Noción de Cuerpo en Freud

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Topa, Ana Inés

Construcción de la noción de
cuerpo en Freud (1905-1914)

3er Congreso Internacional de


Investigación

15 al 17 de noviembre de 2011

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Cita sugerida
Topa, A. I. (2011) Construcción de la noción de cuerpo en Freud
(1905-1914) [En línea]. 3er Congreso Internacional de Investigación, 15 al
17 de noviembre de 2011, La Plata. Disponible en Memoria Académica:
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Ponencia 1

CONSTRUCCIÓN DE LA NOCIÓN DE CUERPO EN FREUD (1905-1914)

Ana Inés Topa.


[email protected]
Auxiliar de la cátedra de Teoría Psicoanalítica. Facultad de Psicología. UNLP.

RESUMEN
Este trabajo, realizado en el marco del programa de adscriptos y auxiliares de la
cátedra de teoría psicoanalítica, se propone rastrear las diversas concepciones de
cuerpo que aparecen en dos textos representantes de momentos específicos de la
obra freudiana: "Tres ensayos de teoría sexual" (1905) e "Introducción del narcisismo"
(1914). La pregunta que orientó este trabajo de investigación fue: ¿Es el cuerpo un
concepto en la obra freudiana?, que puede especificarse en las preguntas siguientes:
¿Qué cuerpo supone hablar de pulsión sexual? ¿Confluyen las diversas nociones de
cuerpo? ¿Cómo? ¿Se puede pensar en la supremacía de unas sobre las otras? ¿Qué
concepción de cuerpo subyace al autoerotismo? ¿Y qué concepción al narcisismo?
Con estas claves de lectura se realizó una revisión de los artículos mencionados en
pos de situar qué noción de cuerpo subyace a los mismos. La metodología elegida
para esta investigación fue la de la revisión bibliográfica a partir de una clave de
lectura. Dicha revisión es entendida como un rastreo histórico, pensando en una
historia regida por el nachträglich, donde un segundo momento de la lectura modifica
lo comprendido hasta entonces, y no una historia lineal donde lo antes dicho queda
sólo como registro.
La revisión realizada llevó a establecer que en 1905, la noción de cuerpo aparece en
referencia a las partes del cuerpo, contrastando esta parcialización del cuerpo con el
uso de la noción en singular, un cuerpo y con la idea del cuerpo como propio, como
un todo. Se suman a estos usos, el del cuerpo como bisexual y el del cuerpo ligado a
lo orgánico. En 1905 es el cuerpo en relación a la sexualidad el que se va
erogeneizando a través del recorrido que hace la pulsión parcial, deviniendo así un
cuerpo fragmentado tanto por las zonas erógenas como a partir de los objetos.
Agregándole, en 1915, a cada alteración de la erogeneidad en el interior de los
órganos, una alteración paralela de la investidura libidinal dentro del yo. A partir del
movimiento libidinal del narcisismo se constituye el cuerpo como uno, en el sentido
del cuerpo unificado de una imagen. Al cuerpo como lugares del mismo que responde
a la lógica pulsional de la satisfacción, se agrega el yo-cuerpo que se nombra como
uno y que responde a la lógica de la identificación.
Como conclusión inicial, encuentro que la noción de cuerpo no es unívoca, sino que
además es problemática en su designación, dado que conviven en ella varios
sentidos. La referencia de lo que denominamos “cuerpo” dependerá del registro desde
el cual estemos hablando, no siendo una categoría dada desde los orígenes de la vida
psíquica, sino una concepción a "construir", cuya dinámica no supone la superación
sino la articulación de diversas referencias y lógicas de funcionamiento que se
relacionan sin anularse o suprimirse en vías de una síntesis.

PALABRAS CLAVE: Psicoanálisis - cuerpo – narcisismo – zonas erógenas

I. Introducción.
En el marco de la adscripción a la cátedra de Teoría psicoanalítica, el tema que me
convoca a investigar es el del cuerpo, y cómo esta noción se va armando y delineando
en la obra freudiana.
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La pregunta con la que comencé es: ¿Es el cuerpo un concepto en la obra freudiana?
Un primer objetivo en la investigación fue rastrear en los artículos "Tres ensayos de
teoría sexual" (1905) e "Introducción del narcisismo" (1914), la noción de cuerpo que
subyace a los principales desarrollos teóricos de cada uno, para luego poder
especificar lo propio de cada momento en la teorización freudiana, así como
establecer relaciones conceptuales y puentes entre ambos.
La metodología elegida para esta investigación fue la de la revisión bibliográfica a
partir de una clave de lectura – en este caso la noción de cuerpo- . Dicha revisión es
entendida como un rastreo histórico, pensando en una historia regida por el
nachträglich, donde un segundo momento de la lectura modifica lo comprendido hasta
entonces, y no una historia lineal donde lo antes dicho queda sólo como registro.
Los resultados de este rastreo me confrontaron a diversas nominaciones del cuerpo:
cuerpo pulsional, cuerpo fálico, imagen del cuerpo, y me llevaron a plantear nuevas
preguntas: ¿Confluyen las diversas nociones de cuerpo? De ser así, ¿Cómo? ¿El
cuerpo de la imagen engloba al cuerpo de las sensaciones? ¿Se puede pensar en la
supremacía de uno sobre los otros? ¿Qué concepción de cuerpo subyace al
autoerotismo? ¿Y qué concepción al narcisismo? ¿Se pasa de uno al otro? ¿Cómo?
Expondré a continuación las diversas facetas que la noción de cuerpo toma en la
teorización freudiana de los Tres ensayos.

II. El cuerpo fragmentado, parcializado, los lugares del cuerpo.


La revisión bibliográfica de este artículo se organizó según las siguientes
preguntas: ¿Qué concepción de cuerpo subyace en este texto? ¿Qué cuerpo supone
hablar de pulsión sexual?
La noción de cuerpo aparece tanto en referencia a las partes del cuerpo, como a los
lugares del cuerpo. Asimismo, contrasta con esta parcialización del cuerpo, el uso de
la noción en singular, un cuerpo, la idea del cuerpo como propio, como un todo. Se
suman a estos usos, el del cuerpo como bisexual y el del cuerpo ligado a lo orgánico.
En lo que respecta al uso de la noción de cuerpo como partes del cuerpo, está en
estrecha relación con la sexualidad. En tanto cada parte del mismo se va
erogeneizando a través del recorrido que hace la pulsión parcial, deviniendo así un
cuerpo parcializado, un cuerpo fragmentado tanto por las zonas erógenas como a
partir de los objetos que ellas recortan en su transitar hacia la satisfacción (Freud,
1905: 137,138). Sólo en calidad de observador externo lo podríamos atribuir al mismo
cuerpo. ¿Entonces es Un cuerpo fragmentado o son pulsiones autárquicas que en su
lógica de funcionamiento recorren determinadas zonas sin referencia a una unidad
mayor que las englobe?
Freud nombra al cuerpo como lugares del mismo: "El desborde sexual hacia otros
lugares del cuerpo, con todas sus variaciones, no ofrece nada nuevo en principio;
nada agrega al conocimiento de la pulsión sexual, que en esto no hace sino proclamar
su propósito de apoderarse del objeto sexual en todas sus dimensiones" Freud, 1905:
139, el subrayado es nuestro)
Son las mucosas bucal y anal los lugares del cuerpo donde recae esta significatividad
en el sentido de sobrestimación sexual; conservando los genitales el lugar de
referencia en relación al resto de las partes del cuerpo. Se denomina
“traspasos anatómicos” (Freud, 1905: 137, n. 16), a esta transferencia de
significatividad que tiene por consecuencia elevar a condición de metas sexuales los
quehaceres relativos a estas partes: "En las transgresiones anatómicas se anuncia,
junto a la sobrestimación sexual, otro factor que es ajeno al conocimiento popular.
Ciertos lugares del cuerpo (…) elevan el reclamo de ser considerados y tratados ellos
mismos como genitales." (Freud, 1905: 1399.
Entonces, la significatividad de los lugares del cuerpo está en relación a su uso sexual.
Tanto los labios, la boca, el orificio anal, en el placer de ver y de exhibirse, el ojo, la
piel, como otros lugares del cuerpo reclaman ser considerados y tratados ellos
mismos como genitales, reclamo justificado por el desarrollo de la pulsión sexual.
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Estas zonas poseen un valor erógeno muy grande por su posición para proporcionar
un apuntalamiento de la sexualidad, siendo sectores de la piel o de mucosa en el que
estimulaciones de cierta clase provocan una sensación placentera de determinada
cualidad.
La propiedad erógena adhiere a ciertas partes del cuerpo con la condición de que
conlleven una cierta aptitud: la cualidad de estímulo, más importante en su
determinación que la complexión del cuerpo. La estimulación apropiada de la zona
erógena produce la satisfacción, esto crea una necesidad de repetirla. Tomando como
ejemplo al chupeteo, en tanto es el modelo de las exteriorizaciones de la sexualidad
infantil, y que refiere al “contacto de succión con la boca, repetido rítmicamente, que
no tiene por fin la nutrición. En él una parte de los propios labios, la lengua, un lugar de
la piel que esté al alcance, son tomados como objetos sobre el cual se ejecuta la
acción de mamar, no es raro que además se combine con el frotamiento de ciertos
lugares sensibles del cuerpo.” (Freud, 1905:163). A su vez, nos dice Freud, en esta
misma línea, el niño trata a los contenidos de los intestinos como parte de su propio
cuerpo.

III. El cuerpo como uno, como propio y como todo.


En este contexto, resulta llamativo que Freud nombre al cuerpo en singular, y con la
característica de “propio”. Significación que parece contraponerse a la idea del
cuerpo como partes, pero que no obstante siempre nombra como partes de UN
cuerpo. Un ejemplo de ello es cuando nombra las sensaciones que parten del objeto
sexual y abarcan todo el cuerpo. O que el carácter más llamativo de la práctica sexual
autoerótica es el hecho de que la pulsión no está dirigida a otra persona, sino que se
satisface en el cuerpo propio.
En la misma dirección, se encuentran referencias al cuerpo como forma y como un
todo en su relación con el arte y la sublimación, en tanto desviación del interés sexual
de la lógica de la pulsión parcial. El interés sexual es desviado (“sublimado”) en el
ámbito del arte, al apartar el interés de los genitales para dirigirlo a la forma del cuerpo
como un todo.
También denomina al cuerpo como un todo cuando nombra la “representación global
de la persona” (Freud, 1905: 202). Es en la latencia donde se forma la representación
global de la persona a quien pertenece el órgano que le dispensa satisfacción. A lo
largo de este período el niño aprende a amar a otras personas que remedian su
desvalimiento y satisfacen sus necesidades. Nos desplazamos de la lógica de la
pulsión a la lógica del amor. La pubertad aporta las condiciones corporales para que la
excitación anímica se abra paso de manera inequívoca hasta el sistema genital
(siendo muy importante la ternura que los padres volcaron sobre ese niño) y conduce
a este niño ya maduro, hasta la elección del objeto sexual. Retomaremos este punto
en el apartado siguiente.

IV. El cuerpo como bisexual y como sexuado.


Otra utilización que encontramos del “cuerpo” es en tanto bisexual. Es a través de la
investigación del objeto sexual de los invertidos que Freud define al objeto sexual con
los caracteres de ambos sexos, en tanto compromiso entre una moción que aspira al
hombre y otra que aspira a la mujer, esto es un espejamiento de la propia naturaleza
bisexual del cuerpo. Según Freud, es en la pubertad que se da la separación entre el
carácter masculino y femenino, entendido esto en tres direcciones:
- en el sentido de la actividad y pasividad (este es el que toma el psicoanálisis)
- en el sentido biológico que tiene en cuenta la presencia del semen o del óvulo y las
funciones que de estos se derivan.
-en el sentido sociológico, en relación a la observación de los individuos masculinos y
femeninos existentes en la realidad. Los roles y las formas que se han ido
concretizando a lo largo de la historia.

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Aquí Freud parece sintetizar los diferentes atravesamientos que sufre el cuerpo, para
devenir desde un cuerpo bisexual, a un cuerpo predominantemente femenino o
masculino, por lo menos en el primer y tercer sentido, es decir un cuerpo sexuado.
El recorrido por este texto como muestra del momento histórico dentro de la
conceptualización de Freud nos indica que el uso de la noción de cuerpo no es
unívoco, sino que además es problemático en su designación. Los diferentes usos
que se hacen parecen responder a diversas conceptualizaciones del mismo.
Encontramos que la noción de cuerpo como uno, todo y propio convive con aquella
que lo ubica como cuerpo sexuado. En esta línea continuaré con la revisión del
artículo “Introducción del Narcisismo” (1914), con la clave de lectura ya señalada:
¿Qué concepción de cuerpo subyace a este texto?, a la cual agrego la siguiente
pregunta: ¿Qué puentes teóricos, continuidades y discontinuidades se pueden
establecer con el texto “Tres ensayos de teoría sexual”? ¿Qué elementos nuevos se
introducen?

V. El cuerpo como uno, como propio y como objeto: el yo-cuerpo.


Freud comienza definiendo el término narcisismo tomando las palabras de Näcke:
“conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría
al cuerpo de un objeto sexual, vale decir: lo mira con complacencia sexual, lo acaricia,
lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena” (Freud,
1914:71)
Nuevamente es la idea de cuerpo como propio la que gana prevalencia, llevándonos a
la pregunta: ¿Es el cuerpo como propio lo que se empieza a constituir a partir del
narcisismo? En esta definición considera al cuerpo simultáneamente como singular,
como propio y como objeto sexual.
Más adelante en el texto definirá al Narcisismo como una “colocación de la libido,
dentro del desarrollo sexual regular del hombre”, en tanto “complemento libidinoso del
egoísmo” (Freud, 1914:72)
Es interesante señalar el desplazamiento que efectúa Freud en cuanto a este
concepto, cambiando el destinatario de la libido, del cuerpo al yo. Al definir el
narcisismo como: conducta resultante de la sustracción de libido del mundo exterior y
conducida al yo. Así, un nuevo elemento se introduce en este artículo: la posible
relación entre el cuerpo y el yo: ¿Qué relación mantiene el cuerpo con el yo? ¿Hay
una equivalencia yo-cuerpo? O ¿uno incluye al otro?
A los usos del término cuerpo que propuse para el texto anterior, le voy a sumar el yo-
cuerpo, referencia que predomina en este texto, emparentada con la idea de cuerpo
propio, pero que sostiene una particularidad. En este sentido podemos situar, que es
el yo, el destino del la libido sustraída de los objetos en la esquizofrenia. También nos
habla de esta equiparación el hecho de considerar a la enfermedad orgánica como un
camino para aproximarnos al conocimiento del narcisismo, en tanto su influencia
genera efectos sobre la distribución de la libido, “es sabido que la persona afligida por
un dolor orgánico y por sensaciones penosas resigna su interés por todas las cosas
del mundo exterior que no se relacionan con su sufrimiento” (Freud, 1914:79)
Una primera definición que nos da de erogenidad del cuerpo está en continuidad con
el texto anterior, la denomina como: “la actividad por medio de la cual un lugar del
cuerpo envía a la vida anímica estímulos de excitación sexual” (Freud, 1914: 81)
avanzando un paso más, según sus propias palabras, al considerar la erogenidad
“como una propiedad de todos los órganos”. Siendo paralela a cada alteración de la
erogenidad en el interior de los órganos, una alteración de la investidura libidinal
dentro del yo.
Insiste entonces nuestra pregunta ¿Qué relación mantiene el cuerpo con el yo?¿A qué
hace referencia con paralela, simultánea en el tiempo? ¿Son dos sistemas
interrelacionados?
En este sentido Freud dice que es necesario suponer que la unidad que implica el yo
no está desde el comienzo, sino que ha de ser desarrollada, pero ¿a partir de qué?
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“(…) un supuesto necesario es que no esté presente desde el comienzo en el individuo
una unidad comparable al yo, el yo tiene que ser desarrollado. Las pulsiones
autoeróticas son iniciales, primordiales, por tanto, algo tiene que agregarse al
autoerotismo, una nueva acción psíquica, para que el narcisismo se constituya”
(Freud, 1914:74). En este movimiento libidinal que es el narcisismo a partir del cual se
constituye, se instaura el yo, también lo hace el cuerpo (en el sentido del cuerpo
unificado de una imagen). El cuerpo como Uno no antecede sino que se constituye en
el narcisismo.

VI. Conclusión.
A partir de expuesto, encuentro que entre los dos textos no hay una continuidad lineal,
sino que Freud toma lo investigado en 1905 y le agrega conceptualizaciones que
complejizan la noción de cuerpo. Es a partir de la constitución del narcisismo y del yo,
que se puede fundamentar lo que implica que el cuerpo de las pulsiones se organice
como uno, aunque queda como pregunta por qué Freud lo refería así en relación a las
pulsiones. A partir de la constitución del narcisismo, y de la lectura libidinal que este
implica, es que el cuerpo queda entrelazado al yo. Al cuerpo como lugares del mismo
que responde a la lógica pulsional de la satisfacción, se le "agrega", el yo-cuerpo que
se nombra como uno y que responde a la lógica de la identificación, sin sumársele, en
el sentido de englobar o dominar. Es condición también del narcisismo el devenir de
una representación global de la persona y no antes del mismo. El concepto de libido,
presente en ambos textos, genera un puente entre ambos. En tanto, funciona como
hipótesis auxiliar en el primero de los textos y es el movimiento libidinal el que va a
conducir a incorporar al cuerpo en el registro del yo como objeto.
En relación a la designación del cuerpo como bisexual, implica considerarlo como uno,
pero esta unidad no refiere a una homogeneidad, ya que en el cuerpo conviven y lo
constituyen caracteres, sociales, biológicos y psíquicos de vertiente tanto masculinos
como femeninos, activos y pasivos. La noción de cuerpo la encontramos entonces
refiriendo a diferentes cuerpos.
A modo de conclusión me parece que lo que decanta de estas líneas es que el
sentido, la referencia de lo que denominamos cuerpo dependerá del registro desde el
cual estemos hablando, no siendo una categoría dada desde los orígenes de la vida
psíquica, sino una concepción a "construir", cuya dinámica no supone la superación
sino la suma de diversas referencias y lógicas de funcionamiento que se superponen
sin anularse o suprimirse en vías de una síntesis.
Queda pendiente extender esta búsqueda al texto "El yo y el ello" (1923) para
continuar delineando las configuraciones que va adquiriendo el cuerpo en la obra
freudiana.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Freud, S. (1905). “Tres ensayos de teoría sexual”. En Obras completas, Tomo VII.
Buenos Aires: Amorrortu editores, 1984.
Freud, S. (1914). “Introducción del narcisismo”. En Obras Completas, Tomo XIV.
Buenos Aires: Amorrortu editores, 1984.

Ponencia 2.

EL CONCEPTO FREUDIANO DE PULSIÓN EN 1915:


REPRESENTANTE, AGENCIA REPRESENTANTE, AGENCIA REPRESENTANTE-
REPRESENTACIÓN, MONTO DE AFECTO

Daiana Fernández Pineda


Cátedra de Teoría psicoanalítica. Facultad de Psicología. Universidad Nacional de La
Plata.
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