Los Indicadores Cinemáticos
Los Indicadores Cinemáticos
Los Indicadores Cinemáticos
Figura 1. Modelo de ruptura ideal para un macizo rocoso a lo largo de un plano de falla sinestral según los
trabajos de Cloos (1928) y Riedel (1929). Gráfico tomado de Van Der Pluijm y Marshak (2004).
Figura 2. Sentido del movimiento (según las flechas en rojo) que está determinado de acuerdo a la relación
geométrica oblicua entre la superficie de falla y el plano de riedel. Gráfico tomado de Allmendinger (1987).
Figura 3. Vista en planta del modelo de cizalla de Ramsay (1967) en el que se aprecia entre las relaciones
geométricas de los planos de riedel (R) y el fallamiento principal de cinemática dextral. Nótese que según este
mecanismo de deformación es posible tener diferentes tipos de movimientos tectónicos para un mismo
tiempo, además que las fracturas tipo riedel y el fallamiento principal comparten el mismo tipo de cinemática
(dextral).
Figura 4. Afloramiento de lutitas de la Formación La Herradura (Cretáceo inferior) que está afectado por una
falla subvertical inclinada hacia la derecha en la localidad del Morro Solar en Lima-Perú. La cinemática de la
falla puede determinarse según la relación geométrica oblicua entre la falla (F) y las fracturas tipo riedel (R)
las que de acuerdo al modelo de riedel expuesto en la figura 2 indican que esta falla es del tipo normal.
Por otro lado, se tiene a las foliaciones tectónicas. Las cuales se les pueden
reconocer de manera similar que a las fracturas tipo riedel. Se hace énfasis en la
descripción de foliación “tectónica” para poder diferenciarlas de las que se
forman en procesos volcánicos tal como sucede por ejemplo en la intrusión de
domos o formación de diatremas. La diferencia más resaltante de las foliaciones
con respecto a las fracturas tipo riedel es que las primeras poseen superficies
flexionadas mientras que las segundas son rectas. Por lo que el resto de relaciones
geométricas entre los riedels y fallas son también aplicables para las foliaciones
(Fig. 5).
Figura 5. Planos de foliaciones tectónicas (señaladas por las flechas en blanco) que tienen superficies
flexionadas y que son oblicuas al plano de movimiento principal (main slip plane) de cinemática dextral
dentro de las rocas de la Formación Pisco (Mioceno) en Ica-Perú. Imagen tomada de Rustichelli et al. (2016).
Figura 6. Gráfico esquemático de fibras y planos de recristalización. Nótese que la relación geométrica entre el
plano de recristalización y la superficie de la falla también es según un ángulo oblicuo. Aunque a diferencia de
lo que sucede con la determinación cinemática utilizando planos de riedel, en este caso el sentido del
movimiento es en 180º respecto a la dirección de inclinación de los planos de recristalización. Tomado de
Allmendinger (1987).
Las estructuras S-C o S-C fabrics son zonas de cizalla que pueden desarrollar
algún tipo de desplazamiento neto por lo que a veces es posible observarlas como
fallas propiamente dichas. La zona de cizalla principal donde ocurre el
movimiento se le conoce como “C”, mientras que las estructuras “S”
corresponden a las esquistosidades que yacen dentro y a lo largo de las trazas de
C. Es importante recalcar que la relación geométrica entre C y S suele ser bastante
notoria (Fig. 8). De modo que no es posible que su identificación sea confundida
con otras relaciones geométricas que puedan parecer similares tal como es el caso
de fracturas tipo riedel y/o foliaciones respecto a la zona de cizalla principal. Así,
la regla establece (Allmendinger, 1987; McClay, 1987) que la traza de las
esquistosidades (S) tiende a ser perpendicular a la dirección de compresión
máxima (sigma 1), siendo esta última oblicua respecto a C por lo que este tipo de
convergencia determina el sentido del movimiento según sea el caso (Fig. 9).
Figura 8. Esquema de una estructura S-C dentro de un contexto de convergencia oblicua que da lugar a una
zona de cizalla sinestral. Gráfico tomado de Allmendinger (1987).
Figura 9. Vista de una estructura S-C, nótese que la compresión principal máxima (sigma 1) tiende a ser
perpendicular a la traza de la esquistosidad (S). Tomado de Geology slides.
Figura 10. Stepover extensional visto en los alrededores de Balmorhea-Texas. Nótese que la cinemática
extensional se corrobora a partir del salto y rechazo de la capa delgada que yace directamente encima de la
estructura romboédrica ubicada en el centro de la imagen. Tomado del Southwest Research Institute SwRI®.
Figura 11. Stepover extensional cuya zona de cizalla es subvertical y de inclinación hacia la derecha. La
estructura romboédrica posee dos bordes que tienden a ser paralelos al sigma 1 los cuales también coinciden
con el área de apertura del stepover.
Asimismo, podemos hacer una breve lista con los criterios más relevantes que se
necesitan tener en mente al momento de realizar la identificación de indicadores
cinemáticos:
-Suelen aparecer sobre cualquier tipo de falla, independientemente de la
cinemática y la escala de fallamiento. A diferencia de otras discontinuidades como
las diaclasas, la ocurrencia de los indicadores cinemáticos se da bien dentro o
cerca del núcleo de la falla más no en sitios alejados de ella; por supuesto, esto
puede ser variable en función de la complejidad tectónica del sitio que se esté
observando.
-La escala de observación a la que se les puede apreciar es bastante asequible cuya
identificación y análisis dependerá de la experiencia del observador.
-Su identificación no debe ser subestimada. Es decir, que en la mayor parte de
ejemplos reales no es posible determinar la cinemática a partir de “escalones”,
“cuñas” ni mucho menos según el criterio de rugosidad-suavidad de la superficie
frontal de la falla (Billings, 1942). Esto es así debido a que la parte frontal de una
falla suele ser más propensa a erosionarse/alterarse lo que genera ambigüedad en
el reconocimiento del sentido de la cinemática. Por lo que para determinar el tipo
de movimiento es más recomendable realizar una vista en perfil de la falla para
lograr observar la relación geométrica entre ésta y el indicador cinemático de
turno.
-De manera fiable hacen conocer el tipo de cinemática de una falla para un
tiempo de deformación en específico. Por esta razón, es que también permiten
determinar criterios de reactivación tectónica. Sobre todo en superficies donde la
cinemática no sólo puede estar reconocida por el desplazamiento de niveles
estratigráficos/diques o tal como sucede en el uso del criterio de
bloques younger-on-older y viceversa.
-Los indicadores cinemáticos más comunes son las fracturas tipo riedel y/o las
foliaciones tectónicas. En casos más excepcionales es posible encontrar un
conjunto de riedels asociados a fibras de recristalización o a estructuras S-C. Pero
es muy difícil apreciar todos los indicadores sobre una misma superficie de falla.
-Son elementos necesarios para la toma de datos microestructurales y por
supuesto, para el análisis poblacional de fallas.
En conclusión, muy aparte de que la identificación de indicadores cinemáticos
pueda parecer una tarea sencilla, es imprescindible tener en cuenta que en la
mayor parte de situaciones reales no se presentarán de forma ideal. Para
contrarrestar esta dificultad es válido recomendar que una buena metodología de
identificación siempre comienza por el conocimiento teórico y luego va sujeta a
(1) la observación minuciosa de campo, (2) la toma de rumbos y buzamientos
para el establecimiento de las debidas relaciones geométricas entre fallas (o zonas
de cizalla) y los indicadores cinemáticos, (3) la correcta determinación cinemática
de cada estructura en particular y (4) la asociación geométrica-cinemática de la
estructura observada con respecto a otras que afloren cerca de ella. De esta
manera, cualquier mapeo geológico estructural podrá quedar bien establecido
independientemente del área geográfica que se pretenda estudiar.