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Libre Albeldrio

Este documento trata sobre el concepto filosófico del libre albedrío. Explora diferentes perspectivas como el determinismo, indeterminismo y compatibilismo. También analiza las implicaciones del libre albedrío en áreas como la ética, psicología, teología y ciencia.

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Libre Albeldrio

Este documento trata sobre el concepto filosófico del libre albedrío. Explora diferentes perspectivas como el determinismo, indeterminismo y compatibilismo. También analiza las implicaciones del libre albedrío en áreas como la ética, psicología, teología y ciencia.

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Libre albedrío

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Véase también: Libertad

Tradicionalmente, las únicas acciones que son de libre voluntad son consideradas
merecedoras de crédito o culpa. (Ángel con las virtudes Temperancia y Humildad
contra Demonio con los pecados Ira y Odio. Fresco de 1717, Iglesia de San Nicolás,
Cukovets, provincia Pernik, Bulgaria.)

Persona saltando al agua, supuestamente usando su libre albedrío.


El albedrío (de la deformación vulgar del vocablo latino arbitrium,1 a su vez de
arbiter, ‘juez’2), libre albedrío o libre elección es la creencia de aquellas
doctrinas filosóficas según las cuales las personas tienen el poder de elegir y
tomar sus propias decisiones. Muchas autoridades religiosas han apoyado dicha
creencia,3 mientras que ha sido criticada como una forma de ideología
individualista por pensadores tales como Baruch Spinoza, Arthur Schopenhauer, Karl
Marx y Friedrich Nietzsche.

El principio del libre albedrío tiene implicaciones religiosas, éticas,


psicológicas, jurídicas y científicas. Por ejemplo, la ética puede suponer que los
individuos son responsables de sus propias acciones. En la psicología, implica que
la mente controla algunas de las acciones del cuerpo, las cuales son conscientes.
[cita requerida]

La existencia del libre albedrío ha sido un tema central a lo largo de la historia


de la filosofía y de la ciencia. Se diferencia de la libertad en el sentido de que
conlleva la potencialidad de obrar o no obrar.4

Índice
1 Perspectivas filosóficas sobre la libertad
2 Determinismo contra indeterminismo
3 Responsabilidad moral
4 Teorías compatibilistas y el principio de pudo-haberse-hecho
5 La ciencia del albedrío
5.1 Neurociencia
5.2 Neurología y psiquiatría
5.3 Determinación y comportamiento emergente
5.4 Libre albedrío en otras especies
5.5 Física cuántica
6 Filosofía oriental
6.1 En la filosofía hindú
6.2 En la filosofía budista
7 En la teología
7.1 En el cristianismo
7.1.1 En el calvinismo
7.1.2 En el arminianismo
7.1.3 En el catolicismo
7.1.4 En la ortodoxa oriental
7.1.5 En la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días
7.1.6 En la nueva iglesia
7.2 En el judaísmo
7.3 En el islam
8 Encuestas acerca del libre albedrío
8.1 Entre filósofos
8.2 Entre los biólogos evolutivos
9 En la cultura popular
10 Véase también
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
Perspectivas filosóficas sobre la libertad

Esquema de las posiciones metafísicas respecto al libre albedrío.


Existen varios puntos de vista sobre si la libertad metafísica existe, eso es, si
las personas tienen el poder de elegir entre alternativas genuinas.5

El determinismo es el punto de vista según el cual todos los eventos son resultados
inevitables de causas previas, de que todo lo que pasa tiene una razón de ser.

El incompatibilismo es el punto de vista según el cual no es posible reconciliar


una creencia en un universo determinista con el verdadero libre albedrío. El
determinismo duro acepta tanto el determinismo como el incompatibilismo, y rechaza
la idea de que los humanos poseen un libre albedrío.

Lo contrario a esto es el libertarismo6 filosófico, que mantiene que los individuos


tienen libertad metafísica y por lo tanto rechaza el determinismo. El
indeterminismo es una forma del libertarismo que, según su punto de vista, implica
que el libre albedrío realmente existe, y esa libertad hace que las acciones sean
un efecto sin causa. La teoría de la agencia es una forma del libertarismo que
mantiene que la elección entre el determinismo y el indeterminismo es una dicotomía
falsa. Antes que voluntad, es un efecto sin causa. La teoría de la agencia sostiene
que un acto de libre albedrío es un caso de agente-causalidad, por lo cual un
agente (persona, el ser) causa un acontecimiento. Es una filosofía separada de la
teoría económica y política del libertarismo. El libertarismo metafísico se llama a
veces voluntarismo para evitar esta confusión.

El compatibilismo7 es el punto de vista que sostiene que el libre albedrío surge en


el exterior de un universo determinista aun en ausencia de incertidumbre
metafísica. Los compatibilistas pueden definir al libre albedrío como el
surgimiento de una causa interior, tal como los pensamientos, las creencias y los
deseos que uno piense que existen en uno mismo. La filosofía que acepta tanto el
determinismo como el compatibilismo se llama el determinismo suave.

Determinismo contra indeterminismo


El determinismo sostiene que cada situación se condiciona íntegramente y así es
determinada por los estados de los propósitos que la precedieron.8 Una formulación
del determinismo es el fatalismo, donde se afirma que existe una necesidad
(destino) que rige todo, negando la libertad. Esta posición la sostenían los
estoicos y puede registrarse en Parménides de Elea.91011 El determinismo filosófico
es ilustrado a veces por la idea del demonio de Laplace, que conoce todos los
hechos acerca del pasado y presente y todas las leyes naturales que gobiernan el
mundo y utiliza este conocimiento para prever el futuro hasta el más mínimo
detalle. El pensamiento de Laplace, sin embargo, no representa la postura
científica actual acerca del tema.12

Lucrecio afirmaba que el libre albedrío surge del azar.13


Por otro lado, el indeterminismo especula que esta proposición es incorrecta, ya
que hay acontecimientos que no son determinados enteramente por acontecimientos
previos. Los pitagóricos, Sócrates y Platón intentaron conciliar la libertad con el
determinismo y la ley causal. Aristóteles fue uno de los primeros en argumentar a
favor del indeterminismo.14 Lucrecio afirmaba que el libre albedrío surge del azar,
de movimientos caóticos de átomos llamados "clinamen".13 Entre indeterministas
modernos se encuentran Robert Nozick,15 y Robert Kane.16

El incompatibilismo mantiene que el determinismo no se puede reconciliar con el


libre albedrío. Los incompatibilistas generalmente afirman que una persona actúa
libremente solo cuando ésta es la única que origina la causa que desencadena una
acción y que podría haber terminado auténticamente de otra manera. Ellos mantienen
que si el determinismo es verdad, cada elección es determinada por acontecimientos
previos.8

Joe Campbell en su libro Free Will, describe el problema del libre albedrío como el
"dilema del libre albedrío":17

Si el determinismo es verdadero, entonces nadie tiene libre albedrío.


Si el indeterminismo es cierto, entonces nadie tiene libre albedrío.
Por lo tanto, nadie tiene libre albedrío.

René Descartes sentó la libertad en base a la inmaterialidad del la mente.


Sam Harris expresa en su corto ensayo también titulado Free Will que cada elección
que hacemos, se hace como resultado de causas que "están determinadas por causas
anteriores y no somos responsables de ellas, o son producto de la casualidad y no
somos responsables de ellas".1819

Hay un punto de vista intermedio en que las condiciones pasadas podrían tener
influencia, pero no determinan las acciones futuras. Las elecciones individuales
son un resultado entre muchos resultados posibles, todos los cuales son inducidos
pero no son determinados por el pasado. Incluso si el agente del albedrío se
esfuerza espontáneamente en escoger entre las acciones disponibles, propiamente el
agente no es el que origina la causa de la acción, porque nadie puede realizar las
acciones que son imposibles, tal como volar con solo batir los brazos. Aplicado a
estados interiores, esta perspectiva sugiere que uno puede escoger entre las
opciones en que uno piensa, pero no puede escoger una opción inverosímil de
realizar. Según esta opinión, las elecciones actuales pueden iniciar, determinar o
limitar las elecciones futuras.

Duns Scoto sostuvo que "nada otro que la voluntad es la causa total de la volición
de la voluntad".20 Dios como concibe Scoto, es la libertad absoluta.21 René
Descartes argumentó sobre la relación mente y cuerpo, llamada dualismo cartesiano,
en donde la mente es una substancia distinta de la materia, el cuerpo, siendo
inmaterial y estando fuera de toda ley física. Creía que la mente ejercía control
sobre el cuerpo a través de la glándula pineal. Cómo funciona esa interacción sigue
siendo un tema polémico (ver Problema mente-cuerpo y Mecanicismo). Gottfried
Leibniz sostuvo que las mentes humanas son reflejos de Dios o pequeños dioses, como
motores inmóviles, con independencia causal y la capacidad de pervivir el mundo.
Esta doctrina se encuentra en el neoplatonismo y la doctrina del Génesis.22 Por
otro lado, Nicolas Malebranche sostuvo que toda acción es causa de Dios, incluso
nuestras acciones (ver Ocasionalismo).

Baruch Spinoza comparó la creencia del hombre en el libre albedrío con una piedra
que piensa que escogió el sendero al cual llegó por el aire y el lugar en el cual
aterrizó. En la Ética escribió: "Las decisiones de la mente no son nada salvo
deseos, que varían según varias disposiciones puntuales". "No hay en la mente un
absoluto libre albedrío, pero la mente es determinada por el desear esto o aquello,
por una causa determinada a su vez por otra causa, y ésta a su vez por otra causa,
y así hasta el infinito". "Los Hombres se creen libres porque ellos son conscientes
de sus voluntades y deseos, pero son ignorantes de las causas por las cuales ellos
son llevados al deseo y a la esperanza".2324

El filósofo Arthur Schopenhauer, crítico del albedrío.


Arthur Schopenhauer, estando de acuerdo con Spinoza, escribió: "Todos creen a
priori que son perfectamente libres, aun en sus acciones individuales, y piensan
que a cada instante pueden comenzar otro capítulo de su vida... Pero a posteriori,
por la experiencia, se dan cuenta —a su asombro— de que no son libres, sino sujetos
a la necesidad; su conducta no cambia a pesar de todas las resoluciones y
reflexiones que puedan llegar a tener. Desde el principio de sus vidas al final de
ellas, deben soportar el mismo carácter...”25 No obstante, Schopenhauer afirmó en
El mundo como voluntad y representación que los en el mundo (fenómenos) no tienen
libertad, pero la voluntad (como noúmeno) no está subordinada a las leyes de la
necesidad (causalidad) y, por tanto, es libre.26 En sus obras Los dos problemas
fundamentales de la ética también critica la noción de libre albedrío:

Tú puedes hacer lo que siempre haces, pero en algún momento de tu vida sólo podrás
hacer una actividad definida, y no podrás hacer absolutamente nada que no sea esta
actividad.
Schopenhauer, en "Freedom Of the Will", Cap. II
Puedo hacer lo que deseo: Si puedo, si lo deseo, dar todo lo que tengo a los pobres
y por lo tanto hacerme pobre yo mismo -si lo deseo. Pero yo no puedo desear esto,
porque los motivos opuestos tienen demasiado poder sobre mí para poder hacerlo. Por
otro lado, si tuviera un carácter distinto, al extremo de que yo fuera un santo,
podría desearlo. Pero entonces no podría dejar de desearlo por lo que tendría que
hacerlo... tampoco como una bola en una mesa de billar no se puede mover antes de
recibir un impacto, tampoco puede un hombre levantarse de su silla antes de ser
empujado o impulsado por un motivo. Pero el pararse es tan necesario e inevitable
como el rodar de una bola después del golpe. Y esperar que alguien haga algo a lo
que absolutamente ningún interés lo impulsa... Es lo mismo que esperar que un trozo
de madera se mueva hacia mí sin ser tirado por una cuerda...
— Ib., Ch. III
Schopenhauer dice que un humano puede hacer muy bien lo que quiera, pero no puede
querer lo que quiere, me acompaña en todas las circunstancias de mi vida y me
reconcilia con las acciones de los humanos, aun cuando son muy estresantes.
— Albert Einstein, Address to the German League for Human Rights, noviembre de
1928. credo
Friedrich Schiller propuso una coyuntura a este dilema en su Educación estética del
Hombre en una serie de Cartas, que fue ahondada aún más por Rudolf Steiner en su
Filosofía de la Libertad. Ambos sugieren que el individuo es inicialmente 'no
libre; esto se debe a que el individuo actúa con base en principios religiosos,
éticos y morales, o que aún son racionales.

El Barón d'Holbach, un "determinista duro".


Los "deterministas duros", tales como d'Holbach, son esos incompatibilistas que
aceptan el determinismo y rechazan el libre albedrío. Dijo: “…la Naturaleza no es
más que una cadena inmensa de causas y efectos [...] Todos los movimientos que se
efectúan en ella siguen leyes constantes y necesarias [...] La voluntad del hombre
es movida o determinada secretamente por causas exteriores que producen un cambio
en él; creemos que se mueve por sí misma porque no vemos la causa que la determina
[...]”.27 Los "libertarios", tales como Thomas Reid, Peter van Inwagen,28 son esos
incompatibilistas que aceptan el libre albedrío y niegan el determinismo, teniendo
en cuenta que alguna forma del indeterminismo es verdad. El incompatibilista más
conocido de la historia de la filosofía fue Immanuel Kant.29

Thomas Hobbes, un compatibilista.


Otros filósofos sostienen que el determinismo es compatible con el libre albedrío.
La noción de libre albedrío "compatibilista" se ha atribuido tanto a Aristóteles
como a Epicteto.30 Crísipo, influenciado por Aristóteles es considerado el primer
compatiblista.3031 Estas personas, tales como Thomas Hobbes, generalmente aclaman
que una persona actúa libremente si no encuentra un obstáculo en hacer lo que tiene
en la voluntad de hacerlo por decisión propia.32 Articulando esta cláusula
elemental, Hume escribe que “esta libertad hipotética se aplica universalmente a
cualquiera que no sea un prisionero encadenado”. Los "compatibilistas" apuntan con
frecuencia a casos en donde la libertad de alguien es negada — violaciones,
asesinatos, asaltos, y la lista continúa. La clave para estos casos no consiste en
que el pasado esté determinando el futuro, sino en que el agresor está dominando
sobre los deseos y preferencias de las acciones de la víctima. El agresor está
forzando a la víctima, y, de acuerdo con los compatibilistas, esto es lo que domina
sobre el libre albedrío. Además, argumentan que el determinismo no es lo que
importa, sino el hecho de que las acciones de los individuos son el resultado de
sus propios deseos y preferencias, sin estar dominados por alguna fuerza externa o
interna. Para ser un compatibilista, uno no necesita endorsar alguna concepción
particular del libre albedrío, sino aceptar que el determinismo está relacionado
con este. El compatibilista más conocido de la historia de la filosofía fue David
Hume.33 Hoy en día esa posición es defendida, por ejemplo, por Daniel Dennett.34

Otro punto de vista es que el concepto de “libre albedrío” es, como diría Hobbes,
un “discurso absurdo”, porque la libertad es un poder definido en términos del
albedrío, el cual es una cosa — y así la voluntad no es la clase de cosa que podría
ser libre o no libre. John Locke, en su "Ensayo sobre el entendimiento humano",
indicó que eso de llamarse "libre" es comprometerse a un error de categoría:

¿Cuándo el albedrío de un hombre es libre o no lo es? La pregunta en sí es impropia


y es insignificante preguntar si un hombre será libre, así como preguntar si su
sueño será rápido, o si su virtud cuadrada: la libertad no es muy aplicable al
albedrío, así como la rapidez del movimiento a un sueño, o el ser cuadrado a la
virtud. Cada uno puede reírse de lo absurdo de esa pregunta o de cualquiera de las
anteriores: porque es obvio que las modificaciones en el movimiento no pertenecen
al sueño, ni la virtud depende de su figura; y cuando alguien lo considera, cree
que su albedrío percibirá que la libertad, que es un poder, pertenece únicamente a
los agentes y no puede atribuir o modificar el albedrío, que también es únicamente
un poder.
Capítulo XXI, Párrafo 14
Esta cuestión también se plantea si cualquier acto intencionado puede ser libre o
cualquier acto sin intención puede estar relacionado con el albedrío, dejando la
libertad como un oxímoron. Algunos compatibilistas argumentan que esta ambigüedad
del concepto “libre albedrío” es en parte culpable de la percepción de
contradicción entre el determinismo y la libertad. Así, desde un punto de vista
compatibilista, el uso de “libre albedrío” en un sentido “incompatibilista" puede
ser interpretado como lenguaje cargado.

Responsabilidad moral
Artículo principal: Responsabilidad moral
La sociedad generalmente hace a la gente responsable por sus acciones y dirá que
merecen premios o castigos por lo que hagan. Sin embargo, muchos creen que la
responsabilidad moral requiere libre albedrío; en otras palabras, la habilidad de
tomar distintas alternativas. Además, otro tema de importancia es si los individuos
siempre son moralmente responsables y, de ser así, en qué sentido.

Para Kant, el deber implica poder.35


Aristóteles creía claramente que nuestras deliberaciones involucraban elecciones
entre posibilidades alternativas, y esto implica tanto la posibilidad de hacer lo
contrario. Su definición de la voluntad voluntaria como causada desde dentro de un
agente (libertarismo) todavía hoy es válida. Aristóteles desafió a quienes que
dijeron que nuestras acciones están determinadas por nuestro carácter, ya que
negaría la responsabilidad moral. Admitió que algunos aspectos de nuestro carácter
pueden ser innatos y, por lo tanto, limitar nuestra responsabilidad, pero somos al
menos parcialmente libres.14 Siguiendo a Aristóteles, Epicuro pensó que los agentes
humanos tienen la capacidad autónoma de trascender la necesidad y el azar. Su
tertium quid es la autonomía del agente, lo que "depende de nosotros".36 No
obstante, Tim O'Keefe ha argumentado que Epicuro no eran libertario, sino
compatibilista.37
Los incompatibilistas tienden a pensar que el determinismo no está relacionado con
la responsabilidad moral. Para Kant deber implica poder. Es decir, para afirmar que
se debe realizar una acción, debe estar a mi alcance de realizarla, si no, no
tendría sentido exigirla.35 Después de todo, parece imposible que uno pueda llamar
a alguien responsable por una acción que podía predecirse desde antes. Los
deterministas duros pueden decir “Muy mal para la responsabilidad moral” y
descartar el concepto —Clarence Darrow utilizó este argumento para defender a los
asesinos Leopold y Loeb— mientras, controvertidamente, los libertinos podrían decir
“Muy mal para el determinismo”. Este caso parece ser el corazón de la disputa entre
los deterministas duros y los compatibilistas; los deterministas duros están
forzados a aceptar que los individuos tienen con frecuencia “libre albedrío” en el
sentido compatibilista, pero pueden negar que es este sentido de libertad el que
realmente importa —que puede llegar en la responsabilidad moral—. Solo porque las
opciones de un agente no sean coherentes, de acuerdo con los deterministas duros,
no cambia el hecho de que el determinismo le quita la responsabilidad al agente.

Los compatibilistas argumentan con frecuencia que, por otro lado, el determinismo
es un prerrequisito para la responsabilidad moral —la sociedad no puede considerar
a alguien responsable a menos que sus acciones sean determinadas por algo—. Este
argumento fue empleado por Hume y por el anarquista William Godwin. Después de
todo, si el indeterminismo es cierto, entonces esos eventos no son determinados;
son al azar. Una de las preguntas formuladas es si es posible culpar o castigar a
una persona por llevar a cabo una acción que saltó espontáneamente a su sistema
nervioso. Argumentan que uno necesita mostrar cómo la acción proviene de los deseos
y las preferencias —el carácter de las personas— antes de que uno considere a la
persona como responsable social. Los liberales podrán responder que las acciones
indeterminadas no tienen relación con el azar y que resultan de un sustantivo
albedrío en que sus decisiones serán indeterminadas. Este argumento es ampliamente
considerado como no satisfactorio, ya que solo dificulta el problema y envuelve
metafísica, así como el concepto Ex nihilo nihil fit.

San Pablo, en su Epístola a los romanos, plantea la siguiente cuestión sobre


responsabilidad moral:

¿Es que el alfarero no es dueño de hacer de una misma masa unas vasijas para usos
nobles y otras para usos despreciables?
(Romanos, 9:21).
Desde esta perspectiva, los individuos todavía pueden perder su honor por medio de
sus actos, aun cuando tales fueran determinados completamente por Dios.

Un punto de vista similar dice que la responsabilidad de la culpabilidad moral del


individuo recae en el carácter individual. Eso significa que una persona con el
carácter de un asesino no tiene otra alternativa más que matar, pero todavía puede
ser castigado porque es un derecho castigar a las personas con mal carácter.

Algunas interpretaciones de responsabilidad moral también asumen que una persona


es, desde que nace hasta que muere, extrínsecamente dependiente de sus cambios
físicos y mentales. Así, Stanley Williams, de 52 años, fue ejecutado debido a un
crimen que cometió cuando tenía 28 años.

Teorías compatibilistas y el principio de pudo-haberse-hecho

Hume defendió el compatibilismo como necesario para la moral.38


El filósofo Isaías Berlín clamó que para tener opción de libertad el agente debería
poder actuar de manera contraria. Este principio, que van Inwagen llama el
“principio de las posibilidades alternativas”, dice ser un requisito para la
libertad. Desde este punto, las acciones llevadas a cabo desde la influencia de una
coerción irresistible no son libres y el agente no es moralmente responsable de
ellas.

Sin embargo, algunos compatibilistas, así como Harry G. Frankfurt o Daniel Dennett,
argumentan que hay casos en los que, aun cuando el agente no pudiera actuar de otra
manera, su elección aún es libre, porque la coerción irresistible coincide con las
intenciones y deseos personales del agente, así como el dicho “Ahora, pon la
pistola en mi sien y oblígame a disparar”. En Elbow Room, Dennet presenta un
argumento para la teoría compatibilista sobre el libre albedrío. La elaboró más
adelante en el libro de 2003 Freedom Evolves. El razonamiento básico consiste en
que, si los individuos no considerasen a Dios, o a un demonio infinitamente
poderoso, o la capacidad de viajar en el tiempo, entonces habría caos y habría
seudo-azar o un azar cuántico; el futuro se define en una enfermedad, compuesto por
todos los seres finitos. Los únicos conceptos bien definidos son las
“expectativas”. Además, la habilidad para hacer lo “contrario” solo tiene sentido
cuando se manejan expectativas y no con un futuro totalmente desconocido. Desde que
los individuos tienen la habilidad de actuar de una manera diferente a la que el
resto espera, el libre albedrío puede existir. Los incompatibilistas aclaman que el
problema con esta idea es que la herencia y la cantidad de coerción irresistible
creada por el ambiente hacen que todas nuestras acciones sean controladas por
fuerzas fuera de nosotros mismos, determinadas por el azar.

El filósofo John Locke negó que el término “libre albedrío” tenga sentido. Sin
embargo, también afirmó que el determinismo era irrelevante. Creía que la capacidad
de actuar voluntariamente consistía en que los individuos tienen la habilidad de
posponer una decisión lo suficiente como para deliberar sobre las consecuencias de
tomar o no esa alternativa. Se han ofrecido análisis más sofisticados de la
libertad compatibilista, así como otras críticas.

David Hume defendió el compatibilismo como necesario para la moral, pues


necesitamos tanto la libertad como la necesidad.3338

Sin necesidad, no habría regularidad en el comportamiento humano y sin eso, no


habría lugar para las leyes morales.
Además, debe haber alguna conexión regular entre las acciones de uno y los motivos
de uno si esas acciones
William James, filósofo y psicólogo, etiquetó como determinismo leve a la posición
actualmente conocida como compatibilismo, y argumentó que las formulaciones del
determinismo leve eran “un dilema de evasión en el cual el verdadero asunto de
importancia se ha difuminado completamente.” Pero los puntos de vista de James eran
un tanto ambivalentes. Mientras creía en el libre albedrío en “campos éticos,”
pensaba que no había evidencia para su existencia en campos psicológicos o
científicos. Además, no creía en el incompatibilismo como se formuló anteriormente,
en que el indeterminismo de las acciones humanas fuera un requisito para la
responsabilidad moral. En su clásica obra Pragmatismo, publicada en 1907, escribió
que “El instinto y sus utilidades pueden ser confiables para llevar los asuntos
sociales de castigo y culpa” fuera de las teorías metafísicas. Creía que el
indeterminismo es importante como una “doctrina de alivio” —permite creer que,
aunque el mundo desde muchos puntos de vista sea un lugar malo, puede mejorar a
través de las acciones de los individuos—. El determinismo, argumentó, indetermina
ese meliorismo.

La ciencia del albedrío


A lo largo de la historia, las personas han hecho intentos de responder a las
preguntas del libre albedrío a través de principios científicos. La primera
mentalidad científica muchas veces mostró al Universo como determinista, y muchos
pensadores creían que era simplemente cuestión de recolectar suficiente información
el poder predecir eventos futuros con perfecta precisión.

Esto motiva a los individuos a ver el libre albedrío como una ilusión. La ciencia
moderna es una mezcla de teorías deterministas y estocásticas. Por ejemplo, la
decadencia radioactiva ocurre con probabilidad predecible, pero no es posible, aún
en teoría, decir exactamente cuándo un núcleo particular decaerá. La mecánica
cuántica predice observaciones solo en términos de probabilidad. Esto coloca dudas
sobre el determinismo del Universo. Algunos científicos deterministas como Albert
Einstein creen en la teoría de la variable escondida; que por debajo de las
probabilidades de la mecánica cuántica hay más variables (ver la paradoja EPR).

Esta teoría ha traído grandes dudas sobre sí misma, por las desigualdades de Bell,
que sugieren que “Dios puede jugar a los dados en verdad” después de todo, quizás
poniendo en duda las predicciones del demonio de Laplace. El filósofo contemporáneo
más importante que ha capitalizado el éxito de la mecánica cuántica y la teoría del
caos para defender la libertad incompatible es Robert Kane, en La importancia del
libre albedrío y otros escritos. Los argumentos de Kane, aun así, se aplican
perfectamente a cualquier entidad “impensable” que se comporte de acuerdo con la
mecánica cuántica.

Como los físicos, los biólogos han cuestionado el libre albedrío. Uno de los
debates más odiados de la biología es el de “lo innato y lo adquirido”. Este debate
cuestiona la importancia de la genética y la biología en el comportamiento humano
cuando se compara con la cultura y el medio ambiente. Los estudios de genética han
identificado muchos factores genéticos que afectan la personalidad del individuo,
como en casos obvios como el Síndrome de Down, a efectos más sutiles como una
predisposición estadística hacia la esquizofrenia.

Aun así, no es certero que la determinación ambiental afecta menos el libre


albedrío que la determinación genética. Los últimos análisis del genoma humano
muestran que solo tiene veinte mil genes. Estos genes, y el reconsiderado material
genético intrón, y la nueva MiRNA, permiten un nivel de complejidad análoga a la
complejidad del comportamiento humano. Desmond Morris y otros antropólogos han
estudiado la relación entre el comportamiento y la selección natural en humanos y
otros primates.

La síntesis de estos dos campos de investigación es que la genética humana puede


ser lo suficientemente compleja como para explicar tendencias del comportamiento y
que los factores ambientales beneficiosos para la evolución, tales como el
comportamiento de los padres y los estándares culturales, modifican estos factores
genéticos. Ninguno de estos fenómenos, complejidad genética o desventajas en el
comportamiento cultural, requieren del libre albedrío para explicar el
comportamiento humano. Sin embargo, la presencia de los genes que juegan un papel
en algunas conductas, como por ejemplo desórdenes mentales, no vuelve a un
comportamiento automático, y los estudios sugieren que hay personas que sufren de
una predisposición genética a ser más explosivos, pero el comportamiento violento
no necesariamente se vuelve un rasgo en la conducta del individuo.

Parece que es necesario más de un gen, y un posible combustible ambiental para


expresar el rasgo; esto sugiere que la naturaleza y la crianza juegan un importante
papel en nuestro comportamiento. Algunos difieren y afirman que alguna forma de
libre albedrío puede todavía existir, ya que el factor ambiental en el libre
albedrío le permite a una persona manipular ese ambiente de manera tal que esta
manipulación implique un compromiso entre su propio cuerpo y mente, porque una
acción aislada no existe, una motivación parecida o comparable a ambos actos
existe, y los factores genéticos permiten a esas dos o más acciones ser tomadas en
cualquier situación o momento, pero solo a veces ese compromiso puede significar un
evento que no es al azar, al menos en algunas instancias, el argumento tiende a
implicar.

La parte de crianza aquí puede estar en conflicto con información a corto plazo,
así que no necesariamente predice o explica el resultado del curso de la acción a
ser tomada. Aun así, otros discuten que esos factores en solitario pueden explicar
el resultado del comportamiento sin la necesidad del “libre albedrío”. Las
investigaciones sobre el tema siguen en proceso.

Cerebro humano. Por medio de algunos estudios realizados por Benjamín Libet, se
sugiere que las decisiones tomadas por una persona son primero hechas en un
universo inconsciente, y después son traducidas a una «decisión consciente» y la
creencia del sujeto de que esto ocurrió bajo su voluntad se debe únicamente a la
visión retrospectiva del evento.
También se ha vuelto posible el estudio del cerebro vivo y los investigadores ahora
pueden observar la maquinaria de la toma de decisiones trabajando. Un experimento
en este campo fue conducido por Benjamín Libet en los años 1980, en el cual él les
pedía a sujetos escoger un momento cualquiera para agitar su muñeca mientras él lo
asociaba con la actividad cerebral.

Libet descubrió que la actividad cerebral inconsciente que llevaba a la decisión


consciente de mover su muñeca comenzaba medio segundo antes de que el sujeto
conscientemente decidiera moverla. Esta masa de carga eléctrica ha sido llamada
potencial de estar listo (o potencial de preparación). Los descubrimientos de Libet
sugieren que las decisiones tomadas por un sujeto son primero hechas en un universo
inconsciente y después son traducidas a una “decisión consciente”, y la creencia
del sujeto de que esto ocurrió bajo su voluntad se debe únicamente a la visión
retrospectiva del evento. Por otro lado, Libet todavía encuentra espacio en su
modelo para el libre albedrío, en la noción del poder del veto: de acuerdo con este
modelo, los impulsos inconscientes que ocasionarán un acto voluble pueden ser
suprimidos por los esfuerzos conscientes del sujeto. Cabe acotar que esto no
significa que Libet crea que las acciones inconscientemente incentivadas necesitan
la ratificación de la consciencia, sino que, más bien, la consciencia retiene el
poder de negar la actualización de los impulsos inconscientes.3940

Un experimento relacionado, realizado después por el doctor Álvaro Pascual-Leone,


se basaba en preguntar a los sujetos qué mano querían mover. Encontró que,
estimulando diferentes hemisferios del cerebro usando campos magnéticos, era
posible influenciar fuertemente en la escogencia de la mano. Normalmente la gente
que opta por la mano derecha escogería mover dicha mano el 60% del tiempo, pero
cuando el hemisferio derecho era estimulado, escogerían la mano izquierda en un 80%
de las situaciones; el hemisferio derecho del cerebro es responsable del lado
izquierdo del cuerpo, y viceversa. A pesar de la influencia externa en la toma de
decisiones, los sujetos continuaban reportando que creían haber tomado la decisión
libremente. El mismo Libet,41 sin embargo, no interpreta su experimento como
experiencia de la ineficacia del libre albedrío consciente —él señala que a pesar
de la tendencia que dice que al presionar un botón, y acumular por 500
milisegundos, el consciente retendrá el derecho a vetar esa acción en los últimos
milisegundos. Se puede comparar con un jugador de golf, que puede mover el putter
varias veces antes de acertar. Si nos basamos en esto, la acción simplemente recibe
una estampa de aprobación en el último milisegundo. También planeando las
actividades del día de mañana, o para dentro de una hora, el interruptor de los
milisegundos es insignificante.

Puede, o no, ser posible alcanzar una realización científica final involucrando la
posibilidad del libre albedrío adentrándonos en los orígenes de nuestros
pensamientos conscientes. En el punto de vista científico, toda experiencia
consciente es contingente hacia las neuronas —un golpe fuerte en la cabeza puede
servir como demostración a este punto, así como casos documentados de lesiones
neurológicas.42 El cerebro consiste en miles de millones de neuronas, con mil
billones de conexiones entre ellas. En un nivel bioquímico, la tarea principal de
una neurona es propagar impulsos electro-químicos a otras neuronas formando un
“circuito integrado” que constantemente recibe información de los sentidos (vista,
olor, tacto y gusto) y devolviendo información para controlar músculos y órganos.
Solo el 10% de las neuronas en el sistema nervioso tratan con los impulsos
sensoriales y con el control de músculos; las neuronas sobrantes sirven para
integrar, refinar y procesar señales de entrada o salida.

La experiencia del libre albedrío es así conceptualizada surgiendo de alguna


combinación de estas neuronas, pero ¿cómo llegamos a esta acumulación de neuronas,
que son finos hilos de grasa con el potencial de recibir impulsos eléctricos,
pueden dar poder a nuestro consciente, emociones y sentimientos? ¿Cómo puede ser
que este concepto de “yo” y nuestro libre albedrío puede controlar neuronas y
nuestro comportamiento, y el cerebro es meramente una sopa tibia de grasa,
colesterol y neurotransmisores? Este misterio sin resolver domina el debate moderno
sobre la existencia de nuestra conciencia y la posibilidad del libre albedrío.

Neurociencia
Esta sección es un extracto de Benjamin Libet § Consciencia de las propias
decisiones antes que libre albedrío[editar]
En los años 1970, Libet estuvo involucrado en los estudios de la actividad neural y
la "sensación de umbral". Estas investigaciones trataban de determinar la secuencia
de activación en sitios específicos del cerebro requerida para desencadenar
acciones voluntarias tales como el pulsado de un botón, utilizando equipos
electroencefalográficos. Un famoso experimento —luego reproducido muchas veces por
otros grupos— demostró que eventos cerebrales inconscientes (observables como
potenciales eléctricos, llamados potenciales de preparación [en inglés readiness
potential]) realmente preceden en un lapso variable (de 0.3 hasta varios segundos)
la sensación consciente de haber tomado una decisión voluntaria en preparación de
una acción motora —como el pulsado de un botón—.

Ahora bien conocido en neurología, el llamado 'Bereitschaftspotential' (BP en


idioma alemán, 'readiness potential' en inglés), también llamado 'potencial
premotor, es una medida de la actividad en el córtex motor y el área motora
suplementaria en el cerebro ocupado en la preparación de un movimiento muscular
voluntario. Es una manifestación de la contribución cortical al planeamiento del
movimiento voluntario. Fue registrado y reportado ya en 1964 por Hans Helmut
Kornhuber y Lüder Deecke en la University of Freiburg en Alemania. La publicación
completa apareció en 1965 luego de muchos experimentos usados como control.43

Estas observaciones indican que los procesos neurológicos inconscientes preceden y


potencialmente causan tanto la sensación de haber realizado una decisión por propia
voluntad como el mismo acto motor.44

La conclusión derivada por Libet de estas observaciones es que los procesos


cerebrales determinan las decisiones, luego percibidas como propias subjetivamente
por el mismo cerebro a través del fenómeno de la consciencia (awareness). Libet
solamente considera como posible la idea de libre albedrío en su noción de veto —la
capacidad de la actividad consciente para bloquear o abortar un acto ya iniciado—,
bloqueo posible gracias al tiempo restante de algunos cientos de milisegundos entre
la percepción subjetiva de la decisión y la ejecución del acto mismo. Aunque el
autor no parece adherirse a esta idea. El problema, como señala John N. Gray, es
que no podemos saber cuándo utilizamos el veto, por lo que nuestra experiencia
subjetiva es siempre ambigua.45
Neurología y psiquiatría
Hay ciertos desórdenes relacionados con el cerebro que pueden ser denominados como
desórdenes del libre albedrío: en el desorden obsesivo-compulsivo un paciente puede
sentir una agobiante necesidad de hacer algo en contra de su propia voluntad. Los
ejemplos incluyen lavarse las manos varias veces al día, reconociendo el deseo como
su propio deseo, aunque parece estar en contra de su propia voluntad. En el
síndrome de Tourette y otros parecidos, los sujetos se moverán involuntariamente,
desarrollando tics y articulaciones. En el síndrome de la mano ajena, que es
también llamado el síndrome del Dr. Strangelove, denominado así por la popular
película, las extremidades del paciente harán actos significativos sin la intención
del sujeto.

Determinación y comportamiento emergente


En la emergente o filosofía generativa de la ciencia cognitiva y la psicología
evolucionista, el libre albedrío es la generación de posibles comportamientos
infinitos de la interacción de un grupo de reglas y parámetro finitos. A pesar del
impredecible carácter del comportamiento emergente de procesos deterministas guía a
la percepción del libre albedrío, el libre albedrío como una entidad ontológica no
existe.

Como una ilustración, los juegos de mesa de estrategia como el ajedrez y el go, son
rigurosamente determinados en sus reglas y parámetros expresados en términos de la
oposición de las piezas en relación con las demás en el tablero. Aun así, el
ajedrez y el go, con sus estrictas y simples reglas, generan una gran variedad de
comportamientos impredecibles. Por analogía, los emergentes o generativos sugieren
que la experiencia de libre albedrío emerge de la interacción de reglas finitas y
parámetros determinados que generan comportamientos infinitos y predecibles. En la
vista de la dinámica y psicología y evolución, células autómatas y las ciencias
generativas el comportamiento social puede ser controlado como proceso emergente, y
la percepción del libre albedrío fuera de la casualidad es esencialmente una prueba
de ignorancia.

Libre albedrío en otras especies


En enero de 2011 se publicó en la revista Proceedings of the Royal Society el
artículo Hacia un concepto científico de la voluntad libre como un rasgo biológico:
acciones espontáneas y toma de decisiones en los invertebrados,46 en el que se
afirma que hasta las moscas de la fruta manifiestan de alguna manera una conducta
con libre albedrío. Su autor, Björn Brembs, afirma que el comportamiento de las
moscas, pese a no ser completamente libre, no está completamente constreñido. El
trabajo aporta evidencia obtenida de cerebros de moscas, unos cerebros
considerablemente más pequeños que el nuestro que sin embargo parecen estar dotados
de flexibilidad en la toma de decisiones. El científico se atreve a señalar que la
capacidad de elegir entre diferentes opciones de comportamiento, incluso en la
ausencia de diferencias en el medio ambiente, sería una capacidad común a la
mayoría de los cerebros, si no de todos, por lo que los animales más simples no
serían autómatas totalmente predecibles.47

Física cuántica
El pensamiento científico temprano a menudo describía el universo como
determinista, por ejemplo, en el pensamiento de Demócrito o los Chárvaka, y algunos
pensadores afirmaban que el simple proceso de recopilar suficiente información les
permitiría predecir eventos futuros con perfecta precisión. La ciencia moderna, por
otro lado, es una mezcla de teorías deterministas y estocásticas.48 La mecánica
cuántica predice eventos solo en términos de probabilidades, lo que arroja dudas
sobre si el universo es determinista en absoluto, aunque la evolución del vector de
estado universal es completamente determinista. Las teorías físicas actuales no
pueden resolver la cuestión de si el determinismo es cierto en el mundo, ya que
están muy lejos de una Teoría del todo potencial y están abiertas a muchas
interpretaciones diferentes.4950

Suponiendo que una interpretación indeterminista de la mecánica cuántica es


correcta, todavía se puede objetar que tal indeterminismo se limita a todos los
propósitos prácticos a los fenómenos microscópicos.51 Este no es siempre el caso:
muchos fenómenos macroscópicos se basan en efectos cuánticos. Por ejemplo, algunos
dispositivos generadores de números aleatorios por hardware funcionan amplificando
los efectos cuánticos en señales prácticamente utilizables. Una pregunta más
significativa es si el indeterminismo de la mecánica cuántica permite la idea
tradicional de libre albedrío (basada en una percepción de libre albedrío). Sin
embargo, si la acción de una persona es solo el resultado de una completa
aleatoriedad cuántica, los procesos mentales experimentados no tienen influencia en
los resultados probabilísticos (como la volición).52 Según muchas interpretaciones,
el no determinismo permite que exista el libre albedrío,53 mientras que otros
afirman lo contrario (porque la acción no era controlable por el ser físico que
afirma poseer el libre albedrío).54

Filosofía oriental
En la filosofía hindú
Como ha sido resumido por Swami Vivekananda: «La mente es una parte integral de la
naturaleza que está unida por la ley de la causalidad. Ya que la mente está unida
por una ley, ésta no puede ser libre. La ley de la causa aplicada a la mente, se
llama Karma». El filósofo del Advaitin Chandrashekhara Bharati Swaminah dice en un
diálogo grabado en el libro Diálogos con el Gurú por R. Krishnaswami Aiyar, Chetana
Limited, Bombay, 1957:55

«El destino es el Karma pasado, el libre albedrío es el Karma presente. Los dos son
realmente uno, que es el Karma, aunque ellos puedan diferir en la materia del
tiempo. No puede haber conflicto cuando ellos son realmente uno.»
Chandrashekhara Bharati Swaminah en Diálogos con el Gurú
A una cuestión en la que uno debería resignarse al destino, el Swaminah responde
que de hecho uno debería dedicarse al libre albedrío y elaborarlo:

«El destino, como yo te dije es el resultado del ejercicio pasado de tu libre


albedrío. Al ejercitar tu libre albedrío en el pasado, tú trajiste el destino
resultante. Al ejercitar tu libre albedrío en el presente, quiero que elimines tu
pasado si te duele, o añadirlo si lo encuentras agradable. En cualquier caso bien
sea para adquirir más felicidad o reducir la miseria, tu tienes que ejercitar tu
libre albedrío en el presente.»
Chandrashekhara Bharati Swaminah en Diálogos con el Gurú
En la filosofía hindú, no hay un conflicto entre el destino y libre albedrío, ya
que las dos son formas del karma del individuo.

En la filosofía budista
Thanissaro Bhikkhu enseñó: “Las enseñanzas de Buda sobre el Karma son interesantes
porque es una combinación de causalidad y libre albedrío. Si las cosas fuesen
totalmente causadas no habría manera para desarrollar una habilidad —tus acciones
serían totalmente predeterminadas. Si no hubiese causalidad, todas las habilidades
serían inútiles porque las cosas estarían constantemente cambiando sin rima o razón
entre ellas. Pero es precisamente por la existencia de un elemento de causalidad y
otro de libre albedrío, que tu puedes desarrollar habilidades en tu vida. Te
preguntas: ¿Qué está involucrado en el desarrollo de una habilidad? —esto significa
ser sensible a tres cosas básicamente: 1) Es un ser sensible a las causas
provenientes del pasado, 2) Es un ser sensible a lo que estás haciendo en el
momento presente, y 3) Es un ser sensible a los resultados de lo que estás haciendo
en el momento presente —como se unen estas tres cosas”.

En la teología
La doctrina teológica de la divina sabiduría se dice que está frecuentemente en
conflicto con el libre albedrío. Después de todo, si Dios sabe exactamente que
pasará, exactamente todas las acciones que cada uno hará, el estatus de las
opciones libres se cuestionan. Dios ya sabe por adelantado la verdad sobre las
opciones de uno, lo cual limita nuestra libertad. Este problema se relaciona con el
problema Aristotélico de la batalla marina: mañana habrá o no una batalla marina.
Si hubiese una, entonces era verdad que ayer habría una. Entonces sería necesario
que la batalla ocurriera. Si no hubiese una, entonces por razonamiento similar, es
necesario que no ocurriera. Esto implica que el futuro, sea lo que sea, está
totalmente regido por verdades pasadas —verdaderas propuestas sobre el futuro. De
todas formas, algunos filósofos sostienen que la necesidad y la posibilidad son
definidas respecto a un punto en el tiempo y una matriz dada de circunstancias
empíricas, entonces algo que es meramente posible desde la perspectiva de un
observador pueden ser necesarias desde la perspectiva de un omnisciente. Algunos
filósofos creen que el libre albedrío es equivalente a tener un alma, y por eso, de
acuerdo con aquellos que afirman que los animales carecen de alma, los mismos no
poseen libre albedrío. La filosofía judía remarca que el libre albedrío es un
producto de la intrínseca alma humana, utilizando la palabra neshama, venida de la
raíz judía nshm ‫ נשמ‬que significa “aliento”.

En el cristianismo

Representación de Jesús en la cruz, por Christoph Bockstorfer, a su lado están dos


ladrones, uno de cada lado, a punto de morir. Solamente uno pidió a Jesús el
perdón, mientras que el otro, incluso al borde de la muerte y sin nada que perder,
decide burlarse del mismo. En el punto de vista de los Metodistas y otros que creen
en el «libre albedrío», esto fue la elección entre la vida y la muerte eterna.
En la teología cristiana, Dios es descrito no solamente como alguien omnisciente
sino que además es omnipotente; un hecho que mucha gente, cristianos y no-
cristianos también, opinan que implica que no solamente Dios siempre ha sabido que
decisiones tomará cada uno mañana, sino que además ya ha determinado esas
decisiones. Eso es, creen ellos, que por la virtud de su conocimiento. Él sabe que
influenciará las decisiones individuales, y con la virtud de su omnipotencia, Él
controla esos factores. Esto se vuelve especialmente importante para las doctrinas
relacionadas con la salvación y la predestinación. Otras ramas, como los
Metodistas, creen que mientras Dios es omnipotente y conoce las decisiones que los
individuos van a tomar, Él todavía le da el poder a los individuos para escoger o
rechazarlo todo, sin importar las condiciones externas o internas relacionadas con
la decisión. Por ejemplo, cuando Jesús fue clavado a la cruz, los dos asesinos, uno
de cada lado, estaban a punto de morir. Solamente uno pidió a Jesús el perdón,
mientras que el otro, incluso al borde de la muerte y sin nada que perder, decide
burlarse del mismo. En el punto de vista de los Metodistas y otros que creen en el
albedrío, esto fue la elección entre la vida y la muerte eterna.

Quienes proponen el “libre albedrío”, defienden el hecho de que el conocimiento de


un suceso por venir es enteramente diferente a causar el suceso. Quienes proponen
el "determinismo" estarían de acuerdo, pero cuestionarían si el conocimiento del
futuro sería posible sin la presencia de una causa determinante (ver Boettner, más
abajo). Aun así, la definición de la predestinación varía entre los cristianos.

En el calvinismo
A partir de la obra de Juan Calvino, La Institución de la Religión Cristiana, los
Calvinistas, divulgan la idea de que Dios, en su soberanía, decidió quién iba a ser
salvado desde antes de la Creación como está escrito en el Sínodo de Dort,
convocado por la Iglesia reformada neerlandesa en 1619.

Los calvinistas al igual que los luteranos niegan el libre albedrío concluyendo que
la voluntad humana, en vez de ser amo de sus propios actos, está rígidamente
predeterminada en todas sus opciones a lo largo de su vida. Como consecuencia, el
hombre está predeterminado desde antes de su nacimiento al eterno premio o castigo
de tal manera que no puede haber tenido nunca real libre poder sobre su propio
destino. Lutero abiertamente sostenía que el libre albedrío es un mito, un nombre
que no encubre ninguna realidad, pues no está en el poder del hombre concebir el
bien o el mal, ya que los eventos ocurren por necesidad.56

Ellos citan Efesios 1-4: «En Cristo Dios nos eligió antes de la creación del mundo,
para estar en su presencia sin culpa ni mancha». Uno de sus más fuertes defensores
de este punto de vista fue el predicador Puritano-Americano y teólogo Jonathan
Edwards.
Edwards creía que la indeterminación era incompatible con la dependencia del
individuo a Dios y su soberanía. Él pensaba que si las respuestas de los individuos
eran causalmente libres, entonces su salvación depende parcialmente en ellos y la
soberanía de Dios no es “absoluta y universal.” El libro de Edwards, Libertad del
Albedrío, defiende la determinación teológica. En este libro, Edwards intenta
demostrar que la liberalidad es incoherente. Por ejemplo, él dice que a través de
la “determinación propia” el libertario manifiesta que las acciones propias son
precedidas por un acto de libre albedrío o que los actos propios carecen de causas
suficientes. La primera afirmación nos guía a un infinito regreso mientras que la
segunda implica que los acciones propias ocurren por accidente y no puede hacer a
alguien “mejor o peor, así como un árbol es mejor que otros árboles porque
periódicamente es alumbrado por un cisne o una luciérnaga; o una roca más viciosa
que otras rocas, porque las serpientes se han enrollado bajo ella más seguidos.”57

Sin embargo, no debería ser considerado que este punto de vista niega completamente
el libre albedrío. Clama que el hombre es libre de actuar de acuerdo con sus
impulsos morales y deseos, pero que no es libre de actuar en su contra o
cambiarlos. Quienes proponen, como John L.Girardeau, han indicado en sus creencias
en que la neutralidad moral es imposible; que aún de ser posible, y que uno fuese
adepto a ideas contrarias, uno no podría tomar decisión alguna; si uno, por otro
lado, se inclina levemente hacia una opción, se escogerá esa sobre las otras.

Cristianos no-Calvinistas intentan una reconciliación con los conceptos duales de


Predestinación y libre albedrío al señalar la situación de Dios como Cristo. Al
tomar la forma de un hombre, un elemento necesario en este proceso es que Jesús
vivió en la forma de un mortal. Cuando Jesús nació, no fue creado por el poder
omnisciente de Dios el Creador, sino con la mente de un niño —aun así, era todavía
completamente Dios. El precedente que esto crea es que Dios es capaz de abandonar
sabiduría, o ignorarla, mientras siga siendo Dios. Aunque esto no es inconcebible,
y aunque la omnisciencia, y que Dios sabe cual es el futuro que le espera a los
individuos, el cual está en poder de negar este conocimiento en orden de preservar
el libre albedrío individual.

Sin embargo, una reconciliación más compatible con la teología no-calvinista


establece que Dios es, de hecho, ignorante de los eventos futuros, pero, siendo
eterno, está fuera del tiempo y del pasado, presente y futuro como una sola
creación. Consecuencialmente no se cree que Dios sabría que Jeffrey Dahmer iba a
ser culpable de homicidio años antes del evento, pero que Dios estaba consciente de
ello por toda la eternidad, viendo todo el tiempo como un presente único. Esta era
la vista ofrecida por Boecio en su libro V “La Consolación de Filosofía”.

Loraine Boettner difería acerca de la doctrina de pre-conocimiento divino y que


este no escapaba de los alegados problemas de pre-ordenación. Escribió que “Lo que
Dios más sabe de antemano, en la propia naturaleza del caso, es tan arreglado y
certero como lo que está preordenado; y si uno es inconsistente con la agencia
libre del hombre, el otro también lo es. La preordenación predice los eventos
certeros, mientras que el preconocimiento presupone que ellos si son certeros”.
Algunos cristianos teólogos, sintiendo la mordida de este comentario, optaron por
limitar la doctrina del preconocimiento no haciéndolo todo junto, sino que formando
una nueva escuela de pensamiento, similar al Socinianismo y la Teología en Proceso,
llamado Teísmo Abierto.

En el arminianismo

Jacobus Arminius.
La oposición a la teología y soteriología calvinistas en Holanda se fortaleció a
partir de la obra de Jacobus Arminius, profesor de la Universidad de Leiden.
Después de su muerte, sus seguidores encabezados por Simón Episcopius escribieron
el manifiesto Remonstrance, el cual sostenía cinco puntos:

La Caída del Hombre: La humanidad ha caído en el pecado, pero, Dios ha determinado


salvar a través de Jesucristo aquellos pecadores que por la gracia del Espíritu
Santo creen en El, pero deja en pecado al incorregible y el incrédulo que se
resiste a la gracia.
La expiación: Cristo murió por toda la especie humana (1Timoteo 2:3-4, pero nadie
excepto el que cree tiene remisión de pecado Juan 3:15-18, Marcos 16:16).
La Salvación: El hombre no puede de sí mismo ni de su propia voluntad hacer nada
verdaderamente bueno hasta que haya nacido de nuevo por Dios, en Cristo, por medio
del Espíritu Santo.
La Gracia de Dios: Toda buena obra o movimiento en el regenerado debe ser
adjudicada a la gracia de Dios, pero su Gracia no es irresistible.
El Final de los creyentes: Aquellos que son incorporados en Cristo por medio de la
fe verdadera, se les ha dado el poder por medio de la ayuda y la gracia del
Espíritu Santo para perseverar en la fe. Pero es posible para el creyente caer de
la gracia (Mateo 24:9-13, Marcos 13:13, Lucas 21:19).
Antes de Arminius, Menno Simons había escrito y polemizado contra la doctrina de la
predestinación y sostenido que Dios ha dejado vida y muerte a nuestra elección
deuteronomio 29:15-20) y no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan,
vayan al conocimiento de la verdad y sean salvos (2Pedro 3:9, Ezequiel 33:10-20).
Así, los menonitas holandeses encontraron afinidades con los arminianos tanto en su
rechazo a la persecución religiosa, como en la oposición a la concepción calvinista
de la predestinación. Los bautistas John Smyth y Thomas Helwys, exiliados en
Ámsterdam entre 1606 y 1612 fueron influenciados por el arminianismo y sus
seguidores son hoy conocidos como Bautistas Generales, por su convencimiento de que
Jesús murió para salvar a todos los hombres que crean en Él.

Los metodistas, como su fundador John Wesley, defendieron los criterios armnianos
creen que mientras Dios es omnipotente y conoce las decisiones que los individuos
van a tomar, Él todavía le da el poder a los individuos para escoger o rechazarlo
todo, sin importar las condiciones externas o internas relacionadas con la
decisión. Por ejemplo, cuando Jesús fue clavado a la cruz, los dos asesinos, uno de
cada lado, estaban a punto de morir. Solamente uno pidió a Jesús el perdón,
mientras que el otro, incluso al borde de la muerte y sin nada que perder, decide
burlarse del mismo. En el punto de vista de los Metodistas y otros que creen en el
libre albedrío, esto fue la escogencia entre la vida y la muerte eterna.

También fue adoptada la teología arminiana en el siglo XIX por el movimiento


restauracionista de los Discípulos de Cristo e Iglesias de Cristo. Actualmente las
tesis arminianas han llegado a tener aceptación entre cristianos de diferentes
denominaciones de varios países.

En el catolicismo

Tomás de Aquino,
Teólogos de la Iglesia católica abrazan la idea del albedrío, pero generalmente no
ven el libre albedrío existiendo aparte o contradiciendo la Gracia divina. San
Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino escribieron extensamente sobre el libre
albedrío, con Agustín concentrándose en la importancia del libre albedrío en su
respuesta a los Maicéanos, y también en las limitaciones de un concepto de libre
albedrío ilimitado como negación de gracia, en sus refutaciones de Pelagio. El
énfasis del catolicismo cristiano en el libre albedrío y gracia es generalmente
contrastado con la predestinación de la cristiandad protestante especialmente
después de la contrarreforma, pero entender conceptos que difieren acerca del libre
albedrío, es tan importante como entender los diversos conceptos de la naturaleza
de Dios, centrándose en la idea en que Dios puede ser todopoderoso y omnisapiente
aunque la gente continúe ejercitando el libre albedrío, ya que Dios no existe en el
tiempo.
Tomás de Aquino veía a los humanos como preprogramados (en virtud de ser humanos)
para buscar ciertas metas, pero capaces de elegir entre rutas para lograr estas
metas (nuestro telos aristotélico). Su punto de vista se ha asociado tanto con el
compatibilismo como con el libertarismo.5859 Al enfrentar las elecciones, argumentó
que los humanos están gobernados por el intelecto, la voluntad y las pasiones. La
voluntad es "el motor primario de todos los poderes del alma [...] y también es la
causa eficiente del movimiento en el cuerpo".60 El libre albedrío entra de la
siguiente manera: el libre albedrío es un "poder apetitivo", es decir, no un poder
cognitivo del intelecto (el término "apetito" de la definición de Aquino "incluye
todas las formas de inclinación interna").61 Afirma que el juicio "concluye y
termina el consejo. Ahora bien, el consejo se termina, primero, por el juicio de la
razón; en segundo lugar, por la aceptación del apetito [es decir, el libre
albedrío]".62

El Concilio de Trento declaró que el libre albedrío del hombre, movido y animado
por Dios, puede por su consentimiento cooperar con Dios, quien anima e invita su
acción; y que por ello puede disponerse y prepararse para obtener la gracia de
justificación. La voluntad puede resistirse a la gracia de Dios si así elige. No es
como una cosa inanimada que permanece puramente pasiva. Aún debilitado y disminuido
por la caída de Adán, el libre albedrío no es destruido en la carrera (Sesión VI,
cap. I y V).63

En la ortodoxa oriental
El concepto de libre albedrío será también muy importante en las iglesias
ortodoxas, particularmente en las orientales ortodoxas, y muy especialmente en las
afiliadas al Cóptico. Muy similar al concepto del judaísmo, el libre albedrío es
tratado como axiomático. Todos poseen un libre albedrío que seguirá siguiendo su
consciencia y arrogancia, ambas siendo parte del individuo. Mientras uno más sigue
la consciencia, se obtienen mejores resultados, y mientras uno más siga la
arrogancia, peores serán los resultados. Seguir la arrogancia propia es a veces
comparado con los peligros de caer en un hueco al caminar en oscuridad, sin la luz
de la conciencia que ilumina el camino. Doctrinas muy similares han también
encontrado expresión escrita en el “manual de Disciplina” de los Manuscritos del
Mar Muerto, y en algunos textos religiosos baja la posesión de los judíos Beta
Israel de Etiopía.

En la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días


Los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días creen
que Dios le ha dado a todos los humanos el regalo del albedrío, siendo la meta
última retornar a su presencia. David O. McKay, anterior profeta y presidente de la
Iglesia, comunicó: “es el propósito del Señor que el hombre se convierta a su
imagen y semejanza. Para que el hombre lo logre fue necesario para el Creador
hacerlo primero libre”.

Con respecto al conflicto albedrío y predestinación, los santos de los últimos días
opinan que Dios preordenó al hombre en particulares estaciones de la vida, en orden
de avanzar Su plan para guiar a la humanidad de vuelta a Su presencia. Estas
preordenanzas no eran decretos inalterables, sino llamadas de Dios para que el
hombre realizara misiones específicas en su mortalidad. Los hombres son
responsables por su propio destino, a pesar de su fe y obediencia a los
mandamientos de Dios.

El “albedrío” entonces no debería ser interpretado como las acciones sin


consecuencias; significa que es un don de Dios y las consecuencias deben venir
necesariamente como resultado de las decisiones hechas. Aun así el albedrío y la
contabilidad son complementarias y no pueden ser separadas.

Una diferencia grande, y un punto de vista clave para el entendimiento del albedrío
de los santos de últimos días, entre los cristianos comunes y los santos de últimos
días involucra la creencia en una vida antes de la inmortalidad. Los miembros de la
Iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días creen que antes que la
tierra fuese creada toda la humanidad vivía en una vida preexistente como hijos
espirituales de Dios, citando a hebreos 12:9. Aquí Dios, su Padre, nutrió, enseñó y
vio los medios para su desarrollo, pero nunca los robó de su albedrío, citando a
doctrina y convenios 29:35. En este estado persistente ellos podían aprender,
escoger, crecer, retroceder, como en la tierra. Esta preparación les permitiría
volverse los hombres y mujeres de la tierra, y ser educados posteriormente y
probados en la escuela de la inmortalidad para retornar a la presencia de Dios y
volverse como Él.

Aun así se cree que la vida preexistente ha sido un período infinitamente largo de
probación, progresión y escuela. Algunos de los hijos espirituales de Dios
ejercitaron tanto su albedrío que se conformaron con la ley de Dios y se
convirtieron en “nobles y grandes”. Estos fueron preordenados antes de sus
nacimientos mortales para realizar grandes visiones para el Señor en esta vida,
como fue descrito en el Abraham en los versos 3:22-28. Pero incluso éstos, quienes
fueron preordenados para la grandeza podían caer y transgredir las leyes de Dios.
Por lo tanto, la mortalidad es simplemente un estado donde la progresión y la
probación son continuados así como comenzó en la preexistencia. Sin su albedrío la
mortalidad sería inútil.

En la nueva iglesia
La Nueva Iglesia swedenborguiana, fundada sobre los escritos de Emanuel Swedenborg,
enseña que cada persona tiene completa libertad para escoger el cielo o el
infierno. Swedenborg afirma que si Dios es el Amor mismo, la gente debe tener libre
albedrío. Si Dios es Amor, entonces Él no desea daño a nadie: así que es imposible
que Él predestine a cualquier persona al infierno. Por otro lado, si Dios es Amor,
entonces Él debe amar cosas fuera de si; si la gente no tiene la libertad para
escoger el mal como serán simples extensiones de Dios, y el no podrá amarlo como
algo fuera de sí. Además, Swedenborg deja en claro que si una persona no tiene
libre albedrío para escoger la bondad y la fe, entonces todos los mandamientos de
la Biblia para amar a Dios y al prójimo no tienen valor, ya que nadie puede escoger
hacerlos —y es imposible que un Dios que es Amor y sabiduría enseñe mandamientos
inconclusos.[cita requerida]

En el judaísmo
La creencia del libre albedrío (hebreo: bejirá jofshith ‫בחירה חפשית‬, bejirá ‫)בחירה‬
es axiomática en el pensamiento judío, y está conectada muy de cerca con el
concepto de premio y castigo, basado en la Torá. El Versículo 30:19 del
Deuteronomio dice “Yo (Dios) te he dado vida y muerte, bendición y maldición:
escoge vida”. El libre albedrío es entonces discutido largamente en la filosofía
judía, primariamente como el objetivo de Dios en la creación, y después resultando
en una paradoja.

Los judíos en la actualidad mantienen discusiones sobre el Libre albedrío y la


participación de Dios en las elecciones morales que toman las personas, y el grado
de libertad de decidir que posee cada persona.
Las enseñanzas tradicionales sobre la creación, particularmente influenciado por el
misticismo judío, son que “este mundo es como un pasillo para el Mundo Venidero”
(Pirkei Avoth 4:16). “El hombre fue creado con el solo propósito de regocijar a
Dios, y derivando el placer del esplendor de Su presencia… el lugar donde esta
alegría se dará es en el Mundo Venidero, que fue creado expresamente para esto;
pero el camino al objeto de nuestros deseos es este mundo…” (Moshe Jaim Luzato,
Mesillat Yesharim, Cap.1).

El libre albedrío es requerido en la justicia de Dios, “de otra manera, el Hombre


no obtendría ni rechazaría actos de bondad sobre los cuales él no tendría
control.”64 Es entendido posteriormente que para que el Hombre pueda tener un libre
albedrío verdadero, no debe tener solamente esto internamente, sino también un
ambiente que permita una decisión entre obediencia y desobediencia. Dios, así, creó
el mundo para que bien y mal puedan operar libremente;64 esto es el significado de
la máxima rabínica, “todo está en las manos del cielo menos el miedo al cielo”
(Talmud, Berachot 33b). En la literatura Rabínica, hay mucha discusión entre la
omnisciencia de Dios y el libre albedrío. La visión representativa es que “todo
está previsto; aun así, el libre albedrío es dado” (Rabí Akiva, Pirke Avot, 3:15).
Basado en el entendimiento, el problema es descrito como una paradoja, más allá de
nuestro entendimiento.

“El Sagrado, Bendito sea, sabe todo lo que pasará antes de que haya pasado. ¿Sabrá
Dios si una persona particular será buena o mala, o no lo sabrá?, si Él lo sabe,
será imposible para esa persona no ser buena, y así demuestra que no conoce todo lo
que Él ha creado...El Sagrado, Bendito sea, no tiene temperamentos y está fuera de
dichos ambientes, a diferencia de la gente, cuyos seres y temperamentos son dos
cosas separadas. Dios y sus temperamentos son uno, y la existencia de Dios está más
allá de la comprensión del hombre… No tenemos las capacidades de comprender cómo El
Sagrado, Bendito Sea, conoce todos los eventos y su creación. [Sin embargo] se sabe
sin duda que la gente hace lo que quiere sin El Sagrado, Bendito Sea, forzándolos a
hacer algo… Es dicho por esto que un hombre es juzgado de acuerdo a sus acciones.”
(Maimonides, Mishne Torá, Teshuva 5:5)

La paradoja es explicada, pero no resuelta, al observar que Dios existe fuera del
tiempo y por lo tanto, su conocimiento del futuro es exactamente el mismo
conocimiento del pasado y del presente.64 Así como su conocimiento del pasado no
interfiere con el libre albedrío del hombre, tampoco en un futuro. Una analogía es
aquella del viaje en el tiempo: El viajero del tiempo, habiendo regresado del
futuro, sabe previamente lo que alguien hará, pero mientras él sabe esto, este
conocimiento no causa la acción del sujeto; el sujeto tuvo libre albedrío incluso
cuando el viajero del tiempo tuvo un conocimiento previo. Esta distinción entre
conocimiento previo y predestinación, es discutido por la crítica de Maimonides
Abraham Ibn Daud; véase Hasagat HaRABaD ad loc.

Aunque lo previo representa la vista mayoritaria en el pensamiento rabínico, hay


muchos grandes pensadores que resuelven la paradoja al excluir explícitamente el
divino conocimiento previo. Ambos, Saadia Gaon y Judah ha-Levi mantienen que “las
decisiones del hombre preceden al conocimiento de Dios.” Gersónides sostiene que
Dios sabe, de antemano, las decisiones abiertas a cada individuo, pero no conoce
que decisión el individuo en su libertad tomará.

Isaiah Horowitz toma el punto de vista de que Dios no puede saber cuáles elecciones
morales tomarán las personas, pero que, sin embargo, no deteriora su perfección.

La existencia del libre albedrío y la paradoja descrita anteriormente está ligada


cercanamente al concepto de Tzimtzum. Tzimtzum apoya la idea de que Dios “contrajo”
su esencia infinita, para permitir la existencia de un “espacio conceptual”, en el
cual un mundo finito, independiente pudiese existir. Esta “constricción” hizo
posible al libre albedrío, y seguidamente el potencial para heredar el potencial y
el Mundo Venidero. Más allá, de acuerdo con la primera aproximación, está entendido
que la paradoja de la omnisciencia del libre albedrío provee un plano temporal
paralelo a la paradoja inherente dentro de Tzimtzum.

En la garantía del libre albedrío, Dios, de alguna manera ha “disminuido” su


conocimiento previo para permitir la acción independiente del hombre; Él posee su
conocimiento previo y aun así el libre albedrío existe. En el caso de Tzimtzum,
Dios ha contraído su esencia para permitir la existencia independiente del hombre;
aun así es atractivo y trascendente.
En el pensamiento judío, el libre albedrío es todavía discutido en conexión con la
Teología Negativa, la Divina Simplicidad y la Divina Providencia así como los
principios judíos de la fe en general.

En el islam
El islam enseña: Dios es omnisciente y omnipotente; lo ha sabido todo por la
eternidad. Pero aún, hay una tradición de albedrío para que el hombre reconozca la
responsabilidad de sus acciones, la cual ha sido extraída del Corán.

Así está escrito en el Corán: “Nadie cargará el peso de otro.” El albedrío es la


base sobre la cual uno puede ser castigado o recompensado en la vida posterior.

Encuestas acerca del libre albedrío


Entre filósofos
Una encuesta reciente de 2009 ha demostrado que el compatibilismo es una postura
bastante popular entre quienes se especializan en filosofía (59%). La creencia en
el libertarismo ascendió al 14%, mientras que la falta de creencia en el libre
albedrío llegó al 12%. Más de la mitad de las personas encuestadas eran
estadounidenses.65

Entre los biólogos evolutivos


El 79% de los biólogos evolucionistas dijeron que creen en el libre albedrío según
una encuesta realizada en 2007, solo el 14% eligió no tener libre albedrío y el 7%
no respondió la pregunta.66

En la cultura popular
Una de las más famosas historias del libre albedrío es el relato de Frank R.
Stockton de 1882 titulado ¿La Dama o el Tigre?, en la que la protagonista se somete
a una difícil decisión. En el relato de ciencia ficción de Larry Niven Todos los
Caminos de la Miríada toma la teoría del libre albedrío de los universos múltiples
a un "reductio ad absurdum".

Tanto en la trilogía de The Matrix como en la película The Devil's Advocate existen
muchas referencias al libre albedrío y a la importancia de hacer nuestras propias
elecciones. En Bruce Almighty al personaje principal, Bruce Nolan (Jim Carrey), le
fueron dados los poderes de Dios por un determinado período con la advertencia de
que «no podía interferir con el libre albedrío». En la película Donnie Darko, el
personaje principal puede ver lo que Dios planifica que la gente haga, una
implicación del pensamiento cristiano del libre albedrío.

En los videojuegos de la serie Legacy of Kain, uno de los personajes principales,


Raziel, es el único con libre albedrío. Todos los otros personajes son dominados
por la Rueda del Destino y a ellos sus líneas del tiempo fueron escritas desde el
inicio hasta el final mientras Raziel tenía oportunidad para cambiar su línea de
tiempo como él lo eligiese usando varias máquinas del tiempo.

Véase también
Anarcocristianismo
Argumento del libre albedrío
Azar
Baruch Spinoza
Conciencia
Daniel Dennett
Determinismo científico
Determinismo
Gödel, Escher, Bach
Libertad
Librepensador
Paradoja de Newcomb
Predestinación
Problema del mal
Socialismo cristiano
Teleología
Temperamento
Teodicea
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Qué es libertad. LIBERTAD significa, propiamente hablando, la ausencia de oposición
(por oposición significo impedimentos externos al movimiento); puede aplicarse
tanto a las criaturas irracionales e inanimadas como a las racionales. [...] De
acuerdo con esta genuina y común significación de la palabra, es un HOMBRE LIBRE
quien en aquellas cosas de que es capaz por su fuerza y por su ingenio, no está
obstaculizado para hacer lo que desea.
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considerado por algunos señor absoluto de todas las cosas, afirmando que algunas
suceden por necesidad, otras casualmente; otras, en fin, dependen de nosotros,
porque se da cuenta de que la necesidad es irresponsable, el azar inestable, y, en
cambio, nuestra voluntad es libre, y, por ello, digna de merecer repulsa o
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