0% encontró este documento útil (0 votos)
43 vistas7 páginas

Lecc 3

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 7

Lección 3: Para el 16 de octubre de 2021

EL PACTO PERPETUO

Sábado 9 de octubre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 12:1–3; Romanos 4:1–5; Éxodo
2:24; Deuteronomio 5:1–21; 26:16–19; 8:5; Mateo 28:10.

PARA MEMORIZAR:
“Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus
generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia
después de ti” (Gén. 17:7).

“V
i volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio
eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación,
tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6). Observa, es “el evangelio eterno”,
que siempre existió, que siempre estuvo allí, que se nos prometió en Cristo
Jesús “desde antes del comienzo del tiempo” (Tito 1:2, RVA-2015).
Por lo tanto, no es de extrañar que la Biblia hable en otras ocasiones
sobre el pacto “perpetuo”, “eterno” o “sempiterno” (Gén. 17:7; Isa. 24:5; Eze.
16:60; Heb. 13:20), porque la esencia del evangelio es el Pacto, y la esencia
del Pacto es el evangelio: Dios, por su gracia y su amor salvíficos, te ofrece
una salvación que no mereces y que nunca podrás ganar; y tú, en respuesta,
le devuelves el amor “con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda
tu mente y con todas tus fuerzas” (Mar. 12:30); un amor que se manifiesta
por la obediencia a su Ley: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus
mandamientos” (1 Juan 5:3).
Esta semana veremos la idea del Pacto según se expresa en el libro
de Deuteronomio, donde el Pacto y todo lo que este implica se ponen de
manifiesto.
Reavivados por su Palabra: Hoy, Gálatas 2. 27
Lección 3 | Domingo 10 de octubre

EL PACTO Y EL EVANGELIO
En la Biblia, de principio a fin, el Pacto y el evangelio aparecen juntos.
Aunque la idea del Pacto existía antes de la nación de Israel (por ejemplo, el
pacto de Noé), y aunque la promesa del Pacto se hizo antes de que existiera la
nación de Israel, se expresó de manera prominente mediante la interacción
de Dios con su pueblo, comenzando con sus padres, los patriarcas.
E incluso desde el principio, la verdad central del Pacto fue el evangelio:
la salvación solo por la fe.

Lee Génesis 12:1 al 3; 15:5 al 18; y Romanos 4:1 al 5. ¿Cuál fue la promesa
del Pacto que se le hizo a Abram (más tarde Abraham), y cómo se revela el
evangelio en esa promesa del Pacto?

Abraham creyó en Dios, creyó en las promesas que Dios le había hecho,
y por lo tanto fue justificado ante Dios. Sin embargo, esta declaración no era
gracia barata: Abraham procuró cumplir con su parte del Pacto mediante
la obediencia, como se ve en Génesis 22, en el monte Moria. A pesar de todo
esto, “su fe le es contada por justicia” (Rom. 4:5). Por eso, siglos después, Pablo
usó a Abraham como ejemplo de lo que significa vivir de acuerdo con las
promesas del pacto que Dios había hecho con su pueblo.
Este tema resuena en toda la Biblia. Pablo lo mencionó en otra ocasión
en Gálatas 3:6, donde nuevamente cita Génesis 15:6, acerca de que la fe de
Abraham “le fue contad[a] por justicia”, y esto hace referencia a la primera
promesa que se le hizo a Abram de que todas las naciones serían bendecidas
en su simiente (Gál. 3:9). Las promesas del Pacto son para todos, para los
judíos y los gentiles “que son de fe” (Gál. 3:7) y, por tanto, son justificados por
la fe sin las obras de la Ley, aunque estén comprometidos, debido al Pacto,
a obedecer la Ley.
Incluso cuando Jeremías habla del Nuevo Pacto, lo hace en el contexto
de la Ley: “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su
corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (Jer. 31:33),
lo que refleja el lenguaje que se remonta al libro de Levítico: “Andaré entre
vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo” (Lev. 26:12).

La idea de la Ley y el evangelio juntos, ¿cuán perfectamente encaja con el men-


saje de los tres ángeles de Apocalipsis 14, el mensaje de advertencia final de Dios
al mundo?

28 Reavivados por su Palabra: Hoy, Gálatas 3.


Lunes 11 de octubre | Lección 3

EL PACTO E ISRAEL
“No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la
tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las
arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus
padres Abraham, Isaac y Jacob” (Deut. 9:5; ver además Deut. 9:27). ¿Cómo
se manifiesta la realidad de las promesas del Pacto en este versículo?

Aquí también se manifiesta el Pacto de la gracia: Dios trabajó por ellos,


a pesar de sus constantes errores. (Con seguridad, así es como funciona el
evangelio en la actualidad.) Y fue por la promesa hecha a los padres que la
gracia de Dios se concedió a las generaciones futuras.
En el trato de Moisés con el pueblo al que se le dieron las promesas del
Pacto en su conjunto, a menudo él se refirió a las promesas del Pacto hechas
a los patriarcas.

Lee Éxodo 2:24; 6:8; y Levítico 26:42. ¿Qué se dice aquí que ayuda a mos-
trar cómo funcionan las promesas del Pacto?

El Éxodo de Egipto, el gran símbolo de la gracia salvífica de Dios, tam-


bién se basó en el pacto que el Señor había hecho con sus padres. Es decir,
incluso antes de que nacieran los beneficiarios del Pacto, las promesas se
hicieron en su favor. Por ende, sin ningún mérito propio, recibieron la libe-
ración prometida que Dios obró en favor de ellos a través de los milagros y
las maravillas del Éxodo.
Por supuesto, las cosas no terminaron allí. Fueron desde Egipto hasta el
Sinaí, donde el pacto se estableció “oficialmente” (ver Éxo. 20). Y, en el centro
de ese Pacto encontramos el evangelio y la Ley, los Diez Mandamientos, a
los que fueron exhortados a obedecer: una manifestación de su relación
salvífica con el Señor, quien ya los había redimido (el evangelio). Por lo tanto,
una y otra vez en Deuteronomio, se los instó a obedecer esa Ley como parte
del Pacto, que había sido ratificado en el Sinaí.

¿Qué papel debe desempeñar la Ley de Dios en nuestra vida hoy –aquellos que
hemos sido salvos por gracia–, y por qué esa Ley es primordial para nuestra ex-
periencia con Dios?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Gálatas 4. 29


Lección 3 | Martes 12 de octubre

EL LIBRO DEL PACTO


Aunque la idea de pacto (berit, en hebreo), para describir la relación de
Dios con su pueblo, se encuentra en toda la Biblia, esta palabra aparece tan
a menudo en Deuteronomio que a Deuteronomio se lo ha llamado “El libro
del Pacto”.

Examina Deuteronomio 5:1 al 21. ¿Qué sucede aquí que ayuda a mostrar
cuán esencial es la idea de Pacto (berit) en el libro de Deuteronomio?

No mucho después de que los hijos de Israel fueron redimidos de Egipto,


Dios estableció el Pacto con ellos, en el Sinaí, justo antes de supuestamente
entrar en la Tierra Prometida. Luego, después de un rodeo de cuarenta años,
justo antes de que ingresaran en la Tierra Prometida, que era una parte
central de la promesa del Pacto (ver Gén. 12:7; Éxo. 12:25), a través del vocero
Moisés, el Señor les da nuevamente los Diez Mandamientos, una manera
de volver a enfatizar lo importante que era para ellos renovar también sus
responsabilidades en el Pacto.
Sí, el Señor iba a cumplir sus promesas del Pacto con ellos. No obstante,
ellos ahora están comprometidos a cumplir su parte del trato: “Y él os
anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos,
y los escribió en dos tablas de piedra” (Deut. 4:13). Lo hizo en el Sinaí, y ahora
lo estaba haciendo de nuevo, en Moab, justo antes de que ellos tomaran la
tierra que se les había prometido mediante la promesa hecha a los padres
siglos antes, una manifestación del “pacto perpetuo” que precedió incluso
a la existencia del mundo.
“Desde antes que fueran echados los cimientos de la tierra, el Padre y
el Hijo se habían unido en un pacto para redimir al hombre en caso de que
fuese vencido por Satanás. Habían unido sus manos en un solemne compro-
miso de que Cristo llegaría a ser el fiador de la especie humana” (DTG 774).

Lee Deuteronomio 5:3. ¿Cómo entendemos este versículo?

¿Qué les estaba queriendo decir Moisés? Lo más probable es que Moisés
estuviera enfatizando el hecho de que sus padres ya no estaban, y que las
maravillosas promesas del Pacto hechas a los padres ahora se estaban cum-
pliendo en ellos. Esta podría haber sido la manera en que Moisés les hizo
saber que no debían equivocarse, como había hecho la generación anterior.
Las promesas y los compromisos ahora son de ellos.

30 Reavivados por su Palabra: Hoy, Gálatas 5.


Miércoles 13 de octubre | Lección 3

SU PUEBLO ESPECIAL
Es difícil para nosotros hoy entender gran parte de cómo era el mundo
antiguo en la época en que Israel vagaba por el desierto. Si surgieron y desa-
parecieron imperios enteros, y hoy solo quedan ruinas (si es que quedan), ¿qué
podemos saber de muchas de las naciones paganas más pequeñas que vivieron
en el mismo territorio que Israel?
No mucho, pero sí sabemos una cosa: estos pueblos estaban sumidos en
el paganismo, el politeísmo y algunas prácticas totalmente degradantes, que
incluían el sacrificio de niños. Intenta imaginar cuán degradante y malvada
sería una cultura y una religión que les hacía eso a sus propios hijos, ¡y en
nombre de algún dios!
Con razón, vez tras vez, a lo largo de la historia del antiguo Israel, el Señor
le había advertido a su pueblo que no siguiera las prácticas de las naciones
que lo rodeaban. “Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no apren-
derás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones” (Deut. 18:9).
Y eso es porque Dios había llamado a esta nación con un propósito es-
pecial. Al haber hecho el Pacto con Dios, iban a ser un pueblo especial, un
testimonio para el mundo del Dios que creó el cielo y la Tierra, el único Dios.

Lee Deuteronomio 26:16 al 19. ¿Cómo se resume la relación del Pacto


entre Dios e Israel en estos versículos? Su fidelidad al Pacto, ¿cómo debería
manifestarse en la clase de pueblo que llegarían a ser? ¿Qué lecciones po-
demos extraer para nosotros también?

Es fascinante que Moisés comience estos cuatro versículos con las pa-
labras “hoy” [NTV, NVI, PDT, BLP] o “este día” [RVC], en el sentido de ahora
mismo, nuevamente, Dios les ordena que hagan estas cosas (repite la idea en
el vers. 17). Les había estado ordenando todo el tiempo que hicieran estas
cosas. Es como si les estuviera diciendo que necesitan comprometerse en
este mismo momento, nuevamente, a ser personas fieles, santas y especiales,
que es verdaderamente la razón central de su existencia como nación del
Pacto. Ellos eran la única nación, como nación, que conocía al Dios verda-
dero y conocía la verdad acerca de este Dios y cómo quería que viviera la
gente. En realidad, no solo tenían la “Verdad Presente” sino también, a su
manera, iban a representar esa verdad hasta que viniera Jesús, “la Verdad”
con mayúsculas (Juan 14:6).

¿Por qué es pertinente para nosotros comprometernos “hoy” con Dios y con los
requisitos de su Pacto?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Gálatas 6. 31


Lección 3 | Jueves 14 de octubre

OTRAS IMÁGENES
Los eruditos bíblicos han reconocido durante mucho tiempo las simi-
litudes entre el Pacto de Israel con Dios y otros acuerdos pactuales entre
los reinos de la antigüedad. Este paralelismo no debería sorprendernos. El
Señor simplemente estaba trabajando con su pueblo en un contexto que
ellos pudieran entender.
Al mismo tiempo, la noción de un pacto –un acuerdo legal entre dos
partes, con reglas, estipulaciones y regulaciones– puede parecer demasiado
fría y formal. Aunque ese elemento por cierto debe existir (Dios es el Legis-
lador), no es lo suficientemente amplio como para abarcar la profundidad y
la amplitud del tipo de relación que Dios quería con su pueblo. Por lo tanto,
Deuteronomio utiliza otras imágenes que ayudan a retratar la misma idea
que el Pacto entre Dios e Israel, pero solo para darle dimensiones adicionales.

Lee Deuteronomio 8:5; 14:1; y 32:6 y 18 al 20. ¿Qué tipo de imágenes se uti-
lizan aquí, y cómo podría esto ayudar a revelar la relación que Dios quería
tener con su pueblo?

Lee Deuteronomio 4:20 y 32:9. ¿Qué imágenes se utilizan aquí, y cómo


estas también ayudan a revelar el tipo de relación que Dios quería mantener
con su pueblo?

En cada uno de estos casos existe la idea de familia, que, idealmente,


debería ser el vínculo más estrecho, cercano y amoroso. Dios siempre ha
querido este tipo de relación con su pueblo. Incluso después del vergonzoso
rechazo de Jesús durante la ocasión de la Cruz, Jesús le dijo a María después
de resucitar: “No tengan miedo, vayan y díganles a mis hermanos que se
dirijan a Galilea y que me verán allá” (Mat. 28:10, PDT). Incluso como el Cristo
resucitado, se refirió a los discípulos como “mis hermanos”, un ejemplo de
amor y de gracia que fluye del amor por quienes evidentemente no lo me-
recían. Eso es en esencia lo que siempre ha sido la relación entre Dios y la
humanidad: gracia y amor para los que no los merecen.

¿Qué tipo de relación tienes con Dios? ¿Cómo puedes profundizarla y aprender a
amarlo, mientras al mismo tiempo comprendes tu compromiso de obedecer su
Ley? ¿Por qué estas dos ideas no son contradictorias sino complementarias?

32 Reavivados por su Palabra: Hoy, Efesios 1.


Viernes 15 de octubre | Lección 3

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:


“El espíritu de servidumbre se engendra cuando se procura vivir de
acuerdo con una religión legal, mediante esfuerzos para cumplir las de-
mandas de la Ley por nuestra propia fuerza. Solo hay esperanza para noso-
tros cuando nos ponemos bajo el pacto hecho con Abraham, que es el Pacto
de gracia por la fe en Cristo Jesús. El evangelio predicado a Abraham, por
medio del cual tuvo esperanza, es el mismo evangelio que nos es predicado
a nosotros hoy, mediante el cual tenemos esperanza. Abraham contempló a
Jesús, quien es también el Autor y Consumador de nuestra fe” (CBA 6:1.077).
“Desde antes de que fueran echados los cimientos de la Tierra, el Padre
y el Hijo se habían unido en un pacto para redimir al hombre en caso de
que fuese vencido por Satanás. Habían unido sus manos en un solemne
compromiso de que Cristo llegaría a ser el fiador de la especie humana.
Cristo había cumplido ese compromiso. Cuando sobre la cruz exclamó:
‘Consumado es’, se dirigió al Padre. El Pacto había sido llevado plenamente
a cabo. Ahora declara: ‘Padre, consumado es. He hecho tu voluntad, oh Dios
mío. He completado la obra de la redención. Si tu justicia está satisfecha’,
‘aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén
conmigo’ (Juan 19:30; 17:24)” (DTG 774).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. Reflexiona en que, antes de la fundación del mundo, el Padre y el
Hijo se habían “unido en un pacto” para redimirnos si la raza caía.
¿Por qué eso debería ser de mucho aliento para nosotros? ¿Qué de-
bería enseñarnos esto acerca de cuán grande es el anhelo de Dios
de que seamos salvos en su Reino?
2. Como Iglesia Adventista del Séptimo Día, ¿de qué manera debería-
mos cumplir el papel que el antiguo Israel debería haber cumplido
en su tiempo? ¿Cómo podemos aprender a evitar los errores que
ellos cometieron?
3. ¿Por qué el evangelio y las promesas del evangelio son tan esencia-
les para la idea general del Nuevo Pacto? ¿Puedes encontrar en el
Nuevo Testamento pasajes que muestren que la Ley y la obediencia
a la Ley quedaron abolidas bajo el Nuevo Pacto, como enseñan al-
gunos cristianos? ¿Por qué crees que algunos cristianos dicen que
el evangelio anula la necesidad de guardar los Diez Mandamientos?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Efesios 2. 33

También podría gustarte