Control Del Gasto Público
Control Del Gasto Público
Control Del Gasto Público
CONSTITUCIONALES
PARA EL CONTROL DEL
GASTO PÚBLICO EN GUATEMALA
Mauro Salvador Chacón Lemus
Contenido
1. INTRODUCCIÓN ......................................................................................... 2
2. LA FUERZA NORMATIVA DE LA CONSTITUCIÓN .................................... 3
3. LAS NORMAS CONSTITUCIONALES DE GASTO PÚBLICO .................... 5
4. ACCIONES DE INCONSTITUCIONALIDAD DE GASTO PÚBLICO .......... 14
5. REFERENCIAS .......................................................................................... 21
Bibliográficas ..................................................................................................... 21
Jurisprudenciales............................................................................................... 22
1. INTRODUCCIÓN
El principio de la separación de poderes era considerado como un dogma entre los
escritores franceses de finales del siglo XVIII, según la clasificación histórica ideada por
Montesquieu, era necesario distinguir entre el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial,
dentro de los cuales no debía existir subordinación, sino ser independiente los unos de los
otros, con el fin de garantizar entre otros valores, la libertad.
Esta división tripartita era una forma que se estimaba ecuánime en el reparto de
atribuciones del Estado. Sin embargo, también era preciso que se plasmara en un documento
que fuera del conocimiento público para evitar la injerencia, principalmente del poder
ejecutivo sobre los otros dos y para que los derechos de los ciudadanos pudieran ser
invocados ante el órgano jurisdiccional. De ahí, la necesidad de constituir esos derechos
básicos, fundamentales, en el documento escrito denominado Constitución, que ha venido a
imponer limitaciones a los poderes de los gobernantes, (Rey, Presidente, Primer Ministro o
al Parlamento), conforme la soberanía que se dé en los distintos regímenes políticos.
Para ello es menester contar con los instrumentos jurídicos que permitan proteger el
orden constitucional. La experiencia histórica demuestra que la doctrina de la superioridad
de las normas constitucionales o “doctrina de la supremacía constitucional” cobra vigencia y
aplicabilidad en el “Estado Constitucional de Derecho”, que desplaza al Estado Legal de
Derecho y hacer una realidad el efectivo control jurisdiccional de constitucionalidad con el
objeto de preservar los derechos fundamentales del ciudadano, evitando el exceso de poder
de los organismos estatales, cuando olvidan que únicamente son depositarios de la ley, pero
no superiores a ella; incluso, ya los Tratados y Convenios Internacionales sobre Derechos
Humanos tienen categoría de norma constitucional y como tales, de disposiciones
supralegales.
1
García Enterría, Eduardo. El valor normativo de la Constitución española. Revista de Derecho Político, núm.
44, 1998, p. 31 Disponible en lawcenter.es/w/file/view/651/el- valor-normativo-de-la-constitución-
española-por-eduardo-garcia-de-enterria. Fecha de consulta: 2 de mayo de 2014
4
En el mismo sentido, Riccardo Guastini2 indica que una de las condiciones para que un
sistema jurídico sea considerado un sistema que cumple con los presupuestos del Estado
Constitucional, dice relación con la consideración de la Constitución, dentro de una cultura
jurídica determinada, como un conjunto de normas que resultan obligatorias para todos sus
destinatarios, pudiendo producir efectos jurídicos directos, aun a falta de normas legales que
determinen o concreten los principios constitucionales.
2
Guastini, Ricardo. La «constitucionalización» del ordenamiento jurídico: el caso italiano. En: Carbonell,
Miguel (editor). Neoconstitucionalismo(s). Madrid, Editorial Trotta, S.A., 2003, pp. 52-53;
3
Expediente 283-87 Opinión consultiva de fecha 20 de noviembre de 1987. Corte de Constitucionalidad,
disponible en www.cc.gob.gt/sjc/mlWeb/frmConsultaWPdf.aspx?St_Documentold=814941 fecha de
consulta: 20 de mayo de 2013
dichos tribunales resuelvan desde luego, según entiendan de justicia, y por su propio
convencimiento”. Y el art. 4o. decía: “La declaratoria que haga el cuerpo legislativo,
solamente podrá aplicarse a los casos posteriores al que motivó la duda; y sin que pueda
tener jamás efecto retroactivo”.
En esa dirección, la función presupuestal del Congreso de la República ha sido, por una
parte, un acto legislativo, por cuanto regula la financiación de las políticas públicas y un acto
de control, en la medida que acota el poder que ostentan otros órganos del Estado, en
particular el Ejecutivo, al definir su ámbito material de actuación. Al respecto, la Corte de
Constitucionalidad ha indicado: “…El espíritu de la regulación financiera que recoge la
Constitución Política de la República de Guatemala, en cuanto al Presupuesto General de
Ingresos y Egresos del Estado se refiere, es aquél que impide que los ingresos del Estado
(obtenidos por excelencia de la contribución de los habitantes) y sus gastos no pueden ser
determinados por el mismo Organismo que habría de administrarlos, sino por voluntad del
ente de mayor representatividad soberana, el legislador, derivado de la importancia de que
exista un control indirecto del Pueblo, por medio de su representación parlamentaria, con
relación a las políticas del ingreso y del gasto públicos; cuestión propia del sistema de
separación de poderes que rige la organización del Estado guatemalteco…”4
De esa cuenta, los fines de la política económica del Estado pueden ser muy variados:
la eficiente asignación de los recursos, la estabilidad de los precios, la redistribución del
ingreso, la generación del empleo, el crecimiento económico, la promoción de la calidad de
vida. En consecuencia, el presupuesto es un instrumento central a través de cual se cumple
una parte de los objetivos de la política económica, fundamentalmente lo relativo a la
asignación y distribución de recursos y la estabilización fiscal.
Es así que el Derecho Constitucional Financiero define como piedra angular del
funcionamiento del Estado la división y equilibrio de poderes y se asigna un rol fundamental
al control político del Poder Ejecutivo por el Parlamento.
4
Sentencia de 20-03-2012, expediente 3941-2011 y 4038-2011.
pueda realizar materialmente.
La Constitución Política guatemalteca recoge en los artículos 119, 171, 237, 238, 240
y 241 las normas generales referentes al Gasto Público, del que pueden extraerse principios
constitucionales que le rigen.
5
Sentencia de 20-03-2012, expediente 3941-2011 y 4038-2011.
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del Estado. En nuestro ordenamiento se puede afirmar que sin ley no hay gasto público. En
ese sentido, el primer párrafo del artículo 237de la Constitución guatemalteca declara: “El
Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado, aprobado para cada ejercicio fiscal,
de conformidad con lo establecido en esta Constitución, incluirá la estimación de todos los
ingresos a obtener y el detalle de los gastos e inversiones por realizar”. En consecuencia, el
Presupuesto constituye un acto de autorización de gastos, en cuanto limita la ejecución
administrativa en cantidad, tiempo y calidad. En ese sentido, desde la perspectiva de los
ingresos, el Presupuesto consistiría en una mera previsión, en relación con los gastos contiene
una autorización capaz de generar efectos jurídicos.
envío del proyecto de presupuesto al Congreso por parte del Ejecutivo con 120 días de
anticipación y que, si el presupuesto no hubiere sido aprobado por el Congreso, rige de nuevo
el presupuesto en vigencia.
Por otra parte, en cuanto al Gasto Público se refiere, el artículo 240 constitucional
establece ciertas reglas derivadas del principio de previsibilidad, entre ellas, la que exige
que toda ley que implique inversiones y gastos del Estado debe indicar la fuente de dónde se
tomarán los fondos destinados a cubrirlos.
Al establecer el segundo párrafo del artículo 237 constitucional: “La unidad del
presupuesto es obligatoria y su estructura programática. Todos los ingresos del Estado
constituyen un fondo común indivisible destinado exclusivamente a cubrir sus egresos.” está
rigiéndose por los principios de unidad y de universalidad presupuestaria, lo que permite
equilibrio, facilidad, claridad y orden en las cuentas del Estado, además del control
parlamentario, al evidenciar la dimensión del presupuesto y el volumen del gasto público.
Este principio de universalidad encuentra excepción en el párrafo tercero del mismo artículo:
“Los organismos, las entidades descentralizadas y las autónomas podrán tener presupuestos
y fondos privativos cuando la ley así lo establezca…”; no obstante, no hay excepción al
principio de unidad, según la frase que sigue a la anterior: “…Sus presupuestos se enviarán
obligatoria y anualmente al Organismo Ejecutivo y al Congreso de la República, para su
conocimiento e integración al Presupuesto General; y además, estarán sujetos a los
controles y fiscalización de los órganos correspondientes del Estado.”
Por ende, tal como lo enseña el profesor argentino Bidart, quien postula el control de
constitucionalidad del presupuesto, de acuerdo al principio de justicia social previsto en el
texto constitucional: “para ordenarlas jerárquicamente, el Ejecutivo [...] y el Congreso [...]
deben tomar en cuenta cuáles son las necesidades sociales más apremiantes en el año en
curso, según los lugares y situaciones. De ahí en más, como en gradación jerárquicamente
ordenada, habrá que ir colocando las prelaciones que vengan demandadas por las urgencias
sociales”7. Lo que conlleva a pensar que el Presupuesto constituye el instrumento financiero
6
Ver sentencia de 19 de julio de 2006, expedientes acumulados 909-2006, 1008-2006 y 1151-2006.
21
Bidart Campos, German. La Constitución Económica (un esbozo desde el Derecho Constitucional argentino).
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhum/cont/61/pr/pr24.pdf. Consultado el 4 de mayo de
para la realización efectiva de los derechos económicos, sociales y culturales reconocidos en
la Constitución y en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, por conllevar el
reconocimiento de prestaciones positivas fundamentalmente a cargo del Estado que tiene el
mandato de hacerlos efectivos y obligan a la aplicación progresiva de los recursos
disponibles.
Ello significa que el Estado no cuenta con una amplia discrecionalidad política para
fijar el Gasto Público, sino que está obligado a hacer una evaluación objetiva y no arbitraria
para atender los derechos sociales, por constituir deberes estatales prioritarios. De ahí que,
2014.
8
Ver sentencia de 19 de julio de 2006, expedientes acumulados 909-2006, 1008-2006 y 1151-2006.
14
como señalan Baldo Kresalja y César Ochoa, debe ser viable el control de constitucionalidad
sobre la Ley de Presupuesto, cuando sea manifiesta la vulneración a los derechos
económicos, sociales y culturales y a los fines sociales del Estado en materia de la Hacienda
Pública9.
El primer caso que se cita es el de la sentencia dictada el cinco de abril de 2001, que
resolvía tres acciones constitucionales (expedientes 01-2001, 02-2001 y 4-2001). En las tres
acciones se denunciaban vicio de inconstitucionalidad de la Ley del Presupuesto General de
Ingresos y Egresos del Estado para el ejercicio fiscal 2001, y señalaban como infringidos los
9
Kresalja, Baldo y César Ochoa. Derecho Constitucional Económico. Pág. 702.
10
Sentencia dictada el cinco de abril de 2001, expedientes acumulados 01-2001, 02-2001 y 4-2001
principios de unidad y universalidad, contenidos en el artículo 237 constitucional, por el
hecho de dividir en constitucional y extraordinario el aporte que se asignó al Organismo
Judicial y, por ende, en la disminución que se reflejó en la asignación de la Corte de
Constitucionalidad.
En esa sentencia, al respecto del control de constitucionalidad del gasto público, la Corte
manifestó: “…no puede predicarse que la ley aprobatoria del Presupuesto impugnada sea
inatacable, total o parcialmente por denuncia de violación de normativa constitucional por la forma
o por el fondo, ni que de ser declarada su efecto se limite al general de quedar sin vigencia, dado el
remedio previsto por la propia Constitución, en el caso de autos la disposición objetada ha de
reputarse no aprobada y, por ende, entra a regir la parte correspondiente del Presupuesto del año
anterior, sin perjuicio de que el Organismo Ejecutivo ponga en movimiento su poder presupuestario
mediante el o los proyectos de enmienda que estime necesarios, y el Organismo Legislativo su
potestad de aprobar o modificar la enmienda propuesta, de manera que se ejecute el Presupuesto
dentro del marco que el artículo 237 constitucional preceptúa…”
11
ARTICULO 240.- Fuente de inversiones y gastos del Estado. Toda ley que implique inversiones y gastos
del Estado, debe indicar la fuente de dónde se tomarán los fondos destinados a cubrirlos.
Si la inversión o el gasto, no se encuentran incluidos e identificados en el Presupuesto General de Ingresos y
Egresos del Estado aprobado para el ejercicio fiscal respectivo, el Presupuesto no podrá ampliarse por el
Congreso de la República sin la opinión favorable del Organismo Ejecutivo.
Si la opinión del Organismo Ejecutivo fuere desfavorable, el Congreso de la República sólo podrá aprobar la
ampliación con el voto de por lo menos las dos terceras partes del número total de diputados que lo integran.
debe observarse todo aquello que permita no sólo guardar la correspondiente unidad y
congruencia en cuanto a contenido, objeto, finalidad y dimensión de las normas
presupuestarias, sino la determinación de previsibilidad –para el cumplimiento- y
cuantificación de todas aquellas erogaciones que hayan de realizarse…”Y concluyó que las
normas denunciadas de la Ley del Programa del Aporte Económico del Adulto Mayor era
violatoria del mandato contenido en el artículo 240 constitucional y fue declarada
inconstitucional y expulsada del ordenamiento jurídico.
Para contestar a ello, la Corte invocó el principio de unidad del Presupuesto, por el que
todos los gastos y recursos del Estado sean reunidos o agrupados en un único presupuesto
general de ingresos y egresos para toda la actividad financiera del Estado en un período de
tiempo determinado y cuya determinación se basa en la política financiera para el año en que
ese Presupuesto regirá. Explicó que la norma cuestionada establecía el deber de incluir dentro
del Presupuesto de Egresos para cada ejercicio fiscal y por el plazo que se establezca en el
respectivo contrato, la parte proporcional del valor del Proyecto correspondiente al período
devengado, debiendo programar las asignaciones presupuestarias como inversión, por lo que
no implicaba que se estuviera ampliando el Presupuesto General, pues éste aún no había sido
12
“…Cuando se contrate obra o servicio que abarque dos o más años fiscales, deben provisionarse
adecuadamente los fondos necesarios para su terminación en los presupuestos correspondientes…”
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ratificado, pues sería hasta que estuviera por iniciarse cada ejercicio fiscal que conlleve el
registro de la obligación devengada, conforme lo analizado anteriormente. Además,
dependería de la Política Financiera a establecerse para el pago de la obligación que se
devenga a favor del Contratista del Proyecto Vial mencionado, en la cual se debería tomar
en cuenta la financiación de lo devengado en el referido contrato, y establecerlo en los
Presupuesto Generales de Ingresos y Egresos que correspondieran al ciclo fiscal que debiera
incluir tales obligaciones, lo cual debería preverlo el encargado de la contratación aludida.
Concluyó señalando que el artículo denunciado constituye una norma de previsibilidad
financiera para la contratación administrativa que garantiza el cumplimiento de las
obligaciones contraídas con el Contratista para hacer pago de la obra pública que realice, y
también prevé el cumplimiento de los principios constitucionales del sistema financiero
nacional, así como la fiscalización y la transparencia del pago, razones por las cuales
desestimó la pretensión.
Universidad de San Carlos está reconocida en su nivel más alto, de lo cual se desprende la
capacidad de auto-dirigirse, auto-reglamentarse y auto-administrarse, para poder elegir
discrecionalmente la forma de cumplir sus fines constitucionales, posee amplia
discrecionalidad para determinar cómo cumplir sus funciones académicas y sociales, según
reconocimiento expreso de la Constitución, por lo que es a su Consejo Superior Universitario
al que le compete proyectar la eventualidad de un fin específico para justificar la asignación
de un aporte extraordinario. En cuanto al principio de flexibilidad del presupuesto público,
recogido en el artículo 171 constitucional, literal b), por el cual el Congreso de la República
está facultado para aprobar, modificar o improbar el Proyecto de Presupuesto Público que les
ha sido remitido por el Organismo Ejecutivo, la Corte advirtió que éste encuentra límites
previstos en la literal c), del artículo 134 del Texto Fundamental, en cuanto a los proyectos
de las entidades que gozan de auto-gestión. En ese apartado la Constitución establece que la
obligación de las entidades autónomas de remitir sus presupuestos –detallados ordinarios y
extraordinarios, con expresión de programas, proyectos, actividades, ingresos y egresos– es
únicamente con fines de aprobación o improbación. Esa misma norma prescinde a la
Universidad de San Carlos de Guatemala de la obligación de detallar su presupuesto. De ello
se desprende que, para dicha universidad, la norma contenida en la literal c) del artículo 134
constitucional constituye la obligación mínima de remitir su presupuesto únicamente con
fines de aprobación o improbación, sin más detalle. Por ende, el Congreso de la República,
al modificar el presupuesto presentado por la referida casa de estudios vació de contenido
esa norma extraída de la Texto Fundamental, por lo que resulta ser inconstitucional. Por otra
parte, esta Corte advierte que la norma denunciada, al detallar el destino del aporte en
cuestión, operaría como una condición para su cumplimiento, de tal manera que es imposible
hacer uso de dicho aporte si no es destinado al fin que le fue impuesto por el legislador, lo
cual impide que la Universidad de San Carlos decida, de manera independiente, para qué
destinar la cantidad asignada en concepto de aporte extraordinario. Esto, limita su autonomía
funcional y la supedita a someter la gestión de la obra de destino al Ministro de Estado
encargado del ramo de Salud Pública. Con base en ello, la Corte consideró que la frase “Hospital
de Trasplantes” era contraria a los artículos 82 y 134 de la Constitución Política de la República de
Guatemala y, en consecuencia, la declaró inconstitucional y la expulsó del ordenamiento jurídico.
5. REFERENCIAS
Bibliográficas
§ Alexy, Robert; Teoría de los derechos fundamentales, traducido al español por Ernesto
Garzón Valdés; España, Centro de Estudios Constitucionales; 1993.
§ Bidart Campos, Germán J. Derecho Constitucional, Tomo I, Edit. Ediar, Argentina 1986.
§ Bidart Campos, German. La Constitución Económica (un esbozo desde el Derecho
Constitucional argentino).
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhum/cont/61/pr/pr24.pdf.
Consultado el 4 de mayo de 2014.
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Ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-
Zamudio en sus cincuenta años como investigador del Derecho, T. II, tribunales
constitucionales y democracia; México, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México, 2008.
§ Dworkin, Ronald; Los derechos en serio; España, Editorial Ariel, 1984.
§ Favoreau, Josef. La constitucionalización del derecho. Revista de Derecho de la
Universidad Austral de Chile. Vol. XII, 2001 p. 43
§ Gaceta Jurisprudencial de la Corte de Constitucionalidad, octubre a diciembre de 1988,
No. 10, p 4 .
§ García Enterría, Eduardo. El valor normativo de la Constitución española. Revista de
Derecho Político, núm. 44, 1998, p. 31 Disponible en lawcenter.es/w/file/view/651/el-
valor-normativo-de-la-constitución-española-por-eduardo-garcia-de-enterria. Fecha de
consulta: 2 de mayo de 2014
§ García Laguardia, Jorge Mario. La Defensa de la Constitución Fac. de Ciencias Jurídicas
y Sociales de la Universidad de San Carlos de Guatemala e Inst. de Invest. Jurídicas,
Universidad Nacional Autónoma de México, s/e. 1983, p. 65.
§ Guastini, Ricardo. La «constitucionalización» del ordenamiento jurídico: el caso italiano.
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§ Kresalja, Baldo y César Ochoa. Derecho Constitucional Económico. Pág. 702.
§ Leiva Fadic, Felipe. El estado constitucional y los derechos fundamentales como valores.
Disponible en congresoconstitucional.cl/uploads/2010/08Felipe-Leiva_1252881333.pdf.
Fecha de consulta: 2 de mayo de 2014
§ Prieto Sanchís, Luis; Derechos fundamentales, neoconstitucionalismo y ponderación
judicial; Perú, Editorial Palestra, 2002.
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Jurisprudenciales