Tesis MCV
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Tesis MCV
28 /11/2013
Agradecimientos ................................................................................................................................................................................... 4
Resumen: ................................................................................................................................................................................................. 5
0. Introducción ...................................................................................................................................................................................... 6
1. Formulación .................................................................................................................................................................................. 7
Hipótesis .......................................................................................................................................................................................... 10
1.3. Metodología...................................................................................................................................................................... 11
3. Valparaíso patrimonial.......................................................................................................................................................... 24
5.2. ZONA 2. Cerro Alegre- Cerro Concepción- Plaza Aníbal Pinto. .................................................................... 42
5. Instrumentos relevantes para la puesta en valor del patrimonio en valparaíso y análisis de sus
enfoques ................................................................................................................................................................................................ 53
5.2. Instrumento de Planificación Territorial: Zonificación de áreas protegidas del Plan Regulador
Comunal de Valparaíso .............................................................................................................................................................. 55
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5.3. Instrumento aprobatorio. Convenio de Ventanilla Única. ............................................................................ 59
6.2. Incidencias en Zona 2- Cerro Alegre- Cerro Concepción- Plaza Aníbal Pinto. ....................................... 76
Conclusiones ....................................................................................................................................................................................... 82
Bibliografía........................................................................................................................................................................................... 89
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Agradecimientos
Quisiera agradecer a todos quienes directa e indirectamente fueron parte de este proceso de aprendizaje que
fue investigar y escribir una tesis. Especialmente a mi profesor guía Roberto Moris por creer en mí y
alentarme de manera entusiasta desde un comienzo; a Pedro Bannen por su inspiradora manera de enseñar
y a Macarena Ibarra por la precisión de sus aportes a esta tesis. También agradezco especialmente la ayuda
del profesor Luis Álvarez quien me entregó mucha información relevante para el desarrollo de la
investigación.
A Eli, Myriam, Mirta y Magi por la excelente acogida y ayuda de siempre. Ustedes hacen que el paso por este
proceso sea más familiar ¡Muchas gracias por eso!
A mis queridos padres y hermanas quienes me ayudaron y animaron a seguir adelante, y a mi amiga Olivia
Coutand quien me motivó a volver a los estudios.
Muy especialmente quisiera agradecer a Nicolás Maluk. Sin tu ayuda, esto no hubiese sido posible. Gracias
por estar ahí.
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Resumen:
El estudio se realiza a la luz del reciente cumplimiento de los 10 años de la declaratoria de la UNESCO
como Sitio de Patrimonio Mundial del área perteneciente a la Zona Típica de Valparaíso y de los distintos
modos en los que la ciudad se ha transformado a partir de dicho acontecimiento. La manifestación
territorial de transformaciones urbanas se estudia en correlación a los instrumentos y acciones
organizadas destinados a proteger y recuperar el patrimonio urbano, lo cual manifiesta a su vez, diversos
modos de comprender el concepto. El análisis presenta tanto instrumentos indicativos como de inversión
y normativos además de la acción de organizaciones sociales. Estos poseen enfoques representativos de
actores institucionales y sociales relevantes dentro de la planificación del patrimonio urbano de
Valparaíso. El desarrollo de cambios de uso de suelo, transformación de estándares y escalas de
equipamiento, mejoramiento de entorno y deterioro físico, según se han identificado en zonas valoradas
(Zona Típica y Zonas de Conservación Histórica) con distintas intensidades es en parte, una manifestación
de esta diversidad en la comprensión del patrimonio urbano.
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0. Introducción
En ciudades de valiosos entornos patrimoniales, que a su vez presentan cierto grado de degradación
ambiental y funcional, la Planificación Urbana debiese actuar como un canalizador de energías y recursos
para la recuperación y reactivación de éstas, sin ir en desmedro de la sociedad que las habita. Por ello, el
tipo de valoración y enfoque sobre el patrimonio es fundamental en la formulación de sus acciones.
Diversos centros y ciudades históricas han sido objeto de estudio e intervención durante las últimas
décadas. Sus condiciones de localización y entorno patrimonial, han sido argumento suficiente tanto para
la acción del Estado como del mercado.
Valparaíso resulta un caso de estudio atractivo: la belleza de su entorno coexiste con la vida a escala de
barrio. La mixtura de sus estilos arquitectónicos, en diálogo con su especial entorno natural, levantan una
ciudad anfiteatro cuya belleza atrae a habitarla, a pesar de sus falencias de infraestructura, equipamiento
y trabajo. Esto ha generado diversos intentos por reactivarla, bajo múltiples apelativos: “capital cultural”,
“ciudad universitaria” y su denominación más relevante “Sitio de Patrimonio Mundial”. El proceso de
puesta en valor a través de diversos instrumentos, junto a la acción de las dinámicas de mercado, han
generado una situación interesante de analizar. Si bien esta tesis se enmarca en el contexto temporal
iniciado con la declaratoria de la UNESCO como Sitio de Patrimonio Mundial, no se desentiende de las
tendencias que estaban marcando la ciudad a fines del siglo XX y cómo se fueron gestando sus especiales
cualidades urbanas, principalmente a fines del siglo XIX.
Destacando los esfuerzos realizados por las autoridades locales y el gobierno central, es relevante hacer
un análisis crítico del proceso. La situación actual presenta incoherencias respecto de la visión de
Valparaíso como ciudad patrimonial.
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1. Formulación
1.1. Fundamentación y problemática
En América Latina, diversas áreas históricas urbanas están deterioradas física y funcionalmente por
problemas sociales, económicos y culturales, producidos por el modelo aperturista y la reducción de
políticas sociales. Allí existe contradicción entre la riqueza histórica-cultural y la pobreza económica y
social (Carrión, 2000). Esto abre posibilidades de intervención tanto a la planificación como al mercado.
De hecho, desde fines del siglo XX, muchas ciudades adoptaron procesos de patrimonialización apelando
a sus valores culturales como recurso (Bayardo y Lacarrieu, 1995) para mejorar su competitividad en el
marco global. Esto ha implicado el despliegue de instrumentos de planificación, inversión e incentivo,
aprovechando este valor histórico y cultural en función de beneficios sociales y económicos. Uno de los
objetivos territoriales del fenómeno es el Centro Histórico.
Para analizar el tratamiento del centro histórico es clave comprender la evolución en los alcances del
concepto patrimonio. Considerando como referencia inicial su relación con el monumento, creación
universal para revivir en el presente un pasado expuesto al desinterés (Choay, 1992) hay que saber que el
mismo adquirió distinciones con el tiempo. En una primera fase, el interés por los vestigios del pasado es
denominada antiquizante pues la valoración se focaliza únicamente a obras de arte de la antigüedad,
excluyendo otras épocas (Choay, 1992). Pero en el contexto de la sociedad moderna, aparecen nuevas
fundamentaciones que dan paso a dos vertientes de la modernidad artística. Una es el historicismo que
idealiza el valor patrimonial, contextualizando en el presente elementos de la historia, con el Estilo
Histórico y la ciudad monumental de la segunda mitad del siglo XIX. Después, con la Revolución
Industrial, la ingeniería aporta una nueva monumentalidad con referentes simbólicos amparados por el
paradigma funcionalista de la productividad. Así, la monumentalidad se desprende de lo artístico,
ampliándose hacia el orden urbano (Yori, 2002). Además, su dominio se amplía desde edificios aislados, a
conjuntos de edificaciones y ciudades (Choay, 1992), cambio de concepción espacial expresada
inicialmente por la valoración de los denominados entorno y ambiente. El primero valora aquello que
rodea a los monumentos en virtud del valor patrimonial de los mismos, mientras que el segundo ya
reconoce el valor histórico del conjunto que rodea al monumento. Respecto a este punto, es relevante
para esta tesis comprender aquello expuesto por la Carta de Venecia (1964) definiendo monumento como
sitio urbano o rural testimonio de una civilización particular, de una fase representativa de la evolución o
progreso o de un suceso histórico, refiriéndose a grandes creaciones y también a obras modestas que han
adquirido un significado cultural, hecho que caracterizará a los bienes históricos patrimoniales como
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“bienes culturales”: extensible a la ciudad más allá de “ciudad histórica”. La Carta concibe la inserción de
edificaciones nuevas al interior de los conjuntos históricos como parte del discurrir histórico de la ciudad
que debe ocuparse de la continuidad del tiempo, y de su proyección futura (Yori, 2002).
Esta idea es reforzada al incorporarse el concepto de Paisaje, ampliando la delimitación de los centros
antiguos al espacio natural y/o construido del entorno urbano que lo afecta. Esta unión es lo más
importante del paisaje, que tiene además en su carácter de espacio transformado por el hombre, el
soporte teórico para su fundamentación. Además valora los núcleos antiguos como elementos insertos en
la vida moderna estableciendo una relación de continuidad, pues el paisaje caracteriza materialmente la
vida urbana y las fuerzas que a su interior la alientan (Yori, 2002). La incorporación del ámbito urbano a
lo patrimonial, exige que la planificación vele porque el tratamiento del Centro Histórico refleje la
protección e interés de los sujetos sociales, principales responsables del carácter de la ciudad.
En base a sus particulares enfoques, actores públicos y privados han fomentado la preservación del
Centro Histórico, ya sea por intervenciones aisladas de elites interesadas en preservar monumentos, la
acción planificada del Estado, o mediante una colaboración entre ambos. De la complejidad que subyace
en las diferentes concepciones del patrimonio, nace la diversidad, incluso de la propia planificación, para
llevar a cabo estas acciones.
Además, la preservación legitima inversiones para la puesta en valor del patrimonio, con el inevitable
impacto social que conlleva el aumentar la plusvalía del suelo. Hoy la gentrificación es consecuencia del
mejoramiento en centros urbanos, implicando un riesgo para el capital social (García, 2008).
Forman parte del proceso instrumentos de planificación territorial, como el Plan Regulador Comunal de
Valparaíso (1987), que establece una zonificación para las áreas de preservación y el Plan de Desarrollo
Comunal, PLADECO (2003), que genera políticas destinadas a cumplir con la visión de ciudad, construida
por el gobierno local en conjunto con la comunidad.
Además, la declaratoria atrajo la inversión del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), a partir del
cual se constituye el Plan de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso (PRDUV), instrumento de
gestión cuyo objetivo original era la regeneración del área correspondiente al Casco Histórico, con un
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aporte de 73 millones de dólares (ValpoMío, 2006), poniendo en valor el patrimonio urbano como
fundamento de nuevas actividades económicas, culturales y sociales que beneficien a la población. Ello, a
través de la recuperación de territorios seleccionados y resolución de problemas de funcionamiento
urbano estimulando la inversión privada y la atracción de residentes, además de la dotación de
institucionalidad y normativas que permitan una gestión moderna de desarrollo urbano (PRDUV, s/f).
Este programa fue comandado a nivel de gobierno central, específicamente a través de la Subsecretaría
de Desarrollo Regional, en acción colaborativa con la Municipalidad.
Existe también el mecanismo aprobatorio llamado Convenio de Ventanilla Única, que coordina acciones
de tramitación de proyectos patrimoniales en la trama burocrática local y es mesa técnica a través de la
cual los organismos de la preservación armonizan opiniones sobre éstos, previniendo desavenencias
producidas durante la aplicación de normas. Las instituciones a cargo son la Dirección de Obras
Municipales, la Unidad Técnica de Patrimonio, SEREMI de Vivienda y Urbanismo de Valparaíso y Consejo
de Monumentos Nacionales (Andueza, 2010).
Después de algunos años de iniciado este proceso e implementados los instrumentos, se perciben
transformaciones ambientales y sociales con diversas intensidades en la extensión del territorio valorado.
En ciertos sectores se observa el carácter popular y de deterioro ambiental y mayor cantidad de comercio
informal, versus el carácter turístico y de construcciones conservadas de otros. Se afirma que
efectivamente se han dado transformaciones por el evidente “estancamiento” temporal de unas zonas
respecto de otras (por ejemplo, comparando el Barrio Puerto con los cerros Alegre y Concepción).
Además, desde el punto de vista de la percepción ciudadana, Trivelli y Nishimura destacan que según los
residentes la situación económica ha empeorado, pues han visto cómo el comercio local se ha
deteriorado, dando paso a actores comerciales foráneos, además de que el desarrollo turístico, se da en
los cerros Alegre y Concepción, en perjuicio del sector Barrio Puerto, que aún no ofrece las condiciones,
siendo además un lugar inseguro (Trivelli y Nishimura, 2010). Sin embargo, otras percepciones nos
muestran que han existido algunos efectos interesantes de instrumentos, como el Subsidio de
Rehabilitación Patrimonial en casos como el de la Población Obrera del cerro Cordillera, cuya
recuperación energizó el entorno circundante, manteniendo a los residentes originales (Álvarez, 2012).
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Pregunta de investigación
¿Por qué las transformaciones del tejido urbano de Valparaíso se han dado de forma desigual en
el territorio valorado como patrimonial?
Hipótesis
Uno de los factores relevantes que han generado esta desigualdad ha sido la incidencia territorial
de los diversos instrumentos y acciones organizadas para poner en valor el patrimonio, los cuales
han sido aplicados con distintas visiones sobre el patrimonio y consecuente tratamiento del
Centro Histórico. Esta falta de unidad en la planificación de la ciudad patrimonial, ha generado
diferencias en el desarrollo urbano de las zonas distinguidas por sus diferentes transformaciones.
En términos generales, no existe una visión clara sobre los alcances materiales y temporales del
tratamiento del centro histórico de los diversos instrumentos y acciones organizadas que han
actuado sobre Valparaíso.
Además, cabe señalar que la noción del Patrimonio urbano como objeto de reconocimiento y protección
está sujeta a una compleja evolución conceptual, que en la historia ha presentado diversidad de alcances.
Esta evolución a grandes rasgos va desde una valoración monumental objética hacia una valoración
urbana, incluyendo dimensiones sociales y culturales, ampliándose la tutela espacial, desde una
valoración monumental aislacionista, hasta la ciudad como totalidad. Este proceso expresa también
múltiples formas de comprender la dimensión temporal de los Centros Históricos. Respecto a ello existen
visiones historicistas que idealizan el valor del patrimonio edificado, y otras visiones conservacionistas
que se oponen a la restauración y luchan por la preservación (ambas propias de la segunda mitad del
siglo XIX). Otra visión es aquella que monumentaliza referentes simbólicos amparados por el paradigma
funcionalista de la productividad, ampliando la valoración al orden urbano. Estas visiones subsisten aun
cuando el concepto de patrimonio incorpora la relevancia de la relación entre lo antiguo y lo nuevo, que
es clave para asegurar la continuidad histórica de las ciudades.
Esta complejidad conceptual nacida de la evolución mencionada, ha dejado sus huellas en el actuar de la
planificación del patrimonio urbano, Estas diferencias permiten observar territorios cuyas complejidades
muestran caminos distintos en el tratamiento de este Centro Histórico.
1.2. Objetivos
Objetivo General
Analizar el proceso de puesta en valor del patrimonio en Valparaíso desde la declaración de su Casco
Histórico como Sitio de Patrimonio Mundial, bajo la perspectiva de las transformaciones observadas y los
instrumentos de planificación urbana.
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Objetivos Específicos
i. Reconocer y precisar cuáles han sido las transformaciones y tendencias urbanas, sociales y
ambientales desarrolladas durante este proceso en las áreas valoradas de Valparaíso, con un
énfasis en el período entre 2003 y 2013, y los factores que están influyendo en estas
transformaciones.
ii. Analizar los instrumentos normativos, indicativos, subsidios de inversión y de gestión, además de
acciones de organizaciones sociales implementados en este proceso, para identificar cuál es su
visión sobre el tratamiento del Centro Histórico y valoración patrimonial.
iii. Reconocer las interrelaciones entre los instrumentos y sus distintos enfoques, respecto a las
transformaciones o tendencias urbanas observadas y cómo el planteamiento de éstos ha influido
en las transformaciones producidas durante el proceso.
1.3. Metodología
Se analiza la puesta en valor del patrimonio urbano de Valparaíso, respecto a los instrumentos y acciones
organizadas, concentrándose en el período iniciado en 2003, cuando comienzan a implementarse
programas de inversión y gestión. Como universo inicial de estudio están las zonas patrimoniales de
Valparaíso (Casco Histórico, Zonas de Conservación Histórica), pues ha sido el territorio objetivo tanto de
la preservación como de las inversiones.
Las variables a analizar son las transformaciones urbanas de las Zonas de Conservación Histórica de
Valparaíso y los instrumentos de planificación y acciones organizadas desarrolladas durante el período
de estudio.
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Criterios de selección de las zonas a estudiar:
Luego de varias visitas a terreno en distintos períodos del año se constataron ciertos sectores
representativos de las transformaciones desarrolladas durante el período de estudio. Se identificaron así
3 zonas que se distinguen según sus tipos de transformación. Una es el Barrio Puerto y los entornos
iglesia La Matriz y plaza Echaurren. Otra es plaza Aníbal Pinto, cerros Alegre y Concepción. Por último
está la Avenida Argentina. Los criterios de selección responden al estudio teórico de transformaciones de
ciudades que están en proceso de patrimonialización como es efectivamente el deterioro físico, la
gentrificación, intervenciones fachadistas, entre otros. Así, en estas zonas es posible identificar todas
estas características estudiadas mediante los circuitos típicos de recorrido de cada barrio.
Actividades:
i.- Como actividad necesaria para el análisis de todas las variables y sus interrelaciones, se realizan
entrevistas a actores clave del proceso para obtener información sobre el enfoque institucional y del
instrumento respecto al patrimonio. Estas entrevistas son semi- estructuradas, con una descripción
previa de las transformaciones del tejido urbano. Se entrevista además, a representantes de
organizaciones sociales para conocer sus percepciones respecto a las transformaciones urbanas de este
período, desde donde se extraerá información clave para el análisis de relación.
ii.- Análisis de las transformaciones territoriales desarrolladas entre 2001-2013. Para esto, se revisan
fuentes que analicen el proceso, como el trabajo de Trivelli y Nishimura (2010), que presenta un
diagnóstico de la situación reciente de la comuna y sus transformaciones de acuerdo a los indicadores
existentes hasta la fecha de elaboración, en lo que se refiere al Sitio de Patrimonio Mundial. Se realizan
también, durante días de semana y fines de semana, jornadas de observación del estado ambiental y las
dinámicas sociales actuales, en las áreas preseleccionadas, respecto al estado de éstas en el período inicial
de la investigación. El estado inicial se investiga a través de entrevistas, archivos de la Oficina de Gestión
Patrimonial y fuentes de prensa. Se realizan recorridos para catastrar inmuebles, actualmente con nuevos
usos, además de los espacios públicos, ambos observados desde su estado de conservación o renovación.
iii.- Se analizan los instrumentos para la puesta en valor del patrimonio del período de estudio. Se revisan
fuentes oficiales y secundarias, para comprender sus objetivos y acciones territoriales y se espacializan
las acciones de cada instrumento, de modo de poder analizar su incidencia en el territorio.
Para el análisis es relevante observar los objetivos de cada instrumento y acciones territoriales. Esto
permite visualizar el enfoque patrimonial sobre tratamiento del Centro Histórico de cada uno, para
dilucidar la validez de la hipótesis:
“Uno de los factores relevantes que han generado esta desigualdad ha sido la incidencia territorial de los
diversos instrumentos y acciones organizadas para poner en valor el patrimonio, los cuales han sido
aplicados con distintas visiones sobre el patrimonio y consecuente tratamiento del Centro Histórico”.
Visión sobre patrimonio: ¿Qué se valora?: Referido a los alcances con que el instrumento
aborda el patrimonio, el análisis se basa en la evolución conceptual presentada en el marco
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teórico, la cual indica los modos de comprender el concepto desde la visión monumentalista hasta
la integrista y urbana visión de Paisaje.
Valoración patrimonial: ¿Qué valor se le da al patrimonio?: Relacionada con los diversos
valores patrimoniales determinados por los sujetos involucrados en dicha valoración (valor de
uso, de herencia, etc.).
Ámbito temporal: ¿Cómo se actúa en el Centro Histórico?: Este ámbito es reconocible
principalmente mediante la revisión de las acciones territoriales. El ámbito alude al énfasis
temporal con que el instrumento aborda el tratamiento del centro histórico basado en la
categorización que realiza Carrión. El autor define el favorecimiento de lo antiguo sobre lo
contemporáneo expresado en una visión conservacionista, y de lo contemporáneo sobre lo
antiguo expresado de diversos modos. Una es la visión desarrollista que justifica en la necesidad
de un crecimiento económico que estaría por encima de lo patrimonial, y otra es una visión
funcionalista, que busca adecuar la centralidad a las nuevas condiciones del urbanismo.
El criterio de asignación responde a un cruce de teoría del instrumento, descripción de sus acciones y
enfoque institucional extraída de las entrevistas realizadas a los respectivos actores. Esto permitirá
obtener los enfoques, siendo la variable más valiosa aquella relacionada con las acciones concretas.
iv. Análisis de relación. Una vez caracterizados y analizados las transformaciones e instrumentos, se
estudia la relación de las variables para reconocer el nivel de incidencia de éstos, y sus distintos enfoques
sobre el tratamiento del Centro Histórico, en las transformaciones urbanas generadas durante el proceso.
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2. Marco teórico
El marco teórico se construye desde tres líneas de investigación que aportan al análisis del caso de
estudio: las visiones sobre el patrimonio; los instrumentos para definir las acciones sobre el patrimonio: y
las transformaciones urbanas producto de dichas acciones. El centro histórico se incorpora como parte de
la evolución del concepto de patrimonio, desde la inclusión de la ciudad como objeto de estudio, hasta la
comprensión temporal de su tratamiento y amplitud de alcances.
El concepto ha sufrido cambios que se reflejan en las diferencias de propósitos que plantea: la
aproximación "histórica" al pasado y la que "utiliza la memoria". Por un lado "el pasado es un lugar ajeno
y distante al que se recurre para rescatar y "preservar vestigios de la historia" a través de monumentos.
Por otro, se lo visualiza como un "recurso para la creación de un futuro", donde éste debe pensarse desde
la identidad, diversidad y tolerancia (Spósito, 2009).
Una de sus expresiones iniciales es el monumento, que es una creación para revivir en el presente un
pasado superado expuesto al desinterés (Yori, 2008). Éste actúa sobre la memoria trayendo a presencia
un recuerdo mediante la afectividad (Choay, 1992). Es un modo de nombrar y relacionarse con el pasado
y su valor parlante lo hace comportarse como un fármaco de la cultura, recordando el doble sentido de
fármaco para Platón: como remedio porque combate preservando o restaurando la pérdida de memoria,
y como veneno porque agota el significado ahogando el ser posible de lo que se nombra (Yori, 2002).
Como hito en esta evolución conceptual, está el denominado “desmoronamiento de la subjetividad” de la
sociedad moderna, donde el arte ya no representa al hombre desde la perspectiva heroica, surgiendo un
contexto ideológico donde el monumento deja de comprenderse desde la perspectiva escultórica, dando
paso a dos grandes vertientes de la modernidad artística.
Por un lado, el historicismo que idealiza el valor patrimonial suplantando el sentido de lo histórico a
través del Estilo Histórico conocido en la segunda mitad del siglo XIX. Aquí la arquitectura interpreta
elementos de la historia, contextualizándolos en un presente y adquiriendo rasgos de lo “moderno”
(Xiblillé, J, 1995). Así surge la ciudad monumental de la segunda mitad del siglo XIX y con ella la
escenográfica ciudad moderna.
Pero con la revolución industrial, la ingeniería aporta elementos acusando una nueva monumentalidad,
desplazando los valores de neoclásica monumentalidad por otros amparados por el paradigma
funcionalista de la productividad. Se pierde el sentido artístico de lo monumental, haciendo partícipe al
orden urbano. Según Choay se da una nueva valoración con el “franqueamiento del muro de la
industrialización” y la anexión de sus elementos a la práctica conservatoria (Choay, 2992).
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El entorno como ámbito espacial de la restauración ha experimentado, desde el siglo XIX, cambios en su
determinación, partiendo del monumento aislado en los inicios de la restauración, ampliándose primero
con la incorporación de sus edificios circundantes, luego con la totalidad de la ciudad histórica donde se
ubica y finamente con el territorio que circunda dicha ciudad (Castillo, 1997).
Los primeros estudios de restauración aluden al entorno, tanto para transformarlo como para
reintegrarlo formalmente, o defender el ambiente según los postulados conservacionistas, que amplían la
tutela de los espacios circundantes.
Viollet-le-Duc es referente de la restauración estilística que primó entre la segunda mitad del siglo XIX y
comienzos del XX, alterando el tejido urbano para limpiar vistas del monumento, enmarcada dentro de la
tendencia neoclásica de la arquitectura de la visibilidad.
Ruskin contrapone con su teoría conservacionista y una visión naturalista, sustentando la arquitectura
como contextualización de los espacios naturales. Asocia entorno a las condiciones materiales e
inmateriales que caracterizan una fracción del medio, incorporando elementos naturales dentro de los
bienes patrimoniales. Valora condiciones del monumento no puramente objéticas, y entiende el edificio
como objeto vivo; así como tuvo un nacimiento, tendrá un final, inspirándose principalmente en la
conservación preventiva. El carácter social de su concepción supera el aislacionismo monumental,
valorando la ciudad histórica como soporte físico del espíritu de la sociedad, además de distinguir las
áreas urbanas de carácter histórico con la nueva construcción, por ser testimonio de una sociedad donde
el hombre adquiere desarrollo de sus cualidades “morales” (Castillo, 1997).
Camilo Sitté reafirma el entorno en la valoración histórica con una mirada urbanística del monumento,
planteando su papel en la ciudad y al tratamiento requerido de los instrumentos urbanos, criticando el
aislacionismo. Busca referencias históricas proyectuales para aplicaciones al urbanismo moderno,
monumentalizando la ciudad para valorarla como unidad, sin propiciar su inclusión como patrimonio
histórico (Yori parafraseando a Castillo, 1997).
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armonicen los intereses de la ciudad moderna con las exigencias de preservación criticando los
fachadismos con que muchas construcciones nuevas responden.
La Carta de Venecia (1964) define monumento como sitio urbano o rural testimonio de una civilización
particular, de una fase representativa de la evolución o de un suceso histórico. Se refiere no sólo a las
grandes creaciones sino a obras modestas que han adquirido un significado cultural, incorporando este
aspecto en la caracterización de los bienes históricos patrimoniales que empezarán a concebirse como
“bienes culturales”: denominación extensible a la ciudad misma y no sólo a la “ciudad histórica” (Yori,
2002). Se concreta aquí una expansión tanto espacial como tipológica del patrimonio histórico; un mundo
de edificios modestos, ni memoriales ni prestigiosos reconocidos han sido integrados al corpus
patrimonial (Choay, 1992). Según Castillo, aquí se establece que el ambiente de los bienes del patrimonio
arquitectónico define una consideración unitaria de estos y un modo de entender su protección
integradamente dentro del marco urbano que le circunda. Además, establece que los instrumentos
urbanísticos son el sistema de concreción de la protección de los conjuntos históricos. (Yori
parafraseando a Castillo, 2002).
Aquí, Roberto Pane califica como deseable la inserción de edificaciones nuevas en los conjuntos
históricos, pues estos se incorporan a la ciudad en su discurrir histórico debiendo ocuparse de la
continuidad del tiempo y de su proyección futura. Esto fue avalado por el VI Congreso en Lucca que
incorpora el concepto Paisaje, reconociendo la necesidad de una acción dinámica sobre éste que refuerce
sus vínculos de inalterabilidad o alterabilidad condicionada.
Así, la tutela del patrimonio arquitectónico adquiere condición urbanística. La valoración de la ciudad
histórica integrada en la nueva estructura urbana circundante anticipa la utilización de los instrumentos
urbanos. El paisaje amplía la delimitación restringida a los centros antiguos, al espacio natural y/o
construido del entorno que lo afecta, estableciéndose una relación entre pasado y presente, que es lo más
importante del paisaje, que tiene además de su carácter de espacio transformado por el hombre, el
soporte teórico para su fundamentación (Yori, 2002).
Con la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico (1975) y la Recomendación de Nairobi se amplía la
tutela de los conjuntos históricos. La primera enuncia la conservación integrada protegiendo el marco de
vida ciudadana, incorporando el factor humano a la restauración. La Recomendación de Nairobi define
entorno de los conjuntos históricos como ámbito de protección que constituyen un asentamiento humano
de valor reconocido, considerando los medios influyentes en la percepción estática y dinámica de los
conjuntos.
Señala que cada conjunto histórico y su medio deberían considerarse como un todo cuyo equilibrio
depende de los elementos que lo componen, comprendiendo tanto actividades humanas como los
edificios, la estructura espacial y las zonas circundantes. Así, todas las actividades humanas tienen, en
relación con el conjunto, un significado que procede respetar. Esto transforma la tradicional restauración
tanto por la inclusión de aspectos sociales como por el sentido urbano de su proyección. Además, el
englobar el conjunto histórico y su entorno implica la aplicación de las mismas medidas que hasta ahora
eran exclusivas de los conjuntos, debiendo responder a una coherente teoría de ciudad (Yori, 2002).
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Centro histórico
El término Centro Histórico sobresale hoy entre las expresiones para referirse al urbanismo patrimonial
(Chateloin, 2008).
El Coloquio de Quito lo define como asentamiento humano vivo, condicionado por una estructura física
proveniente del pasado, representativo de la evolución de un pueblo, comprendiendo tanto
asentamientos que se mantienen íntegros, desde aldeas o ciudades, como aquellos que a causa de su
crecimiento, constituyen hoy parte de una estructura mayor (Benévolo L, 1977). Pero la Carta de
Washington (1987) comienza a referirse a ciudad histórica dirigiéndose a las “…áreas urbanas históricas,
ciudades, y centros o barrios históricos con su entorno natural o construido por el hombre, que expresan
los valores de las civilizaciones urbanas tradicionales”, defendiendo la condición histórica de todas las
ciudades (Chateloin, 2008).
En general los principios de la Carta de Venecia han evolucionado. Ésta superó el criterio de monumento
como objeto extendiendo su carácter a las áreas urbanas con su criterio de sitio –incluyendo monumentos
excepcionales. Luego el criterio de conjuntos, referidos en razón al valor artístico e histórico de la unidad
y su integración de este con el paisaje, fue tomando mayor importancia. La evolución continúa como
centro histórico a la noción teórica –y práctica– de ciudad histórica de la Carta de Washington (Chateloin,
2008).
En Valparaíso, UNSECO determina como Sitio el sector de carácter marítimo portuario, cuyo trazado y
arquitectura responden a un medio geográfico particular, con un resultado original dado gracias al
diálogo entre sus habitantes, de diversos orígenes quienes descubrieron las potencialidades de las
condicionantes naturales, creando un ambiente en que el hombre, la naturaleza y lo construido se
enriquecen mutuamente (Postulación a UNESCO, 2001).Sin embargo, si bien la declaratoria afecta a un
área específica, la condición patrimonial se extiende a gran parte de la ciudad (Plan Director de Gestión
Patrimonial, s/f). Ello, debido a que desarrolló diversos núcleos, en un proceso dinámico. No tiene un
centro histórico, en el sentido ´tradicional´ del término, pues no posee una fundación formal, sino centros
de origen de poblamiento además de diversos núcleos que son testigos de momentos históricos diversos
(Postulación a UNESCO, 2001). Su condición natural de paisaje anfiteatro en relación al mar, y sus flujos
estructurantes que responden a esta condición geográfica: las quebradas, los acantilados, ascensores,
escaleras, y las terrazas, debieran preservarse pudiendo detonar procesos dinámicos asociados al flujo, lo
que resulta relevante para el tratamiento de la ciudad como conjunto (Plan Director de Gestión
Patrimonial, s/f). Aun cuando la Carta de Venecia se refiere a Sitio en una relación con la ciudad
circundante, lo cierto es que esto no ha sido comprendido como una valoración real, por lo cual se ha
comenzado a hablar de Valparaíso como Paisaje y también como Ciudad Histórica.
Pero como establece Chateloin, para efectos de hablar del “urbanismo patrimonial” se hará referencia al
término Centro Histórico. Su comprensión histórica lleva a entenderlo como aquello que integra el pasado
con el futuro deseado, condensando el proceso histórico urbano. Por ejemplo, en los casos de Ciudad de
México, Quito o Lima existe la presencia simultánea de épocas prehispánicas, coloniales, republicanas y
modernas, que se integran al todo urbano (Carrión, 2000).
Respecto al tratamiento de los Centros Históricos, el modo de comprenderlos dice relación con sus
concepciones espacial y temporal. Según Carrión:
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En el ámbito temporal refiere a la valoración de los tiempos de la ciudad. Según la importancia asignada a
cada momento, se privilegia lo nuevo sobre lo antiguo bajo distintas modalidades: las funcionalistas
(visión urbana), que buscan adecuar la centralidad a las nuevas condiciones del urbanismo; las
progresistas (visión cultural), que encuentran en la centralidad histórica un freno al desarrollo cultural de
la urbe. Se concibe lo antiguo como “atrasado” y lleva a acciones como el cambio de la piedra por el
pavimento, o la superación de la arquitectura colonial por la moderna; y las desarrollistas (visión
económica), que encuentran justificación en la necesidad de un crecimiento económico que estaría por
encima de lo patrimonial, introducido por actividades como el turismo, la construcción o el desarrollo
industrial. Priorizar lo nuevo, implica negar lo antiguo, siendo el patrimonio un obstáculo para el
desarrollo urbano. Su antípoda es el conservacionismo, que propone un congelamiento de la historia y
busca del regreso a ese momento. Éste pretende recuperar los valores que el mismo proceso social redujo
a ciertos sujetos patrimoniales. Pero comprender el Centro Histórico implica un reconocimiento de la
presencia de una ciudad pluritemporal, portadora de procesos históricos que están en permanente
transformación (Carrión, 2000) y su rehabilitación depende de las posibilidades de incrementar su
tiempo y no de regresar a sus orígenes, como generalmente se cree (Chateloin, 2008).
Hoy en día constituyen espacios polifuncionales y son un valioso recurso para ser incorporados a una
dinámica turística de viajeros motivados en el conocimiento de aspectos culturales más que recreativos,
bajo el concepto de “turismo cultural” (Mantero, 2003; Troncoso y Almirón, 2005).
Respecto al tratamiento de las áreas urbanas históricas, hay que mencionar que su conservación es eficaz
si se integra en una política de desarrollo económico y social, y si es considerada en el planeamiento
urbanístico. Por consiguiente, “el plan de conservación tratará de lograr una relación armónica entre el
área urbana histórica y el conjunto de la población” (ICOMOS, 1987).
La evolución del concepto de monumento aislado al patrimonio urbano permite a la planificación entrar a
escena, percibiéndose el cambio en ciudades latinoamericanas. Por ejemplo, el Plan Maestro del Centro
Histórico de Quito (1991) superando la orientación monumental y encarando la problemática social y
económica de sus áreas históricas (Hardoy y Gutman, 1992).
Respecto al tratamiento del patrimonio construido hay que considerar que éste posee distinto valor,
dependiendo de los sujetos patrimoniales. Según Rojas, además de la elite cultural, hay que considerar a
la comunidad, organismos de gobierno y organizaciones de la sociedad civil e inversionistas. Esto
identifica valores tanto de uso, como pasivos o de no uso, algunos relacionados tanto a intereses
contemporáneos como a los de otras generaciones (Rojas, 1999).
18
El patrimonio tangible puede ser tanto el capital físico, vale decir capaz de producir beneficios
económicos, como capital cultural, esto es, activos que con valores sociales producen beneficios no
económicos. Éstos son enfoques complementarios pues muchos componentes patrimoniales pueden
beneficiar económica y socialmente (Rojas citando a Trosby, 1999).
Desde el punto de vista económico, está el valor de uso que hacen quienes consumen los servicios que
producen. Puede ser de uso directo de consumo, como el caso de un edificio patrimonial con uso
residencial, que genera mayores rentas que otros edificios patrimoniales. Otra dimensión es el valor de
uso indirecto, por ejemplo, cuando el valor de la propiedad aumenta por su cercanía con un bien
patrimonial (Rojas, 1999).
Está el valor de no uso que captura servicios económicos intangibles. Asociados a él están el valor de
existencia, que captura beneficios de la existencia de un determinado patrimonio, sin querer consumir los
servicios que genera y el valor de la herencia que captura interés por legar el patrimonio a generaciones
futuras.
También se identifican flujos que satisfacen necesidades sociales. En esta categoría se incluyen los valores
estéticos, vale decir, el beneficio que le genera a la comunidad el estar en presencia de un objeto
considerado bello; valores sociales, surgidos cuando el patrimonio potencia relaciones entre individuos
(p. ej. lugares de reunión social que realzan actos que en ellos se realizan por su condición patrimonial);
valores históricos, cuando el patrimonio se asocia a hechos de la historia local y nacional, y valores
simbólicos, cuando el patrimonio evoca valores comunitarios.
El valor asignado por las comunidades cambia con el tiempo. Ello por avances en investigaciones
históricas o estéticas, educación de las comunidades, evolución de la sensibilidad estética e incluso
cambios en la moda (Rojas, 1999).
Respecto a las intervenciones públicas en el patrimonio urbano, según Schuster et al. (1997), se
manifiesta:
1.- Adquiriendo inmuebles, salvando monumentos amenazados por el desarrollo inmobiliario. Pero
aisladamente no conduce a resultados sostenibles: los contribuyentes no se benefician directamente,
destinándose así pocos recursos a la conservación, limitando las inversiones y, con ello, el impacto del
instrumento.
2.- Regular el uso y preservación de los bienes patrimoniales para evitar su destrucción, logrando
protección pero transfiriéndole el costo de preservación a los propietarios, en tanto que los beneficios se
transmiten en toda la comunidad y a los turistas. Aquí está la mayor debilidad, pues los afectados están
incentivados a actuar contra la preservación. El pobre estado de una gran cantidad de inmuebles
protegidos es la prueba.
3.- Subsidiar a propietarios para preservar los bienes con transferencia directa de capital. Si bien trabaja a
favor del mercado, frente a una baja rentabilidad inicial, es poco lo que el subsidio puede motivar a
invertir. Así, los subsidios requeridos podrían ser muy grandes.
4.- Vincular los permisos de proyectos inmobiliarios de alto interés comercial con requerimientos de
preservación patrimonial. Esto requiere una eficaz planificación urbana, definición de usos de suelo e
identificación precisa de áreas emisoras y receptoras del desarrollo.
19
La educación sobre el patrimonio urbano garantiza la sostenibilidad de la preservación. Pero hay que
considerar la diversidad de percepciones comunitarias del valor patrimonial, dado que éste es un
concepto dinámico.
La concertación público-privada resuelve los problemas que impiden a los actores, al actuar
aisladamente, fomentar la preservación sostenible, combinando lo mejor de cada sector. Los
inversionistas contribuyen con su conocimiento del mercado y financiamiento para la preservación de
monumentos. El sector público otorga garantías al privado, porque manifiesta el compromiso
comunitario de preservar y facilita la relación con los entes reguladores.
La conservación debiese ser responsabilidad de una amplia variedad de actores sociales, que adopten
funciones complementarias. La comunidad local asume parte del costo de preservación y recibe ayuda de
la comunidad nacional. Su participación se sustenta en su interés por los múltiples valores del
patrimonio. Asimismo, la filantropía privada contribuye al esfuerzo comunitario, sin desplazar el interés
de inversionistas en las oportunidades de negocio que ofrecen los activos patrimoniales (Rojas, 1999).
Por otro lado, el problema de la vivienda es relevante de la recuperación de los Centros Históricos. La
atención prestada ha sido insuficiente, considerando que se define a éstos como “asentamientos humanos
vivos” (Troitiño, 2003). De la conjunción de los aspectos físico y social nace el tema de la vivienda,
aportando una nueva dimensión a la intervención porque le añade un sentido social más allá del edificio.
Al considerarla en la intervención de los Centros Históricos se modifican las políticas productivistas de
vivienda nueva a otras de rehabilitación de lo existente, surgiendo temas accesibilidad, servicios, mercado
inmobiliario, calidad de vida, etc. Un ejemplo en el tratamiento de la vivienda es la “Corporación para el
Desarrollo de Santiago” sobre cuya base se estructuró una política con programas de repoblamiento,
fortalecimiento barrial, gestión y operaciones inmobiliarias. Otro caso es el de Quito, donde hubo un
conjunto de operaciones aisladas: recursos municipales, FONSAL o de cooperación internacional, son los
que van definiendo las acciones (Carrión, 2000).
El paisaje cultural heredado es una realidad dinámica donde los problemas de reorganización interna han
estado presentes. Por ello, no existe una vía única de intervención, primando en unos casos
planteamientos conservacionistas y, en otros, estrategias de recuperación más integrales. Siempre que en
20
la Historia se producen cambios socioeconómicos, hay que replantearse la funcionalidad de los Centros
Históricos. No deben generalizarse los modelos de intervención, pues existe gran diversidad de
situaciones, en función del liderazgo político, tamaño, funcionalidad, posición en la estructura urbana,
estrategias de intervención y realidad social. (Trotiño, 2003).
Existen también instrumentos normativos, como la zonificación de áreas protegidas, que delimita áreas
de valor. Es un proceso de ordenamiento territorial para resolver conflictos de uso y distribución en el
área. Según sus características, se les aplica un manejo homogéneo, sometiéndola a normas de uso para
cumplir los objetivos planteados para ella, como el de la conservación. El manejo debe focalizarse en
mantener sus particularidades, asegurando que los objetivos del manejo se cumplan. Por lo general,
cuentan con un área de amortiguación, que actúa como barrera a las influencias externas. Allí confluyen
los objetivos de la conservación con aquellos del aprovechamiento sostenible de los recursos existentes,
intentando disminuir el impacto sobre las áreas protegidas y optimizar el efecto de ellas en las
comunidades vecinas. No debe definirse como un territorio rígido y debe facilitar el trabajo entre
propietarios de los alrededores, sector público y administradores de áreas protegidas con fines de
conservación (De la Maza, 2003).
La problemática de los Centros Históricos suele tener características similares: deterioro edificatorio,
precarias condiciones de habitabilidad, pérdida de vitalidad funcional, vaciamiento demográfico,
envejecimiento, infrautilización residencial, dificultades de movilidad, y precario nivel de equipamientos
y servicios. La clave de los conflictos actuales debe buscarse en el análisis de los procesos de
transformación y en un conocimiento de las demandas sociales (Troitiño, 2003).
Si bien la orientación turística es una alternativa de adecuación a la dinámica urbana actual, al sumarle
valor, puede plantear desajustes funcionales y sociales; la proliferación de equipamientos culturales no
siempre se corresponde con las demandas ciudadanas (Carrión, 2005). En general, el ajuste entre
realidades urbanísticas y sociofuncionales está provocando diversos conflictos: las funciones terciarias
21
amplían su presencia; la fabril y artesanal van perdiendo protagonismo; la residencial vive situaciones de
signo diverso; el comercio tradicional se ve afectado por la pérdida de vitalidad residencial. A pesar de
ello, en algunas ciudades se comienza a vislumbrar una recuperación física del patrimonio (Troitiño,
2003).
Igualmente, la conservación legitima inversiones para la puesta en valor de una zona, con el inevitable
impacto social que conlleva el aumentar la plusvalía del suelo. Hoy en día, la gentrificación es inherente a
las acciones de mejoramiento, implicando un riesgo para el capital social (García, 2008).
La función residencial garantiza la heterogeneidad social. Su vaciamiento tiene un efecto negativo, pero
también puede tenerlo la elitización, al empobrecer la relaciones sociales. Así, una política de
recuperación sin cautela puede dificultar la permanencia o entrada de familias de rentas medias o bajas,
tal como está ocurriendo ya en Salamanca y en el entorno de las zonas remodeladas de la Ciutat Vella de
Barcelona (Troitiño, 2003).
El turismo internacional produce rehabilitación para una población foránea que no genera adscripciones
sociales ni compromiso con el lugar. Si bien capta recursos para financiar proyectos, dado el peso que
tiene frente a otros temas, puede producir una intervención asimétrica y, por las características aisladas
del diseño y la administración de los proyectos, puede perderse la gestión de la ciudad como totalidad
(Carrión, 2000).
Aparecen también edificios viejos renovados, a veces sólo en su fachada, para fines económicos. Un
ejemplo es Puerto Madero, con la transformación de complejos portuarios en viviendas, restaurantes
lujosos y almacenes tipo boutique. Otro ejemplo es el barrio La Boca, con la transformación de edificios de
uso comercial-residencial en restaurantes (Mertins, 2008).
El análisis de las transformaciones generadas por la preservación está relacionado con la imagen de
ciudad. Según Kevin Lynch, el proceso de orientación es resultado de interacciones entre el observador y
su medio ambiente. Éste sugiere distinciones al observador, quien dota de significado lo que ve. Así, la
imagen de una realidad puede variar entre diversos observadores (Vergara, 2008, citando a Lynch). Pone
en valor la construcción de esta imagen de ciudad y su vínculo con la representación del observador. Esta
relación de representación es desarrollada por algunos autores, en alusión al tratamiento y conservación
del patrimonio.
Se observa una preocupación por las nuevas relaciones que la conservación del patrimonio urbano
genera entre la sociedad y el entorno, asociado a una visión “espectacular” del pasado. Harvey estudia el
fenómeno como parte de una condición postmoderna: al evitar la idea del progreso, se abandona todo
sentido de continuidad histórica. Se destaca la superficialidad de la producción cultural contemporánea y
su obsesión por impactos instantáneos insostenibles en el tiempo (Harvey, 1990).
Por su parte, Debord establece que “La historia que se halla en toda la profundidad de la sociedad tiende a
perderse en la superficie (…). El consumo espectacular que conserva la antigua cultura congelada, (…)
llega a ser lo que es la comunicación de lo incomunicable (…). El fin de la historia de la cultura se
manifiesta mediante dos perfiles opuestos: el proyecto de su superación en la historia total y la
organización de su mantenimiento como objeto muerto de contemplación espectacular” (Debord, 1967).
22
Se observan visiones críticas sobre cómo se ha modelado la ciudad generándose relaciones superficiales
entre el habitante y el entorno, tanto por la negación al desarrollo como por la obsesión por preservar el
pasado de la ciudad.
Cabe destacar además, que existe una especialización de territorios dedicados a la producción de paisajes
de consumo mediático de las poblaciones metropolitanas, como por ejemplo el paisaje urbano histórico o
el paisaje portuario. Simplificados en su imagen, los paisajes pueden ser creados. Se pueden calcar las
casas típicas de la Boca de Buenos Aires o los elementos visuales más pintorescos de los Centros
Históricos mediterráneos, y clonarlos en otros lugares. En esta cultura global, el carácter del contexto
local se mezcla con elementos del mundo del consumo y el turismo (Muñoz, 2008).
3. 4.
Es difícil preservar realidades urbanas configuradas con ritmos más lentos que los actuales. Se deduce
que la recuperación ha sido más eficaz en términos sociales cuando se ha abordado desde una
perspectiva integrada, una práctica no muy frecuente. El aislamiento del problema del Centro Histórico y
su tratamiento al margen de los cambios en la funcionalidad, es una de las mayores limitaciones de las
políticas de protección y recuperación (Troitiño, 2003).
Para Valparaíso, la planificación que opera la ciudad histórica es relevante en tanto su condición de
problemática muy actual, desprendida tanto de su condición de ciudad patrimonial- Sitio de Patrimonio
Mundial, como por el estado actual de sus aspectos social y ambiental. El siguiente capítulo revisa ciertos
tópicos relevantes para comprender su estado urbano de hoy, en función de los objetivos de esta tesis.
23
3. Valparaíso patrimonial
Esta ciudad posee particularidades que se van desprendiendo de su historia y de una mixtura especial
entre su pasado y su presente. Para contextualizar, es necesario revisar su desarrollo histórico, además
de su estado actual, para lograr analizar su proceso de valoración.
Valparaíso está en medio de un talud natural de la planicie costera, y sus cerros conforman un anfiteatro
(Sánchez, Jiménez, 2011). Nació en el siglo XVI sin fundación formal y su topografía no permitió
desarrollar el damero, típico de las ciudades hispanoamericanas. En 1544, Pedro de Valdivia declaró esta
caleta como puerto oficial de Santiago (PLADECO, 2003).
5.
En sus inicios, fue lugar de embarque de productos hacia Perú. Se establecieron los primeros habitantes y
se construyó una capilla cerca del puerto, hoy conocida como Iglesia La Matriz (PLADECO, 2003). Su
crecimiento siguió dos patrones, uno radial entorno a su núcleo original (La Matriz), y la ampliación
persistente hacia el noreste. Estuvo marcado por la escasez de espacio plano traducida en la ampliación
del puerto (se cuadruplicó entre 1832 y 1930) y por el poblamiento de los cerros. No posee centro
histórico en el sentido tradicional del término, sino que desarrolló diversos núcleos en un proceso
dinámico (Postulación a UNESCO, 2001).
Desde 1810, Valparaíso se transformó. En el país se crearon condiciones que favorecieron el comercio
externo, creándose el decreto de libre comercio de 1811, para generar intercambio con países “amigos”
de España y potenciar actividades económicas nacionales. Así, Valparaíso se abrió junto a Talcahuano y
Coquimbo como puerto al comercio externo. En 1822 se declara a Valparaíso como “puerto principal”,
sentando las bases de la ciudad próspera de los años venideros (Cavieres, 1988) y transformándose en la
puerta de ingreso a las primeras oleadas de una economía mundial marcada por la revolución industrial
(PLADECO, 2003).
24
Su condición de “puerto principal”, se
reflejó en un desarrollo económico,
comercial y cultural que dejó huellas
en la ciudad. A mediados del siglo XIX,
el país liberaliza su economía y con ello
Valparaíso comienza un auge
indiscutible. Esto atrajo población de
diversos orígenes (ver cuadro adjunto),
que se establecieron y aportaron una
nueva particularidad al crecimiento de
la ciudad, pues eran comerciantes y
profesionales liberales (Cavieres,
1988).
6.
Durante esta época, denominada por algunos como “Centralismo neo-mercantil”, Valparaíso fue capital
económica de la república, desplazando el rol de Santiago como articulador del espacio comercial de base
agraria por uno más complejo y moderno, derivando hacia una economía con arraigo en la minería y la
internacionalización de sus negocios (Rodríguez, 2008).
Los inmigrantes incorporaron ideas europeas a la ciudad, lo que combinado con su topografía, la
consolidó como una de las más particulares del país. A diferencia de otras ciudades de sello
decimonónico, con características ligadas a la colonia española, algunas áreas de Valparaíso poseen
muchas influencias centroeuropeas estéticas de raíz neoclásica e historicista-ecléctica (Sanchez y
Jiménez, 2011), asentadas en una geografía que proyecta la ciudad hacia el mar.
7.
Su crecimiento urbano se dio en torno a dos polos: uno es su centro original, el barrio La Matriz, donde se
establecen los primeros habitantes, y el otro es El Almendral, planicie también habitada tempranamente,
y que paulatinamente va ganándole terreno al mar. Desde allí se van poblando los cerros del anfiteatro.
25
8.
9.
Si bien Valparaíso no posee la plaza central del modelo hispano, un esfuerzo por implementarla fue la
construcción de la Plaza de la Municipalidad, alojando el Edificio del Cabildo y el Mercado de la ciudad, y
la plaza religiosa de la Iglesia de la Matriz, a media cuadra de distancia (Ciudad de Valparaíso, s/f),
construida en 1842 con arquitectura del período de transición colonial-republicano. Ésta combina
neoclasicismo con arquitectura criolla, lo que se puede observar por su planta basilical, gran volumen de
naves y materialidad de adobe (Sánchez, Jiménez, 2011).
Esta zona tuvo, durante el siglo XIX, el carácter introvertido de la ciudad en sus inicios. Además, en
“desmedro” de este centro de carácter más hispánico, durante la segunda mitad del siglo XIX se suman
hechos que la hacen perder relevancia. La construcción del ferrocarril entre Valparaíso y Santiago (1850-
1863), dinamizó la relación puerto-interior e introdujo las vías férreas. Además, estimuló el crecimiento
26
hacia el sector de El Almendral y cerro Barón. El Camino de Carretas fue perdiendo su importancia y, con
ello, la preeminencia del sector de La Matriz y plaza Echaurren (Postulación a UNESCO, 2001).
El auge económico de Valparaíso en la segunda mitad del siglo XIX incidió en su desarrollo urbano, pues
requería equipamiento para su actividad comercial y crecimiento demográfico. Entre 1840 y 1860 recibe
avances como redes de abastecimiento de agua y alumbrado público, se construyó la primera red de gas y
el ferrocarril urbano. Muchos fueron impulsados por empresarios extranjeros (Martland, 2002). Estos
avances responden al deseo de ser una ciudad modelo e incorporarse a la modernidad, en consonancia
con la mentalidad ilustrada decimonónica. Fue fundamental la gestión de Francisco Echaurren, quien
focalizó esfuerzos en el Plan, con equipamiento urbano y ensanche y regularización de las calles,
reforzando la alta valorización de los terrenos del Plan y la escisión socioeconómica con los cerros, los
que (a excepción de los cerros Alegre y Concepción) permanecieron al margen de la planificación
(Postulación a UNESCO, 2001).
A principios del siglo XX, hubo varios acontecimientos que amenazaron su auge. En 1906 un terremoto
seguido de un incendio la destruyó en gran parte. La primera reacción fue señalar que debía renacer una
ciudad moderna y un gran puerto comercial. El proceso de reconstrucción certifica lo que Vicuña
Mackenna formuló décadas antes: “Valparaíso se extingue y renace alternativamente, ganando en vigor y
majestad a cada período de muerte, seguido de espléndidas resurrecciones”. El reconocimiento
caracteriza la modernización urbana y la actitud porteña frente a las catástrofes. “La ciudad organizó su
devenir a partir de continuas transformaciones del paisaje construido, aquilatando a la destrucción más
como posibilidad que como dificultad” (Páez citando a Vicuña Mackenna, 2008). A pesar de su
renovación, no se logró revertir la tendencia descendente: importantes vecinos abandonaron la ciudad
por su inseguridad y estrechez (Rodríguez, 2008).
A inicios del siglo XIX irrumpió el modelo de Ciudad Jardín, que los ingleses implementaron en los cerros
Alegre y Concepción donde era posible vivir cerca de la naturaleza y ordenadamente. A medida que
Valparaíso se hizo más densa, a inicios del siglo XX, la búsqueda de nuevos espacios fue provocando una
emigración hacia Viña del Mar. La hasta hoy denominada “Ciudad Jardín” en 1911 disponía de mucho
terreno plano y para entonces, gracias al ferrocarril y el automóvil resultaba accesible (Sepúlveda, 2008).
Hacia 1914, nuevos hechos impactaron a la economía porteña y se les responsabiliza como causa de la
pérdida de centralidad de Valparaíso. Por un lado, durante la Primera Guerra Mundial las mercaderías
europeas comenzaron a escasear y ser reemplazadas por las norteamericanas, que no se adaptaron a las
condiciones de comercialización. Aunque después se superaron muchas de estas limitantes, Valparaíso ya
perdía su vinculación con el comercio mundial, por el descenso de las exportaciones salitreras. Por otra
parte, con la apertura del Canal de Panamá, las cifras de la actividad marítima descendieron, no obstante
que el comercio y la industria mostraron en la década del 20 estabilidad y recuperación (Rodríguez,
2008).
Durante los años 20, la economía de Valparaíso todavía fue sobresaliente por la persistencia del modelo
exportador: mientras en Chile prevaleció este modelo, las tendencias centralizadoras no pudieron
27
doblegar el dinamismo porteño. Sin embargo, en las décadas siguientes, se fortalece un modelo
presidencialista y se impuso el nacionalismo económico, que tras la crisis del salitre y la Gran Depresión
mundial reorientaron la economía, a una política de fomento industrial dirigida por el Estado mediante
préstamos de procedencia norteamericana. Así, el modelo primario exportador fue desplazado, lo que
significaba ajustes mayores para Valparaíso, inhibiendo su capacidad dinamizadora. El proteccionismo
estatista acrecentó el centralismo económico, alejando la economía chilena del mundo internacional,
factor al cual Valparaíso debía su prosperidad.
Hacia los años 50, el desplazamiento de las empresas y la población activa hacia la capital y otras
comunas se volvió constante. El puerto de San Antonio adquirió rango de puerto mayor privilegiado,
convirtiéndose en un serio competidor por la transferencia portuaria.
La fisonomía de la antigua área productiva o Plan se conservó por décadas sin transformaciones, salvo las
huellas del tiempo y la acción de incendios y terremotos, a los cuales la ciudad ya se había aprendido a
reponer, pero que en este tiempo ya no representaba una oportunidad de renovación (Rodríguez, 2008).
En resumen, el desarrollo de Valparaíso durante el siglo XIX da a conocer diversas situaciones que hacen
de la ciudad patrimonial un lugar extenso, no sólo focalizado en su centro original, sino que en todo El
Almendral y cerros del anfiteatro. Estas zonas fueron testigos de diversos contextos históricos que
generaron su configuración actual. Su condición de ciudad no fundada tiene relación con la carencia de un
ícono central. El Centro Histórico expandido de Valparaíso explica la evolución de situaciones y
momentos históricos relevantes en gran parte de su territorio. Su origen en La Matriz y el temprano
desarrollo en El Almendral, genera dos focos relevantes desde el inicio. La plaza Victoria, renovada en la
época de oro del siglo XIX, además de la consolidación de la plaza Sotomayor equilibra la relevancia
histórica de todo el Plan. El poblamiento de los cerros también es testimonio de esta época y la consolida
como ciudad anfiteatro, uno de sus atributos paisajísticos.
Además, su calidad de puerto hacia donde ingresa una gran cantidad de inmigrantes de muchos lugares
del mundo, rompe su timidez de origen, para dar paso a ideas innovadoras en su configuración urbana.
Haber sido testigo de adelantos como el ferrocarril, la construcción del puerto y el funcionamiento de los
ascensores que conectan con los cerros, la hacen una ciudad de eficiente “funcionamiento industrial”,
adelantada a su época (Germain, 2013).
Son estos los valores que recoge la UNESCO al denominarla Sitio de Patrimonio Mundial. Si bien el
objetivo de éste es un territorio acotado, lo cierto es que se puede extrapolar el Centro Histórico a una
extensa zona, lo que se refleja en las casi 900 hectáreas de Zonas de Conservación Histórica.
La ciudad se ubica a 119 km. de Santiago, representando territorialmente el 2,5% de la 5a región con una
población que constituye el 18,9% de ésta. La comuna cuenta con un 99,5% de población urbana.
Enfrenta el nuevo milenio con tendencia al desarrollo del sector servicios (PLADECO, 2003).
Económicamente, Valparaíso se ha estancado en su crecimiento respecto a otras comunas del área
28
Metropolitana. Las reformas introducidas desde mediados de los años setenta, expandiendo el comercio
exterior del país, tampoco han tenido un impacto visible. Este estancamiento contrasta con la expansión
de su entorno, manifestada en el crecimiento de Viña del Mar (Trivelli y Nishimura, 2010).
Como un intento por reactivar la ciudad, a principio de los noventa se trasladó hacia ella el Congreso
Nacional. Sin embargo, esto no implicó mayores efectos de regeneración del entorno, sino más bien
impuso un gran volumen sin sensibilidad para con la trama del barrio. A fines de esa década, se gesta la
idea de postular la ciudad a la UNESCO para su declaración como Sitio de Patrimonio Mundial. Además, el
año 2002 se crea la Comisión Presidencial Plan Valparaíso, para asesorar al presidente Lagos en la
formulación de políticas para su desarrollo. El decreto advirtió sobre “los problemas económicos y
sociales que afectan a los habitantes de Valparaíso” y “la conveniencia de dinamizar, desarrollar, y
embellecer la ciudad, promoviendo la radicación en el territorio de nuevos habitantes e inversiones (…),
sin perjuicio de fortalecer el turismo, la cultura y la actividad universitaria regional” (Ministerio del
Interior, 2002). También, fue nombrada capital cultural del país, además de intentar potenciarse como
ciudad universitaria.
En los años anteriores a la declaratoria (1992-2002) el área patrimonial de Valparaíso disminuyó un 33%
de su población residente y un 15% en el número de viviendas, reduciendo su peso relativo en relación al
total comunal (Trivelli y Nishimura, 2010).
Desde el punto de vista socioeconómico la Municipalidad de Valparaíso identifica 5 “focos de desarrollo”:
(1) marítimo-portuario, (2) educación e investigación, (3) servicios e instituciones públicas, (4)
inmobiliario y de la industria, y (5) turismo y cultura (PLADECO, 2003).
Respecto al foco turismo y cultura, la Comuna ha intentado desarrollar una oferta turístico-cultural
realzada por el valor patrimonial. PLADECO plantea que existen ventajas respecto a servicios culturales,
por la existencia de universidades y por el valor histórico y arquitectónico de muchos espacios públicos y
privados (PLADECO, 2003). Sin embargo, hoy los límites de la preservación con fines turísticos no
parecen tan claros, presentándose un tipo de desarrollo inmobiliario discordante a la preservación en
lugares cercanos a zonas protegidas. No obstante, en general, la declaratoria ha condicionado que no se
dé el desarrollo inmobiliario en densidad tal como en otras ciudades del país. Esta “escasez inmobiliaria”
forma parte de las dificultades económicas y administrativas de la Municipalidad.
Respecto al foco marítimo-portuario, hoy existen contingencias de diversa índole. La última acción que ha
provocado reacciones ciudadanas es la adjudicación por parte de la Empresa Portuaria de Valparaíso a
OHL Concesiones la explotación del régimen de concesión de la nueva Terminal 2 del Puerto de
Valparaíso (OHL Concesiones noticias, 2013). Este proceso que mejoraría la competitividad del puerto
(beneficio a nivel nacional), vaticina varios problemas: gran congestión del Acceso Sur, generación de un
puerto mono-productivo, estancándose el desarrollo de otras actividades productivas en calle Errázuriz,
bloqueo de corredores visuales hacia el mar desde el Plan y desde los paseos miradores que se
encuentran en la Zona Típica (Embajada porteña, 2013).. A pesar de existir posibilidades de un proyecto
que distribuya la capacidad del Terminal 2 de un modo menos agresivo, el temor es que quedaría parte de
la ciudad patrimonial detrás de una pared de contenedores (24 Horas Central, 18-03-2013). Las críticas
vienen también desde el Municipio. Según la Directora de Obras, esto se da a pesar de lo acordado en el
Cabildo de 1991, donde se estableció que el puerto debía crecer hacia el sur, despejándose el borde de
29
todo lo que no fuera actividad de transferencia y llevando varias de las actividades a La Pólvora o Placilla,
estrategia que el puerto no respetó nunca. Vuelven entonces hacia el norte, porque deben rentarle al
Estado una determinada cantidad por el agua que está bajo su concesión (Germain, 2013).
Otro proyecto que ha sido motivo de contingencia ciudadana es el Mall Barón, proyectado en el muelle
Barón, en pleno borde costero. Éste ya fue aprobado por la Dirección de Obras y forma parte de un
proceso iniciado en el marco de los proyectos Bicentenario, donde la Empresa Portuaria de Valparaíso
concesiona este terreno. El grupo Plaza se presenta como oferente de parte del terreno de la concesión y
con ello la proyección del controversial Mall Barón, hoy en día aprobado y esperando iniciar obras. Parte
de las críticas apunta a que traerá diversas externalidades de conectividad y usos propios de un mall en
un sector valioso de la ciudad. Se critica además que el borde costero se abra a través de un proyecto
privado y que el Estado no asuma ninguna responsabilidad en el tema (Iván Poduje, 24 Horas Central,
2013). Según la Directora de Obras, el Estado propició que este lugar debía ser rentable y no un espacio
público neto (Germain, 2013). Es decir, facilitó la proyección privada lo que indirectamente favorecería a
la economía de la omuna y el gobierno local.
Un hecho contingente del último tiempo, y que revela otro de los problemas de Valparaíso, es el gran
incendio del cerro Rodelillo en 2013. Más de 3.500 familias viven en condición de toma en la parte alta de
los cerros de Valparaíso. La geografía y orientación de las quebradas, junto a la presencia de basurales
que sirven de combustible, propicia grandes incendios con pequeños orígenes. La condición de estos
lugares requiere de financiamiento, provisión de agua, etc. demandando un gran gasto al municipio,
institución que ya cuenta con pocos recursos en comparación a los problemas urbanos que Valparaíso
presenta.
En respuesta a lo anterior, en el último tiempo se han ido radicando ciudadanos críticos de los procesos
urbanos: geógrafos, arquitectos, entre otros profesionales, han conformado una sociedad activa y
propositiva en cuanto a los temas que atañen hoy en día a Valparaíso.
30
3.3. Diagnóstico del aspecto espacial
31
Valparaíso puede clasificarse de acuerdo a sus zonas tipológicas y de uso en relación a las características
geográficas, en “Plan, Pie de Cerro y Cerro”. Desde el punto de vista de sus bordes, las zonas se pueden
clasificar en “Borde Mar, Borde Acantilado y Borde Cima” (PLADECO, 2003). La topografía condiciona los
patrones de ocupación, las vistas, y el acceso a los servicios, incidiendo en el precio del suelo de cada
sector.
El plan posee edificaciones de la era de oro de Valparaíso. Algunas torres contrastan con casonas y
grandes edificios originalmente de vivienda convertidos en residenciales, y locales comerciales,
predominando la fachada continua y una mezcla de albañilería, quincha, y hormigón. Las edificaciones
antiguas del plan, generalmente deterioradas, poseen alturas de cuatro y cinco pisos con altos techos.
Concentra actividades productivas de bienes y servicios, siendo la función habitacional muy menor
(PLADECO, 2003). Es posible relacionar el deterioro ambiental del plan a un cierto
sobredimensionamiento de su función de equipamiento y servicios. No existe mercado para su entera
destinación a esta función (De Amesti, 2013).
El Pie de Cerro posee escalonamientos de viviendas de altura media (2 a 4 pisos) y fachada continua,
curvada siguiendo las calles. Si bien acá predomina la función residencial, existen establecimientos
comerciales en los primeros pisos y almacenes de barrio (PLADECO, 2003).
En el Cerro hay pendientes mayores y casas colgantes, que se convierten en grupos de casas
acompañadas de escaleras. La imagen es un collage de fachadas de colores distintos, mezcladas con
barrios de chalets que hablan de los primeros habitantes de los cerros, que ocuparon los lugares más
aptos para construir. Barrios de pasado inglés y victoriano, con fachadas estucadas y cielos de zinc.
4.
En cuanto a la estructura según sus bordes, el Borde Mar establece un espesor entre la orilla del mar y la
ciudad, el Borde Acantilado constituye la primera cima conquistada por la ciudad desde su estrecho Plan
y primera expansión histórica de la urbe, y el Borde Cima es el límite visible de la cuenca geográfica
(PLADECO, 2003). Respecto a esta lectura, existe una estrategia urbana desde el Cabildo del año 2000 que
planteó la importancia de recuperar los bordes que la estructuran.
32
Con el objeto de prescindir del
acceso vial al área portuaria a través
de la costanera se realizó el Acceso
Sur, desde el camino La Pólvora,
ubicado en el Borde Cima, hasta el
puerto. En el Borde Cima se planifica
reinstalar la industria que
Valparaíso fue perdiendo en las
últimas décadas.
13.
Para recuperar el Borde Mar se generaron proyectos Bicentenario, donde destaca la recuperación del
sector de la caleta Portales, el borde costero Barón-Bellavista., el Muelle Prat,, la caleta El Membrillo, el
camino Laguna Verde, etc.
Se observan esfuerzos previos a la declaratoria de la UNESCO, relacionados con una renovación urbana
general, coherentes con el proceso de puesta en valor del patrimonio. Mientras el proyectos Acceso Sur
permite una descongestión de las zonas céntricas, los proyectos del borde costero se conciben con el
objeto de recuperar el borde-mar como atributo habitable.
La descripción de los diversos escenarios en los que se va gestando la imagen actual de Valparaíso
permite comprender las transformaciones urbanas y las incidencias de los instrumentos asociados al
proceso. Su mencionada condición de estancamiento económico, además de las potencialidades de su
patrimonio construido, natural e intangible, han sido vistos como oportunidad por los gobiernos de esta
década para ser potenciada como ciudad de importancia nacional e internacional. Para ello, se ha
incrementado la inversión en mejoramiento urbano, obras emblemáticas, servicios para el turismo, etc. A
continuación, se caracterizan los instrumentos utilizados para la protección y rehabilitación del
patrimonio urbano de la ciudad.
33
4. Transformaciones en el tejido urbano de Valparaíso
“En el tiempo reciente, la combinación del ritmo de crecimiento, la especialización espacial, (…) la
utilización del espacio urbano como dispositivo del mercado, ha generado en Valparaíso mutaciones cuya
naturaleza y escala eran desconocidas anteriormente: poniendo en duda la vigencia de la ciudad
heredada, tanto en su significación funcional, social y económica, como en su aspecto material,
morfológico y arquitectural.” (Undurraga, P., 2010)
Según esto, el proceso ha derivado en transformaciones inadecuadas funcionales y físicas de las áreas
protegidas; con intervenciones urbanas y arquitectónicas ´escenográficas´ y alteraciones sustanciales del
tejido social de los barrios, producidos por cambios abruptos de usos de suelo, erradicación de residentes
y saturación de capacidades de carga.
En términos cuantitativos, el proceso se inicia con una población comunal que entre 1992 y 2002 perdió
una población de 6.566 habitantes, decrecimiento que fue mayor en el Sitio Patrimonial. A juicio de
Trivelli y Nishimura, la declinación demográfica de la comuna fue condicionada por una declinación en su
dinámica económica. Además, a nivel comunal, la desocupación aumentó en alrededor de 4,5 puntos
porcentuales en el período intercensal (Trivelli y Nishimura, 2010).
Sin embargo, los resultados del Censo 2012 muestran un leve crecimiento de la población residente
comunal, con una variación positiva de 6,5 puntos porcentuales dentro de un 19,1 promedio de la
provincia, indicando un crecimiento significativo de viviendas, con una variación intercensal de 10,4
puntos porcentuales. Esto se puede explicar por el incremento de construcciones en altura en zonas
exteriores a las Zonas de Conservación Histórica.
34
14.
Luego de realizar varios recorridos en terreno se seleccionaron estas tres zonas indicadas, ya que poseen
formas particulares y representativas de mostrar las transformaciones en la ciudad patrimonial:
• Zona 1- Barrio puerto y La Matriz, plaza Echaurren, donde se observa una ciudad más deteriorada
y en estado de abandono al menos en lo que respecta a lo construido.
• Zona 2- barrio Cerro Concepción y Alegre, plaza Aníbal Pinto que se observa como la más
transformada ambiental y socialmente, con gran presencia de turistas, tanto extranjeros como de otras
ciudades, además de muchos inmuebles de equipamiento turístico (restaurantes, cafés, hostales, hoteles y
tiendas boutique).
• Zona 3- Almendral cerca de avenida Argentina y Cerro Barón. Se observa en una primera instancia
con transformaciones significativas en cuanto al tipo de construcción y tipo de comercio.
La selección de zonas está dentro del “centro histórico” tomando la definición de Carrión: al centro
histórico “solo se lo puede entender desde la perspectiva holística (círculo y perímetro incluido,
concebido como lugar en relación con lo histórico)”. Espacialmente entonces, se entiende que el centro
histórico no abarca solo el centro definido desde lo espacial ni de origen, sino que gran parte de la ciudad,
que es testimonio de épocas y desarrollos relevantes en su historia. Cada zona identificada pertenece al
centro histórico (identificado por el IPT como Zona de Conservación Histórica) y representa el espacio, y
el tiempo relacionado a lo histórico.
35
5.1. ZONA 1. Barrio Puerto- La Matriz y Plaza Echaurren.
Uno de los valores más relevantes de este sector es ser el punto original de una ciudad que no fue
formalmente fundada, constituyendo un lugar de gran valor histórico, estético y sobre todo simbólico.
Aquí se establecieron los primeros habitantes (Pladeco, 2003). Además aquí se encuentra la plaza
Echaurren, que según la postulación a la UNESCO, constituyó un esfuerzo por implementar una plaza
central hispana (no existente en la ciudad) denominada originalmente como Plaza de la Municipalidad.
Esta zona de gran valor histórico y perteneciente íntegramente a la Zona Típica y Sitio de Patrimonio
Mundial ha conservado su carácter de barrio popular, analizando el período posterior a la declaratoria.
Sus edificaciones están físicamente deterioradas, y permanecen sin renovarse funcionalmente como en
otros sectores del Sitio. Sin embargo, sí se observa una renovación de los espacios públicos, como en calle
Serrano y pasaje Goñi, ambos con el sistema eléctrico soterrado, nuevas luminarias y pavimentos (Imagen
23). Esto también se puede observar en la plaza Echaurren y el entorno de la iglesia La Matriz. Este
mejoramiento no ha repercutido en los inmuebles del barrio, muchos de ellos en un precario estado de
conservación. Entre éstos, están el edificio Liberty, el Mercado Puerto, el edificio Estoreca y el malogrado
edificio Subercaseaux, de calle Serrano. Sobre la restauración de los espacios públicos la actual dueña del
almacén “La Yolanda” ubicado en la plaza La Matriz manifiesta: “nosotros teníamos una calle común y hoy
la cambiaron por adoquines” y debido a ello se nos inunda todo”. Por otra parte: “para poder poner una
luz de seguridad debo pagar diversos permisos municipales lo cual es una molestia”.
36
16.
37
19. 5.
La zona conserva su calidad de barrio popular. Esto se observa en las fotografías del pasaje La Matriz
contrapuestas (1998 - 2012). Éste concentra actividad de comercio informal y presencia de movimiento
de residentes en el espacio público.
6. 7.
38
El Mercado Puerto, adquirido por la Municipalidad a través del PRDUV, sufre las consecuencias de la falta
de recursos para su preservación sostenida. Éste se encuentra clausurado desde el terremoto de 2010 por
daños estructurales. En este sentido se cumple lo señalado por Rojas de que esta acción pública por sí
sola, no conduce a resultados sustentables dada la asimetría de intereses que impide destinar grandes
recursos públicos a la preservación (Rojas, 1999).
A excepción del supermercado Santa Isabel y la renovación del edificio del DUC, las transformaciones aquí
se relacionan con una renovación funcional y estética de los espacios públicos más que con una
transformación de inmuebles y usos de éstos. Ello se manifiesta en la renovación de la plaza Echaurren, el
39
mejoramiento de la calle Serrano y pasaje Goñi (ambas acciones del programa de Mejoramiento de
Espacios públicos MINVU).
Respecto al deterioro de los inmuebles, existen diversas razones posibles. Los grandes tamaños de las
propiedades implican una menor proporción de propietarios interesados en invertir. Además, su
mejoramiento requiere una inversión mayor, dada su parte baja tradicionalmente comercial y población
económicamente más empobrecida. Según Paz Undurraga “los segundos pisos se estaban usando como
apoyo al comercio. Esto es arma de doble filo porque, por un lado, se cierra el comercio y se deshabilita
toda la propiedad y por otro no demanda al propietario ninguna mantención. El esfuerzo necesario es
mucho más grande y debe hacerlo el sector público” (Undurraga, 2012).
Desde el punto de vista social, se cree que en este barrio la convivencia no es muy fluida con los turistas,
por lo estigmatizado que está. “En el Centro de Estudios para el Desarrollo Urbano Contemporáneo
tenemos una residencia de apoyo, pero también arrendamos a turistas, y cuando ellos llegan, el taxista les
dice que es peligroso (…). En general acá el privado invierte menos debido a la dificultad de hacerlo
porque ello es difícil para un segmento más bajo” (Undurraga, 2012).
40
La preservación inmueble del Sitio de Patrimonio Mundial y la Zona Típica cumple lo establecido por
Rojas 1999: la transferencia del costo de preservación a los propietarios impide a veces cumplir el
objetivo dado el alto costo que implica la preservación de inmuebles antiguos. El pobre estado de
conservación de muchos inmuebles protegidos por ordenanzas es prueba de esta aseveración (Rojas,
1999).
Respecto al deterioro ambiental de la zona hay que considerar una pérdida histórica de preeminencia.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la construcción del ferrocarril Valparaíso-Santiago estimuló el
crecimiento urbano hacia el sur oriente. El Camino de Carretas fue perdiendo importancia y, con ello el
sector perdió preeminencia (Postulación a Unesco, 2001). Se analiza que esto ha perdurado hasta hoy.
Además, la estigmatización social no sólo ha sido a nivel del Plan, sino que de los cerros aledaños Santo
Domingo y Toro. Existe en estos cerros (los más antiguos de la ciudad) una intrincada trama de calles, que
no admiten una legibilidad del barrio ni mayores vistas, además de un escaso movimiento de gente en las
calles, lo que produce alta percepción de inseguridad. Se analiza que este es un factor influyente en el bajo
interés de los privados por invertir en el barrio.
41
5.2. ZONA 2. Cerro Alegre- Cerro Concepción- Plaza Aníbal Pinto
Uno de los valores históricos relevantes de la zona es que fue el lugar donde se establecieron los primeros
ocupantes extranjeros (principalmente ingleses y alemanes). La intención de estos residentes fue vivir
alejados del Plan, de su abigarramiento y bullicio, en contacto con la naturaleza y el paisaje. Ello se
aprecia en una arquitectura residencial tradicional con estilos inglés y alemán, con pequeños jardines y
jerarquía de los espacios intermedios tales como corredores, galerías y balcones, que acentúan la relación
con el entorno inmediato y el paisaje (Postulación UNESCO, 2001). Este hecho hace relacionar este
entorno con una manifestación adaptada de ciudad jardín.
Este barrio es quizás el más trasformado desde el punto de vista ambiental y social. De vocación
originalmente residencial, hoy es muy visitado por turistas extranjeros y nacionales y posee muchas
edificaciones restauradas y habilitadas con usos de orientación turística. Esta nueva funcionalidad ha
transformado el espacio urbano con la conservación y renovación del carácter paisajístico.
Perteneciente al Sitio de Patrimonio Mundial, existe aquí una saturación de usos turísticos, evidenciado
por la congestión vehicular y el gran flujo durante los fines de semana, versus la ausencia de flujo
observada los días de semana. Y, como establece Carrión, el turismo produce una rehabilitación para una
población foránea que no genera adscripciones sociales frente al sitio, porque está en tránsito y no tiene
compromiso con el lugar (Carrión, 2000).
42
Según Gonzalo Undurraga, “(…) El desarrollo del turismo es el impacto más fuerte acá. Se ha
incrementado una población de turistas que buscan países de la Lista de Patrimonio Mundial, lo que se
refleja en la calle, con gente de todos lados que antes no venía. En cuanto a las transformaciones del
desarrollo inmobiliario o del espacio público, (…) se fue concentrando en la zona de mayor interés
turístico que es el cerro Concepción y Alegre (…). Ha habido gentrificación” (Undurraga, 2013).
43
Algunas de las transformaciones en esta zona están relacionadas con el alza de los precios de suelo. Por
ejemplo, el caso de la librería Ivens, con 60 años en la plaza Aníbal Pinto. Una entrevista hecha a Víctor
Hugo Bustamante, actual arrendatario de local, dice: “Valparaíso ya no es de los porteños. (…) Vas al cerro
Alegre y hay más gringos que chilenos y santiaguinos que porteños. La gente no duerme por los pubs
(…)”. El edificio de la librería fue comprado por una inmobiliaria para aprovechar la ubicación en el casco
histórico, a los pies del cerro Concepción, subiendo el arriendo del local de $650.000 a $2.300.000.
Agrega, “El capital se está comiendo la cultura, la historia, el patrimonio de la humanidad (…). La
inmobiliaria compra a 50 para arrendar a 100. Probablemente en este lugar se instale una sucursal de
telefonía móvil” (La Nación, 2012).
44
Al respecto de la gentrificación en esta zona, dice: (…) siendo el casco histórico un lugar abandonado
durante años, de pronto se vuelve interesante para inversionistas (…) Esto genera un problema social,
porque si un caserón mantenía a varias familias, al ser comprado este edificio, le suben el arriendo a la
familia, quedando fuera del sistema (…) (La Nación, 2012).
A juicio de Ulises Vives, residente del cerro Barón, “en esta zona se da una situación especial, porque
siempre ha estado el extranjero, que son quienes lo disfrutan, pero que ahora es turista. Se llenó de
servicios acordes a lo que se les puede cobrar (…). Se ha ido gente (…), a alguien que arrendaba en el
cerro, posiblemente el dueño le pidió la casa para rehabilitarla y básicamente lo echaron, o la casa se
rehabilitó y posteriormente le subieron el arriendo. Muchos lo vimos venir y no hicimos nada al respecto”
(Vives, 2013).
Esta zona está reactivándose con el movimiento de los inversionistas y también con préstamos FOSIS
para el emprendimiento local. Según Roberto Barría, “lo que ocurre es que acá se encontraba la persona
con empuje y con capacidad de manejo de la economía de la ciudad constituyéndose un tipo de sociedad
que no abandonó. En cambio en otros cerros, donde la mezcla no era tan heterogénea, no fueron capaces
de generar una evolución de su entorno. Allí donde el nivel socioeconómico era inferior, empezó el
deterioro” (Barría, 2012). Se analiza que esta aseveración concibe al espacio dependiente de lo social,
donde la organización territorial es explicada a partir del reflejo de la estructura social en éste (Carrión,
2000).
Según Leticia Opazo de Asesoría Urbana: “(…) La Zona Típica es relevante para el sustento de la ciudad
aunque su vocación original de puerto no se puede desconocer. Pero si se observan otras ciudades que se
han desarrollado, no es porque han seguido potenciando el puerto, sino porque han logrado sacarle
provecho al potencial turístico. De este modo la Zona Típica tiene que seguir su vocación de motor
turístico” (Opazo, 2013).
45
46
5.3. ZONA 3. El Almendral próximo a la Avenida Argentina y sector Barón.
Esta relevante zona de Valparaíso es el acceso principal a la ciudad, conectándose tanto con la Ruta 68,
como con la avenida España (que la une con Viña del Mar). Posee un tipo de transformación urbana que la
distingue del resto de la ciudad antigua. Si bien predominan las acciones privadas, lo cierto es que
continúa siendo una Zona de Conservación Histórica con varios Inmuebles de Conservación y
monumentos históricos. El interés por analizar el sector despierta porque concentra un tipo de desarrollo
no presente en el resto de la ciudad antigua. Supermercados, retail y ferias conviven con usos como el
Congreso Nacional, automotoras y talleres mecánicos. Aquí se instala tres veces a la semana la tradicional
feria de la avenida Argentina, congregando una buena cantidad de transeúntes. En los cerros se observa la
presencia de desarrollos inmobiliarios con edificaciones en altura, que sobresalen de la línea de cielo
media del resto de la ciudad.
47
A juicio de Gonzalo Undurraga “El despoblamiento de Valparaíso comienza a revertirse atrayendo a
privados que empiezan a darle un desarrollo a esta zona desconocido para la ciudad. Lo que sucede acá es
un calentamiento de suelo”. Se instalan automotoras y supermercados en grandes paños, cambiándole la
plusvalía al suelo, pero para fines que no son habitacionales ni generan inercias, sino que liquidan el
espacio público. Y más arriba de las zonas protegidas está lleno de torres, porque se dan cuenta de que es
rentable. Se relaciona con este nuevo habitante que busca la parte histórica y expulsa a los antiguos que
se van a vivir a estos departamentos porque pueden comprarlos con crédito (Undurraga, 2013).
Según los actores municipales entrevistados, la primera iniciativa de protección del Patrimonio
desarrollada por el municipio fue la regulación de las alturas de El Almendral. A juicio de la Directora de
Obras Adriana Germain, el patrimonio más relevante de Valparaíso es la vista desde sus cerros. Por ende,
48
se comenzó a regular alturas para salvaguardar este atributo de la ciudad, en una zona que
tempranamente desarrolló edificaciones en altura, probablemente debido a su privilegiada conectividad y
cercanía con los servicios. Se observa en un principio un rol indirecto de El Almendral en cuanto a la
preservación del patrimonio.
Según Germain, la conformación de esta zona es reflejo del ´moderno´ funcionamiento de Valparaíso a
través de las transversales urbanas que son las quebradas existentes. Es la ciudad portuaria industrial del
siglo XIX, que tenía los ferrocarriles, ascensores, sistemas de cauces, tranques, acueductos, etc. Es decir,
hay un pensamiento para que la ciudad funcione como una máquina que es el mayor patrimonio que hay
(Germain, 2013). Vale destacar que durante la urbanización ascendente del Almendral consolidada el año
1910 las calles fueron ampliadas (tanto longitudinales como transversales), y entre ellas está la avenida
Argentina. Además, los cauces fueron desviados o abovedados para mantener higienizado el Almendral,
evitando las inundaciones que lo aquejaban. El estero de las Delicias fue desviado hacia la quebrada de la
Cabritería, construyéndose en su lugar un cauce abovedado, que permitió la pavimentación de la Avenida
Argentina convirtiéndose en una importante arteria del Almendral. Ello permitió que fuera ”un barrio
más cómodo, higiénico y bien delineado, y tener un trazado mejor organizado”, fundamento clave de la
retórica de la modernización de la ciudad (Sepúlveda, 2009).
El Almendral se caracteriza por una función más que nada comercial y de equipamiento. A juicio del
arquitecto Félix di Amesti, es una zona que está sobredimensionada para ser un lugar exclusivamente
dedicado a este uso y considera fundamental la aparición de usos habitacionales para frenar su deterioro.
Los barrios comerciales se deterioran porque no hay quien los administre (De Amesti, 2013).
Según Leticia Opazo, aquí debiese darse una vivencia más amigable entre el comercio y la vivienda que
fue lo característico que tuvo alguna vez, recordando que este era un barrio residencial, donde convivían
49
la aristocracia, la emergente clase media y los sectores populares, además de los usos financiero,
industrial, comercial minorista, administrativo, cultural, religioso y de servicios (Sepúlveda, 2009).
Pero a juicio de Leticia Opazo existen actividades que el regulador debe controlar, hay que inducir otros
usos. El otro desafío, es la economía débil y “la toma de los espacios públicos”, por el comercio informal,
falta trabajar con ellos, y propiciarles nuevos emprendimientos. En Valparaíso hay dinámicas de barrio
que coexisten, pero El Almendral en algún momento se transformó en terreno de nadie, perdiéndose el
vínculo de protección con el espacio público (Opazo, 2013).
La visión de esta zona del Centro Histórico es bastante más “desarrollista” que en los demás polos
observados. El “calentamiento de suelo” al que se refiere Undurraga es real, dadas las acciones
territoriales que se observan. En general, El Almendral posee una vocación mucho más funcional, pues
constituye el bastión del Valparaíso industrial con su creación en base a ganarle territorio al mar y como
antesala del Puerto. Posee además las dicotomías propias de la preservación por parte de actores
públicos, por cuanto presenta un deterioro considerable de sus estructuras físicas, recordando que ésta
es una de las debilidades de las normativas de preservación.
Se observa una escasa inversión pública dirigida a la preservación, además de intervenciones privadas de
gran magnitud, donde queda de manifiesto que “La limitación del mercado para valorar el patrimonio (…)
es su incapacidad de asignar recursos a la preservación de patrimonio de valor no únicamente de uso”
(Rojas, 1999), lo que puede explicar la dudosa calidad arquitectónica de intervenciones como el
supermercado Jumbo, que utiliza la fachada del antiguo gasómetro, o los inmuebles deteriorados por usos
como los talleres mecánicos.
50
26.
De acuerdo a lo mencionado por diversos actores institucionales entrevistados, el valor de esta zona es
bien distinto a las demás zonas estudiadas. Históricamente ha estado relacionado con una vocación
funcional ya que:
• Fue creado artificialmente con la necesidad de ampliar la planicie y poder mejorar la conectividad
de la densa ciudad del siglo XIX.
• En él se representan los atributos funcionales naturales de la ciudad (transversales urbanas,
espacios públicos como desembocadura de los cauces etc.
• Convergen la conectividad longitudinal y transversal de la ciudad.
Con ello, algunos actores ven la oportunidad para desarrollar instancias en las que la mixtura de usos se
dé propiciando los usos habitacionales con la idea de frenar el avance de los asentamientos periféricos de
la ciudad, que presentan un riesgo por cuanto se ubican en quebradas (Subsidio de Densificación del
Programa de Recuperación Urbana de El Almendral) (Opazo, 2013).
51
.
52
5. Instrumentos relevantes para la puesta en valor del patrimonio en
valparaíso y análisis de sus enfoques
Desde los años noventa, Valparaíso inició un proceso de recuperación urbana, destinando la ciudad a ser
observada “bajo la lupa del patrimonio” (Barría, 2012) hecho que se consolidó luego de que su casco
histórico fue declarado Sitio de Patrimonio Mundial.
Las potencialidades de su patrimonio construido, natural e intangible, han sido apreciados como
oportunidad por los gobiernos de la década para ser potenciada como ciudad de importancia nacional e
internacional.
Bajo esta perspectiva y ante una ciudad físicamente deteriorada, se busca captar recursos y generar
lineamientos para su adecuada aplicación en el territorio. Así, hoy en día se han implementado
instrumentos de planificación territorial, de gestión, rehabilitación e inversión, cuyo objetivo es la
protección y recuperación del patrimonio urbano.
Además de éstos, Valparaíso cuenta con el Plan de Desarrollo Comunal (PLADECO) del año 2003, que
establece lineamientos generales además de proyectos que cumplan con una imagen objetivo. También, el
Plan Regulador Comunal de 1989, el cual ha sufrido varias modificaciones, en las que se han ido
incrementando las áreas de valor patrimonial.
Instrumento de carácter indicativo que luego de un proceso participativo, propone como imagen objetivo:
“Valparaíso, centro innovador, integrado al mundo, abierto al conocimiento, la cultura y el patrimonio,
fundado en su capital humano” (PLADECO, 2003). En virtud de ésta, establece políticas, de las cuales vale
destacar algunas que con sus programas y proyectos van plasmando la estrategia de la puesta en valor del
patrimonio:
Política I: Valparaíso se integra al escenario local, regional, nacional y mundial en los ámbitos económico,
cultural, político y social.
Otro objetivo es planificar la conservación del patrimonio edificado, urbano y social, para lo cual se crean
los Programas de Mejoramiento de Mercados en Barrios Históricos y de Gestión de Espacios Culturales
Municipales, con proyectos ejecutados como el Centro Cultural Ex-Cárcel y la restauración del edificio
Severín y otros aún en carpeta como la restauración del Mercado Puerto, inmueble adquirido por la
Municipalidad de Valparaíso.
Además, para utilizar eficientemente los espacios públicos de barrios patrimoniales, mejorando su diseño
urbano e infraestructura y desarrollando su valor turístico, está el Programa de Recuperación de Espacios
Públicos Patrimoniales, que propone el mejoramiento de pasajes como Gálvez y Fischer y calles de los
cerros Concepción y Artillería (PLADECO-IMV, 2003).
La instrumentalización de las políticas descritas, presentan coherencia entre sí y con el resto de los
instrumentos analizados, siendo posteriormente proyectos ejecutados por instituciones como el MINVU o
el Plan de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso.
Se analiza respecto a la imagen objetivo propuesta: “Valparaíso, centro innovador, integrado al mundo,
abierto al conocimiento, la cultura y el patrimonio, fundado en su capital humano” Si bien se dirige al
carácter cultural y patrimonial de su edilicia, alude también a la innovación y la conexión con el resto del
mundo, que es una característica de la globalización valorada hoy en día por la UNESCO. Ello deriva en el
dilema de la planificación en ciudades patrimoniales: la compatibilización entre la preservación y el
desarrollo de la ciudad. También alude al capital humano, esto es, el desarrollo y preservación de la
ciudad, tomando en cuenta a la comunidad en la que se fundan sus valores. Muestra un deseo de renovar
el acontecer urbano en relación al conocimiento, la cultura y el patrimonio. Se interpreta una necesidad
de recobrar su condición de ciudad pionera del siglo XIX. Este instrumento valora el uso del patrimonio, al
plantearlo como un recurso estratégico generando turismo como actividad económica, dado que los
objetivos de las políticas revisadas apuntan a “gestionar, promover y facilitar el desarrollo de actividades
productivas y de servicios no tradicionales” (PLADECO-IMV, 2003). Por su parte, la Directora de Obras
Municipales plantea respecto al valor patrimonial de la ciudad que: “Valparaíso debería tener una
mentalidad innovadora y propositiva, que pasara por encima de todo lo que hay, reconociendo además el
patrimonio del siglo XXI. El patrimonio no es algo muerto, sino que hay que construirlo cotidianamente”
54
(Germain, 2013). En su idea se ve plasmada la integrista idea de Paisaje por cuanto acepta el vínculo
necesario entre lo antiguo y lo nuevo. Plantea además que es una ciudad industrial ´pensada como
ingeniero´. Hoy se toma como testimonio de eso, la edificación que representa la antigua integración
europea. Pero la ciudad industrial del siglo XIX tenía los ferrocarriles, ascensores, todo el sistema de
cauces y de tranques, acueductos etc. A su juicio, ese es el mayor patrimonio y no se ha rescatado. Su
aseveración comunica una visión de patrimonio que valora los referentes amparados por el paradigma
funcionalista.
Sus acciones enmarcadas dentro de las políticas, apuntan tanto al funcionalismo, con proyectos para el
óptimo funcionamiento urbano respecto a las condiciones actuales, adecuando la centralidad a las nuevas
condiciones de la ciudad. Además propone lineamientos para el desarrollo económico de la ciudad.
El Plan Regulador Comunal original corresponde al año 1989. En la época ya comenzaba a proteger
atributos, generando restricciones de vistas, reconociendo miradores en el camino cintura con una
protección de 100 metros delante de ellos, aunque sin mayores análisis de densidad. En los años noventa,
se incorporó una regulación de alturas que pudieran afectar a los potenciales miradores, estableciéndose
un rango entre 21 y 36 metros de altura en el Plan para asegurar las vistas públicas (Opazo, 2013). Así se
aprobaron en 1997 un Seccional de Preservación de Vistas de Paseos Miradores y, coincidente con los
primeros intentos de postular Valparaíso a la UNESCO, un Seccional de Preservación de Inmuebles y
Zonas de Conservación Histórica (PRC Ordenanza Refundida, 2008). Esto plantea el enfoque
conservacionista de los elementos persistentes en las áreas históricas de la ciudad, cuya identificación
revela la envergadura de su valor histórico y resguarda las vistas urbanas y edificios patrimoniales
expuestos a la demolición o intervenciones de dudosa calidad en áreas patrimoniales (Jiménez, 2010).
Después, con la declaratoria (2003), se establecieron seccionales de patrimonio, donde lo que comenzó
como Zona Típica (40 hectáreas aprox.), terminó siendo una gran Zona de Conservación Histórica de
alrededor de 900 hectáreas. Primero, se graficó un área con algunos de los cerros del anfiteatro, desde el
Plan hacia el camino cintura, el año 2004, agregándose posteriormente El Almendral, Placeres, Esperanza,
Playa Ancha y la población San Juan del Puerto, siempre en torno a la bahía, donde se reconoce el
patrimonio urbano (Opazo, 2013).
La declaratoria como Sitio de Patrimonio Mundial zonifica inicialmente lo que se grafica a continuación,
específicamente el sector del Barrio Puerto y La Matriz, además de la plaza Sotomayor, muelle Prat, barrio
financiero, plaza Aníbal Pinto, cerros Alegre y Concepción. Éste corresponde a un área aproximada de 23
hectáreas (Plan de Gestión Patrimonial, s/f).
55
29.
Tanto el Sitio como su Zona de Amortiguación están protegidos por los marcos regulatorios para la Zona
de Conservación Histórica y Zona Típica, sectores que a su vez contienen Inmuebles de Conservación y
Monumentos Históricos. Dentro del instructivo de Zona Típica se establece que “El paisaje natural, en
general, sólo será objeto de iniciativas de recuperación, cuando no altere su estado natural y/o cuando
potencie sus valores ambientales originales. El paisaje cultural (construido) siempre será tratado en
forma integral” (Trivelli y Nishimura, 2010).
Se establece además que el patrimonio de la ciudad se ubica mucho más allá de los edificios y se hace
ineludible valorar sus cerros, los que destacan como lugares de interés patrimonial y turístico (PLADECO-
IMV, 2003). En coherencia a este punto, se observa la progresiva ampliación de la zonificación de
protección en la ciudad.
56
La actual Ordenanza cautela que las intervenciones insertas en la ZCH no rompan con las condiciones que
le han permitido a dicha zona su reconocimiento como tal (Plan Cerro, 2013). Se pretende preservar la
“autenticidad del bien”, que es el conjunto de características de valor arquitectónico, espacial,
tecnológico-constructivo, que originan la calidad patrimonial y cultural de un inmueble, conjunto
arquitectónico, espacio urbano o área histórica. Estos caracteres individualizan el bien y son respuesta a
las condiciones ambientales, tecnológicas, sociales, económicas y culturales de la época determinada que
surgen (Art. 14, PRC).
La ordenanza actual define las siguientes Zonas de Conservación Histórica, de mayor relevancia para la
investigación (PRC Ordenanza Refundida, 2008):
• Zona de Conservación de Entorno de Plazas del Plan (ZCHI)
• Zona de Conservación Histórica del Plan (ZCHP)
• Zona de Conservación Histórica del Acantilado y Pie de Cerro (ZCHA)
• Zona de Conservación Histórica de los Loteos Fundacionales de los Cerros del Anfiteatro (ZCHLF)
• Zona de Conservación Histórica Almendral Victoria (ZCHAL-V)
• Zona de Conservación Histórica Almendral Barón (ZCHAL-B)
El Plano PRV-02, grafica como zonas de preservación todas las áreas verdes y plazas en que se ubican
espacios, edificios, instalaciones y monumentos, cuyas características físicas deban ser preservadas por
su valor ambiental y/o cultural. Además se han incorporado en esta categoría todos los paseos miradores
de uso público, monumentos históricos, zonas típicas, entornos de las plazas del Plan y los ascensores
(PRC Ordenanza Refundida, 2008).
Tanto la ZCHAL-V como ZCHAL-B, admiten una mayor mixtura de usos. En esta última, la norma es más
permisiva en cuanto al desarrollo de actividades que posiblemente rompen con el “esquema patrimonial”
que se presenta en las demás zonas (admitiendo reparadoras y locales de venta de autos). Se observa
además una baja presencia de inmuebles residenciales, y un deterioro tanto de las estructuras físicas de
los inmuebles, como del espacio urbano.
El área más restrictiva en cuanto a usos de suelo, y dado su carácter más residencial es la zona ZCHLF,
admitiendo igualmente hoteles de escala menor y diversos usos complementarios, además de
equipamiento de salud y educación. Allí se concentran hoteles boutique y locales de servicios turísticos y
de ocio, como cafés, bares y restaurantes, concentrándose con más fuerza en las zonas del cerro Alegre,
Concepción y Bellavista.
Los usos establecidos por el Plan Regulador, pueden ser un factor relevante en el desarrollo desigual de
las transformaciones urbanas en las Zonas de Conservación Histórica. Aun cuando se aprecia que la
regulación de los usos de suelo otorgados no cumple cabalmente con el rol de conservar el carácter, se
observa que el instrumento tiene una tendencia conservacionista en algunos sectores.
57
31.
Los seccionales tienen aquí dos objetivos fundamentales: el control de alturas del Plan para salvaguardar
vistas del anfiteatro, y la preservación del carácter de la ciudad. Esto se ha implementado a través de
Zonas de Conservación Histórica y el Seccional de Vistas para Paseos Miradores, además de la
denominación de los Inmuebles de Conservación Histórica. Esta delimitación ampliada sucesivamente
reafirma la idea de una valoración cultural y estética integrada por su geografía y su atributo común de
vistas, además de una valoración histórica del Plan, principal escenario de la modernización de la ciudad,
y de los cerros como espacio representante del poblamiento residencial preservándola como un sistema
integral, más allá del Sitio de Patrimonio Mundial. Considerando las opiniones municipales planteadas:
“El concepto de patrimonio es el de paisaje urbano y así como lo preservemos funcionalmente, le demos
sustentabilidad, frenemos la gentrificación y volvamos a vivir al centro de la ciudad, estas son acciones
58
válidas” (Opazo, 2013), se identifica una valoración social respecto de los actuales residentes, valorando
la relación del hombre con su entorno lo que es propio de la visión de Paisaje cultural.
A juicio de Gonzalo Undurraga, el objetivo de la ampliación de zonas patrimoniales fue romper con el
aislamiento de energía del reducido Sitio de Patrimonio Mundial. Ello porque el Centro Histórico
corresponde a todo el territorio entre el borde costero y la Avenida Alemania, existiendo vestigios de
historia relacionados con la ciudad moderna (el Almendral) y la conformación de barrio, que están en
Barón, Artillería, Playa Ancha, etc. (Undurraga G., 2013).
A juicio de Atilio Caorsi, la recuperación del patrimonio construido se ha tendido a diluir dada esta
ampliación, lo que ha hecho que no exista una imagen concreta de la recuperación del patrimonio
edificado (Caorsi, 2012).
Como indican estas opiniones, el objetivo de esta ampliación fue atraer inversiones y proteger una mayor
área de la ciudad, para expandir las energías económicas concentradas en el Sitio de Patrimonio Mundial,
con lo que se observa que el alcance espacial es el de Paisaje Cultural, entendiendo que el tratamiento del
patrimonio está relacionado con el tratamiento del sistema urbano más allá de su “centro”. De hecho,
según asesoría urbana cada vez que se establece un margen o polígono de valoración reducida se
comienzan a desequilibrar las dinámicas económicas (Opazo 2013).
La protección de vistas y regulación de nuevas edificaciones deriva del concepto de ambiente introducido
por Giovannoni, considerando la visión de entorno es el ámbito espacial a proteger por sus propios
valores históricos más que por los valores de los monumentos.
La ampliación de las Zonas de Conservación Histórica, comprende la preservación del ambiente que
engloba los bienes del patrimonio arquitectónico y un modo de entender su protección integradamente
dentro del marco urbano que le circunda.
Este instrumento debe valorar los núcleos antiguos como elementos insertos en la vida moderna
estableciendo una relación de continuidad, pues el paisaje caracteriza materialmente la vida urbana y las
fuerzas que a su interior la alientan (Yori, 2002). Pero la permisividad del instrumento en cuanto a altura
y usos evidenciada en ciertas zonas de conservación, sigue la lógica de una visión segregada del
tratamiento del patrimonio urbano en la ciudad y muestra visiones diversas del instrumento
dependiendo del sector. Allí donde es permisivo, sus acciones apuntan a un desarrollo económico,
facilitando la acción de los privados.
La normativa de protección del patrimonio se realiza desde el MINVU y el MINEDUC. El MINVU, a través
de la Ley General de Urbanismo y Construcciones (LGUC) y su Ordenanza General (OGUC), que permite
incorporar zonas de protección de recursos de valor patrimonial al Instrumento de Planificación
territorial comunal, denominadas Zonas de Conservación Histórica (ZCH) e Inmuebles de Conservación
Histórica (ICH), en cuyo caso, sólo podrán ser refaccionadas si cuentan con aprobación previa de la
SEREMI-MINVU (Trivelli y Nishimura, 2010).
59
Además, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) denomina Zona Típica al Casco Histórico de
Valparaíso. Según la ley, las Zonas Típicas se denominan para mantener el carácter ambiental propio de
lugares donde existieren Monumentos Históricos. El Consejo de Monumentos podrá solicitar que se
declare de interés público la protección y conservación del aspecto típico y pintoresco de dichos lugares
(Ley 17.288, Artículo 9).
Por esto, se han establecido mecanismos de coordinación que faciliten la aprobación, firmándose el año
2002 un protocolo de “Ventanilla Única”, estableciendo un sistema de recepción de proyectos
centralizado en la Municipalidad de Valparaíso, a través de su Dirección de Obras. Este departamento
derivaba las solicitudes a la SEREMI-MINVU y al Consejo de Monumentos Nacionales, quienes canalizaban
observaciones y aprobaciones a los interesados (Trivelli y Nishumura, 2010).
Sin embargo, según algunos entrevistados, la Dirección de Obras y la Oficina de Gestión Patrimonial
comenzaron a gestionar pre aprobaciones con algunos privados antes de que el Consejo de Monumentos
se expresara con autonomía, afectando las relaciones institucionales. Si bien se instrumentalizan las
normas, se comenzó a sobrepasar discrecionalmente el ámbito de manejo del convenio, debido a un
marco normativo debilitado (Undurraga P., 2012).
A juicio de Paz Undurraga, el convenio debiese frenar la inversión para usos en lugares que no pueden
contenerlos y saber si se están realizando obras de buena calidad o sólo falsos históricos. Un caso es el
Hotel del Vino en plena zona patrimonial, subsidiado por las instituciones públicas, cuya oferta turística
incluiría “11 habitaciones y una nutrida cava”. Este programa terminó destruyendo el edificio
preexistente. Las excavaciones y demoliciones debilitaron la estructura, se desplomó por completo la
fachada, y se originó un sitio eriazo en vez de un inmueble protegido (Undurraga P., 2009).
Sus acciones se orientan a preservar o reconstruir edificaciones de valor histórico y estético. Sin embargo
algunos testimonios plantean que se ha preservado medianamente el valor de las edificaciones,
avocándose a la protección de fachadas, con intervenciones arquitectónicas de dudosa calidad
(Undurraga P., 2009). El enfoque de tratamiento del Centro Histórico es también desarrollista, debido a
su empeño en facilitar las inversiones, hecho vinculable a la necesidad de un desarrollo económico. Es
difícil hablar de este instrumento como algo aislado, pues al igual que el PRC tiene un alcance transversal.
60
Además, ha sido determinante en las transformaciones físicas que ha tenido la ciudad en sus sectores
mayormente intervenidos. A juicio de Paz Undurraga, el mecanismo ha sido permisivo en cuanto a la falta
de consistencia en muchas de las intervenciones arquitectónicas que se han realizado en la ciudad,
cayendo en el fachadismo de las nuevas intervenciones dentro del centro histórico.
Respecto a la visión temporal, se analiza que existe un enfoque historicista que idealiza el valor
patrimonial suplantando el sentido de lo histórico a través del Estilo Histórico donde la arquitectura
interpreta elementos de la historia, contextualizándolos en un presente (Xiblillé, J, 1995). Sin embargo
Kaplán menciona la relevancia de comprender que el si bien el patrimonio construido tiene una
trascendencia histórica desde el pasado, también se debe seguir construyendo, apelando a la continuidad
histórica necesaria de plasmar en el tratamiento del centro histórico como en el resto de la ciudad.
32.
61
La rehabilitación de la Población Obrera La Unión, ejemplifica cómo este subsidio funcionó a favor de la
radicación de los habitantes originales. Se complementó con el Fondo Solidario de la Vivienda, dineros del
PRDUV y la Junta de Andalucía (PRDUV, 2009). Es el ejemplo de acción territorial, a juicio de algunos, más
positivo de renovación (Álvarez, 2012). Sin embargo, para generar tales efectos, se dieron una serie de
situaciones poco usuales.
Este edificio de vivienda colectiva del cerro Cordillera fue donado en 1894 por Juana Ross a familias
obreras, cuyos descendientes aún viven allí. En los sesenta, el edificio comienza a deteriorarse y se
generan dificultades en su administración. El gobierno local decide demolerlo pero sus habitantes se
resistieron y, a fines de los ochenta, se inicia un proceso de recuperación organizativa de la comunidad.
En 2003 se forma una mesa técnica para la recuperación del edificio en una gestión entre los vecinos y
organismos públicos. La iniciativa cuenta con financiamientos MINVU, Junta de Andalucía, propietarios y
PRDUV. El trabajo de rehabilitación mejoró los servicios básicos, se repararon las zonas comunes y se
habilitó una sede social, sala para la educación y patio central.
Según el director del PRDUV, “con todo lo deteriorada que pudiese estar, la Población Obrera estaba
constituida por una comunidad, a diferencia de las zonas deprimidas del Plan. El dilema es si se invierte
donde hay o no hay comunidad. Fue ésta quien gestionó recursos de diversas fuentes para recibir el
apoyo de la SEREMI para los subsidios” (Barría, 2012).
Sin embargo, a juicio de Paz Undurraga, este caso no es representativo, porque se dieron demasiadas
condiciones específicas, por ejemplo que la mayoría de la gente “eran copropietarios que pudieron
regularizar los títulos”. Y que “en general, las viviendas colectivas de esa tipología en Valparaíso son
arrendatarios, existiendo un solo propietario”. “No volverá a darse porque aquí los habitantes son
mayoritariamente, arrendatarios y por lo general los propietarios no son residentes” (Undurraga P.,
2012).
Se afirma que la principal debilidad fue la especulación del suelo. Esto, porque al adquirir un inmueble, se
especula y los precios de alrededor van subiendo. Así comenzaron en el cerro Alegre, después se trataron
de trasladar al Artillería y Santo Domingo. Finalmente las acciones del Subsidio comenzaron a ser
replicadas por el inmobiliario, es decir, la rehabilitación se siguió haciendo en forma particular (Opazo,
2013).
Finalmente, la clave radica en el postulante. Si alguien postula al Subsidio y lo obtiene, entonces funciona
para él, pero no necesariamente es un residente. Es un potencial factor de gentrificación, pues el mejorar
un lugar genera especulación inmobiliaria. Al respecto, cobra sentido la observación de Paz Undurraga de
que muchos de los residentes no son propietarios. Entonces el instrumento hubiese funcionado como un
mecanismo más integral (y no sólo monumentalista) en la medida en que el postulante sea un actual
residente.
Siendo un programa de inversión para la rehabilitación de una edificación, se entiende que su enfoque
está ligado al patrimonio construido, y el monumento aislado. Lo que distingue el caso de la población
62
obrera es su comunidad, quien gestionó un gran apoyo intersectorial, en virtud de su continuidad como
residentes.
Si bien se enfoca en el patrimonio construido, sus acciones inciden en el tejido social y el patrimonio
intangible al mejorar las posibilidades de los residentes pero también al generar gentrificación.
Su acción territorial indica una valoración de uso del patrimonio, convirtiéndose finalmente en el
comportamiento de la inversión privada en la ciudad (compra y rehabilitación de un inmueble para
aumentar su rentabilidad). Los subsidios son entregados por inmueble por lo que las acciones de este
instrumento son aisladas. A juicio de muchos de los entrevistados, este subsidio, pudiendo haberse
convertido en un instrumento que efectivamente beneficie a los residentes de la ciudad patrimonial, las
condiciones como arrendatarios de los residentes terminó por convertir el alcance de este instrumento
en algo aislacionista.
Creado luego de la declaratoria de UNESCO este programa surge gracias al financiamiento del Banco
Interamericano del Desarrollo. Su ejecución comienza el año 2006 y su objetivo es contribuir a la
revitalización de Valparaíso poniendo en valor el patrimonio urbano como fundamento de nuevas
actividades económicas, culturales y sociales que beneficien a la población. Ello, a través de la
recuperación de territorios seleccionados y la resolución de problemas de funcionamiento urbano, para
estimular la inversión privada y la llegada de nuevos residentes. También, a través de la dotación de la
institucionalidad y normativas que le permitan gestionar eficientemente el desarrollo urbano (PRDUV,
s/f).
La estrategia fue concentrar inversiones en el territorio para atraer actividades económicas y residentes,
manteniendo un enfoque integral e incorporando los aspectos urbanísticos, económicos y sociales, y los
requerimientos institucionales para su ejecución (PRDUV, s/f).
63
Respecto a la colaboración público-privada, complementó los incentivos de CORFO para proyectos
privados con mayor subsidio; propuso utilizar la Ley de Financiamiento Compartido; estudios para
desarrollar el turismo, servicios universitarios y mercado inmobiliario; y perfeccionar el marco
regulatorio que permita seguridad al sector privado (PRDUV, s/f).
Planteó empoderar a las comunidades en la resolución de problemas mediante asambleas que incluyan al
servicio público, líderes de opinión y comunidades vecinales.
Dentro de sus intervenciones emblemáticas está la restauración del palacio Baburizza; rehabilitación del
edificio Luis Cousiño (actual DUOC); recuperación de los ascensores Barón, Polanco, San Agustín;
recuperación de la Iglesia La Matriz, entre otros. Además tuvo a su cargo acciones como la recuperación
de fachadas residenciales, el mejoramiento de residencias universitarias y locales comerciales, la
adquisición de Inmuebles de Conservación Histórica y el Plan Director de Gestión Patrimonial. Además de
éstas, se encargó de diversos espacios públicos, luminarias, señalética, residuos sólidos, y control de
plagas. Las últimas acciones, responden a la cobertura de necesidades mínimas de la ciudad.
64
65
Al término del Programa, surgieron críticas como la gran cantidad de estudios que debían generarse, y
que requerían aprobación de la SUBDERE y el Ministerio de Desarrollo Social y la Contraloría, pudiendo
licitarse sólo después de esto (La Segunda, 2012). Paz Undurraga señala que a pesar de poder haber sido
un programa interesante, terminó siendo un hermoseamiento y no la recuperación y desarrollo urbano
de Valparaíso, porque no reunió iniciativas de manejo de la ciudad. Además, se topa con un municipio
desarticulado. Finalmente reemplazó al SERVIU y algunos ministerios, con un fondo de más rápida
ejecución, invirtiendo donde en ese momento puede haber sido prioridad. Tampoco la ciudad quedó
equipada para un desarrollo urbano sustentable, sino que se inauguraron proyectos sin planes de
mantención. Llegó antes que el Plan Director observando a la ciudad de modo segmentado (Undurraga,
2012).
En general existieron dos puntos críticos en la ejecución del programa. Primero, el estado de deterioro de
la ciudad al momento de la declaratoria, y segundo, la participación y la existencia de una comunidad
activa en el proceso de la recuperación.
Según el director, hubo problemas dentro de las líneas de trabajo. Por ejemplo, sobre recuperación de
locales y residenciales universitarias, para poder desarrollar estos proyectos debía haber aportes
privados y públicos a través de SERCOTEC con los recursos del Programa. Pero muchos no pudieron
regularizar su situación para funcionar, porque su arquitectura no cumplía con la normativa actual.
Entonces, el modo como se desarrolla el comercio en Valparaíso frenó la recuperación de 50 locales
(Barría, 2012).
Otro problema de ejecución, a juicio de otros, es la poca “visibilidad” de las acciones del PRDUV en el
territorio, dada la gran ampliación de las zona objetivo de intervención (900 hectáreas de la Zona de
Conservación Histórica), hecho que, a juicio de Atilio Caorsi, antiguo representante del Consejo de
Monumentos Nacionales en Valparaíso y actual residente, hizo que la inversión se “diluyera”
territorialmente (Caorsi, 2012).
Además, los dineros del BID debieron aportar a la resolución de problemas básicos de la ciudad (dotación
de luminarias, la basura, control de plagas, etc.), dadas las condiciones de deterioro ambiental en las que
se encontraba Valparaíso al momento de la declaratoria, todas las acciones mencionadas parecieran
necesarias para cumplir con los objetivos. Sin embargo, éstas deberían haber sido resueltas por otros
fondos provenientes del SERVIU o MINVU. Aun así, parte del objetivo del programa fue la “resolución de
problemas críticos de funcionamiento urbano para estimular la inversión privada y la venida de nuevos
residentes.” por lo que en rigor, esta acción quedaría dentro del marco del programa.
A pesar de lo crítico, ciertas intervenciones tuvieron efectos sociales positivos, como lo sucedido en el
Cerro Toro con el mejoramiento de espacios públicos. Aquí la inversión se realizó sin comunidad, pero
ésta fue capaz de mejorar su espacio, los propietarios recuperaron sus fachadas por cuenta propia, luego
del mejoramiento de sus espacios públicos, y “esa es la salvación que tiene el invertir primero en
recuperar el espacio público, porque dentro del esquema actual se genera cierta plusvalía”. Entonces,
para quien nunca había valorado la experiencia de mejorar su vivienda, se transformó en algo
significativo. Con ello “se invierte la flecha” respecto de la participación de la comunidad en el principio
de la intervención. Y es lo que se logró con el PRDUV, invertir la flecha en algunos casos (Barría, 2012).
66
Análisis de la visión patrimonial y tratamiento del centro histórico.
De acuerdo a lo establecido en los objetivos se observa una valoración de uso del patrimonio,
considerándolo un recurso para la revitalización económica, social y cultural. Esto se refleja también en
las acciones, considerando las intervenciones destinadas a reactivar la economía tradicional de la ciudad
a través de FOSIS y SERCOTEC, además de la restauración y rehabilitación de ciertos monumentos
históricos puntuales de la ciudad con el objeto de reactivar económicamente sus entornos sobre una base
turística. Considerando además acciones transversales como el mejoramiento de espacios públicos, el
control de plagas y recolección de basura, estas implican una visión que incorpora el mejoramiento
funcional de la ciudad ampliando el alcance espacial de lo valorado. Así cada conjunto histórico y su
medio son considerados como un todo equilibrado entre actividades humanas, edificios, estructura
espacial y las zonas circundantes (Carta del Patrimonio Arquitectónico 1975). Sus acciones apuntan
también a un desarrollo económico a través de la recuperación de territorios con intervenciones
puntuales, que generen una reactivación económica, introduciendo actividades como el turismo. Esto es
testimonio de la transformación de la tradicional restauración tanto por la inclusión de aspectos sociales
como por el sentido urbano de su proyección.
Está orientado a la construcción del espacio colectivo, protegiendo el Patrimonio Urbano al atender la
demanda en Zonas de Conservación Histórica, señaladas en el PRC y las zonas típicas de acuerdo a la Ley
17.288 de Monumentos Nacionales, sectores emblemáticos y en barrios vulnerables. Ello, mediante el
diseño y construcción de espacios públicos de calidad, que fomenten la equidad y la calidad de vida
urbana (MINVU, s/f).
Las obras tienen por objeto proteger el patrimonio urbano, reforzar la identidad local y mejorar la calidad
de vida, transformando estos lugares en espacios públicos equipados, seguros y adecuados para el
encuentro social. Permite construir obras nuevas o rehabilitar existentes, como iluminación, mobiliario
urbano, soluciones de aguas lluvias, mejoramiento de áreas verdes, zonas de juego, equipamiento menor,
como quioscos, juegos infantiles, a fin de recuperar plazas, calles, pasajes, paseos, sendas peatonales, etc.
(MINVU, s/f).
67
Dentro de las obras relevantes se encuentran el mejoramiento de calle Serrano, ,pasajes peatonales
Barrio Puerto, sendas peatonales cerro Santo Domingo, plaza Echaurren y pasaje La Matriz y entorno
(MINVU s/f). Ver detalle de las intervenciones en Anexo N° 3.
37.
Las intervenciones intentan no desvirtuar las condiciones originales del lugar, sino mejorar sus
cualidades funcionales, estéticas y de habitabilidad (MINVU s/f). Sin embargo, la información oficial no
describe procesos de participación ciudadana.
Siendo su objetivo fomentar el desarrollo, la equidad, calidad de vida urbana e identidad local, su
planteamiento apunta a una valoración social del patrimonio urbano. En sus objetivos menciona el
desarrollo de la equidad y la calidad de vida urbana. Si bien interviene un aspecto que es físico el alcance
de espacio público que poseen sus acciones, juega un rol social potencial de influir positivamente en la
comunidad residente. Con ello su alcance es el patrimonio urbano influyendo en los aspectos ambiental y
social, considerando que el patrimonio como herramienta para la construcción de la ciudad, busca la
valoración de las relaciones sociales (Espósito, 2009).
El instrumento valora que los conjuntos históricos son un todo cuyo equilibrio depende de los elementos
que lo componen comprendiendo las actividades, los edificios, la estructura espacial y las zonas
circundantes, todos con un significado que procede respetar. De ello se deduce la relevancia de la
consideración del espacio público como soporte estructurante del encuentro e intercambio social de los
conjuntos de valor patrimonial.
El programa actúa sobre aspectos funcionales del espacio urbano de las zonas protegidas en virtud de
adaptar al centro histórico a las nuevas condiciones urbanas. Pero su visión no es puramente
funcionalista, sino que también estetizante, al plantear la utilización en el presente de elementos de la
historia mediante lo que Yori denomina “Estilo histórico”. Esto, considerando, por ejemplo, el cambio del
pavimento contemporáneo por adoquines en el entorno de la Iglesia La Matriz..
68
Por último, cabe destacar un programa interesante de analizar, principalmente por su enfoque. Su
implementación es muy reciente, por lo que no entra en el análisis de incidencias en las transformaciones
urbanas de Valparaíso.
Ideado por Asesoría Urbana de la Municipalidad de Valparaíso después del terremoto del 2010, luego de
diagnosticar la concentración de edificios inhabitables, reparables e irreparables, además de sitios
vacantes que impactan negativamente al Almendral, se propone un proyecto de regeneración urbana
para Almendral, cuyo objetivo es: reactivar espacios abandonados, aumentando la densidad habitacional;
fortalecer la centralidad del barrio con su buena conectividad; y generar puntos estratégicos en donde se
renueven usos de suelo, por medio de actividades terciarias (comercio, oficinas).
Se establece una mesa técnica entre la SEREMI MINVU, SERVIU y el Municipio de Valparaíso, que se
encargue de elaborar, gestionar y ejecutar el Proyecto de Regeneración Urbana Barrio El Almendral
Valparaíso. Esto para mitigar la especulación y sanear legalmente los inmuebles y sitios a intervenir
(Asesoría Urbana, 2010).
Lo interesante es el trasfondo de la problemática que aborda y que vincula la riesgosa realidad de los
asentamientos en las quebradas, manifestada en hechos como el incendio de Rodelillo 2013, con una
propuesta de volver al centro siguiendo la lógica tendiente a evitar el sobrepoblamiento periférico, para
familias que no pueden costear vivir en el centro de la ciudad. La lógica es aprovechar el patrimonio
construido o sitios eriazos pertenecientes a áreas valiosas en cuanto a su conectividad, infraestructura
existente subutilizada o inmuebles de conservación histórica que requieren una restauración estructural,
permitiendo así, la diversificación de usos de suelo en este sector casi exclusivamente destinado al
equipamiento, y abordando el “problema de la vivienda”.
69
38.
Este instrumento expresa una visión sobre el tratamiento del Centro Histórico que busca adecuar la
centralidad a las nuevas condiciones del urbanismo apelando a una densificación en virtud de un buen
funcionamiento de la ciudad, generando densidad habitacional donde hay buena conectividad y una
apropiación de los espacios públicos de este sector, que a juicio de Asesoría Urbana, son “tierra de nadie”.
En general, las acciones se destinan a aprovechar los atributos funcionales del Centro Histórico como la
centralidad y la conectividad, consolidando una visión funcionalista del tratamiento.
Según los testimonios, la valoración que mueve originó este instrumento es social, pues actúa sobre el
territorio en virtud de atraer población residente de estratos diversos mediante subsidios, intentando
frenar el poblamiento periférico de los estratos bajos, y diversificar social y funcionalmente ahí donde la
ciudad sí está preparada para hacerlo Esto reafirma el tratamiento funcional del Centro Histórico pues
apunta a evitar la segregación que constituye un grave problema para Valparaíso.
Es relevante agregar al análisis entidades cuya acción sobre el territorio y la ciudadanía está influyendo
en el desarrollo urbano y en el proceso de puesta en valor, las que se describen a continuación.
Como objetivo la organización valora la ciudad, en escalas de atributos y dinámicas sociales. Como
principal atributo urbano valora su calidad de anfiteatro, orientado hacia el mar, lo que genera una
condición igualitaria; su atributo arquitectónico es la variedad de estilos adaptados a las condiciones
naturales, topográficas y climáticas; su atributo social y cultural lo constituye la persistencia de la escala
de barrio y la heterogeneidad y la convivencia armónica de las diferencias sociales en el centro; todo lo
anterior es parte del atributo económico dado que las dinámicas ciudadanas han equilibrado un
70
desarrollo sustentable con rentabilidad compartida, gracias a una inercia heredada (Paz Undurraga,
Planeo, 2013).
Reconociendo los atributos de la ciudad según su escala, y observando la importancia atribuida a las
dinámicas sociales y persistente escala de barrio se comprende primordialmente una valoración social de
ciudad. Ello induce a su acción sobre la difusión e involucramiento de los residentes en la planificación de
la ciudad patrimonial además de comprometer todas las valoraciones con el componente social, siendo la
ciudad histórica el soporte físico del espíritu de la sociedad testimoniando en estas construcciones un
significado como unidad urbana.
Distribuye información, promoviendo la planificación y decisión con conocimiento, dado que ésta conoce
una parte del problema y simplifica las soluciones, respondiendo muchas veces a necesidades privadas.
Sus acciones son de denuncia y difusión para toma de conciencia y control ciudadano respecto a la
planificación. Éstas han sido “Control del Marco Normativo” y las campañas “Que No Nos Tapen la Vista” y
“Lugar Valioso”. En las dos primeras, destaca su propuesta de ampliación de las Zonas de Conservación
Histórica a todos los cerros del anfiteatro y El Almendral. Su valoración de las escalas urbanas existentes
sumada a la férrea oposición que han presentado ante el desarrollo tanto de la consolidación de los polos
turísticos como del Mall Barón, el supermercado Santa Isabel y otros proyectos privados, plantea una
visión conservacionista sobre el tratamiento del centro histórico actuando como catalizador de las
acciones desarrollistas de la ciudad. Recordando que Ruskin, principal referente de esta visión, es quien
aporta el componente social en la valoración del monumento, entendiendo el edificio como objeto vivo
(así como tuvo un nacimiento, tendrá un final), se inspira en la conservación preventiva. Además, de
acuerdo a las valoraciones según escala, esta organización hereda el concepto de ambiente del cual
derivan las ideas de protección de vistas, regulación de nuevas edificaciones, determinación del
perímetro espacial e inserción de elementos naturales.
De acuerdo tanto a lo que define a la organización como a la opinión de quien la dirige, Ciudadanos por
Valparaíso está enfocado en el patrimonio como Paisaje Cultural Activo, dada su valoración integral de
atributos urbanos (naturales y construidos, sociales, económicos y culturales), y a considerar la ciudad
patrimonial como un testimonio vivo. Sin embargo no posee una postura clara respecto al diálogo
necesario entre lo nuevo y lo antiguo, recordando que el paisaje amplía la delimitación restringida a los
centros antiguos, estableciendo una relación entre pasado y presente, siendo esta unión es lo más
importante del paisaje.
71
39.
72
6. Análisis de incidencias.
Para analizar la relación entre los instrumentos y sus visiones sobre patrimonio en las transformaciones
de cada zona, se observa la acumulación de sus acciones en el territorio de estudio, para comprender cuál
ha sido el papel de la planificación en este proceso de puesta en valor a 10 años de la declaratoria de la
UNESCO.
Esta zona, ubicada en pleno Sitio de Patrimonio Mundial concentra diversas áreas de preservación.
Denominada inicialmente como Zona Típica por el Consejo de Monumentos Nacionales, recordando que
“es de interés público la conservación del aspecto típico y pintoresco para mantener el carácter ambiental
propio de estos lugares donde existieren monumentos históricos” (Ley 17.288, Artículo 9), se analiza que
el alcance espacial es la visión de ambiente ya que este valora el conjunto de inmuebles circundantes al
monumento necesarios de proteger por su influencia en su configuración histórica. Dicha visión expresa
aun un tratamiento aislado de esta zona respecto del marco urbano total.
Aquí el Plan Regulador Comunal determina Zona de Conservación Histórica del Plan (ZCHP), de Entorno
de Espacios Públicos (ZCHI), del Acantilado (ZCHA) y de Loteos Fundacionales (ZCHLF) indicada en la
imagen. Hay que destacar que estas zonificaciones afectan a la zona típica pero también al resto de la
ciudad, mostrando que el alcance espacial de este instrumento es más amplio que aquel planteado por el
Consejo de Monumentos. Se observa en el Plano de Seccional de Vistas desde los paseos miradores e
Inmuebles de Conservación Histórica y monumentos históricos, una gran cantidad de Inmuebles
protegidos, sobre todo en los cerros aledaños, recordando que éstos son individualizados dadas sus
características arquitectónicas, históricas o de valor cultural (Ley 17.288, Artículo 9). Esta valoración se
desprende de una comprensión como Sitio urbano testimonio de una fase representativa de la evolución
referida no sólo a las grandes creaciones sino a obras modestas de significado cultural, concibiéndolos
como “bienes culturales”: denominación extensible a la ciudad y no sólo a la “ciudad histórica”. Se
comprende así de este instrumento, una amplitud de alcance espacial propio de la visión de Paisaje, si se
retoma que la idea de ampliación de zonas patrimoniales fue romper con el aislamiento de energía del
reducido Sitio porque los valores históricos representativos de la época de oro porteña se extienden
mucho más allá de éste, siendo lícito ampliar la zonificación valorada para extender la protección y el área
de inversiones más allá del “centro”.
Los programas de inversión presentes son el PRDUV, con intervenciones en espacios públicos, residencias
universitarias y locales comerciales. Además, la Municipalidad, por medio del PRDUV ha adquirido
algunos inmuebles para posteriormente rehabilitarlos, pero esta última acción aún no se ha concretado.
Actúa también el Programa de Mejoramiento y Recuperación de Espacios Públicos del MINVU, cuyo
alcance está en los valores sociales contenidos en el patrimonio urbano. Cabe recordar además que su
visión sobre el tratamiento del Centro Histórico se relaciona con optimizar sus espacios públicos desde el
punto de vista funcional y también estético en virtud mejorar la percepción sobre éstos y propiciar las
73
relaciones sociales. Además, Ciudadanos por Valparaíso reconoce, de acuerdo con su campaña “Un Lugar
Valioso”, varios locales comerciales ejemplares de comercio tradicional, dando cuenta de la identidad
local genuina (Undurraga, 2009), recordando que para esta organización esto es parte del atributo
económico que las dinámicas sociales han equilibrado como un desarrollo sustentable.
74
Por ejemplo el Mercado Puerto, hoy en desuso por problemas estructurales luego del terremoto de 2010
y el edificio Subercaseaux destruido por una explosión en calle Serrano el 2007, ambos objetivos de
acción del PRDUV en cuanto a su adquisición y preservación. Vale recordar que adquirir inmuebles,
salvándolos del desarrollo inmobiliario aisladamente no posee resultados sostenibles, pues los
contribuyentes no se benefician directamente, destinándose así pocos recursos a la conservación (Rojas,
1999). Se observa que ello ha incidido en el deterioro físico actual del Mercado Puerto. Por otro lado, la
explosión responsable del precario estado actual del edificio Subercaseaux se produjo debido a una falla
funcional, mientras se fomentaba la campaña de pintura de fachadas (Undurraga, 2010). Esto muestra
una asimetría en cuanto a la profundidad de los objetivos de las inversiones, pues mientras existe una
preocupación por las fachadas, se descuidan elementos relevantes para el funcionamiento mínimo de los
inmuebles.
Por su parte, Paz Undurraga menciona que el sector no ha sido foco de interés de inversionistas privados
por lo que el deterioro físico también se puede adjudicar a que no se ha generado una dinámica
económica capaz de influir en la zona. Existe aquí una falta de confluencia de factores políticos y
económicos y sociales, subsistiendo un deterioro físico, y pérdida de vitalidad funcional (Troitiño, 2003).
En los cerros aledaños existe una gran cantidad de inmuebles de conservación histórica, lo que puede
influir en sus malas condiciones físicas, pues regular la preservación de los bienes patrimoniales,
transfiriere el costo de preservación a los propietarios de escasos recursos en esta zona, con lo que se les
incentiva a actuar en contra de la preservación (Rojas, 1999).
Sin embargo, sí se observa una intervención de los espacios públicos, bajo la acción del Programa de
Recuperación de Espacios Públicos y el PRDUV. La visión funcional de ambos, ha incidido en la percepción
peatonal, visualizándose como un lugar más cuidado.Pero los matices estetizantes de elementos como los
adoquines, según la percepción de los locatarios, ha generado inundaciones que no ocurrían
anteriormente en el sector. Además, estas acciones sobre el espacio público no han influido en una
renovación de los inmuebles, y por ello se ha mantenido la población residente, a diferencia de la Zona del
Cerro Alegre y Concepción.
Analizando otros factores relevantes para la situación actual, destacan la pérdida de preeminencia
histórica de este sector, dado el mayormente estimulado crecimiento urbano hacia El Almendral. Además,
ha habido un abandono por la estigmatización del barrio (Vives, 2013).
Respecto a la morfología urbana, las condiciones urbanas de los cerros aledaños al barrio Puerto son de
estrechez de espacios públicos, lo que impide una visibilidad. Hay una ausencia de usos no residenciales
en los cerros del sector, lo que añade inseguridad a sus espacios públicos.
Aquí, se analiza que en el corazón del Sitio de Patrimonio Mundial, predomina la incidencia de la
preservación por sobre las inversiones privadas, lo que propicia un deterioro físico de los inmuebles,
predominando una visión conservacionista del tratamiento del Centro Histórico, con predominio de las
valoración histórica estética y social. Posee, una importante mejora en sus espacios públicos, lo que
admite analizar una incidencia de la visión funcionalista del Plan de Recuperación de Espacios Públicos.
75
En menor grado incide la visión ligada al desarrollo económico planteada por el PRDUV, con sólo algunos
aportes materializados como locales comerciales y residencias universitarias.
A pesar de existir efectivamente una concentración de la acción de los instrumentos en esta zona, se
puede entender que su estado de deterioro físico ha sido facilitado en gran medida por un bajo interés en
las inversiones privadas. Sin embargo, el hecho de que su tejido social se mantenga (a diferencia del cerro
Alegre y Concepción), implica una oportunidad para que las acciones del futuro, consideren un trabajo
con la comunidad de manera de poner en valor las dinámicas de barrio local, reconociendo las fortalezas
existentes.
Dada la alta concentración de acciones públicas en el sector, cobra sentido mencionar lo que para Roberto
Barría es clave de toda inversión territorial: el dónde se acumulan las ventajas. Según él invertir en las
zonas deprimidas podría generar una museificación del sector más que una reactivación de éste (Barría,
2012). Cobra sentido cuestionarse si esta acumulación de acciones de protección en esta zona
deteriorada ha contribuido con mantener esta condición “deteriorada” y además ha contribuido con
proteger su tejido social, pues ha amortiguado las acciones de inversión privada.
Concentra inversiones del PRDUV y corresponde a una zona protegida por el PRC y también por la Zona
Típica. Si bien la inversión pública aquí se visualiza menos densa que en el Barrio Puerto, ésta interviene
con obras emblemáticas como la restauración del ascensor El Peral y el palacio Baburizza (cercana a la
zona), y la gestión de la rehabilitación del edificio Luis Cousiño, además de un mejoramiento de sus
espacios públicos. Recordando que la visión y las acciones del PRDUV apuntan a un desarrollo económico
a través de la recuperación de territorios con intervenciones puntuales, la cual, según Carrión “se justifica
por la necesidad de una reactivación económica” que beneficie a la población.
Esta zona concentra también la acción del grupo Plan Cerro con intervenciones privadas, como hoteles
boutique (Cirilo Armstrong y Fauna), recordando que parte de sus objetivos es “fomentar una mejor
economía territorial construyendo el habitar patrimonial contemporáneo de Valparaíso” dando a
entender que esta valoración social está ligada a una visión de tratamiento que abogue por un desarrollo
y dinamismo de la economía urbana. Este “habitar patrimonial contemporáneo” define proyectos
arquitectónicos nuevos con una escala que reconozca la realidad del presente del barrio intentando
enfocarse en la continuidad histórica del Paisaje. Es relevante mencionar la concentración de acciones del
PRDUV en los espacios públicos de esta zona apelando al mejoramiento funcional de la ciudad en
concordancia con la visión funcionalista de sus intervenciones transversales. Las acciones de carácter
económico y funcional del PRDUV se manifiestan en esta zona y apuntan a una valoración predominante
de uso del patrimonio. Dichas acciones se retroalimentan con las intervenciones privadas, generando uno
de los espacios más transformados desde la declaratoria de Sitio de Patrimonio Mundial.
76
También actúa el instrumento de Zona Típica y las Zonas de Conservación Histórica Loteos del Anfiteatro,
Entornos de Espacios Públicos, del Plan y del Acantilado. En este caso, la conservación actúa, pero en base
a una valoración de uso, lo cual distingue el enfoque del instrumento de preservación. De hecho, la
valoración de uso le otorga a estas acciones una orientación al desarrollo económico, aprobando
proyectos que en conjunto modifican el carácter habitacional que alguna vez tuvo, haciendo que se
constituya como un bastión turístico de la ciudad (Vives, 2013). Aquí la conservación legitima inversiones
77
para la puesta en valor de la zona, con el inevitable impacto social del aumento de la plusvalía del suelo,
poniendo en riesgo el capital social (García, 2008)
Los vecinos del cerro Concepción consideran que al inicio del siglo XXI se ha explotado esta zona sin
equilibrar los intereses mediante una planificación racional, y exigen el derecho al resguardo del
patrimonio cultural, considerando que la pérdida de las poblaciones locales, deteriora la autenticidad de
los cerros; la sobrecarga de actividades comerciales y proyectos reñidos con las normas deterioran los
inmuebles de valor histórico (Undurraga, 2009). La gentrificación de esta zona ha sido el ejemplo más
comparable con la patrimonialización de otras ciudades.
En síntesis, muchas de las acciones apuntan a un aumento de una economía destinada al turismo que, si
bien capta recursos para financiar proyectos, por el peso que tiene frente a otros temas, puede perderse
la gestión de la ciudad como totalidad. Además, produce rehabilitación para una población foránea que no
tiene compromiso con el lugar” (Carrión, 2000).
Sin embargo, según algunos entrevistados, las transformaciones de esta zona se dan por una dinámica de
mercado previa a la declaratoria: la influencia de las modas de los barrios. Según Atilio Caorsi, aquí existió
primero un poblamiento de estudiantes y profesionales jóvenes, que van generando la moda del sector.
Ahí entonces comienza la inversión pública y privada, lo que genera zonas como ésta. Primero sucedió en
el cerro Alegre y ahora está ocurriendo en el cerro Bellavista (Caorsi, 2012). Si bien la inversión pública
ha incidido, lo cierto es que la dinámica se venía gestando con anterioridad y ha tenido un origen
heterogéneo.
En conclusión, las visiones que inciden acá apuntan mayoritariamente al desarrollo económico y a una
valoración de uso del patrimonio por parte de los instrumentos y las acciones. Si bien la mayor incidencia
en la transformación del territorio es consecuencia de las inversiones privadas, el instrumento
aprobatorio y las entidades responsables han favorecido el enfoque desarrollista por sobre la
conservación física y social del tejido urbano, aprobando proyectos sin una comprensión del carácter
original predominantemente residencial. Asumen además intervenciones que preservan
predominantemente el carácter superficial de las edificaciones de valor histórico en virtud de conseguir
un aspecto suficientemente ´remozado y limpio´ que reciba a los visitantes y las actividades de orden
turístico. Aquí, los instrumentos de inversión pública (PRDUV) han generado una sinergia con la
inversión privada que no se da en otros sectores valorados de la ciudad, lo cual puede producirse por
varios motivos. Uno de ellos es la relevancia de la dinámica previa a la que alude Caorsi al referirse a la
antesala de esta “moda” que consolidó la última década este barrio turístico, circuito obligado de los
visitantes, admitiendo un desarrollo económico tal que cabe cuestionarse cuánto aporta al capital social y
a la economía urbana local. En esta zona la acción de la planificación ha sido permisiva no sustentándose
por la equidad, admitiendo como establece Schuster un comportamiento espontáneo del mercado.
Por su parte, las acciones del grupo Plan Cerro que buscan el “habitar patrimonial contemporáneo”
también son visibles en cuanto al nuevo carácter del sector, recordando que buscan una renovación
urbana que aporte a un desarrollo económico de los barrios respetando las escalas existentes. Respecto a
la renovación de las edificaciones también es posible observar una transformación en cuanto existe una
78
renovación del entorno construido tanto en el espacio público como en las fachadas residenciales y
comerciales.
Predomina aquí la zonificación de preservación del Plan Regulador Comunal con las Zonas de
Conservación Histórica de los Loteos del Anfiteatro (ZCHLF), Entornos de Espacios Públicos (ZCHI), y del
Almendral Victoria (ZCHA-V). Alejado del Sitio de Patrimonio Mundial, este sector posee Monumentos e
Inmuebles de Conservación Histórica. Las Zonas de Conservación de este sector existen gracias a
Ciudadanos por Valparaíso, que a través de su acción “Control Normativo” demandó su ampliación para
generar una amortiguación del desarrollo, expresando una visión conservacionista del tratamiento del
Centro Histórico, entendiendo que la principal inspiración de esta visión es la conservación preventiva.
Además, de acuerdo con su reconocimiento escalar de atributos, su alcance es integral y enfatiza en el
valor de la condición igualitaria que ofrece la ciudad. Por otra parte hay que considerar la visión del
propio instrumento del Plan Regulador que hace una valoración cultural y estética integrada por su
geografía y su atributo común de vistas, además de una valoración histórica del Plan, principal escenario
de la modernización de la ciudad, y de los cerros como espacio representante del poblamiento
residencial. Pero la baja protección del instrumento en este sector, refleja un posible interés de apuntar a
un desarrollo económico, facilitando la acción de los privados que aporten un mayor dinamismo
económico de la ciudad.
La zona no concentra mucha inversión pública para el patrimonio urbano, lo que podría explicar en parte
el deterioro físico del entorno. Entre ellas, se distinguen acciones del PRDUV con la renovación de los
ascensores Barón y Polanco y el estudio para la renovación de los ejes Brasil y Argentina, proyecto que
quedó en carpeta y cuyo costo fue $100.000. Respecto a ello, se concluye que la ampliación de las zonas
de conservación histórica en este sector no logró romper con la acumulación de energías económicas
públicas concentradas en el Sitio de Patrimonio Mundial, al menos en lo que respecta al período de
estudio.
Por último el Proyecto de Recuperación Urbana del Almendral catastró inmuebles deteriorados,
considerando los sitios vacantes, para gestionar subsidios e incentivar el interés privado. Esto, para
consolidar una densificación residencial y renovación del sector. Asesoría Urbana ha expresado su
enfoque en el patrimonio cultural activo, intentando una densificación de escala consciente, beneficiando
a la población residente, entendiendo que el patrimonio también se construye hoy y no es sólo preservar.
Así, intentaría revertir la infrautilización, aprovechando espacios vacantes con la buena conectividad de
El Almendral. Esto refleja una visión funcionalista, pues busca adecuar la centralidad a las nuevas
condiciones del urbanismo, apelando a una densificación en virtud de un buen funcionamiento de la
ciudad, beneficiando la residencia en el centro y generando un adecuado sentido de apropiación de los
espacios públicos. Si bien aún no se observan incidencias territoriales concretas, es una de las acciones
públicas potenciales para este sector.
79
En esta zona se ha propiciado la inversión privada actuando sobre grandes predios, con usos como
supermercados, retail, automotoras, proyectos inmobiliarios en altura, además de un predominio de la
acción privada y el deterioro en varios inmuebles. De ello se desprende que se está propiciando un polo
de desarrollo distinto. Esto se puede explicar por la baja protección en cuanto a la preservación de una
zona que es de Conservación Histórica. De hecho, la propia Asesoría Urbana admite una deuda respecto a
80
la protección de este sector, mencionando que aún existen actividades que el regulador debe controlar,
que no son tan amigables para propiciar una integración de usos como el residencial (Opazo, 2013).
Se observa una asimetría de inversión y protección pública respecto del resto de las zonas, en tanto que la
falta de intervención pública sumado a sus condiciones de buena localización, están propiciando lo que
Troitiño denomina el “ciclo de la degradación-renovación especulativa” (Troitiño 2003).
Prima aún una diversidad de usos, acogiendo establecimientos educacionales (Universidad Católica y
colegios), la llegada de los visitantes (rodoviario), además de ferias (avenida Argentina). Hay que destacar
que han perdurado muchos de los inmuebles destinados a comercio tradicional de la ciudad (valorados
por Ciudadanos por Valparaíso) y que además predomina hasta hoy una diversidad social en los espacios
públicos, con alta presencia de comercio de calle.
En síntesis, y lo que puede analizarse según las transformaciones observadas, es que la visión sobre el
tratamiento del Centro Histórico predominante está enfocada en un desarrollo económico, con un bajo
nivel de protección del instrumento normativo sobre el desarrollo inmobiliario y de grandes paños
comerciales, evidenciado tanto por la observación en terreno como las entrevistas.
81
Conclusiones
El Barrio Puerto, sector de valor histórico y simbólico por constituir el origen de una ciudad sin fundación
formal, presenta escasas transformaciones de usos de sus inmuebles, en cambio signos de deterioro físico
de éstos. Sí se observan cambios y mejoramientos de infraestructura y equipamiento de sus espacios
públicos. Del circuito observado solo un 2% de los inmuebles cambió de uso y se renovó en el período
(Supermercado, hostal, centro de estudios) un 1% está actualmente en desuso (Mercado Puerto desde el
terremoto del 2010 y el edificio Subercaseaux, desde su incendio el año 2007). Sin embargo, el 100 % del
espacio público recorrido ha sido mejorado por acción pública, hecho que no ha incidido en la realidad
inmueble del sector. Por ejemplo, el edificio Estoreca presenta deterioro físico pero actual uso residencial
de varias familias de estratos bajos, aportando al plan esta mixtura, además de una preservación del valor
de las dinámicas sociales del barrio, a diferencia de otras zonas cuya realidad inmueble sí se ha
transformado tanto en su aspecto como en su contenido y uso. Un factor a considerar es su histórica
pérdida de preeminencia atribuida a la construcción del ferrocarril que potenció el crecimiento de la
ciudad hacia el Almendral. Además, la morfología de la trama de sus cerros aledaños admite poca
visibilidad generando alta percepción de inseguridad. Esto, sumado a la mantención de su carácter
popular ha estigmatizado el barrio, generando un bajo interés privado de inversión. Se visualizan aquí
resultados de preservación por sobre la renovación y rehabilitación. Concentra acciones de zonificación
para la preservación de Zona Típica y de Conservación Histórica, aplicadas por el Consejo de
Monumentos y el Plan Regulador Comunal, logrando ampliar este último, la tutela de valoración hacia los
cerros y el resto del plan, más allá de la Zona Típica. Pese a concentrar inversión pública, debe
considerarse que los factores históricos y morfológicos antes expuestos han propiciado que estas
acciones no hayan incidido en dinámicas de mercado que generen una “renovación” como en otros
sectores. Sí se observan efectos que son propios de la preservación con el impacto de deterioro inmuebles
que según Rojas a veces ello tiene. Sin embargo, estas acciones han frenado el mencionado ciclo de
degradación y renovación especulativa, propiciando la oportunidad de generar un mejoramiento más
amable con las dinámicas sociales existentes. Si bien se observa una visión monumentalista en las
acciones de preservación, de un tiempo a esta parte la acción pública ha intentado mejorar las
condiciones funcionales del espacio público mostrando una valoración de las dimensiones sociales del
barrio. Por otro lado, la acción preservadora aquí no ha logrado proponer un adecuado condicionamiento
de las edificaciones nuevas tanto en la morfología como sus usos dando pie a falsos históricos como el
Supermercado Santa Isabel, el cual además compite con el comercio tradicional del barrio.
82
La zona de los Cerros Alegre y Concepción posee atributos estéticos e históricos por ser de los primeros
barrios residenciales de inmigrantes europeos que adaptaron la idea de ciudad jardín para vivir más
cerca de la naturaleza. Se observa aquí que un 62,7% de los inmuebles del circuito han modificado sus
usos residenciales a un destino de servicio turístico, además de que un 100 % de los espacios públicos
han sido renovados. La dinámica social se ha modificado durante estos años de estudio, pasando de ser un
barrio preeminentemente mixto residencial y universitario (año 2003) a uno cargado de actividades
relacionadas al ocio, hoteles boutique y en general una sobrecarga evidente de flujo durante los fines de
semana. Concentra acciones del PRDUV y del instrumento aprobatorio (Convenio de Ventanilla Única),
dada la gran cantidad de obras nuevas y rehabilitaciones desarrolladas, predominando las acciones de
inversión por sobre las de preservación. Las visiones que inciden acá apuntan al desarrollo económico
urbano y a una valoración de uso del patrimonio. Si bien la mayor incidencia en la transformación del
territorio es consecuencia de las inversiones privadas, el instrumento aprobatorio y las entidades
responsables han favorecido el enfoque desarrollista por sobre la conservación física y social, aprobando
proyectos con clara incidencia en el tejido social existente en el inicio del período de estudio. Esto se
visualiza por la gran cantidad de inmuebles que han cambiado su uso de residencial a comercial y que
también han renovado su imagen. Aquí, los instrumentos de inversión pública (PRDUV) han generado una
sinergia con la inversión privada lo cual fue también propiciado por la dinámica previa que comenzó a
consolidar este barrio como circuito obligado de los visitantes, admitiendo un desarrollo económico de
carácter privado. Por otra parte, las acciones han mantenido las escalas existentes en el barrio así como
establece grupo Plan Cerro: el “habitar patrimonial contemporáneo” busca una renovación urbana
aportando a un desarrollo económico ´pero respetando las escalas existentes´ .visión plasmada en la
renovación del entorno construido del barrio. En términos físicos, la renovación de este sector ha
comprendido las escalas físicas a salvaguardar en virtud del Paisaje urbano.
Respecto a la zona del Almendral próxima a la Avenida Argentina, su valor histórico radica en ser un área
representativa de la modernización de la ciudad a fines del SXIX y primera mitad del SXX. De hecho la
Avenida Argentina es obra del centenario y está construida sobre un cauce abovedado para mantener
“higiene” en el Almendral, evitando las inundaciones. Hoy muestra la transformación de un 10% del
frente recorrido, comprendiendo tanto cambios de uso de suelo como nuevas edificaciones residenciales
en altura en sectores en antiguos sitios eriazos. Su actual panorama se distingue del resto de la ciudad
histórica predominando las acciones privadas expresadas principalmente en Supermercados, retail,
automotoras y talleres mecánicos, actividades que no aportan a un dinamismo del espacio público ni a la
generación de cualidades que propicien la incorporación de los deseables usos residenciales. De las
acciones públicas presentes, está su declaración como Zona de Conservación Histórica. Ésta no concentra
mucha inversión pública para el patrimonio urbano, salvo la renovación de los ascensores Barón y
Polanco (acciones del PRDUV). Respecto a ello, se concluye que la ampliación de las zonas de
conservación histórica en este sector no logró romper aun con la acumulación de energías económicas
concentradas en el Sitio de Patrimonio Mundial, al menos en los 10 años de estudio. La normativa
tampoco ha logrado propiciar actividades que enriquezcan la vida urbana del sector, como generar usos
residenciales, permitiendo en cambio, otros usos no muy compatibles. Es decir aquí el instrumento de
Planificación no ha actuado como ente de preservación como se expresa en la Zona del Barrio Puerto. El
Plan de Recuperación Urbana del Almendral que sí apunta a ese fin aun no presenta resultados dada su
reciente implementación. Esta zona está a la deriva entre varias visiones, por un lado la visión
conservacionista de ciudadanos por Valparaíso organización que gestionó la ampliación de las zonas de
83
conservación, y por otro lado la visión del Plan Regulador Comunal, que en esta zona ha facilitado la
acción privada en el marco de dinamizar económicamente la ciudad.
Respecto a la diversidad de visiones sobre el tratamiento de una misma ciudad se analizaron tres factores
claves. Uno es el factor espacial y la comprensión de entorno, ambiente y ciudad. Desde su comprensión
más reducida como Zona Típica del Consejo de Monumentos, o como Sitio por parte de la UNESCO, hasta
su comprensión más integral de Ciudad Histórica y Paisaje expresada por Ciudadanos por Valparaíso y el
Plan Regulador Comunal. La secuencia del proceso y los diversos alcances espaciales generó efectos en la
incidencia del instrumento de gestión de inversión PRDUV, cuya teoría también expresa amplitud en sus
alcances espaciales, pero cuyo monto de inversión se limitó a los alcances del reducido Sitio (40
hectáreas). Un segundo factor es el ámbito temporal del tratamiento expresado en visiones que apuntan a
la renovación en virtud de un desarrollo económico, otras que apuntan a la renovación para un
funcionamiento óptimo de la ciudad, y por último aquellas visiones conservacionistas. La investigación
muestra que la operación de cada instrumento o acción organizada no ha sido constante en este sentido
favoreciendo el desarrollo económico en ciertas zonas y la conservación de otras. Ello puede explicarse
también por las distintas lecturas que admiten las vocaciones de cada lugar, como también por las
condiciones que éstas ofrecen, teniendo los instrumentos en algunos sectores como Cerro Alegre y
Concepción, Avenida Argentina, efectos que evidencian un tipo de desarrollo económico, y en otros como
el Barrio Puerto a la conservación. Un tercer factor a considerar es el ámbito social. Si bien todas las
instituciones y organizaciones expresan un interés por el ámbito social del patrimonio en cuanto a los
residentes actuales cabe mencionar diferencias al respecto. La organización más consecuente en valorar
las dinámicas sociales existentes es Ciudadanos por Valparaíso identificando que el atributo social y
cultural es la persistencia de la escala de barrio, la heterogeneidad y la convivencia armónica de la
diversidad social en el centro que ha equilibrado un desarrollo sustentable con rentabilidad compartida,
gracias a una ´inercia heredada´ (Undurraga, 2010). Otros actores institucionales (Municipales, PRDUV,
Grupo Plan Cerro y Corporación La Matriz) expresan la necesidad de incorporar una mayor
heterogeneidad social que propicie la revitalización de la ciudad así como lo hicieron los inmigrantes del
siglo XIX, responsables en parte de su ´modernización´ aludiendo a la necesidad de una ´elite´ capaz de
influir en la planificación y desarrollar acciones que renueven la ciudad. aludiendo al paradigma de la
innovación para superar las “limitaciones” de la condición actual, acomodándolas a las demandas del
nuevo orden económico y social.
En este sentido, y aludiendo a la hipótesis, efectivamente uno de los factores que han generado
desigualdad ha sido la incidencia territorial de las distintas visiones sobre el patrimonio y consecuente
tratamiento del Centro Histórico. Sin embargo, más relevante en este efecto diferenciador ha sido la
debilidad efectiva de la planificación derivada de una descoordinación y falta de visión específica y
alcance en el tratamiento urbano de la ciudad histórica. De acuerdo al análisis de los instrumentos
aplicados, un elemento relevante en esta falta de visión ha sido el énfasis ´centralista´ de los programas
establecidos versus una debilidad de la planificación local establecida, desde hace tiempo según los
entrevistados. Este enfoque ha perdido de vista la potenciación de las fortalezas locales existentes,
además del valor intrínseco de una ciudad cuya configuración ha favorecido la integración social.
84
puerto y el plan en segmentos escalares que hoy en día más que complementar riquezas entre sí, han sido
escenario de situaciones críticas que alimentan su aislamiento, impidiendo el flujo continuo de su sistema
(problema de vistas que genera el próximo Terminal 2, problema de intereses sociales que genera el Mall
Barón, deterioro progresivo del Almendral, etc).
Como medida unificadora se propone conjugar los atributos funcionales que alguna vez tuvo como ciudad
industrial y sus atributos paisajísticos de ciudad anfiteatro integrando a través de la conectividad de
transporte, potenciando sus ejes transversales y sus cordones longitudinales, especialmente aquellos que
conecten el cerro y el Plan, que son las escaleras peatonales, ascensores y cordón avenida Alemania. Un
plan integrado de conexión intermodal que utilice los actuales trolebuses, agregue ascensores, y en
general, propicie una peatonalidad más confortable, constituyendo una base funcional que aporte a la
calidad de vida de sus habitantes. Es decir todas las precisiones de una nueva imagen objetivo estarían
bajo el alero de “UNA CIUDAD INTEGRADA.”
Además es necesario comprender que fuera de sus atributos estéticos y función de puerto, Valparaíso es
una ciudad común (Undurraga G., 2013) que requiere estar equipada en virtud de la calidad de vida de
sus habitantes. Su deuda radica en la insuficiencia de equipamiento de salud y de educación que
constituya su eficiencia de servicios. Se recomienda de generar una renovación de los servicios existentes,
y una incorporación sustantiva de aquellos que sean más requeridos por la ciudad, en un sector central y
conectado como el Almendral.
Respecto a la diversidad de valoraciones sociales expresadas, se analiza que aquellas que evocan la
necesidad de una elite, lleva implícito el riesgo de que su actuar genere ruptura de los equilibrios
existentes hoy en día. La recomendación es enfocar este pensamiento hacia una visión de diversificación y
no hacia una de segregación, con políticas que incentiven la llegada de nuevos residentes y no solo de
visitantes, bajo la lógica de una mixtura social y no de una expulsión de las actuales capas sociales que lo
componen. Según Undurraga el modo más amable de atraer diversidad es potenciar las actividades
relacionadas con las Universidades, atrayendo la residencia de estudiantes y otros actores involucrados.
Es de consideración la incorporación e incentivo de actividades profesionales que potencien la actual
vocación administrativa de la ciudad, pero también la incorporación del uso residencial del Almendral
como señala actualmente su Plan de Recuperación Urbana. Otra medida que vale estudiar es la
incorporación de subsidios destinados a la ayuda de los arrendatarios, figura predominante en los
residentes actuales de la ciudad. La relevancia de la valoración social radica también en la generación de
nuevas plataformas ciudadanas que incluyan formalmente a la comunidad en la orientación de una
planificación correspondida con sus verdaderos requermientos y con su apreciación sobre el valor del
patrimonio construido. En este sentido, es relevante la acción orientada al fortalecimiento de las
capacidades del gobierno local, entidad que conjuga las demandas ciudadanas y la acción intersectorial
normativa y de inversión. Esto facilitaría la valoración del patrimonio entendida desde la sociedad local y
no solo desde las políticas establecidas por el gobierno central, lo que es clave para una lógica de puesta
en valor del patrimonio urbano.
Respecto al patrimonio arquitectónico y los monumentos, cobra validez la lectura diversa de este en la
extensión del territorio valorado. Ello por las diversas vocaciones territoriales y representatividad de
momentos históricos. Respecto a las transformaciones estudiadas se vislumbran edificaciones de valor
85
histórico que conservan la “dignidad” de su valor dependiendo del tratamiento otorgado a éstas. Como
recomendación se plantea evitar tratamientos fachadistas de dudosa calidad arquitectónica, como la
elaboración de falsos históricos. Por otra parte se destacan las edificaciones de valor histórico de actuales
usos residenciales cuya renovación más urgente es la de su funcionalidad, pues soportan la subsistencia
de la valiosa integración social, uno de sus principales atributos urbanos. Lo que sí es relevante
considerar, más que la ciega mantención del Estilo histórico propio del Siglo XIX, por cierto muy presente
en gran parte de la edilicia porteña, son las escalas de edificación existentes y la relación con el espacio
público que éstas generan. En ese sentido, vale destacar el trabajo realizado por el Grupo Plan Cerro
cuyas propuestas comprenden la escala de los barrios sobre los cuales trabajan. Esta idea de construir día
a día el patrimonio, debe comprender su responsabilidad de la continuidad histórica y que las ciudades
patrimoniales son ciudades contemporáneas cuyo espacio debe albergar la diversidad. Sólo así el
patrimonio construido dejará de ser parte de un espectáculo del pasado, para convertirse en devenir del
presente y símbolo para el futuro.
86
Lista de ilustraciones
1. Zonas de conservación histórica sobre imagen Satelital de Valparaíso. Fuente Imagen: Geografía PUCV,
intervenida por autor. ..................................................................................................................................................................... 11
3.Imagen de boutique en barrio patrimonial. Fuente: Muñoz, 2008 4. Imagen de flujo turístico en
barrio La Boca, Buenos Aires. Fuente: Muñoz 2008. .......................................................................................................... 23
12. Imagen Borde Mar, Borde Acantilado ...... Imagen clasificación tipológica y de usos. (Plan-Pie de Cerro-
Cerro) Fuente: Elaboración propia en base a diagnóstico del Pladeco 2003. .......................................................... 32
19. Pasaje La Matriz 1998. Fuente: Archivo Histórico OGP. ............ 19. Pasaje La Matriz Mayo 2012. Fuente:
Archivo propio…………………………………………………………………………………………………………………………………...38
20. La Matriz 2000 (Fuente: archivo histórico) . 21. La Matriz y Santa Isabel. Fuente: Archivo propio mayo
2012………………………………………………………………………………………………………………………………………………….38
22. Mercado Puerto 1998 (Fuente: Fichas de catastro archivo histórico)/ Mercado Puerto 2012 (Fuente:
Registro fotográfico elaboración propia). ............................................................................................................................... 39
23. A la izquierda, edificio Subercaseaux previo al incendio 2007. Fuente: Dirección de Gestión
Patrimonial. A la derecha fotografía 2013.Fuente: Archivo propio. ............................................................................ 39
24. Fotografías de Calle Serrano. 25. Pasaje Goñi. Fuente: Archivo propio. ................ 40
27. Mapa circuito Zona 2. A la izquierda transformaciones predios. A la derecha uso de predios
transformados. Elaboración propia. .......................................................................................................................................... 41
28. Plano circuito Zona 2. Elaboración Propia. Imagen satelital Zona 2. Fuente: geografía PUCV. ................. 42
29. Cerro Alegre. A la izquierda Café de Almirante Montt. A la derecha, Tienda de arte de Lautaro Rosas.
Fuente: Archivo propio, noviembre 2012. .............................................................................................................................. 43
30. Inmueble de “El Desayunador”. A la izquierda, 2004 y a la derecha 2005. Fuente: Archivo histórico
DUC.......................................................................................................................................................................................................... 43
32. A la izquierda, Librería Ivens, plaza Aníbal Pinto 2004. Fuente; Archivo DUC. A la derecha, plaza Aníbal
Pinto. Junio 2012. Fuente: Archivo propio. ............................................................................................................................ 44
33. A la izquierda Café Riquet 2007 Fuente: Plataforma urbana. A la derecha, fotografía La Botica de
Salcobrand, ex café Riquet (2012). Fuente: Archivo propio............................................................................................ 45
87
34. Mapa circuito Zona 2. C° Alegre y Concepción. A la izquierda, predios transformados en el recorrido. A
la derecha, los nuevos usos de los predios. Fuente: Elaboración propia. .................................................................. 46
35. Plano circuito Zona 3. Fuente: Elaboración propia. Imagen satelital Zona 3. Fuente: geografía PUCV. 47
36. Fotografía acceso norte, avenida argentina. Fuente: http://www. EOchile.com ............................................ 48
37. Edificación en altura, avenida Argentina (ZCH). Fuente: Archivo propio. Enero 2013. ............................... 48
39. A la izquierda, Plazoleta inferior ascensor Barón. Fuente: Archivo propio. A la derecha, fotografía de
estación inferior Ascensor Barón. Fuente: Archivo DUC. ................................................................................................. 50
40. Gasómetro 1998 (Fuente: Fichas de catastro archivo histórico) Jumbo, construido año 2006,
fotografía de año 2012 (Fuente: Registro fotográfico elaboración propia) .............................................................. 51
41. Feria de la Avenida Argentina. A la izquierda, foto 1998. Fuente: Archivo Valparaíso de Ayer. A la
derecha, Feria Junio 2013. Fuente: Archivo propio. ........................................................................................................... 51
42. A la izquierda, mapa Zona 3 de predios e inmuebles nuevos o con nuevos usos. A la derecha, usos de
nuevos inmuebles. ............................................................................................................................................................................ 52
43. Imagen de zona Sitio de Patrimonio Mundial SPM, Zona de Amortiguación y Zona Típica. Elaboración
propia. .................................................................................................................................................................................................... 56
44. Imagen estado primitivo y actual (con su última modificación) de Zonas Patrimoniales. Fuente:
Información http://www.pdgp.cl. Dibujo: Elaboración propia ..................................................................................... 56
45. Imagen Plan reguldor Comunal. Fuente: Presentación asesoría urbana IMV. ................................................. 58
49. Mirador Paseo Yugoslavo. Diciembre 2012. Fuente: Archivo propio. ................................................................. 65
50. Paseo Yugoslavo y nuevo restaurant "Alegre" Diciembre 2012. Fuente: Registro propio.......................... 65
52. Imagen delimitación de área de densificación del Almendral. Fuente: Asesoría Urbana. IMV. ................ 70
53. Imagen espacialización de inversiones del PRDUV, acciones Ciudadanos por Valparaíso y Grupo Plan
Cerro Fuente: SUBDERE, Programa de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso 2006-2012.
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Fuente: Información desarrollada al interior del equipo para fines de análisis de estrategias de
intervención. Folleto “Lugar Valioso” Ciudadanos por Valparaíso y Revista Planeo IEUT. ............................... 72
54. PRC sobre Zona 1, Seccional Vistas e Inmuebles de Conservación Histórica e instrumentos y acciones
sobre Zona 1. Fuente: Elaboración propia en base a PRC, y Estudio Equipo PRDUV, 2009.............................. 74
56. Zonas PRC, Seccional vistas e Inmuebles de Conservación Histórica y Monumentos históricos,
intervenciones PRDUV, Grupo Plan Cerro y valoración de Ciudadanos por Valparaíso. Fuente: Elaboración
Propia en base a PRC, y Estudio PRDUV 2009. ..................................................................................................................... 77
58. Zonas de Conservación según PRC, Inmuebles de Conservación Histórica y Monumentos Históricos.
Inversiones Públicas (PRDUV). Fuente: Elaboración Propia en base a PRC, y territorialización de
inversiones del PRDUV, 2009. ..................................................................................................................................................... 80
Lista de abreviaciones
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Material Inédito
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