Sincope 2
Sincope 2
Sincope 2
SINCOPE 2021
UNIVERSIDAD ODONTOLOGICA DOMINICANA
PARTICIPANTES:
FACILITADORA:
ASIGNATURA:
Emergencias Odontologicas
Trabajo:
Sincope
TABLA DE CONTENIDO
1. SINCOPE
▪ Definición de fisiopatogenia.
▪ Clasificación general: vaso motor cardiaco y cerebral.
▪ Reconocer el cuadro clínico típico de cada una.
▪ Frecuencia.
▪ Tipos más frecuentes en el gabinete odontológico
▪ Tratamiento general y específico.
▪ Medidas de urgencia en el gabinete odontológico.
▪ Medidas preventivas.
INTRODUCCION
La presente investigación se refiere a una de las posibles enfermedades que nos pueden presentar en
nuestro consultorio.
El cuál es la sincope este se puede definir como una perdida súbita y breve de la conciencia con ausencia
de tono postural seguida de una recuperación espontanea, cuando el paciente presenta ataque de esta
enfermedad, este puede quedar inmóvil, flácido y en general tiene los miembros fríos, el pulso débil y la
respiración súper facial, este tipo de enfermedad puede ocasionar convulsiones.
El síncope es típicamente un cuadro de difícil valoración por la limitada capacidad del paciente y, en
ocasiones, también de sus acompañantes para describir las circunstancias exactas en que se ha producido
y, a través de ellas, detalles importantes en cuanto a su posible causa. Asimismo, las causas varían desde
algunas banales hasta otras que pueden resultar letales, lo que hace que su correcto enfoque sea clave
para el pronóstico del paciente.
Podremos adquirir los diferentes causantes de este cuadro, los síntomas, las normas a seguir para tener
una pronta recuperación, los más frecuentes en el gabinete odontológico y de manera general.
Es importante destacar que otras condiciones, por ejemplo: epilepsia, traumatismos encéfalo-craneanos,
trastornos metabólicos e intoxicaciones pueden también causar pérdidas de conocimiento de breve
duración, a pesar de esto no se denominan como síncope.
SINCOPE
El síncope es una pérdida súbita y breve de la conciencia con ausencia de tono postural seguida de
recuperación espontánea. El paciente queda inmóvil y flácido y en general tiene los miembros fríos, el
pulso débil y la respiración superficial. A veces se producen breves sacudidas musculares involuntarias,
que se asemejan a una convulsión.
Las convulsiones pueden ocasionar pérdida súbita de la conciencia, pero no son un síncope. No obstante,
debe sospecharse el diagnóstico de convulsiones en pacientes con un aparente síncope cuando los
antecedentes son poco claros o no están disponibles. Asimismo, las convulsiones no siempre son tónico-
clónicas y el síncope verdadero a veces se asocia con una convulsión breve (< 5 s).
El diagnóstico depende de una anamnesis minuciosa, relatos de testigos o el examen fortuito durante el
evento.
La mayoría de las deficiencias en el flujo sanguíneo cerebral se deben a una reducción del gasto cardíaco
(CO).
Las arritmias causan síncope cuando la frecuencia cardíaca es demasiado rápida para permitir un
llenado ventricular adecuado (p. ej., > 150 a 180 latidos/minuto) o demasiado lenta para lograr un gasto
cardíaco acorde a las necesidades del paciente (p. ej., < 30 a 35 latidos/minuto).
El retorno venoso puede disminuir en una hemorragia, aumento de la presión intratorácica, aumento del
tono vagal (que también reduce la frecuencia cardíaca) y pérdida del tono simpático (p. ej., secundaria a
fármacos, compresión del seno carotídeo, disfunción autónoma). El síncope producido por estos
mecanismos (salvo por hemorragia) suele denominarse vasovagal o neurocardiogénico y es frecuente y
benigno.
La hipotensión ortostática, una causa benigna frecuente de síncope, se debe a una falla en los
mecanismos normales (p. ej., taquicardia sinusal, vasoconstricción) que compensan la disminución
transitoria del retorno venoso asociada con la estancia de pie.
El sistema nervioso central (sistema nervioso central) requiere oxígeno y glucosa para funcionar. Incluso
aunque el flujo sanguíneo cerebral sea normal, una deficiencia significativa de cualquiera de los
sustratos mencionados puede resultar en pérdida de la conciencia. En la práctica, la hipoglucemia es la
causa principal de pérdida de la conciencia, porque la hipoxia rara vez aparece de una manera tan súbita
como para provocarla (salvo en accidentes de aviación o el buceo). La pérdida de la conciencia
secundaria a hipoglucemia no suele ser tan abrupta como la asociada con el síncope o las convulsiones,
porque suele haber síntomas de advertencia (excepto en individuos que toman beta-bloqueantes); sin
embargo, el examinador puede no ser capaz de dilucidar la forma de presentación del síncope a no ser
que haya testigos del evento.
Clasificación general: Vasomotor cardíaco y cerebral
El síncope es una pérdida transitoria de la conciencia y del tono postural, con recuperación completa y
espontánea. Hay tres tipos principales: el neuromediado, el ortostático y el cardíaco.
Síncope neuromediado
El síncope neuromediado, o reflejo, es el tipo más común, ya que explica dos tercios de los casos. Es el
resultado de reflejos autonómicos que responden inapropiadamente y llevan a la vasodilatación y a la
bradicardia. Los episodios generalmente son precedidos por malestar, diaforesis, náuseas, palpitaciones,
síntomas abdominales y visión en túnel. Usualmente, el síncope neuromediado no ocurre en posición
supina, aunque sí puede acaecer mientras el paciente está sentado.
1. Síncope vasovagal
Generalmente se desencadena por estrés emocional, largos períodos de pie o sentado,
deshidratación o ambientes cálidos, pero puede ocurrir sin un desencadenante evidente. Es el más
común entre los pacientes jóvenes, en especial de sexo femenino, pero también puede ocurrir en
individuos más añosos. La recuperación completa puede ser lenta; su duración mayor de 30 a 60
segundos predispone a movimientos clónicos y pérdida del control vesical.
El mecanismo fisiopatológico del síncope vasovagal nace con la hiperestimulación simpática del
corazón, cuya hiperdinamia puede obliterar la cavidad ventricular izquierda. Este fenómeno
dispara un reflejo paradójico, con vasodilatación y bradicardia relativa; estos hallazgos se
replican en la prueba de inclinación.
2. Síncope situacional
Este subtipo de síncope es desencadenado por circunstancias como la micción, la defecación, la tos, el
levantamiento de peso, la risa o la deglución. Todas ellas pueden estimular a receptores viscerales o
disminuir el retorno venoso, factores que precipitan el evento sincopal.
Hipotensión ortostática
La hipotensión ortostática explica alrededor del 10% de los casos de síncope y es la causa más común de
síncope en pacientes añosos, y puede deberse a disfunción autonómica. El mecanismo fisiopatológico
radica en la acumulación, al incorporarse, de un 25% del volumen sanguíneo corporal en las venas de la
pelvis y los miembros inferiores, lo que reduce el retorno venoso. Este fenómeno se hace más
pronunciado a permanecer de pie por tiempo prolongado, con mayor salida de plasma hacia el
compartimiento extracelular. Una falla autonómica, con escasa compensación de esta secuencia de
acontecimientos, puede llevar al síncope.
Síncope cardíaco
El mecanismo cardíaco explica un 10% a un 20% de los casos de síncope, pero es la principal
preocupación a la hora del diagnóstico, debido a que su presencia aumenta el riesgo de muerte súbita.
Generalmente, este fenómeno ocurre repentinamente y sin pródromos, y la conciencia se restablece de la
misma forma. En muchos casos ocurre repentinamente, sin pródromos, en cuyo caso se denomina síncope
maligno.
Hay tres formas de síncope cardíaco que suelen deberse a distintas alteraciones del
corazón:
Debe tenerse en cuenta que, en pacientes con enfermedad cardiovascular diagnosticada, alrededor de la
mitad de los síncopes son de causa no cardíaca, frecuentemente en relación con fármacos
bradicardizantes o hipotensores, pero deben descartarse la taquicardia ventricular y la bradiarritmia.
Las afecciones carotídeas bilaterales o el compromiso del sistema arterial vertebrobasilar también
pueden desencadenar un síncope, pero lo hacen en contadas ocasiones y asociados con déficit
neurológico focal.
Por último, el seudosíncope psicógeno ocurre en pacientes con ansiedad o trastornos de somatización,
que sufren episodios más prolongados en repetidas ocasiones durante el mismo día.
En el contexto de una crisis epiléptica, el período de inconsciencia suele durar más de 5 minutos, con
confusión o parálisis posictal. Además, pueden observarse movimientos tónico-clónicos más prolongados
que en el síncope y mordida de la lengua. La pérdida del control de esfínteres no es privativa de ninguno
de estos cuadros.
RECONOCER EL CUADRO CLINICO DE CADA UNA
Síncope Neuromediado
Suele estar condicionado por un factor precipitante (postural, doloroso…) y acto seguido comienza la
fase prodrómica o presincopal, en ocasiones ausente o de escasa duración especialmente en ancianos
(hasta 1/3) lo que conlleva a caídas y traumatismos. Esta fase suele durar 30-60 segundos y comienza con
una sensación de malestar general, disconfort o náuseas, síntomas que obligan al paciente a sentarse o
tumbarse yugulando el episodio. De no ser así, aparece sensación de mareo, visión borrosa, palpitaciones,
tinnitus…y los primeros signos, fundamentalmente palidez seguido de sudoración o salivación
(manifestaciones vagales del reflejo paradójico). Con la caída de la tensión arterial comienzan los
síntomas atribuibles a hipoperfusión cerebral y retiniana (mareo, hipoacusia, visión borrosa y sensación
de desvanecimiento inminente).
Por último, acontece la pérdida de conocimiento que dura desde 30 segundos hasta 5 minutos (más
prolongado en ancianos) y que puede acompañarse de pequeñas sacudidas musculares o descontrol
esfinteriano. Tras la pérdida de conocimiento aparece la recuperación inmediata con un escaso período
de recuperación confusional.
Síncope vasovagal.
Síncope situacional.
Hipersensibilidad del seno carotídeo.
Síncope posterior al ejercicio.
El síncope vasovagal se caracteriza por una evolución difásica. Durante un período breve inicial de
aprensión y ansiedad, pueden aumentar la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la resistencia
sistémica total y el gasto cardíaco.
El síntoma más frecuente es aturdimiento o mareos cuando te pones de pie después de estar sentado o
acostado. Los síntomas normalmente duran menos de unos pocos minutos.
El síncope situacional y el de posterior al ejercicio sus signos y síntomas son similares a estos que hemos
visto.
Síncope situacional: es aquel que se produce en situaciones específicas que le dan el nombre propio,
como ser: síncope post miccional, defecatorio y tusígeno. En todos estos interviene la activación de
mecano receptores locales como vía aferente del acto reflejo.
El síncope posterior al ejercicio suele ser una forma de la variante vasovagal, con estimulación
catecolaminérgica y retorno venoso escaso.
Respecto a la hipersensibilidad del seno carotídeo, suele acontecer en personas de mayor edad ante
ciertas situaciones (girar el cuello, ponerse un collar…) que en ocasiones pasan desapercibidas
pudiéndose confundir con caídas o síncopes de etiología no filiada.
Hipotensión Ortostática
El síntoma más frecuente es aturdimiento o mareos cuando te pones de pie después de estar sentado o
acostado. Los síntomas normalmente duran menos de unos pocos minutos.
Síncope Cardíaco
Debe tenerse en cuenta que, en pacientes con enfermedad cardiovascular diagnosticada, alrededor de la
mitad de los síncopes son de causa no cardíaca, frecuentemente en relación con fármacos
bradicardizantes o hipotensores, pero deben descartarse la taquicardia ventricular y la bradiarritmia.
Síntomas:
1. Náuseas
2. Sensación de calor
3. Sudor frío y húmedo
4. Bostezos
5. Visión borrosa
6. Piel pálida
7. Aturdimiento
8. Visión de túnel: el campo de la visión se estrecha hasta ver solo lo que está enfrente.
Signos:
1. Movimientos bruscos y anormales.
2. Pulso lento y débil.
3. Pupilas dilatadas.
Frecuencia
El síncope es un problema médico importante por su alta frecuencia y la gran variedad de causas
responsables del mismo. Constituye entre el 1-2% de las consultas en los servicios de urgencias. Es muy
frecuente en ancianos en edades superiores a 75 años y también muy frecuente en la infancia y
adolescencia, con máxima incidencia en este último grupo de edad. La incidencia anual es superior al 5%.
Hasta un 40% de la población general, en algún momento de su vida presenta algún episodio sincopal. El
pronóstico se relaciona con su etiología, aunque no se puede llegar a un diagnóstico de presunción al
menos en el 30% de los casos. Este está entre los fenómenos médicos más frecuentes y prácticamente
todos los adultos han experimentado algunos síntomas presincopales.
El síncope vasovagal es el más común de los síncopes. La incidencia del síncope de origen desconocido,
en algunos reportes, es hasta el 47 %. La pérdida de conciencia puede ser causada por muchos trastornos,
en su mayoría de origen benigno, tal como la reacción vasopresora, que es la más frecuente y no
recurrente; sin embargo, en una proporción pequeña de casos, el síncope puede ser causado por un
trastorno que tenga peligro para la vida como en la taquiarritmia ventricular y ser premonitorio de
muerte súbita. El mecanismo más frecuente del síncope es el reflejo bradicárdico. El estudio del síncope
constituye un problema complejo que requiere de una guía clínica que lo racionalice.
El síncope es frecuente y puede ocurrir en cualquier individuo, ya sea joven o anciano, cuando se dan las
condiciones para su desarrollo. Los sincopes más frecuente en jóvenes son las lipotimias y en ancianos el
ortostatismo.
Es un problema muy frecuente en la infancia. Se estima que el 15-25% de los niños y adolescentes
experimentarán un episodio antes de llegar a la vida adulta. Son responsables de 1-3 de cada 1.000
visitas a los servicios de urgencias pediátricas, pese a que se ha estimado que sólo una mínima parte de
los pacientes pediátricos que tienen un síncope solicitan atención médica. Se observa con mayor
frecuencia en niños mayores o adolescentes, aunque también aparece en niños más pequeños. Es habitual
que tengan antecedentes de espasmos de sollozo. El pico de máxima incidencia se sitúa entre los 15 y 19
años para ambos sexos, aunque la mediana es de 17 años para las mujeres, con una leve preponderancia
en cuanto a la incidencia global, frente a los 12 años para los varones.
Las recurrencias son frecuentes, apareciendo en un 35% de los sujetos. Sin embargo, hasta 2 a 3 de los
pacientes estarán asintomáticos 2 años después del primer episodio.
Es el más frecuente, sobre todo en jóvenes. Suele presentarse cuando hay factores desencadenantes que
producen un aumento de la actividad simpática, como el ambiente caluroso, la bipedestación prolongada
o el estrés. La pérdida de conciencia se da cuando el paciente está en posición erecta y suele ir precedida
de síntomas vegetativos como sudoración, náuseas o vómitos, palpitaciones, visión borrosa, tinnitus o
molestias abdominales.
Es más frecuente en ancianos. Suele producirse al pasar del decúbito a la bipedestación. Normalmente
también se acompaña de pródromos, aunque en ocasiones puede presentarse de forma brusca.
Está muy relacionado con la lipotimia, puesto que también se desencadena por un estímulo vagal. Es
típica en la neuralgia del glosofaríngeo.
Síncope tusígeno
Suele producirse en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica tras un exceso de tos.
También puede ser provocado por paroxismos de estornudos o risa, y se debe descartar hemorragia
intracraneal.
Síncope miccional
Es casi exclusivo en los varones. Es frecuente después de una ingesta importante etílica y ocurre
típicamente durante o inmediatamente después de la micción. La patogenia es mixta: hipotensión
ortostática y estimulación vagal originada por el rápido vaciamiento de la vejiga.
Este fenómeno se puede encontrar aproximadamente en un tercio de los ancianos, aunque en la mayoría
de los casos cursa de forma asintomática. Cabe destacar especial atención en pacientes a los cuales se les
prescriba digoxina, cafeína, nitratos, calcio, bloqueadores beta y colinérgicos. Una vez estimulado el
seno carotídeo se puede producir.
Tratamiento general y específico
Los síncopes por hipotensión ortostática : mejoran si el paciente se mantiene bien hidratado y se levanta
lentamente de la cama, permaneciendo un rato sentado en el borde de la misma antes de incorporarse. Se
debería valorar la sustitución de aquellas medicinas que pudieran favorecen los episodios de síncope.
Los síncopes de causa cardiológica deben tratarse en función de la enfermedad cardiaca responsable.
Muchos son debidos a la presencia de una disfunción del nodo sinusal (síndrome de bradicardia -
taquicardia). Debe valorarse también si algún tratamiento que recibe el paciente puede favorecer un
ritmo lento del corazón (bradicardia) y si se debe o no colocar un marcapasos o un desfibrilador.
Medicamentos
Un medicamento llamado acetato de fludrocortisona, que se utiliza normalmente para tratar la presión
arterial baja, puede ser útil para prevenir el síncope vasovagal. También se pueden usar inhibidores
selectivos de la serotonina.
Terapias
El médico puede recomendarte formas de disminuir la acumulación de sangre en las piernas. Entre ellas,
los ejercicios con los pies, utilizar medias de compresión o tensar los músculos de la pierna mientras
estás de pie.
Es posible que el paciente deba aumentar la sal en la dieta si no suele tener presión arterial alta. Evite
estar de pie mucho tiempo, en especial, en lugares calurosos y llenos de gente, y tomar mucho líquido.
Cirugía
En casos muy poco frecuentes, la introducción de un marcapasos eléctrico para regular los latidos del
corazón puede ser beneficiosa para personas con síncope vasovagal que no respondieron
satisfactoriamente a otros tratamientos.
Conocer las situaciones de urgencia que se presentan con mayor frecuencia en la práctica privada como
lo es el síncope.
Si durante el tratamiento dental nuestro paciente sufre una aflicción de cualquier tipo, con o sin pérdida
de conocimiento, será necesario suspender dicho tratamiento y poner en marcha el protocolo de
actuación ante emergencias.
En todas las situaciones de urgencia hay que seguir por orden los pasos siguientes:
4. Ayuda y traslado. Deben tenerse apuntados y fácilmente disponibles los teléfonos de los servicios
médicos de urgencia (ejemplo 911), ambulancias, información toxicológica, taxis, servicios de urgencia
hospitalarios cercanos, etc.
El motivo por el que pedimos ayuda se debe comunicar con un lenguaje claro, sencillo y con
tranquilidad.
Debemos identificar claramente la localización de la consulta, proporcionando aquellos puntos de
referencia que consideremos necesarios para orientar a los equipos de ayuda, evitando pérdidas de
tiempo innecesarias.
Ante estas situaciones de urgencia deben tomarse otras medidas igualmente aconsejables como: o
Desalojar el consultorio de pacientes por atender sin provocarles una alarma innecesaria.
Medidas preventivas
La prevención de las urgencias médicas se estipula en llevar a cabo un buen análisis del paciente y de un
buen control de la ansiedad, para conocer el riesgo que supone el tratamiento odontológico, entre otras
medidas para la prevención de estas eventualidades.
ASA II: pacientes sanos con gran ansiedad ante el tratamiento odontológico; pacientes de más de 60
años, embarazadas sanas, o pacientes con enfermedad sistémica leve (HTA leve y controlada, diabetes
tipo II controlada, antecedentes de alergias).
ASA III: pacientes con enfermedad grave que limita su actividad (IAM de más de 6 meses sin secuelas,
diabetes insulinodependiente).
ASA IV: pacientes con enfermedad grave incapacitante (ángor inestable, HTA grave, diabetes no
controlada, etc.).
Sedación: cuando el grado de ansiedad está en aumento. · Analgesia adecuada: para disminuir la
ansiedad, es imprescindible que el paciente no sienta dolor. Régimen de citas: procurar sesiones cortas.
Otras medidas
Estar alerta ante cualquier reacción adversa. · Identificar los signos y síntomas de las emergencias. ·
Mantenimiento regular y control del equipo y los materiales del botiquín. · Conocer el número de
asistencia médica. · Dominar las técnicas de reanimación. · Acompañar al paciente, tanto si es enviado al
hospital o si es trasladado a su casa.
Un precepto cardinal es que el botiquín debe estar bien organizado para que permita que el manejo sea
simple y sencillo durante la situación crítica de la urgencia, que esté completo, asimismo que esté
localizado en su lugar visible y al alcance del equipo de trabajo.
Frase
Las enfermedades no nos llegan de la nada, se desarrollan a partir de pequeños pecados
diarios contra la naturaleza. Cuando se haya acumulado suficientes pecados, las
enfermedades aparecerán de repente.
(Aristóteles)
Conclusión
-En este trabajo pudimos detallar algunos subtemas que están relacionados con el tema
principal que es la sincope, esperamos que nuestra investigación sea lo que esperaba.
Con esta revisión se concluye que, el síncope es una condición con un amplio espectro de
causas, que a pesar de ser un tema que ha sido considerablemente estudiado a lo largo del
tiempo, continúa siendo un desafío médico. Por lo que se recomienda que ante un caso de
síncope, el primer contacto médico paciente debe contar con una valoración inicial
apropiada enfocada en anamnesis detalladas, preferiblemente respaldadas por testigos
presenciales, examen físico y electrocardiograma, esto con el fin de realizar la
disminución de riesgo y entender cuáles pacientes pueden ser manejados fuera de
consultorio y quienes necesitaran estudios diagnósticos complementarios,
hospitalizaciones y tratamiento según sea su condición, esto con el objetivo de garantizar
menores tasas de complicaciones y muertes súbitas.