Exposición Criminalidad y Globalización
Exposición Criminalidad y Globalización
Exposición Criminalidad y Globalización
De este modo se asienta el contexto la crisis del derecho en general, mostrando y diciendo
cómo estamos en el marco de los derechos, sin embargo, es un ideal abstracto universal, no
particular, no universal concreto, sino que se observa una “realidad” jurídica que tiene la
capacidad para volverse situación actual inminente, no sólo en términos del derecho
público internacional, sino también en el derecho interno alrededor del derecho
constitucional y el derecho penal. En términos jurídicos, Ferrajoli define la globalización
como un vacío del derecho público a la altura de los nuevos problemas, que los nuevos
poderes alrededor de la asociación de la esfera pública, que se traducen en la ausencia de un
derecho y sistemas de garantías idóneos para poder disciplinar los nuevos poderes
desregularizados y salvajes que actúan tanto en el mercado como en la política, alrededor
de lo que podría decirse actores aparentemente o abiertamente ilegales, hay unos que
aparentan ser legales y son realmente ilegales y otros que son abiertamente ilegales.
Alrededor de estas dos funciones, partiendo y definiendo el derecho penal como la ley de
más débiles, es decir, aquella ley que tienen los que son víctimas de delitos y que por
definición tienden a estar en situaciones de debilidad y que el Estado en su conjunto a
nombre la sociedad tiende a nivelar no como un ejercicio de venganza sino como un
ejercicio de justicia.
En concreto, el autor diferencia las dos crisis del derecho penal:
Entonces, el derecho penal ni es capaz de prevenir los delitos y no es capaz de prevenir que
él mismo sea sujeto de abusos políticos arbitrarios.
I. la criminalidad organizada y,
II. los crímenes del poder.
Narcotráfico,
Trata y tráfico de personas,
Los contrabandos.
Del otro lado tenemos los crímenes del poder, alrededor de los cuales se articula en
los siguientes:
Ferrajoli plantea a partir de ahí lo que llama una nueva cuestión penal, mostrando cómo ha
habido lo que se denomina inflación penal, lo que otros llaman el populismo punitivo y es
esa criminalización de conductas masivas muchas veces ligadas a sectores populares, sin
embargo, hay situaciones que podrían resolverse por vía de querellas e incluso por el
derecho policivo, la conciliación y la justicia restaurativa. En Colombia, por ejemplo
hablamos del populismo punitivo alrededor de:
La violación de niños
De la violencia y de los feminicidios y la violencia de género, que no
necesariamente es populismo, porque atiende el enfoque diferencial, pero sí como
una tendencia a criminalizar el aborto o el consumo de estupefacientes; esta deriva
de lo que alude al proceso inflacionista del derecho penal, en última lo que hace es
que bajo el fenómeno de la prescripción de los procesos, con la excusa de que hay
saturación judicial, precisamente porque sé vuelven y se tipifican como delitos una
serie de conductas que podrían manejarse en otros sentidos, terminan por traducirse
en una impunidad del poder criminal y del poder macro de los crímenes del poder,
y una excesiva carga sobre los sectores populares alrededor de los delitos asociados
al patrimonio económico derivados muchas veces de pobreza, entonces, hay un
desplazamiento discursivo también a nivel global y lo estamos viendo como por
ejemplo con el tema de las migraciones, cómo los niños están encarcelados en
EEUU y en Israel, como si migrar fuera un delito, y eso tiene connotaciones
políticas, porque alrededor de eso también están escalando gobiernos de extrema
derecha con carácter fascista, que se alimentan del temor público de los sectores
populares más integrados a la sociedad, que le atribuyen la culpa de su situación al
último de la fila y no ellos con el penúltimo lugar y no a los factores de
concentración de la riqueza y el equilibrio del poder, también es una estrategia de
impunidad; y no solo de extrema derecha, sino de extrema izquierda, que se
aprovechan de todas estas debilidades de carácter social, apropiándose del discurso
social y la realidad del ciudadano común permanece igual o peor en cualquiera de
ambos extremos.
A nivel por ejemplo del prohibicionismo, de la criminalización penal de conductas
como el consumo de estupefacientes, se explica claramente que son fenómenos o
medidas criminogeneticas, en el sentido en que antes de prevenir el delito lo crean;
es muy claro para el autor que la prohibición del consumo de drogas, lo único que
hace es elevar las rentas de las organizaciones macro criminales alrededor de
fenómenos como la corrupción y a la vez genera una economía política de la lucha
antidrogas por medio del control de presupuestos - alrededor de US $418 millones
esto sólo para lucha antidrogas- destinados entre comillas para la seguridad y
narcotráfico, entonces por punta y punta se produce un enriquecimiento de las élites
al prohibir la el consumo y como consecuencia se aumentan los precios,
aumentando la tasa de rentabilidad de los traficantes, pero también se aumentan los
presupuestos de las autoridades destinadas a controlar justamente el consumo, que
se traduce en contrataciones estatales multimillonarias, por ejemplo, el glifosato,
dispositivos de seguridad, entre otros.