Electrolitos
Electrolitos
Electrolitos
Se define como electrolito a toda sustancia con iones libres, capaz de transportar la
corriente eléctrica y que se encuentra en forma de sólido fundido o presente en una
disolución. En el cuerpo humano, los electrolitos se encuentran disueltos en el plasma
y sus variaciones provocan movimiento de agua entre los compartimientos donde se
encuentran, concentrándose de manera diferente y manteniendo un equilibrio de los
fluidos en las células.
Sodio (Na+)
Una máxima de la medicina reza que el agua sigue al sodio adonde quiera que este
vaya, ya sea al interior o al exterior de las células o de los vasos sanguíneos. Muchos
procesos orgánicos en el cerebro, sistema nervioso central y músculos requieren de
señales eléctricas para su realización. La constante entrada y salida del sodio desde las
células hacia el plasma y viceversa genera esa señal eléctrica tan importante.
Potasio (K+)
El potasio es el catión intracelular más abundante. Tiene una relación inversa con el
sodio, a través de la bomba sodio-potasio en la membrana celular, por lo que cumple
tareas vitales en el control del latido cardiaco y en el funcionamiento de los músculos.
El valor de referencia del potasio en la sangre es entre 3,5 mEq/L a 5,5 mEq/L. Cuando
este mineral se encuentra por encima o por debajo de este rango, podría originar el
surgimiento de ciertos problemas para la salud, como se indica a continuación:
Potasio alto
Potasio bajo
Síntomas:
Cloro (Cl-)
Bicarbonato (HCO3-)
La principal función del bicarbonato es actuar como sustancia buffer o tampón. Estas
mezclas ayudan a mantener el equilibrio ácido-base en el cuerpo, regulando los valores
del pH. En su forma de bicarbonato de sodio actúa neutralizando el ácido gástrico y
sirve de transporte para la eliminación del dióxido de carbono. Se han descrito efectos
del bicarbonato sobre la musculatura vascular para aumentar o disminuir el calibre de
los vasos y el flujo sanguíneo. Asimismo, los riñones y pulmones son muy sensibles a
los niveles séricos de bicarbonato y algunas de sus funciones dependen de sus niveles
en sangre.
Calcio (Ca+)
El calcio es necesario para la contracción muscular y el latido cardiaco, así como para la
coagulación de la sangre.
El calcio sérico se encuentra en tres formas diferentes: en forma iónica o libre, que
corresponde al 50%; el unido a proteínas, aproximadamente un 40%, y finalmente, un
10% forma complejos con aniones como el bicarbonato, citrato, fosfato y lactato. El
calcio iónico y el unido a aniones constituyen la fracción ultra filtrable, siendo la
fracción iónica la única que tiene acción bio1ógica y, por tanto, la que está sometida a
control hormonal. Aproximadamente el 90% del calcio unido a proteína lo hace a la
albúmina, mediante una unión pH dependiente. Las alteraciones que disminuyen los
valores de la albúmina sérica disminuirán el calcio sérico total, pero tendrán un efecto
menor sobre la concentración de calcio ionizado. En general, cada g/dl de albúmina se
une aproximadamente a 0,2 mmol/l (0,8 mg/dl) de calcio de modo que para corregir
una hipoalbuminemia es preciso añadir 0,2 mmol/l a la concentración de calcio total
por cada g/dl de disminución de la concentración de albúmina a partir de los valores
normales de 4,0 g/dl1,3. La unión del calcio a la albúmina también está afectada por el
pH del líquido extracelular. La acidemia disminuirá la unión a las proteínas y
aumentará el calcio ionizado. Por cada disminución de 0,1 del pH ionizado el calcio
aumenta aproximadamente 0,05 mmol/l.
La regulación exacta del calcio sérico está controlada por el propio calcio a través de
un receptor de calcio descrito por primera vez en 1935, y por diversas hormonas, las
más importantes de las cuales son la parathormona (PTH) y la 1,25-dihidroxivitamina
D3 (1,25(OH)2D3). El mantenimiento de una homeostasis adecuada del calcio, y por
tanto de la calcemia, es un proceso complejo y dinámico que implica la absorción y
excreción de calcio en el intestino, la filtración y reabsorción en el riñón y su
almacenamiento y movilización en el esqueleto.
Absorción intestinal
La mayor parte del calcio dietético proviene de la ingesta de leche y derivados lácteos.
La fruta, hortalizas y cereales proporcionan el resto. La carne y pescado proporcionan
una cantidad mucho menor. El contenido cálcico de una dieta normal de un adulto es
de unos 1.000 mg/día, absorbiendo sólo el 30%, con un pico de absorción a las dos
horas, por lo que se observan ligeras modificaciones de la calcemia tras una ingestión
con elevado contenido de calcio.
Más que la cantidad de calcio aportada por la dieta tiene importancia la fracción neta
absorbida en el intestino, la cual varía en condiciones fisiológicas (adaptación al aporte
de calcio en la dieta, edad, embarazo y lactancia). En condiciones normales, con una
ingestión cálcica de 1.000 mg, la verdadera absorción sería de unos 300 mg y el calcio
fecal endógeno de 125 mg, con lo cual la absorción neta de calcio sería tan sólo de
unos 175 mg/día, similar a la excreción urinaria de calcio en un individuo,
alcanzándose así un balance metabó1ico de calcio equilibrado. El calcio se absorbe en
el tubo digestivo por dos mecanismos: un transporte activo saturable dependiente de
la vitamina D, que predomina cuando la ingestión cálcica es baja, y un transporte
difusible no saturable que predomina cuando la ingestión cálcica es elevada.
Sin embargo, las zonas donde se produce mayor absorción del calcio dietético son, por
su longitud y por el largo tiempo de permanencia de los alimentos, el yeyuno y el íleon.
En condiciones basales, el yeyuno absorbe más cantidad de calcio por unidad de
superficie que el íleon.
El principal regulador de la absorción intestinal del calcio es el calcitriol. El contenido
de fósforo de la dieta tiene un efecto importante en la absorción de calcio: una
ingestión elevada de aquél disminuye la absorción cálcica. Sin embargo, la deficiencia
de fosfato incrementa la absorción de calcio. Estas modificaciones en la absorción
parecen estar mediadas por modificaciones en la síntesis de calcitriol y por la
formación de complejos insolubles que dificultan la absorción. La hormona de
crecimiento, los estrógenos, la PTH, la calcitonina y la furosemida también
incrementan la absorción de calcio, mientras que lo disminuyen los glucocorticoides, la
hormona tiroidea y las tiacidas.
Metabolismo óseo
Como antes se indicó, el hueso constituye la reserva de calcio del organismo; sin
embargo, la regulación del intercambio del calcio entre el plasma y el hueso no se
conoce exactamente. En los adultos, aproximadamente un 5% del hueso cortical y un
30% del trabecular son reemplazados en un año.
Metabolismo renal
Otras vías de eliminación, como el calcio fecal endógeno y el sudor, tienen menor
importancia. El riñón regula la excreción de calcio por tres mecanismos: filtración
glomerular, reabsorción en el túbulo proximal y reabsorción en el túbulo distal. El
calcio filtrado por el glomérulo es aproximadamente un 50% del calcio sérico, ya que el
resto está unido a proteínas. Este calcio ultra filtrable varía por modificaciones del pH y
de la concentración de proteínas.
Se calcula que se filtran unos l0 g/24 h de calcio por el glomérulo y que se excretan
sólo unos 175 mg de éste. Se reabsorbe aproximadamente el 98% del calcio filtrado,
del cual un 70% se reabsorbe en la nefrona proximal, un 20% en el asa de Henle y un
10% en el túbulo distal y colector. Dicha reabsorción parece estar asociada con la de
sodio, y los factores que influyen en la resorción de sodio, como la infusión salina o los
diuréticos, también lo hacen en el calcio, aunque en diferente medida. La reabsorción
tubular de calcio está regulada principalmente por la actividad de la PTH, que la
incrementa en el túbulo distal, y está en parte ligada a la reabsorción tubular de sodio
e inversamente relacionada con el aporte proteico. Un aporte elevado de sodio y
proteínas puede incrementar la pérdida obligatoria de calcio en la orina y puede
agravar estados carenciales de calcio.
Valores normales
Los niveles plasmáticos de los distintos electrolitos pueden variar según el laboratorio
que los realice o los reactivos que se usen para medirlo. A continuación se indican los
valores más reconocidos, expresados en las unidades de uso más frecuente:
Bicarbonato: 22 – 30 mmol/L
Estos valores se consideran normales en adultos sanos. Los rangos pueden modificarse
en niños, mujeres embarazadas y adultos mayores.
Alteraciones
Arritmias cardiacas.
Fatiga.
Convulsiones.
Náuseas y vómitos.
Diarrea o constipación.
Debilidad y calambres musculares.
Irritabilidad.
Confusión.
Dolores de cabeza.
En el caso del sodio, los términos correctos son hiponatermia e hipernatremia, ya que
en latín se le conoce como natrium. En el caso del potasio, deben ser hipokalemia e
hiperkalemia por su origen latín kalium.