Hacia Una Ética Contextualista

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Roy H.

May
Universidad Bíblica Latinoamericana
San José, Costa Rica

Hacia una ética contextualista*

Con frecuencia se critica la ética deontológica que predomina tanto en las comunidades de
fe como en la academia, por ser moralista que, con pretensiones a priori y universalistas, no
sólo obvia las diferencias entre culturas y realidades históricas, sino que oprime o restringe
las posibilidades de vida. A lo mejor resulta superficial, o, a lo peor, un medio de control
social impuesto por elites religiosas y otras. La ética deontológica, con su énfasis en los
deberes universales determinados por encima de toda situación, circunstancia y realidad
histórica, es ética estática y preestablecida, incapaz de responder a las realidades históricas,
y que afirma papeles y relaciones sociales predeterminadas, conservadoras y tradicionales.
Se requiere otro tipo de ética que se base en otra epistemología. Según la teóloga brasileña
Ivone Gebara (1998), tal epistemología, y por tanto la ética, "es contextual". "Esto significa
que es una exigencia del momento histórico en que vivimos, y que se desenvuelve a partir
de contextos locales, aunque se conecta y se abre hacia una perspectiva global". (p. 99)
Creo urgente seguir la intuición de Gebara si la ética, tan necesaria hoy, ha de responder
relevante y significativamente a las múltiples realidades que marcan el mundo
latinoamericano al inicio del milenio.

Antecedentes en el pensamiento ético

Aunque el acercamiento contextual no deontológico ha tenido poca incidencia en la


filosofía y teología éticas en América Latina--ciertamente poca incidencia en las iglesias,
sean católicas o evangélicas--tiene importantes raíces en Europa y Estados Unidos que
podrían ayudar a repensar la ética. Señalo especialmente al alemán Dietrich Bonhoeffer
(m.1945) y al norteamericano Paul Lehmann (m. 1994). Ambos teólogos buscaron una
ética contextual. Por ejemplo, Bonhoeffer agonizaba buscando el significado de la
responsabilidad en su realidad histórica. (Véase Ordóñez Peñalonso 1977) En su libro Ética
(2000), en vez de buscar principios a priori y absolutos, Bonhoeffer reclama que la ética
"consiste en preguntarse por la voluntad de Dios" en situaciones concretas (p. 41), de cómo
ser responsable ante al prójimo.

Por siguiente, su proceder no está establecido de antemano y una vez por


todas, es decir, a modo de principio, sino que surge con la situación dada.
No dispone de principio alguno absolutamente válido, que tendría que poner
en práctica fanáticamente contra toda oposición de la realidad, sino que trata
de captar y de hacer lo que es necesario, "mandado", en la situación dada. (p.
206)

Lehmann, amigo de Bonhoeffer, desarrolla toda una ética cristiana contextual en su libro
La ética en el contexto cristiano (1968). Se basa en la idea de que Dios es libre y que se
manifiesta en medio de las realidades históricas y las situaciones cambiantes de la vida. Por
tanto, dice Lehmann: "No hay principio formal de conducta cristiana porque la conducta no
puede ser generalizada. Y no puede serlo, porque la voluntad de Dios no puede ser
generalizada". (p. 82) La conducta cristiana consiste en actuar "de tal manera que Dios
reconozca que uno ha estado en la huella de su acción divina" en medio de la realidad
actual. (p. 151) Por eso, según Lehmann, la pregunta que propone la ética cristiana no es
"qué debo hacer", sino "Qué he de hacer yo, como creyente en Jesucristo y miembro de la
iglesia". (pp. 24, 134) La pregunta inquiere por lo que es responsable y adecuado según el
contexto actual, esto porque la ética "tiene que ver con relaciones y funciones, no con
principios y preceptos. (p. 135)

Contextualismo en América Latina

En una época, las ideas de Lehmann y Bonhoeffer influyeron varios teólogos


latinoamericanos. Julio de Santa Ana (1970), por ejemplo, destaca a Lehmann, entre otros,
por abrir campo en la apreciación de "los hechos históricos" como teológicamente
relevantes. Lo cita o hace referencia a él unas seis veces más (pp. 22, 26, 29, 31, 33). En el
mismo libro, Santa Ana también demuestra su aprecio por Bonhoeffer (pp. 84-87, 101-
107). Pero ha sido José Míguez Bonino, de Argentina, quien más que todos, ha manifestado
el contextualismo de Lehmann. Esto es evidente en su conocido libro, Ama y haz lo que
quieras (1972,1976). Para Míguez, lo que ha de orientar la ética no es un código
deontológico sino el amor pensado en contextos específicos.

Cuando confronta su decisión ética y debe resolver cuál es la conducta del


amor, el cristiano está bajo la dirección del Señor presente, en la comunión
de los discípulos, en el camino del Reino. Es en esa relación dinámica, en
ese vértice viviente, donde se conjugan las indicaciones del pasado, el
movimiento de la historia que el Señor guía y la presencia viva de Jesucristo
en su Espíritu y su pueblo, que se ofrece la posibilidad y la libertad de obrar.
(p. 71)

Así que, como decía San Agustín, "ama y haz lo que quieras" (p. 61) es la base de la ética.
Es decir, la ética no consiste en seguir un código de leyes; hacer eso lleva tanto al legalismo
como a la evasión personal por las decisiones que se toman. Más bien, la ética significa ser
responsable. Esta implica que no se puede evitar que las consecuencias sean moralmente
pertinentes, especialmente bajo las condiciones de la modernidad: "Mis decisiones y
acciones, que antes afectaban al círculo reducido de mi familia, mi pueblo o cuanto más mi
nación, entran a formar parte de una trama en la que millones de hombres (sic) sufren--o
disfrutan--las consecuencias". (p.13) Puesta en otra forma, Míguez dice: "la aceleración de
la vida moderna nos obliga a decidir, nos presiona a tomar en cuenta el significado de
nuestras acciones, nos exige un compromiso y requiere coherencia en nuestra conducta".
(p.21) Para Míguez, esto es lo que significa la ética. A la vez, nos exige nuevos
acercamientos a la teoría de la ética.

Entre el catolicismo, donde el contextualismo es difícil por la fuerte tradición de la ley


natural y la argumentación deontológica, Jon Sobrino es una excepción. En su Cristología
desde América Latina (1977), rompe con ley natural y opta por una hermenéutica histórica
para comprender la ética. Afirma que "no consideramos en directo la teología moral [ética]
como una teología basada en una ética natural...sino de encontrar lo ético de la experiencia
cristiana fundamental" en la misma vida de Jesús. (pp. 81-82) La ética parte de Jesús y
consiste en "reproducir su misma existencia en otros hombres...es la exigencia de
seguimiento". (p. 86) Esto requiere el discernimiento y esto es "discernir la misma voluntad
de Dios. A la radicalidad de la experiencia del Dios de Jesús le compete entonces la
radicalidad en discernir su voluntad. Al ser esa voluntad histórica y no eterna y universal, la
contextura del sujeto moral se complejiza más allá de la búsqueda de lo obviamente bueno
y lo obviamente malo". (p. 96) Continuando, Sobrino explica: "El discernimiento no es
entonces un paso posterior al descubrimiento de valores morales (o antivalores) sino el
modo específicamente cristiano de encontrar lo verdaderamente bueno". Se trata de "elegir
concretamente...entre posibles bienes". (p. 97) Hay que aceptar la historicidad de la moral
concreta de Jesús "y la exigencia de historizar toda moral concreta posterior". (p. 98;
subrayado en el original) Para Sobrino, la ética no se define a priori, una vez para siempre,
sino a partir de la realidad mismo. Está en la realidad histórica actual y cambiante que hay
que comprender el significado de la vida de Jesús, y por lo tanto la exigencia ética.

A pesar de estos esfuerzos seminales, durante los últimos treinta años pocos han trabajado
la idea de una ética contextual y la ética deontológica sigue siendo el marco teórico
fundamental de la ética.

Pensadores recientes

Sin embargo, durante la última década, algunos pensadores latinoamericanos han retomado
el contextualismo para romper esquemas deontológicos y tomar con seriedad el contexto
como moralmente relevante. Por ejemplo, los brasileños Jung Mo Sung y Josué Cândido da
Silva (1995) defienden "una postura ética que esté atenta a las situaciones concretas en que
se desenvuelve y los efectos de las acciones". (p. 113) Buscan una "ética de la
responsabilidad". En esta ética:

cada grupo social determina consensualmente los patrones de conducta que


deben ser seguidos por los individuos de ese grupo. Estos patrones, por
tanto, no deben ser vistos como universales e inmutables, sino relativos a
cada situación determinada y siempre sujetos a cambios, en caso que las
comunidades juzgan necesarios. La diferencia básica entre la ética de la
responsabilidad y las otras posturas...es que ella no se orienta solamente por
principios sino principalmente por el contexto y por los efectos que pueden
causar nuestras acciones. (p. 50)

Desde Costa Rica, dos pensadores que están considerando la ética en términos no
deontológicos son Franz Hinkelammert y Jorge Arturo Chaves, ambos economistas con
preparación formal en teología.

Hinkelammert relativiza toda norma frente a sus consecuencias concretas:

"cualquier norma tiene validez únicamente en el grado en el que es aplicable, y ella es


aplicable si se puede vivir con ella." (1995:256) Más bien, los criterios de verdad de la ética
no son las leyes, reglas, principios o deberes universales, sino "la responsabilidad por las
consecuencias concretas". (p. 254) Esto se refiere a los efectos tanto intencionales como no
intencionales, directos como indirectos de una acción. (2001:17) Le interesan
especialmente los efectos indirectos porque "revelan el contenido material de la ética
formal". (p. 18) Entonces, no son las intenciones sino los efectos que constituyen la ética.
Así que: "La pregunta por la intencionalidad no es la pregunta decisiva". (p. 18)

Si los efectos o las consecuencias de la aplicación de la norma son nefastos, entonces


permite "una violación legítima de la norma". (1995:264) Esto significa que las normas no
pueden ser absolutas y universales, como insiste la deontología. Aunque Hinkelammert
dice que:

Esto no es la negación de la validez de la norma como punto de partida y


hasta de guía del comportamiento cotidiano, pero sí se refiere a la decisión
de aplicarla o no. Sin duda, una norma con la cual no se puede vivir, bajo
ninguna circunstancia sería nula a priori. (p. 256)

Además, reclama que "no son las normas éticas las que están en cuestión...sino de hacerlas
efectivas frente a los efectos indirectos de la acción directa". (2001:18) No obstante, es
claro que los principios y las normas, que Hinkelammert asocia con "la ley" en el sentido
paulino, no son la preocupación principal. Incluso, según Hinkelammert, la ética de normas
puede reducirse a una ética funcional del sistema que violenta su propio propósito. En este
sentido, tal ética se convierte en una anti-ética. (p. 18) Sólo prestando importancia a los
efectos reales se puede comprender el verdadero sentido de la ética.

Parece, entonces, que para Hinkelammert, la realidad histórica o el contexto de la decisión


o la acción, tiene pertinencia moral, aún por encima de las normas deontológicas. Por eso,
llama a la ética resultante "ética de la responsabilidad" y la contrapone al "rigorismo de una
ética de principios". (1995: 267) La ética deontológica se relativiza aún más cuando
introduce el criterio de la factibilidad. "Lo factible, lo posible en términos de la vida, o que
parece ser posible, tiene que someterse al criterio de factibilidad a la luz de mi vida y de un
juicio de vida y muerte, y éste es un juicio de realidad. El otro es abstracto y éste es
concreto". (Duque y Gutiérrez 2001:120) De nuevo, podemos ver la importancia de la
realidad en el esquema de Hinkelammert. El fondo de toda ética, insiste Hinkelammert, ha
de ser el "sujeto viviente" porque "El valor último es siempre el sujeto humano como sujeto
concreto". (1996:265) Significa que "la vida del sujeto humano es un criterio de verdad"
(Duque y Gutiérrez 2001:111), aunque se resiste a llamarla una norma universal. Más bien,
"la vida" afirma "la constitución" de la ética, "no una norma...no es un principio, sino un
criterio sobre todo universalismo". Prefiere "discutir situaciones específicas...para no volver
a un pensamiento universalista de la vida" (p. 120) Para Hinkelammert, es importante evitar
abstracciones. "Es un mundo real que está ahí, juzgando sobre los resultados abstractos".
(p. 120)

Chaves (1999) se preocupa por una ética ubicada entre "las absolutizaciones de lo existente,
por un lado, y los sueños irrealizables, por otro". (p. 134) Esto lo lleva a señalar la
importancia de la "factibilidad" en el quehacer ético. Si una política o conducta no es
posible, verdaderamente realizable o "factible," no puede ser considerada como ética,
aunque Chaves insiste en la importancia de evitar el conformismo. Su punto es que la ética
y las mediaciones que propone como políticas y conductas reales, no pueden ser abstractas
sino enraizadas en, y respuestas a, la realidad concreta. En ese sentido, para Chaves el
problema de las mediaciones es "el verdadero problema de las decisiones éticas. Es al nivel
de las situaciones particulares donde se decide la suerte de la ética...".(p. 138) Esto significa
que la ética no consiste en la aplicación de normas o principios universales, sino en un
proceso de "invención ética".

La ética, así concebida, está lejos de constituir un dominio cerrado. Es más


bien un campo abierto por su propia exigencia constitutiva que la lleva
siempre más allá de cualquier realización intermedia, histórica, que no
pasaría de ser una mera aproximación, y porque las situaciones, además,
cambian continuamente y exigen nuevas avaluaciones. (Ibid.)

Así que Chaves avala una ética contextualista o situacionista que enfatice la historicidad de
la ética. Darse cuenta de la historicidad de la ética:

conlleva la comprensión de toda situación nueva como portadora en sí


misma del principio de su propia normatividad...De allí que se exija una
tarea de búsqueda, de hallazgo de esta normatividad, para poder emitir un
juicio ético adecuado a cada situación...La situación concreta, con todos los
elementos estructurales propios de su naturaleza socio-económica, política y
cultural, tiene una densidad propia cuya significación debe ser captada por la
reflexión ética...Por eso podemos decir que, por importante que sea la
reflexión a nivel de los principios, el alcance ético de cada acción se
descubre siempre en el "encuentro concreto con las cosas o con los otros y
con la gravedad de las elecciones que esto impone", encuentro que se da, por
supuesto, en cada paso del acontecer histórico, y no en el análisis teórico,
genérico, independiente de los determinantes de espacio y tiempo. (pp. 167-
168)

Finalmente, regreso a Ivone Gebara. La ética según las feministas tiene que romper
esquemas deontológicos porque sus premisas básicas--deberes universales formulados a
priori como principios, normas y reglas absolutos--son reflejos claros del patriarcalismo.
Como dice Gebara (1998), "Universalización significa que se toma el conocimiento
masculino como paradigmático". (p. 95) La consecuencia es la sofocación de las
diferencias y el forzamiento de todos en un mismo molde. Más bien, como indiqué al
comienzo de este artículo, Gebara reclama una epistemología contextual para proponer la
ética:

Decir pues contextual, significa no absolutizar nuestra forma de conocer


hoy, sino admitir su provisoriedad histórica y la necesidad de que estemos
siempre abiertas/os a los nuevos y más amplios referenciales que la historia
y la vida nos van sugiriendo. De manera concreta, una epistemología
contextual toma el contexto vital de cada grupo humano como primera
referencia básica. Es a partir de ese contexto que son formuladas sus
preguntas y sus tentativas de respuestas. Busca igualmente afirmar la
originalidad de cada grupo, así como sus límites de apertura y de acogida de
lo diferente. (p. 99)

La ética surge, entonces, no en forma a priori y universal, sino desde la realidad misma.

Conclusión

En estos pensadores de la ética vemos esfuerzos por romper esquemas deontológicos, para
mover la ética en direcciones historizadas y contextualistas. Me parecen importantes sus
esfuerzos. Con demasiada frecuencia la ética no sólo se hace estática en medio de
realidades cambiantes y progresivas, sino se convierte en una "anti-ética", porque los
principios y las reglas valen más que la humanidad que supuestamente defienden. Más
bien, se requiere una ética dinámica que responda ante contextos y personas reales, para
ayudarles a discernir cómo vivir creativa y responsablemente ante Dios, la comunidad y
ante sí mismas. Se puede hacer esto sólo cuando la persona humana real--no los principios,
las reglas y las normas--es el sujeto histórico, el centro de la discusión y preocupación
éticas; sólo cuando se evalúan las implicaciones y las

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He trabajado la ética contextualista en May 1998. Específicamete, propongo una "ética de
la responsabilidad".

consecuencias de las decisiones en términos de vidas concretas. Esto exige que la ética
comprenda el contexto mismo como fuente de normatividad, algo imposible a priori a las

realidades concretas. Por tanto, hay que des-reglamentar o des-naturalizar la ética para
contextualizarla. Sólo la ética que toma en serio la historia como moralmente relevante,
puede dejar de ser abstracta y convertirse así en el centro vital de discernimiento en medio
de las posibilidades y las ambigüedades históricas que caracterizan la vida real.

Bibliografía

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Chaves, Jorge Arturo. 1999. De la utopía a la política económica. Para una ética de las
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Gebara, Ivone. 1998. Intuiciones ecofeministas. Ensayo para repensar el conocimiento y la
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Ross, W.D. 1994. Lo correcto y lo bueno [1930]. Salamanca: Ediciones Sígueme.

Santa Ana, Julio. 1970. Protestantismo, cultura y sociedad. Problemas y perspectivas de la


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Sung, Jung Mo y Josué Cândido da Silva. 1995. Conversando sobre ética e sociedade.
Petrópolis: Vozes.

*Ponencia presentada en la mesa "Ética y Religión" realizada durante el V Congreso


Latinoamericano de las Humanidades: "Humanidades: La ética en el inicio del Siglo XXI",
Convento San Francisco, Granada, Nicaragua, del 25-28 de septiembre del año 2001.

http://www.pensamientos.com/Roy/Humanidades.htm

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