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Corporación Universitaria Elyon Yireh

Programa de Seguridad ocupacional


FORO SEGUNDA SEMANA
Las Emociones

Objetivo.
Conocer los procesos mentales que impiden a una persona tomar acción cuando es
consciente de lo que tiene que hacer

Frase. Todas las decisiones son emotivas


Preguntas

1. resuelve el crucigrama
Marca con una x las respuesta(s) correcta(s)

2. Según la interpretación del vídeo que nos obstaculiza conseguir lo que queremos
a. La intuición
b. La razón
c. Las excusas
d. Las emociones
3. Realice la consulta de las palabras de la pregunta 2
4. Resuelva el siguiente caso
a. Cómo puedes ayudar a nuestro personaje
b. Estás de acuerdo con el mensaje del folleto, justifique su respuesta
c. Cómo puedes ayudarlo a mantener la motivación
d. Piensa que el colocarse metas es importante, justifique su respuesta

Adriana era un joven despreocupado de las situaciones , quería hacer lo


que mejor le pareciera , al extremo que su vida transcurría solo jugar , no
tenía metas o bueno las había abandonado porque él creía que el que
nace pobre , moría pobre , su condición de adocelente le hacía parecer
que nadie lo comprendía , estudiaba una carrera técnica que no le
importaba ya que lo obligaban a estudiar , estudia por un mejor futuro era
lo que sus padres le decía , pero el no sentía pasión de hecho no
mostraba pacion por nada , uno de sus profesores llamado juaquin quería
ayudarlo a crear disciplina le entrego un folleto que lo leyera ,pero el
había adquirido una coraza que no permitía que nadie lo lastimara ya que
había tenido una relación en dónde había entregado todo y solo lo
utilizaron esa persona se burló de sus sentimientos y lo expuso . Tomo la
decisión que no le volvía pasar

HORIZONTAL

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4) Entiendo porque esa persona es así conmigo

6) siento que quiero golpear a esa persona o al alguien

8) me gusta ser amble y buena onda con las personas

9) No me animo hacer eso, siento que se me van a burlar

13) me da mucha pena que me vean hacer eso.

14) me siento muy feliz por haber logrado lo que me propuse.

 VERTICAL

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1) Nunca espere que esto sucediera

2) Se que puedo lograr lo que estoy haciendo

3) Me asusta mucho lo que vaya a pasar

4) Cuando tengo ganas de llorar y no quiero nada

7) estoy sonriente y muy alegre.

8) me gusta estar con esa persona

10) medio coraje que me pasara esto, estoy de mal humor.

11) estoy muy molesto

12) me siento mal que a (ellos) les vaya bien y a mi no

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A continuacion encontrara una serie de emociónes relaciónalas con los
enunciados de arriba

Comprensible

Sorpresa

Coraje

Entusiasmo

Afecto

Miedo

Timidez

Tristeza

Vergüenza

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Felicidad

Orgullo

Afecto

Disgusto

Envidia

Irá

FOLLETO

Todo el mundo se enfrenta al difícil reto de mantener la motivación


cuando desea alcanzar sus objetivos. ¡Basta con que te fijes en la
cantidad de personas que empiezan dietas de adelgazamiento, pierden
peso y luego lo vuelven a ganar!

Lo cierto es que replantearnos las cosas, cambiar o empezar de nuevo,


por pequeña que sea la faceta de nuestra vida que queramos modificar,
es algo que impone. Pero no es imposible. Con el enfoque adecuado,
seguro que lo puedes conseguir

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Motivarse y mantener la motivación
¿Cómo mantener la motivación y seguir avanzando hacia la consecución
de un objetivo? Todo es cuestión de planificar bien las cosas, tener
expectativas realistas y ser perseverante. He aquí lo que necesitas hacer:

Primero, fíjate un objetivo. Empieza anotando lo que quieres conseguir:


tu meta principal, lo que deseas que se haga realidad. Por ejemplo
"Quiero sacar un promedio de sobresaliente en este curso" o "Quiero
perder peso para la fiesta de fin de bachillerato" o incluso "Quiero
participar en los Juegos Olímpicos" son metas principales porque son los
objetivos últimos que la persona desea cumplir (evidentemente, algunas
metas requieren más tiempo y más esfuerzo que otras). Está bien soñar
a lo grande –es la forma en que mucha gente consigue lo que desea. Lo
único que debes recordar es que, cuanto más ambiciosa sea la meta que
te fijes, más tendrás que esforzarte para alcanzarla.
Sé específico. Es mucho más fácil planificar y alcanzar un objetivo
concreto que uno vago. Supongamos que tu objetivo es perder peso. Eso
es bastante vago. Concrétalo especificando cuánto peso quieres perder,
por qué y cuando deseas haberlo perdido. Eso te ayudará a planificar la
forma de alcanzar el objetivo. Cuesta más y más tiempo perder 10 Kg
que perder solo 3, de modo que deberás ajustar el plazo de tiempo en
consonancia.
Sé realista. La gente a menudo abandona sus objetivos porque sus
expectativas son poco razonables. Algunos esperan perder peso y
quedarse como sílfides en unas semanas en vez de en varios meses, o
dejar de fumar de la noche a la mañana tras varios años de fumar como
carreteros. Supongamos que quieres correr una maratón. Si intentas
correr los más de 42 Km. de que consta una maratón mañana mismo sin
entrenarte, es poco probable que lo logres. ¡Una persona promedio
necesita un entrenamiento de cuatro meses para correr tantos kilómetros
seguidos! Pero el mayor riesgo es que acabes tan agotado y te quemes
tanto por el esfuerzo realizado que abandones tu sueño de correr en una
maratón e, incluso, de correr en cualquier otra carrera.
Parte de la capacidad de mantener la motivación depende de ser realista
sobre lo que uno puede conseguir dentro del período de tiempo que se
ha fijado. Perder 3 Kg. para la fiesta de fin de bachillerato es algo factible
si falta un mes para la celebración. Pero, si la fiesta es el próximo

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sábado, es imposible que pierdas tanto peso en tan poco tiempo.
Asimismo, competir con el equipo de esquí olímpico es una meta factible
si tienes 15 años y ya eres un esquiador destacado. Pero si tiene 18 y
acabas de recibir tus primeras clases de esquí, el tiempo no está
precisamente de tu lado.

Escríbelo. Pon tu objetivo específico por escrito. Luego vuélvelo a


escribir. Una y otra vez. Las investigaciones muestran que escribir un
objetivo forma parte del proceso mental de comprometerse a cumplirlo.
Escribe tu objetivo cada día para no pederlo de vista y para recordarte a ti
mismo lo mucho que deseas alcanzarlo.
Fragméntalo en objetivos parciales. Todo cambio requiere
autodisciplina. Necesitas dedicar una atención constante para no
apartarte de tu propósito. Una forma de allanar el camino es dividir el
objetivo en pequeños pasos. Retomemos el ejemplo de perder 3 Kg. para
la fiesta de fin de bachillerato. Supongamos que dispones de un mes, de
modo que tu objetivo es alcanzable. ¿Pero qué haces para alcanzarlo?
Primero, divide tu objetivo en objetivos parciales (como perder 1 Kg. a la
semana durante las dos primeras semanas y luego medio kilo durante las
dos semanas siguientes). Luego establece tareas específicas a realizar
diariamente, como comer cinco raciones de fruta y verdura y hacer media
hora de ejercicio cada día. Anótalo en un calendario o agenda para que
puedas llevar un registro de tus logros parciales.

Si tu objetivo es participar en una maratón, deberás seguir un proceso


similar. Supongamos que estamos en el mes de febrero y la maratón se
celebra en agosto –un marco de tiempo realista para prepararte. Empieza
corriendo 3 Km. y ve aumentando gradualmente la distancia. Pide a un
entrenador que te ayude a fijarte objetivos parciales factibles en lo que se
refiere al incremento de la distancia y que te sugiera ejercicios para
mejorar el rendimiento trabajando tanto la fuerza muscular como la
resistencia.

El hecho de ir alcanzando frecuentemente pequeños objetivos es algo


digno de celebrar. Te transmitirá confianza, seguridad en ti mismo,
ánimos y motivación para seguir haciendo dieta, corriendo o haciendo lo
que te hayas propuesto hacer. De modo que recompénsate por cada
objetivo parcial que vayas alcanzando.

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Anota también los objetivos parciales para poder hacer un seguimiento
de lo que necesitas hacer, registrar los logros parciales a medida que los
vayas cumpliendo y disfrutar sabiendo que te vas acercando a la gran
meta. (El hecho de escribir los pasos específicos tiene otra ventaja –si
notas que te flaquea la voluntad, puedes echar un vistazo a tu lista para
comprobar el camino que ya llevas andado, animarte y reorientarte).

Comprueba tus progresos. Ahora que has dividido tu objetivo en una


serie de objetivos parciales, comprueba tus progresos cada día.
Cuando cumplas un objetivo parcial, márcalo en tu lista. Dite a ti mismo:
"Bueno, ya he perdido 1,5 Kg. ¡Ya estoy a mitad de camino para lograr mi
objetivo!" Recompénsate con algo que te prometiste cuando te fijaste el
objetivo. ¡Saborea el éxito! Y luego piensa en cómo vas a lograr el resto
de tu objetivo: "¿Ahora cómo voy a conseguir perder el kilo y medio que
me falta sin recuperar lo que ya he perdido?"

Si tienes un resbalón o te falla la voluntad, vuélvete a comprometer


con tu objetivo. Si tienes un resbalón, no tires la toalla. Perdónate a ti
mismo y organiza un plan para volver a retomar el camino que te llevará
a tu objetivo. Date unas palmaditas en la espalda por el camino que ya
llevas andado. No te machaques ni seas demasiado duro contigo,
independientemente de lo que te hayas desviado del camino que te
habías trazado. La mayoría de la gente tiene algún resbalón cuando
intenta introducir algún cambio en su vida –es una parte natural del
proceso.
El hecho de escribir las tareas diarias y los objetivos parciales también
ayuda en este punto, porque, si llevas un registro de tus progresos,
enseguida te darás cuenta cuando tengas un resbalón, lo que te hará
más fácil retomar el camino hacia tu objetivo. Y sabrás exactamente
cuándo te has salido del camino. De modo que, en vez desanimarte y
decirte: "Nunca lo consigo cuando me propongo perder peso", puedes
decirte a ti mismo: "No estoy perdiendo peso porque no he seguido mi
programa dietético y de ejercicios diario.”

¿Y si tienes un resbalón tras otro? Pregúntate a tu mismo si estás


realmente comprometido con tu objetivo. Si la respuesta es afirmativa,
vuélvete a comprometer -y ponlo por escrito. El proceso de escribirlo todo
también te puede ayudar a descubrir si estás o no realmente

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comprometido con un objetivo. Por ejemplo, tal vez estés más
“enganchado” a la fantasía de ser una estrella del deporte que a la
realidad de “sudar” para lograrlo.

Tómate los traspiés y resbalones como lecciones o recordatorios de por


qué estás intentando hacer un cambio. Si te sales del plan trazado, no lo
interpretes como un fracaso sino como una oportunidad para aprender
algo nuevo sobre ti mismo. Supongamos que tu meta es no pelearte tanto
con tu hermano o hermana. Tal vez aprendas que es mejor decir: "Ahora
no puedo hablar sobre eso" y tomarte tu tiempo para tranquilizarte
cuando notes que estás empezando a perder los estribos.

Mantén una actitud positiva. Imagínate o sueña cumpliendo tu objetivo:


luciendo el vestido que te compraste para la fiesta de fin de bachillerato
con tu esbelta figura, o marcando el gol de la victoria en la final de fútbol.
La imaginación ayuda a no perder de vista lo que uno está intentando
lograr. Ayuda mucho creer que es posible. Y también podrás recuperar tu
imagen mental cuando te flaquee la voluntad o sientas que te falta
motivación.
El pensamiento positivo y el lenguaje interno también son buenos aliados
de la motivación, al favorecer la adopción de una actitud positiva. Dite a ti
mismo: "Merezco sacar un promedio de sobresaliente en este curso
porque he hincado los codos" o "Seguro que me sentarán bien los
pantalones cortos este verano. ¡Estoy siguiendo mi programa de
ejercicios y mi dieta de adelgazamiento!"

Búscate un compañero. Otro gran estímulo es encontrar gente que te


apoye y anime. Búscate un compañero para entrenar con él, un amigo
que también quiera perder peso o alguna persona que se haya propuesto
un objetivo similar al tuyo para que os podáis apoyar mutuamente. Poder
contar con alguien que comparte tu objetivo puede marcar la diferencia
cuando te falle la voluntad –como cuando tengas que levantarte para
correr a primera hora de la mañana.
Si no estás obteniendo el apoyo y los ánimos que necesitas de la gente
que te rodea, tal vez necesites tomarte un respiro de una amistad en
concreto y rodearte de personas que quieran ayudarte a alcanzar tu
objetivo. Por ejemplo, si vas cada jueves a casa de un compañero para
estudiar juntos al salir de clase, pero últimamente a tu amigo le ha dado

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por poner la televisión, enviar mensajes de texto o colgarse del teléfono
ignorando tus ruegos de que es hora de estudiar, ha llegado el momento
de cambiar de compañero de estudios. No podrás centrarte en tu objetivo
si tu amigo no comparte ese objetivo –o, todavía peor, intenta alejarte de
él. Busca otra persona que comparta tus objetivos y que se haya
marcado un camino similar.

¡No tires la toalla!


Poner fin a un comportamiento insano o aprender a hacer algo nuevo y
emocionante, a fin de cuentas, no es más que asumir la responsabilidad
de nuestras vidas. Encontrar la motivación para hacerlo no es
necesariamente fácil pero siempre es posible. Puedes mantener la
motivación anotando tus objetivos, perseverando en el plan que te traces
y recordándote a ti mismo qué te llevó en un principio a fijarte ese
objetivo. Los cambios son emocionantes. ¡Si no, la vida sería muy
aburrida! ¡Buena suerte en la consecución de tus objetivos


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