Motivación en El Servicio A Dios

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MOTIVACIÓN EN EL SERVICIO A DIOS

Introducción.
Uno de los temas que ha inquietado a los estudiosos del comportamiento y también
a los empleadores es el de la motivación. Qué hacer para lograr que los empleados
cumplan con sus labores, lleguen puntuales, estén de buen ánimo y atiendan bien a los
clientes en su centro de trabajo.
En el tema de la motivación es conocida la teoría del palo y la zanahoria. Habla de
un granjero que llevaba zanahorias a la ciudad en un burro. Y para hacerlo caminar le daba
golpes con un palo. Pero se dio cuenta que no era lo mejor u poco más y lo rompe las
costillas al burro. Entonces optó por darle zanahorias y la verdad que funcionó. Pero luego
se dio cuenta que si seguía dándole zanahorias muy pronto se acabarían sólo en el burro y
no tenía para vender. Así que tuvo otra idea: amarró el palo en el lomo del burro y en la
punta puso una zanahoria cerca del hocico del burro, pero no tanto como para que lo
coma. De allí nace la teoría de la zanahoria y el palo. Y eso se viene usando por mucho
tiempo. Más que todo en el ámbito del trabajo te ofrecen palo o zanahoria. Si no cumples
con tus deberes te descuento o te echo del trabajo. Pero si trabajas bien te pago un buen
sueldo. La realidad es que a largo plazo no funciona. Es sólo un incentivo temporal.

I. La motivación en ámbito no cristiano.


A. Condiciones externas para la satisfacción.
Lo que se ha visto desde tiempos muy antiguos ha sido el del castigo y la
recompensa. Los esclavos tenían que cumplir con sus labores y si no lo hacían
simplemente recibían castigo por parte de sus amos. Los jornaleros para hacer su trabajo
recibían un salario.
Con la revolución industrial y la aparición de las fábricas lo que se buscaba es como
mejorar el rendimiento de los trabajadores, de tal forma que los objetivos se logren de la
mejor manera y en el menor tiempo posible y como recompensa de esto se les aumentaba
el salario.
Por un tiempo parecía que las cosas daban resultado, pero luego las cosas seguían
igual, dando a entender que el dinero no es suficiente para motivar a la gente a trabajar.
Hoy en día se dan bonos, seguros, incentivos, agua caliente, etc.
Hoy en día las instituciones estatales y también las particulares, tienen personal con
un sueldo seguro, con incentivos, que igual faltan, hacen mal su trabajo o están
insatisfechos.
En la vida cotidiana mover a las personas a la acción mediante recompensas no es
suficiente. Es un gran error por ejemplo en los hogares enseñar a los hijos a lavar la ropa,
hacer limpieza de la casa, a portarse bien a cambio de propinas o ciertos regalos. Porque
el niño crece y un sol no es suficiente para que haga las cosas. Pronto quiere un celular y
luego un iphone. Después un carro o una casa.
B. Factores intrínsecos para la motivación.
1. La autonomía. La persona quiere por naturaleza dirigir su propia vida,
hacerse cargo de su destino. Claro que cada persona es distinta en su
personalidad y preferencias. Unos se sienten ellos mismos en sociedad,
en un grupo de trabajo. Otros prefieren la soledad y otros viajar. Pero en
todo, la persona se siente bien en algo que eligió hacer, no que se siente
presionado hacer ya sea por el palo o la zanahoria.
2. La maestría. La persona quiere maximizar su potencial, desarrollar
plenamente su vocación. Los grandes regalos que el hombre a regalado a
la humanidad generalmente ha venido de personas que perfeccionaron de
una manera natural, no forzada su talento. Por ejemplo: Mozart,
Beethoven, Edison. No trabajaron por un sueldo, más bien trataron de dar
lo mejor de sí.
3. El propósito. La persona quiere contribuir a algo significativo en la vida.
Lograr algo que no se compra don dinero. Las personas están más
motivadas cuando hacen algo en beneficio de la humanidad. Esas causas
son un motor que conlleva hasta sufrir maltratos y perder la vida. Por
ejemplo: Luther King, y su lucha contra la segregación racial.

I. La motivación en la vida cristiana.


En la vida cristiana hay elementos obvios de la vida cotidiana que forman
parte de nuestra vida. Igual buscamos un trabajo para tener un ingreso
económico, igual tienes que ir a trabajar si no te descuentan. Incluso la Biblia en
el A.T. habla de premios y castigos para modelar la conducta del pueblo de
Israel. Si obedecían la ley recibían bendición y si desobedecían recibían
maldición.
Pero en el N.T. el tema de seguir y servir a Dios va más allá de los castigos y
recompensas. No que ya no haya: el infierno es real y el cielo también. Pero lo
que hace la diferencia es la gracia de Dios. Nuestro trabajo y fidelidad no es la
cuota para recibir el cielo, pues somos salvos por la fe.
De allí que obedecer y servir a Dios para ganarse el cielo es algo
contradictorio a la fe cristiana.
Lo que vamos a ver es: qué es lo que nos mueve y debe movernos en
nuestro servicio a Dios.
A. La experiencia con Dios.
1. Dios me mostró su amor cuando era un pecador. Más Dios muestra su
amor para con nosotros en que siendo pecadores Cristo murió por
nosotros. (Romanos 5:8)
Esto es la diferencia fundamental en lo que nos mueve a servir a Dios. No
obedecemos para ser amados, no servimos para ser amados. Dios ya nos
amó cuando éramos pecadores y ni le servíamos en nada. Juan dice que
amamos a Dios porque Él nos amó primero.
2. Dios me derramó su amor en mí por medio de su Espíritu.
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
que nos fue dado.
La Biblia no sólo nos dice que Dios nos amó, sino que derramó de su
amor en nuestro corazón. El amor que Dios demanda de sus hijos es el
armo que ha derramado en nuestros corazones.
3. Mi respuesta al amor de Dios es mi entrega total.
Os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestro cuerpo en
sacrificio vivo, santo y agradable que es vuestro culto raciona.
Pablo luego de explicar todo lo que Dios hizo por nosotros, toda su
misericordia y sus planes inescrutables pasa a lo práctico y dice: puesto
que hemos recibido su misericordia, ahora nuestra respuesta es la de una
consagración completa.
B. Convicciones bíblicas.
El hecho de haber recibido el amor de Dios, no hace automáticamente que
ame a Dios y le sirva como un robot programado. Es necesario la
transformación de mi mente y mi voluntad. Y acá entra el tema de las
convicciones.
1. Jesús es el Señor. Él envió a sus discípulos sobre la base que toda
potestad le fue dada.
La gran misión que Jesús comisionó a sus discípulos se basa en la
autoridad que recibió del Padre: toda potestad en el cielo y en la tierra.
Esto es algo que nos falta entender. Mucho nos centramos en el amor y la
misericordia recibida. Pero lo que debemos tener en claro es: Jesús es
Señor y como tal merece nuestro servicio.
2. Jesús el Salvador: Jesús envió a sus discípulos en la forma que el padre
le envió.
Jesús dice: como el Padre me envió, así les envío a ustedes.
a. El Padre envió a Jesús porque amó al mundo. Jesús nos envía al
mundo porque él ama a la gente y no quiere que nadie se pierda.
b. El Padre envió a Jesús en la condición de hombre, renunciando a sus
privilegios divinos. Para servir a Dios es necesario negarnos a
nosotros mismos y aceptar su voluntad.
3. El retorno de Jesús por segunda vez: seremos juzgados por nuestra
responsabilidad.
Jesús en sus enseñanzas sobre el reino enfatiza la responsabilidad en el
servicio. Tal como la parábola de los talentos y el juicio de las naciones.
C. El propósito de Dios al salvarnos:
1. Para la gloria de su nombre.
Ante todo, Pablo dice que las bendiciones que hemos recibido en Cristo
Jesús es para gloria de Dios.
2. Para buenas obras.
Pablo dice que somos hechos hijos de Dios para buenas obras. Sin duda
que Dios como Todopoderoso no necesita de nosotros, pero nuestro
propósito no se completa mientras le sirvamos a Él de corazón.
También Dios puede enviar a sus ángeles y servir a los más necesitados,
también con su poder hacer que todos se conviertan a Él. Sin embargo
decidió darle este trabajo al hombre, decidió usar vasijas de barro para
mostrar las excelencias de su poder.

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