Reseña de Cien Años en La Vida de La Luz de Luis de La Peña

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Ciencias

Universidad Nacional Autónoma de México


[email protected]
ISSN (Versión impresa): 0187-6376
MÉXICO

2005
Andrea Valdés Hernández
RESEÑA DE "CIEN AÑOS EN LA VIDA DE LA LUZ" DE LUIS DE LA PEÑA
Ciencias, octubre-diciembre, número 080
Universidad Nacional Autónoma de México
Distrito Federal, México
pp. 76-78

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México


bibliofilia

Un retrato de la luz

La primera vez que la física gunta con la respuesta como Esto es algo que Luis de
me guiñó el ojo fue al presen- si para la primera sólo pudiera la Peña sabe que a la par del
tarme sus libros. Su franca existir la segunda. conocimiento está la com-
curiosidad y los caminos Pero esto impedía atisbar prensión y junto, la historia.
que abría en la búsqueda de el corazón de la física. Queda- No es de los que prefieren el
respuestas para sus interro- ba oculta esa naturaleza inqui- atajo, y para mostrar los cami-
gantes fue el mayor encanto sitiva propia de toda ciencia, nos de la física, alumbrando
que en ella encontré. Súbita- pues ésta, como señala Orte- a los caminantes, no podría
mente, la física me conquistó, ga y Gasset, “no es comprarse encontrar mejor tema que la
y claro, decidí estudiarla. Sin un microscopio o barrer un la- luz, esa eterna viajera a quien
embargo, ya en el salón de boratorio; pero tampoco es ex- el hombre siempre ha perse-
clases, en muchas ocasiones plicar o aprender el contenido guido; los poetas han querido
ese ímpetu curioso palidecía de una disciplina. En su propio atraparla, los pintores des-
frente a las afirmaciones dog- y auténtico sentido, ciencia es viarla y los físicos entenderla.
máticas o al formalismo de sólo investigación: plantearse Pero para el doctor de la
las teorías que conducen di- problemas, trabajar en resol- Peña no es impedimento que
rectamente hasta la solución verlos y llegar a una conclu- la luz corra demasiado aprisa
de un problema que parecía sión. Todo lo demás que con ni que guste ocultarse tras su
haber estado siempre ahí. No esta solución se haga —salvo naturaleza dual, va tras ella en
había lugar para el desafío o criticarla— ya no es ciencia”. En un viaje y, a su regreso, nos
la ocurrencia, menos aún para este sentido, las aulas, y la ma- brinda unos cuantos rayos y
la confrontación de ideas, o yoría de los textos, represen- fotones para iluminarnos con
simplemente para el desenga- tan una ruta amurallada que cien años de luz.
ño de una propuesta. Del in- limita la visibilidad de quien se El libro Cien años en la
trincado camino que trazaron prepara para hacer investiga- vida de la luz es la historia
los forjadores de la física sólo ción y le impide contemplar el de una búsqueda. Es un
se recogían sus logros, casi paisaje de la ciencia misma. relato de músicos que cons-
siempre las desviaciones es- Y así, el constante averiguar truyen telescopios, médicos
taban clausuradas. Así pues, que nos condujo a ella queda que descifran jeroglíficos,
se trataba de un atajo, de un aplastado por el peso de las mujeres que despuntan en la
camino recto que unía la pre- respuestas. ciencia, hombres revoluciona-
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rios, de fuertes convicciones
y profunda intuición, todos
convergiendo, y muchos sin
saberlo, al surgimiento o a la
consolidación de nuevas teo-
rías físicas. A través de ellas
y gracias a la ruptura con la
concepción preestablecida,
la afortunada serendipia, o
la idea innovadora de todos
estos hombres y mujeres,
heredamos un conocimiento
mucho más amplio y rico que
en gran medida supera lo que
pudo significar la pregunta
original: ¿qué es la luz?
En esta historia, la luz dejó
de ser un objeto de estudio
para convertirse en un guía
que abre las puertas de una
nueva ciencia. Su carácter
ambivalente, que pareciera
quizá un obstáculo para su
comprensión y para el progre-
so de la física, permitió el na-
cimiento de las revoluciones
que cambiaron el escenario
de esta ciencia. El comporta-
miento ondulatorio de la luz,
que requería la existencia de
un éter como medio de pro-

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pagación, fue la semilla que bién le gusta pintar, y unió con quien busque apaciguar sus
finalmente condujo a la teoría unas pinceladas elementos de inquietudes con este libro,
de la relatividad; mientras que la historia con nuestra realidad debe saber que si bien aliviará
sus manifestaciones corpus- cotidiana, sin olvidar dejar un algunas, a cambio despertará
culares dieron origen a la teo- huequito en blanco al plantear otras. Pretender colmar la
ría cuántica. Así, la búsqueda las preguntas abiertas que nos curiosidad de una mente des-
de la luz culminó dando a luz alientan a tomar la paleta. pierta sería contrario al espíritu
a la nueva física del siglo XX. Veo al libro no como quien de Luis de la Peña, y como
No encuentro en las pági- descubre la física, sino como todo libro es consecuencia
nas de Cien años en la vida quien la redescubre en un de quien lo escribe, este
de la luz un compendio de contexto que le es propio. Y relato nos enseña a rescatar
resultados físicos, tampoco ya no la percibo como me la la pregunta y la búsqueda, y
la mera sucesión de hechos mostraron en clases, en esa no sólo conformarnos con la
históricos; lo que más bien veo faceta en que la física aparecía respuesta. Por ello, Cien años
es el cuadro de una ciencia, bien pulida y presentable, lista en la vida de la luz es uno
pintado por muchas manos para salir en los libros, ahora la de esos libros con los que se
con todos los colores del es- contemplo en su vida íntima. corre el riesgo de enamorarse
pectro y más allá, a lo largo de Esta ciencia viva es sobre de la física o, para quienes ya
cien años, y que ahora Luis de la que Luis de la Peña ha escri- caímos en sus encantos, reafir-
la Peña enmarca e ilumina para to, y lo ha hecho pensando en mar que estamos en el camino
nosotros. Pero al autor tam- el lector curioso. Sin embargo, correcto.

Cien años en la vida de la luz. Luis de la Peña,


Colección La ciencia para todos, Fondo de Cultura Económica
(FCE). México, 2004. 144 p.

IMÁGENES
Andrea Valdés Hernández
P. 77: Gjon Mili, Picasso, 1949. P. 78: Hiroshi
Facultad de Ciencias,
Sugimoto, Cine de la calle Cabot, Massachu-
Universidad Nacional Autónoma de México.
setts, 1978.
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