Meditacion Erick
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El señor salía “de” un lugar a otro en este caso de Jericó hacia Jerusalén.
Y tenemos unos datos interesantes. Nos dice que sus discípulos le
seguían y una gran muchedumbre; y que al costado del camino estaba
sentado un ciego, pidiendo limosna.
En este dato de seguimiento a Jesús, si revisamos las citas anteriores,
podríamos caer en cuenta en que hay unas ocupaciones egoístas con
Jesús, es decir, solo buscaban su propia conveniencia, en una relación
cerrada y egoísta.
Y al oír que era Jesús Nazareno, comenzó a decir a gritos:
—¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!
El ciego oye y entera de quien pasa es aquel que curo muchos enfermos
cojos lisiados, resucito muertos. Y no lo piensa mas y llama a gritos al
maestro para que lo sane.
Y muchos le reprendían para que se callara. Pero él gritaba
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hay un dato curioso en versículo. Nos dice que el ciego “arrojo” su manto.
Podríamos decir, que dejo lo único que tenía. Era todo.