El Mas Alla en La Narrativa Oral Quechua
El Mas Alla en La Narrativa Oral Quechua
El Mas Alla en La Narrativa Oral Quechua
Martin Lienhard
Universidad de Zurich
1 “Das Unheimliche sei [ist] jene Art des Schreckhaften, welche auf das Altbekannte,
Längstvertraute zurückgeht”.
166 Martin Lienhard
(en el área chanka) o apu (en el área cusqueña) y sus familiares. Dotados
de gran poder, los wamani o apu son espíritus de los cerros y dueños de
inmensos rebaños de ganado.
A diferencia de los fantasmas de la narrativa occidental moderna, los
seres fantásticos de la tradición oral quechua se manifiestan por lo general
bajo la forma de seres humanos vivos. Las almas aparecen a menudo
en tanto participantes de procesiones espectrales nocturnas. A veces
se mantienen invisibles, pero dialogan y actúan como seres humanos.
En el cuento IX de la colección de Ramos Mendoza, por ejemplo, unos
pastores pueden escuchar la conversación de dos almas invisibles que
siguen ejerciendo, en el “más allá”, su oficio habitual: el transporte de
cartas. Una de esas almas, al perder una de sus ojotas o sandalias (siquy),
se queja amargamente. Al amanecer, uno de los pastores, encontrándo-
la sobre unas espinas, la coloca en una cruz que queda cerca. La noche
siguiente, el alma busca su ojota y la encuentra. En el cuento X, dos mu-
chachos huérfanos de madre se reúnen por la noche con el alma de su
madre difunta. Quejándose de los malos tratos que sufren de parte de
su padre, le solicitan su ayuda. El alma les contesta: “Ñuqa manam runapa
purinantachu purini, ñuqaqa karumantam qawachkaykichik” (“Yo no camino
por camino de hombres, yo los estoy observando a ustedes desde lejos”).
Al reiterar los muchachos su pedido, el alma por fin acepta satisfacerlos
y mata, a distancia y con la ayuda de la nueva esposa de su marido, al
padre de sus hijos. En estos cuentos, los espacios respectivos de los vivos
y de los muertos aparecen como claramente distintos, pero la línea de
demarcación que los separa no impide del todo la comunicación entre
unos y otros.
Los condenados aparecen casi siempre bajo la apariencia de cami-
nantes solitarios.3 Por lo general, no se acercan a los hombres vivos sino
cuando estos los invitan a hacerles compañía o a pasar la noche en su casa.
Cuando esto sucede, se tornan extremadamente peligrosos y cometen
actos de canibalismo (Gow, 1976: 54-55). José María Arguedas, editor de
una serie de cuentos quechuas de condenados, resume así su drama:
En las últimas páginas del ensayo que comenté al comienzo de esta ex-
posición, Freud se refiere a las literaturas que tematizan la experiencia
10 Freud escribe Dichtung, palabra que en alemán tiene un sentido más amplio
del siglo xix, la misma que estudiaría, varias décadas después, Tzvetan
Todorov (1970) en su libro clásico sobre lo fantástico.
Si partimos de los planteamientos de Freud, los cuentos quechuas que
estamos comentando son, aparentemente, de tipo “realista”. El mundo
que representan es la “realidad común” del campesinado andino. En esa
realidad, la aparición, bajo forma antropomorfa, de almas de difuntos
o de espíritus de la naturaleza constituye una intrusión inquietante. El
encuentro con un wamani o el alma de un difunto es una experiencia
peligrosa y potencialmente mortal.
¿En qué medida estos cuentos quechuas pueden ser comparados con
la narrativa fantástica de tipo occidental? Para Todorov, “lo fantástico
es la vacilación experimentada por un ser que no conoce sino las leyes
naturales ante un acontecimiento de apariencia sobrenatural” (1970:
29).11 Esta definición no cuaja, obviamente, con la narrativa fantástica
quechua. A diferencia de los fantasmas de la literatura fantástica clási-
ca, “imágenes vanas” generadas por el delirio u otra causa semejante, los
seres fantásticos que irrumpen en la “realidad común” de los campesi-
nos andinos se presentan como “reales”. Por eso mismo, el conflicto entre
los seres fantásticos y los personajes humanos que constituye, en ambos
tipos de narrativa, el núcleo central del argumento, no se desarrolla de
la misma manera ni en los mismos escenarios. En la narrativa fantástica
clásica, el escenario es la mente del protagonista, mientras que en los
cuentos quechuas, los contrincantes se enfrentan en campo llano. En
los cuentos andinos se asiste al triunfo de uno de los adversarios, al-
canzado gracias a la movilización de todo tipo de poderes mágicos,
mientras que en la narrativa fantástica occidental, nadie suele ganar la
partida. En los relatos quechuas, la intervención de diferentes poderes
mágicos muestra que esta narrativa, pese a su opción realista, no ha roto
del todo con los universos premodernos —“animistas”, diría Freud— de
los cuentos de hadas.
11 “Le fantastique, c’est l’hésitation éprouvée par un être qui ne connaît que les lois
sommes parvenus”.
Ñuqa manam runapa purinantachu purini 179
Bibliografía citada