Bioetica Ambiental UNESCO Manual
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Bioetica Ambiental UNESCO Manual
En sus inicios, la bioética surgió como un saber que conjugaba biología y ética
en una perspectiva ecológica. Quien primero usó la palabra bioética fue Fritz Jahr,
cuando defendió, en la primera mitad del siglo XX, en un artículo de una revista
alemana, el respeto ético por la vida ecológica que se manifiesta en las plantas y
animales. Más tarde, Van Rensseler Potter, volvió a usar la palabra en un sentido
ecológico para designar un saber que conjuga conocimientos biológicos y valores
Morales en defensa de la sobrevivencia de la vida humana en el planeta tierra,
amenazada por la creciente introducción de biotecnologías en el medio ambiente. La
bioética, para Potter sería un saber ético basado en los conocimientos de la biología para
acompañar con valores morales, el desarrollo tecnológico, para que éste no ponga en
peligro la continuidad de la vida humana y de la vida en la tierra en general.
Esto significa que estos cuatro motores que mueven la globalización técnico-
económica, precisan ser calibrados y corregidos por el surgimiento de una ciudadanía
global pautada por una conciencia y una solidaridad planetarias, posibilitadas por la
mundialización de las redes sociales que intercomunican, anunciando el surgimiento de
una opinión pública y una sociedad civil mundiales, más allá de las fronteras nacionales.
Varios movimientos mundiales de protesta por la web, que sucedieron en estos últimos
tiempos, canalizaron la reacción de la multitud y mostraron ese nuevo fenómeno social
(COHEN, 2003). Esa emergencia de una ciudadanía planetaria abre las posibilidades
para el surgimiento de una gobernanza global.
Esa concepción parte de una visión del ambiente como interacción entre seres
vivos humanos y no humanos, englobando lo sociocultural y lo natural, evitando un
romanticismo ecológico de una naturaleza intocada y sólo contemplada. Por lo tanto,
asume una perspectiva ecoconcentrada. Defiende el acceso universal y la utilización
adecuada de los medios naturales tanto biológicos como genéticos, teniendo en cuenta
dos principios.
¿Cúal es el efecto de fragmentos funcionales del gen sobre las bacterias que
habitan el intestino con los cuales podría acoplarse y tener efectos inesperados de
expresión? Esa posibilidad nos señala, según él, la necesidad de estudios exhaustivos
sobre todos los linajes de plantas transgénicas sobre la estructura de los intestinos y su
metabolismo. Este estudio debería hacer parte del proceso de reglamentación antes de
cualquier introducción de transgénico en la cadena alimentar humana. Pusztai concluye
con dos puntos importantes: "Ante todo, los métodos basados sobre los efectos
contundentes del ADN y de las proteínas transgénicas sobre el tracto intestinal,
deberían ser ulteriormente desarrollados para ofrecer instrumentos potentes que
deberían ser utilizados. La segunda conclusión es que la oposición de las autoridades
para una reglamentación, que tome en cuenta las pruebas científicas legítimas que
levantan interrogaciones al respecto de la seguridad de los alimentos transgénicos,
muestra claramente, que su preocupación principal no es informar honestamente al
gran público" (pg. 21). Se sabe que Pusztai fue dimitido de un instituto de investigación
de Gran Bretaña, donde trabajaba, porque sus investigaciones comenzaban a demostrar
científicamente los efectos de la ingestión de plantas transgénicas sobre el tracto
intestinal.
Por eso, en caso de inseguridad con respecto a los riesgos, según el Protocolo
de Cartagena de la ONU, es imperioso aplicar el principio de precaución, que es un
principio moral y político que determina que si una acción puede originar un daño
irreversible público o ambiental, en la ausencia de consenso científico irrefutable, la
carga de la prueba se encuentra del lado de quién pretende practicar el acto o la acción
que puede causar el dolo. En términos ambientales, el principio surgió en la Convención
sobre Diversidad Biológica de la ONU en 1992. Su aplicación en el área del ambiente
ansía, sobre todo, precaver posibles efectos nefastos e irrecuperables, causados por
acciones que, a pesar de no estar científica y empíricamente probado que originen
implícitamente esos daños, por precaución, no deben tener lugar.
La decisión podría abrir las puertas para aumentar las exportaciones a la UE de los
fabricantes de productos biotecnológicos como hormonas naturales e insulina de países
emergentes con una protección de patentes menos estricta. "Esto afectará a todos los
inventos en los que se usa material genéticamente activo como método o producto", dijo
Arnout Gieske, abogado especializado en patentes de la firma Van Diepen Van der
Kroef, en Amsterdam.
El fallo del martes está relacionado con la importación desde Argentina de harina de
soya producida con soya transgénica para resistir grandes dosis del herbicida glifosato.
http://www.lanacion.com.ar/1282429-monsanto-pierde-caso-clave-contra-argentina
(La Nación, miércoles 07 de julio de 2010)
El foco del caso es la cuestión de las patentes. Una patente es una garantía de
monopolio dado por el Estado a un inventor en un espacio y tiempo limitados. Si alguien copia
la invención sin autorización del titular de la patente puede sufrir sanciones penales. Lo que
antes se aplicaba solamente al invento de máquinas y aparatos técnicos, hoy fue extendido a
los seres vivos que sufren pequeña modificación genética (bacterias, partes del cuerpo,
animales, plantas). La sencilla equivalencia entre los dos casos – invención de un aparato
técnico y la intervención innovadora genética en un ser vivo - está basado en un
reduccionismo científico. Ahí está la cuestión ética. Se puede de salida pensar que esta
extensión no es tan sencilla y no se puede aplicar este modelo técnico de patentes a los seres
vivos, porque la situación se vuelve más compleja ya que cualquier ser vivo siempre está
acoplado a un ambiente con el cual interactúa. Los efectos de esta interacción necesitan ser
llevados en consideración. La Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos en su n.
17 afirma la necesidad de llevar en consideración la interconexión entre los seres humanos y
las demás formas de vida, cuando hay que evaluar los efectos de su interacción.
La patente en sus inicios aplicada a los inventos técnicos tenía, por un lado, el objetivo
de incentivar la innovación científica porque garantizaba el retorno de la inversión y, por otro
lado, confería un poder porque defendía la propiedad intelectual del invento. Esto tiene plena
validez cuando se trata del ámbito puramente científico, pero se torna complejo bajo el
aspecto ético y jurídico, con la entrada de intereses comerciales como es el caso de la soya
transgénica. El fin de la propiedad intelectual de las patentes es promover la innovación
científica, no el puro lucro. Las grandes empresas biotecnológicas como Monsanto tienen el
monopolio y no les interesa tanto innovar sino lucrar.
La noticia sobre la solución del caso en favor de Argentina contra Monsanto analiza las
formalidades jurídicas relativas a las patentes que basaron el fallo, pero no interpreta el caso
más en profundidad como podría ser la autonomía e independencia secular de los agricultores
en el manejo de las semillas para su siembra que era la causa de la intervención judicial de
Monsanto. Aquí es necesario introducir también el n. 17 de la Declaración Universal de
Bioética y Derechos Humanos cuando afirma la importancia de un acceso apropiado a los
recursos biológicos y genéticos y su utilización, el respeto del saber tradicional para la
protección de la biodiversidad y del medio ambiente. Para comprender este principio y
aplicarlo al caso en estudio es necesario tener presente los planteamientos hechos en el punto
anterior sobre la producción y el uso de transgénicos para la alimentación en sus efectos sobre
el medio ambiente y la salud humana. Por eso siempre hay que tener presente el principio de
precaución.
Referencias Bibliográficas
BULLARD R. D. Race and Environmental Justice in the United States. Yale Journal of
International Law 18 (1): 319-335, 1993.
FREITAS CM, PORTO MF, Saúde, Ambiente e Sustentabilidade. Rio de janeiro: Ed.
Fiocruz, 2006.
GEORGESCU ROEGEN N. The Entropy Law and the Economic Process. Cambridge:
Harvard University Press, 1971.
MORIN E., KERN A. B. Terra Pátria. Porto Alegre: Ed. Sulina, 2003.