Virreinato DEL MUNDO

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Virreinato del Perú

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Virreinato del Perú
Virreynato del Perú

Virreinato

1542-1824

Escudo
Bandera

Himno: Marcha Real

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En verde claro la máxima extensión inicial y nominal del Virreinato del Perú

hacia 1542, en verde oscuro su extensión final hacia 1810.

Capital  Lima (1542-1821)

 Cuzco (1821-1824)

Entidad Virreinato

 • País Imperio español

Idioma oficial Español

 • Otros idiomas Quechua, aimara, mapudungun, guaraní, etc.

Religión Católica

Período histórico Colonización española de América


 • 20 de noviembre Creación por Real cédula en Barcelona
de 1542
 • mayo Caída de los incas de Vilcabamba
de 1572
 • 27 de mayo Creación del Virreinato de Nueva Granada
de 1717
 • 1 de agosto Creación del Virreinato del Río de la Plata
de 1776
 • 9 de diciembre Batalla y Capitulación de Ayacucho
de 1824
 • 30 de diciembre El virrey Tristán acepta la capitulación de
de 1824 Ayacucho y reconoce la independencia del
Perú
 • 23 de enero Caída del Callao
de 1826

Forma de gobierno Virreinato

Rey
• 15421-1556 Carlos I
• 18082-18243
Fernando VII (de jure)

Virrey
• 1544 Blasco Núñez de Vela
• 1821-1824 José de la Serna
• 1824 Pío de Tristán y Moscoso
(interino)

Precedido por Sucedido por


← (1717) →
← (1776) →
← (1818) →
(1820) →
(1821) →
(1824) →
(1824) →

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El Virreinato del Perú fue una entidad territorial del Imperio español creada


por la Corona Española en el año 1542, con capital en la ciudad
de Lima o Ciudad de los Reyes, durante su dominio en el Nuevo Mundo. En un
principio, su territorio comprendía casi toda América del Sur,
incluyendo Panamá y algunas islas de Oceanía. Aunque no incluía Venezuela,
que dependía de la Real Audiencia de Santo Domingo, ni los territorios al este
de la línea del Tratado de Tordesillas que pertenecía al Imperio de Portugal.4
Dos siglos después, su inmenso territorio sufrió tres importantes mermas. En
1717, se creó el Virreinato de Nueva Granada al norte. En 1776, se creó
el Virreinato del Río de la Plata al sur. Al mismo tiempo, la colonia portuguesa
del Brasil extendía sus fronteras tomando territorios de la Amazonia.
Al final del periodo colonial, el ochenta por ciento del total de los caudales
americanos provenían del virreinato de México. 5 Sin embargo, a pesar de las
pérdidas territoriales, a principios del siglo XIX, todavía el virreinato del Perú
era la principal posesión de la Corona española en América del sur al tratarse
de una de sus principales fuentes de riqueza.6
El proceso de independencia hispanoamericana puso fin al virreinato peruano.
Al principio de la contienda se mantuvo en el bando realista mandando
expediciones a sofocar las juntas de gobierno que se formaron en diferentes
territorios. En la primera parte de la guerra, que comienza en 1810, se
produjeron conspiraciones y levantamientos autónomos peruanos que fueron
sofocados por el Ejército realista en América. En 1820, la sublevación de la
Grande Expedición de Cádiz por Rafael del Riego produjo la instalación del
gobierno del Trienio Liberal español e hizo desaparecer el peligro de invasión
de Venezuela y del Río de la Plata, lo que permitió la llegada de las corrientes
libertadoras al Perú. El apoyo de las Provincias Unidas del Río de la
Plata liderado por José de San Martín, permite
sucesivamente independizar la Capitanía General de Chile, y posteriormente,
dirigir su campaña hacia las costas peruanas para declarar la independencia
del Perú, no obstante el estancamiento de la guerra le obliga a retirarse. El
general grancolombiano Simón Bolívar dirige la intervención de la Gran
Colombia. Las guerrillas peruanas y todos los recursos de las provincias libres
del Perú apoyaron las corrientes libertadoras. La capitulación de la batalla de
Ayacucho señala el fin del virreinato, quedando solo algunos focos de lealtad
en los Andes y la costa del bajo y alto Perú, que sucumben en 1826 con la
caída del Callao. Luego de la batalla de Ayacucho, el virreinato perdió su
rumbo, sin auxilios de la España peninsular y prácticamente aislado del mundo,
la resistencia del virreinato sucumbiío en 1826

Índice

 1Historia
o 1.1Antecedentes
o 1.2Creación del virreinato
o 1.3El virrey Álvarez de Toledo
o 1.4El ciclo de la plata
o 1.5Las reformas borbónicas
o 1.6Emancipación
o 1.7Fin del Virreinato
 2Organización política en el virreinato
o 2.1Organismos centrales o metropolitanos
 2.1.1El rey de España
 2.1.2El Consejo de Indias
o 2.2Organismos locales
 2.2.1El virrey
 2.2.2Las audiencias
 2.2.3Los corregimientos
 2.2.4Las intendencias
 2.2.5Los cabildos
 2.2.6Autoridades indígenas: el curaca y el varayoq
 3Organización económica del virreinato
o 3.1La minería
o 3.2Régimen comercial del virreinato
 3.2.1Impuestos del Virreinato
 3.2.2La moneda
o 3.3La agricultura y ganadería
 3.3.1Productos traídos por los españoles
o 3.4Los obrajes
 4La Iglesia en el virreinato
o 4.1Ambiente religioso
o 4.2Las órdenes religiosas
 4.2.1Dominicos
 4.2.2Franciscanos
 4.2.3Mercedarios
 4.2.4Agustinos
 4.2.5Jesuitas
o 4.3Proceso de evangelización
o 4.4Santidad en el Virreinato
o 4.5La Inquisición en el Virreinato
 5La educación en el virreinato
o 5.1Educación elemental o de primeras letras
o 5.2Educación intermedia
o 5.3Educación universitaria
 6Arte y cultura
o 6.1Pintura
o 6.2Arquitectura
o 6.3Escultura
o 6.4Literatura
o 6.5Teatro
o 6.6Oratoria
o 6.7Medicina
 7La capital virreinal
o 7.1La opulencia de Lima
o 7.2Cuzco, postrera capital
 8Véase también
o 8.1Otros Virreinatos
 9Referencias
 10Bibliografía
 11Enlaces externos

Historia[editar]
Artículo principal: Historia del Virreinato del Perú
Detalle de una galería de retratos de los emperadores del Perú donde los reyes españoles (lado
derecho) figuran como sucesores de los soberanos incas (lado izquierdo). Lámina publicada en
1744 en la obra Relación del Viaje a la América Meridional en la que Jorge Juan y Antonio de
Ulloa fueron sus autores.
El marqués7 Francisco Pizarro8 fue adelantado y primer gobernador de Nueva Castilla,9 que fue la
base territorial sobre la cual se asentó y expandió el virreinato.

Antecedentes[editar]
Artículo principal: Conquista del Tahuantinsuyo
Véase también: Guerras civiles entre los conquistadores del Perú
Con la entrada de los españoles en la ciudad del Cuzco en 1534, concluyó
la conquista militar del Tahuantinsuyo llevada a cabo por Francisco Pizarro, y
dio comienzo el desarrollo del asentamiento español en el área dominada hasta
ese momento por el Imperio inca.
Creación del virreinato[editar]
Al mismo tiempo que se producía la caída del Imperio incaico, se desató un
conflicto entre los conquistadores. Para concluirla, el 20 de noviembre de 1542,
el rey Carlos I de España firmó en Barcelona por Real Cédula las
llamadas Leyes Nuevas, un conjunto legislativo para las Indias entre las cuales
dispuso la creación del Virreinato del Perú en reemplazo de las antiguas
gobernaciones de Nueva Castilla y Nueva Toledo, al tiempo que la sede de
la Real Audiencia de Panamá fue trasladada a la Ciudad de los Reyes o Lima,
capital del nuevo virreinato.
y te ordenamos y mandamos que en las provincias o reinos del Perú resida un virrey y una
audiencia real de cuatro oidores letrados y el dicho virrey presida en la dicha audiencia la cual
residirá en la ciudad de los reyes por ser en la parte mas convenible porque de aquí adelante no ha
de haber audiencia en panamá.
Leyes Nuevas

El flamante virreinato comprendió en un inicio y durante casi trescientos años


gran parte de Sudamérica y el istmo de Panamá, bajo diversas formas de
control o supervigilancia de sus autoridades. Abarcaba una inmensa superficie
que correspondía a los actuales territorios que forman parte de
las repúblicas de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Colombia, Chile, Ecua
dor, Panamá, Perú y toda la región oeste, sureste y sur del Brasil. Quedaban
exceptuadas Venezuela, bajo jurisdicción del Virreinato de Nueva España a
través de la Real Audiencia de Santo Domingo, y Brasil, que integraba
el Imperio portugués.
Fue su primer virrey Blasco Núñez Vela, nombrado por real cédula del 1 de
marzo de 1543. Sin embargo, no pudo ejercer la autoridad real debido a los
enfrentamientos entre los partidarios de Francisco Pizarro y Diego de
Almagro por el dominio del Perú, y pereció asesinado por Gonzalo Pizarro. El
asesinato de la primera autoridad del rey produjo mucha consternación en
España; la Corona dispuso castigar severamente a quien había atentado contra
el virrey, el representante del rey en territorios conquistados. Para ello, Carlos I
envió a Pedro de la Gasca con el título de Pacificador para solucionar esta
situación. Ya en el Perú, La Gasca, seguro de haber infundido la semilla de la
traición entre los partidarios de Gonzalo Pizarro, se enfrentó al conquistador
cerca del Cuzco, en 1548. Gonzalo Pizarro vio a sus capitanes pasarse al
bando de la Gasca y la derrota para él resultó aplastante. Conducido a la
ciudad del Cuzco, fue ejecutado por delito de alta traición al rey. Unos años
después, en 1551, fue nombrado virrey Antonio de Mendoza y Pacheco, luego
de haber ejercido el cargo en el virreinato novohispano.
El virrey Álvarez de Toledo[editar]
Artículo principal: Francisco de Toledo

Francisco Álvarez de Toledo, virrey del Perú, fue el gran ordenador y organizador del virreinato.

Tras casi cuarenta años de desorden administrativo, el virreinato


peruano encontró a un eficiente conductor en el virrey Francisco Álvarez de
Toledo, quien, entre 1569 y 1581, logró establecer el marco político-
administrativo que rigió por muchos años en el Perú virreinal.
Apenas llegado a tierras peruanas, Francisco Álvarez de Toledo se informó de
todo cuanto había sucedido en el virreinato y de cuáles habían sido las políticas
seguidas hasta ese momento. Reconoció la inexistencia de un adecuado
sistema tributario, pues no había un registro del total de habitantes del
virreinato. Álvarez de Toledo realizó personalmente varias extensas visitas
generales a distintas partes del virreinato y, por primera vez, se tuvo registro de
los recursos humanos y naturales del Perú. Tras saber el número de posibles
tributarios, estableció las reducciones, pueblos indígenas en los que se
agrupaba a un número de alrededor de quinientas familias. Así se sabía con
exactitud la cantidad de tributo que debían entregar.
El virrey Álvarez de Toledo impulsó la distribución del trabajo indígena por
medio de la mita. Mediante el empleo de esta se proveyó de mano de obra a
las ricas minas de Potosí, provincia de Charcas, productoras de inmensas
cantidades de mineral de plata, y a Huancavelica, de la que se
extraía mercurio o azogue, necesario para la purificación argentífera, con lo
que se logró convertir al Perú en uno de los centros más importantes de
producción de plata en el mundo.
Francisco Álvarez de Toledo fue el virrey más destacado del Perú, ya que,
debido a sus éxitos alcanzados como funcionario, sentó las bases del virreinato
peruano, pues consiguió la ordenación administrativa del gobierno y la
legalidad política de todo su amplio territorio.
El ciclo de la plata[editar]

Audiencias del Virreinato del Perú, hacia 1650:


1) Real audiencia de Panamá
2) Real audiencia de Santa Fe de Bogotá
3) Real audiencia de Quito
4) Real audiencia de Lima
5) Real audiencia de La Plata de los Charcas
6) Real audiencia de Chile.

Entre 1580 y 1650, el sistema económico mercantilista se implantó


definitivamente en el Perú con el surgimiento de la gran minería gracias a la
explotación de las vetas argentíferas de Potosí mediante amalgamación con
el azogue de Huancavelica.
En lo militar el virreinato del Perú financió y apoyó militarmente, por medio
del real situado y el envío de soldados y provisiones desde el Perú, las
campañas contra los mapuches en la Guerra de Arauco que se extendió por
gran parte del período virreinal. Solamente en el año 1662 fueron enviados 950
soldados y 300 000 pesos para los gastos de guerra,10 de igual manera del
virreinato peruano partieron las directivas generales para la conducción de la
campaña como fue la que envió el virrey Príncipe de Esquilache ordenando
una guerra defensiva contra los nativos americanos y la prohibición del servicio
personal de estos.11La fortificación del puerto del Callao y la manutención de
una fuerza naval para defender al vasto territorio de incursiones
de corsarios y piratas fue también responsabilidad de los sucesivos virreyes del
Perú.
Las reformas borbónicas[editar]

Imperios español y portugués en 1790.

En el siglo XVIII, destacaron las figuras de los virreyes que introdujeron


las Reformas Borbónicas, medidas impuestas por la Casa de Borbón,
especialmente Manuel de Amat y Junyent, que gobernó
entre 1761 y 1776, Manuel de Guirior, entre 1776 y 1780, Agustín de Jáuregui,
entre 1780 y 1784 y Teodoro de Croix, entre 1784 y 1790, destinadas a
revitalizar la administración virreinal con actuaciones como la incorporación del
sistema de intendencias. Con ellos se intentó profesionalizar el gobierno,
sustituyendo las inoperantes figuras de los corregidores y los alcaldes mayores,
dedicando especial interés a todo lo relacionado con la hacienda.
La reorganización territorial llevada a cabo a lo largo de ese siglo implicó
desmembrar dos vastas regiones del virreinato peruano para conformar con
ellas otros dos nuevos virreinatos: el Virreinato de Nueva Granada en 1717,
restaurado en 1739 tras un periodo de supresión, y luego el Virreinato del Río
de la Plata, creado en 1776. Estas pérdidas de territorio supusieron la pérdida
de protagonismo del Virreinato del Perú como centro económico de España en
Sudamérica aunque continuó siendo el bien más valioso de la Corona, debido a
su poder político, social y cultural.
La posterior política económica de los Borbones, que permitió
el comercio directo entre los puertos españoles y diversos puertos
sudamericanos (Maracaibo, Guayaquil, Arica, Valparaíso, etc.), redujo el tráfico
comercial a través del puerto del Callao y afectó a las rentas del Virreinato, que
tras la separación del Río de la Plata quedó confinado a las rutas comerciales
secundarias del océano Pacífico, mientras que el tráfico comercial más
lucrativo (el del océano Atlántico) quedaba bajo dominio de los puertos
de Buenos Aires o Cartagena de Indias, fuera de la influencia del virreinato
peruano.
La ciudad de Lima, antaño principal ciudad de Sudamérica y poseedora de una
vida cortesana y comercial comparable a la de la propia Madrid, perdió gran
parte de su antigua riqueza en la segunda mitad del siglo XVIII, a lo cual se
unió la continua merma de los ricos depósitos de plata de Potosí que habían
sustentado la economía virreinal durante dos siglos, hasta que todo el territorio
de Charcas, también conocido como Alto Perú (actual Bolivia) quedó unido al
virreinato rioplatense en 1776. Los últimos años del mencionado siglo, si bien
generaron una administración más eficiente y un mejor manejo de los recursos
del virreinato en beneficio de España, mostraron un serio declive de la riqueza
general del virreinato peruano.
La expulsión de los jesuitas en 1768 ocasionó que el territorio de
la Comandancia General de Maynas, perteneciente al Virreinato de Nueva
Granada, cayera en un casi total abandono, dadas las dificultades de acceso,
lo cual hizo temer a la Corona su pérdida debido a la política expansionista de
los portugueses en la cuenca amazónica. El rey encargó al antiguo gobernador
de Maynas, Francisco Requena, que realizara un informe sobre la situación del
citado territorio. Requena informó que los funcionarios civiles y eclesiásticos
de Quito y Bogotá estaban en situación de no poder ocuparse de la región, por
lo que sugirió que esta fuera reincorporada al virreinato del Perú junto con
el Gobierno de Quijos, y que se estableciera un obispado de misiones allí.
Teniendo en cuenta el informe de Requena, el rey dispuso el 15 de
julio de 1802 crear el Obispado y la Comandancia General de Maynas. Del
contenido de la cédula de 1802 se deduce claramente que su objetivo principal
era detener los avances portugueses en los territorios de la Corona española.
La Real Cédula de 1802 dice:
He resuelto que tenga por segregado del Virreynato de Santa Fe y de la provincia de Quito y
agregado a ese Virreynato el Gobierno y Comandancia General de Mainas con los pueblos del
Gobierno de Quijos, excepto el de Papallacta por estar todos ellos a las orillas del rio Napo o en sus
inmediaciones, extendiéndose aquella Comandancia General no sólo por el rio Marañon abajo,
hasta las fronteras de las colonias portugueses, sino también por todos los demás rios que entran al
Marañon por sus margines septentrional y meridional como son Morona, Huallaga, Paztaza, Ucayali,
Napo, Yavari, Putumayo, Yapurá y otros menos considerables, hasta el paraje en que estos mismos
por sus altos y raudales dejan de ser navegables: debiendo quedar también a la misma
Comandancia General los pueblos de Lamas y Moyobamba... YO EL REY

El cumplimiento efectivo de la Real Cédula de 1802 ha sido motivo de disputas


posteriores entre los gobiernos del Perú, Colombia y el Ecuador.
Emancipación[editar]
Artículo principal: Independencia del Perú
Véanse también: Capitulación de Ayacucho,  Gobierno de Chiloé  y  Gobierno de
Guayaquil.
Proclamación de la Independencia del Perú, por parte del general rioplatense José de San Martín.
Óleo de Juan Lepiani.

A partir de los inicios del siglo XIX, se produjeron los estallidos


revolucionarios en la América española. El virrey José Fernando de Abascal y
Sousa hizo del virreinato peruano el baluarte, reducto y centro de
la contrarrevolución en favor de la monarquía; desde este virreinato se contuvo
el avance de la revolución argentina, se reconquistó Chile y se sofocaron los
levantamientos de Quito. También fueron reprimidos todos los intentos
revolucionarios —en particular, la rebelión del Cuzco— y toda manifestación de
signo independentista en el propio virreinato. Sin embargo, Guayaquil se
proclamó Estado independiente en 1820 y recibió la ayuda gran colombiana del
general Simón Bolívar.
Fin del Virreinato[editar]
Véanse también: Independenciadel Perú,  Capitulación de Ayacucho,  Gobierno de
Chiloé  y  Gobierno de Guayaquil.
Después de la victoria del Ejército de los Andes sobre los realistas, Chile
declaró su independencia en 1818 y organizó junto con las Provincias Unidas
del Río de la Plata una expedición militar al mando del Libertador general José
de San Martín, la cual desembarcó en el puerto de Pisco (al sur de Lima) el 8
de septiembre de 1820. A partir de ese momento, diversas provincias y pueblos
del Perú empezaron a declarar su independencia de España, tales
como Huamanga, Tarma, Lambayeque, Ferreñafe, Trujillo y Cajamarca.
Finalmente, en 1821 San Martín ocupó la capital virreinal (Lima) y proclamó
la Independencia del Perú el 28 de julio de ese mismo año.
La sede virreinal fue trasladada al Cuzco y el virreinato español del Perú se
mantuvo en los territorios no independizados hasta el año 1824, en que —tras
la batalla de Ayacucho— se firmó la Capitulación de Ayacucho entre el
general José de Canterac y Antonio José de Sucre al mando de las fuerzas
militares revolucionarias, dando fin al virreinato del Perú. La capitulación fue
aceptada sin resistencia por Pío de Tristán y Moscoso a la cabeza del gobierno
del virreinato a la llegada al Cuzco del Ejército Libertador tres semanas más
tarde. El 7 de abril de 1825 el Alto Perú se independizó como República de
Bolivia. En enero de 1826 se puso fin a toda resistencia militar en Chiloé y
en El Callao.

Organización política en el virreinato[editar]


Organismos centrales o metropolitanos[editar]
El rey de España[editar]
Artículo principal: Rey de España
Era la suprema autoridad en España, en las Indias y en el resto de su Imperio.
Su gobierno fue absolutista. El rey tenía la capacidad de decisión y la última
palabra en todo tipo de decisiones, si bien hasta 1700 las Cortes manejaban
los recursos públicos, aprobaban y derogaban leyes, acuñaban moneda,
aceptaban o desestimaban reyes y regentes, etc. En el transcurso de los tres
siglos que existió el virreinato del Perú se sucedieron once monarcas
agrupados en dos dinastías:
Felipe II, rey de España.

Casa de Austria (dinastía de origen austríaco, entroncada en la familia


real Habsburgo)

 Carlos I (15421 - 1556)


 Felipe II (1556 - 1598)
 Felipe III (1598 - 1621)
 Felipe IV (1621 - 1665)
 Carlos II (1665 - 1700)
Casa de Borbón (dinastía de origen francés entroncada en la familia
real Bourbon)

 Felipe V (1700 - 1724)
 Luis I (1724)
 Felipe V (1724 - 1746)
 Fernando VI (1746 - 1759)
 Carlos III (1759 - 1788)
 Carlos IV (1788 - 1808)
 Fernando VII (18082 - 18243)
El Consejo de Indias[editar]
El Consejo de Indias fue el máximo organismo peninsular que tenía a cargo
todo lo concerniente a la política administrativa, judicial y el ejercicio del
Real Patronato Indiano, en última instancia, todo aquello que pudiera
presentarse en tierras de la América hispana.
Organismos locales[editar]
Artículo principal: Organización territorial del virreinato del Perú
Fueron organismos que funcionaron en el mismo virreinato para ejecutar las
disposiciones emanadas de la España europea. Fueron los siguientes:
El virrey[editar]
Artículo principal: Virrey del Perú
Era el representante personal del Rey de España en el virreinato: su “alter
ego”, es decir, “su otro yo”. Como suprema autoridad del virreinato fue el
encargado de impartir justicia, administrar el tesoro público y velar por la
evangelización de los indígenas. El virrey era nombrado por el rey a propuesta
del Consejo de Indias, aunque muchas veces fue el mismo rey quien se
encargaba de revisar los nombres de los posibles virreyes. El virrey del Perú
residía en el actual Centro histórico de Lima, en el suntuoso Palacio de los
Virreyes, rodeado de una brillante corte, en medio de gran lujo, riquezas y
resguardado por una guardia de honor. Durante la existencia del Virreinato del
Perú gobernaron 40 virreyes.
Las audiencias[editar]

Grabado de Felipe Huamán Poma de Ayala representando a la Real Audiencia de Lima.

Las audiencias tenían como función principal la administración de justicia, en


calidad de segunda instancia en los juicios o procedimientos judiciales, a nivel
de cortes superiores. Asimismo, ejercían funciones políticas, es decir,
facultades propiamente de gobierno, pues la Audiencia actuaba como asesor
del virrey, por lo que muchas veces absolvió las consultas formuladas por el
virrey. De igual manera, fue la encargada de tomar las riendas del virreinato
cuando el virrey se encontraba enfermo o moría repentinamente. Según su
categoría, las audiencias eran de dos clases: Audiencias Virreinales, de mayor
rango, presididas por el virrey, tal fueron los casos de la audiencia de Real
Audiencia de Lima y la Real Audiencia de México, que tenían bajo su autoridad
a las otras audiencias del mismo virreinato, denominadas Audiencias
Subordinadas.
En el virreinato se establecieron nueve extensas Reales Audiencias, que fueron
los máximos tribunales dentro del mismo. Estas audiencias fueron las
siguientes:

 Real Audiencia de Panamá (1538)


 Real Audiencia de Lima (1543)
 Real Audiencia de Santafé de Bogotá (1549)
 Real Audiencia de La Plata de los Charcas (1559)
 Real Audiencia de Quito (1563)
 Real Audiencia de Concepción (1565-1575)
 Real Audiencia de Santiago de Chile (1606)
 Real Audiencia de Buenos Aires (1661-1672; 1776)
 Real Audiencia de Cuzco (1787)
En Lima la Audiencia fue presidida por el virrey y estuvo conformada por
los oidores (de número variable llegando a tener durante varios años hasta
doce miembros), dos fiscales, un alguacil mayor, un teniente del Gran Canciller
y numeroso personal subalterno.
Los corregimientos[editar]
Los corregimientos fueron divisiones administrativas y territoriales de la Corona
española en el Perú. En 1569 el gobernador y capitán general Lope García de
Castro creó los corregimientos de nativos americanos subordinados a los
corregimientos de españoles. Los corregimientos fueron gobernados por un
alto funcionario nombrado, mayormente, por el Consejo de Indias, denominado
corregidor. Los corregimientos tenían facultades políticas (conservaban el
orden y la buena marcha del corregimiento), administrativas (cobraban el
tributo de los habitantes que vivían en la jurisdicción) y judiciales
Las intendencias[editar]
Los corregimientos fueron suprimidos en 1784, por Carlos III, como
consecuencia de la revolución de Túpac Amaru II y reemplazados por
las Intendencias. Desde 1784, llegaron para administrar las siete nuevas
intendencias: Trujillo, Lima, Arequipa, Cusco, Huamanga, Huancavelica
y Tarma. En 1796 se agregó al Perú la intendencia de Puno. Los intendentes
también recaudaban los tributos y organizaban mitas, pero no podían hacer
"repartos mercantiles". Hay paralelismo entre lo virreinal y lo republicano,
respecto a la subdivisión político-territorial. Los departamentos equivalen a las
intendencias; las provincias, a los partidos; y los distritos, a las doctrinas.
Los cabildos[editar]
Denominados también, ayuntamientos, municipalidades o consejos
municipales, fueron unas instituciones de origen español que se trasplantaron a
América. El cabildo tenía múltiples atribuciones administrativas. Entre ellas les
correspondía administrar arbitrios, presidir espectáculos públicos, organizar
fiestas pomposas al llegar los nuevos virreyes, vigilar el aseo de la ciudad,
inspeccionar las calles y organizar la baja policía.
Se distinguen tres tipos de cabildos: correspondientes a las villas y lugares, a
las ciudades diocesanas y a las ciudades metropolitanas.
En las villas, se constituían por un alcalde ordinario, elegido anualmente en un
acto presidido por el corregidor y cuyos cargos podían ser comprados o
heredados; cuatro regidores, un alguacil y un mayordomo. En las ciudades
diocesanas: un alcalde elegible, ocho regidores, dos fieles ejecutores, dos
jurados o diputados de cada parroquia, un procurador general, un mayordomo,
un escribano de consejo, dos escribanos públicos, un escribano de minas y
otro de registro, un pregonero mayor, un corredor de lonja y dos porteros.
En las ciudades metropolitanas: elegidos entre los encomenderos y entre los
vecinos notables que no ejerciesen otros cargos incompatibles, doce regidores
(en México fueron quince y en Lima llegaron a ser dieciocho) y los demás
oficiales perpetuos. Los alcaldes ordinarios eran elegidos por los regidores
mediante votación secreta que en Lima era presidida por el virrey. Los
regidores eran elegidos por el virrey con la autorización del monarca o por
elección del cabildo.
Autoridades indígenas: el curaca y el varayoq [editar]
Las autoridades del gobierno español creyeron conveniente seguir contando
con los servicios de los antiguos dirigentes incas a nivel de pueblos y de aillus,
para que la dominación sobre los Andes fuese más rápida y efectiva. Una
institución andina ancestral que usaron con eficacia fue el curacazgo,
costumbre milenaria de constituir un jefe para cada aillu o comunidad:
el curaca, instituido bajo el nombre de cacique, palabra centroamericana
equivalente al curaca.
Los curacas, que durante el Tahuantinsuyo rindieron cuenta al apunchic incaico
(enviado por el inca), durante el virreinato debieron rendir cuenta al corregidor
español (enviado por el rey de España). Otra institución incaica utilizada fue el
varayoc, autoridad civil encargada de gobierno administrativo del pueblo, la
cual, a similitud de los alcaldes velaba por el correcto desenvolvimiento del
caserío o poblado.

Organización económica del virreinato[editar]


La minería[editar]

Potosí. La primera imagen en Europa. Pedro Cieza de León, 1553.


La ciudad de Potosí durante el Virreinato del Perú.

Fue la actividad preferente en el virreinato, por lo menos durante el siglo XVI y


gran parte del XVII, para empezar a decaer en el siglo XVIII. Dentro de la
actividad minera se distinguieron dos momentos: El primero, que fue hasta el
establecimiento de la organización virreinal, caracterizado por un sistema de
extracción intensiva del metal con base en una febril actividad de la superficie,
desmantelamiento, apropiación, y reparto de las riquezas del antiguo Perú. El
segundo presentado por el ordenamiento económico que empieza con
las Ordenanzas de 1542.
Las mejores minas, por su calidad y rendimiento fueron de propiedad de la
corona española. Las minas más pequeñas, en cambio, fueron explotadas por
particulares con la obligación de pagar como impuesto el Quinto Real, o sea, la
quinta parte de la riqueza obtenida. Los principales yacimientos mineros fueron:
Castrovirreyna, Huancavelica, Cerro de Pasco, Cajabamba, Contumaza,
Carabaya, Cayllama, Hualgayoc, todas ubicadas en el actual Perú. Pero el más
grande a nivel minero fue el yacimiento de Potosí, cuya producción se sustentó
en la mita minera. El Cerro Rico de Potosí proporcionó las dos terceras partes
de la plata que hubo en el Perú hasta que en 1776 pasó a formar parte del
Virreinato del Río de la Plata.
Los centros mineros fueron ciudades que rápidamente se convirtieron en
emporios comerciales que engranaron todo un circuito comercial en el que se
encontraban la ciudad de México (para Zacatecas y Guanajuato) y Lima (para
Potosí, Cerro de Pasco y Huancavelica). Para la extracción de la plata las
técnicas andinas incluían el método de la guaira, que consistía en el empleo de
un horno al cual se le sometía el plomo, extrayéndose finalmente la plata. Pero
esta plata era de una impureza notoria.
En la Nueva España se llegó a descubrir una técnica que se aplicó en las
minas de Potosí: consistió en mezclar la plata con el mercurio (llamado
azogue). Luego, la plata se separaba, manteniéndose en un estado de pureza.
La producción minera tuvo su auge entre 1572 a 1580 que fluctuó de 216 000 a
1 400 000 pesos anuales; pero disminuyó su ritmo extractivo al promediar el
siglo XVII y ya en el siglo XVIII, su decadencia fue notoria debido, en gran parte,
al sistema y forma empírica como se trabajaba en los centros mineros, también
a la carencia de caminos para agilizar el transporte y la despoblación indígena.
Entre 1790 y 1795, según las memorias del virrey Francisco Gil de Taboada, se
hallaban en explotación en su territorio (actual Perú), 728 minas de plata, 69 de
oro, 4 de mercurio, 12 de plomo y 4 de cobre. Pese a que la minería era en la
época una actividad desorganizada y riesgosa, su auge fue tal que no menos
del 40 % de los yacimientos que actualmente están en operación en el Perú, ya
habían sido descubiertos y trabajados en tiempos del virreinato.
Régimen comercial del virreinato[editar]
El comercio virreinal estuvo basado en el monopolio debido al carácter
exclusivista y mercantilista que prevaleció en la economía. Hasta el
debilitamiento, y luego la derogación del monopolio universal, solo los
territorios españoles de Europa podían comerciar con la América española.
Con el tal propósito y el de recaudar impuestos, se creó en Sevilla la
llamada Casa de Contratación de Indias en 1503, organismo encargado de
velar por el cumplimiento del monopolio. Además, en cada virreinato
funcionaba un Tribunal del Consulado, que controlaba el movimiento comercial
e intervenía en todo lo relacionado con él.

Monopolio comercial del Virreinato del Perú.

En 1561, Felipe II estableció que los únicos puertos para el tráfico comercial


fueran Sevilla en España, Veracruz, en México y Callao en el Perú, en tanto
que Cartagena de Indias y Panamá eran tenidos como puertos de tránsito.
En cumplimiento de esta disposición, anualmente salían de Sevilla dos grupos
de barcos cargados de mercaderías y escoltados por otros barcos de la
Armada española. El grupo de barcos que iba a México tomaba el nombre
de flota y arribaba a Veracruz. Los que venían al Perú tomaban el nombre
de galeones y llegaban, primero, al puerto de Cartagena de Indias y, de allí,
pasaban al puerto de Portobelo. Allí en Portobelo, se realizaba una gran feria, a
la que asistían los comerciantes limeños que llegaron a este lugar, mediante la
llamada Armada del Mar del Sur, hasta Panamá, y, luego, por tierra,
atravesaban el istmo para llegar a Portobelo. Efectuadas las compras y ventas
en Portobelo, los comerciantes de Lima se embarcaban, nuevamente, en la
Armada del Mar del Sur y arribaban al Callao, desde donde enviaban las
mercaderías por tierra a los pueblos y ciudades del interior del virreinato
como Arequipa, Cuzco, Charcas, Buenos Aires, Santiago y Montevideo. De
esta manera, el Virreinato del Perú se convierte en eje del movimiento
comercial. El Callao, como puerto autorizado, mantuvo su preeminencia sobre
otros puertos menores, tanto de la costa del Pacífico, como del Atlántico.
El monopolio no dio resultado para el Imperio español; en cambio, fomentó
el comercio ilícito, de contrabando, a cargo
de ingleses, franceses y holandeses. Los barcos de los
países contrabandista (desde el punto de vista español) arribaban a puertos
menores, así como también a caletas y embarcaderos, desde donde se
introducía la mercadería a los poblados aledaños y ciudades del interior del
Virreinato, lugares estos en los que se daba el caso de mayor aceptación de
estos productos que se expandían a un precio sumamente bajo en relación a
los mismos artículos traídos por los mercaderes españoles. La mayor
intensidad de este comercio ilícito se manifestó en los puertos del Atlántico,
llámese Montevideo y Buenos Aires; ello debido a la lejanía en que se
encontraban con respecto a la capital virreinal, Lima, y al puerto de entrada
autorizado que era el Callao. Se ha llegado a estimar que por cada dos mil
toneladas de comercio lícito entraban al Virreinato del Perú trece mil toneladas
ilícitas, es decir, de contrabando.
Rompieron también el monopolio comercial español los terribles corsarios (que
robaban para beneficiar a sus propios países o determinada nación europea) y
los feroces piratas (que lo hacían para su propio provecho).

Francis Drake, famoso corsario inglés, atacó los puertos del Virreinato del Perú, sobre todo el
del Callao. Murió tras un ataque fallido a Panamá.

Fue famoso, en este sentido, el corsario Francis Drake que, actuando bajo la


insignia de la Corona inglesa en tiempos de Isabel I, atacó a puertos de
América meridional, saqueó el Callao y Paita, luego se dirigió a Panamá donde
logró acumular un gran botín, regresando a Inglaterra por la vía de Oceanía, en
la época del virrey Francisco Álvarez de Toledo.
Todo ello determinó, que precisamente, Lima, fuera circundada de murallas y
que, asimismo, se construyese la Fortaleza del Real Felipe, o los Reales
Castillos, del Callao.
Entre los piratas y corsarios que atacaron las costas del virreinato peruano
figuraron:

 Francis Drake (1578)
 Thomas Cavendish (1587)
 Roberto Achines (1590)
 Oliverio van Noort (1596)
 Simón de Cordes (1596)
 Almirante Veraje (1596)
 Joris van Spilbergen (1607)
 Enrique Morgan (1620)
 Jacobo Hermite (1624)
 Carlos Ciere (1670)
 Juan Guerin (1678)
 Eduardo David (1685)
Por diversas circunstancias el sistema del monopolio fue quebrantándose. Así,
a la firma del tratado de Utrecht, en 1713, España concedió a Inglaterra el
derecho de enviar cada año a puertos del atlántico, un barco o “navío de
permiso”, con quinientas toneladas de mercaderías. En 1735 la misma España
concedió el “navío de registro“ que, previa inscripción en los puertos españoles,
llegaba a los puertos del Pacífico con mercaderías para su comercialización,
hasta que el rey Carlos III, en 1778, decretó el libre comercio, por el cual otros
puertos españoles y sudamericanos podían efectuar esta actividad. En virtud
de esto, surgieron Valparaíso, Arica, Guayaquil, Montevideo y Buenos Aires,
que disputaron la supremacía del Callao.
Impuestos del Virreinato[editar]
La llamada "Real hacienda" o "Caja fiscal del Rey" obtenía recursos directos
con el cobro de una serie de impuestos, que afectaban a las actividades
económicas. Había cajas repartidas en todo el virreinato que recolectaban los
fondos, cubrían los gastos de la administración y remitían el sobrante a la caja
principal situada en Lima ("Caja Real de Lima"), la misma que, saldando los
gastos del propio virreinato, luego las remitía a España.
Entre los impuestos, que el virreinato pagaba a la Corona figuraban:

 EL Quinto Real (Quinto del Rey), la quinta parte de los metales extraídos


o de los tesoros encontrados.
 El Tributo Personal del Indio. Que obligaba al habitante andino, entre los
dieciocho y cincuenta años, a pagar una suma anual.
 El Alcabala, el pago que se hacía por concepto de la compra o venta de
propiedades
 El Almojarifazgo, que era el impuesto que se pagaba por la entrada y
salida de mercaderías (hoy aranceles o derechos de aduana).
 La Media Anata, el impuesto que gravaba anualmente los sueldos de los
funcionarios públicos y burócratas.
 La Derrama, que eran los donativos extraordinarios que se obligaba a
hacer a los habitantes del virreinato cuando España sostenía guerras con
sus rivales europeos.
 Los Estancos. De la sal, del tabaco, del papel sellado, de los naipes,
etc., es decir, el impuesto que gravaba a tales productos, los mismos que
tenían que ser pagados por los colonos.
La moneda[editar]
Moneda de 8 reales conocida como Columnario de plata

En un comienzo, durante la conquista, no hubo moneda para el comercio,


después aparece la primera expresión de la moneda en el Perú, la callana, que
era una pieza rudimentaria fundida con especificación de peso y ley que
funcionó en Cajamarca, Lima, Cuzco y Piura. Después se confeccionó el peso,
que fue un disco burdamente labrado a cincel, llevando una cruz a cada lado;
su valor marcaba 450 maravedíes.
Posteriormente aparecieron los ducados, los escudos y los doblones, que
hicieron más expeditiva la transacción comercial. Estas monedas eran
acuñadas en las llamadas Casas de Moneda, que empezaron a funcionar
alrededor del siglo XVI, especialmente en Lima y Potosí y de menor manera en
el Cusco.
La agricultura y ganadería[editar]
La agricultura no tuvo un desarrollo importante en el virreinato. Al igual que en
otros lugares conquistados por los españoles, la tenencia de la tierra se
trastocó, así como el usufructo que se hacía de ella. Con la llegada de los
españoles llegaron también productos vegetales, animales de granja y aves de
corral. Desde un inicio los indígenas fueron empleados en las faenas agrícolas
y fue a través de esta práctica que pudieron pagar sus tributos. Nuevas
técnicas como el barbecho, la rosa y quema así como diferentes instrumentos
les fueron dados a los nativos para que explotaran al máximo la agricultura.
Obraje en el Virreinato del Perú.

Las tierras destinadas a la agricultura se encontraban relativamente cercanas a


las ciudades debido a que muchos de los alimentos no aguantaban más de
cinco días de camino sin malograrse. Alrededor de Lima y Potosí, por ejemplo,
hubo grandes hectáreas destinadas solamente a la producción local. Dentro de
esta producción no se descuidaron los productos locales como el olluco y
la coca. Hacia 1600 la producción local fue lo suficientemente estable como
para sustituir las importaciones que se hacían desde la España europea,
causando gran molestia a los comerciantes españoles. Es desde entonces que
el comercio intraamericano empezó a tener auge, principalmente entre las
regiones del Perú, Chile y Centroamérica.
Productos traídos por los españoles[editar]

 Ganado: Vacuno, lanar, caprino, porcino y equino.
 Cereales: Trigo, cebada y centeno.
 Otros vegetales: Caña de
azúcar, lentejas, garbanzos, frijoles, lechugas, col, espinaca, apio, espárrag
o, zanahoria, nabo, betarraga, rábanos, bananas, naranja, limón, etc.
Los obrajes[editar]
Fueron centros laborales de gran importancia en el Virreinato dedicados a la
manufactura de textiles e hilos de lana, algodón y cabuya. El primer obraje fue
instituido por Antonio de Ribera en 1545. Su número creció rápidamente debido
a que las vestimentas tenían gran demanda entre los indígenas mineros (de
diferentes calidades: bayetas, jergas, frazadas, alforjas, medias, sombreros,
costales). Su producción no pudo superar lo artesanal porque el monopolio
peninsular no dejaba que se expandiera o elaborara productos de mejor calidad
dentro de sus territorios de ultramar.

La Iglesia en el virreinato[editar]
Ambiente religioso[editar]
Artículo principal: Diócesis católicas indianas españolas

Corpus Christi en el Cuzco.

Una de las causas del descubrimiento de América fue la difusión de la


religión católica y desde la creación del virreinato peruano la sociedad se
caracterizó por profesar el catolicismo y por poseer un profundo espíritu
religioso.
En el siglo XVII, la Iglesia católica prosperó enormemente: en Lima, con 26 000
habitantes, contaba con diecinueve iglesias y monasterios y el diez por ciento
de su población estaba constituido por sacerdotes, canónigos, frailes y monjas,
que penetraron profundamente en la vida del pueblo, en cuyas familias era casi
una actitud tradicional destinar a uno de los hijos a la vida religiosa y observar
rigurosamente los rezos del Ángelus a mediodía y del rosario, además de
asistir a las diversas actividades de culto.
Fundada Lima, se estableció un obispado en 1541 que, en 1548, fue elevado a
la categoría de arzobispado, durante el gobierno del pacificador Pedro de la
Gasca. Este arzobispado tenía bajo su jurisdicción a todos los demás
obispados que, por entonces, funcionaban en la América del Sur, y eran el
obispado de Cuzco, Panamá, Papayán, Quito, Charcas y Paraguay. El primer
arzobispo fue fray Jerónimo de Loayza hasta que, en 1581, fue nombrado
como arzobispo fray Toribio Alfonso de Mogrovejo, considerado el verdadero
organizador del sistema eclesiástico en el virreinato, para cuyo efecto reunió en
Lima dos concilios provinciales. De acuerdo a esto la iglesia peruana se
organizó en arzobispados, obispados y curatos. Se contaba también con los
curas doctrineros en las reducciones.
Las órdenes religiosas[editar]

Basílica y Convento de San Francisco, en la ciudad de Lima perteneciente a la orden de


los franciscanos.
Junto con los miembros del clero secular llegaron también
los religiosos del clero regular organizados bajo la advocación de un santo y
que tuvieron como tarea fundamental la propagación de la fe católica y el
adoctrinamiento de los indígenas dispersos por todo el virreinato. Todos ellas
fundaron conventos y monasterios y edificaron hermosas iglesias en Lima y
otras ciudades del Perú.
Las órdenes religiosas que se establecieron en el Perú fueron la Orden de
Predicadores o dominicos, la Orden de Frailes Menores o franciscanos,
la Orden de la Merced o mercedarios, la Orden de San Agustín o agustinos y
la Compañía de Jesús o jesuitas.
Dominicos[editar]
La Orden de Predicadores fue la primera en llegar al Perú con fray Vicente de
Valverde en 1532 (destacada actuación en la captura del inca Atahualpa y
primer obispo del Cuzco). Su primer convento lo construyó sobre el templo inca
del Coricancha, (Cuzco); fundó en Lima la Universidad de San Marcos (1551) e
implementó inicialmente el tribunal de la Santa Inquisición. Destacó por su
defensa de las poblaciones andinas, siguiendo la lucha del fraile
dominico Bartolomé de las Casas, y por su gran labor de adoctrinamiento de
las poblaciones indígenas (fray Domingo de Santo Tomás quien fue el primer
fraile en estudiar el quechua).
Franciscanos[editar]
La Orden de Frailes Menores llegó al Perú en 1533, dedicándose
especialmente a las misiones, es decir, a la difusión del catolicismo en el
virreinato. Llegó a instalar conventos
en Arequipa, Huamanga, Trujillo, Chachapoyas y otras ciudades (construyeron
el Convento de Ocopa, en Huancayo). Fue una de las órdenes que más trabajó
con misiones a las inhóspitas regiones de la selva.
Mercedarios[editar]
La Orden de la Merced llegó al Perú en 1533 y su centro de operación fue la
ciudad de Lima. Sin embargo el número de miembros de la orden no fue
significativo en comparación con el número de las otras órdenes religiosas. Su
carácter misionero hizo que la orden mercedaria llegara a las altas cumbres
cordilleranas en búsqueda de nativos americanos para evangelizar. Fueron
mercedarios Fray Martín de Murúa, cronista que se dedicó a la recopilación de
la historia del Tahuantinsuyo y autor de la crónica "Origen y Descendencia de
los Incas" y Fray Diego de Porres, misionero dedicado a la enseñanza de la fe
católica, apoyándose en instrumentos nativos como el quipu. Explotó bienes
inmuebles incursionando en las haciendas y otro tipo de negocios
(repartimientos, encomiendas). Logró controlar la Santa Inquisición desde
mediados del siglo XVIII.
Agustinos[editar]
La Orden de San Agustín llegó en 1551 y se instaló en Lima como la Provincia
Nuestra Señora de Gracia del Perú, y en varias partes del virreinato peruano,
principalmente en la Sierra, extendiéndose incluso hasta el Alto Perú. Tomaron
a su cargo el célebre santuario de Copacabana, a orillas del Lago Titicaca, a
partir del cual predicaron con gran eficacia la doctrina católica a las poblaciones
indígenas.
Jesuitas[editar]
La Compañía de Jesús vino al Perú en 1568, como una organización moderna
y poderosa, al servicio de la Contrarreforma, es decir, a la lucha contra
los protestantes europeos. Con ese antecedente, tuvo gran empuje en su labor
misional en el Perú, asumiendo con gran éxito la administración de haciendas y
fundando multitud de colegios (también incursionaron en el estudio del quechua
y del aimara). Con los años, esta labor adquirió gran prestigio e influencia en
los ámbitos políticos, culturales y económicos locales. Los jesuitas
fueron expulsados de España y de América por orden de Carlos III, en 1768,
preocupado por el poder que ejercían y las posiciones sobre las libertades
políticas que dejaban entrever. Esto constituyó un rudo golpe para la cultura y
economía del virreinato.
Estas cinco órdenes proporcionaron la mayor parte de religiosos que
asumieron la tarea evangelizadora en el virreinato del Perú. 12
Proceso de evangelización[editar]
La evangelización en el Virreinato del Perú empezó el mismo día en que los
españoles arribaron a estas tierras y emprendieron su empresa de conquista.
La labor evangelizadora se dio de manera paulatina a medida que llegaban las
órdenes religiosas, pero también con cierto desorden pues la dispersión de los
misioneros impedía una eficaz labor centralizada. Las primeras acciones
importantes de evangelización empezaron después del primer Concilio
Limense en 1551. La primera medida a tomar fue el bautizo de indígenas, que
en el acto debían abandonar las prácticas autóctonas y todas las formas que
iban contra las leyes eclesiásticas y contradecían los mandamientos católicos.

Santa Rosa de Lima.


En el segundo Concilio Limense (1567-1568) se retomó la idea de destruir
las huacas y de colocar en su lugar cruces o levantar una iglesia o ermita en
caso que la huaca haya sido un importante lugar de culto.
El Tercer Concilio Limense (1582-1583) marcó un cambio significativo en la
evangelización peruana. Lo nuevo fue en materia de textos y catecismos. Las
distintas órdenes debían utilizar los mismos materiales de enseñanza y
adoctrinamiento. Para ello se debía conocer a fondo la lengua quechua (y sus
variantes). Los jesuitas fueron los más entusiastas con esta nueva metodología
de evangelización debido a que el catecismo era una de sus principales
virtudes.
Los materiales visuales fueron especialmente importantes como métodos
persuasivos para lograr la conversión de los indígenas. 12 Dieron lugar, también,
a la creación de escuelas de artes en el virreinato, como la de Cuzco, que se
encargaron de decorar las iglesias, monasterios y conventos. 12 Gisbert señala
que el 70% de los artistas de la escuela cuzqueña eran nativos americanos.12
Sin embargo, a principios del siglo XVII los sacerdotes aún estaban destruyendo
reliquias incaicas, quemando momias del Incario y
descubriendo llamas destinadas a un sacrificio entre las andas de los santos.
Fue entonces que el intento de extirpación de idolatrías se hizo más riguroso:
los curas destruyeron todo objeto incaico considerado hereje, se obligó a
los nativos americanos a asistir a misa bajo pena de azote y a bautizar a sus
hijos con nombres cristianos y se persiguió a hechiceros y brujos.
Santidad en el Virreinato[editar]
La fe que profesaba la población dio como frutos que en el Perú hubiese la
mayor cantidad de santos y siervos de Dios que en todos los virreinatos
españoles. La mayoría apareció entre 1570 y 1660, muchos de ellos
coexistiendo en la sociedad limeña, tal como fue el caso de San Martín de
Porres, San Juan Masías, Santo Toribio de Mogrovejo, San Francisco
Solano y, muy especialmente, Isabel Flores de Oliva, virgen y mística que fue
canonizada con el nombre de Santa Rosa de Lima, patrona principal del Nuevo
Mundo (América), Filipinas e Indias Occidentales.
Factor activo en el acrecentamiento de la religiosidad virreinal fue el terremoto
del 31 de marzo de 1650 en el Cuzco, que dio lugar al culto del Señor de los
Temblores, y el del 20 de octubre de 1687, en Lima, que originó la festividad
del Señor de los Milagros.
La Inquisición en el Virreinato[editar]

Camino hacia la plaza mayor de Lima para la condena de la Inquisición.


En el Virreinato peruano el Tribunal de la Santa Inquisición se estableció
durante el gobierno del virrey Francisco Álvarez de Toledo, por real cédula de
25 de enero de 1569. Empezó a funcionar el año siguiente, en 1570. La
jurisdicción de la Inquisición limeña se extendía hasta las audiencias de
Charcas, Chile y Quito, que en ocasiones actuaban con gran autonomía,
después de que en 1610 se crease un nuevo distrito con sede en Cartagena.
En un comienzo, su acción se centró en la población blanca, quedando -por lo
tanto- excluidos de sus pesquisas los indígenas, que constituían la parte mayor
de la población. La misión primordial de la Inquisición era combatir
la herejía pero pronto sus atribuciones se ampliaron a la persecución de
la blasfemia, la bigamia o la hechicería. Así, desde el primer momento, los
procesos por herejía representaron en el tribunal limeño una pequeña parte del
total de causas. Dentro de los condenados por luteranismo fue significativo el
número de los extranjeros, incluyendo a algunos corsarios ingleses, entre ellos
un sobrino de Francis Drake, tres de los cuales acabaron en la hoguera. Pero
el mayor número de condenas a la última pena se dio entre los judaizantes, en
su mayor parte portugueses. Solo un natural de Lima fue condenado a la
hoguera: el bachiller Juan Bautista del Castillo, por proposiciones contra la fe.
El mayor número de causas -blasfemia y delitos relacionados con la
sexualidad- perseguía mantener el orden de valores y la moralidad
establecidos y se saldaban con la reconciliación y pequeñas penas espirituales.
A partir de 1620 la actuación del tribunal se redujo notablemente, con la
excepción del proceso a los judaizantes portugueses de 1639, once de los
cuales fueron quemados.
En el siglo XVIII tan solo se celebró un auto público de fe, en 1736, y en él se
dictó la última sentencia de muerte, recaída contra la judaizante María
Francisca Ana de Castro.
El último autillo de fe se celebró el 17 de julio de 1806. En los tiempos finales
se incorporaron a los tipos delictivos algún caso de pertenencia a
la francmasonería y lectura de libros prohibidos. En 1813, el Tribunal de la
Inquisición fue abolido por las Cortes de Cádiz y la sede limeña fue objeto de
saqueo. Todavía fue restablecido tras la llegada de Fernando VII al poder, pero
su existencia fue más que nada testimonial hasta su definitiva supresión en
1820.
Este rígido y severo tribunal, cuya jurisdicción se extendía a los territorios de
Perú, Bolivia, Chile, Uruguay, Paraguay y Argentina, envió a la hoguera en sus
más de doscientos años de existencia a treinta y dos personas, de las que
veintitrés lo fueron tras ser condenadas por judaizantes, seis como
herejes protestantes —todos ellos extranjeros—, dos por delito de
proposiciones y uno por alumbrado. Todos eran blancos y solo uno criollo.
Además, el tribunal sentenció a unas 1474 personas a penas diversas. 13

La educación en el virreinato[editar]
La educación virreinal estuvo sometida a los moldes europeos y se caracterizó
por el memorismo, la religiosidad, la rigurosidad y el clasicismo. En ella
influenció y desempeñó gran papel la Iglesia a través de sus órdenes
religiosas, destacando en esta labor los jesuitas. La implantación de la
educación siguió en orden inverso al de la educación actual, es decir, primero
se implantó la educación superior, después el grado intermedio y, por último, la
educación elemental.
Educación elemental o de primeras letras[editar]
La educación básica se dio a través de las escuelas conventuales, parroquiales
y las escuelas misionales. Allí se enseñaba a leer a los niños, escribir, cantar,
así como los preceptos básicos. Las mujeres estuvieron casi marginadas del
proceso educativo. También existían colegios menores que eran dirigidos a
párrocos e indígenas. Los objetivos eran enseñar a leer, escribir, además, a
catequizar.
Educación intermedia[editar]
La educación intermedia en el Virreinato del Perú se dio en los colegios
mayores y de caciques; estos asumían una mezcla de lo que hoy se conoce
como educación secundaria o intermedia. Los colegios mayores cumplían una
suerte de función auxiliar con determinadas universidades, como el caso de los
colegios San Felipe y San Martín, que servían de internado para los alumnos
de la Universidad de San Marcos.
Entre los principales colegios mayores se puede mencionar los siguientes:

 Colegio Máximo de San Pablo de Lima, de los jesuitas, en 1568.


 Colegio Real y Mayor de San Felipe y San Marcos , en 1575.
 Colegio Real de San Martín, en 1582.
 Centro de Estudios del Real Colegio Secular de los Agustinos de San
Ildelfonso, de la Orden de San Agustín, en 1608.
 Colegio San Buenaventura, en Cusco a cargo de los franciscanos,
en 1611.
 Colegio San Antonio Abad, de los jesuitas en Cusco, en 1619.
 El Colegio de Yungay, Ancash, fundado el 30 de noviembre de 1614,
gracias a la generosidad de doña Inés de Salas Viuda de López de Villoso,
quien donó testamentariamente sus haciendas "Santa Catalina" y
"Chorrillos" con el objeto de que sus rentas sirvan para la educación de los
niños y niñas de la Villa de Yungay. Esta institución educativa fue
regentada, en sus inicios, por los frailes dominicos.
 En 1619, los jesuitas establecieron el la ciudad del Cusco el colegio de
San Bernardo funcionando continuamente y en 1825, Simón Bolívar, a su
paso por la ciudad del Cusco, creó sobre su base el Colegio de "Ciencias y
Artes"; pero después del terremoto que asoló a la ciudad del Cusco, y luego
de la construcción del nuevo local terminó con el nombre de "Colegio
Nacional de Ciencias", que funciona hasta la actualidad. Acumulando un
total de 393 años de vida académica.
 Colegio de San Pedro de Nolasco, fundado en Lima, a cargo de los
mercedarios, cuyas instalaciones hasta hoy se conservan.
 El Colegio del Príncipe, creado por Real Cédula del Rey Carlos
III después de la expulsión de los jesuitas, era el antiguo Colegio de
Caciques para nativos americanos nobles, creado durante el gobierno del
Virrey Francisco de Borja y Aragón, Príncipe de Esquilache, en Lima. Su
equivalente cuzqueño fue el Colegio San Francisco de Borja, destinado a
los hijos de los caciques, los cuales recibían enseñanzas del castellano y
religión.
 Colegio La Victoria de Ayacucho en Huancavelica, fundado por los
jesuitas en 1709.
 Colegio de la Villa de Moquegua, fundado en 1711 por los jesuitas.
 Colegio de Ica, fundado en 1719 por los jesuitas.
 Colegio de San Carlos, fundado en 1770, siendo virrey Manuel de Amat
y Junyent, se creó en compensación de la expulsión de los jesuitas y
funcionó en lo que hoy es la Casona de San Marcos. Fue en este colegio
donde Don Toribio Rodríguez de Mendoza y Fray Diego Cisneros iniciaron
los movimientos de la reforma en la enseñanza.
 Colegio Santo Tomás en Lima, a cargo de los dominicos.
Los colegios de caciques como el Colegio San Francisco de Borja en el Cusco,
se implementaron, entre otros motivos, como parte de las medidas de
extirpación de idólatras, a fin de adoctrinar a caciques e hijos de caciques en la
doctrina católica, en la gramática castellana, en el latín, en los cánticos
religiosos, etc., y que ellos, a su vez influyan sobre las poblaciones indígenas
aún no asimilados al catolicismo. Fueron notables los colegios el príncipe de
Lima y San Borja del Cuzco.
Además de estos dos tipos de colegios, existieron en la colonia los seminarios,
que formaban a los futuros sacerdotes. Entre ellos se cuenta el de Santo
Toribio de Mogrovejo (Lima), San Antonio Abad (Cuzco), San Cristóbal
(Huamanga), San Jerónimo (Arequipa), San Marcelo y San Carlos (Trujillo).
Educación universitaria[editar]

Casona antigua de la Universidad Mayor de San Marcos, en Lima.

La enseñanza propiamente superior se brindaba en las universidades. La


enseñanza universitaria en el Perú se inauguró en 1551 con la fundación de
la Real y Pontificia Universidad Mayor de San Marcos  en Lima, por obra de
los dominicos, la fue la institución de educación superior más antigua del
continente americano y la primera universidad de América que fue oficial y
solemnemente constituida, es decir, con todas las formalidades reales y
canónicas exigidas en la época.
Otras importantes universidades fundadas en el virreinato fueron:

 Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en 1548


 Universidad Santo Tomás, en 1580.
 Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier de
Chuquisaca, actual Sucre, en 1624.
 Universidad de Córdoba, en 1613.
 Universidad de San Cristóbal, en Huamanga, actual Ayacucho, en 1677.
 Universidad de San Antonio Abad, en el Cuzco, en 1692.
 Universidad de San Agustín, en Arequipa, en 1714.
 Real Universidad de San Felipe, en Santiago de Chile, en 1738.
Contribuyeron a la educación, como a la difusión de la cultura en el virreinato
peruano, la instalación de la imprenta, en Lima, en 1581, a cargo de Antonio
Ricardo. En 1583, previas licencias respectivas, se publicó el primer libro,
Doctrina cristiana y catecismo para la instrucción de los nativos americanos,
escrito en tres idiomas: español, quechua y aimara (consagrado como el
primero de su género en América). Otras publicaciones aparecieron en 1594,
en tiempos del virrey García Hurtado de Mendoza, con motivo de la captura del
corsario Hawkins.
Los inicios fueron restringidos pues solo se podía imprimir con el permiso y
conocimiento de La Corona. Las obras trataban generalmente sobre temas
religiosos y gramática quechua. En el siglo XVII la imprenta aumenta su
producción y se imprimen libros de interés médico y crónicas históricas; pero
cobraría importancia años después con el ingreso del periodismo.

Portada del primer número del Mercurio Peruano.

El periodismo propiamente dicho, hace su aparición en la segunda mitad del


siglo XVII, con La Gaceta de Lima, que apareció en 1744, su finalidad
informativa fue de carácter local, sin proyecciones a mayor ámbito virreinal y
solo se publicó hasta 1777. Pero el primer diario, en toda su extensión de la
palabra, lo fundó un joven de veintiséis años llamado Jaime Bauzate y Meza
en 1790; se llamó El Diario de Lima, Erudito y Comercial, el cual insertaba en
sus páginas variadas noticias, informaciones y avisos (considerado la primera
publicación del continente). Al año siguiente, en 1791, se fundó el periódico
más importante en su jerarquía intelectual, cultural y patriótica, El Mercurio
Peruano, auspiciado por La Sociedad de Amantes del País y gran difusor de
la Ilustración. Le siguen El Peruano, El Satélite del Peruano, La Gaceta del
Gobierno de Lima, El Peruano Liberal, El Verdadero Peruano, El Argos
Constitucional, El Investigador; que fueron los periódicos que circularon casi al
terminar el siglo XVII y comienzos del siglo XVIII; todos ellos difundieron las
ideas liberales de la Ilustración, convirtiéndose en los voceros de la actividad
independiente.

Arte y cultura[editar]
El arte durante los primeros años virreinales fue exclusividad de los religiosos y
su uso tuvo un fin práctico, principalmente en el adoctrinamiento. La ciudad de
Lima jugó un rol preponderante en el desarrollo del arte en el virreinato del
Perú. Su rápido crecimiento urbano, la acumulación de riqueza por parte de los
encomenderos y la construcción de templos e iglesias fueron motivos para la
demanda de pinturas y esculturas de las principales ciudades de los reinos
españoles. Especial preferencia se tuvo por las obras provenientes
de Flandes e Italia, aunque las obras sevillanas y andaluzas tuvieron
igualmente gran demanda.
Lima, como centro político del más importante virreinato durante el siglo XVI,
fue plaza importante para destacados artistas que no dudaron en venir y
ofrecer su arte a la Iglesia. Destacan Angelino Medoro, Bernardo Bitti, Mateo
Pérez de Alesio, entre otros. Otro rasgo importante en la evolución de las artes
durante la colonia lo constituye la exquisitez de la arquitectura religiosa. Los
templos fueron encomendados a alarifes que dominaban las técnicas de la
edificación en piedra y barro, por lo que erigieron obras de buena factura, muy
superior a las realizadas en otras partes del continente.
En el interior del virreinato la situación no fue diferente. En Cuzco,
Arequipa, Cajamarca, Huamanga, Puno y Trujillo hubo una clara tendencia
hacia la búsqueda de lenguajes propios, basados en la utilización de elementos
locales. La utilización del sillar en Arequipa o la Piedra en el Cuzco es muestra
clara de la adaptación del arte europeo y su transformación para el uso local.
El barroco dominó casi por dos siglos las artes en el Perú e impuso su sello en
la pintura, escultura, arquitectura, música y literatura. El siglo XVIII se
caracterizó por la llegada de nuevas tendencias procedentes
de Francia, Austria y Alemania. Las artes ya no fueron exclusividad de los
religiosos, por el contrario, fueron los civiles y la corte los principales
compradores de estas tendencias. Uno de estos estilos fue el rococó.
Impulsado por los reyes borbónicos, este estilo manifiesta un gusto exquisito y
refinado, mostrándose principalmente en la pintura y la arquitectura. Destaca la
torre de la catedral de Santo Domingo, bello ejemplo de rococó en el Perú y
atribuida al diseño del mismo virrey Manuel Amat y Juniet.
Por otro lado, los indígenas fueron apropiándose poco a poco del lenguaje
artístico traído por los españoles. Otros, los más hábiles, lograron plasmar sus
creencias en pinturas representativas de la Sagrada Familia, superponiendo
para ello elementos andinos sobre figuras sagradas.
Pintura[editar]

La adoración de los  Reyes Magos, pintura anónima realizada entre 1740 y 1760, perteneciente a
la Escuela cusqueña de pintura. Es una representación mestiza de una célebre pintura de Rubens.

En la etapa inicial del virreinato la pintura recibió, aparte de la evidente


influencia española, una determinada influencia italiana, debido a la llegada de
muchos artistas de ese país al Perú. El primer italiano en llegar fue el
jesuita Bernardo Bitti, quien desde 1575, difundió su obra por todo el virreinato,
a pesar de que su taller se encontraba en Lima. Con la llegada de Bitti se
produce la época de mayor auge de la influencia del renacimiento italiano en el
virreinato. Junto al maestro jesuita Bernardo Bitti destacan, dentro de la
corriente italiana llegada al Perú, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro.
Los primeros síntomas de las nuevas corrientes naturalistas barrocas llegaron
al virreinato peruano con las pinturas encargadas en 1608 por el provincial de
la Orden de Santo Domingo a los sevillanos Miguel Güelles y Domingo Carro
para el convento de Nuestra Señora del Rosario o de Santo Domingo de Lima.
La serie, dedicada a la vida de santo Domingo de Guzmán, debía constar de
cuarenta y un lienzos de los que se conservan treinta y seis. Aunque
desiguales de factura, se advierte en ellos una combinación de idealismo
aún manierista e incipiente naturalismo muy característica de la pintura
sevillana del momento y que iba a serlo también de la pintura local del siglo
XVII.14 En este siglo la proliferación de aristas españoles propició la apertura de
varios talleres no solo en Lima, sino también en las principales ciudades del
virreinato peruano. Estos talleres tuvieron en Zurbarán (artista español, 1598-
1664) uno de sus principales referentes. Muchos de sus cuadros fueron
copiados o sirvieron de molde para nuevas producciones. De igual manera,
algunas de sus obras llegaron al Perú y fueron motivo de orgullo y satisfacción
para la orden religiosa que lo había encargado (En Lima algunas de sus obras
se pueden apreciar en la iglesia de la Buena Muerte).
En el siglo XVII, surgió una pintura mestiza, cuya máxima expresión sin duda
se dio en el Cuzco; convirtiéndose así en uno de los referentes pictóricos más
importantes del virreinato. La presencia de Bernardo Bitti (1583-1585 y 1596-
1598) en el Cuzco tuvo un gran impacto en la plástica cusqueña. Sin embargo,
a pesar de que el "movimiento italiano" fue base para muchas de las obras
producidas en esta ciudad, lo cierto es que se empezó a dejar elementos y a
incorporarse otros propios de la región. En otras palabras, se desarrolló con los
años una personalidad y lenguaje diferenciado que sin duda reflejan la
personalidad de los pintores (la gran mayoría andinos y mestizos) y también
cual era su base de inspiración (fue Rubens el artista predilecto por los talleres
cusqueños), dando así lugar al estilo denominado “Escuela cuzqueña de
pintura“; que se caracteriza por el colorido brillante y profusa riqueza de los
retratos y marcos. Sus principales representantes fueron: Diego Quispe Tito,
Basilio de Santa Cruz Pumacallao, Juan Espinoza de los Monteros, Marcos
Zapata, Basilio Pacheco; aunque la mayoría de los obras de esta escuela es de
artistas anónimos fueron los verdaderos impulsores de la corriente cusqueña
pues a su trabajo le añadieron los elementos propios de la cultura local.
Durante el siglo XVIII, Lima continuó produciendo pinturas barrocas de gran
influencia hispana. Sin embargo el arte ya no fue exclusividad de la iglesia. La
corte virreinal y la nobleza tuvieron acceso a la pintura a través de los retratos.
Estas pinturas eran más festivas y con un lenguaje pictórico mucho más
profuso que el del siglo anterior. Las pinturas de Cristóbal de Lozano
y Cristóbal de Aguilar son las más afamadas, pues retrataron a los virreyes
más importantes del siglo de las luces.
Arquitectura[editar]
Artículo principal: Arquitectura virreinal peruana

Los claustros fueron uno de los tipos de edificios más difundidos en el Virreinato del Perú como el
Claustro redondo de Santo Tomás en Lima.

La arquitectura virreinal alcanzó su máxima expresión en la edificación de


iglesias, claustros, casas y mansiones señoriales, y en menor medida
fortalezas y cuarteles. Su desarrollo fue incentivado fundamentalmente por la
actividad religiosa, la cual construyó catedrales, claustros y conventos urbanos
y rurales, dispersos por toda su geografía. La mayoría de las iglesias de fines
del siglo XVI poseían planta gótico-isabelina con nave alargada y separada por
presbiterio o capilla mayor por un gran arco denominado toral. Sin embargo,
son pocos los ejemplos de arquitectura del siglo XVI. Algunas casas-patio de
Lima y Cuzco, y ciertas iglesias en provincia son la única muestra de las
construcciones de aquella época. Del siglo XVI destacan la casa de Jerónimo
de Aliaga en Lima, La Merced en Ayacucho, la Iglesia de San Jerónimo en
Cuzco y la Asunción en Juli, Puno.
El siglo XVII estuvo marcado por la llegada del barroco. Este estilo llegó al Perú
en un momento de gran madurez artística de los alarifes afincados en el Perú.
La reinterpretación del estilo y su adaptación al medio local hicieron de la
arquitectura virreinal peruana una expresión nueva y original del barroco
americano. Mientras el barroco se afianzaba, en el Perú hubo un cambio en la
construcción y diseño de las naves. Las iglesias dejarían las plantas isabelinas
y se adaptaron a la cruz latina con bóveda de cañón y cúpulas en el crucero.
Son ejemplo del barroco San Francisco el viejo, iglesia de las Trinitarias, iglesia
de La Merced, la Portada del Perdón de la Catedral de Lima, Santo Domingo,
San Francisco, Santa Catalina en Cuzco, etc. A este estilo también pertenece
el Palacio de Torre Tagle. Otro estilo que tuvo mucha aceptación en el Perú
virreinal fue el churrigueresco, ejemplos de esto lo constituyen los templos
de San Agustín y San Marcelo en Lima así como los retablos en pan de oro de
muchas de las iglesias virreinales del Perú.

Patio del Palacio de Torre Tagle, una casona virreinal en la ciudad de Lima.

En la segunda mitad del siglo XVIII aparece el rococó por influencia francesa, en


el virreinato; dejando ejemplos de su estilo, la iglesia de las nazarenas y la
Quinta Presa en Lima; la Casa del Almirante en Cuzco, etc. Al final del
siglo XVIII surge el estilo arquitectónico neoclásico que tuvo su inspiración en
los moldes de la Grecia antigua y la roma imperial. Corresponde a este estilo
los retablos de la Catedral de Lima, la fachada de la iglesia de San Pedro, el
altar mayor de la iglesia de San Francisco, etc.
En las ciudades, la vivienda tuvo una fuerte influencia peninsular,
especialmente andaluza. Fueron casas de uno o dos pisos, con un zaguán en
el ingreso. Usualmente, este zaguán permanecía abierto todo el día pues a él
llegaban los vendedores ambulantes o las visitas. Un patio dominaba el ingreso
rodeado de los dormitorios y habitaciones principales. En el primer piso se
encontraba la sala que usualmente conectaba a un segundo patio y finalmente
a la cocina. Muchas casas en Lima tuvieron huertas en las que cultivaban
productos de pan llevar. Las casas de dos pisos tuvieron usualmente
un balcón cerrado por donde se podía observar la calle. En el siglo XVI y XVII
estos balcones poseían celosías, a fines del XVIII y principios del XIX se
construyeron bajo los cánones del neoclasicismo y del estilo imperio,
imponiéndose el uso de ventanas de guillotina, como se puede apreciar en
la Casa de Osambela en Lima. Los balcones de Lima le confirieron a esa
ciudad una personalidad propia, ya que en ninguna ciudad americana
existieron tantos balcones como en la capital del Virreinato del Perú.
Escultura[editar]
Artículo principal: Escultura en el Virreinato de Perú
La escultura, al igual que todas las artes, fue introducida al virreinato peruano
por la iglesia. La escultura virreinal produjo obras maestras, tanto por la
delicadeza y la minuciosidad en los detalles, como por la magnífica expresión
del conjunto. Se esculpieron, mayormente, imágenes religiosas, para
embellecer los altares, en los que predominaba el dorado y la policroma;
igualmente, otras estatuas de santos, como aquellas que adornan las fachadas
de los templos, a la vez de altares, púlpitos y confesionarios. En todos los
casos se empleó mayormente, la madera y excepcionalmente la piedra. La
presencia de maestros españoles durante el siglo XVI y principios del XVII
consolidó a Lima como importante fuente de producción escultórica.

Baltazar Gavilán. Cristo, siglo XVIII.

Entre los más importantes escultores del virreinato figuran Juan Martínez de


Arrona, excelente ebanista especializado en cajonería religiosa. Su obra más
importante es la Cajonería de la Catedral (1608) realizada bajo los cánones del
renacimiento pues debía armonizar con el estilo de Francisco
Becerra, alarife de la catedral. Otro importante escultor fue Pedro de Noguera,
autor de la Sillería de la Catedral (1632), acaso la obra escultórica más bella de
Lima construida en el siglo XVII. De los talleres del andaluz Juan Martínez
Montañés (1568-1649) destaca el retablo del Monasterio de la Concepción
(actualmente se encuentra en la Catedral de Lima). Este gran retablo describe
en sus relieves la vida San Juan Bautista y fue enviado, desde Sevilla, durante
quince años a la Ciudad de los Reyes (1607-1622). Otra obra importante es la
escultura de Melchor Caffa titulada "El tránsito de Santa Rosa" (1699). De
origen maltés, Caffa se educó en Roma, por lo que la obra en honor a la santa
peruana posee bastante parecido con la Santa Teresa de Jesús de Bernini.
En el siglo XVII, ocupa un lugar especial la obra del mestizo Baltazar Gavilán.
Con un manejo exquisito del barroco, sus obras imprimen un realismo sin
precedentes en la plástica peruana. Destacan La dolorosa realizada para el
convento de San Francisco y La Muerte, para la iglesia de San Agustín. De
1.95 m, esta escultura representa el fin de la vida (esqueleto con un arco y
flecha en la mano) y según una tradición de Ricardo Palma fue el mismo
Gavilán víctima de esta obra, pues, cuenta la leyenda, que tras una pesadilla el
autor se levantó y a media luz se encontró con la horrible figura de "La muerte",
muriendo de la impresión.
Literatura[editar]
Artículo principal: Literatura de la Colonia del Perú

Primera página de la Historia natural y moral de las Indias del padre jesuita José de Acosta.

Las primeras manifestaciones literarias del Perú virreinal recibieron marcada


influencia renacentista e italiana, expresada en los depurados
modelos grecolatinos en prosa y verso (gusto aristocrático). Luego, el
florecimiento de la literatura española entre los siglos XVI y XVII, el
llamado siglo de oro, sentaron su influencia sobre las letras peruanas, pero sus
características, al fusionarse con el espíritu del Perú virreinal, dieron resultados
que prestigian a la literatura mestiza.
Los principales representantes fueron:

 Inca Garcilaso de la Vega, autor de las célebres obras histórico-


literarias: Comentarios reales de los incas, La Florida del Inca e Historia
General del Perú.
 Juan de Espinosa Medrano, autor de Apologético en favor de Don Luis
de Góngora y La novena maravilla.
 Antonio de León Pinelo, autor de Paraíso en el Nuevo Mundo.
 Pedro Peralta y Barnuevo, escribió numerosas obras de las que se
destaca Lima Fundada.
 Amarilis, desconocida poeta huanuqueña, que escribiera Epístola a
Belardo (dirigida al dramaturgo español Lope de Vega)
 Diego de Hojeda, autor de La Cristiada.
 Juan del Valle y Caviedes, autor de Diente del Parnaso.
 Pedro de Oña, autor de Arauco Domado.
 Juan de Miramontes y Zuazola, autor de Armas Antárticas.
 Diego Dávalos Figueroa, autor de Miscelánea Austral.
 Otros destacables literatos coloniales fueron: Juan Dávalos de
Ribera, Toribio Rodríguez de Mendoza, José Eusebio de Llano
Zapata, Pablo de Olavide, Alonso Carrió de la Vandera y José Hipólito
Unanue.
Teatro[editar]
Las representaciones escénicas o teatrales surgieron a comienzos del
virreinato. Fueron los jesuitas, hacia el año de 1568, los primeros en inaugurar
representaciones al aire libre en la plazuela de San Pedro (Lima). Estas
funciones se hacían en las tardes; pero después, se programaron en horario
nocturno.
Es así que a inicios del virreinato, las primeras presentaciones teatrales se
daban en los atrios de las iglesias, con el público en la plaza frente del templo,
con el transcurso de los años, las presentaciones eran sobre tabloides de
madera ubicados en el centro de la plaza, finalmente, ya cuando el teatro entra
en apogeo, las presentaciones teatrales se daban en coliseos, como el
denominado coliseo de las comedias de Lima (las comedias gozaban de la
predilección del público antes que el drama). El teatro virreinal principalmente
en la ciudad de los Reyes (Lima) ya se había beneficiado con mejoras en
infraestructura hasta el siglo XVIII, desafortunadamente el terremoto de 1746
destruyó el Teatro principal de la ciudad, Inmediatamente fue reconstruido por
el dramaturgo e icono de la Ilustración y el pensamiento intelectual
rebelde, Pablo de Olavide, lo que originó un conflicto entre la iglesia y la
administración virreinal porque los principales templos de Lima demandaban
reparaciones, en ese sentido acusaban de gasto impío aquella reconstrucción
del teatro, como era lógico el limeño Pablo de Olavide fue señalado
responsable, entonces deshonrado Olavide viaja a España y es allí donde
reforma la escena teatral con su espíritu rebelde. El Teatro Principal de Lima,
hoy llamado Teatro Segura aún existe.
Además de Olavide, logró celebridad como dramaturgo el intelectual Pedro de
Peralta Barnueva, quien compuso obras que constituyen la representación
peruana en el teatro hispanoamericano, como el drama “triunfo de amor y
poder”, y la comedia “Afectos vencen fuerzas” Asimismo, se destaca el drama
incaico, compuesto en quechua, denominado Ollantay, aparecido en el siglo
XVIII, donde el párroco Pedro Valdés, quien recogió la leyenda incaica, y la
adoptó con mentalidad europea para su puesta en el teatro.
Se destacó en el siglo XVIII a una gran actriz, que se convirtió en un
antecedente de las grandes divas que proliferaron en el siguiente siglo: Micaela
Villegas y Hurtado (1748-1819), más conocida como La Perricholi, considerada
la reina de los escenarios limeños. Fue y sigue siendo fuente de inspiración
para una vasta producción intelectual que abarca géneros diversos de obras
poéticas, dramáticas, musicales, cinematográficas y de las artes plásticas.
Oratoria[editar]
Durante el virreinato, el ejercicio de la oratoria estuvo circunscrito a la oratoria
de carácter religioso y sacramental. En este aspecto destacaron los jesuitas por
sus sermones dominicales o en las grandes festividades también se cultivó
esta actividad en la enseñanza, especialmente en los colegios máximos y,
preferentemente, en la cátedra universitaria.
Medicina[editar]
El conocimiento médico durante el virreinato fue rudimentario y empírico. A
pesar de enseñarse en las universidades, la medicina se restringió a aminorar
las dolencias que no causaban muerte, como el caso de un resfrío o torceduras
de huesos. Cuando el enfermo se agravaba el médico ya no tenía mucho por
hacer pues no poseía la técnica ni los conocimientos necesarios para curar
enfermedades como el cáncer, hidropesía, apoplejía, "alfombrilla" o tercianas,
muy comunes y estudiadas durante el virreinato.
Fue común que los barberos, entre sus muchas actividades, se dedicaran a la
práctica empírica de la medicina. Los escritos indican que fueron especialistas
en sacar muelas y en preparar ungüentos y "parches" para los huesos. Barbero
y médico empírico fue San Martín de Porres antes de consagrarse hermano
lego dominico.

La capital virreinal[editar]

Plano de Lima en 1750, incluyendo las murallas construidas entre 1684 y 1687 por el virrey Melchor
de Navarra y Rocafull.
Por decisión de la Corona española, la ciudad de Lima, fundada originalmente
con el nombre de Ciudad de los Reyes, fue la capital y el centro político y
administrativo del Virreinato del Perú. Era la ciudad más rica y poderosa del
continente en los siglos XVII y XVIII. El comercio de la zona estaba
concentrado en el puerto del Callao al cual llegaban todos los navíos
provenientes de Panamá teniendo una suerte de monopolio en el comercio
regional, esto provocó el asedio de los corsarios, el más famoso de ellos fue
Francis Drake. Para evitar estas invasiones el virrey Melchor Navarra y
Rocafull, Duque de la Palata mandó a construir las célebres murallas limeñas.
La opulencia de Lima[editar]
La riqueza encontrada y extraída del territorio del antiguo Imperio inca, además
de los yacimientos minerales de Potosí y Charcas, dio la posibilidad de una
vida social intensa y llena de ostentosos dispendios [cita  requerida].
En Lima, la  tres veces coronada ciudad, se fue creando un boato, una
magnificencia, una opulencia y una vida cortesana de un nivel al que llegaban
escasas capitales europeas[cita  requerida].
La autoridad del virrey, como representante del rey era particularmente
importante, ya que este destino suponía un ascenso político y social y la
culminación de una carrera en la administración indiana.
Las llegadas a Lima de los nuevos virreyes eran especialmente fastuosas. Para
la ocasión, se adoquinaban las calles con barras de plata desde las puertas de
la ciudad capital hasta el Palacio del Virrey. A todo lo largo de esta misma vía,
se levantaban arcos al estilo del Imperio romano[cita  requerida], adornados con
pinturas y esculturas. Además, el virrey disponía para su persona de un cuerpo
de protección y escolta, la Compañía de Gentiles hombres, Lanzas y
Arcabuces.
Cuzco, postrera capital[editar]
Bajo el gobierno del último virrey José de la Serna la ciudad del Cuzco se
convirtió en la capital del Virreinato del Perú, estableciéndose allí el 31 de
diciembre de 1821, y trasladando la sede del gobierno virreinal al Cuzco el 30
de enero de 182215 hasta finalizar el dominio español en el año 1824 tras la
capitulación de sus ejércitos en la Batalla de Ayacucho y el traspaso de
poderes por el virrey interino y último representante de la Corona, Pío de
Tristán y Moscoso.

Véase también[editar]
 Historia del Perú
 Historia del Virreinato del Perú
 Lista de virreyes del Perú
 Platería en el Virreinato del Perú
 Quinto del Rey
 Capitanía General de Chile
 Expediciones españolas a Tahití
 Expediciones españolas a las islas Salomón y Vanuatu
Otros Virreinatos[editar]

 Virreinato de Nueva España


 Virreinato de la Nueva Granada
 Virreinato del Río de la Plata

Referencias[editar]
1. ↑ Saltar a:a b Rey de España desde 1516
2. ↑ Saltar a:a b Entre 1808 y 1813 ocupó el trono José I, impuesto por Napoleón. No fue
reconocido por parte de España ni por los territorios ultramarinos
3. ↑ Saltar a:a b Rey de España hasta 1833
4. ↑ Entre los años 1580 a 1640, Portugal compartió el mismo monarca que España
en una unión dinástica aeque principaliter bajo la Casa de Habsburgo siendo, por lo tanto
durante ese tiempo, parte de la inmensa Monarquía Hispánica. Brasil y todos los territorios
de ultramar portugueses en África y Asia también fueron incluidos a esta unión.
5. ↑ Sánchez Santiró, Ernest (2001). Finanzas y política en el mundo iberoamericano:
del antiguo régimen a las naciones independientes.
6. ↑ "El Imperio Hispánico en América" (Capítulo V), Clarence H. Haring. Ed. Solar /
Hachette (1966)
7. ↑ Tres Cuestiones Históricas sobre Pizarro. Tradiciones Peruanas, Ricardo Palma*.
8. ↑ Francisca Pìzarro/ una ilustre mestiza, María Rostworowski Tovar de Diez
Canseco. Lima, IEP.
9. ↑ Los hijos americanos de los Pizarros de la conquista, Cúneo-Vidal,R.
10. ↑ Biografía de Don Diego Benavides y de la Cueva. VIII Conde de Santistevan del
Puerto, Comendador de Monreal en la orden de Santiago Virrey del Perú en "Diccionario
histórico-biográfico del Perú" Tomo II pág. 28
11. ↑ Diccionario histórico-biográfico del Perú. Tomo segundo, formado y redactado por
Manuel de Mendiburu
12. ↑ Saltar a:a b c d Rosas, Fernando (2016). «El orden colonial». Breve Historia General
de los Peruanos. Ediciones El Lector S.R.L. p. 146-7.
13. ↑ Congreso de la República del Perú (ed.). «Museo del Congreso y de la
Inquisición». Consultado el 25 de agosto de 2012.
14. ↑ Halcón, Fátima, «El pintor Juan de Uceda: sus relaciones artísticas con
Lima», Laboratorio de Arte, 15 (2002) pp. 373-381.
15. ↑ Historia de España.Ramón Menéndez Pidal

Bibliografía[editar]
 Jorge Luis Valdez Morgan y Gonzalo Villamonte Duffo. Educared Perú.
El Virreinato del Perú.
 Clarence H. Haring. El Imperio Hispánico En América (I PARTE).
 Guevara Espinoza, Antonio. Historia del Perú. (T III).
 Castillo Morales, Juan. Historia del Perú. (T. III).
 Chaunu, Pierre. Historia de América Latina.
 Fisher, John. Gobierno y Sociedad en el Perú Colonial. Régimen de las
Intendencias.
 Levene, Ricardo. Historia de América.
 Marban Escobar, Edilberto. Historia de América.
 Ots capdequi, José María. El Estado Español en las Indias.
 Pastells, Pablo. Historia de la Compañía de Jesús. En la Provincia del
Paraguay (Argentina, Paraguay, Uruguay, Perú, Bolivia y Brasil).
 Roel Pineda, Virgilio. Esquema de la Evolución Económica.
 Roel Pineda, Virgilio. Historia Social y Económica de la Colonia.
 Sempat Assadourian, Carlos. El Sistema Económico Colonial. Regiones
y Espacios Económicos.
 Silva Santisteban, Fernando. Historia del Perú. (T. II).
 Vargas Ugarte, Rubén. Historia General del Perú. (Tomo III, IV, V).
 Zarate, Agustín. Historia de la Conquista del Perú.
 Vicens Vives, Jaime. Historia Social y Económica de España y América.
V

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