Decima-Semana 1 837 0
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PRIMERA SESIÓN
Esta necesidad tiene que ser visible y clara en cualquier estrategia eficaz para
erradicar el flagelo de la delincuencia y el crimen organizado. Es, pues, muy
importante valorar y darle la dimensión que corresponde, a la trascendencia
que tiene la educación en la vida de una sociedad y a las extraordinarias
posibilidades de recurrir a su rol de regulador y formador social, para un cambio
cualitativo.
Al mismo tiempo hay que establecer condiciones de seguridad para todos los
ciudadanos, pues el incremento de la delincuencia es un serio obstáculo para
el desarrollo de la nación, con bienestar material y la preservación de los
valores.
SEGUNDA SESIÓN
LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA
INTERROGATORIO
Las declaraciones de las personas sospechosas o acusadas de la comisión
de un delito son una tercera fuente valiosa de pruebas. Sin embargo, en la
fase indagatoria los agentes no deben confiar demasiado en tales
declaraciones como fundamentales para un caso determinado. Las razones
son sencillas.
Toda persona sospechosa tiene derecho a guardar silencio y no puede ser
obligada a declarar contra sí mismo ni a confesarse culpable.
Además, la persona sospechosa tiene derecho a retirar o modificar sus
declaraciones en cualquier fase del procedimiento. Obviamente, en muchas
situaciones, las pruebas materiales y las declaraciones de los testigos son una
información más valiosa que la obtenida mediante el interrogatorio de un
sospechoso.
En relación con el interrogatorio de personas sospechosas o acusadas,
destacaremos la prohibición absoluta de la tortura. La tortura no sólo es ilegal,
sino que los resultados (confesiones o información) obtenidos mediante ella
carecen de credibilidad, ya que en ningún momento puede determinar a ciencia
cierta si la persona torturada dice la verdad o se confiesa culpable sólo para
que cese la tortura. La tortura degrada tanto a la víctima como al que la inflige.
No hay, pues, que escatimar esfuerzos para lograr la eficaz prevención de esas
graves violaciones de derechos humanos. La constante capacitación y la
vigilancia de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley deben ofrecer
garantías operativas para que éstos desempeñen sus funciones de forma
cabal, legal y no arbitraria.
Aunado a esto, hay muchos casos en los que tienen un débil apoyo familiar,
pues los padres tienden a trabajar más de 12 horas diarias o se ausentan por
meses y años viajando a lugares lejanos para ganarse el sustento, donde no
existe dedicación exclusiva con respecto a la formación de la prole, lo cual
contribuye a que el problema delincuencial y de pandillaje tome cuerpo poco a
poco en muchos hogares, porque luego ellos en la escuela, barrio, parques,
buses, etc., lo tratan como una cosa común, sin solidarizarse con el drama del
dolor ajeno.
Todos los días cuando encendemos la televisión, la radio o leemos los medios
de comunicación escritos, algunos de ellos nos ametrallan transmitiendo
violencia tras violencia y escenas llamativas de antivalores; la mayoría de estos
hechos llamados primicia son agrandados con la finalidad de crear
sensacionalismo y preferencia dentro de la población; tal es así que, en
muchos casos a través del tiempo ha calado tanto dentro de la sociedad que se
mira o escucha como una cosa ya normal dentro de la vorágine de la vida
diaria y al día siguiente inyectados de esa avidez, se busca atentamente las
noticias para estar conectados y conocer los siguientes hechos violentos
ocurridos en las últimas horas, como si fueran hechos trascendentales de
interés personal y nacional.
Hasta antes del mes de marzo del 2011, los medios de comunicación de
México hacían un despliegue desproporcionado o exagerado de la violencia por
la que está atravesando dicho país. Con sus mensajes contribuían a
incrementarla con tal de llamar la atención del público en general y provocaban
que los niveles de violencia también crezcan, hasta que de mutuo propio los
periodistas reflexionaron que con esas noticias llenas de sangre no contribuían
en nada en la lucha contra la criminalidad y casi todos los representantes de
los medios acordaron en firmar un Acuerdo para autorregular la cobertura
periodística relacionado a la información del crimen organizado, evitando en
todo momento hacer apología del delito y de los delincuentes, y que los
delincuentes sean vistos como héroes o víctimas de la represión. Los pocos
que omitieron firmar dicho Acuerdo fueron los que no lo consideraron necesario
diciendo que se está fomentando la autocensura contraria a la libertad de
expresión o que se está tratando de esconder la verdad de los acontecimientos
antisociales en la ciudad.