El Habla de Los Silencios en Terapia
El Habla de Los Silencios en Terapia
El Habla de Los Silencios en Terapia
Fact Checked
05 marzo, 2021
Este artículo ha sido escrito y verificado por el psicólogo Marcelo R. Ceberio
Cada vez que percibimos algo, realizamos nuestra propia interpretación, dentro de
los miles posibles. Esto es porque los seres humanos vivimos e
interaccionamos atribuyendo categorías a las acciones. Y en el lenguaje
gestual es donde se hace mayor hincapié para proyectar la atribución que se crea
más adecuada, que de no cotejarse con el interlocutor, se corre el riesgo de
construir una profecía autocumplida..
Por ello, en cualquier diálogo humano, es importante no quedarse en la
categorización e intentar metacomunicar evitando la suposición a través
de preguntas como: ¿qué significa este profundo silencio?; ¿qué me está diciendo?;
¿de qué habla?
Cualquiera que fuese el motivo que originó el silencio es un momento propicio para
la observación aguda de todos los rasgos no verbales del otro, como la gestualidad
del rostro, la postura corporal y, principalmente, la mirada. Estos signos permiten,
pregunta mediante, interpretar más correctamente la gestualidad e indagar acerca
de ella.
-Walter Riso-
Silencios de angustia
Muchos son los silencios de angustia que surgen en la terapia. En general,
son fruto de una situación conflictiva que afecta profundamente a las emociones y
no produce efecto de palabra, sino un llanto silencioso. Este tipo de silencio puede
surgir también en relación a una intervención terapéutica de fuerte tenor afectivo.
En determinados momentos de escalada, en una pareja o en una familia,
adjuntando cierto gesto de tristeza en el terapeuta, los silencios pueden
resultar un golpe bajo. A veces, logran acabar con un estilo de interacción
agresivo y sumerge a los integrantes en un largo silencio de angustia. Un señor fija
su vista al piso. Una señora asoma sus primeras lágrimas. Un niño que se tapa sus
oídos y un adolescente mira hacia fuera intentando tragar saliva.
Silencios de desinterés
También están los silencios en terapia de desinterés, o mejor dicho, de la falta de
consciencia de la importancia de un problema o su existencia. Estos son
comunes en la persona que asiste a la terapia por decisión de otros, como un
adolescente que es mandado por sus padres, y en los que las personas que
descreen en la psicoterapia.
Silencios de desafío y de expectación
En terapia pueden surgir silencios de desafío, en los que la persona asiste a la
sesión, no solo descreyendo de la efectividad de un tratamiento, sino
también con la secreta intención -como señala Watzlawick- de “derrotar”
al experto. Este tipo de silencio, espera la intervención del terapeuta, con la
secreta expectativa de confrontarlo o negarlo.
A diferencia de estos, los silencios de expectación no buscan negar ni
confrontar al terapeuta. Al contrario, el paciente tiene unas notables ganas de
expresar lo que le sucede, acelerado por resolver su problema, y por ello mismo
vuelca un borbotón de historias, frases y anécdotas y luego espera ansiosamente la
devolución del terapeuta.
En estos casos, son muy altas las expectativas colocadas en la psicoterapia y en la
palabra del profesional. La persona mira de manera insistente al profesional, con el
cuerpo encorvado hacia delante en su asiento, a la espera de respuesta. Su
lenguaje corporal dice: ¡Ud. qué piensa sobre lo que me sucede doctor!
-Rumi-
Cuidarse en la interpretación del silencio
Como hemos podido ver a lo largo de este artículo, los silencios son
factibles de ser categorizados y de esta manera lograr introducir o tomar
un dato más de los mensajes no verbales. Tal codificación alienta, en la
dialéctica de las relaciones humanas, a construir significados variados
que pueden facilitar la comunicación.
Es importante mantener la prudencia en la interpretación del
silencio. Una categorización errónea puede llevar a una mayor confusión en la
relación con nuestros interlocutores.