metales Pesados

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Eliminación de iones metálicos pesados de las aguas.

Juan José Rodríguez Jiménez.


Catedrático de Ingeniería Química
Universidad Autónoma de Madrid

Contenido
1. Introducción.........................................................................................................................2
2. Técnicas de eliminación de iones metálicos pesados...........................................................3
2.1. Precipitación.................................................................................................................4
2.2. Adsorción coloidal y flotación en columna:..................................................................6
2.3. Reducción química.......................................................................................................8
2.4. Intercambio iónico........................................................................................................9
2.5. Extracción...................................................................................................................10
2.6. Otras técnicas.............................................................................................................13
3. Eliminación de metales pesados en aguas de suministro...................................................13
4. Consideraciones finales:.....................................................................................................14
Bibliografía recomendada:.........................................................................................................14

1
1. Introducción

La presencia de iones metálicos pesados en las aguas constituye uno de los problemas
de mayor actualidad e importancia dentro de la Ingeniería Ambiental en las dos últimas décadas.
La toxicidad, persistencia y carácter acumulativo de los iones de los denominados metales
pesados hace de ellos contaminantes de interés prioritario, objeto de especial vigilancia y sobre
los que los organismos regulatorios imponen límites severos, cuyo cumplimiento obliga al
empleo de técnicas de alta eficacia para eliminarlos de las aguas. El problema afecta
mayoritariamente a las aguas residuales derivadas de operaciones industriales, pero, algunos
elementos, como Fe, Mn y As se encuentran también, como contaminantes de origen natural,
sobre todo en aguas subterráneas, lo que obliga al control de estas especies en las plantas
potabilizadoras. En relación con los vertidos industriales, la Tabla 1 recoge límites de vertido
admitidos en España y la UE. Dichos valores son indicativos, ya que, en España, por ejemplo,
se establecen, de forma específica para cada situación en la correspondiente Autorización
Ambiental Integrada, regulada en la Ley de Prevención y Control Integrado de la
Contaminación. Estos elementos pueden encontrarse en las aguas como cationes o formando
parte de especies aniónicas. Los valores de concentración indicados se refieren siempre al
correspondiente elemento
Tabla 1.- Límites de vertido para iones metálicos pesados (valores indicativos).

Elemen Concentración
to (mg/L)
Arséni 0,5-1
co
Cadmi 0,1-0,5
o
Cinc 2-5
Cobre 0,2-1
Cromo (III) 1-3
Cromo (VI) 0,2-0,5
Níquel 1-5
Mercuri 0,05-0,1
o
Plomo 0,2-0,5

Los límites señalados por la Agencia de Protección del Medio Ambiente estadounidense
(EPA) establecen distintos niveles, dependiendo de las características del proceso originario de
las aguas residuales y de la tecnología disponible para el tratamiento de las mismas. Se fijan,
así, los límites alcanzables mediante el empleo de las mejores tecnologías disponibles (BATs) y
practicables (BPTs). A título de ejemplo se muestran algunos de estos valores en la Tabla 2.

Tabla 2.- Límites de vertido en EEUU para iones metálicos pesados (mg/L).

Elemento Límite BPT Límite BAT


Cadmio 0,05- 0,0
0,5 03
Cinc 0,1-5
Cobre 0,03- 0,0
1,1 5
Cromo 0,05-5 0,0
(tot.) 5
Níquel 0,1-
2,2
Plomo 0,1- 0,1
2,1

En cuanto a su origen, como se ha indicado, la contaminación de las aguas por iones


metálicos pesados es esencialmente un problema característico de efluentes industriales. No
obstante, la existencia en áreas urbanas de focos no discriminados convenientemente, que
vierten a la red de colectores municipales, ha venido ocasionando problemas cada vez más
importantes, derivados de la presencia de iones metálicos pesados en aguas residuales urbanas,
que perjudican el funcionamiento de las unidades de tratamiento biológico, componente
esencial en el esquema de depuración de estas aguas.

Son numerosas y diversas las actividades industriales relacionadas con la contaminación


de las aguas por iones metálicos pesados. Cabe destacar, entre otras, los procesos metalúrgicos,
las operaciones de limpieza y tratamiento de superficies metálicas (decapado, cromado,
cincado), la preparación de pigmentos, colorantes, tintas, pesticidas, explosivos y distintos
productos de la industria química orgánica, algunos procesos de las industrias textil y pastero-
papelera, la fabricación de cloro y sosa, fertilizantes, vidrio y materiales cerámicos,
componentes electrónicos y baterías, la preparación de catalizadores y otras actividades, como
e] revelado fotográfico. La Tabla 3 presenta un resumen en cuanto a las fuentes de
contaminación de las aguas por iones metálicos pesados.
Tabla 3.- Actividades industriales potencialmente contaminantes por iones metálicos
pesados.

Elemento Fuentes
Arsénico Metalurg., Cerámica, Curtidos, Colorantes, Pesticidas.
Cadmio Acero, Cerám., Pigment., Textil, Electrodep, Pilas.
Ci Acero, Rayón, Trat. superf. metálicas
nc
Cobre Metalurg., Decapado, Trat. superf. metál., Cataliz.
Cromo Cromado, Curtidos, Acero, Cint. gravac.
Mercurio Cloro-sosa, lnd. electrón., Explosivos, Pesticidas, Pilas
Níquel Acero, Metalurgia, Cataliz.
Pla Fotograf., Porcelana, Electrodep., Tintas
ta
Plomo Baterías, Prod. quím. orgánicos

2. Técnicas de eliminación de iones metálicos pesados

El procedimiento más utilizado para la eliminación de iones metálicos pesados de las


aguas es la precipitación, que puede llevarse a cabo mediante agentes alcalinos u otros reactivos
que, por su coste y eficacia, resulten viables, como el Na2S. El sistema
se basa en el bajo producto de solubilidad de la especie formada, lo que permite, en general, la
obtención de los altos niveles de eficacia en general requeridos.

No obstante, las características del problema pueden variar sensiblemente de unos casos
a otros, lo que se traduce en la conveniencia o en la necesidad de recurrir a otras técnicas más
eficaces o económicas en las condiciones concretas de cada situación específica. Las técnicas
utilizadas o propuestas para el tratamiento de problemas de contaminación de aguas por iones
metálicos pesados son:

- Precipitación
- Adsorción coloidal y flotación en columna
- Reducción química
- Intercambio iónico: recuperación de especies intercambiadas.
- Extracción
- Ósmosis inversa
- Adsorción con carbón activo
- Reducción electrolítica

Estas tecnologías deben dejar niveles residuales de contaminantes muy bajos, es decir, han de ser
tecnologías altamente eficaces.

Las circunstancias específicas del problema determinan, en cada caso, la competitividad


de las distintas técnicas señaladas. En general, la selección del sistema más adecuado, habrá de
considerar los siguientes factores:

- Naturaleza de los iones metálicos presentes


- Concentración de los mismos en la corriente del influente y del efluente determina la eficacia a
alcanzar.
- Niveles de eficacia exigidos
- Aniones, materia orgánica y agentes complejantes presentes en el agua
- Caudal de agua a tratar
- Producción de residuos
- Posibilidades de recuperación
- Coste

2.1. Precipitación:

Constituye el método más empleado en la práctica. En general, se utilizan agentes


alcalinos, aprovechando el bajo producto de solubilidad de los correspondientes hidróxidos.
Entre los reactivos alcalinos, el más corrientemente empleado es el Ca(OH)2, dado su bajo coste.
Se utilizan también, dependiendo de las características del problema, Na2C03, NaOH o NH3,
estos dos últimos con mucha menor frecuencia y solo en situaciones especiales. De esta forma
se produce la precipitación del catión correspondiente fundamentalmente como hidróxido u
oxhidróxido, dependiendo del pH, aunque la presencia en el medio de aniones como Cl - o CO 2-
3
determina la formación de especies más complejas, corno hidroxicloruros e hidroxicarbonatos.

Los metales de carácter anfótero, como el Zn, pueden encontrarse, cuando el pH del
agua es fuertemente básico, disueltos en forma de aniones (p.e., Zn(OH) 42-), en cuyo caso la
precipitación del hidróxido requerirá acidular el medio, para lo que se emplea, en general,
H2S04 y menos frecuentemente C02 o HCl. La Tabla 4 recoge una

Operaciones implicadas en la planta de precipitación: a) reactor de precipitación, b) tanque de floculación


y c) clarificador.
relación de los agentes precipitantes empleados, junto con sus características de uso más
destacables. En la Figura 1 puede verse un esquema de una planta de precipitación

Tabla 4.- Agentes empleados para la eliminación de iones metálicos pesados por
precipitación.
Agente de Ventajas Inconvenientes
precipitación
Hidróxido cálcico Bajo coste lmpurezas. Proceso lento. Precip.
CaS04, CaC03
Carbonato Soluble. Rápido Coste superior
sódico
Hidróxido sódico Limpio. Rápido Coste relat. alto
Amoníaco Soluble. Rápido Complejos. N amon. residual
Sulfuro sódico Productos muy insolubles Desprend. H2S a pH ácido
Ácido sulfúrico Rápido. Bajo coste Precip. CaS04
Ácido clorhídrico Rápido. Limpio Coste relat. alto
Dióxido de Disponible gases combust.
carbono

Figura 1. Esquema de una planta de precipitación

La precipitación alcalina consigue frecuentemente niveles de depuración suficientes,


pero presenta algunos problemas, como la dificultad de separación de los lodos, que impone, en
algunos casos, la necesidad de incorporar una etapa complementaria de filtración. Por otra parte,
cuando en el agua se encuentran presentes distintos iones metálicos pesados puede resultar
necesario llevar a cabo la precipitación de forma escalonada, con las necesarias precauciones
para evitar problemas de redisolución cuando alguno de los iones presenta carácter anfótero.
Además, la separación viene condicionada por la especie precipitada que presente una menor
velocidad de sedimentación, la cual determina la velocidad ascensional para el diseño del
sedimentador. Suelen emplearse valores en torno a 5 m 3/m2.h para el cálculo del área abierta en
el caso de sedimentadores convencionales, pero se emplean más frecuentemente equipos
lamelares (láminas paralelas inclinadas), que permiten una
sensible reducción del área y, por tanto, del espacio necesarios, con lo que se consigue una
instalación más compacta. En cuanto a la dosis de agente precipitante, cabe señalar que se
trabaja con un exceso del mismo suficiente para conseguir, junto a una alta eficacia, una buena
velocidad de precipitación. El reactivo se añade en forma de disolución acuosa, cuya
alimentación se controla a través del pH en el tanque de precipitación. Para establecer los
valores de consigna en el controlador de pH se realiza un cálculo previo, con los productos de
solubilidad de los hidróxidos de los metales pesados presentes en el agua y sus correspondientes
límites de vertido. El valor más alto obtenido determina el pH mínimo teórico, que, en la
práctica, se incrementa entre 1 y 1,5 unidades para conseguir una velocidad de reacción
suficiente, que permita operar con tiempos de retención bajos en el tanque de precipitación. Los
valores de diseño varían normalmente entre 5 y 10 minutos, que se traducen en volúmenes de
reactor y costes de agitación aceptables. Del reactor de precipitación la suspensión pasa a un
tanque de floculación, en el que se añade algún agente para aumentar el tamaño de los flóculos,
a fin de facilitar su separación posterior. Suelen emplearse polielectrolitos en pequeñas dosis,
aunque a veces se acompañan de floculantes convencionales, como cloruro férrico o sulfato de
aluminio

Los lodos separados por sedimentación no suelen tener más de un 3-5 % de sólidos, lo
que obliga a una deshidratación posterior de los mismos por centrifugación o filtración a vacío y
posterior secado para reducir la masa final de sólidos, disminuyendo así los costes de gestión de
los mismos, que suele llevarse a cabo por deposición en vertedero controlado, lo que supone
normalmente un coste entre 30-60 €/t. Dependiendo de la composición, puede requerirse una
estabilización previa mediante cemento o sepiolita, que encarece el proceso. Esta situación se
presenta cuando el precipitado incluye especies particularmente tóxicas, como Hg, Cd o Pb.

La precipitación alcalina requiere, en general, una etapa final de neutralización si el pH


del efluente se encuentra por encima de 9, situación más frecuente. Dicha etapa, aparentemente
sencilla, presenta en la práctica ciertas dificultades operativas y, en cualquier caso, supone un
coste adicional. Puede evitarse mediante el empleo de Na2S como agente de precipitación, que
permite operar en torno a la neutralidad. El carácter higroscópico de este reactivo exige ciertas
precauciones para su manejo, en todo caso nada especial. El pH del agua a tratar constituye una
consideración importante. Frecuentemente se trata de corrientes ácidas, dado su origen, lo que
obliga a una neutralización previa a la adición de Na 2S, para evitar la formación de H 2S, que
supone un riesgo por su toxicidad, además de una pérdida de reactivo. Con esto, la precipitación
por esta vía constituye un sistema combinado, a base de Ca(OH)2 y Na2S, muy habitual en la
práctica y hasta necesario en algunos casos, particularmente cuando el agua a tratar contiene Hg,
para el que la precipitación alcalina resulta ineficaz. Otra consideración en favor del empleo de
Na2S es el producto de solubilidad de los sulfuros de metales pesados, mucho más bajo que el
de los correspondientes hidróxidos.

1º) Eliminación de metales pesados mediante precipitación: Adición de Ca(OH)2 (aumentar el pH


en el tanque de precipitación, y por tanto, sea superior a pH=7) y Na2S (precipitar los cationes
como sulfuro y, en parte, cuando pH=7 como hidróxido en el caso de los productos que tienen un
producto de solubilidad muy bajo como es el caso del Cu o Ni)

2.2. Adsorción coloidal y flotación en columna:

Esta técnica constituye una alternativa interesante a la precipitación alcalina, que


permite operar a valores de pH en torno a la neutralidad, con lo que se evita la necesidad de
neutralizar el agua tratada. El sistema compite ventajosamente para caudales bajos o moderados
y bajas concentraciones de metales pesados, particularmente cuando en el agua se encuentran
presentes varios elementos y, sobre todo si alguno de ellos es de carácter anfótero. Funciona
solo cuando las especies metálicas se encuentran en forma de cationes y debe operarse a pH
ligeramente por encima de 7, ya que por debajo de dicho valor los flóculos adsorbentes tienen
carga positiva, como consecuencia de la adsorción de H+, que provoca la repulsión de los
cationes metálicos.

La Figura 2 muestra un esquema de una instalación de este tipo, que consta


esencialmente de uno o varios tanques de contacto, en los que se produce la eliminación de los
iones metálicos del agua por un proceso mixto de coprecipitación y adsorción sobre flóculos de
Fe(OH)3 y/o Al(OH)3, formados como consecuencia de la adición de FeCl3 y/o Al(SO4)3 y el
ajuste del pH al valor adecuado, que suele estar entre 7 y 8, lo que se lleva a cabo en un tanque
previo. La separación de los lodos se realiza por flotación en una columna, a cuya entrada se
dosifica el surfactante. Los flóculos se extraen por la parte superior, de donde pasan a un
sedimentador, en el que se separan los lodos, una vez rota la espuma mediante un sistema
mecánico consistente en un disco de plástico que gira a alta velocidad. El sobrenadante del
sedimentador se recicla al tanque de preparación de la disolución de surfactante, con lo que se
recupera un 70- 75 % del mismo. El agua depurada se extrae continuamente por la parte inferior
de la columna, por la que se alimenta el aire a través de un difusor.

Figura 2. Esquema de una planta de adsorción coloidal y flotación en columna

La Tabla 5 recoge algunos resultados obtenidos mediante esta técnica. En ella pueden
verse los altos niveles de eficacia alcanzados en la depuración de aguas contaminadas con
distintos iones metálicos pesados. Las dosis de reactivo pueden, así mismo, verse en la Tabla.
Se utiliza generalmente cloruro férrico, excepto cuando el agua contiene Zn2+, en cuyo caso ha
de emplearse sulfato de aluminio, con el que se consigue un mayor eficacia para dicho catión.
En el seno del agua tratada, se forman los flóculos de Fe(OH)3 y/o Al(OH)3, para ello es necesario
dosificar a dicha agua cloruro férrico que, como se trata de una sal de hidrólisis ácida, disminuye
el pH. Si se ajusta el pH por encima del pH de neutralidad, se consigue precipitar Fe(OH) 3
cuantitativamente y, además, si ocurre lo contrario, es decir, el pH disminuye hasta alcanzar un
valor inferior al pH de neutralidad, los flóculos de Fe(OH)3 formados se cargan en su superficie
con protones, por lo que los flóculos de Fe(OH)3 no pueden retener cationes por adsorción.
En el caso de que el pH sea ligeramente superior al pH de neutralidad, los flóculos se introducen
en un sistema de contacto donde puede existir una agitación lenta.
De la columna de adsorción se obtiene una disolución líquido-gas.
Tabla 5.- Resultados típicos obtenidos mediante el empleo de la técnica de
adsorción coloidal y flotación en columna.

pH Fe Al LSS Cu Zn Cr
(mg/L) (mg/L) (mg/ (mg/L) (mg/L) (mg/L)
L)
7 100 100 70 0,2 2 0,1
7,2 100 100 70 0,07 0,9 0,15
7,3 75 75 50 0,4 2,4 0,6
7,3 100 100 70 0,1 0,6 0,15
7,3 150 100 85 0,06 0,4 0,1
7,4 115 75 70 0,07 0,15 0,2
7,4 150 100 85 0,1 0,3 0,2
7,6 100 100 70 0,2 0,2 0,25
7,7 50 50 40 0,1 0,9
7,7 100 100 70 0,03 0,6
8 50 50 40 0,1 0,7

2.3. Reducción química:

El empleo de agentes reductores permite la eliminación de iones metálicos pesados por


precipitación en forma de distintas especies, incluido el estado elemental. Se ha propuesto la
utilización de distintos reductores, entre los que cabe destacar el NaBH4, dada su elevada
capacidad teórica, consecuencia de su bajo peso equivalente. La técnica resulta viable sólo en el
caso de cationes de metales nobles o seminobles y cuando interesa y es posible la recuperación
de los mismos, lo que no sucede excepto cuando el agua a tratar contiene un único elemento.
-
La reacción básica puede formularse, para un ion divalente, como: BH4

+ 4Me2 + H3BO3 + 4Me0 + 7H+

No obstante, en la práctica, concurren otras que contribuyen a elevar


sensiblemente el consumo de reactivo, cuyo precio es caro. Algunas de estas reacciones
producen, además, inconvenientes de carácter operativo, como generación de H2, que obliga a
adoptar las necesarias precauciones.

Así, el BH4- puede reaccionar tanto con el agua como con el 0 2 disuelto en la misma,
según las reacciones siguientes, que, como se ha indicado, suponen un consumo parásito de
reactivo:

BH4- + 3H2O + H+ H3BO3 + 4H2

BH4- + 2O2 + H+ H3BO3 + H2O

Por otra parte, uno de los atractivos fundamentales de este sistema, radica en la
posibilidad de precipitar el ion contaminante como metal en su estado elemental, lo que, además
de facilitar su separación, permitiría la recuperación de un producto de cierto valor, evitando la
necesidad de gestionar los lodos. En la práctica, dicha recuperación resulta, con frecuencia,
difícil y hasta inviable. Tal es el caso cuando el agua contiene más de una especie metálica.
Pero, además, junto a la reacción de reducción al estado
metálico, pueden darse otras, como las siguientes, en el caso del Cu, un metal seminoble por su
potencial redox:

BH4- + 8Cu2+ + 7 H O2 4Cu 2O + H BO


3 +3 7H+

Cu2O + ½ O2 + 4H+ 2Cu2+ + 2H2O

Cu0 + ½ O2 + 2H+ Cu2+ + H2O

En el caso de un metal como el Co, con menor potencial de reducción, se dan las
reacciones:

BH4- + 2Co2+ Co 2B + ½ H 2+ 3H+ Co2B

+ 3/4 O2 + 4H+ 2Co2+ + H3BO3 + ½ H2O

Por lo tanto, las condiciones del medio, como pH y concentración de 02 disuelto,


son muy importantes en relación con la química del proceso, que determina el consumo de
reactivo y, por tanto, la economía del sistema.

La reducción química se utiliza, en la práctica, para el tratamiento de aguas


contaminadas por cromato, como paso previo a la separación del mismo por precipitación. En
este caso se emplean como agentes reductores S0 2, Na2S2O5 o sales de Fe2+ . Este paso permite
reducir el Cr(VI) a Cr(III), que se elimina posteriormente como hidróxido o sulfuro, por
precipitación con Ca(OH)2, Na2S o mezcla de ambos, como se ha descrito anteriormente en el
apartado de precipitación. La eliminación de cromato, Cr(VI), puede llevarse a cabo mediante
otras técnicas, dependiendo de las condiciones particulares del problema, como se verá a
continuación.

Reducción química a pH ácido de Cr (VI) a Cr (III), después precipitación de Cr(OH) 3

2.4. Intercambio iónico:

Como sistema de eliminación de iones metálicos pesados, el intercambio iónico se


utiliza, por ejemplo, en el tratamiento de aguas contaminadas por cromato ( Cr04 2-) . En general,
esta técnica no resulta económica para la eliminación de metales pesados de las aguas, pero
cuando interesa la concentración y recuperación de un ion, puede constituir una solución viable.
Un caso particularmente interesante es la recuperación de cromato de baños de cromado
gastados, para su reutilización. La Figura 3 muestra el esquema de una instalación para tal
supuesto.
Figura 3.- Recuperación de cromato por intercambio iónico

Inicialmente, operan las dos primeras columnas en serie. La primera actúa como lecho
de limpieza, para retener, mediante una resina de intercambio catiónico, los metales que
acompañan al cromato, procedentes de las propias piezas tratadas en el baño. En la segunda se
concentra el cromato, para lo que se utiliza una resina de intercambio aniónico, que opera hasta
que se satura. A partir de ese momento, se interrumpe el paso del agua residual y se hace pasar
por este segundo lecho una disolución de NaOH, para eluir el cromato como Na 2(CrO4) y
regenerar la resina de intercambio. La disolución de Na2(CrO4) atraviesa otro lecho situado a
continuación, con una resina catiónica, del que sale como H 2CrO4, que se recicla al baño de
cromado. El agua que pasa a través de los dos primeros lechos puede reutilizarse en el proceso,
dada su calidad. Los lechos primero y tercero se regeneran con disoluciones de H 2SO4 y NaOH,
respectivamente. La regeneración del primer lecho da lugar a unas aguas ácidas contaminadas
por metales pesados, en forma de cationes, que deben ser tratadas por precipitación, dando
lugar, como se ha visto, a los correspondientes lodos como residuo secundario del proceso. El
consumo de reactivos constituye el punto crítico del sistema, cuya clave, en relación con su
viabilidad económica, radica en el valor del cromato y el agua recuperados y los volúmenes de
disoluciones regenerantes a emplear, que deben ser muy inferiores al de agua tratada.

2.5. Extracción:

El empleo de disolventes adecuados permite la eliminación de iones metálicos de las


aguas por extracción líquido-líquido. La técnica presenta algunas características interesantes,
como su selectividad, un consumo energético relativamente bajo y la capacidad para tratar aguas
con bajas concentraciones de este tipo de contaminantes.
El método requiere el empleo de disolventes que compaginen una alta capacidad de
extracción con una buena selectividad, cuando se pretende la recuperación de alguna de las
especies presentes. La posibilidad de recuperar el disolvente constituye un aspecto fundamental
de esta técnica desde el punto de vista técnico-económico. El contacto puede llevarse a cabo en
un sistema de mezcla con agitación o en columnas de relleno, con separación posterior de las
fases por decantación, o a través de membranas microporosas. Los sistemas de contacto directo
constituían la base de la tecnología inicialmente empleada, que consiguió escasa implantación.
Esta falta de éxito se debe a distintas causas. Por una parte, la elección del agente extractor
exige compaginar una buena capacidad con muy baja solubilidad en agua, una baja viscosidad y
una densidad que permita una separación fácil y eficaz de las fases tras el contacto y todo ello
con el menor coste posible. El principal problema deriva de la contaminación del agua con el
propio disolvente, siempre de muy baja solubilidad, pero no nula. El carácter generalmente
tóxico del mismo determina que muy bajas concentraciones en el agua constituyan un riesgo
inadmisible.

Los sistemas de contacto a base de membranas minimizan la contaminación de la fase


acuosa por el disolvente orgánico que contiene el agente extractor y permite la regeneración del
mismo fácilmente. Esta solución tecnológica ha adquirido un interés creciente en las dos últimas
décadas, constituyendo la base de lo que se denominan membranas líquidas, por tener sus poros
ocupados por líquido, bien la fase orgánica extractora o el agua a tratar, dependiendo de la
naturaleza hidrófoba o hidrófila de la membrana. Una representación esquemática puede verse
en la Figura 4. Una de las claves de la operatividad del sistema radica en el área interfacial por
unidad de volumen, junto a la posibilidad de diseño modular, que permite ajustar la
construcción de las instalaciones dentro de un amplio rango de capacidad. La Figura 5 muestra
un esquema de una planta de extracción-reextracción, que utiliza membranas de fibra hueca, en
módulos de carcasa y tubos. El agente extractor es normalmente un compuesto capaz de formar
algún tipo de complejo reversible con el ion metálico a separar y como vehículo se emplea un
disolvente orgánico de baja viscosidad y lo más económico posible, como queroseno o gasóleo
ligero, al mismo tiempo de muy baja solubilidad en agua.
Figura 4. Membranas líquidas

Figura 5. Extracción-reextracción no dispersiva con


membranas de fibra hueca en módulos de carcasa y tubos
2.6. Otras técnicas:

Existen otros sistemas para la eliminación de iones metálicos pesados de las aguas, entre
los que cabe citar la adsorción con carbón activo, empleada en algunas situaciones muy
específicas para Ja eliminación de mercurio y cromato, y los procesos a base de membranas, en
particular la ósmosis inversa, que ha alcanzado su pleno desarrollo comercial en campos como
la desalación de aguas marinas o salobres, pero cuyo empleo en el tratamiento de efluentes
contaminados por iones metálicos pesados es, por el momento, muy restringido.

3. Eliminación de metales pesados en aguas de suministro

Como se señaló en la sección introductoria del tema, los sistemas acuáticos naturales
pueden contener algunas especies de metales pesados, en particular Fe, Mn y As, que
representan una contaminación de origen geológico, más frecuente en aguas subterráneas.
Cuando las aguas se destinan al consumo de la población, requieren un control adecuado de
estas especies contaminantes, para reducir su concentración por debajo de los niveles que
puedan suponer un riesgo para la salud.

El Fe2+ y el Mn2+ son contaminantes naturales frecuentes en las aguas subterráneas. El


primero puede encontrarse a concentraciones que pueden llegar hasta 50 mg/L, aunque son más
normales valores sensiblemente más bajos. La OMS no establece en la actualidad un límite de
referencia en el agua de consumo, aunque se sugieren concentraciones no superiores a 0,3 mg/L
para evitar problemas de sabor. La presencia de Mn2+ suele estar asociada a la de Fe2+. En aguas
subterráneas se han detectado valores de hasta 10 mg/L, aunque lo más frecuente es que la
concentración no supere 0,2 mg/L. La OMS fija un límite de referencia de 0,4 mg/L para agua
potable, aunque por encima de 0,1 mg/L puede ocasionar problemas de coloración y formar
sedimentos en conducciones.

La eliminación de estos iones del agua se lleva a cabo comúnmente por precipitación
como Fe(OH)3 y MnO2, para lo que la misma se somete a aeración, previo ajuste del pH entre 8
y 8,5, para favorecer la velocidad de oxidación y precipitación, que resultan lentas por debajo
del intervalo señalado. El tratamiento puede llevarse a cabo en tanques con agitación o haciendo
pasar el agua a través de lechos de caliza.

Por su parte, el As puede encontrarse en las aguas naturales formando parte de distintas
especies. Los problemas de contaminación por As se presentan fundamentalmente en aguas
subterráneas, siendo el arsenito la forma disuelta más frecuente. En la actualidad se conocen
amplias zonas en el mundo donde existen situaciones de riesgo asociadas al consumo de aguas
subterráneas con concentraciones de As que superan en algunos casos hasta 10 mg/L, con
graves problemas para la salud. Un ambicioso proyecto liderado por la Profesora Susan
Murcott, del Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha permitido confeccionar un mapa
mundial de As en aguas subterráneas, que constituye una guía de gran valor para el
establecimiento de programas de actuación, particularmente en países en vías de desarrollo. Los
resultados de la investigación están recogidos en el libro de la citada Profesora “Arsenic
Contamination in the World: An International Sourcebook”, editado
por la International Water Association (IWA), en Octubre de 2012 (ISBN:
9781780400389)

La eliminación de As, puede llevarse a cabo por distintos métodos que van desde la
adsorción al empleo de sistemas a base de membranas, pero la vía más corriente y económica
consiste en la precipitación como arseniatos de hierro, calcio o mixtos, con muy bajos productos
de solubilidad. Para ello, el agua a tratar se somete a aeración, para oxidar el arsenito, añadiendo
posteriormente Ca(OH)2, FeCl3 o ambos. El primero permite, además, ajustar el pH, para
conseguir una precipitación más rápida y eficaz

4. Consideraciones finales:

La eliminación de iones metálicos pesados de las aguas constituye, en general, un


problema cuya solución supone un coste superior al de otros más comunes en el campo de la
depuración de aguas residuales, abordables mediante tecnologías más convencionales. La
exigencia en los límites de vertido, al tratarse de contaminantes de alta toxicidad, se traduce en
la necesidad de alcanzar altos niveles de eficacia, lo que repercute en la economía del proceso.
Esto ha impulsado la investigación y desarrollo para la implantación de nuevas técnicas capaces
de cumplir los objetivos impuestos en condiciones económicas más favorables.

Los problemas de contaminación de las aguas por iones metálicos pesados se presentan
esencialmente en el sector industrial y suelen caracterizarse por situaciones definidas por bajos
niveles de concentración y caudales bajos o moderados, lo que reduce las posibilidades de
aprovechar las ventajas de la economía de escala.

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