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Oratorio 1

Este documento presenta las notas espirituales y pedagógicas de la experiencia del Oratorio para niños. Describe el Oratorio como un encuentro con Jesús donde los niños pueden rezar y conocer a Jesús desde pequeños. Explica que el lugar de reunión debe estar bien preparado y contener símbolos como la Biblia, una vela, una cruz y una imagen de María para recordar a los niños la presencia de Jesús. El documento ofrece pautas para crear un ambiente apropiado donde los niños puedan rezar y acercarse a D
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Oratorio 1

Este documento presenta las notas espirituales y pedagógicas de la experiencia del Oratorio para niños. Describe el Oratorio como un encuentro con Jesús donde los niños pueden rezar y conocer a Jesús desde pequeños. Explica que el lugar de reunión debe estar bien preparado y contener símbolos como la Biblia, una vela, una cruz y una imagen de María para recordar a los niños la presencia de Jesús. El documento ofrece pautas para crear un ambiente apropiado donde los niños puedan rezar y acercarse a D
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ORATORIO

DE NIÑOS

NOTAS ESPIRITUALES
Y PEDAGÓGICAS
DE UNA EXPERIENCIA

MISIONEROS CLARETIANOS
EUSKAL HERRIA
2 Oratorio de niños

Señor y Padre mío,


que te conozca y te haga conocer,
que te ame y te haga amar,
que te sirva y te haga servir,
que te alabe y te haga alabar
por todas las criaturas.
San Antonio Mª Claret
Oratorio de niños 3

ÍNDICE

PRESENTACIÓN 4

NOTAS ESPIRITUALES Y PEDAGÓGICAS


DE UNA EXPERIENCIA

I. EL ORATORIO, UN ACONTECIMIENTO DE JESÚS 5


II. EL LUGAR DE LA REUNIÓN (LA ASAMBLEA)
7
III. NÚCLEOS DE LA REUNIÓN 10
IV. MODELO DE FICHA GUÍA 11
V. NOTAS A LA FICHA GUÍA 13
VI. LA PREPARACIÓN DE LA REUNIÓN
26
VII. LA RELACIÓN PERSONAL CON EL NIÑO 27
VIII. INTRODUCCIÓN AL “MISTERIO” 28
IX. ACTITUDES QUE CUIDAMOS 30
X. DIRECTORIO PARA EL ACOMPAÑANTE DEL ORATORIO 33

ORATORIO DE NIÑOS
EXPERIENCIA DE RELIGIOSOS Y ACOMPAÑANTES

1.- EXPERIENCIA EN LA PROVINCIA CLARETIANA DE EUSKAL HERRIA 37


2.- EXPERIENCIA DE LOS RELIGIOSOS 39
3.- EXPERIENCIA DE LOS ACOMPAÑANTES 44
4 Oratorio de niños

PRESENTACIÓN

En enero de 2001, tuvimos el primer encuentro con el P. Gonzalo Carbó Bolta,


escolapio, y fundador de esta nueva experiencia: el ORATORIO. De la mano de José Luis
Ortiz de Guinea se organizó, para los Misioneros Claretianos de Euskal Herria, el primer
curso sobre el Oratorio; teniendo lugar en el Colegio Larraona de Pamplona. A dicho curso
acudimos claretianos de otras plataformas evangelizadoras, e impresionados por lo que
habíamos visto y oído, quisimos que el mismo P. Carbó se acercase a cada uno de nuestros
lugares.

El nuevo curso escolar 2001/2002, en septiembre, daría paso a dos nuevos cursos
con Gonzalo Carbó. La misma semana, y acompañado de algunos de sus colaboradores,
dirigió sendos cursos en el Colegio Askartza Claret de Leioa y en la Ikastola Mariaren
Bihotza de Donostia-San Sebastián.

En el Colegio Larraona, habían seguido con la experiencia iniciada a partir de


enero, y ante el nuevo curso, se animaban a seguir orando con los niños, y añadiendo un
nuevo nivel escolar a la experiencia. En Askartza Claret y Mariaren Bihotza, tras realizar
los cursos, se decidieron a poner en marcha la experiencia en aquel mismo curso.

Y así, poco a poco, nos fuimos iniciando en esta experiencia que alegra el corazón
de cuantos participan en ella. La experiencia del Oratorio ha calado, con mayor o menor
movimiento según el volumen del centro, en los grandes enclaves pastorales de nuestra
Provincia. Los tres centros escolares de Larraona, Askartza-Claret y Mariaren Bihotza; así
como las parroquias de Bilbao y Vitoria-Gasteiz, han querido sumergirse en dicha
experiencia.

No llevamos mucho tiempo con esta experiencia, apenas cuatro cursos y medio; y
por ello, nuestras palabras todavía no alcanza a expresar toda la riqueza de cada uno de los
momentos de oración que hemos tenido con los niños. Fue una suerte, ¡Providencia!,
encontrarnos con el P. Gonzalo Carbó. A él nuestro mayor agradecimiento por habernos
transmitido toda su inmensa sabiduría, el estilo del Oratorio y el gusto por hacer oración
con los niños.
Oratorio de niños 5

NOTAS ESPIRITUALES Y PEDAGÓGICAS


DE UNA EXPERIENCIA

I. EL ORATORIO, UN ACONTECIMIENTO DE JESÚS

1. Esta experiencia es “Jesús que quiere encontrarse con los niños y que los niños
tengan un encuentro con Él”.

Jesús vive en la Iglesia y, en ella y por ella, en el Mundo y para el Mundo.


Jesús vive en la Eucaristía, en el Sagrario.
Jesús vive y actúa entre nosotros y en nosotros
 cuando dos o más están reunidos en su Nombre.
 cuando proclamamos su Palabra.
 cuando oramos y cantamos.
 cuando el presbítero actúa “en persona de Cristo”.
 en nuestro corazón, por el Espíritu Santo.
 en los niños, en los niños pobres.
 en los pobres y los pequeños del Evangelio.
 en el otro, en el prójimo.

De la fe en estas presencias partimos. A esos “lugares de encuentro” queremos que


se acerquen los niños.

2. Creemos que el niño bautizado debe y puede crecer conociendo a Jesús y


relacionándose con El desde tan pequeño, que no quede en su conciencia posterior
memoria del día y la hora en que por primera vez se le habló de Jesús y empezó a orar.
“Desde siempre” conoce a Jesús y habla con él, dirá. Para ello hay que iniciarle cuanto
antes en ese contacto íntimo, en ese conocimiento.

“Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas
Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis,
porque de los que son como éstos es el Reino de Dios... Y abrazaba a los niños, y los
bendecía poniendo las manos sobre ellos”. (Mc 10,13-16)

Hemos escuchado este grito de Jesús: “DEJAD QUE LOS NIÑOS SE


ACERQUEN A MÍ”. Y al encontrarnos con unos niños les hemos dicho: “AHÍ-AQUÍ
ESTÁ JESÚS. VENID Y LO VERÉIS”.
6 Oratorio de niños

3. Para que todo esto pudiera realizarse y este milagro sucediera, hemos sido
llevados por el CORAZÓN DE MARÍA. Su figura de Madre y Educadora de Jesús-niño
ha inspirado todo el proceso. Suavemente, sin casi darnos cuenta ni preverlo, por SIGNOS
y PRESENCIAS de Jesús hemos sido conducidos con los niños -nos atrevemos a decir- a
su mismo puro Corazón. HEMOS VISTO un Oratorio preparado para nosotros, que ofrecía
todo lo necesario para que nuestros pequeños contactaran con Jesús.
Oratorio de niños 7

II. EL LUGAR DE LA REUNIÓN (LA ASAMBLEA)

1. Es un LUGAR digno, bien preparado, bello, silencioso, atractivo, donde nada


sobra y nada falta, “tienda de la Reunión”, “lugar de Dios”, lugar de los signos y las
presencias de Jesús.

2. Tener el SAGRARIO ha sido muy importante en nuestra experiencia: es una


llamada continua a la fe y al misterio de la presencia de Jesús, y una fuente de actitudes
nuevas en los niños, aparte del mismo hecho real y sustancial de esta presencia eminente
que es la Eucaristía.

El Sagrario está en lugar visible, no en el centro o lugar de la presidencia, hacia el


cual los niños puedan fácilmente dirigir la mirada y contemplar. La lamparilla encendida
les indica -aquí y en las iglesias- que Jesús está ahí dentro, y vivo.

Ya desde el primer día en que ellos lo descubren se les dice que un día lo
abriremos y verán a Jesús: en este deseo, y en obediencia a nosotros que posponemos
oportunamente ese día, esperan tranquilos y expectantes el día “señalado”.

3. En el centro del Oratorio (que puede estar enmoquetado) hay una ALFOMBRA,
“símbolo de la Tierra Prometida, de la Comunidad Consagrada”, que se respeta (no
pisándola), donde se colocan habitualmente o en su momento algunos signos y donde se
“entra” o accede en acciones concretas “de adoración, de bendición, de cercanía y
contemplación, de ofrenda).

En torno a ella, y abrazándola, se colocan las sillas, dejando entre éstas y aquélla el
espacio necesario para desplazarse y colocar los pies (sentados) sin pisarla. (La norma de
no pisar la alfombra ayuda a los niños a distinguir, respetar, estructurarse... y nos permite a
nosotros descubrir los niños que se mueven sin relaciones al exterior; cuando alguien se
olvida y la pisa, silenciosamente se le requiere para recodárselo y que de nuevo se desplace
sin pisarla).

4. Como SIGNOS fundamentales, imprescindibles, tenemos


a) La Biblia.
b) La Vela (o Cirio pascual) .
c) La Cruz levantada (o alzada).
d) La imagen de María con el niño (a poder ser el Corazón de María).
e) También un cuadro de San Antonio María Claret.
8 Oratorio de niños

a) La BIBLIA, la Escritura: es una presencia de Jesús; Jesús nos habla cuando


alguien lo lee, lo proclama.

Es el Libro Sagrado. Como tal es venerado, y en ocasiones besado. Colocado sobre


un almohadón, sobre la alfombra, delante del lugar del sacerdote o catequista.

b) La VELA: es recuerdo del Señor, de que resucitó después de muerto y está vivo
para siempre.

Es un velón, no muy alto, sobre candelabro de cerámica o de madera o de metal,


que hace presente el Cirio Pascual, luz inextinguible que es Cristo Resucitado en medio
de la noche. Se coloca cerca del Libro.

c) La CRUZ levantada: es signo recuerdo de Jesús, de que murió crucificado por


amor nuestro, por nuestros pecados.

Se coloca, inicial y normalmente, fuera de la alfombra, detrás de la asamblea, en el


centro del presbiterio. En algunas Reuniones se sitúa en la alfombra. Pero normalmente
queda detrás, en segundo plano, pero bien presente (al igual que el la imagen del Corazón
de María).

d) EL CORAZÓN DE MARÍA, con Jesús en sus brazos: es un recuerdo de Jesús,


cuando era niño, de cómo El y su Madre se querían, de cómo ésta le amaba y, por ello, le
cuidaba, le educaba, le enseñaba el amor de Dios y a rezar.

Está también discretamente, en segundo plano, en una de las paredes laterales,


cuidando de todos nosotros, previendo, intercediendo, animando... En momentos
significativos se pondrá en medio de la Reunión, sobre la alfombra.

e) CUADRO DE SAN ANTONIO MARÍA CLARET, en actitud misionera, con el


báculo y el hatillo: nos recuerda a un hombre que quiso ser como Jesús, anunciando la
Buena Noticia y llevando a todos el mensaje de la salvación.

(Al Corazón de María y a Claret confiamos el Oratorio, con estos signos y con la
oración apostólica del P. Claret: Señor y Padre mío...).

5. Hay un lugar para la SEDE. Y ésta está siempre colocada, aunque queda detrás
de la asamblea constituida en la Reunión. Y un día u otro peguntan por ella: se les
responde que un día verán para qué y para quién sirve.
Oratorio de niños 9

6. Sobre la ILUMINACIÓN: Muchas Reuniones requieren un ambiente de silencio


e intimidad que viene propiciado por una cierta penumbra. Lo ideal sería, a partir de
nuestra experiencia:

a) Unos focos, de luz concentrada, en el techo, para resaltar las distintas presencias
y recuerdos.
b) Apliques laterales, para iluminar con luz indirecta.

7. Para los niños empleamos SILLAS pequeñas, para los catequistas unas banquetas
adecuadas.

No es conveniente que los niños se sienten directamente en la moqueta, porque no


favorece la quietud durante mucho tiempo. Eso no impide que en algunas Reuniones
vivan algún momento sentados en el suelo; pero suele ser sobre la alfombra, y por cercanía
a algún signo especial.

Es importante las sillas estén adecuadas a la estatura de los niños. Si los pies les
quedan “volantes” cuando se cansan empiezan a moverlos, jugueteando en el aire y
despistando al resto de los niños.
10 Oratorio de niños

III. NÚCLEOS DE LA REUNIÓN

1. Nuclearmente una Reunión se ha tenido cuando se han dado estos tres grandes
momentos:
A. Encuentro de Intimidad con Jesús, por la oración silenciosa.
B. Escucha de la Palabra, con meditación y aplicación a la vida.
C. Oraciones (vocales) del Grupo.

Cada uno de estos pasos viene normalmente cerrado con un canto. A esto se añade
el inicio-entrada y el final-despedida de la Reunión, y tenemos completo su desarrollo.

2. En el esquema gráfico del desarrollo de la Reunión aparecen diversos momentos


de la misma que suelen darse, aunque no todos en cada Reunión.

En la representación esquemática, los números no suponen un orden rígido ni todos


han de tener su tiempo en el encuentro; incluso dentro de cada núcleo deben moverse
según se vea mejor en cada momento. (Estos números tienen más bien finalidad de
localización a la hora de apuntar observaciones, comentarios... para uso de los catequistas).

Ni siquiera el orden de los núcleos es necesariamente invariable: aunque tienen la


lógica de la experiencia habitual, depende del momento de los niños, del mismo objetivo
de la Reunión, del tiempo del que se dispone.

Es REGLA DE ORO que lo importante es “llevar a los niños a Jesús”, y –dado el


encuentro– atender a cómo El y ellos mismos lo desarrollan. La metodología de la fe,
como la de la oración es bastante sencilla si los animadores viven tanto la fe como la
oración. Por eso, podemos ir bien relajados y confiados a cada encuentro o Reunión,
después de haber preparado todo como mejor sabemos: el Señor es quien tiene el mejor
interés de que salga bien.

3. Lo esencial es ayudar a creer la presencia de Jesús y dejarles que se relacionen


con Él. Nosotros acabamos siendo los testigos privilegiados de auténticas maravillas, de
perfecta armonía y vitalidad.
Oratorio de niños 11

IV. MODELO DE FICHA GUÍA

EL MEJOR DON, EL ESPÍRITU SANTO

Educación Primaria 1º (107)

1.- Gracia de la Reunión


 Creer en el Espíritu Santo, como “la mejor entre las cosas buenas” que se pueden pedir al
Padre, que siempre lo da a quien lo pide.
 Aprender a invocarlo.

2.- Preparación previa


 Podemos sugerir que, en el camino, piensen algo importantísimo que desean y que sólo
Dios puede conceder.

3.- Entrada y distribución


 Tras el saludo a Jesús, en secreto, pueden seguir pensando lo que quieren de Dios y sobre
todo, empezar a pedirlo.

4.- Memoria del encuentro anterior


 Recordar la reunión anterior.
 Dos formas de hablar con Dios: Pedirle... Darle gracias...
Hablamos con Jesús y también con Dios su Padre.
 Jesús nos enseña a orar. Nosotros aprendemos de él. Vamos a hablar ahora con Jesús.

5.- Oración del corazón


 Acción de gracias / “Señor, enséñame a orar”, “... a pedir lo más importante”.

6.- Canto meditativo


 QUIERO ESTAR A TU LADO

7.- Introducción a la Palabra


 Preguntar:
- ¿qué hacen cuando necesitan algo en casa? – PEDIR
- ¿qué hacen los padres cuando pides algo? – DARLO
- ¿por qué? – NOS QUIEREN
- (se puede ejemplificar: que ellos digan experiencias de pedir y recibir...)
 Tenemos un Padre, que es Dios, más bueno que todos los padres de la tierra. Vamos a
escuchar a Jesús lo que nos dice de él... Escuchad, habla Jesús...

8.- Escucha de la Palabra


 Lucas 11, 9-13 (Mateo 7, 7-11)

9.- Comentario de la Palabra


1. Que repitan, por partes... Al menos, completando ellos la frase que nosotros iniciamos:
12 Oratorio de niños

p. ej.: Pedir... Y RECIBIRÉIS... / ...Si le piden un pan... LE DARÁ UNA PIEDRA?


(es muy pedagógico y evangélico este estilo semítico de frases en dos miembros, les gusta
mucho a los niños y se introducen muy bien en la lectura)
2. Son muy importantes el pan, la comida, la bebida...
El vestido, la casa, los juguetes...
La vida, la salud, vivir muchos años... (cf. Mt 6, 25-34)
Pero más importantes, “la cosa buena, la mejor” es... el ESPÍRITU SANTO
- PARA SER COMO JESÚS
- PARA CRECER COMO ÉL
3. El Padre del cielo, el papá de Jesús, lo dará a quien lo pida...
¿Quién lo quiere pedir HOY?... ¿Para qué?
(de las respuestas de los niños, subrayar cuanto se refiera a la relación con Jesús –ser como
él, aprender sus Palabras– y lo que entre dentro del Padrenuestro... Si es necesario, abrir a la
actitud de “si es tu voluntad”...)
4. Vamos a enseñar a pedirlo: explicar y que aprendan:
¡ABBA, PADRE,
en nombre de Jesús,
envíanos tu Espíritu!
(Lo rezan en secreto y se canta)

10.- Versículo clave


 El Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan.

11.- Aplicación a la vida


 Insinuar que lo comenten en casa, y que puedan enseñar a sus padres la forma de pedir el
Espíritu Santo.
 Y que se acuerden de hacer alguna vez al día esta oración, bien sea a solas o en común con
el resto de sus compañeros o en casa.

12.- Oraciones en común


 Se levantan uno a uno: “Abba, Padre, en nombre de Jesús, envíame tu Espíritu para...
(indican el motivo, el para qué). Y se contesta con el canto.
(Pueden hacer la oración sobre la alfombra, y sentarse luego en ella).

13.- Oración final


 PADRE NUESTRO

14.- Despedida y salida


 Miramos al Sagrario y nos despedimos de Jesús.
 Salimos despacio, sin pisar la alfombra. Con orden y respeto.

15.- Observaciones
 Incluir en la lectura la frase de Mt 7, 9: “si le pide PAN, en lugar de pan le da una piedra”.
Se puede proclamar en evangelio en tres partes, para que lo recuerden mejor y repitan: 9-10
/ 11-12 / 13.
 En el tercer trimestre se retoma la invocación del Espíritu santo con alusión a la Ascensión
y a Pentecostés, allí con el matiz de que Jesús nos lo envía para vivir dentro de nosotros y
parecernos a él: tener en cuenta esto. Si no se puede ahora esta reunión, hacer en
Pentecostés ésta misma o una síntesis de las dos.
Oratorio de niños 13

V. NOTAS A LA FICHA GUIA

1. GRACIA DE LA REUNIÓN

La principal y común es acercar a los niños a Jesús, que éstos se encuentren con el
Señor y crezca su amor hacia El por medio del conocimiento y relación mutuos: Jesús
conoce a cada uno de ellos, se deja conocer; ellos le conocen.

Este objetivo principal se vive desde uno específico: aspecto concreto o perspectiva
particulares y distintos.

La relación con Jesús, y por El con el Padre en el Espíritu, es llevada por Jesús y el
niño: ello supera cualquier pretensión nuestra. Por eso nos toca más escuchar, acoger,
creer..., que querer imponer metas o experiencias concretas.

Con la Oración, el Espíritu Santo, la Palabra y la Presencia de Jesús, los niños


crecen; y, con ellos, su ser de hijos.

2. PREPARACIÓN PREVIA

1. Se recoge a los niños de la clase y se les invita a arreglarse para el nuevo


encuentro con Jesús.

Con frases e intervenciones breves, claras, acertadas, los niños se apaciguan interna
y externamente y crean en ellos las disposiciones necesarias (obediencia, atención,
expectación, interés...) para poder vivir con fruto la Reunión. Es fundamental esto para
que el niño pueda participar en la oración y encuentro con Jesús.

SILENCIO y ORDEN para trasladarse, bajar, subir, al Oratorio (que no se oigan


sus pisadas, no jugar entre ellos, no pelearse, respetar las clases donde otros niños
trabajan).

En ocasiones, y ya adentrados en la experiencia del Oratorio, les proponemos ir


rezando “en secreto” con alguna frase sencilla que repiten al ritmo de su andar y que les
prepara para la Reunión.

El PRIMER DÍA, ya en la puerta del Oratorio, se les dice que van a entrar en el
lugar más importante del Colegio, donde vive una Persona que van a conocer, y que les
quiere mucho.
14 Oratorio de niños

Este paso, al principio, puede resultar lento y penoso; la experiencia demuestra que
a medida que los niños entran en comunión con Jesús, crece en ellos la obediencia a estas
orientaciones o normas.

2. Antes de entrar en el Oratorio el catequista les anticipa el misterio que van a


vivir. Los niños acogen fácilmente y con mucha ilusión y expectativa todo lo misterioso y
nuevo; y esto crea en ellos atención y respeto.

3. En todo momento el catequista espera pacientemente a que los niños puedan


escucharle y seguirle; él hace en primer lugar todo lo que dice a los niños y éstos, al ver
cómo lo hace y vive, le siguen (le imitan).

No se acelera ni omite un paso por vivir otro. Si el tiempo es breve, se vivirá


brevemente el conjunto, según las condiciones del momento. Pero es muy importante ser
constantes y metódicos para crear en el niño actitudes que le permitan escuchar, atender,
obedecer, entender, orar... Y con ello crecer en conocimiento, amor y amistad con Jesús.

4. Los niños bajan voluntariamente al Oratorio: se les invita y cada uno acepta.
Cuando algún niño no quiere bajar (o no quiere permanecer) hablamos personalmente con
él y le hacemos una invitación personal. Nunca les obligamos.

La experiencia sorprende también en esto, pues los niños quieren bajar y estar con
Jesús cada vez que se les invita, con interés creciente a medida que pasa el tiempo.

5. La asamblea debe estar ya toda ella preparada cuando lleguen los niños,
“bellamente” preparada, para alimentar también así el sentido de la estética y de la
sorpresa.

Las sillas justas según el número de niños, y suficientemente espaciadas para que
no caigan en la tentación de jugar entre ellos. Evitar en la asamblea elementos y objetos
que no tengan nada que ver con el desarrollo de la Reunión de Oración. (Ellos preguntan
por el significado de cada elemento, y no puede haber nada accesorio, ni duplicados;
porque preguntan: ¿por qué has puesto “eso”?, ¿por qué hay dos cuadros?, p.ej.)

6. Pero entre todas los aspectos de la preparación, sin duda lo más importante es la
preparación de los propios catequistas o animadores. Una remota, que es la misma vida
cristiana y la experiencia de oración; otra, la inmediata: orar los textos que se van a
proclamar y vivir la misión en la fe y el abandono confiado y dócil al Espíritu Santo.
Oratorio de niños 15

3. ENTRADA Y DISTRIBUCIÓN

1. En silencio, con mucho respeto y orden. “Jesús está ahí -les decimos- y te mira,
te quiere, te ayuda. Espera tu saludo”.

Y de uno en uno irán a saludar y a sentarse. Cuando vemos oportuno, a alguno le


decimos algo personal, al oído, que le disponga positivamente a la alegría, a la obediencia,
a hablar ya desde el principio con Jesús.

2. Distinguiremos:

1. Los primeros días


 De uno en uno, en silencio, se sientan.
 Se les invita a pasar sin pisar la alfombra, sin correr. Si alguno corre, cariñosamente
se le dice que vuelva y al oído se le corrige.
 Para evitar que los amigos se pongan siempre juntos y puedan despistarse, les
decimos que dejen una silla libre al lado, hasta que ocupadas la mitad de las sillas,
el resto se va sentando en las sillas libres.

2. Después de las primeras Reuniones


 Se les explica que el lugar más importante es el Sagrario. Por eso a este lugar se le
llama iglesia, capilla.
 Se les invita a mirar al Sagrario e inclinar la cabeza diciéndole algo bonito a Jesús
en su corazón.
 Después sin prisas, sin correr y sin pisar la alfombra se van sentando y esperan a
que entren todos.
 Si algún niño habla, corre, pisa la alfombra, se precipita, el catequista le enseña a
hacerlo bien, y le ayuda... Cada niño es atendido con amor y solicitud, sin
exigencias ni prisas.

3. A partir de 2º de Educación Primaria


 Pueden hacer una genuflexión sencilla, después de haber saludado y adorado de
pie; hay que enseñarles a hacerla bien, con unción, sin prisa, con equilibrio
corporal.
16 Oratorio de niños

4. ORACIÓN INICIAL

Después de que todos los niños están ya sentados y en silencio hablan con Jesús,
también el sacerdote, los catequistas, los adultos presentes... saludan también a Jesús y se
sientan. Unos instantes de oración, en silencio, ya todos sentados y juntos.

El sacerdote/catequista hace la señal de la Cruz, recordando que nos reunimos en


nombre de Jesús.

Después invita a cerrar los ojos, a relajar nuestro cuerpo, y va ora en voz alta (los
niños la pueden repetir “en secreto” sin hablar). Oración de Acción de Gracias por ese día,
por la vida, por el sol la lluvia, el alimento, los padres, hermanos, el colegio, los
profesores, los amigos y niños del colegio, por venir a estar con Jesús; y de petición del
Espíritu Santo, para que nos guíe y ayude en la Reunión.

5. MEMORIA DEL ENCUENTRO ANTERIOR

1. Es fundamental ya desde el inicio que conozcan y crean la presencia de Jesús. Es


el todo, lo que da sentido y verdad a la oración.

Descubrir a Jesús, reconocerle en sus signos y presencias, encontrarse con El, creer
en su amistad, escucharle y hablarle... todo arranca de la fe en que está “en medio de
nosotros”: nos lleva al Padre, en unión con El, y hace que podamos querernos como El nos
ama a cada uno.

El niño no duda, aunque se sorprenda de tantas presencias de un mismo y único


Jesús: “es Dios y ha recibido un cuerpo(humanidad) nuevo que lo llena todo y lo puede
todo...”

2. Las primeras Reuniones son de anuncio y aprendizaje de estos signos y


presencias. Con el tiempo quedan indeleblemente en la conciencia de los niños, generando
actitudes y comportamientos nuevos.

Les abrimos progresivamente a esos signos y presencias. Reunión tras Reunión, y


distinguen con mucha claridad lo que es signo de lo que es presencia. Y no nos
limitamos a las presencias del Oratorio: en la vida, en la historia, en los hombres... Jesús
también ha dejado “iconos” suyos y lugares de encuentro.
Oratorio de niños 17

En cada Reunión se afirman, se recuerdan, se creen, subrayando lo que más


convenga para el desarrollo de la misma. En esos signos y presencias cercanos los niños
reconocen a Jesús, se encuentran con El, están a gusto, salen deseosos de vivir como El.
Recordarlas oportunamente cambia la actitud de todos.

3. Distinguir:

PRESENCIAS DE JESÚS (que vamos presentando a lo largo del curso y que ellos van
“creyendo”):
- en el Sagrario (en la Eucaristía)
- en el Libro: Jesús nos habla cuando lo leemos
- en medio de nosotros “reunidos en su nombre”
- en nuestro corazón (“habitado por los Tres”)

A medida que avanza la experiencia aprenden nuevas presencias de Jesús:


- en el Presbítero, que actúa “en la persona de Jesús”
- en los niños pobres
- en los enfermos, hambrientos, forasteros... (Cf. Mt 25)
- en todos los pequeños
- en la oración de la Reunión o Asamblea
- en la Iglesia, como grupo de personas que se reúnen en nombre de Jesús y reciben
el Espíritu Santo.

RECUERDOS DE JESÚS:
- la Cruz, en la que Jesús murió por amor a nosotros.
- la Vela o el Cirio, que recuerda que Jesús ha resucitado y está vivo para siempre.
- la imagen del Corazón de María con el niño en brazos, que nos recuerda cuando
Jesús era niño, cuando su madre le cuidaba, le educaba y le enseñaba a rezar.

4. Las presencias nos han puesto ante Jesús, en relación con El. Ahora les
preguntamos también lo que recuerdan de la Reunión anterior: qué hicimos, qué Palabra
aprendieron, qué han hecho con esa Palabra en sus casas y en su vida...

Y así partimos de lo que recuerdan, subrayamos alguna cosa... (habida cuenta de


que su “memoria” es más bien poco explícita, sobre todo en los más pequeños).
18 Oratorio de niños

6. ORACIÓN DEL CORAZÓN

1. Estamos en un momento fundamental de la Reunión. Los niños oran y hay que


ayudarles. Experiencia de oración personal imprescindible, ayudada con frases cortas y
variadas que dice el catequista y ellos repiten en su corazón, “sin que se oiga”. La duración
la valora el catequista en función de los niños y del tiempo disponible.

2. Es importante, según nuestra experiencia:


- Postura:
 bien sentados (la espalda en el respaldo).
 las piernas juntas, apoyando las plantas de los pies en el suelo.
 las manos sobre las rodillas.
 los ojos cerrados (sin apretarlos)
- Silencio:
 los niños repiten para sí (en secreto), las frases -cortas- que el catequista dice
para ayudarles en la oración, (pequeñas plegarias que repiten muchas veces);
por ejemplo:
- Ven, Señor Jesús (muchas veces)
- Jesús, enséñame a rezar
- Jesús, enséñame a escuchar a cantar, a obedecer, a amar (actitudes que
pueden vivir en la Reunión o en su vida normal de niños, según el
Espíritu indique)
- Jesús, dame el Espíritu Santo
- Gracias, Jesús, porque me quieres mucho
- Jesús, yo también te quiero
- Ven, Señor Jesús
 algunas veces se les deja unos momentos o todo este tiempo (sobre todo más
adelante), para que ellos en silencio escuchen a Jesús y le hablen
 dura varios minutos
 acabado el canto, les preguntamos a veces qué han escuchado o qué le han dicho
a Jesús, subrayándoles que sí que es Jesús quien les ha hablado o les ha
escuchado.

7. CANTO

En continuidad con la oración en silencio, sin interrumpirla, en la misma postura,


entonamos un canto meditativo, tranquilo. “Cantar es rezar” (“...¡dos veces!”, decía San
Agustín, si se canta bien).
Oratorio de niños 19

Muchos niños permanecen en oración, con los ojos cerrados, mientras cantan con
su boca y todo su ser, o escuchan y esperan.

8. INTRODUCCIÓN A LA PALABRA

Recreando situaciones, recordando experiencias suyas, haciendo preguntas que no


pueden contestar del todo y que les estimulan la curiosidad e imaginación, les acercamos al
Misterio, creando expectación.

Se busca en este momento abrir el oído y, con él, el espíritu y todo el ser a la
Palabra de Jesús. Pedimos postura correcta, de calma y escucha. Recordarnos que, al leer
la Biblia, habla Jesús. Y que es importante saber sus Palabras: nos ayudan, nos asemejan a
El.

Después les preguntaremos qué recuerdan.

9. PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA

Textos evangélicos, normalmente breves.

En cada Reunión proclamamos una Palabra, leyéndola tal cual de la Biblia de


Jerusalén (no acomodamos el vocabulario; a veces suprimimos detalles no necesarios;
otras, explicamos sobre la marcha alguna palabra, para ayudar a la atención).

Libro en las manos. Leer pausado y expresivo, íntimo, sin gritar. Beso de la Biblia.

10. COMENTARIO

Cuando la Palabra no es recordada por nadie, les preguntamos si quieren escucharla


de nuevo. Y la proclamamos otra vez.

Con preguntas sencillas vamos explicando el contenido de lo leído, descubriendo su


significado, acogiendo lo que ellos entienden, haciendo hincapié en lo que puede ser
importante para sus vidas.
20 Oratorio de niños

11. VERSÍCULO CLAVE

Es importante que memoricen frases del Evangelio (ellas junto con los cantos, son
y van a ser en el futuro apoyo de las experiencias tenidas y luz para el caminar de estos
niños). En este momento invitamos a los niños a repetir las “Palabras de Jesús”.

El niño voluntario, que cree saber el versículo, y que ciertamente desea aprenderlo,
es ayudado por el catequista, y va corrigiéndose o repitiendo, según éste le dice. Al acabar
siempre le animamos y felicitamos al niño porque ya se parece más a Jesús, pues sabe y
repite sus Palabras:

Algunos niños, que creen no saberlas pero quieren decirlas, piden que se les ayude.
El catequista dice la frase y ellos la repiten. Y se les felicita igualmente: ellos quedan
convencidos de que las saben y ciertamente las han dicho.

Y así con todos, para que todos tengan esta experiencia de pronunciar las Palabras
de Jesús. A veces las repiten en grupitos de 3 ó 4, o todos juntos. La mayoría de las veces
acabamos recitándolas todos juntos.

En algunas Reuniones algunos niños dicen o repiten el versículo clave de otras


sesiones anteriores, cuando viene bien para confirmar algo, por ejemplo la presencia de
Jesús en medio de nosotros, o la fuerza de la oración; en general frases en relación con el
tema que ha salido.

12. APLICACIÓN A LA VIDA

Es necesaria. Se va apuntando en el mismo comentario a la Palabra, pero conviene


precisarla muy concretamente al final, como respuesta a la Palabra.

Estas respuestas son de diverso tipo. Nunca hablamos de compromiso, sino de


continuar viviendo lo que aquí experimentamos. Cada Reunión tiene su peculiar
prolongación en la experiencia. Y cada Presencia de Jesús inspira el modo concreto y
propio de relación:
-Canto y oración
-Gestos (adoración, ofrecimiento...)
-Cambio de actitudes
-Contar y anunciar en su casa (padres, hermanos), con palabras o con gestos, lo
oído y vivido (p.ej. “Jesús te quiere”, bendecir la mesa, rezar sólo o con los
padres y hermanos, etc...)
Oratorio de niños 21

-Recordar acciones, momentos en que ellos creen haber vivido esa Palabra (muy
importante)
-Invitarles a vivir esa Palabra (ayudar al prójimo, pobres, casa...)
-Decirles que en la Reunión siguiente les preguntaremos lo que han hecho (y
preguntarlo).

13. MEDITACIÓN Y/O CANTO

1. El canto es uno de los componentes de la Reunión más importantes. Por ello, a


cuidar de modo especial.

Para los niños resulta uno de los momentos más gozosos del encuentro y el
vehículo más sencillo y denso de su participación.

Por el canto, que muchas veces repiten en sus casas, en el recreo, con amiguitos, se
prolonga algo de la Reunión en sus vidas, y llega a otros.

Los cantos aprendidos pueden ser verdaderos soportes de su fe, ahora y más
adelante.

2. Todos nuestros cantos procuramos


- que estén al servicio de la Reunión, de la Oración
- que las letras sean profundas bíblica y teológicamente
- que la música sea bella y tenga unción religiosa.

3. No importa que el niño no entienda todo, incluso alguna palabra que no está en
su uso o que teológicamente sea muy densa, p.ej. “misericordia”: la explicamos, que algo
entiendan; y será objeto de catequesis posteriores. Así el canto nos ofrece posibilidades de
ser retomado siempre como soporte de catequesis.

4. Cantar es orar, una manera de orar. Los niños tienen esto bien claro, y lo
prueban con su actitud, con su unción al cantar, con su atención.

Aprenden el canto a medida que lo vamos cantando, sin perder mucho tiempo en
ensayos. Ven rezar al cantor y se van uniendo a él poco a poco.
22 Oratorio de niños

14. ORACIONES EN COMÚN

1. Las hacemos cuando ya han aprendido a rezar (desde las primeras Reuniones ya
se les inicia progresivamente a los diversos tipos de oración: petición, acción de gracias,
alabanza, bendición...; ellos las van aprendiendo).

Se les invita. Quien quiere rezar lo indica y se pone de pie o de rodillas. Hace su
oración, y acaba diciendo: “Te lo pido, Señor”, o “Te doy gracias, Señor”.

Todos escuchan y “se ponen de acuerdo” con él contestando: “Te lo pedimos,


Señor”, o “Te damos gracias, Señor”.

Estamos atentos a invitar a niños que nunca oran, para que lo hagan; les ayudamos
a hacerlo si es necesario. Sobre todo en celebraciones especiales, cuando pedimos el
Espíritu Santo, etc.

Si no hay tiempo para que todos recen en voz alta, dejamos unos momentos para
que “en secreto” hagan su oración.

2. Hay que conducirlos (orientarlos), poco a poco, a que digan cosas importantes
para su vida; se les anima a ser originales (para que no repitan todos la misma oración); no
obstante se les respeta siempre; si hacen una oración inadecuada se les invita a que pidan
algo que nosotros mismos sugerimos.

A veces, cuando es el caso, subrayamos que lo que han pedido es muy importante,
o que Dios les ha escuchado y se lo dará.

En ocasiones los niños dan gracias a Dios porque han visto “cumplida” su oración
de Reuniones anteriores (incluso de oraciones que venían pidiendo, en algún caso, dos
años insistentemente).

Así poco a poco, con estas ayudas y lo que cada uno escucha de los demás, van
madurando en su oración, sin que les propongamos ningún modelo o cliché de oración.

15. ORACIÓN FINAL

De pie todos, escuchan y repiten en silencio la oración conclusiva del presbítero o


catequista. Y acabamos rezando todos juntos el Padrenuestro o cualquiera de las oraciones
que se van aprendiendo.
Oratorio de niños 23

Se reza sin prisas, en voz baja para que sobresalga la voz del catequista; cuando
una oración no la saben, repiten frase a frase lo que el catequista dice.

16. BENDICIÓN

1. La bendición la damos siempre (si hay sacerdote), a partir de la Reunión en que


se les bendice e impone las manos por primera vez: los niños inclinan la cabeza y son
bendecidos. Al principio les cuesta signarse, pues tienden a imitar los gestos del sacerdote
y se hacen un lío.

2. La imposición de manos: se indica en las Celebraciones especiales. También la


hacemos en situaciones especiales en que la necesitan (por nerviosismo y agresividad,
por sentimientos de culpabilidad, o por conveniencia del mismo desarrollo de la Reunión),
para significar el amor cercano de Jesús. Se hace en el centro de la alfombra, o acercándose
al sitio de ellos, uno por uno.

17. DESPEDIDA Y SALIDA

Desde el sitio cada niño inclina la cabeza al Sagrario, se despide de Jesús, y salen
uno tras otro, ordenada y silenciosamente, sin correr, sin empujarse ni “colarse” y en
silencio.

Si esto no lo respetan, vuelven a su sitio, se calman, y se inicia de nuevo la salida.


Es muy importante el respeto y la disciplina, para evitar explosiones y algarabías de “final”
(que no suelen darse, si la Reunión ha tenido el ritmo de calma e interioridad debidas).

18. OBSERVACIONES

En este lugar de la Ficha-Guía anotamos aspectos referentes a la Asamblea, a lo


signos, cantos, gestos, al ritmo, al desarrollo, a la conveniencia de duplicar la Reunión, etc.

Incluimos aquí algunas notas más, de nuestra experiencia.

1. Preguntarles el nombre
Hemos visto importante dirigirnos a cada niño por su nombre, y que su nombre se
pronuncie ante el Señor.
24 Oratorio de niños

En las primeras Reuniones nos presentamos, pedimos a cada uno que diga su
nombre, o a alguien que diga el nombre de todos (no el apellido). Y alguna otra vez más,
de cuando en cuando. Si acude una persona nueva nos presentamos siempre.

Hay celebraciones en que, para subrayar el carácter personal y real de la relación


con Jesús, cada uno le decimos nuestro nombre: “Jesús, yo me llamo N., y...” (continúa la
oración).

En su momento habrá Reuniones sobre la Palabra “Vuestros nombres están escritos


en el cielo...” (cfr Lc 10,20).

2. Tomar notas y apuntes


Es muy útil, a la larga, tomar nota de lo que hemos observado en la Reunión,
- de momentos o anécdotas relevantes,
- del lenguaje que emplean los niños cuando reevocan lo que nos han oído
(ellos nos enseñan el lenguaje que hemos de emplear para hacernos todo a
todos),
- del ritmo de la celebración, de lo que no ha salido como hemos previsto,
- de las “sorpresas” del Espíritu...

Toda esta “memoria” se convierte en muro de nuestra esperanza y luz de nuestro


caminar con los niños.

3. Duplicar Reuniones
Las Reuniones se pueden repetir. Es más, conviene hacerlo sobre todo en Primero;
y en general, cuando, a criterio del catequista, convenga afianzar la experiencia tenida y
fijar el mensaje evangélico, consolidar un gesto, una actitud, una “misión”, asimilar mejor
un contenido intelectual.

En la duplicación de una Reunión siempre hay una “nueva” experiencia y un


avance en el acercamiento al Misterio. Cuando repetimos una Reunión, y siempre,
preguntamos a los niños; y ellos dan la respuesta justa siempre... La Palabra ha quedado
en el grupito de niños en alguien para todos.

Escucharles y amarles dulce y tiernamente como Jesús y María te aman a ti, se


traduce en encontrarse en el niño a Jesús y a María que te hablan y te miran y te aman.
Oratorio de niños 25

4. Itinerario temático
Es muy sencillo:
Por una parte introducimos paulatinamente a las diversas presencias de Jesús y a los
distintos modos de oración, a partir de las palabras evangélicas que hemos visto más
adecuadas para cada Reunión.

Desde ahí ya vamos acercándonos a los diversos misterios de la fe (Dios Padre,


Cristo, Espíritu Santo, Iglesia, María).

Por otra, seguimos de una manera sencilla el Año Litúrgico, con Reuniones
especiales en torno a Navidad y Pascua, y un ciclo especial sobre la Familia de Nazareth.

Ambas líneas cabalgan entre sí, según el calendario del curso.


26 Oratorio de niños

VI. LA PREPARACIÓN DE LA REUNIÓN

Es imprescindible preparar la Reunión.

1. Hay una preparación REMOTA, habitual, que no se puede improvisar que es la


propia relación con Jesús, toda nuestra vida de fe, y de un modo específico la
EXPERIENCIA DE ORACIÓN. Enseñamos a orar en la medida que sabemos orar. (Esto
que es elemental se olvida cuando la misma acción apostólica se vive como una actividad
más, profesional más que espiritual, “en el Espíritu”).

Y hay una preparación INMEDIATA doble: material y espiritual.

La material, previsión del ritmo, partes y elementos de la Reunión, preparación de


la Asamblea...

La espiritual: que consiste en orar la Palabra que se va a proclamar a los niños y


abrirse uno mismo a las actitudes, objetivos, misión, etc. que contiene y que luego
quisiéramos que ellos vivieran.

Esa oración la hacemos desde la propia vida, en un tiempo de contemplación y de


meditación de la Palabra, invocando sin cesar la presencia del Espíritu Santo tanto en
nosotros como en los niños. Es necesario orar a solas antes de ir a enseñar a orar.

2. Hemos de apuntar también necesariamente a una formación básica y permanente


bíblica, teológica, catequética, psicológica.

Cuanto más pequeños los niños y más receptivos, más precisa y delicada ha de ser
nuestra acción con ellos; por su parte, ellos nos van a hacer preguntas que ponen en juego
todo nuestro arte de decirles la verdad que entiendan y de modo que contenga todo lo que
más tarde les vamos a explicar. Los niños nos ayudan en nuestra comprensión del Misterio
y de lo que es fundamental en él.
Oratorio de niños 27

VII. LA RELACIÓN PERSONAL CON EL NIÑO

1. Cada niño se siente querido, singularmente (se le llama y conoce por su nombre,
no por motes o diminutivos que a ellos normalmente no les gustan y los demás sí utilizan).

2. “Bendecimos” siempre a cada niño, reflejando el amor singular que Dios le tiene.
No permitimos que nadie “mal-diga” de otro niño, porque nadie puede conocer y juzgar
al otro, sólo Dios. Y Dios ama y bendice al inicio, en medio y al final.

3. Si hay que hacer advertencias a alguien es preferible hacerlo singularmente: el


catequista se acerca al niño y habla con el; o el catequista de apoyo saca afuera al niño
con problemas (llora, se mueve, se levanta, está triste, tiene alguna necesidad que expresa
en voz alta;..) y le ayuda a serenarse y modificar su comportamiento y volver a la oración.

4. Exigimos siempre la obediencia con firmeza, sin transigir, con claridad una y
otra vez (cada vez más distanciadamente para no “exasperar”). El niño puede, a pesar de
todo, distraerse, seguir nervioso. Lo que no puede hacer nunca es molestar a otros (Jesús se
enfado con quienes impedían que los niños se le acercaran...). Por ello, cuando un niño no
puede permanecer sin molestar a otros, le invitamos a abandonar el Oratorio unos
minutos, y luego, si desea continuar, se le permite entrar de nuevo.

5. Si algún niño o varios se comportan de una forma manifiesta y públicamente


inadecuada, al final de la Reunión les hablamos y ayudamos a ver su comportamiento.
Ellos no se ven a sí mismos, como si las cosas ocurrieran “sin ellos”, fuera de ellos. Por
eso la adecuada corrección les ayuda a tomar conciencia de sí y de la realidad (en su
verdad, bondad, belleza).

Salvo circunstancias que impidan el desarrollo normal de la Reunión, no


interrumpimos ésta con correcciones en voz alta (es preferible acercarse a cada uno de
ellos: se crea en todos un momento de silencio y de expectación que es beneficioso, y
luego se puede seguir la Reunión).

6. Cuando un niño vive un problema, que vemos o él manifiesta, hablamos con él,
le apoyamos en lo posible; y si ha salido ante los demás, le “anunciamos la salvación” que
le trae el Señor. Estos anuncios singulares llevan a una mayor esperanza en Jesús y tienen
un poder realmente transformador de la actitud y del comportamiento de los niños.

7. Y nos hacemos ciertamente presentes al niño cuando goza, crece, se transforma a


la Luz del Misterio; nuestra palabra le da seguridad, alimenta su Fe y su Esperanza, hace
reconocer y desear a los demás la obra de Dios en ellos.
28 Oratorio de niños

VIII. INTRODUCCIÓN AL “MISTERIO”

Misterio escondido desde los siglos, Misterio “secreto”... Apenas es vislumbrado


tiene un poder de atracción irresistible. No sólo para los adultos. Especial y vivamente para
los niños.

1. Es muy vital para ellos ir conociendo y desentrañando el Misterio de Dios. Es


como un mar inmenso en el cual buscar sin llegar nunca a recorrerlo, como agua
desbordante que no puede meterse en el hoyito de arena que el niño ha hecho en la playa,
como fuente deseada que nos sacia sin quedar nunca agotada.

Los niños buscan en ese mar inmenso. Y se quieren adentrar con mil preguntas e
intuiciones. Nosotros los cogemos de la mano, y les acompañamos; pero defendemos su
secreto cuando contestar sus preguntas en el momento equivaldría a ahogar su inquietud
con conceptos que no entenderían...

Por eso les llevamos a “bañarse en las orillas de la playa”, nos adentramos un poco,
salimos, paseamos, sentimos su brisa, lo bordeamos... este inmenso océano del Amor
misterioso de Dios, catequista y niño cogidos de la mano.

Luego... a casa. El niño ha crecido y ha disfrutado con ese encuentro amoroso con
las aguas del Bautismo, con el océano del Amor del Padre, llevados de la mano de María y
José. Le gustaría quedarse allí, plantar su tienda, hacerse su Hogar. Pero lo devolvemos a
su casa, a su realidad.

Como tiene hambre y sed del Amor conocido, volverá. Y cada día se dejará más
fácilmente conducir, y hará todo mejor; porque los niños, al obedecer, descubren Paz y
Felicidad y Sabiduría que antes no tenían... y dulcemente creen y aman.

2. Ellos encuentran su seguridad y su fe en las nuestras. Y creen que nosotros


conocemos y vivimos el Misterio en su totalidad, como si para nosotros no lo fuera.
Nosotros les confesamos que el Misterio es insondable, que también se nos escapa... pero
les iremos acercando a él poco a poco, para que lo vivan por sí mismos, originalmente,
originariamente.

Y aceptan, y les basta, que cuando quieren conocer todo les demos sólo un
poquito... “porque tenéis que crecer... más adelante os lo explicaré... un día veréis...”.
Siempre respondemos con expresiones exactas teológicamente, adultas, que les sirvan para
siempre.
Oratorio de niños 29

Ese poquito concreto les alimenta, les sacia, les pone en camino... Y al mismo
tiempo les mantiene expectantes ante el “secreto escondido” que un día se les revelará.

Ellos desean siempre saltar de la orilla segura conocida al inmenso y desconocido


mundo que intuyen detrás... Pero hay que ayudarles a esperar y estimularles a crecer para
que llegue ese momento: “cuando conozcáis más a Jesús”, “cuando sepáis orar mejor”,
“cuando podáis obedecer mucho”, “cuando aprendáis las Palabras de Jesús, de la Biblia”...
Y ellos obedecen y crecen y conocen...

3. No obstante, nuestra pedagogía no limita la del Espíritu Santo, que les revela
verdades, que nosotros nunca les hemos transmitido, y que nos sorprende, para que
entremos en el gozo de Jesús ante los pequeños y sencillos... Es Dios mismo quien les
revela el Misterio escondido...
30 Oratorio de niños

IX.- ACTITUDES QUE CUIDAMOS

Dependiendo del nivel de madurez de los niños vamos evolucionando en las actitudes
a trabajar, todas ellas unidas con la vivencia personal y comunitaria de la fe a través de la
oración.

1. Trato personalizado de cada uno de los niños.


Desde el comienzo hemos entendido que es fundamental llamar a cada niño por su
nombre. Nuestro recuerdo de sus nombres les hace ser singulares y especiales; cada uno se
siente querido y amado personalmente. Resulta útil también para centrar la atención de
aquellos que vemos que se despistan. No hace falta llamar la atención en voz alta, una
pregunta directa al niño que vemos despistado puede ayudarle a centrarse de nuevo.

2. Orar con los niños.


No se trata de enseñarles a orar sino de orar con ellos. Esto nos exige vivir cada una
de las sesiones con intensidad. Si nosotros nos despistamos y desconectamos de la
realidad, podemos estar hablando continuamente, pero ellos se darán cuenta de que
estamos ausentes. Si nos ven nerviosos o despistados, eso les transmitiremos; si nos ven
serenos y con tranquilidad, comunicaremos paz y gozo.

3. Ejercitar la paciencia, sin prisas ni agobios.


Vivir la oración con toda la paz posible. No hay que correr, no hay que
obsesionarse con querer acabar todos los contenidos que se proponen. Lo importante es
que los niños puedan ir alcanzando su propia experiencia.

4. Fijar formas, gestos y posturas.


Esto se hace de manera especial durante el primer año de Oratorio. Los niños de
Primero de Educación Primaria no están acostumbrados a permanecer tanto tiempo
sentados sin tener nada entre las manos, sin jugar, sin moverse, escuchando y participando.
Es importante que, al menos, durante todo el primer año fijemos las posturas y gestos a
utilizar en la capilla. Los niños a esa edad son especialmente imitativos, así que un buen
ejemplo por parte del director y del acompañante suele ser decisivo.

5. Atención a la realidad.
De cada grupo y del momento en que se realiza la oración. En lo referente al
horario, hay sesiones que resultan especialmente difíciles. Imaginémonos a nosotros
mismos, después de haber hecho un gran esfuerzo físico, que nos sienten en una silla, para
centrarnos en la oración. Eso es lo que les sucede después de una sesión de recreo.
Oratorio de niños 31

6. Respeto y escucha.
Los niños siempre quieren ser protagonistas de la historia, y cada uno de manera
individual. Les cuesta escuchar y estar atentos a las intervenciones de los demás. Los más
activos quieren intervenir siempre y los más tímidos pasan a un segundo plano, porque los
primeros llevan todo el protagonismo. Esto nos pide estar atentos a esta situación y
favorecer la intervención de todos por igual, especialmente de aquellos que no se sienten
seguros, para darles seguridad.

7. Afirmación de lo que cuentan y expresan.


Los niños más “grises” están acostumbrados a fallar en casi todo lo que hacen.
Nunca aciertan con la respuesta correcta. En el Oratorio no les negaremos su autoestima.
En muchas ocasiones el niño responde a lo que se le pregunta desde su situación, y
nosotros queremos escuchar la respuesta desde nuestra situación adulta. Ellos no se
equivocan, sino responden desde su perspectiva, que en ocasiones no coincide con la
nuestra.

8. Bendecir, bien-decir.
No levantaremos la voz en ninguna ocasión. Ante una situación difícil es mejor
callarse y esperar a que en el silencio sean conscientes de que estamos esperando a que se
calme el ambiente. Avisos generales y correcciones de modo genérico no sirven sino para
enrarecer el ambiente. Las buenas palabras ganan más afectos que las palabras de enfado o
crispación.

9. Dejarles que hablen.


No es una pérdida de tiempo. Cuanto más pequeños son, más les gusta quedarse en
lo anecdótico. Una referencia que se ha puesto como ejemplo para hacer más visible una
realidad que se quiere transmitir les sirve a ellos para aferrarse al ejemplo y no salir de ahí.
Todos quieren contar alguna anécdota interesante. En muchas ocasiones no tienen otra
oportunidad para hablar de lo que les preocupa, y en esas anécdotas y curiosidades
podemos ver muchas preocupaciones.

10. Ayudarles en la autonomía.


Al principio basta que repitan las oraciones que nosotros les sugerimos, y necesitan
además hacerlo en voz alta, necesitan escuchar su propia voz, porque el interior está poco
desarrollado. Poco a poco les llevaremos a trabajar su propia interioridad, a ser capaces de
repetir algo mentalmente. Igualmente les ayudaremos a que puedan expresar sus oraciones
sin necesidad de repetir lo que ha dicho el compañero.
32 Oratorio de niños

11. Responder a sus cuestiones.


Los niños son curiosos y quieren saber. En ocasiones nos harán preguntas que no
tienen que ver con lo que nosotros queremos de ese momento. Una respuesta de cariño y
amable puede posponer la respuesta a esa cuestión que no nos parece pertinente. En otros
momentos nos harán preguntas “difíciles” sobre aquello que queremos orar. Siempre hay
que dar una respuesta, aunque no pueda ser en toda la profundidad que exige la cuestión, y
quizá tengamos que añadir que ese mismo tema lo trataremos en otro momento. Eso
satisface la curiosidad del momento, y nos permite seguir adelante, sin haber dañado el
querer saber del niño.
Oratorio de niños 33

X.- DIRECTORIO PARA EL ACOMPAÑANTE DEL ORATORIO

El papel del acompañante en el Oratorio


 Posibilitar que los niños se encuentren con Jesús, lo experimenten.

Para ello es importante:


 La preparación del acompañante. Intentará llegar con el tiempo suficiente para
dejar a un lado su labor anterior y prepararse para esta experiencia.
 Sería bueno que también el acompañante orara los textos que se van a proclamar y
vivir previamente.
 Vivir el momento en un abandono confiado al Espíritu Santo, para poder sentir esta
experiencia como un encuentro con Jesús.
 El acompañante no está únicamente para mantener el orden y la tranquilidad, sino
para hacer un momento de oración.
 Que todo lo que en el Oratorio se diga no puede salir de ahí. Los niños nos abren su
corazón, sería una falta de respeto contarlo fuera.
 En todo momento participará con naturalidad, si así lo desea, en las oraciones en
común.

Más en concreto: ¿qué hay que hacer?

PREPARACIÓN PREVIA DE LOS CHAVALES


 Esperar a los niños en el pasillo de la clase correspondiente.
 Mientras el animador invita a los niños a que se arreglen bien y a que cualquier
cosa que les vaya a estorbar la dejen en clase, el acompañante estará atento a la
situación de los niños.
 Tratar de que encuentren cierta tranquilidad interior y crear en ellos las
disposiciones necesarias de obediencia, atención, expectación, interés; antes de
emprender el camino hacia la capilla.
 Procurar que permanezcan en silencio, que no jueguen y que se preparen
interiormente.

RECORRIDO HASTA LA CAPILLA


 Deberán ir en silencio y en orden, en fila de a dos.
34 Oratorio de niños

 El animador que dirige el Oratorio ira el primero y el acompañante, en último lugar,


cerrando el grupo y acompañando al niño que esté sin pareja, en caso de que el
grupo sea impar.
 En cursos ya experimentados cuidará que los niños vayan repitiendo en silencio la
frase o las palabras que el animador les haya dicho previamente.

EN LA MISMA CAPILLA
 Ya en la capilla, después de que el animador haga el saludo a Jesús, van entrando
los niños a saludar.
 Al comienzo es bueno señalar que dejen una silla vacía a los lados de la que ocupan
ellos. Así evitamos que los amigos de siempre se junten y aprovechen la situación
para jugar.
 En cursos superiores, y cuando el acompañante vaya conociendo a los niños, podrá
hacerles alguna sugerencia sobre los sitios a ocupar cuando prevea que dos amigos
se sitúan juntos para distraerse.
 Toda la entrada en la capilla se hará en orden, sin empujones ni prisas, sin correr y
sin pisar la alfombra.
 Conforme se vayan sentando les recordamos cómo se tienen que colocar: bien
sentados, piernas juntas, manos sobre las rodillas o el regazo; y en este esperando a
que todos los demás saluden a Jesús.
 Si algún niño habla, corre, pisa la alfombra, se precipita, se le enseña a hacerlo
bien, y se la hace repetir.
 Trataremos de que los niños permanezcan en silencio, haciendo oración.
 Cuando todos los niños hayan saludado a Jesús el acompañante se acerca a realizar
el saludo.
 El acompañante se sentará junto al que anima la oración.

DURANTE EL ORATORIO
 Mientras la oración procuraremos que los niños estén bien sentados, atentos,
escuchando.
 Si no fuera así, el acompañante se acercará al que muestra una conducta
inadecuada, y con cariño y sin exigencias, le hablará y le tranquilizará.
 Si su actitud persiste, le acompañará fuera y hablará con el niño en cuestión.
 Si es necesario se quedan un rato fuera hasta que salgan a buscarles.
 Excepcionalmente, se le acompañará al niño a clase.
 En todo momento se moverá por la capilla sin pisar la alfombra, por la parte de
atrás del círculo, con movimientos pausados y sin llamar la atención.
 Cuando se dirija a un niño, lo hará en voz baja, al oído del mismo, sin utilizar
palabras agresivas, amenazadoras o insultantes.
Oratorio de niños 35

AL FINAL DEL ORATORIO


 En la despedida y salida de la capilla, el acompañante saludará a Jesús en primer
lugar, para que la salida sea ordenada y silenciosa, sin prisas, sin pisar la alfombra,
sin correr, sin empujarse ni “colarse”.
 Suele ser conveniente establecer una manera o criterio para salir de la capilla. Por
ejemplo, que los dos de las esquinas comiencen a salir primero y les vayan
siguiendo el resto, uno de cada lado.
 Si esto no lo respetan, volverán a su sitio hasta que se calmen e iniciarán
nuevamente la salida.

SUBIDA A CLASE
 La subida a clase se hará de la misma manera que la bajada a la capilla: en silencio
y en orden, en fila de a dos, sin correr.
36 Oratorio de niños
Oratorio de niños 37

ORATORIO DE NIÑOS
EXPERIENCIA DE RELIGIOSOS Y ACOMPAÑANTES

1. EXPERIENCIA EN LA PROVINCIA CLARETIANA DE EUSKAL HERRIA

Antes de remitirme a la experiencia de la comunidad religiosa, debemos centrar


un momento nuestra atención en lo que ha supuesto el Oratorio de niños en la pastoral de
la Provincia de los Misioneros Claretianos de Euskal Herria.

La experiencia del Oratorio ha calado, con mayor o menor movimiento según el


volumen del centro, en los grandes enclaves pastorales de nuestra provincia. Los tres
centros escolares de Larraona, Askartza-Claret y Mariaren Bihotza; así como las
parroquias de Bilbao y Vitoria-Gasteiz, han querido sumergirse en dicha experiencia.

1.1. Opción provincial

Dado el número de centros escolares y parroquiales donde se viene realizando con


mayor o menor asiduidad la experiencia del Oratorio podemos afirmar que ha sido una
opción en la pastoral de la Provincia Claretiana de Euskal Herria.

Si el campo de la juventud, con los procesos de convocatoria e iniciación en la fe,


centraba la atención y los mejores esfuerzos de nuestra labor pastoral, la pastoral infantil
no acababa de encontrar el protagonismo que hoy en día va adquiriendo. A este cambio de
paradigma que se está viviendo en la actualidad han contribuido diversos factores que, sin
pretensiones de agotar el análisis, enumeramos sucintamente:

 falta de religiosidad en los niños que se acercan a nuestros centros,


 escaso conocimiento de los rudimentos religiosos,
 inhibición en el ámbito familiar,
 mayor conciencia de que lo que no se trabaja desde pequeños es difícil inculcarlo
de mayores,
 conocimiento de nuevas maneras de trabajar con los niños, experiencia del
Oratorio.
38 Oratorio de niños

1.2. Época de cambios

En muchos foros de opinión se deja escuchar la expresión de que estamos viviendo


una época de cambios. Esta opción pastoral por la experiencia del Oratorio ha supuesto
algunos cambios sustanciales en nuestra labor con la infancia:

 dedicación de más y mejores recursos humanos,


 mayor atención al período de la pastoral infantil,
 programación y organización,
 interés por transmitir a los niños aquello que es el fundamento de nuestra vocación
y vida religiosa: la oración.

Estos cambios más significativos están acompañados de la inquietud y


preocupación por parte de aquellos que no participan, directamente en la experiencia. Así,
en los diversos encuentros provinciales, siempre hay una inquietud por saber cómo va “eso
del oratorio”. En otros ámbitos de trabajo se preocupan por saber qué implicaciones
económicas tendrá la experiencia del Oratorio, ya que cada vez son más los claretianos y
seglares que, de manera especial en los centros escolares, dedican su jornada a la oración
con los niños.

1.3. Camino de luz

Dado que los comentarios generales son siempre muy generosos en cuanto a las
alabanzas de la oración con los niños, existe un clima esperanzado en la pastoral de la
provincia. Aunque breve en cuanto al tiempo, la experiencia del Oratorio va ganando en
quilates; y abre una puerta a la esperanza, que acompañada de una oración más intensa y
ferviente por parte de todos los claretianos en favor de la oración con los niños acabará por
convertir nuestros corazones.

Quisiéramos tener más experiencia, poder responder a las preguntas sobre el futuro:
¿se podrá trabajar de una manera distinta con la juventud?, ¿tendrán más eco las
convocatorias con los jóvenes?, ¿llegaremos a transmitir una espiritualidad más profunda?,
¿contaremos con la colaboración de más seglares?, ¿tendrá incidencia en la pastoral
familiar?, ¿aumentarán nuestras vocaciones?, y un largo etcétera.

En la mente y en el corazón de los claretianos de la provincia creo poder afirmar


que detrás del muro de las incertidumbres, de las dudas y de las preguntas que no
encuentran respuesta inmediata, queda al menos entreabierta la puerta que nos muestra un
camino de luz.
Oratorio de niños 39

Todos tenemos claro que a nosotros nos corresponde sembrar y que otros
recogerán, pero cuánto nos gustaría ver el fruto!

2. EXPERIENCIA DE LOS MISIONEROS CLARETIANOS

Queriendo concretar más lo señalado tan genéricamente en el punto anterior


debemos acercamos a la experiencia concreta de los religiosos que dirigen la oración con
los niños. Bien es verdad que cada vez son más los seglares que en nuestros centros
escolares y parroquiales van sumando sus ilusiones y esfuerzos en cuanto a la dirección del
Oratorio se refiere.

Tras realizar el primer curso con el Padre Carbó, nuestros hermanos del colegio
claretiano Larraona de Pamplona se animaron inmediatamente y comenzaron la andadura
de la experiencia con resultados muy positivos. Sin embargo, en el colegio Askartza Claret
la respuesta, en un principio, no fue tan decidida. Una estructura de seis líneas por curso
impone respeto y consideración.

Por una parte, lo visto y vivido en el cursillo nos animaba a intentarlo y, por otra
parte, encontrábamos las naturales reticencias ante lo nuevo y desconocido. Muchas
cuestiones hacían mella en nuestra inquietud. La experiencia nos parecía muy positiva pero
ninguno de los claretianos contábamos con un aval muy abundante en cuanto al trabajo en
edades tan tempranas.

Con la distancia que suponen los cuatro cursos escolares transcurridos, queremos
dejar constancia de algunas de nuestras dudas, de manera especial para vosotros que,
queréis poner en marcha la experiencia del Oratorio. Algunas dudas que nos asaltaban se
referían más al carácter organizativo, de programación y de materiales.

Pero quizá las que más nos preocupaban se referían a las cualidades de los mismos
misioneros claretianos del colegio. ¿Seremos capaces los religiosos claretianos de aquí de
acercar a nuestros niños a la experiencia de oración? Acostumbrados más a verbalizar los
contenidos de nuestra fe para preadolescentes, jóvenes y adultos no nos veíamos tan
seguros en el ámbito de la infancia. Poder comunicaros hoy nuestra experiencia quiere
decir que si no del todo superadas, esas dudas y preocupaciones han pasado a un segundo
término.
40 Oratorio de niños

2.1. Caminando de la mano

Al ser tan voluminoso el centro Askartza Claret, aunque nuestra experiencia


alcanza este año hasta quinto de Educación Primaria, todos los días seis sesiones de
Oratorio suponen hermosos paseos por el centro.

Cada clase a la misma hora, divida en dos grupos, comienza su peregrinación a


sendas capillas colegiales. Un grupo debe acceder a la capilla del pabellón de mayores,
gran camino para los pequeños y no falto de "peligros", según el horario. La primera sesión
coincide con la salida al recreo de los mayores. En ocasiones, el momento nos ha
encontrado con nuestros pequeños por las escaleras. Los mayores ni miran ni ven, y se
llevan por delante todo lo que se encuentran. Allí la labor de claretianos y profesores
defendiendo, lo más tierno del colegio, de empujones sin miramientos.

Es muy tierno ver a los pequeños grupos de niños y niñas caminando de la mano de
los misioneros claretianos. De los 11 directores de oración, 6 son misioneros claretianos
que alegran con su presencia e ilusión los mejores deseos de la pastoral de infancia.

Es una presencia significativa. En el colegio, con 29 años de andadura, es conocida


la eterna queja sobre la escasa presencia de los claretianos en el pabellón de los pequeños.
Ahora no se puede decir lo mismo; al menos en lo que se refiere al Oratorio. Los más
pequeños nos conocen, nos saludan, tienden sus manos en busca de las nuestras, imploran
caricias y miradas tiernas. Gracias a Dios, hay estamos 6 Hijos del Corazón de María para
intentar acercar a los pequeños a la bondad de Dios.

2.2. Gustad y ved que bueno es el Señor

Todos los directores de la oración el primer año fuimos misioneros claretianos.


Personas muy acostumbradas a predicar, a hablar de Dios en distintos ámbitos. Pero
cuando uno se acerca a la realidad de los niños sobran muchas ideas y se hace fundamental
y necesaria la experiencia. Es verdad que las ideas y los contenidos fundamentales de
nuestra fe se encuentran apoyadas en una experiencia vocacional de llamada y
seguimiento; pero no es menos verdad que lo que más llega a nuestros niños no son ni los
contenidos ni las ideas, sino hablar de la experiencia, es decir, hablar desde y con el
corazón.

Ya nos lo había advertido Gonzalo Carbó en el curso. Es imprescindible la


preparación del momento de oración. A orar se enseña orando. Realizar el mismo director
de la oración lo que se va a proponer a los niños ayuda sobremanera a encontrar los
Oratorio de niños 41

momentos y actitudes fundamentales que se quieren transmitir. Así como a ciertas clases y
reuniones con los grupos uno puede ir con lo puesto, con el bagaje de su experiencia; al
momento de oración con los niños uno debe asistir “orado”.

La Palabra de Dios que va a ser contemplada necesita de un tiempo adecuado que


nos ayude a ser conscientes de la experiencia que queremos transmitir en la reunión. Esto
implica, necesariamente, ser más constantes en saborear la Palabra. Y unido a ello se
necesita llegar hasta la esencia. Despojar el mensaje de tantas fiorituras que le hemos ido
añadiendo para llegar a lo nuclear. Saber, saborear lo nuclear y lo esencial nos ayuda a ser
más claros en nuestra experiencia. El niño ni entiende ni está preparado para escuchar
grandes discursos, pero capta maravillosamente lo esencial: la bondad de Dios.

Los misioneros claretianos nos definimos como "servidores de la Palabra" en sus


múltiples manifestaciones, y el Oratorio es el medio que nos ayuda a ser servidores de la
Palabra, acercándosela a los más pequeños.

2.3. Aprendiendo a bendecir

Una de las características del Oratorio que más ha marcado la experiencia de los
misioneros claretianos ha sido la bendición de los niños. Acostumbrados a mantener el
orden y la disciplina en clase, nos parecía mentira que la bendición pudiese conseguir
mejores frutos que los que nosotros cosechábamos.

La bendición para con los niños nos ha exigido una conversión fundamental de
corazón. Si bien es verdad que los sacerdotes estamos acostumbrados a predicar sobre la
bendición que Dios hace sobre cada una de las personas, hasta que uno no llega a la
experiencia personal no puede bendecir de corazón.

Acercarse a cada niño, interesarse por cada uno de ellos, comprender antes que
juzgar, bendecir antes que castigar ha supuesto una escuela de aprendizaje para los
misioneros claretianos. Ello exige vivir el momento intensamente. Acostumbrados a la
rutina, a lo de siempre no podemos abrirnos a la experiencia de algo nuevo y distinto. Este
momento de oración con los niños exige paciencia, saber esperar, no andar con prisas, con
ganas de acabar la reunión, con precipitaciones para que los niños asimilen no se sabe qué
contenidos.

Una mirada de ternura, un gesto de comprensión, una caricia afable, dejar que los
niños te rodeen con sus pequeños brazos, que te cojan de la mano supone una doble
terapia. De una parte para los niños, que pueden experimentar y sentir más cercana, más
42 Oratorio de niños

vivamente la bendición de Dios; por otra parte para los religiosos, que aprendemos a ser de
manera más fiel el reflejo de la bendición de Dios.

2.4. Admirados por el Misterio

Somos portadores en vasijas de barro de una gran tesoro. Poder acercamos con los
niños al misterio insondable del amor de Dios supone una experiencia que debemos
agradecer todos los días. Hemos sido elegidos para acompañar a los más pequeños en sus
primeros acercamientos al amor de Dios. Gran responsabilidad, que no supone temor, sino
respeto de ser fieles a lo que Dios quiere de nosotros. No podemos responder de cualquier
manera, como si lo que sucede en cada una de las sesiones del Oratorio nos dejase
indiferentes. Por ello, cada uno de los momentos de oración es vivido como un momento
de gracia espiritual.

Sin olvidarnos del “en vasijas de barro”, porque a menudo nos cuesta asistir a estos
momentos de oración. Quienes estamos acostumbrados a dar clases o a dinamizar grupos
de jóvenes sabemos que los momentos de oración con los niños son más difíciles, por ser
más exigentes para la propia persona. No puedes ir de cualquier manera, sin haberte
preparado; no puedes dejar pasar el momento y la oportunidad de acercar a los niños a la
experiencia del Misterio. En una hora de clase si no es una actividad será la otra, pero en el
Oratorio necesitas todos los sentidos para que los niños te sientan vibrar con esa oración.

Otra admiración, más que agradable, nos viene de los comentarios y ocurrencias de
los niños. Nunca sabes por dónde pueden salir con su imaginación y sus curiosidades.
Antes de tener la experiencia del Oratorio uno es remiso a pensar que los niños son capaces
de pensamientos tan profundos, de comentarios tan originales. Creemos que los niños son
meramente repetidores de lo que oyen a sus mayores; sin embargo, la experiencia nos ha
hecho descubrir grandes verdades de la boca de los niños.

Orar con los niños exige al adulto estar atento a la revelación del Misterio. El niño
se fía y confía en el adulto, y éste tiene que estar a la altura de las circunstancias. No puede
responder de cualquier manera, aunque no en todo momento se puedan respuestas
rotundas, cerradas, absolutas. El niño parte de actitud de admiración ante el adulto y
nuestra tarea es conducir esa admiración del adulto a Dios.
Oratorio de niños 43

2.5. Sedientos de salvación

En esta sociedad actual en la que nos ha tocado vivir más de una vez seguro que no
hemos preguntado sobre la necesidad que tienen las personas de escuchar un mensaje de
salvación. Ante la afirmación “Dios te salva” parece que escuchamos de mil maneras “pero
a mí ¿de qué me tiene que salvar Dios?”.

Los niños están sedientos de salvación y nuestra misión es acercarles a la fuente de


agua viva. Desde el primer momento en que te acercas a una clase para coger al grupo que
va a la capilla sus caras de expectación reflejan sus deseos de escuchar una palabra distinta.
Nos ha pasado en varias ocasiones, que por razones diversas no hemos podido tener
durante alguna semana el Oratorio, y los niños al verte por el pasillo o por el patio te
asedian y preguntan con ganas: ¿por qué esta semana no has venido?, ¿por qué no hemos
ido a la capilla?

El joven y el adulto, acostumbrados a tantas experiencias y a la vorágine de lo


nuevo y distinto, de lo impactante, de las experiencias fuertes, tan de moda en nuestros
días, necesita del cambio, porque lo mismo, lo de siempre le reporta agobio y cansancio.
Bien distinta es la actitud en el niño. Cuando los adultos nos cansamos de cantar siempre el
mismo canto, los niños desean repetirlo una y otra vez. No se cansan, disfrutan. Es una
experiencia que colma, aunque en un breve espacio de tiempo, la sed de una palabra
distinta.

Esta actitud por parte de los niños demanda una gran responsabilidad por parte de
los religiosos claretianos. No podemos cansarnos de acercarles a la fuente, para que beban
una y otra vez; y de la misma manera, beber con ellos. Cuando observas que los niños
esperan más respuestas, más palabras, piensas que esa actitud que es instintiva en ellos
debe ser también la que acompañe nuestra oración como religiosos claretianos. Poder decir
como en el pasaje de la samaritana: “Ya no creemos en él por lo que tú nos dijiste, sino
porque nosotros mismos le hemos oído y estamos convencidos de que él es
verdaderamente el salvador del mundo”. No saber de oídas la necesidad de acudir a la
fuente, saberlo por experiencia.

2.6. Formados en la fragua del Corazón de María

San Antonio Mª Claret, fundador de lo Misioneros Claretianos, el 16 de julio de


1849 nos bautizaba con otro nombre, más tierno y entrañable: Hijos del Corazón de María.
Fundó una nueva congregación misionera para que “nos llamemos y seamos” hijos del
Corazón de María. Él mismo se sentía formado en la fragua del corazón de la madre de
44 Oratorio de niños

Jesús. Aun obviando las evidentes reminiscencias románticas del siglo XIX, este deseo
ilumina también la experiencia del Oratorio con niños.

En las dos capillas colegiales encontramos la imagen del Corazón de María. Yo


suelo preguntar a los niños: “¿Por qué creéis que el Padre Claret nos puso el nombre de
Hijos del Corazón de María?” Y les enseño a mirar la imagen. Las dos figuras, María y
Jesús, tienen su mano izquierda a la altura del corazón. Un corazón visiblemente
destacado. El niño Jesús extiende su mano derecha hacia todos los que contemplan la
imagen. Esa mano abierta puede ser símbolo de dar o de pedir. En este caso concreto es
signo de ofrecimiento. ¿Y qué nos ofrece? Lo que señala con su mano izquierda: su
corazón.

Y María, ¿qué hace mientras tanto? Sujeta con dulzura esa mano que Jesús tiende
para ofrecer amor. María le ha enseñado a Jesús que debe estar siempre dispuesto a amar.
También lo hemos orado en el Oratorio: “Haced lo que él os diga”.Y, ¿cómo decimos que
amamos? Amamos de corazón.

Creo que los Misioneros Claretianos estamos viviendo intensamente esa


experiencia en el Oratorio. Somos como María. No somos los importantes de la película;
únicamente indicamos el camino que hay que seguir. El amor que hemos encontrado en la
fragua del Corazón de María se lo transmitimos con el mismo amor a los más pequeños.
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación de los más pequeños!

3. EXPERIENCIA DE LOS ACOMPAÑANTES

Nunca los comienzos fueron fáciles. En el colegio Larraona, desde los comienzos,
han contado con un número suficiente de acompañantes, principalmente madres de
alumnos. Sin embargo, tanto en Askartza Claret como en Mariaren Bihotza, la mayor parte
de la función de acompañantes es garantizada por el personal educativo del centro.

Las mismas reticencias y miedos que mostrábamos los misioneros claretianos


fueron expresadas por algunos de los profesores de nuestros centros. Era muy bonito lo que
habíamos visto, pero ¿seríamos capaces de hacerlo nosotros? En muchos de los
acompañantes se inició un camino de conversión.
Oratorio de niños 45

3.1. Descubriendo el valor de la oración

Los cambios no suelen producirse de manera repentina, necesitan su tiempo de


maduración. Pero, poco a poco, los mismos acompañantes que primero habían manifestado
muchas dificultades en torno a la experiencia del Oratorio, fueron abriendo sus ojos a otras
realidades distintas. En ocasiones somos críticos y duros con las realidades que no
experimentamos. Lo que desconozco se me antoja difícil, sin sentido. Algo así podríamos
decir de aquella primera reacción de tantos futuros acompañantes.

Acostumbrados a celebraciones de pandereta, el recogimiento y la sencillez que se


nos ofrecían se antojaban puro artificio de misticismos baratos, sesiones de espiritismo a
media luz. Una primera conversión, por lo tanto, se realizó al comprobar que la oración
podía experimentarse de una manera diversa a como lo habían hecho hasta el momento.

Y este valor descubierto a la oración se realizó a través y principalmente de los


niños. Ellos con su manera de actuar, su recogimiento, sus expresiones, sus pequeños y
grandes convencimientos fueron abriendo el corazón de los acompañantes, lo mismo que el
de los religiosos. Y un día después de otro descubres que los niños son capaces de sentir y
experimentar a Dios a través de una oración sencilla, callada, de pocas palabras.

Siempre hay algo nuevo bajo el sol. No todo está descubierto, para el que tiene
ilusión y se deja sorprender por los demás, también y especialmente por los niños. Así
nuestros acompañantes, no diré todos pero sí muchos, han aprendido a descubrir el valor de
la oración a través de la oración con los niños.

3.2. Orar desde la sencillez de la Palabra

Ya he mencionado anteriormente que en el colegio estábamos acostumbrados a otro


tipo de oraciones y celebraciones con los niños. En su mayoría podrían definirse como
masificadas, de mucho barullo, poco silencio y abundantes enfados por parte de todos, ya
que cinco minutos bastaban para poner a prueba las mejores y más aquilatadas paciencias.

Y así, celebración tras celebración nos habíamos acostumbrado al más difícil


todavía, todo lo que fuera posible y necesario para tener a los niños más o menos atentos
durante un cuarto de hora. Canciones, palmadas, globos, guirnaldas y mucho más. Pero la
experiencia nos ha permitido otro pequeño o gran descubrimiento: para orar con los niños
basta la sencillez de la Palabra.
46 Oratorio de niños

¡Quién nos lo iba a decir! Bien es verdad que hay que buscar las condiciones que
posibiliten ese clima tranquilo y de silencio. Pero el diálogo con Dios, la oración, ¿no
merecen nuestros mejores esfuerzos? De esta sencilla manera hemos entendido que para la
oración es suficiente con bien poco: la Palabra de Dios y el ejercicio de la oración. Hasta
las canciones sencillas y sin ritmos machacones suenan de otra manera distinta.

Cuando hay sosiego, paz, tranquilidad es posible entrar en la oración con poquitas
cosas. Basta saber a qué vamos y qué es lo que pretendemos en esa sesión. Escuchar la
Palabra como niños, limpios de todo prejuicio, de todo conocimiento anticipado que nos
hace saber cómo empieza y acaban cada una de las palabras que escuchamos. Es suficiente
abrirse a la sorpresa que en los niños produce cada una de las Palabras de Jesús.

3.3. Valor sanador de la oración

Y seguimos el tema de las conversiones por parte de los animadores. Seguro que en
la mente y el corazón de más de uno de nuestros acompañantes estaba el cuestionarse por
el sentido de la oración, al menos tal y como se la proponíamos ahora. Ya no se trataba de
llevar cuatro peticiones y dos ofrendas preparadas en clase, por cierto siempre las mismas.
No había que llevar nada preparado y, sin embargo, ¡orábamos!

A través de las sesiones de oratorio los niños han podido expresar sus sentimientos,
sus ilusiones e inquietudes, aquello que les preocupa y muchas cosas más. Y hemos
observado que la misma oración les ayuda a expresarse, que la oración es capaz de ir
curando sus pequeñas heridas; ésas que el mismo ir y venir de los días van dejando
escritas, pequeñas y grandes huellas de dolor.

Hemos sentido que los niños demandan la atención de los acompañantes porque
necesitan cariño y amor. Que hay quien se porta mal a propósito y así tener una disculpa
para que el o la acompañante se acerque a ellos. Hemos sentido que hay niños que nunca
son protagonistas de nada, niños y niñas “grises”, que buscan la aprobación de los
mayores; y que en la tranquilidad del Oratorio son queridos y amados por lo que son y no
porque respondan bien.

Acoger, acariciar, dar cariño y amor, dirigirse personalmente a cada niño, en su


singularidad, ayudan a que el momento de oración se convierta en una experiencia única,
distinta, demandada por los niños. En fin, los mismos animadores han sentido que el
Oratorio hace bien a los niños, les ayuda a crecer en sabiduría e inteligencia a los ojos de
Dios.
Oratorio de niños 47

3.4. Conocer a los niños fuera del aula

Para abordar el siguiente gran descubrimiento por parte de los animadores,


permitidme una anécdota concreta. Un día en el Oratorio de primero, observo que la
profesora del aula me mira con ojos atónitos que delatan su sorpresa. Yo había preguntado
sobre quién se acordaba de la Palabra que había aprendido la semana pasada. Un
muchacho levantó tímidamente su mano. En el gesto descubrí que la había levantado como
tantas veces, pero sin muchas esperanzas de ser atendido. No es el típico niño resuelto, y
además tiene un pequeño defecto a la hora de hablar. Aquel muchacho repitió la Palabra
exactamente.

Aquella mirada de la profesora fue aclarada a la hora de llegar al aula. Me comentó


que era uno de esos niños "grises", que aunque levantan la mano para responder nunca lo
hacen correctamente, y que parece estar ido a las explicaciones de clase. Esa misma escena
se ha ido repitiendo con cierta asiduidad a lo largo del curso pasado. Me imagino que la
imagen que esa profesora tiene del niño en cuestión habrá cambiado y cualitativamente a
mejor.

La experiencia del Oratorio esta ayudando a los profesores y profesoras a conocer a


sus alumnos de otra manera distinta, en una dimensión que no puede salir en clase, por el
clima de la oración, porque las condiciones son diferentes. Pero de la misma manera es una
posibilidad de que los niños puedan conocer a sus profesores en otra faceta.

3.5. Necesidad de sintonía

Y por último, otra de las grandes conversiones ha sido la propia oración de los
acompañantes. Al ser grupos pequeños el acompañante puede dedicarse a hacer oración.
Bien es verdad que atento a los niños del grupo, pero tampoco suelen manifestarse
conductas tan reprochables que hagan inviable la oración del acompañante. Se percibe una
necesidad por parte de los acompañantes de entrar en sintonía con la oración que se
propone.

La mayoría de los acompañantes, creo poder decir que, han entrado en la dinámica
del Oratorio y que ese momento les está sirviendo para tener auténticas experiencias de
oración. No bajan a la capilla como meros profesores, a mantener el orden y la disciplina.
En la mayoría de los casos olvidan su papel de profesor y entran perfectamente en la
dinámica de la sesión. A mí, personalmente, me gusta hacerles partícipes de la oración y
les suelo preguntar con frecuencia sobre los distintos temas que oramos.
48 Oratorio de niños

En algunos momentos también se han visto involucrados no por el director de la


oración, sino porque los mismos niños han querido la participación expresa de su profesor.
De manera especial al comienzo del curso, cuando empiezan las sesiones de Oratorio. En
el momento de repetir el versículo propuesto; y cuando ya parece que hemos repetido
todos, siempre suele haber algún niño que responde: “todos no, falta la profesora”. Por
supuesto que la profesora se ve desarmada ante tal comentario, pero es una invitación más
que explícita a ser partícipe activa en la sesión del Oratorio.

Igualmente se produce una necesidad de sintonía entre el director y el acompañante.


Al principio terminábamos la sesión y daba la sensación de que no había sucedido nada.
Poco a poco, y a raíz de las conversiones que hemos ido comentando, se han visto en la
necesidad de ir comentando los diversos aspectos del Oratorio: los temas, las palabras, las
actitudes a cuidar, propuestas para mejorar. Podemos decir que el Oratorio no es visto
como algo extraño, añadido a otra realidad, sin vínculo de unión. La sintonía entre
directores y acompañantes va haciendo del Oratorio un canal de comunicación entre los
misioneros claretianos y los profesores del colegio. Cada día más se ve el Oratorio en el
colegio como si hubiese estado funcionando desde siempre. Va creciendo en volumen e
intensidad y eso es bueno. Mejor, buenísimo.

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