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DÉCIMA SEMANA

PRIMERA SESIÓN

La educación como elemento fundamental para la seguridad ciudadana

La delincuencia y la inseguridad social son problemas estructurales que


tienen punto de partida y repercusión en la familia, el barrio, la escuela y
la comunidad. Están relacionados, igualmente, con las condiciones
socioeconómicas, las alternativas y oportunidades de realización personal y
social que tienen los jóvenes.

La respuesta no debe ser solamente coyuntural y sancionadora; si bien es


cierto son necesarias en una etapa de crisis, no bastan las acciones policiales
y judiciales. La clave para una solución integral al problema, según muchos
estudiosos, está en la educación, en una educación de calidad y con
valores.

Esta necesidad tiene que ser visible y clara en cualquier estrategia eficaz para
erradicar el flagelo de la delincuencia y el crimen organizado. Es, pues, muy
importante valorar y darle la dimensión que corresponde, a la trascendencia
que tiene la educación en la vida de una sociedad y a las extraordinarias
posibilidades de recurrir a su rol de regulador y formador social, para un cambio
cualitativo.

Al mismo tiempo hay que establecer condiciones de seguridad para todos los
ciudadanos, pues el incremento de la delincuencia es un serio obstáculo para
el desarrollo de la nación, con bienestar material y la preservación de los
valores.

Si se quiere cumplir estos objetivos, el Estado debe empeñarse en reformar y


democratizar la educación básica regular (inicial, primaria y secundaria), y
la no formal (medios de comunicación, cultura, hábitos, paradigmas,
modelos sociales, y otros).

Para eso se debe incorporar programas curriculares transversales, a fin de


promover las capacidades y aptitudes de los estudiantes, así como inculcarles
valores desde el hogar y la escuela.

Se tiene que articular la planificación pedagógica, procesos de capacitación


docente sobre manejo de metodologías específicas, que les permita abordar
temas relacionados con la lucha contra la delincuencia en las sesiones de
enseñanza aprendizaje en aula. Estos procesos deben estar articulados a las
acciones que se implemente en otros sectores, públicos, privados y de la
sociedad civil.
En el sistema no formal, los medios de comunicación deberían adoptar
acuerdos de autorregulación, sobre difusión de información,
estableciendo comités éticos para no incurrir en apología del delito.

Se tiene que revalorar el papel orientador y educador de los medios de


comunicación, y esta es una responsabilidad que escapa al Estado que
garantiza las libertades de prensa y de libre expresión, pero que recae en los
propietarios y directivos de dichos medios. Tarea difícil, pero no imposible.

Tanto en el campo como en la ciudad los padres deben ser paradigmas de


valores, buenas prácticas y rechazo a la violencia en el proceso de formación
de sus propios hijos. La cultura de paz, seguridad y las buenas costumbres
empiezan por hechos muy sencillos en los cuales deben dar el ejemplo

SEGUNDA SESIÓN

La Seguridad Ciudadana y los Derechos Humanos


Considerando que la seguridad ciudadana es un conjunto de acciones y
previsiones que adopta el Estado y la sociedad civil para reducir la
criminalidad y la violencia, tiene que estar íntimamente vinculada a los
derechos humanos.

Los derechos humanos, son el conjunto de derechos y garantías que el


Estado otorga a la comunidad en general y a la persona en particular para
el normal desenvolvimiento de sus actividades.

Como característica principal de los derechos humanos se considera la


premisa de que son atributos inherentes a toda persona porque pertenecen
a la esencia misma del hombre, por tanto se constituyen en un conjunto
inseparable de derechos que se extiende a todas las personas, en todo
momento y espacio, sin que prescriban con el transcurso del tiempo.

En el tema de derechos humanos el Estado peruano ha suscrito diversos


instrumentos jurídicos internacionales, sobre los cuales adquiere el
compromiso de promover y garantizar el respeto irrestricto de los derechos y
libertades de las personas.

la Asamblea General de las Naciones


En este sentido,
Unidades con Resolución 169-34 de diciembre de 1979 ,
promulgó el "Código de Conducta para los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley", en cuyo texto preliminar señala:
 Al igual que todos los organismos del sistema penal, todo órgano de
aplicación de la ley debe ser representativo de la comunidad, obedecerla y
responder ante ella.
 El mantenimiento efectivo de normas éticas por los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley depende de la existencia de leyes
conocidas, aceptadas y de carácter humanitario.
 Todo funcionario encargado de hacer cumplir la ley forma parte del sistema
de justicia penal, cuyo objetivo consiste en prevenir el delito y luchar contra
la delincuencia.
 Todo organismo de ejecución de la ley tiene el deber de la autodisciplina y
que por lo tanto sus funcionarios deben estar sujetos al escrutinio público,
sea ejercido por un ministerio, una fiscalía, el Poder Judicial, la Defensoría
del Pueblo o, cualquier combinación de éstos.
 Las normas en sí carecen de valor práctico, a menos que su contenido y
significado pasen a ser parte del credo de todo funcionario encargado de
hacer cumplir la ley, mediante la educación, la capacitación y la vigilancia.

La situación de violencia que caracterizó al país durante la década de los


ochenta llevó al Perú a requerir la implementación de iniciativas
específicas para prevenir la violación de los derechos fundamentales de
las personas, proveniente no sólo de los grupos terroristas, sino también de
las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley (jueces, fiscales y
policías).

El sector Interior en general y la Policía Nacional en particular, vienen


erigiéndose en estos últimos años como la primera línea defensiva de la
lucha a favor del respeto a los derechos humanos, bajo la premisa de que
la función policial debe basarse fundamentalmente en la profesionalidad,
en el honor y en la legalidad.

La respuesta de la Policía Nacional ante el incremento de la delincuencia


obliga muchas veces al uso de medidas coercitivas y de represión. Estas
acciones policiales deben estar enmarcadas en el irrestricto respeto por
los derechos humanos para evitar abusos de autoridad y detenciones
arbitrarias; y, en este contexto, los programas de capacitación y de
instrucción tanto para el personal que estudia en los diversos niveles
educativos de la policía como en el servicio, son fundamentales, con el
propósito de interiorizar actitudes y conductas positivas que aseguren un
trabajo eficiente de servicio a la comunidad.

Las autoridades locales, los magistrados, la policía y la comunidad


organizada deben aunar sus esfuerzos para lograr mejores resultados
con la prevención y la detección del delito, que con la mera tentativa de
aplicar normas penales cuyos resultados son invariablemente
insatisfactorios.

En ese sentido, se afecta a los derechos humanos desde el momento que un


ciudadano es maltratado en una dependencia policial, es decir, no se le
atiende correctamente, se le discrimina por su situación económica, por
su raza, por el sexo, se le exige alguna prebenda para atender sus
requerimientos, etcétera.

La aplicación de la ley no puede basarse en prácticas ilícitas, discriminatorias o


arbitrarias de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, que
destruyen la confianza y la credibilidad de la entidad a la cual representan.
Se afecta también los derechos humanos de los ciudadanos que acuden a
una comisaría para denunciar haber sido víctima de un delito, cuando en
lugar de encontrar buena atención y receptividad a su problema,
encuentran indiferencia, apatía y mucha indolencia.

La prevención y la detección adecuadas del delito han de basarse en tácticas y


prácticas lícitas y no arbitrarias para hacer cumplir la ley. Al respecto el Comité
Internacional de la Cruz Roja, en su texto Derechos Humanos y Derecho
Humanitario para las Fuerzas de Policía y de Seguridad recopila una serie
de normas necesarias para que los funcionarios encargados de hacer cumplir
la ley desempeñen profesionalmente su labor en todo tipo de situaciones.
En el tema de responsabilidades básicas en la aplicación de la ley, recoge
disposiciones muy puntuales en relación a los siguientes aspectos:

LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

Es un derecho que se aplica tanto a las personas acusadas de un delito


como a los procesados antes de que se formule la acusación penal. Tal
derecho existe hasta el momento en que el fallo condenatorio es obligatorio
tras un último recurso.
El significado real de la presunción de inocencia aparece claramente en un
juicio penal. Un juez sólo puede condenar a una persona por un delito
cuando no hay ninguna duda razonable acerca de su culpabilidad.
Esto concuerda con lo estipulado en el art. 24º de la Constitución Política del
Perú que señala: "Toda persona es considerada inocente mientras no se
haya declarado judicialmente su responsabilidad".

DERECHO A UN JUICIO JUSTO

En el momento de la detención de una persona sospechosa de un delito,


corresponde a la policía informar a la persona detenida de las razones de la
detención y notificarle la acusación formulada contra ella.
Se debe informar, sin demora, a las personas arrestadas o detenidas, de sus
derechos, así como de la manera de ejercerlos: derecho a la asistencia de un
abogado, garantías para comunicarse con dicho abogado y consultarlo
libremente.
Tales condiciones dejan claro que, en las primeras fases de los procesos
penales, la protección del derecho a un juicio justo de las personas acusadas
depende ampliamente del recurso de prácticas lícitas y no arbitrarias de
aplicación de la ley.

DERECHO A LA VIDA PRIVADA

El ingreso a un domicilio de una persona en busca de pruebas, así como la


interceptación y el control de correspondencia y conversaciones telefónicas son
injerencias graves en la vida privada de las personas. Tales acciones deben en
todo caso estar justificadas por una necesidad urgente con fines legítimos de
aplicación de la ley.
En situaciones de injerencia legal y no arbitraria en la intimidad, la familia, el
domicilio o la correspondencia, los funcionarios encargados de hacer cumplir la
ley que lleven a cabo esa acción, tienen la obligación de respetar y proteger la
confidencialidad de la información obtenida por esos medios.

ÉTICA EN LA LUCHA CONTRA EL DELITO

La prevención y la detección del delito exigen de los funcionarios encargados


de hacer cumplir la ley altos niveles de moralidad y ética. En la conducción
operativa de las investigaciones no faltan las ocasiones en que se pueden
violar los derechos y las libertades individuales de las personas arrestadas o
detenidas y, a menudo, tales violaciones pasan inadvertidas.
Por lo general, los prejuicios causados por los funcionarios encargados de la
investigación, el uso de las pruebas obtenidas por medios ilícitos, así como la
presión sutilmente ejercida para obtener declaraciones de un acusado, son
ejemplos de prácticas difícilmente detectables. La actitud personal del
funcionario encargado de hacer cumplir la ley y sus pautas de comportamiento,
así como los mecanismos internos de control y vigilancia son, pues, la única
salvaguardia.

INTERROGATORIO
Las declaraciones de las personas sospechosas o acusadas de la comisión
de un delito son una tercera fuente valiosa de pruebas. Sin embargo, en la
fase indagatoria los agentes no deben confiar demasiado en tales
declaraciones como fundamentales para un caso determinado. Las razones
son sencillas.
Toda persona sospechosa tiene derecho a guardar silencio y no puede ser
obligada a declarar contra sí mismo ni a confesarse culpable.
Además, la persona sospechosa tiene derecho a retirar o modificar sus
declaraciones en cualquier fase del procedimiento. Obviamente, en muchas
situaciones, las pruebas materiales y las declaraciones de los testigos son una
información más valiosa que la obtenida mediante el interrogatorio de un
sospechoso.
En relación con el interrogatorio de personas sospechosas o acusadas,
destacaremos la prohibición absoluta de la tortura. La tortura no sólo es ilegal,
sino que los resultados (confesiones o información) obtenidos mediante ella
carecen de credibilidad, ya que en ningún momento puede determinar a ciencia
cierta si la persona torturada dice la verdad o se confiesa culpable sólo para
que cese la tortura. La tortura degrada tanto a la víctima como al que la inflige.

DESAPARICIONES Y EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES.

La gravedad de estas violaciones de derechos humanos se ve acentuada por el


hecho de que los autores son funcionarios del Estado.
Los "desaparecidos" son personas privadas de libertad por agentes del
Estado, de las que se oculta el paradero y se niega la privación de
libertad. Las ejecuciones extrajudiciales son homicidios deliberados
perpetrados por orden o con la complicidad o la aquiescencia de un
gobierno.

No hay, pues, que escatimar esfuerzos para lograr la eficaz prevención de esas
graves violaciones de derechos humanos. La constante capacitación y la
vigilancia de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley deben ofrecer
garantías operativas para que éstos desempeñen sus funciones de forma
cabal, legal y no arbitraria.

ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA DE MENORES

El objetivo del sistema de justicia de menores es fomentar el bienestar de los


menores y garantizar que cualquier respuesta a menores delincuentes sea
proporcional a las circunstancias del menor y del delito. En la medida de lo
posible, se evitará someter a los delincuentes juveniles al sistema de justicia
penal y se reorientará hacia los servicios de apoyo de la comunidad.
La Convención sobre los Derechos del Niño es el instrumento central del
sistema de justicia de menores. Presenta una amplia variedad de medidas para
salvaguardar los intereses del niño, incluyendo medidas para proteger a los
niños confrontados con la ley.

Los derechos humanos constituyen un instrumento muy importante que es


necesario conocer y observar por todos los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley, vale decir, los jueces, fiscales y los policías, para quienes debe
ser una obligación constante en el cumplimiento de sus funciones.
La represión sin ningún parámetro ni control conduce por lo general a la
violación de los derechos humanos particularmente en la etapa de la
investigación policial, motivo por el cual es necesario ejercer permanente
vigilancia y control, así como una continua capacitación para conocer las
responsabilidades básicas en la aplicación de la ley.
En los tiempos actuales, existe una clara visión de pleno respeto a los
derechos humanos en el marco de las acciones policiales de seguridad
ciudadana y, salvo excepciones, tanto oficiales como personal subalterno,
conocen sus derechos y obligaciones, y en ese marco, desarrollan y deben
desarrollar sus actividades policiales.
Así como debemos velar por los derechos humanos de la ciudadanía, así
también con el mismo calor y energía debemos luchar también por los
derechos humanos del policía, muchas veces puesta en tela de juicio cuando
existe solamente presunción de haber cometido un delito; sin embargo, con la
sola presunción se toman medidas disciplinarias muy fuertes, que llegan
incluso a la separación del instituto, presionados en algunas oportunidades por
decisiones políticas, por los medios de comunicación, otras por temor a la
responsabilidad, etc., sin haber esclarecido plenamente los hechos.
Considerando que la seguridad ciudadana y los derechos humanos son temas
de actualidad permanente a nivel nacional e internacional, es necesario
destacar siempre su importancia, difundir su valor, enseñar su alcance y
reprobar sus violaciones. Esto de hecho constituye un progreso significativo.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA
SEGURIDAD CIUDADANA

El rol de los medios de comunicación juega un papel muy importante e


interesante dentro de una sociedad en la cual tiene mucha incidencia por
la influencia de la información que transmiten, especialmente cuando se
trata de entrevistas, reportajes con comentarios e imágenes de la cruda
violencia de crímenes, secuestros, asaltos, robos, pandillaje, accidentes,
dramas, adulterio, drogadicción, alcoholismo, prostitución, etc., que
predispone la mente especialmente de los jóvenes y niños a la posibilidad de
materializar lo que observan por la televisión, leen en los diarios o escuchan
por las emisoras radiales.

Aunado a esto, hay muchos casos en los que tienen un débil apoyo familiar,
pues los padres tienden a trabajar más de 12 horas diarias o se ausentan por
meses y años viajando a lugares lejanos para ganarse el sustento, donde no
existe dedicación exclusiva con respecto a la formación de la prole, lo cual
contribuye a que el problema delincuencial y de pandillaje tome cuerpo poco a
poco en muchos hogares, porque luego ellos en la escuela, barrio, parques,
buses, etc., lo tratan como una cosa común, sin solidarizarse con el drama del
dolor ajeno.

El periodismo tiene que colaborar con el tratamiento adecuado y mesurado de


las noticias en los medios de comunicación y esta es una de las
responsabilidades del periodismo con la sociedad: comprometerse y sentirse
parte del Sistema de Seguridad Ciudadana, para que la gente no se pregunte
¿Qué hace el periodismo por Seguridad Ciudadana? Se tiene confianza en
la sensibilidad periodística para integrarse con su participación en la motivación
y construcción de mayores niveles de seguridad, transmitiendo noticias en
forma sobria, afianzando las relaciones entre la comunidad y sus autoridades a
través de una buena comunicación, elevando los principios morales, éticos,
cívicos y patrióticos, generando a través de la noticia un cambio de
actitud positiva de la población.

Todos los días cuando encendemos la televisión, la radio o leemos los medios
de comunicación escritos, algunos de ellos nos ametrallan transmitiendo
violencia tras violencia y escenas llamativas de antivalores; la mayoría de estos
hechos llamados primicia son agrandados con la finalidad de crear
sensacionalismo y preferencia dentro de la población; tal es así que, en
muchos casos a través del tiempo ha calado tanto dentro de la sociedad que se
mira o escucha como una cosa ya normal dentro de la vorágine de la vida
diaria y al día siguiente inyectados de esa avidez, se busca atentamente las
noticias para estar conectados y conocer los siguientes hechos violentos
ocurridos en las últimas horas, como si fueran hechos trascendentales de
interés personal y nacional.

El periodismo en muchos casos no contribuye a crear una adecuada conciencia


en la población de los problemas sociales del país para apostar a buscar o
sugerir la probable solución, por el manejo sensacionalista del reportaje, sin
tener en cuenta que la seguridad ciudadana es un tema de vital importancia
para la vida en sociedad de los pueblos. Al masificar la información a nivel
nacional llega a tener liderazgo y credibilidad sobre el público receptor; es
decir, hay una influencia directa de los medios de comunicación sobre la
comunidad en general, formando opinión pública y modelo de enseñanza.

Hasta antes del mes de marzo del 2011, los medios de comunicación de
México hacían un despliegue desproporcionado o exagerado de la violencia por
la que está atravesando dicho país. Con sus mensajes contribuían a
incrementarla con tal de llamar la atención del público en general y provocaban
que los niveles de violencia también crezcan, hasta que de mutuo propio los
periodistas reflexionaron que con esas noticias llenas de sangre no contribuían
en nada en la lucha contra la criminalidad y casi todos los representantes de
los medios acordaron en firmar un Acuerdo para autorregular la cobertura
periodística relacionado a la información del crimen organizado, evitando en
todo momento hacer apología del delito y de los delincuentes, y que los
delincuentes sean vistos como héroes o víctimas de la represión. Los pocos
que omitieron firmar dicho Acuerdo fueron los que no lo consideraron necesario
diciendo que se está fomentando la autocensura contraria a la libertad de
expresión o que se está tratando de esconder la verdad de los acontecimientos
antisociales en la ciudad.

Ahora los medios de comunicación han escogido un horario adecuado para


transmitir noticias dramáticas, por lo general el inicio de su programación diaria
lo hacen en horas muy tempranas, lo primero que informan son los hechos de
sangre, de tal manera que se trata de evitar que los jóvenes y niños se enteren
de estos lamentables acontecimientos.

Como parte fundamental de reducir el riesgo de una publicidad negativa


tendiente al sensacionalismo, se tiene que desarrollar nuevas formas de
difusión de lo positivo, para contribuir al cambio o la renovación cultural de la
sociedad a través de mensajes subliminales, sensibilizando masivamente a la
comunidad con una agresiva campaña de:

- Persuadir a la ciudadanía a modificar actitudes y conductas violentas


contrarias a la convivencia pacífica.
- Sugerir medidas de prevención contra la delincuencia y
contaminación.
- Elevar el nivel de los principios éticos, morales, cívicos y patrióticos;
así como, el sentido de solidaridad.
- Impulsar una cultura de buen ejemplo, respeto a la ley, a los derechos
de las personas y a las normas de convivencia pacífica.

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