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UNIDAD I: DISEÑO DE INFORMES TECNICOS

Unidad I: Elementos Formales y Cualidades de la Redacción en la Elaboración de


Informes Técnicos y de Investigación.
Signos de puntuación: La puntuación es un factor del que depende buena parte de la comprensión
de los mensajes escritos; dicho de otro modo, el uso de los signos de puntuación repercute
inevitablemente en la comprensión lectora. Desde un punto de vista textual, tal repertorio de signos
constituye un recurso elemental a la hora de organizar con claridad las ideas que expresamos en los
textos.

Al respecto, García (1998) destaca:

Los signos de puntuación son una parte importante para la total comprensión y correcta
expresión del texto escrito. Con los diversos signos de puntuación se pretende reproducir la
entonación que se utiliza en la lengua oral, es decir, cuando hablamos. El uso adecuado de la
puntuación permite evitar la ambigüedad en textos que, sin el uso de los signos de puntuación,
podrían tener interpretaciones diferentes. (p. 11)

Lo cierto es que la puntuación le da elegancia al escrito y en muchos casos una como mal ubicada
cambia totalmente el sentido de la frase.

La Oración: La oración es la unidad menor de significación que tiene un sentido completo. El elemento
principal de la oración es el verbo. Sin el verbo, no puede haber oración, y puede haber oración con sólo
enunciar un verbo. La oración acaba en pausa o en punto, es decir, tiene una entonación cerrada. El
elemento principal del sujeto es el nombre, y el elemento principal del predicado, es el verbo.

Proceso de Redacción: Se denomina redacción al proceso mediante el cual se estructura un


discurso escrito. La redacción es un arte, pero también una técnica. Es la medida que utiliza
determinados procederes que garantizan que el texto tenga coherencia. Nuestros artículos necesitan un
lenguaje preciso, coherente y correcto. Es necesario que el mensaje se transmita con facilidad para que
otros puedan comprender lo que queremos expresar. La mejor forma de aprender a redactar es
leyendo.

La redacción de acuerdo con Basulto (1993) es un proceso de pensamiento que consta de varios pasos
que se muestra a continuación:

 Clasificación de la tarea
 ¿Qué escribiré?

 ¿Cómo puedo escribirlo?

 ¿Por qué escribiré de esa forma?


 Producción de ideas y planificación de objeto
 Bosquejos

 Mapas de conceptos

 Preguntas

 Borrador
 Siguiendo tu mapa comienzas a escribir

 Edición
 Finalizado tu trabajo, tendrás que revisarlo varias veces. Consulta con colegas docentes.

Redacción es una actividad comunicativa de primer orden, que implica un estado cultural avanzado de
quien la ejercita. En torno a ella giran, pues, las características o cualidades de la buena redacción, las
cuales son:

1. Claridad: Característica primera de la buena redacción es la claridad. Si la intención de quienes


escribimos es que nos entienda un amplio público, esto nos exige claridad en las ideas y
transparencia expositiva; es decir “visión clara de los hechos o de las ideas y exposición neta y
tersa de los mismos”. A la claridad mental o de ideas debe corresponder un lenguaje fácil,
basado en palabras transparentes y frases breves, con el firme propósito de que el pensamiento
de quien escribe llegue a la mente del lector desde la primera lectura del escrito. Además, que
claridad significa expresión al alcance de un hombre de cultura media y, por tanto, quiere decir:
pensamiento diáfano, conceptos bien digeridos y exposición limpia, con sintaxis correcta y
vocabulario o léxico al alcance de la mayoría, ni preciosista ni demasiado técnico. La claridad
obliga a escribir oraciones claras que formarán párrafos claros, así como a hilvanar esos párrafos
de la mejor manera.
2. Concisión: Otra obligación de la prosa es la concisión, virtud o cualidad que consiste en decir
lo más con lo menos, ahorrar palabras y evitar lo innecesario. Sobre esta segunda cualidad de la
buena redacción, sólo debemos emplear aquellas palabras que sean absolutamente precisas
para expresar lo que queremos decir. La falta de concisión es el defecto general de los que
empiezan a escribir... La concisión es cuestión de trabajo. Es preciso limpiar el estilo, cribarlo,
pasarlo por el tamiz, quitarle la paja, clarificarlo... es preciso evitar lo superfluo, la verborrea, la
redundancia, el titubeo expresivo y el añadido de ideas secundarias que nada fortalecen, sino
que más bien la debilitan. Genera rapidez y viveza en el estilo de nuestra redacción, mediante el
empleo de verbos activos y dinámicos.
3. Sencillez: Uno y otro autor identifican la sencillez -que consiste en emplear palabras de uso
común como tercera cualidad de la buena redacción. la sencillez no quiere decir vulgaridad; que
con palabras de uso común se pueden expresar elevados pensamientos, y que esta obligación
del buen redactor va de la mano con la naturalidad. Ser sencillo es huir de lo enredado. Sencillo
es aquel escritor que utiliza palabras de fácil comprensión; y natural, quien al escribir se sirve de
su propio vocabulario, de su habitual modo expresivo. La sencillez como una rara virtud, que se
refiere tanto a la construcción de las frases y a su enlace como al lenguaje empleado. En todo
acto de escritura incide, desde luego, la variedad de fuentes, autores y enfoques teóricos con
que cuenta quien se dispone a escribir, pero en todo caso es fundamental el empleo correcto
del idioma nativo mediante la práctica sistemática, cotidiana, rigurosa y disciplinada de la
ortografía, la sintaxis y la puntuación. El máximo criterio de validez en este asunto es la práctica;
sólo se aprende a escribir escribiendo y corrigiendo nosotros mismos, y con personas calificadas
en el arte de redactar, una y otra vez, los textos que escribimos. Hay que considerar la
presentación cuidadosa y ordenada de nuestros escritos: desde la limpieza y la numeración de
las páginas del mismo hasta el uso adecuado de las notas de pie de página, las referencias
bibliográficas, los títulos y subtítulos y la nomenclatura que usamos para ordenar nuestro tema.
Hay que subrayar la importancia de elegir acertadamente el tema que se va a tratar en un
escrito; recopilar cuidadosamente los datos necesarios para su desarrollo, ordenar y clasificar la
información; formular el plan general del escrito; redactar y reformular el borrador; redactar el
trabajo definitivo, y revisarlo cuidadosamente antes de la presentación a sus lectores o
destinatarios.

Las tres etapas lógicas del proceso de redacción son: planificación, redacción y
revisión. Deben realizarse en ese orden:

1. Planificación: Esta primera etapa consiste en analizar cuidadosamente el tema y en


aclarar las ideas que se desea comunicar. Solo se puede escribir acerca de lo que se sabe,
pero hay que tener muy claro el contenido del mensaje que se piensa transmitir. Es
necesario contar con suficiente información; tener a la mano cifras, datos, fechas, citas y
poner en claro mediante una guía o un esquema el orden en que deberán aparecer en el
escrito. Igualmente, nadie podría redactar un texto serio sin haber planificado su contenido
y haber preparado una guía o esquema, es decir una lista ordenada de los puntos que debe
tratar.

2. Redacción: La segunda etapa consiste en expresar por escrito las ideas o conceptos
bosquejados en la guía ya preparada. La redacción es la codificación de las ideas: el ponerlas
en el código idioma escrito. En esta etapa no debe ser necesario pensar en que decir sino en
cómo decirlo. Durante la etapa de redacción se debería escribir lo más rápidamente posible,
sin preocuparse de la corrección ni del estilo. Lo que se está escribiendo es simplemente un
borrador. Mientras más rápido escriba más natural y espontáneo resultará el escrito; será
más agradable y “fresco”. Si duda de la conveniencia de algún termino y preferiría encontrar
un sinónimo subraye la palabra sospechosa y continué escribiendo. En la etapa de la revisión
se ocupará de buscar un sinónimo de la palabra marcada.

3. Revisión: Si hemos preparado un buen esquema basado en el análisis y contábamos


con suficiente información sobre el tema, y si hemos redactado muy rápidamente siguiendo
el esquema, lo que tendremos ahora será un borrador que hay que revisar y corregir. Luego
lo revisaremos y criticaremos como si se tratara de obra ajena. El acabado de una obra es
tan importante como su planificación y construcción.

Textos Expositivos y Argumentativos: El texto expositivo presenta un tema con la intención de


mostrar, explicar y hacer comprensible su información a otras personas (libros de texto, exámenes,
entre otros) el mundo científico (conferencias, monografías y otros) y en el periodismo (artículos y
revistas). Puede darse en forma oral o escrita.

De acuerdo con Quesada (1998):

“La actitud la propia de este tipo de texto es la objetividad asociada a la función referencial del
lenguaje. Los textos expositivos se usan para presentar o aclarar el sentido real o verdadero de
una palabra, texto o doctrina” (p. 78).

La exposición puede presentar dos grados de dificultad:

1. Exposición divulgativa: Normalmente el emisor presenta temas de interés general para un


público que desconoce aquello que se va a exponer. La intención es didáctica: enseñar y
conseguir que el receptor comprenda el mensaje. La estructura es ordenada y el lenguaje claro y
sin tecnicismos.

2. Exposición especializada o técnica: Usamos este tipo de exposiciones cuando el receptor


cuenta con conocimientos previos sobre el tema. El emisor, por su parte, suele ser un
especialista en la materia. La intención es dar a conocer unos contenidos sin ninguna pretensión
didáctica. La estructura suele ser ordenada y precisa y el lenguaje utilizado, específico de un
área de conocimiento y técnico (abundan los tecnicismos).

En cuanto a los géneros, los textos expositivos se adscriben a las siguientes formas del discurso: Trabajos
de investigación; Tesis, Monografías; Exámenes; Análisis y comentarios; Artículos, informes,
conferencias, disertaciones, libros de texto, ensayos, entre otros. El texto argumentativo pretende
defender o rebatir una idea o una opinión mediante una serie de razones o argumentos, hecho que
implica, en ocasiones una actitud subjetiva por parte del emisor. Dado que su finalidad es convencer al
receptor, modificar su juicio, condicionar su manera de actuar.

Quesada (1998) afirma, que:

“La función predominante en la argumentación es la conativa, aunque también se presenta la


referencial y la poética. Mediante este tipo de textos defendemos o rechazamos, aportando
razones diversas, alguna idea, proyecto o pensamiento” (p. 89)
El emisor usa esta forma discursiva para intentar convencer al receptor y utiliza para ello distintos
argumentos. Cuando argumentamos tratamos de dar validez a nuestra opinión o a la de otros o,
también, podemos rechazar aquello que no nos interesa. Por este motivo, este tipo de textos suele
tener carácter subjetivo. La intención de este tipo de textos se relaciona directamente con la función
apelativa del lenguaje: persuadir, convencer, aconsejar, sugerir implican una respuesta por parte del
receptor y, dependiendo de la misma, el emisor verá o no cumplido su objetivo.

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