El documento discute la participación de los laicos en la Iglesia y en la Congregación de Jesús y María. Señala que a pesar de avances, los laicos a menudo siguen teniendo un papel secundario. Propone un camino de "sinodalidad", caminando juntos como hermanos laicos e incorporados para lograr una mayor comunión e involucrar a los laicos en la misión y gobierno de la Iglesia y Congregación.
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El documento discute la participación de los laicos en la Iglesia y en la Congregación de Jesús y María. Señala que a pesar de avances, los laicos a menudo siguen teniendo un papel secundario. Propone un camino de "sinodalidad", caminando juntos como hermanos laicos e incorporados para lograr una mayor comunión e involucrar a los laicos en la misión y gobierno de la Iglesia y Congregación.
Descripción original:
No
Título original
Los laicos em la Iglesia y em la Congregación de Jesús y María
El documento discute la participación de los laicos en la Iglesia y en la Congregación de Jesús y María. Señala que a pesar de avances, los laicos a menudo siguen teniendo un papel secundario. Propone un camino de "sinodalidad", caminando juntos como hermanos laicos e incorporados para lograr una mayor comunión e involucrar a los laicos en la misión y gobierno de la Iglesia y Congregación.
El documento discute la participación de los laicos en la Iglesia y en la Congregación de Jesús y María. Señala que a pesar de avances, los laicos a menudo siguen teniendo un papel secundario. Propone un camino de "sinodalidad", caminando juntos como hermanos laicos e incorporados para lograr una mayor comunión e involucrar a los laicos en la misión y gobierno de la Iglesia y Congregación.
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Los laicos en la Iglesia y en la Congregación de Jesús y María
Pe. Santino Sacramento Vitola, cjm
Sept. 4 de 2021
1. Situación (contexto, estado del arte...)
El siglo pasado, a partir de publicaciones teológicas, orientaciones
del magisterio y experiencias eclesiales misioneras lideradas por personas no ordenadas se sintió un aire nuevo que hizo surgir expectativas optimistas sobre el presente y el futuro de los laicos en la Iglesia. No obstante, eso fue fuego breve que en cuestión de instantes se volvió humo y ceniza.
Infelizmente hoy en muchos contextos eclesiales los laicos siguen
siendo prácticamente lo que siempre han sido: jugadores emergentes de un juego donde la mayor parte son sólo espectadores; operarios de mano de obra pesada dentro de un tren dirigido por unos pocos selectos; sacristanes eternos que se quedaron con las ganas de recibir un día la ordenación; hombres y mujeres sin nombre, sin rostro, sin protagonismo, sin poder, sin voto, sin mitra, sin casulla y sin estola.
Las razones son casi las mismas: (de mao dupla)
1. Tímidos intereses de una institución eclesial que no abre del
todo la puerta a una participación total y real de los laicos en los diferentes contextos eclesiales y comunitarios. 2. Tímidos intentos de unos laicos que acreditan que no pueden, no deben, no saben, no están autorizados. Ven la puerta cerrada pero no la tocan; ven las necesidades pero no se comprometen, ven su equipo perdiendo cinco a cero y siguen sentados tranquilamente en el banco. 2. Algunas experiencias de participación laical
a. En algunos lugares, ante la escasez de ministros ordenados y frente
a la necesidad de continuar acompañando espiritualmente a las comunidades eclesiales se abre la necesidad de reconocer para los laicos la posibilidad de ejercer ministerios laicales dentro de la Iglesia. Los laicos ayudarían de manera efectiva en la misión de la Iglesia a través del ejercicio de ministerios instituidos, reconocidos y espontáneos.
b. En otros ambientes se entiende que el lugar del laico no es sólo la
sacristía de las parroquias. El laico no precisa ser padre o monja. El servicio litúrgico, temporario y delegado durante las celebraciones no es lo único que la Iglesia puede ofrecer a los laicos. Ellos son cristianos, hombres y mujeres de Iglesia llamados a impregnar de Cristo el mundo donde viven, trabajan y se divierten. El laico tiene que salir y ofrecer al mundo lo que él tiene y lo que él es. El laico es luz del mundo, fermento que transforma la masa, sal que da sabor y marca la diferencia. Necesitamos políticos cristianos, médicos cristianos, ingenieros cristianos, profesores cristianos, comunicadores, profesionales misioneros cristificando el mundo...
c. El laico siempre existe en un contexto particular, en una iglesia, en
una comunidad. En este sentido, la experiencia de los laicos siempre está encarnada de manera concreta en un espacio geográfico, temporal, social, cultural. No es lo mismo ser laico en Brasil que ser laico en Japón. Existen situaciones mediadas por el contexto que ayudan a configurar algunas diferencias que deben ser tenidas en cuenta. ( Por ejemplo em nuestra Congregación esparcida por el mundo podemos percibir la diversidad de experiencias con los asociados). Podemos ver como en muchos lugares los laicos participan y se comprometen a través de pequeñas comunidades, círculos bíblicos, movimientos eclesiales... 3. “Definición del laico” (aproximación, descripción tipológica)
Históricamente se definió al laico de una manera negativa; es decir, se
decía quién era el laico precisamente por lo que no era: no era cura, no era monje, no era religiosa, no era obispo, no era diacono... en fin, laico era la porción del pueblo de Dios que quedaba sin nada cuando se repartían todos los ministerios, los servicios y las funciones dentro de la comunidad eclesial. Vaticano segundo no ofrece una definición del laico pero sí da una descripción tipológica presentándolos como cristianos que dentro del pueblo de Dios ejercen a su manera la función real, sacerdotal y profética de Cristo en la Iglesia y em el mundo (Lg. 31). En este sentido, el laico es un Cristiano seguidor de Cristo, que vive, celebra y testimonia su fe en, desde y con la Iglesia en un mundo donde está llamado a ser testigo de Jesucristo.
4. Los eudistas
Desde Juan Eudes los laicos participan de la vida, de la espiritualidad y de
la misión de la Congregación. Las experiencias son diversas porque los contextos son diferentes. Algunas más exitosas que otras. Sin embargo, todas estas experiencias tienen en común el deseo de integrar a hombres y mujeres no ordenados ni incorporados a la vida y misión de la Congregación de Jesús y María. Como elemento para reflexionar está la sensación incómoda y muchas veces secreta de que a pesar de los avances no existe todavía una total inserción de los laicos en algunas esferas eclesiales eudistas hasta ahora reservadas para los presbíteros e incorporados. (gobierno, celebraciones, misiones...) Cuando trabajé en República Dominicana viajé varias veces a Haití y me grabé un dicho que ellos utilizan mucho: “Es difícil lavar el caldero cuando no comemos la comida”. Acercando este dicho a nuestro tema podríamos decir que es difícil comprometerse con la obra y la misión si no tenemos participación para decidirla, organizarla, planearla. 5. Propuesta de Sinodalidad (sin: con; odo: camino. Caminar juntos)
Acredito que Podríamos aprovechar la invitación que el papa Francisco
hace para iniciar un camino de sinodalidad para motivar umandoble apertura (incorporados y asociados que muchas veces es repetición del binomio eclesial ordenados y laicos) y trabajar por lograr una comunión real. No podemos dejar de insistir en la necesidad de ir más allá de la dicotomía entre laicos y clérigos y comenzar a hablar de familia, de hermanos, de eudistas que comparten la vida fraterna, la misión los proyectos comunes, las experiencias y hasta los sueños. Es necesario caminar juntos, vivir la comunión eclesial en la vida real: Somos Iglesia, pertenecemos a ella. Somos Congregación y pertenecemos a ella Somos comunidad y pertenecemos a ella. Pertenecer es ser y hacer. Ser miembro activo. Asumir. Cargar la realidad y encargarse de ella. Esto exige: planear, trabajar, evaluar, celebrar, sufrir, reír, responder juntos; siempre juntos. Hoy nadie acredita en el Todos ustedes tenemos un problema. El problema es de todos y todo lo que tenga que ver con ese problema nos involucra a todos. Ser IGLESIA En ESTE TIEMPO PIDE Caminar juntos; ser eudista hoy pide comprometernos juntos de una manera audaz en la búsqueda de los mejores caminos para contribuir con la misión de la Iglesia que fue, es y será siempre impregnar de cristo el mundo donde nos tocó vivir.