Trastornos Alimenticios Bulimia y Anorexia

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Trastornos Alimenticios.

Acompañamiento
Terapéutico.
Prof: Fernanda García.
Introducción

La alarma social que en los últimos años han despertado


los trastornos alimentarios encuentra su justificación por el
incremento progresivo y cada vez en edades más tempranas
en adolescentes y jóvenes.
Buscar la explicación a estos hechos no es fácil, pero sin duda
los factores culturales y sociales tienen parte de responsabilidad
en que este incremento se produzca. Está demostrado
que el constructo “imagen corporal” está involucrado en este
trastorno, lo que significa que la insatisfacción y la distorsión
de la imagen del propio cuerpo son parcialmente responsables
de los trastornos alimentarios.
TRASTORNO MENTAL Y/O
TRASTORNO ÉTNICO
Cada momento histórico conlleva un conjunto de valores
sociales y culturales que condicionan el modo de vivir y enfermar
de las personas. Por ello, ciertos trastornos psicológicos
expresan las ansiedades esenciales y los problemas no resueltos
de una cultura. A esto se le ha llamado trastorno étnico. La
psicopatología es una ciencia que estudia la expresión y las
paradojas de enfermar en una cultura.
¿Qué son los Trastornos
Alimenticios?

Enfermedades mentales que afectan al cuerpo de las personas. Se


caracterizan principalmente por la gran insatisfacción corporal que sufre
el individuo, el cual tienen pensamientos distorsionados con lo que
respecta a la comida y su cuerpo.
Los trastornos alimenticios son enfermedades crónicas y progresivas
que, a pesar de que se manifiestan a través de la conducta alimentaria,
en realidad consisten en una gama muy compleja de síntomas entre los
que prevalece una alteración o distorsión de la autoimagen corporal, un
gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores a
través de una imagen corporal.
Los trastornos alimenticios pueden desarrollarse a través de la
combinación de condiciones psicológicas, interpersonales y
sociales. Sentimientos inadecuados, depresión, ansiedad,
soledad, así como problemas familiares y de relaciones
personales pueden contribuir al desarrollo de estos trastornos.
La idealización obsesiva de nuestra cultura por la delgadez y
el “cuerpo perfecto”, también es un factor contribuyente a los
trastornos alimenticios.
Una vez iniciados, los trastornos alimenticios tienden a auto-
perpetuarse. El hacer dietas, atascarse y purgarse son
métodos emocionales que utilizan algunas personas para
manejar emociones dolorosas y para sentirse en control de sus
vidas personales. A su vez, estas conductas deterioran la salud
física, el auto-estima, la capacidad y el control.
Factores que causan el
trastorno..
Factores biológicos: Hay estudios que indican que niveles
anormales de determinados componentes químicos en el
cerebro predisponen a algunas personas a sufrir de ansiedad,
perfeccionismo, comportamientos y pensamientos
compulsivos. Estas personas son más vulnerables a sufrir un
trastorno alimenticio.

Factores psicológicos: Las personas con trastornos


alimentarios tienden tener expectativas no realistas de ellos
mismos y de las demás personas. A pesar de ser exitosos se
sienten incapaces, ineptos, defectivos, etc. No tienen sentido
de identidad. Por eso tratan de tomar control de su vida y
muchas veces se enfocan en la apariencia física para
obtener ese control.
Factores familiares: Personas con familias sobreprotectoras,
inflexibles e ineficaces para resolver problemas tienden a
desarrollar estos trastornos. Muchas veces no demuestran
sus sentimientos y tienen grandes expectativas de éxito. Los
niños aprenden a no demostrar sus sentimientos,
ansiedades, dudas, etc., y toman el control por medio del
peso y la comida.

Factores sociales: Los medios de comunicación asocian lo


bueno con la belleza física y lo malo con la imperfección
física. Las personas populares, exitosas, inteligentes,
admiradas, son personas con el cuerpo perfecto, lo bello.
Las personas que no son delgadas y preciosas son
asociadas con el fracaso.
Anorexia nerviosa
La Anorexia Nerviosa se caracteriza principalmente por la
auto-inanición (auto-negarse las comidas) y la pérdida
excesiva de peso.
Los síntomas incluyen los siguientes:

-Una preocupación constante por mantener un peso corporal


bajo. Usualmente 15% menos del peso normal que se mide de
acuerdo a la estatura y edad de la persona.
-Un miedo intenso hacia el aumento de peso y la obesidad..
-Una imagen corporal distorsionada.
-La pérdida de tres períodos menstruales consecutivos
(amenorrea).
-Una preocupación extrema por el peso y la figura.
Bulimia nerviosa
Se caracteriza principalmente por periodos en los cuales
uno come demasiado (atascarse), seguidos por purgas.
Frecuentemente estos atasques se hacen en forma secreta.
Los síntomas incluyen los siguientes:

-Episodios repetitivos de atasques y purga.


-Una pérdida de control durante los atasques.
-Purgarse tras los atasques (por vómito auto-inducido,
utilización de laxantes, pastillas de dieta, diuréticos, ejercicio
excesivo o ayunos).
-“Estar a dieta” frecuentemente.
-Una preocupación extrema por el peso y la figura.
Diferencias..
Bulimia Anorexia
◦ Es un trastorno psicológico en el que ◦ Se define como un trastorno
el paciente sufre cambios bruscos de psicológico en el que la persona
peso, debido al comportamiento que enferma tiene una visión
presentan. Sienten un gran deseo por distorsionada de su cuerpo,
consumir alimentos de alto valor viéndose gorda aunque su peso sea
calórico en elevadas cantidades, muy inferior al del recomendado
episodios que se conocen como para su buen estado de salud.
atracones, los cuales siempre van Siente verdadero terror a la
unidos a sentimientos de culpabilidad obesidad o aumento de peso, por
y medidas extremas como inducir los lo que intenta adelgazar dejando
vómitos para no engordar, ingerir de comer y restringiendo el
laxantes, abusar del ejercicio físico y consumo, sobre todo, de los
seguir dietas radicales. alimentos con mayor valor calórico.
Bulimia
Episodios recurrentes de voracidad.
Conciencia de que el patrón alimentario es anormal.
Sentimiento de no poder parar la ingesta.
Oscilaciones significativas de peso.
Deterioro o pérdida de piezas dentarias en vomitadores.
Alternan con ciclos restrictivos.
Tienen conductas compensatorias como: escupir, abuso de líquidos para compensar el hambre, provocar
el vómito, abusar de laxantes y diuréticos. Estas últimas conductas compensatorias purgativas pueden
provocar la muerte por paro cardíaco al ocasionar la pérdida de potasio.
Ayuno.
Hiperactividad.
Cortan los alimentos en trozos grandes.
Comen rápidamente.
Apenas mastican o tragan sin masticar
Prefieren grandes porciones
Engrosamiento glandular (parótida) en vomitadores
El carácter se vuelve irritable
Se sienten culpables
Comen a escondidas
Roban para comprar comida
Obsesión por la silueta y el peso
Oscilan entre la autoexigencia y el abandono
Oscilan entre la euforia y la depresión
Pueden ser muy impulsivos
Suelen abandonar todo lo que emprenden
Anorexia
Falta de conciencia de la enfermedad.
Miedo intenso a la obesidad.
Distorsión del esquema corporal (se ven gordos a pesar de tener bajo peso).
Rechazo a mantener el peso en nivel normal.
Caída del cabello.
Amenorrea – Piel Seca.
Hipotensión – Hipotermia.
Cortan los alimentos en trozos pequeños.
Comen lentamente.
Mastican largo rato antes de tragar.
Prefieren pequeñas porciones, tiran, escupen o esconden la comida.
Pueden consumir anorexígenos, laxantes y/o diuréticos, o vomitar.
Cuentan las calorías.
Tienen rituales con la comida.
Realizan hiperactividad para bajar de peso.
Se aíslan socialmente.
El carácter se vuelve irritable.
Existe depresión en el 40 ó 45% de los casos.
Tienen conductas obsesivas.
Autoexigencia.
Rechazo a la sexualidad.
Pueden darse atracones.
Usan ropa suelta (se tapan el cuerpo).
Suelen ser excelentes estudiantes y primeros promedios.
Por lo tanto…

La principal diferencia entre anorexia y bulimia que se observa está vinculada a la


conducta de los pacientes ante el control de su peso. Por un lado, quien padece de
anorexia tienen un comportamiento mucho más controlador ante su objetivo de
pérdida de peso, pues todos sus actos se dirigen a analizar y controlar minuciosamente
aquello que se ingiere, e incluso pudiendo llegar a no comer nada durante todo el día.

En cambio, quien padece de bulimia presentan una conducta más ansiosa y poco
controladora, pues llevan un auténtico descontrol en su alimentación diaria, siguiendo
regímenes radicales como pasar un día sin comer en combinación con el consumo
impulsivo de una gran cantidad de alimentos (atracones). Posteriormente, compensan
estos atracones provocándose el vómito o tomando laxantes para, así, deshacerse del
sentimiento de culpa y vergüenza que sienten hacia sí mismas.
Trabajo del AT en Trastornos
Alimenticios.
El AT será un auxiliar que adoptará una función activa en el dispositivo terapéutico, el cual será
diseñado por un equipo de profesionales afines, que lo incluirán como un recurso esencial en
el establecimiento de los medios y metas pactadas con el paciente. EL AT SERÁ UN AUXILIAR
QUE ADOPTARÁ UNA FUNCIÓN ACTIVA EN EL DISPOSITIVO TERAPÉUTICO, EL CUAL SERÁ
DISEÑADO POR UN EQUIPO DE PROFESIONALES AFINES.
Dada la complejidad y multiplicidad de factores implicados, se requiere de un abordaje
complejo, llevado a cabo por equipos interdisciplinarios en los cuales participan diversos
profesionales: Psicólogos, psiquiatras, coordinadores de talleres, médicos nutricionistas y
acompañantes terapéuticos. Esta modalidad de abordaje implica que, si bien el equipo se
constituye por diversos profesionales, los mismos conforman un todo, debiéndose establecer
conjuntamente objetivos desde el inicio del proceso, y trabajar e intervenir en pos de su
cumplimiento.
Cada uno de los integrantes, aportará e informará a los demás
acerca de posibles avances, mejoras, recaídas o cualquier otra
conducta relevante, de manera que se lleven a cabo las
modificaciones necesarias en el diseño y se fijen los objetivos de
manera secuencial. Los mismos, serán establecidos luego de que
el equipo haya tomado “conjuntamente” una decisión con
respecto a cómo se continuará el tratamiento. Se requiere que el
equipo mantenga COORDINACIÓN, COMUNICACIÓN Y
COMPLEMENTARIEDAD a lo largo del proceso, persiguiendo
objetivos comunes y privilegiando reuniones de equipo de las
que el AT formará parte substancial.
Los principios generales de
intervención del proceso Teniendo en cuenta las
relacional terapéutico entre el
AT y el paciente en el características generales de estos
abordaje de los trastornos de
la conducta alimentaria
pacientes (elevada egosintonía,
refieren a: reactancia, escasa motivación y
disponibilidad para el cambio) el
1) Alianza trabajo en la conformación de la
Terapéutica: alianza es una de las tareas
esenciales para que se pueda
sostener el plan de intervención.
Alude a los rasgos, actitudes y disposiciones que
influirán significativamente en el vínculo
terapéutico, es por ello que se deberá evaluar si se
ajustan a las demandas de los pacientes con TCA.
El AT tiene como tarea focalizarse en los aspectos
expansivos de quien padece TCA, como lo son las
reglas y exigencias del contexto, con el objetivo
de apreciar las estrategias y estilos de
afrontamiento a la alimentación, las respuestas a
2) Estilo personal del estímulos facilitadores y el empleo del lenguaje
AT: organizador en relación a la imagen corporal. El
registro diario de alimentación que llevará a cabo
el AT, será clave en el proceso terapéutico. A partir
de él, quien dirige el proceso tendrá conocimiento
de las conductas que los pacientes pueden estar
ejecutando en su contexto cotidiano y omitiendo
de comunicarlo en sesión, o bien, pueden no
estarlas registrando.
EL ABORDAJE TERAPÉUTICO
DEBE ESTAR BASADO EN alude a un proceso cognitivo que
PRINCIPIOS GENERALES,
DONDE LA ORGANIZACIÓN DE
permite a las personas ser capaces
LOS DISEÑOS DE de predecir estados mentales de
INTERVENCIÓN NO SE AJUSTAN uno mismo y de los demás, lo que
A UN CUERPO TEÓRICO permite anticipar y modificar
HERMÉTICO comportamientos propios y ajenos.
En este sentido, el AT deberá
3) Teoría de la identificar y predecir las
Mente: características de los procesos
atribucionales de las personas que
padecen TCA, detectando el
sistema de inferencias y
predicciones erróneas acerca de la
figura, peso y comida, que se
conformarán como la tríada nuclear
de la intervención.
la meta común y el dilema a
desentrañar de todo dispositivo
terapéutico, y de la función del AT
en especial, es la búsqueda de un
cambio en la persona que se asiste.
el cambio no ocurre de manera
4) Modelo bidireccional, sino que las personas
Transteórico del atraviesan por un conjunto de
Cambio: estadios sucesivos de disposición
para el proceso de cambio, que
determinan las posibilidades de que
éste ocurra o no.
SERÁ QUIEN SE ENCARGUE DE QUE EL
PACIENTE PONGA EN PRÁCTICA LOS
Miller y Rollnick (1999) señalan que las
PRINCIPIOS Y HERRAMIENTAS personas se encuentran atrapadas por
ADQUIRIDAS EN LAS SESIONES, DE la ambivalencia, lo cual se debe resolver
MANERA QUE LOGRE LA HABITUACIÓN Y
APRENDIZAJE EN SU CONTEXTO para continuar en el camino del
COTIDIANO cambio. Si bien el AT trabajará
incentivando y guiando al paciente en
la ejecución de las tareas cotidianas, lo
hará con un estilo persuasivo, siendo
5) La entrevista este último quien debe exponerse y
motivacional: ejecutarlas, asumiendo que es el
responsable de lograr los objetivos a
corto y largo plazo que se han
propuesto en el plan terapéutico, como
así también de mantenerlos y sostenerlos
en el tiempo. Es decir, que se pretende
que el paciente adopte un rol activo en
su tratamiento, siendo él quien tenga el
papel protagónico.
Discutir en qué momento es oportuna la inclusión de AT en el dispositivo, se evaluará
según la gravedad del caso. Se deberá preparar al paciente, debido a que no suelen
aceptar el trabajo con AT, al ser visto como un agente intrusivo que obligará al paciente
a alimentarse.
Una vez aceptada su inclusión, se convierte en un facilitador del proceso que interviene
en espacios más próximos al paciente, operando como un alojador de las dolencias y
ayudando a la detección de dificultades, posibilitando el sostenimiento del tratamiento
con mayor facilidad. Se debe buscar la vía de acceso más permeable, siendo la primera
fase (reducción y mejoría de la conducta sintomática y normalización de los hábitos de
alimentación), en la cual se hace sumamente necesaria su inclusión y se pretende que
acompañe y haga un seguimiento regular y constante de las conductas, emociones y
pensamientos de los pacientes.
Asimismo, hará énfasis en la generación de habilidades para la resolución de problemas
y en el entrenamiento de habilidades sociales y de comunicación, fuera del contexto de
la sesión terapéutica. Será quien se encargue de que el paciente ponga en práctica los
principios y herramientas adquiridas en las sesiones, de manera que logre la
habituación y aprendizaje en su contexto cotidiano.
¿Cómo puede el acompañante terapéutico
ejercer su función cuando se involucra en el
dispositivo terapéutico?
En principio, brindando al paciente un espacio de contención que puede, en numerosas ocasiones, evitar una
internación. Favorecerá y monitoreará la adhesión a las otras modalidades de tratamiento, fundamentalmente a
la medicación. Suministrará recursos a la familia para afrontar contextos que desborden su capacidad de
respuesta, lo cual permitirá atenuar la carga familiar en el cuidado y contención del paciente. Fundamentalmente,
el trabajo del AT se centrará en registrar información para la comprensión global del paciente, operando en el
modelado de límites y actitudes funcionales tanto para el paciente como para la familia, reorganizando las rutinas
cotidianas y favoreciendo el sostén de las actividades, que son tan importantes para fomentar el sentido de
valoración personal del paciente.
Es decir, que el AT trabajará en propiciar el modelado y sostén de rutinas productivas pero que también resulten
placenteras, estimulando a que el paciente tenga un compromiso activo y una fuerte adherencia al tratamiento.
Asimismo, procurará facilitar la integración social, laboral y familiar según los límites y posibilidades de cada
paciente.
Entre la figura del Acompañante Terapéutico y el paciente se crea un vinculo o relación cercana, genuina y
auténtica; basada en la aceptación, confianza, apoyo, autoridad, comprensión, etc, que constituye la base y
herramienta principal para la sanación.
En el caso concreto de los trastornos alimentarios, generalmente, entendemos que es muy relevante que el
Acompañante Terapéutico tenga especial habilidad innata o como fruto de su experiencia previa, para saber
establecer un vínculo muy cercano, y siempre profesional con el paciente, con el objetivo de permitir y
motivar al paciente a superar su problemática y que al menos en los primeros momentos, realice cambios en
su conducta orientadas hacia la salud para así poder evitar poder perder esta relación de confianza, limitadora
y de apoyo.
De esta manera el paciente con trastorno de la conducta alimentaria contará con un profesional, que le va a
ayudar a mejorar su calidad de vida, favorecer su integración social-laboral-educativa o familiar, promover su
salud y su cuidado, complementar su tratamiento y evitar posibles ingresos y/o procesos de
institucionalización.
Función del AT en TA.
El trabajo del AT es prestar el YO, y contener , mas en de los trastornos alimentarios, los mismos están
ampliamente ligados a un estado depresivo y son en conclusión un intento de suicido silencioso y lento por
parte de la persona enferma. Por lo tanto, es necesaria la participación de un Acompañante Terapéutico que
pueda contener, proteger y ayudar a cambiar estas ideas que ponen en riesgo la vida del paciente.
Un acompañante terapéutico en este tipo de casos puede jugar el rol de un amigable supervisor, es decir,
controlar al paciente para que no atente contra su salud y su cuerpo. Ya sea en el caso extremo, de intentar
terminar con su vida, o por medio de conductas como el vómito, autoflagelarse, hacer ejercicios a escondidas
y de manera desmedida, etc.
El AT debe tratar de ganarse la confianza del paciente, para que no lo vea como una figura de control sino
como una figura contenedora, con la que pueda hablar libremente de sus miedos, angustias, necesidades, etc.
Sin la presión de sentirse juzgado por sus comentarios sino escuchado y aconsejado por una persona que
busca su mejoría.
El AT puede acompañar al paciente en los momentos más dolorosos para éste como son los horarios de
ingesta. De esta manera hacer todo lo posible para que el acto de la ingesta sea lo menos traumático y
ameno posible para el paciente. Ocultando en parte otra función, además de contener, acompañar,
controlar que el paciente coma su alimento y ni lo esconda o se deshaga del mismo. El AT debe intentar
por todos los medios que el paciente, no focalice en la comida sino que la ingesta sea un acto social,
donde compartir un momento agradable, oportuno para la charla con los seres queridos. Así la ingesta
pasará a un segundo plano y será más fácil de incorporar.
Son muchos los ámbitos donde el AT puede auxiliar a un paciente con trastorno alimentario, puede
acompañarlo en situaciones donde deba afrontar relaciones sociales para las que el paciente se sienta
incapacitado y que le signifiquen un monto de ansiedad y angustia importante que lo puedan llevar a
autoagredirse con las conductas típicas de la enfermedad. Estos lugares pueden ser la escuela, el
trabajo, un bar, un boliche, etc. Este acompañamiento lo vemos viable como parte de una estrategia, de
un proceso para trasmitirle al paciente las herramientas para que el solo pueda afrontar estas
situaciones adecuadamente.
El AT puede ser requerido después de que el paciente haya atentado contra su vida (acto suicida). En estos
casos, la familia busca en el AT una figura de seguridad para que controle al paciente de volver a cometer un
acto semejante. Por lo tanto, es muy probable que el paciente reciba al AT hostilmente, al verlo como un
guardián. Estará en la habilidad del AT el cambiar este sentimiento y ganarse la confianza del paciente, para
poder ayudarlo.
El AT puede proponerle salidas a espacios sociales variadas desde plazas, hasta bares, cines, conciertos,
muestras, etc. Para que el paciente vuelva a contactarse con el mundo externo que lo rodea y logre salir de sus
pensamientos enfermos y de su interior. Que logre interesarse en otras cosas que no tengan que ver con la
imagen corporal y la comida.
El AT también puede jugar un papel importante en la Re- educación de la familia, ya que esta no sufre la
patología por lo que muchas conductas pueden pasar desapercibidas y en realidad son comportamientos
enfermos que corresponde terminarlos para la recuperación del paciente, tales como, hablar todo el tiempo de
comidas, el peso, el cuerpo, mirarse excesivamente en el espejo, comer solo alimentos dietéticos, evitar las
reuniones sociales para no tener que ingerir alimentos prohibidos, etc.
La familia con la ayuda del AT debe estar atenta a todo este tipo de comportamientos para
ayudar al paciente a evitarlos.
El AT puede acompañar al paciente a su terapia ya sea grupo de apoyo o terapia individual,
para evitar que en el camino el paciente cometa alguna falta contra su tratamiento, ya sea
consumir algún alimento no estipulado en su orden alimentario, aprovechar este momento para
pesarse, o hacer ejercicio o eliminar alguna ingesta que debía consumir, etc.
El AT puede ser una escucha comprensiva para estos pacientes que tienen muchos rasgos de
depresión, muchos miedos, ansiedades, inseguridades, incongruencias, etc. Ayudando a seguir
elaborando los contenidos que el paciente trabaja en su terapia. Pudiendo compartir con otro
todo aquello que no le sea claro o que le cueste cambiar.
Las recaídas son casi imposible que no ocurran, como en toda adicción, y en estos momentos el AT puede
ser la figura que contenga y medie entre el paciente y la familia, para que ésta no genere en el paciente un
sentimiento profundo de decepción que le genere mayores conflictos. El AT deberá demostrarles a la
familia y al paciente que las recaídas son actos que forman parte del proceso de curación, y que no existe
el sendero sin espinas ni obstáculos y que de los errores se debe aprender y no negarlos ni dejar que nos
hagan perder nuestro objetivo final.
Así como las recaídas forman parte del tratamiento, los logros también pero con ellos también hay que
tener un cuidado especial. El hecho de que el paciente vuelva a consumir algunos alimentos de una
manera más normal, no debe confundirse con una curación. El paciente enfermó durante un largo
proceso y su curación también llevará un largo proceso, para desarmar conductas patógenas y re aprender
conductas sanas. Muchas veces puede ser un manejo del paciente para hacer creer a los padres que ya
está curado y así ponerle fin al tratamiento para no seguir aumentado de peso por ejemplo.
Existen pacientes que cronifican su enfermedad con ellos la función del AT claramente
puede consistir en acompañarlos durante el momento de la ingesta, que
probablemente sea el acto más duro de afrontar por ellos durante el día.
El AT también debe participar de la tarea de recomponer la comunicación familiar,
ya que se sabe que este tipo de trastornos tienen una correlación con la existencia de
una disfuncionalidad comunicacional en la familia. El paciente enferma porque
absorbe las ansiedades del resto del grupo familiar y de esto no se habla. Para
deshacer este circuito patógeno, es necesario que cada integrante se haga cargo de
sus ansiedades y todo esto solo es posible a través de la comunicación familiar, para la
cual el AT puede colaborar desde su posición neutral tratando de conciliar en todos
los casos posibles.
Son muchas las funciones y tareas en las que puede ayudar el AT en este tipo de
casos, ya que son numerosas las conductas disfuncionales que presentan los
pacientes con este tipo de trastornos. En resumen, la función del AT es ayudar a
cumplir en la práctica y en la vida cotidiana los lineamientos que se dan en la terapia
para dejar atrás conductas enfermas y volver a un comportamiento sano y un buen
funcionamiento tanto de la persona a nivel individual y/o grupal con su familia,
amigos, compañeros, sociedad, etc.
Si tendríamos que armar un dispositivo para el acompañamiento
de un paciente con estos trastornos, los objetivos a corto plazo
que nos propondríamos son:
• Educar a la familia del paciente sobre las características de la
enfermedad, para que pueda ayudar en la recuperación física y
psicológica del paciente. En lo inmediato que recomponga sus
hábitos alimentarios y logre un peso normal.
•Incentivar al enfermo y a la familia en el emprendimiento de un
terapia familiar e individual, ya sea un grupo de apoyo y/o
psicoterapia individual, para el abordaje de los conflictos
psicológicos que desencadenaron las alteraciones en la conducta de
alimentación.
• Reeducación nutricional, mitigar los síntomas físicos y peligrosos
que representen una amenaza para la vida.
• Enseñar a la paciente a comer normalmente y a disfrutar de una
relación más relajada con la comida.
•Suspender dietas estrictas que afecten la salud del paciente.
•Terminar con las conductas patológicas que significan riesgo de
muerte (atracones, vómitos, pensamientos destructivos, pesarse
varias veces al día, ejercicios excesivos, ayunos, uso de laxantes,
diuréticos y/o píldoras dietéticas).
•Ayudar a la paciente con el consumo de su medicación (en el caso
de tenerla, antidepresivos, vitaminas, etc.).
•Despejarle dudas, afianzar la idea de que el medicamento es un
factor más para su recuperación.
•Lograr conductas saludables, abandonando las perjudiciales, esto
puede ser incentivado por un programa de premios y castigos.
• Ayudar a sustituir creencias erróneas por ideas mas apropiadas
como: “el pensamiento blanco o negro, todo o nada” (si todo no es
perfecto, el desastre está a la vuelta de la esquina, tendencia a
hacer todo perfecto, o irse al extremo contrario); “pensamiento
mágico” (si como algo prohibido significa obesidad instantánea).
Los objetivos a mediano y largo plazo que nos propondríamos son:
•Ayudar al paciente a encontrar sus propios valores, ideales y objetivos sin dejarse
influenciar por el entorno.
• Fomentar la iniciativa e independencia del enfermo, terminando con el temor
del paciente de que si engorda y se muestra al mundo tal y como es será
rechazado.
• Ayudar al paciente a aprender a aceptarse, incentivarlo a realizar actividades en
las que se desempeña eficientemente.
• Ayudar a la paciente a asumir que puede comer todo lo que quiera con
moderación, ayudarla a perder sus miedos y conseguir un peso con el cual se
normalicen las funciones fisiológicas, incluyendo la menstruación.
•Recomponer las relaciones con parejas, amigos, familias, la asistencia al
trabajo y/o escuela, etc.
•Ayudar a la paciente a sentir que tiene la capacidad de control en general,
dándole un sentido de identidad personal, de competencia y eficiencia.
•Colaborar con el afianzamiento de la terapia psicológica. Con el médico, y el
nutricionista. Brindar al terapeuta toda la información relevante para la
mejoría del paciente.
• Reforzar el autoestima del paciente y enseñarle a la víctima a enfrentarse a
sus problemas sin recurrir a conductas autodestructivas.
• Ayudar al paciente a recomponer sus circuitos de comunicación, dando a
conocer sus necesidades.
• Eliminar el miedo a las relaciones personales, contacto corporal, relaciones sexuales
(por vergüenza, miedo a la exposición).
Teniendo en cuenta los ya mencionados factores predisponentes, creemos que el
surgimiento de un trastorno de este estilo no tiene un único culpable. Vivimos en una
sociedad donde, lamentablemente, se valoriza la belleza, un don subjetivo y pasajero.
La mayoría de las personas ha dejado de considerar el progreso personal, en todos sus
niveles (entiéndase nivel intelectual, afectivo, etc.) como una meta; vivimos en una
sociedad facilista, donde quien trabaja para progresar y no presta atención a las
influencias o tendencias del entorno, es excluido y hasta maltratado por sus
congéneres. En este entorno falto de valores, el ser humano ha ido quedándose cada
vez más solo. El sentido de pertenencia constituye hoy en día (y en parte siempre fue
igual) dejar de lado la propia personalidad en un intento de parecerse a los demás y
ser aceptado. Es decir, para pertenecer hay que parecer y actuar conforme a un
prototipo establecido por el medio donde vivimos.
Sin embargo, consideramos que asimismo los otros factores familiares y
personales son tan importantes como los socioculturales. Las familias han
evolucionado mucho a través de la historia, y a pesar de que muchas cosas han
mejorado, consideramos que algo se ha perdido, la comunicación. Creemos que
esa es otra de las causas más importantes en la aparición de una enfermedad
como la bulimia y la anorexia, la falta de comunicación verdadera, libre de
prejuicios y miedos, entre padres e hijos, el no poseer a alguien maduro y
confiable con quien discutir los cambios y problemas (presentes en cualquier
edad, pero sobre todo en la adolescencia) y el tener una familia rígida o
sobreprotectora, son hechos todos en los que la culpa está repartida entre los
padres, los hijos y, en parte, el entorno.
No peses tu autoestima…
Lo que en verdad vale es
lo que existe dentro de ti.

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