Paradera - Sociología y Cultura-Comprimido
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Polimodal
Enseñanza Media
Bachillerato de Adultos
Unidad IV
Sociología y cultura
El concepto de cultura es fundamental en las ciencias sociales; la cultura es lo que el
hombre hace y lo que hace al hombre. Ahora bien, el investigador social debe
precisar cuidadosamente el alcance de la noción de cultura, para no caer en las
mismas representaciones de sentido común. Por ejemplo, la creencia de que la cultura
se reduce a las bellas artes o a los consumos estéticos exquisitos o de elite.
El hombre no aborda o percibe la realidad de manera directa, sino que lo hace
siempre a través de sus representaciones; en primer lugar, el lenguaje, y las infinitas
imágenes que ve y traduce a través de la óptica o visión de su propia cultura. De allí
que los sujetos no se piensan a sí mismos según el sistema de relaciones sociales en
el que están inscriptos; no tienen un conocimiento inmediato de este sistema de
relaciones.
Todas las personas están socializadas; el hombre es un ser social, histórico y cultural.
Por lo tanto, existen distintas experiencias sociales y no todos los miembros de una
sociedad viven la misma realidad. Hay tantas culturas como clases, estratos, etnias y
grupos sociales.
Los estudios sobre los procesos culturales, tanto desde una perspectiva sociológica
como antropológica, están orientados a los aspectos exclusivamente humanos de la
interacción social. En este capítulo nos ocuparemos del lugar que ocupa la cultura en
la conformación de una «identidad». Los debates dentro de la sociología giran en
torno de la siguiente pregunta, ¿cuál es la capacidad de los sujetos sociales, para
actuar y crear sus mundos, más allá de las restricciones de su propia sociedad?
En este sentido, analizaremos la problemática de la identidad en relación con las
nociones de cultura dominante, industrias culturales, la cultura de masas y las
tecnologías de la información que condicionan las formas de cultura autónomas
(culturas populares) y las expresiones de la contracultura.
Noción de cultura
La palabra cultura proviene del vocablo latino cultus, que significa «cultivo». Para la
sociología, cultura significa, en sentido amplio, el espacio donde se articula lo objeti-
vo y lo subjetivo; lo «material» y lo «simbólico». Es el «cultivo» de las potencialidades
y las capacidades humanas insertas en determinados contextos histórico-sociales.
La cultura nos remite a todo un conjunto de significados compartidos que permite
que una comunidad pueda comunicarse; es aquello que da sentido y unidad al
mundo que nos rodea.
La noción de cultura hace referencia al conjunto de significaciones colectivas, es decir,
a ciertas concepciones del mundo o un conjunto de creencias, que constituyen una
perspectiva por medio de la cual los miembros de una sociedad se piensan y se
representan a sí mismos y a su contexto social.
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Vocabulario
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La raza: un concepto
para la dominación política
Cultura dominante
A partir de esta ruptura con el modelo anterior, La existencia de las razas como concep-
to científico ha sido refutada por las
«la cultura» pasó a ser «la cultura dominante»; nuevas tecnologías genéticas que estu-
esto quiere decir, el conjunto de las representa- dian la composición orgánica del ser
ciones de las clases ricas e instruidas, en humano, las cuales han llegado a la
oposición al concepto de «cultura popular». conclusión de que existen las mismas
En rigor, existe un intenso debate en torno de lo diferencias y similitudes entre los
organismos de todos los seres
llamado «popular». Para algunos sociólogos humanos, cualquiera sea su color de
(como el francés Pierre Bourdieu, 1930-2002) el piel o sus características exteriores.
concepto de «cultura popular» sería erróneo ya La clasificación de los seres humanos
que lo único que verdaderamente existe es la según razas obedecía a la necesidad de
«cultura dominante». Otros pensadores sostie- la política de justificar la dominación
de unos pueblos sobre otros. De este
nen, en cambio, que en toda sociedad coexisten modo se justificó la esclavitud de los
diversas concepciones del mundo. Por lo tanto, pueblos africanos, argumentando su
no puede negarse que hay un conjunto de supuesta «inferioridad racial» para la
«prácticas populares» –así sea en estado embri- «vida civilizada» respecto de «los blan-
onario, no elaboradas– con un contenido auténti- cos». Lo mismo sucedió con los pueblos
originarios de nuestra América, quienes
co, incluso en algunos casos en contraposición también fueron esclavizados.
con las concepciones del mundo dominantes. Como en la sociedad argentina una
Más allá de la polémica alrededor de la autentici- «minoría blanca» ejerció su domi-
dad de «lo popular», vale la pena aclarar que los nación sobre los otros pueblos durante
estudios de la «cultura popular» intentaron todo el siglo XIX, los pensadores sociales
fueron adeptos a clasificar la estructura
demostrar que los símbolos de la «cultura letra- social argentina según el concepto de
da» no eran los únicos existentes; las otras clases raza. De alguna manera, estos pre-
sociales también tenían sus propias representa- juicios políticos se continúan en la actu-
ciones. Éstas tenían tanta consistencia como aque- alidad: es común escuchar el adjetivo
llas, aunque no se basaran fundamentalmente en «negros» usado discriminatoriamente.
registros escritos sino en la oralidad (por ejemplo,
el folklore, la música y la religiosidad popular).
Entonces, no puede hablarse de una distinción
nítida entre cultura «de élite» y cultura popular. Lo
que existe es un conjunto de signos y símbolos de
carácter ambivalente, precisamente porque los sec-
tores populares están sometidos a la penetración
de la cultura dominante. En todo caso, sería más
adecuado hablar de una lucha por el sentido.
Por Cale
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autoridad hegemonía
Actividad:
Guía de análisis de la película
«Bowling for Columbine» (2003) del
director norteamericano Michael Moore.
Identifica en el documental las carac-
terísticas de la cultura dominante
norteamericana.
¿Cómo actúan los medios de comuni-
cación en relación a esa cultura
hegemónica? Por ejemplo, qué imá-
genes transmiten de la comunidad negra.
Explica por qué en el sentido común
de los ciudadanos norteamericanos el
derecho de portar armas está fuera
Ilustración de GRAMSCI para principaiantes. de discusión.
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Gramsci parte de una premisa básica: la dominación no sólo está «afuera», sino «adentro»,
en la forma como ha sido construida nuestra subjetividad. Por lo tanto, criticar la propia con-
cepción del mundo es hacerla conciente. El descubrimiento de una verdad por uno mismo,
por más que sea una vieja verdad, hace referencia a una toma de conciencia y clarificación
para la lucha política y para el cambio.
El «capital simbólico» hace alusión a una cierta «posición social» conquistada, y que
está conformada por un conjunto de elementos interrelacionados de los diferentes
«campos culturales». Este «capital simbólico», además, debe ser considerado
económica y culturalmente relevante en términos sociales.
Las distancias o diferencias sociales se expresan según Bourdieu en los signos de dis-
tinción: jugar al golf, determinada vestimenta, frecuentar determinados ambientes
sociales, recorrer museos, viajar, obtener títulos escolares, etc.
Según Bourdieu, en el ámbito escolar el éxito está condicionado, en gran medida, por
el grado en que los individuos han podido absorber la cultura dominante. Desde ya,
cuanto más rica e instruida sea una persona, tendrá mayores posibilidades de
acceder a mayor capital, del tipo que fuere.
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Contracultura y resistencia
El concepto de «contracultura» («hegemonía alter-
nativa» o «contrahegemonía», en el sentido atribui-
do por Antonio Gramsci) hace referencia a un con-
junto heterogéneo de acciones sociales dotadas de
recursos simbólicos, y que tienen como objetivo
desafiar o poner en duda un determinado modelo
cultural o parámetro ideológico que predomina en
una sociedad, en un momento histórico dado.
En este sentido, la noción de contracultura hace re-
ferencia a las prácticas culturales de enfrentamien-
to, oposición o resistencia a la cultura dominante.
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Lectura
El mensaje. 1968 (de Roberto Jacoby)
La obra, llamada Mensaje en Di Tella, consistía en tres mensajes: El del autor, un pizarrón que proclama-
ba: «Se acabó la contemplación estética porque la estética se disuelve en la vida social. Se acabó también
la obra porque la vida y el planeta mismo comienzan a serlo». El de las agencias de noticias (una máquina
teletipo transmite continuamente noticias de todo el mundo como ser huelgas de obreros o reacciones
violentas de estudiantes franceses) y el de un joven negro norteamericano (en la foto, el negro exhibía un
dramático cartel manuscrito contra el racismo). Los mensajes tenían en común un contenido explícita-
mente ideológico, y continuaban la línea de Jacoby: basar la obra sobre estructuras sociales de comuni-
cación. La crítica de la época dijo de Jacoby: «La acertada combinación de estos tres elementos es capaz
de incitar a una toma de conciencia activa sobre la presunta muerte del arte».
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La noción de identidad
Identidad como un concepto relacional, vale
decir, que se define en relación al otro.
El concepto «clásico» de identidad respondía a
un tipo de «sociedad industrial», en la que las
identidades giraban en torno a esferas muy
específicas como el tipo de trabajo o la adscrip-
ción política. Sobre todo, la identidad pasaba por
una determinada situación laboral o salarial en
un contexto en el que el Estado tenía una presen-
cia mayor en cuanto a la garantía de los derechos
de ciudadanía. En el marco de una sociedad
menos fragmentada que la actual, la noción de
identidad tendía a subrayar la homogeneidad, es
Atahualpa Yupanqui decir, los aspectos fijos y permanentes de la
identidad de los sujetos.
Actividad: A partir de las aceleradas transformaciones
Hay mitos, leyendas, historias que sociales producidas por los avances tecnológicos
nos pertenecen. Estos signos están y los cambios económicos y políticos, el dilema
cargados de un «poder simbólico»
que permite el reconocimiento de la acerca de la propia identidad se renueva frente a
propia cultura y la comunicación al desafíos cada vez más complejos.
interior de una comunidad. El siglo XX fue el siglo de las «nuevas tec-
1-¿Cuáles de los siguientes «person-
nologías». El nuevo milenio inaugura tanto
ajes» representan mejor al colectivo nuevas posibilidades para mejorar las condi-
«Argentina» que somos?:Maradona, ciones de vida humana, como nuevas amenazas
Perón, Gardel, Charly, Menem, para la supervivencia de la especie y del planeta.
Susana Giménez, el Che, Madres de
Plaza de Mayo, Borges, Mauro Viale,
León Gieco, Mercedes Sosa. La identidad en los tiempos de la globalización
2- ¿Qué símbolos culturales te
representan y cuáles no? El proceso de «globalización» hizo estallar un nuevo
3- ¿Por qué crees que es importante tejido social en relación a las transformaciones ope radas
reconocerse en una cultura propia? en esta etapa de desarrollo del capitalismo tardío.
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Lectura
Globalización e identidad
«Actualmente existe una cada vez más intensa instrumentación cultural, desde los poderes del
capital que tienen la posesión del mensaje de masas informativo, publicitario, ficcional, de
entretenimientos, deportivo, sobre lo social. El negocio que hoy llamamos «de la cultura», pero que
no significa un programa de televisación de una ópera en el Teatro Colón, sino la cultura de
consumo cubriendo la casi totalidad de los aspectos conformadores de la vida. La cultura de la
zapatilla, la cultura del peinado, la cultura de las golosinas, la cultura del veraneo, la cultura de los
electrodomésticos, la cultura de la moda, la cultura de qué soy y cómo me pienso, qué me tiene que
gustar, dónde tengo que ir, qué tengo que recordar, de qué me tengo que olvidar. Esas microcul-
turas hoy están, como nunca en la historia, manejadas en términos de poderes tecnoculturales de
alcances mundiales, globalizantes, homogeneizantes. Manejadas en términos massmediáticos, vía
producción del mensaje masivo para el consumo. Si hace treinta o cuarenta años un joven podía
pensar en su propia identidad en lo social, «Yo soy obrero porque mi padre es obrero, yo encuen-
tro mi lugar en el lugar de la producción, de obrero en cuanto trabajo en algo similar», hoy el nivel
de construcción cultural de los sujetos es casi mayor y tan determinante como ese lugar donde
antes hallaba su identidad de acuerdo al sitio en que encontraba en la relación capital y trabajo.
Hoy ese mismo joven, si puede a través de diversas variantes de consumo, de crédito, de pagos de
cuota, estar «empilchado» como alguien que no es obrero, si ese joven es deglutido por los con-
sumidores de algún cantante internacional de moda, si ese joven se inscribe fervientemente en la
virtualidad y el simulacro de la pantalla, encontrará su identidad en esa otra cultura de la vesti-
menta, del rock, de la TV, de lo que consume, de lo que precariamente consume, de lo que ambi-
ciona consumir. No obstante, en el trasfondo de su realidad social, la propia sociedad también le
trasmite lo ilusorio, lo frágil, lo aparente de ese ser consumidor, para mostrarle por infinidad de
otras vías crueles, bestiales, concretas, materiales, que el espejismo de la identidad del consumo se
resquebraja día tras día a partir de la otra cara del mercado. La cara de la falta de trabajo, de
oportunidades, de perspectivas, de que llegan siempre los realmente pudientes, bien situados,
altamente instruidos».
Nicolás Casullo, La escena presente: debate modernidad-posmodernidad.
Actividad:
1. Dada la situación de crisis planteada, busquen artículos
periodísticos que den cuenta de la tensión entre lo «local» y
lo «global», desde la dimensión cultural.
(Ejemplo: el shopping y los «fast food», como McDonalds ver-
sus la ferretería o el almacén del barrio, que aún sobreviven).
2. Elaboren una lista de temas que permita conceptualizar
estas experiencias de la diversidad y del caos de la «ciudad
posmoderna» del capitalismo tardío.
Ejemplos:
· Realidad informatizada
· Nuevas maneras de participación política
· Proyecto Genoma Humano
· Clonación de seres humanos
· Comunidades virtuales y ciber-tribus
Un dato: la World Wide Web (WWW), llegó a la Argentina aproximadamente
en el año 1995. Por Bianfa
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Lectura
Globalización y publicidad
Un indio delgado con poco pelo y mala dentadura está sentado en un piso despojado, vestido sola-
mente con una túnica y un par de anteojos baratos, estudiando el puñado de apuntes manuscritos que
tiene en la mano. La foto en blanco y negro ocupa una página entera del diario inglés. En el ámbito
superior izquierdo de la página, a todo color, hay una manzanita rayada con los colores del arco iris.
Abajo, una recomendación al estilo norteamericano dice: «Piense diferente». Tal es el poder actual de
las grandes empresas internacionales. Hasta los muertos más ilustres pueden ser bocetados sumaria-
mente en sus campañas de imagen. En un tiempo, hace medio siglo, este hombre definió la lucha de
un país por la libertad. Pero eso, como dicen, ya es historia. Ahora Gandhi posa para Apple. Sus ideas
en realidad no tienen ninguna importancia en esta nueva encarnación. Lo que importa es que sea con-
siderado «en onda», es decir, que responda a la filosofía empresarial de Mac.
Sin duda, los que hicieron el aviso no se impresionarían por semejante crítica. Lo que vieron ellos fue
un «símbolo», un hombre tan famoso que a medio siglo de su asesinato todavía es reconocido instan-
táneamente. Haciendo doble clic en este ícono se abren una serie de valores con los que sencillamente
Apple quería asociarse con la esperanza que trasmitiera: «moralidad», «liderazgo», «santidad», éxito»,
ect.(...). Es posible que también se hayan identificado con un tipo insignificante que venció a un gran
imperio. Es cierto que Gandhi mismo veía el movimiento de la independencia como una suerte de
David indio luchando contra los filisteos del imperio donde nunca se pone el sol, y lo llamaba «una
batalla del Derecho contra la Fuerza».
La luchadora empresa Apple, que combate a las bandas del todopoderoso Bill Gates, desea quizá con-
solarse con la idea de que si un «sujeto semidesnudo», como el virrey británico lord Willingdon llamó
en una oportunidad a Gandhi, pudo hacer caer a los británicos, tal vez, sólo una manzana bien arroja-
da podría derribar al Goliat Microsoft. En otras palabras, Gandhi hoy está disponible. Es abstracto,
ahistórico, posmoderno, ya no es un hombre en y de su tiempo, sino un concepto que flota libremente,
una parte del stock disponible de símbolos culturales, una imagen que puede tomarse, usarse,
distorsionarse, para adaptar a diferentes fines, y al diablo con la historicidad o la verdad.
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Unidad IV
¿Qué es la Modernidad?
Lo moderno consiste en el proceso de racionalización, a partir de la centralidad de la
razón con base científico-técnica. La modernidad comienza en el siglo XVIII con el
proyecto de la Ilustración que postula la centralidad de la Razón y de la ciencia para
organizar la sociedad y entender el mundo.
El proyecto de la modernidad se fundó en verdades universales que le daban un sen-
tido a la historia: la autodeterminación del hombre, la superación de las miserias
materiales, los derechos humanos, la libertad, el perfeccionamiento constante de la
humanidad (el progreso).
Actualmente la idea de progreso está en profunda discusión. Con el devenir de la his-
toria, ya no es tan simple explicar el mundo. La idea de que la historia iba a conducir
a un fin predeterminado y la creencia en el progreso empezaron a ponerse en duda.
La Posmodernidad
Frente a la vorágine de cambios vividos en las últimas décadas, la noción de pos-
modernidad sugiere en primer lugar que estamos más allá cronológicamente de la
modernidad. Sin embargo, la idea de posmodernidad no significa que estemos
hablando de una nueva era, en un sentido histórico. Lo que hay detrás del concepto
«posmodernidad» es, en realidad, un conjunto de corrientes de pensamiento que
encarnan una postura crítica frente a la modernidad.
Según el profesor de literatura y crítico norteamericano Frederic Jameson, la
«posmodernidad» es la lógica o el clima cultural del capitalismo que estamos viviendo en
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Sociología y cultura
A través de una filosofía, de una estética, de una literatura y de una iconografía, el pos-
modernismo fue creando un cuerpo de ideas alrededor de tres campos teóricos claves: el
estructuralismo, la semiótica y la deconstrucción. Algunos indicios del pensamiento pos-
moderno comenzaron a surgir a mediados de los años sesenta con el llamado post-estruc-
turalismo cuyo representante, por entonces, era Roland Barthes (1915-1980), que provenía
del campo de la semiótica. Barthes proclamó la «muerte del autor». Esta sentencia hace
referencia a la idea de que los textos están abiertos y son los lectores los que aportan sus
propios sentidos e interpretaciones, más allá de la intención del autor.
Pero, tal vez, uno de los representantes emblemáticos del pensamiento posmoderno
es Jacques Derrida (nacido en 1930) que representa la corriente llamada
«deconstruccionismo». Esta forma de pensamiento se opone al carácter omnipotente
del racionalismo occidental y sostiene que las estructuras de sentido involucran al
observador. Por lo tanto, todo lo razonado es provisional, situado y relativo.
Para el posmodernismo, entonces ya no hay historia (Francis Fukuyama), no hay
realidad (Baudrillard), ni verdad (Derrida).
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